Este documento describe tres tipos de bloqueos creativos: cognoscitivos, emotivos y culturales. Los bloqueos cognoscitivos son mentales y afectan la percepción y perspectiva. Los bloqueos emotivos derivan de emociones como el miedo a equivocarse o hacer el ridículo. Los bloqueos culturales surgen de normas sociales como la necesidad de adaptación o búsqueda de beneficios. También analiza el concepto de "miedo a la libertad" de Erich Fromm y cómo este miedo al aislamiento puede limitar
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Tema 5. Rompiendo las barreras.
1. Los bloqueos creativos.
Como acostumbro a hacer, comenzaré por acudir a la RAE para descubrir qué significa
exactamente “bloquear”, puesto que, a estas alturas, el concepto de creatividad lo tenemos más que
asentado.
Y lo que nos dice la RAE es lo siguiente:
Bloquear:
a. f. Interceptar, obstruir, cerrar el paso.
b. f. Impedir el funcionamiento normal de algo.
c. f. Dificultar, entorpecer la realización de un proceso.
Por lo tanto, teniendo claro qué se conoce por bloquear y teniendo igual de claro qué es la
creatividad podríamos definir un “bloqueo creativo” como una fuerza (sea del tipo que sea) que nos
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impide, nos entorpece, nos dificulta ser creativos.
Lo que debemos saber, ahora, es qué tipos de bloqueos nos podemos encontrar y cómo
clasificar esas “fuerzas” que nos impiden ser creativos.
La mayor parte de autores coinciden en clasificar estos bloqueos en tres grandes grupos:
cognoscitivos, emotivos y culturales.
1.1. Bloqueos cognoscitivos.
Podríamos resumirlo diciendo que los bloqueos cognoscitivos son los bloqueos mentales.
Son bloqueos que afectan a nuestra percepción, enfoque y perspectiva de los problemas.
Nos hacen ser incapaces de darle otro enfoque a una determinada idea, de adoptar otra
perspectiva, de buscar otros caminos .. lo que hace que nos estanquemos mentalmente en una
determinada solución aunque no sea la más creativa.
Algunos autores también lo denominan “bloqueos de la percepción”, por esta influencia de
la percepción en el problema. Algunos ejemplos de bloqueos cognoscitivos:
La incapacidad de aislar un problema: cuando afrontamos un planteamiento sin tener
clara la finalidad. Por diversas razones podemos no conseguir aislar el problema a resolver o el
objetivo a alcanzar (y no se puede trabajar en algo sin tener un objetivo claro).
Pasar por alto la obviedad: a veces centrarse en un aspecto demasiado profundo difícil
hace que no tengamos en cuenta los aspectos más obvios y fundamentales. Si acudimos a esa base o
fundamento podemos lograr un nuevo planteamiento del problema.
La falta de comprensión: si no se entiende cuál es el problema, difícilmente se va a poder
llegar a un planteamiento correcto. Entender todos los aspectos que rodean a la idea a trabajar es
fundamental.
1.2. Bloqueos emotivos.
Los bloqueos emotivos son aquellos relacionados con las emociones o los sentimientos. Es
decir, son aquellos que están dentro de nosotros mismos, y que dificultan la creatividad.
Los sentimientos y las emociones de una persona siempre afectan a la actividad de una
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persona. Dependemos de nuestros sentimientos y emociones para superar cualquier tipo de
circunstancia y, además, y en determinados casos, estas emociones pueden provocarnos un bloqueo
mental que impida y entorpezca nuestra creatividad.
La clave a la hora de hablar de las emociones de una persona está en su clasificación, puesto
que podemos encontrarnos con emociones tanto positivas como negativas, y ambas pueden
llevarnos a un resultado mejor o peor en cualquier situación de nuestras vidas. Esto, aplicado a la
creatividad, conlleva que una sobrecarga de emociones o sentimientos (ya sean positivos o
negativos) en según que circunstancias, o una falta de los mismos, puede provocar un bloqueo
creativo en la perosna.
Algunos ejemplos de bloqueos emotivos:
Miedo a hacer el ridículo: muchas veces la persona piensa que su idea va a ser ridícula, y
no la expone a los demás; es uno de los bloqueos emotivos más frecuentes. Muchas veces esas ideas
no expuestas resultaban no ser tan ridículas, perdiéndose así una gran solución. No conviene, por
tanto, guardarse ideas (por muy locas que sean) pensando que van a ser ridículas, pues nunca se
sabe si de ella derivará el planteamiento definitivo.
Miedo a equivocarse: el miedo a equivocarse ante los demás, al igual que el miedo a hacer
el ridículo, hace que muchas ideas creativas jamás salgan a la luz. Este miedo suele aparecer ante
situaciones nuevas (nuevos grupos, nuevos problemas...) y debe ser superado por la persona, pues al
fin y al cabo todos pueden equivocarse.
