1. RESUMEN-TRADUCCIÓN DEL DOSSIER
LO SPAZIO: DA CONTENITORE A CONTENUTO
EL ESPACIO: DE CONTENEDOR A CONTENIDO
Reflexión sobre el uso de los espacios en los servicios educativos de la infancia.
Seminario de los servicios educativos del ayuntamiento de Milán – Junio 2002.
INTRODUCCIÓN
El espacio debe ser entendido como lugar “practicado”, espacio no sólo
geométrico, sino antropológico, existencial, lugar de experiencia de relación con el
mundo.
El espacio y el tiempo son dimensiones constitutivas de la vivencia infantil. La
propia identidad de los niños se va definiendo en relación con su grupo de iguales, con
los adultos, pero también con el ambiente.
El espacio es un recurso en sí y puede favorecer la trasmisión de significados,
valores y relaciones.
Nuestros servicios son lugares que tienen que satisfacer diversas exigencias y
necesidades. El ambiente o espacio debe responder a ellas.
LOS ESPACIOS EDUCATIVOS COMO LUGARES BELLOS, CULTOS Y
REFINADOS
Los espacios pueden ser leídos como una metáfora de la infancia en cuanto
evidencian una evolución de la representación que se tiene de la misma: El niño
custodiado, protegido y, después, instruido (“guardado”), pero también creador,
potencialmente competente, constructor. La documentación histórica sobre los espacios
para los niños permite por tanto comprender las distintas representaciones que se han
tenido sobre la infancia.
En estos treinta años se ha pasado de lugares de custodia, institucionales, no
pensados para las relaciones, a lugares que retoman el tema de la casa a través de la
transformación de los espacios educativos. Se ha trabajado también mucho sobre los
lugares de transición y los lugares de las rutinas como la entrada, el recibidor, el
comedor, el dormitorio...
2. Los espacios reflejan la evolución de las investigaciones: de espacios que no
pensaban en la socialización a espacios con una serie de estructuras intermedias en los
cuales la socialización y la creación de contextos de construcción social se convierten
en elementos centrales del proyecto educativo.
Hoy los espacios indican una idea más evolucionada del niño en la que se
reconocen todavía algunos aspectos de protección que son muy importantes,
conjugándose con el aspecto de la potencialidad.
El espacio ha de tener en cuenta las necesidades afectivas ligadas a la primera
infancia, las necesidades de creatividad, de exploración, en un ambiente no confuso, que
constituya un contexto de socialización y aprendizaje.
Es necesario que quien proyecte los ambientes piense pedagógicamente para
llegar a conjugar soluciones artísticamente correctas en el plano de la habitabilidad,
teniendo siempre en mente las necesidades de quién habita los espacios.
Los espacios han evolucionado dándonos una idea de la infancia, del niño y de la
educación. El espacio tiene esta capacidad de comunicación. Es importante que el
espacio en sí o la decoración no sea el elemento más vistoso: es necesario que se vea a
los niños y aquello que hacen. Deben ser por tantos espacios materiales y decoraciones
correctas, acogedoras, no despersonalizadas pero tampoco demasiado individualizadas
porque son para la comunidad, no entendida como institución sino como grupo.
La reflexión sobre los espacios representa también un índice del valor que
atribuimos a la infancia.
Es importante que haya también espacios para la documentación, para
transformar en memoria y cultura lo que se hace con los niños.
PROYECTOS REALIZADOS EN LAS ESCUELAS MATERNAS Y EN LOS
ASILOS. EL ESPACIO DEL CRECIMIENTO
Dar espacio y tiempo a las pequeñas cosas
Los momentos de cuidado en el pasado eran una sucesión continua y diaria de
gestos repetitivos pero a menudo vacíos de contenidos educativos. El tiempo utilizado
para el “hacer” y para el “producir” ocupaba la mayor parte de la jornada. Al contrario
hoy hemos entendido que es necesario dar espacio y tiempo a las pequeñas cosas. La
cotidianeidad de la escuela está construida por muchos pequeños grandes gestos:
- El tiempo de las rutinas se ha convertido en el tiempo para estar juntos.
