El Imperio Romano se estableció en el 27 a.C bajo el emperador Augusto, quien estableció la Pax Romana y dividió las provincias. Los siguientes emperadores, como Diocleciano y Constantino, transformaron aún más el imperio, estableciendo la tetrarquía y trasladando la capital a Constantinopla. El imperio también experimentó un auge económico basado en la agricultura y el comercio, aunque dependía en gran medida del trabajo esclavo.