5. -¡ Mamá! mi bicicleta no está, se la robaron.
-¿Cuál bicicleta Beto? tú no tienes una
bicicleta.
-Claro que sí, mamá. Todos los días voy al
parque de enfrente a pasear con mi bici -dijo
Beto un poco enojado, no le gustaba que su
mamá le hiciera una broma, en un momento
tan importante como ése.
-No hay ningún parque Beto, asómate a la
ventana y verás que frente a la casa sólo hay
edificios.
6. Beto se asomó a la ventana, ¡no podía creer lo
que veía! Era verdad, frente a su casa sólo
había edificios.
7. ¿Cómo era posible eso? ¿cómo podía
desaparecer un parque y una bicicleta sin dejar
ningún rastro? ¿Y por qué su mamá no se
acordaba de nada?
-Aquí pasa algo muy extraño -dijo Beto.
-Sí, seguramente soñaste que tenías una
bicicleta -dijo su mamá muy seria-. Mira, mejor
saca a pasear a Bob, que debe tener muchas
ganas de ir a caminar. Dale la vuelta a la
cuadra y acuérdate de llevar una bolsita para
que recojas su popó.
8. -¿Quién es Bob? -preguntó Beto.
-¡Cómo que quién es Bob! pues tu perro.
En ese momento se escuchó un ladrido, como
si Bob se hubiera ofendido porque su dueño
no lo recordaba.
9. -¡Soy alérgico a los perros! -dijo Beto.
- Claro que no, Beto. Deja de jugar y saca a
Bob.
Beto obedeció a su mamá, pero estaba
confundido. ¿De verdad había soñado lo de su
bicicleta roja?
-Creo que estoy soñando que tengo un perro -
dijo Beto en voz alta-, mañana voy a despertar
y tendré mi bicicleta roja. ¡Qué mal! me gusta
mucho tener un perro, pero en la vida real soy
alérgico a los animales.
10. Beto decidió aprovechar el sueño y jugar con
ese perro que en realidad sólo existía en su
mente. Al llegar la noche se despidió muy triste
del hermoso animal.
-Hasta pronto, Bob, prometo regresar cada
noche en mis sueños.
Al despertar Beto corrió para buscar su
bicicleta roja. ¡Ahí estaba! pero Bob había
desaparecido.
11. Beto se sintió un poquito triste, pero cada
noche regresaba a esa dimensión extraña, en
donde tenía a Bob y no tenía su bicicleta roja.