- Puede haber durante la jornada tiempos aparentemente vacíos que permite al
niño estar sólo con sus emociones. El niño que está con sí mismo está
pensando en sus pensamientos.
3. - Un elemento que puede crear una relación entre varios momentos de la
jornada es el rito: la repetición de los gestos, palabras y pequeñas acciones
que ayudan a destacar el tiempo, asumiendo a veces un significado casi
mágico.
- Acoger y saludar al niño al inicio y al fin de la jornada es un rito de
transición de la casa a la escuela, destacando la entrada y la salida, la
separación y el reencuentro. En este momento la propuesta de materiales y
las situaciones comunes le dan al niño tranquilidad y seguridad para entrar
en contacto con los compañeros y los adultos o separarse de ellos.
- Se deben aprovechar también los momentos de los cambios, de lavarse las
manos, no viéndolos sólo de pasar de sucio a limpio. En estas rutinas saber
esperar para permitir al niño la experiencia de hacerlos solos, les ayuda a ir
conquistando la autonomía.
- En muchos servicios las tarimas han sustituido parcialmente a las camitas, la
proximidad física se convierte así en una elección personal de los niños.
EL ESPACIO SE HACE CASA...
¿Se puede explicar el espacio? Se puede vivirlo, habitarlo
Los edificios y espacios públicos tienen la connotación de lugares anónimos,
homologados y uniformes, no pertenecientes a ninguno y a los cuales ninguno se siente
pertenecer.
Contrariamente los servicios educativos para la infancia, también en el pasado,
se han caracterizado y propuesto como ambientes reconocidos y reconocibles por quién
los frecuentaba.
En nuestras escuelas se ha trabajado para diferenciar y connotar con una
identidad precisa los distintos ambientes en base a las relaciones y a las experiencias
que en ellos se van haciendo y viviendo. Se han creado espacios basándose en el
desarrollo del niño, sus intereses, sus vivencias... El espacio así concebido permite ser
habitado y permite a todos los sujetos “echar raíces”, sentirse menos extraños,
encariñarse con un lugar sentido como propio, que pertenece y al que se pertenece, un
lugar familiar en el que reconocerse, un lugar-casa.
La casa es la extensión del cuerpo. La casa nos protege, es un refugio acogedor,
el punto fijo desde el que partir. Nuestros nidos y escuelas han trabajado en este sentido
buscando el bienestar de cada uno, una relación interactiva y coherente, para que tanto
niños como adultos se sientan enraizados; y así se han proyectado servicios
confortables, armónicos, dúctiles, que puedan y deban garantizar el sentido de
pertenencia y el placer de estar en los mismos; lugares cuya función sea acoger,
proteger, y al mismo tiempo tener en consideración la socialización y el deseo de
descubrir el mundo. Para conseguir esta familiaridad se han buscado y privilegiado los
materiales cotidianos.
4. El ambiente con su organización, transmite y hace legibles intenciones y valores
de quien lo vive educativamente. El espacio se enriquece y cualifica a través de
elecciones tomadas tras un reflexionar adulto, superando la improvisación, en un trabajo
que cada servicio realiza en un recorrido desde “continente a contenido”.
RECIBIDORES
Un espacio para acoger
La entrada es el primer paso que el niño da con los padres, la unión entre el
exterior y el interior, y la carta de identidad del propio servicio. Por esto es muy
importante tener presente a los adultos, a los niños y las informaciones que aquí se dan.
El cuidado del conjunto de estas tres cosas es lo que transmite una imagen de acogida.
La entrada representa el primer contacto con el servicio, su tarjeta de visita.
LOS ESPACIOS PARA LOS ADULTOS
Lugares para pensar, debatir y compartir
Proyectar el espacio de un nido o escuela de infancia es sobretodo pensar en las
realizaciones de un lugar de vida capaz de soportar los diferentes procesos que allí
suceden, los procesos del aprender, del enseñar, del compartir y del conocer, por todos
los sujetos implicados: niños, educadores y padres. Pero en realidad en estos centros en
el pasado se ha pensado sólo en crear contextos para los niños, sin atribuir un espacio a
los demás sujetos; una ausencia que parecía transmitir la imagen de un educador
ocupado en el hacer, inmerso en la operatividad, vigilante y siempre preparado para
intervenir; parecía transmitir también la presencia de un padre-madre constantemente en
tránsito, satélite.