Aferrarse a la primera idea: muchas veces la falta de motivación, el orgullo, etc hace que
nos quedemos con la primera idea que se nos ha ocurrido, sin considerar otros posibles
planteamientos. Pero los múltiples enfoques y alternativas son los que nos llevan a una solución
final verdaderamente creativa, por lo que adoptar la primera idea que tengamos como única posible
es un error.
Miedo a la novedad: las personas se suelen buscar la seguridad en su actividad. Pero esta
seguridad en los procesos, métodos o formas puede hacer que se rechace cualquier idea novedosa y
poco frecuente, reduciendo considerablemente la posibilidad de que la solución sea creativa (pues
aferrarse a "cosas conocidas" no suele llevar a la innovación).
1.3 Bloqueos culturales.
Son bloqueos que derivan de la sociedad. Ya que esta crea una serie de reglas de conducta y
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pensamiento que afectan a la actitud creadora de los individuos.
La sociedad ejerce una presión sobre cada uno de nosotros como individuos y como parte de
la misma, por lo que, esta presión, en muchas ocasiones, puede dificultar nuestro día a día y ofrecer
una serie de obstáculos a la hora de llevar a cabo ciertas tareas.
Por lo tanto, de la misma manera que estas normas de conducta o estos “clichés” sociales
nos provocan incertidumbre e influyen en nuestra manera de actuar, también pueden poner
obstáculos a la hora de crear algo.
Estos obstáculos se traducen en bloqueos creativos, denominados como “bloqueos
culturales” debido a que están provocados, precisamente, por esta serie de normativas culturales
que ejerce la sociedad sobre cada individuo.
Algunos ejemplos de bloqueos culturales:
El deseo de adaptarse a esa norma establecida: mucha gente no quiere ser o parecer
diferente, de manera que piensa que su integración completa en la sociedad supone no exponer
ideas o planteamientos que puedan no gustar.
La competencia extrema: la excesiva preocupación por la competencia y lo que hacen los
demás puede nublar nuestra creatividad, incapacitándonos para dar enfoques distintos de los de los
demás e impidiéndonos desarrollar una idea realmente creativa.
La búsqueda continua de beneficios: en la sociedad actual muchas veces se busca solo el
beneficio directo, sin tener en cuenta o valorar las ideas que suponen una inversión a largo plazo.
Esta necesidad de obtención de beneficios constituye otro bloqueo para el creativo.
La mala fama o mala prensa que se puede derivar: una idea creativa que choque con el
pensamiento general puede generar una mala prensa que perjudique después al creativo, y que tenga
consecuencias negativas (aislamiento, falta de valoración...). Esta posible consecuencia puede
influir de forma coactiva en la actitud y la creatividad del individuo.
2. El miedo a la libertad
El miedo a la libertad es un libro de Erich Fromm, en este se desarrolla un ensayo en el cual
Erich trata de acercarnos al miedo al que se ven sometidos los individuos en las diferentes
sociedades occidentales actuales.
Lo que Erich nos explica en su libro es como la libertad del individuo puede convertirse, a
través de sus ojos, en cierto aislamiento de la sociedad. Y eso es a lo que el ser humano tiene miedo,
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puesto que, aunque la libertad implica una serie de connotaciones positivas, si lo llevamos al
extremo podemos ver cómo aparece el miedo al aislamiento, el miedo a dejar de formar parte de la
sociedad, algo que el ser humano necesita.
Erich Fromm expone que en base a estas situaciones el hombre no parece vivir una libertad
real, sino una aparente que se basa (de nuevo) en las normas de conducta y pensamiento generales
que impone la sociedad.
A la hora de aplicar estos conceptos a la creatividad, hay que verlo desde el siguiente punto
de vista: el miedo a esta “libertad” que nos propone Fromm tiene una clara vinculación con la
actitud creativa del individuo y los anteriormente citados bloqueos creativos.
La creatividad de los individuos depende, sobretodo, de una serie de actitudes particulares,
singulares e inéditas que se alejan de la generalidad y de lo que hacen todos los demás, y es por esto
por lo que este miedo al exceso de “libertad” o al aislamiento puede provocar que el individuo se
refugie demasiado en el grupo y pierda ese concepto particular que le hace creativo, que le hace
único entre los demás.
Podríamos estar hablando, entonces, a la hora de nombrar este miedo a la libertad, de algo
así como un bloqueo cultural más de la creatividad.
3. Los contextos de la actividad creadora
Podemos encontrar creatividad en todos los campos de la actividad del hombre: desde la
pintura, el cine o la música hasta la ingeniería o la medicina, aparentemente campos más técnicos a
la hora de trabajar.
Es por esto por lo que tratar de establecer unos contextos de la actividad creadora no tiene
mucho sentido, puesto que no existe un número limitado de contextos, y dependiendo de las
exigencias de cada momento, la creatividad juega un papel clave y necesario que depende del
momento y, obviamente, del contexto en que se encuentre el individuo.
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Bibliografía:
García García, Francisco. Notas de la asignatura “Métodos de Creatividad”, UCM, Curso
2010-2011.
Fromm, Erich. El miedo a la libertad.
L. Simberg, Alvin. Los obstáculos de la creatividad.
www.rae.es