Este soneto de Francisco de Quevedo explora el tema del amor que sobrevive más allá de la muerte. A lo largo del poema, el autor describe cómo aunque su cuerpo físico morirá, su alma seguirá amando a su amada y la memoria de su amor perdurará incluso después de la muerte. El poema contrasta la muerte física con la vida eterna del alma y los sentimientos de amor.
1. "AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE"
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Nos situamos ante una obra literaria de carácter lírico titulada "Amor constante más allá de la
muerte"; la cuál la podemos datar en el siglo XVII, por tanto perteneciente a la época del Barroco. El
Barroco es el movimiento artístico, literario y cultural que en España se extiende desde finales del siglo
XVI hasta finales del XVII. Las principales características barrocas que podemos aplicar en este
soneto son: La visión existencialista de la vida, el amor más allá de la muerte y el amor como desengaño.
Su autor es Francisco de Quevedo, quién nació en Madrid en septiembre de 1580 y murió en
Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) el 8 de septiembre de 1645. Quevedo, debido a su enemistad
con el Conde Duque de Olivares, sufrió cuatro años de prisión en la cárcel de San Marcos de León y en
su vida tuvo dos grandes pasiones: la política y la literatura; las cuales le ocasionaron bastantes
problemas. Para Quevedo, el amor es deseo; y se produce un conflicto entre la consumación amorosa, es
decir, que la historia termine bien; y el desengaño.
Con respecto al tema, el tema principal de este soneto es el amor que sobrevive más allá de la
muerte, que sobrepasa todas las barreras posibles que se le proponen; ya que lo que muere según el
poeta es el físico y no el alma, la cual se reunirá con la amada una vez falllezca el amante.
Analizando la estructura de la obra, la podemos dividir en dos partes esenciales. La primera
parte abarca las dos primeras estrofas o cuartetos, es decir, de los versos 1 a 8; y en ella se hace
referencia a una reflexión existencialista de la vida. Mientras que la segunda parte ocupa los dos
últimos tercetos, es decir, de los versos 8 a 14; en los cuales Quevedo nos muestra la esperanza a
seguir queriendo tras la muerte física.
Haciendo referencia a la métrica decimos que el poema consta de catorce versos endecasílabos,
los cuales permanecen agrupados en dos cuartetos y dos tercetos correspondientemente, de rima
consonante en -era -ía -ido y -ado. Su esquema métrico sería a su vez ABBA ABBA CDC DCD. Este
esquema métrico junto a esa agrupación de los versos en estrofas de cuartetos y tercetos nos hace
llegar a la conclusión de que nos encontramos ente un soneto. El soneto es una variedad de estrofa
italiana que se da en España en la época del Renacimiento.
Para finalizar, en lo que a aspectos de contenido se refiere, los dividiremos en los tres niveles de la
lenguan; los cuales son fonético, léxico-semántico y morfosintáctico.
Con respecto al nivel léxico-semántico, en primer lugar podemos apreciar que en los dos
primeros cuartetos (vv 1 a 8), los tiempos verbales se encuentran en futuro ("podrá", "dejará"...), pues
con ellos el autor pretende mostrar que se refiere a algo que va a pasar. En el primer terceto los
2. verbos los encontramos en pretérito perfecto compuesto ("han sido", "ha dado"...), pues en ellos
Quevedo hace referencia a algo ya pasado, como una reflexión de lo que le ha pasado en la vida.
Finalmente, en el último terceto volvemos a encontrarlos en futuro, pues es una conclusión que se
realiza de lo que pasará una vez haya muerto.
Centrándonos ahora en las figuras retóricas, podemos apreciar en epíteto en el segundo verso,
en el cual se le atribuye al día el adjetivo blanco siendo este innecesario; también encontramos en los
versos 10 y 11 y en los versos 13 y 14 un paralelismo debido a que se repite la estructura sintáctica;
dicho recurso utilizado para facilitar la rima al autor y adornar el poema. Por último en lo que este nivel
de la lengua abarca, encontramos un leve hipérbaton en los versos 1, 5, 9 y 10, debido a que el autor
altera el orden del verso, pero de forma muy simple; con este recurso lo que pretende es embellecer y
facilitar la rima.
Dentro del nivel morfosintáctico podemos encontrar una metáfora en el verso dos, en la cual se
identifica a la sombra con la muerte que se lleva la vida. También encontramos este mismo recurso en el
verso 5, al identificar el río con un lugar de transito de las almas al morir. En el verso dos, a la vez de la
metáfora encontramos una personificación ya que es incapaz la muerte de llevar a nada, puesto que esta
es acción de seres humanos o animales; el mismo recurso es utilizado en los versos 7 ("nadar sabe mi
llama") y en los versos 10 y 14 ("venas que humor han dado" y por último "polvo enamorado"). Para
acabar, apreciamos una leve antítesis en el segundo verso, en el cual se contradicen términos como
sombra y blanco día.
No ha sido posible encontrar ninguna figura retórica o recurso estilístico a lo que al nivel
fonético se refiere.