Los poemas describen la belleza de las estrellas y la soledad que sienten los observadores al verlas desde la distancia. Uno habla del dolor que reflejan las estrellas y la paz que transmiten. Otro describe el amor entre dos estrellas que comparten la misma llama a pesar de la distancia. El último usa una estrella errante como metáfora para expresar una vida sin rumbo.
1. • Me cautivas con tu belleza y no te puedo dejar de admirar
Tu destello es tan hermoso que no se compara con nada que haya visto
jamás
Y cada vez que te miro me recuerdas a mi aun más
Alguien solitario que solo quiere brillar
Entre miles de estrellas que su luz jamas podre alcanzar
2. • No van ni vienen
pero siempre tienen
un dolor profundo,
el dolor del mundo
reflejado en ellas.
Como son muy bellas
el hombre las mira
y desde abajo admira
esa ansiada paz
que no encuentra acá.
Hermosas estrellas,
grandes y pequeñas,
enanas, gigantes,
mas siempre distantes
en el cielo están
dándole a la noche
dimensión infinita,
luz de eternidad.
3. • una habitación para cada
cosa, un espacio tan profundo
más allá del corazón
En la vida no fijamos
en que las cosas se hacen
dependiendo del reflejo
que se habita en cada ser
4. • Érase una vez,
entre los confines del espacio interestelar,
había una estrella, tan brillante,
tan acostumbrada a ser amada de lejos,
separada de su llama gemela,
ya resignada, era otra estrella,
brillando hacia ella,
de igual manera a como ella lo hacía,
era tanta la energía que irradiaba
aquella pareja, era tanta, que,
cruzaba de firmamento a firmamento,
regalándose una a la otra sus destellos,
un romance entre la obscuridad,
dándose besos hechos de luz,
iluminando al mismo tiempo el universo
a su alrededor y compartiendo
el mismo corazón ardiente,
palpitando su calor de entre sus entrañas
en la espera de su colisión,
en la espera de entregar de una vez por todas
a ese amor ardiente y recalcitrante,
de frente a frente finalmente,
junto a su estrella rutilante.
5. • Ahora de pueblo en pueblo
errando por la vida,
luego de mundo en mundo errando por el cielo
lo mismo que esa estrella fugitiva...
¿Después?... Después...
ya lo dirá esa estrella misma,
esa estrella romera
que es la mía,
esa estrella que corre por el cielo sin albergue
como yo por la vida.