1. SANDRA DÍAZ PÉREZ
1ºB EDUCACIÓN INFANTIL
FACULTAD DE EDUCACIÓN
UNIVERSIDAD CASTILLA-LA MANCHA
PROCESO EDUCATIVO EN LA ETAPA INFANTIL
DANIEL RODRIGUEZ ARENAS
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INDICE
Definir la conducta-problema 3
Ficha de registro 3
Consecuencias posteriores y soluciones 4
o Retirar la atención
o Prestar atención a las buenas conductas
o Retirar otras recompensas
o Tiempo fuera
o Castigo
Consecuencias anteriores y soluciones 6
o Cambiar el escenario
o Empezar poco a poco
o Enseñar nuevas habilidades
o Dar ejemplo
o Contratos
Conclusión 6
Webgrafía 6
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Juan es una niño de 3 años que cuando llega al colegio llora, grita y
patalea sistemáticamente por una excesiva "ansiedad por separación" de
sus padres.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA MODIFICAR SU CONDUCTA?
En primer lugar, debemos definir correctamente la conducta-problema.
En muchas ocasiones definimos las conductas de un modo subjetivo: “ansiedad por
separación”. Esta definición no nos permite comprender con claridad lo que se quiere decir. El
objetivo es comprender qué es realmente lo que ha ocurrido: “Llega al colegio, llora, grita y
patalea”.
Al explicar objetivamente la conducta comprenderemos mejor a nuestros alumnos y seremos
más justos.
Para poder describir con claridad y exactitud las conductas es necesario observarlas. Estas
observaciones las podemos hacer a lo largo del día, en momentos concretos del día, en
situaciones específicas o en otras condiciones que fijemos de antemano. En este caso, cuando
Juan vaya al colegio.
El siguiente paso será apuntar esas observaciones en una ficha de registro con el fin de que no
se no se deformen con el tiempo. En nuestros registros podemos anotar:
- ¿Qué hace, dice o siente Juan?
Se anota cuantas veces (a lo largo del día, a la semana, al mes) repite esa conducta,
cuánto tiempo le dura esa conducta, y la intensidad del comportamiento.
- ¿Dónde ocurren esas conductas?
- ¿Cuándo ocurre?
- ¿Qué ocurre después?
En este caso podríamos decir:
¿Qué hace? Llora, grita y patalea.
¿Dónde ocurre? En el colegio
¿Cuándo ocurre? Cuando llega al colegio
¿Qué ocurre después? Nos falta este dato.
Al realizar la ficha de registro nos daremos cuenta de que el comportamiento de Juan se
produce por un motivo concreto. Ante la conducta trataremos de responder siempre a una
pregunta clave:
¿Qué ocurre después, cómo respondemos, qué hacemos nosotros a continuación?
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Si la conducta de un niño va acompañada de un premio, recompensa o reforzador, el niño la
repetirá con más frecuencia en el futuro y estará aprendiendo mejor.
Una opción sería aportar un reforzador positivo, ya sea social, material o una actividad que le
resulte agradable para aprender una buena conducta, o que extinga la conducta deseada.
También puede ocurrir que el causante de esa consecuencia surja antes de la conducta, en ese
caso tendríamos que preguntarnos:
¿Qué ha pasado antes de que el niño manifieste su conducta, qué circunstancias y qué
personas están presentes cuando él actúa?
A menudo los niños manifiestan ciertas conductas sólo en determinadas situaciones y
circunstancias, en presencia de determinadas personas, y ante unos estímulos concretos.
Si una circunstancia, persona o estímulo están presentes para el niño cuando una conducta
suya va seguida de una consecuencia agradable, la conducta ocurrirá con mayor probabilidad
en presencia de esas circunstancias. En el caso de Juan, si las rabietas van seguidas de un
reforzador positivo en el colegio con la profesora, es probable que la conducta se repita
siempre en ese ambiente, y no cuando el niño se separa porque se queda en casa de un
familiar.
Las instrucciones que en silencio, cuchicheando o en voz alta se dice a sí mismo un niño
inmediatamente antes o mientras ejecuta una acción son estímulos antecedentes de auto-
control que pueden influir poderosamente en su desempeño.
Todo el aprendizaje del niño, habilidades y conductas de las que dispone son antecedentes
que influyen en su conducta actual, junto con los antecedentes inmediatos.
Una de las circunstancias antecedentes que más influyen en los niños es el comportamiento de
otra persona que realiza esa acción. En el caso de Juan, quizá haya visto a algún otro niño
realizar el mismo comportamiento y lo imite.
La enseñanza por modelos unida al reforzamiento positivo dado al niño por imitar lo que le
mostramos, es una estrategia eficaz cuando queremos que un niño aprenda una conducta
nueva.
Para intervenir de manera eficaz en el problema presentado, debemos adoptar una actitud
serena, pensar en las alternativas de cambio y recorrer los pasos previos. El dramatismo,
irritación y nerviosismo lo único que hacen es agravar el problema e impedirnos pensar en su
solución.
1. Si pretendemos cambiar la conducta por las consecuencias, podemos:
- Retirar la atención: consiste en ignorar al niño cuando presenta una conducta
inadecuada. Cuando le quitamos la atención comprueba que al realizar esa conducta
no consigue su objetivo. Este procedimiento requiere mucha paciencia y autocontrol
por parte del adulto. Al comienzo, el niño aumentará su conducta intentando que de
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ese modo le prestemos atención, pero si nos mantenemos firmes haciendo extinción
aprenderá esa conducta.