Es reciente la atención que se ha puesto en reflexionar sobre los espacios
escolásticos, teniendo en consideración la presencia de los adultos, para la organización
de ambientes que sostengan y cualifiquen su profesión, sus relaciones, su bienestar, y
valorizando aquella parte del trabajo que no se muestra, en consecuencia ignorada.
Consecuentemente se han estructurado espacios donde los educadores y directores
pueden realizar el trabajo de discusión, reflexión, verificación, necesario para mantener
y precisar el transcurso de intencionalidad a operatividad. En estos espacios se pueden
dar también encuentros entre educadores y padres, se puede poner una pequeña
biblioteca, archivos para la documentación...
Otro espacio para los adultos es la entrada, que además de servir de acogida
sirve para comunicar informaciones importantes, para mostrar lo que se hace en la
5. escuela...
Es recomendable también que haya un espacio donde los padres puedan
encontrar su sitio para elaborar materiales, para dejar huellas de su presencia sintiéndose
activamente partícipes e implicados en la vida de los servicios, colaborando en un
mismo proyecto educativo.
EL ESPACIO SE HACE COLOR
La elección del color en los servicios de infancia ha ido siempre relacionada con
el concepto que se tenía y que se tiene de los niños, de sus necesidades y la de los
adultos que se ocupan de ellos, que se veían en el pasado sin necesidades.
En el pasado lejano predominaban los grises, para connotar que los edificios
eran propiedad del Ayuntamiento, Estado u otro Ente público. En el pasado reciente
todo era hipercolorado y estimulante, transmitiendo con los colores primarios la imagen
simplificada que se tenía del niño.
Sin embargo, la estructura y la decoración no deberían ser los protagonistas del
paisaje cromático, sino ser el fondo. Es el niño el que se tiene que hacer ver, el
protagonista de este ambiente.
Un paisaje ambiental armónico permite al niño experimentar perfeccione,
transmitiéndole al niño mensajes culturales a través de ese escenario que debe ser
interpretado. Desde hace algunos años los trabajadores de los asilos y las escuelas están
reflexionando alejándose así de la improvisación, huyendo de la confusión perceptiva,
buscando un orden. Están reflexionando sobre el uso de los colores, pero no estamos
hablando de un laboratorio del color sino del ambiente que nos sirve de fondo. Por ese
motivo es indispensable la colaboración de todos aquellos que intervienen en la
construcción y decoración de los servicios, para que no se impongan los colores. Todo
lo que se decida ha de ser previamente valorado; el grupo de trabajo tiene que ser
consecuente conque nuestros servicios y los edificios son la primera impresión de
nuestro pensamiento, una tarjeta de presentación.
EL ESPACIO A MEDIDA
Intimidad, magia, medida
Distintas modalidades con las cuales se construye el ambiente, transmiten a
quien lo usa intenciones y valores de quien lo ha organizado. La organización espacial
no puede prescindir del análisis y respeto de las actividades que allí se desarrollan y
debe ofrece la posibilidad de una gradualidad desde la máxima intimidad a la
6. socialización.
La diferenciación de los ambientes favorece un comportamiento diferenciado del
niño y sobretodo una lectura de los mismos clara y descodificada.
La organización pedagógica debe ser descifrable: reagrupar en un mismo sitio
todos los juegos simbólicos como la casa de las muñecas, el rincón de los disfraces; en
otro los juegos de movimiento, todas aquellas actividades que requieren concentración...
todo esto significa favorecer un funcionamiento psicológico diferenciado en actividades
diversas, sin ser puestos los niños frente a un cúmulo de estímulos excesivamente
variados que pueden llevar a la desorganización y a la falta de atención.
Los espacios deben ser elegidos por los niños y por esto accesibles para ellos. Es
importante comprender la relación recíproca que existe entre la personalidad del niño y
su ambiente, ya que el sentido de identidad no nace sólo de sí mismos, sino también de
la relación con los otros y con el ambiente que les rodea.
