General Motors comenzó la producción de motores flexibles en su planta en Rosario, Argentina. Estos motores pueden usar alcohol, nafta o una mezcla de ambos como combustible. La planta producirá 2000 motores por mes destinados al mercado brasileño. Los ejecutivos de GM ven esta tecnología como el futuro y esperan que cuando Argentina apruebe el uso de biocombustibles, la planta pueda abastecer el mercado local también.