El documento describe la historia y trabajo de la organización FAPAS (Fundación Oso Pardo) en Asturias. Comenzó como una idea entre Gijón y Llanes para comprar derechos de caza y proteger especies. Aunque escéptico al principio, el autor reconoce que FAPAS ha hecho importantes contribuciones como el retorno del quebrantahuesos y la certificación de daños causados por osos. El documento se enfoca en Alfonso Hartasánchez, quien se instaló en Villar de Vildas en 1985 para certificar da
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LA NUEVA ESPAÑA
Asturias Domingo, 8 de julio de 2018
Víctor
M.VÁZQUEZ
Miembro numerario
permanente del
Real Instituto de
Estudios Asturianos
He de confesar que cuando ha-
ce muchos, pero muchos años,
Ernesto Junco me habló de la
idea que se estaba cocinando en-
tre Gijón y Llanes de crear una
organización activista para com-
prar derechos de caza y cosas pa-
recidas, yo era muy escéptico a
que aquello llegara a funcionar;
eran las tardes de reuniones en
ANA, en las que yo participaba,
así como en algunas tareas de la
organización. Por ello, cuando se
creó el FAPAS y comenzaban a
editar sus folletos sobre buitres y
osos, cuando presentaron en San
Esteban de Cuñaba la idea del
retorno de los quebrantahuesos a
los Picos de Europa y, sobre to-
do, cuando se instalaron en So-
miedo, para colaborar con el Go-
bierno regional en la peritación
de daños de oso pardo, mi escep-
ticismo iba en aumento, pues no
alcanzaba a entender qué era lo
que había tras aquellas siglas.
De los hermanos Hartasán-
chez solo conocía a Roberto, pre-
sidente de la organización, y, en
una visita a Villar de Vildas, co-
mandada por el primer consejero
de Agricultura, Jesús Arango,
con comida campestre en La
Pornacal, cortesía de Lolo Juani-
to, como no podía ser menos, vi
por primera vez aAlfonso con su
perro “Otto”. Creo que, hasta el
episodio del rescate de “Paca” y
“Tola”, cuando telefoneé a Ro-
berto para felicitarlo, no había
vuelto a coincidir, o casi, con
ninguno de los hermanos. Tras
mi llegada a la dirección general
de Recursos Naturales y Protec-
ción Ambiental y después de
unos primeros desencuentros, mi
reconciliación con el FAPAS su-
puso un trato más frecuente con
el pequeño de los Hartasánchez,
que abrió mis ojos a lo que real-
mente estaba sucediendo con el
oso pardo y, sobre todo, a lo que
era el trabajo silencioso y casi
oculto de la organización.
Una tarde de
truena entre neblina
La conversación con Alfonso
Hartasánchez (Gijón 1963), tran-
SOMIEDO SOÑADO | 5
“Otto”, el infalible detector de osos
El perro alsaciano de Alfonso Hartasánchez, instrumento
fundamental en las reclamaciones de daños: ante reses
atacadas por plantígrados, ladraba; cuando había un
intento de fraude, ni se inmutaba
quila y relajada, en la que muestra
unos ademanes y una dicción que
delatan su esmerada educación de
familia ilustrada–dos colegios re-
ligiosos y bachiller en el Instituto
Jovellanos– se desarrolla en Cau-
nedo, mientras degustamos unos
cafés y observamos, a través de
las ventanas, la tormenta desatada
y los aguaceros que arroja, entre
los jirones de niebla instalados de
continuo desde los pasados días.
Hacia 1981, cuando comienza a
fraguar la idea del FAPAS,Alfon-
so se instala en Llanes en la casa
familiar, y en 1985, tras la firma
de un convenio con la consejería
de Agricultura y Pesca, para la
certificacióndelosdañosquepro-
ducía el oso pardo, se establece en
Villar de Vildas, hasta 1992, año
enquesetrasladaalvecinoCorés,
en donde sigue habitando en la
actualidad.
El por qué Somiedo y el por
qué Villar tiene una explicación
fácil, pues Roberto y su insepara-
ble Benigno Varillas, frecuenta-
ban el alto valle del Pigüeña des-
de los años 70 del pasado siglo,
viviendo aventuras, faunísticas y
fantásticas, en casi todos sus ratos
libres y vacaciones juveniles.
Para trabajar con el oso pardo,
en un contexto como el asturiano
en el que la fauna convive en un
ambiente humanizado, era indis-
pensable instalarse en el medio y
Villar reunía las mejores condi-
ciones.Delososepuedenestudiar
muchas cosas, personalmenteAl-
fonso se inclina por sus aspectos
ecológicos y de relación con el
hombre, de ahí que siga engan-