- Prestar atención a conductas positivas y contrarias a las no deseadas: es conveniente
reforzar las buenas conductas antes que las malas. Consiste en estar atentos para
observar qué conductas son buenas para poder reforzarlas, sin añadir reproches o
comentarios sobre la conducta inadecuada.
- Retirar otras recompensas: suprimir ciertos acontecimientos agradables (ver la
televisión, tener la puerta abierta a la hora de acostarse,…) si manifiesta conductas
inadecuadas.
- Tiempo fuera: sacar al niño de la situación donde muestra la conducta inadecuada y
trasladarle a un lugar donde no exista la posibilidad de reforzar ese comportamiento.
Es necesario establecer unas reglas: el traslado debe hacerse inmediatamente después
de la conducta y debe tener un periodo de reflexión de tres minutos por años que
tenga el niño.
- El castigo: existen ciertos castigos que en ninguna circunstancia debe darse puesto que
puede ocasionar daños físicos y morales al niño, se distanciará de la persona que le ha
castigado, puede actuar como un reforzador positivo al darle atención al niño, puede
llegar a acostumbrarse repitiendo de nuevo la conducta, no sirve para reconstruir un
repertorio de conductas adecuadas.
En cambio, hay ciertos castigos que pueden surgir efecto siempre y cuando el niño
tenga un repertorio de conductas positivas, si sabe comportarse bien de la manera que
la situación lo requiere. Si no es así, no se debe castigar puesto que no enseña la
conducta adecuada, sólo se enseña a no hacer la conducta negativa. En tal caso
debemos enseñarle a cómo comportarse de manera adecuada en vez de castigarle.
Si posee la conducta adecuada, y hemos probado con firmeza las otras soluciones, el
castigo debe ser inmediato, justo, sin carga emocional, manteniendo la calma, y no
castigando a la persona sino al comportamiento. Es muy eficaz si aplicamos la
consecuencia negativa más natural al hecho que lo provoca: arreglar la situación.
En el caso de Juan, empezaríamos con una retirada de atención por parte de los padres y
profesionales. Es probable que Juan patalee y llore al comprobar que sus padres se vuelven
cuando van a dejarle en el colegio, o que los profesores le prestan más atención y cariño.
Si esto no surge efecto, la siguiente solución sería prestar atención a las conductas agradables
que haga restándole importancia al hecho de llorar cuando entra al colegio. Si esto tampoco
sirve, procederemos a emplear el “tiempo fuera”, intentando mostrarle que esa no es la mejor
conducta si pretende participar y que le prestemos atención. Si a pesar de ello, la conducta
sigue apareciendo, procederemos a retirar otras recompensas, y en último lugar el castigo.
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2. Si pretendemos cambiar la conducta por los antecedentes, encontramos:
- Cambiar el escenario: consiste en modificar pequeños cambios en los hechos
anteriores para intentar cambiar su conducta. Cambiarle el asiento, despertarle unos
minutos antes, hablar con él en casa, etc. Para saber qué cambios hacer puede ser útil
analizar cuáles y cómo son las situaciones en las que el problema no aparece.
- Empezar por lo más fácil e ir poco a poco: por ejemplo si un niño tiene miedo a la
oscuridad quizás tengamos que reforzarle cuando sea capaz de estar tranquilamente
en una habitación sin luz durante el día antes de pretender que deje de asustarse en
una habitación a oscuras y por la noche.
- Enseñarle nuevas habilidades: en lugar de hacer reproches, le damos la oportunidad
de aprender habilidades nuevas (vestirse solo, nuevos juegos, normas de cortesía,
autoinstrucciones…) y le damos sugerencias de cómo comportarse en una
circunstancia determinada.
- Dar ejemplo: ser un buen modelo para el niño mediante nuestro propio
comportamiento.
- Contratos: realizar acuerdos mediante el diálogo. Hablamos con el niño de los
inconvenientes que acarrea su problema de conducta, escuchamos sus razones y le
decimos que nos gustaría que cambiara. A la vez mostramos también nosotros
disposición a cambiar, acordamos qué cambios debe realizar él y qué cambios
debemos realizar nosotros.
Si intentamos modificar su conducta mediante estas soluciones, empezaríamos por cambiar el
escenario. Quizá Juan quiera estar un poco más con sus padres antes de entrar al colegio, así
que deberían levantarse 10 minutos antes para probarlo. También podríamos ir restando
importancia al asunto de patalear, es decir, dejar de prestarle atención poco a poco.
Podríamos enseñarle lo que se debe hacer cuando se llega al colegio, es probable que no lo
conozca. Por último, podríamos tratar un acuerdo entre Juan y sus padres o los profesores. Si
deja de comportarse así con el tiempo se le podría dar una recompensa.
En conclusión. En primer lugar deberíamos conocer al niño, apuntar los antecedentes y
consecuentes de su conducta, el lugar donde se produce, el tiempo que dura, etc. En segundo
lugar determinar la solución más acertada, modificando esta solución siempre y cuando no
funcione. Empezando por cambiar el escenario, de lo fácil a lo difícil, retirada de atención, dar
ejemplo, enseñar buenas conductas, contratos, prestar atención a conductas agradables,
tiempo fuera, retirar otras recompensas y en último lugar el castigo. Se debe ser paciente,
tener autocontrol, confianza y ser justo. Si se aplica todo esto, la conducta de Juan cambiará.
WEBGRAFÍA
http://trinidadbonet.com/index.php?option=com_content&view=article&id=24&Itemid=16