En un aula donde estemos para el niño tiene que haber diversos espacios y
múltiples posibilidades de hacer cosas diferentes, solos o acompañados; así su
funcionamiento psicológico y su comportamiento tenderán a ser diferenciados. Esto
quiere decir que desarrollará la capacidad de elección, en lugar de depender del grupo;
estará en grado de canalizar sus energías en una multiplicidad de intereses y actividades.
El niño pequeño se “crea” más que el adulto un ambiente psicológico
fuertemente determinado por sus afectos y sus fantasías, organizado según sus mapas
cognitivos. Así las fantasías no deberían hacer parte sólo del mundo interno del niño,
sino encontrar respuesta también en el ambiente que le rodea.
Los espacios en los servicios de la infancia, deben constituir ya sea espacios de
relación como espacios de individualidad. En los primeros se pueden elaborar vivencias
de grupo, siendo lugares de encuentro entre niños y adultos, o entre los propios niños.
Los segundos son en cambio lugares en los que es posible salir de la dimensión
colectiva para elaborar la propia experiencia eligiendo estar sólo, escondiéndose o
refugiándose en la comadreja, por ejemplo.
DEL VACÍO AL LLENO... DEL LLENO AL VACÍO
El espacio de nuestras Escuelas y Nidos, se ha articulado en el pasado en
“vacíos” y “llenos”, en función de una intencionalidad definida a priori, descriptiva,
según líneas rígidas.
Algunos ejemplos de lugares vacíos son: los lugares hechos para y con los niños,
como grandes salones dejados vacíos para llenarlos de juego, creatividad y
descubrimiento; los “espacios-evento”, que intencionalmente se dejan vacíos al inicio
de cada curso para ser sucesivamente connotado y arreglado por los adultos en relación
a los intereses que van surgiendo en los niños; “contenedores mágicos” que asumen
7. para los niños el significado de un espacio rodeado de misterio, expectativa...
Algunos ejemplos de espacios llenos son los que se llenaban de materiales y
elementos decorativos, con fuertes estímulos perceptivos en las paredes, según una
lógica adulta, que daba por descontado lo que le gusta a los niños, y también por el
ansia producida por el vacío, vivido por el sinónimo de pobre; espacios en los que eran
expuestos todos los productos hechos por los niños, preocupándose por el “hacer” y el
resultado; paredes llenas de dibujos animados, paredes y espacios invadidas por objetos
que no facilitaban la experiencia receptiva de los niños, distraídos por el exceso de
estímulos difícilmente descifrables.
Así hoy en nuestros Nidos y Escuelas de infancia, el “lleno” es un lleno
intencional, y describe nuestro pensamiento y acción educativos que provienen de la
escucha y la colaboración de los tres sujetos implicados, niños, educadores y familias.
EL ESPACIO COMO OCASIÓN DE CAMBIO
Este grupo de trabajo se encarga de retomar los conceptos fundamentales que de
manera distintas se han presentado en los artículos precedentes. Surge espontáneamente
una pregunta: ¿Por qué hemos comenzado con el espacio?
- Porque el espacio educativo ha sido siempre un espacio normativo que
influencia y es influenciado por las elecciones pedagógicas.
- Porque el espacio educativo ha sido a menudo elaborado dependiendo de las
modalidades de pensamiento y uso, más que de las modalidades de quién lo habita.
Algunas de las conclusiones que hemos sacado son:
Que el espacio es para nosotros un elemento imprescindible en el
acontecer educativo, y no puede ser entendido como un simple espacio
físico sino como un contexto existencial vivo y dinámico.
Que el espacio debe ser pensado como una extensión del aparato
psíquico del niño; el niño tiene necesidad de encontrar su lugar en el
Nido o Escuela. Los mecanismos que regulan nuestra vida psíquica
deben poder contar con una “escena” en el interior de la cual
desarrollarse.
Que se debe tener en cuenta las necesidades de protección, reposo,
soledad, seguridad y relación.
En el momento en que se proyecten los espacios es importante hacerse estas
preguntas:
¿El espacio es identificado?
8. ¿La propuesta ofrecida en el espacio es clara y comprensible para los
niños a quién se dirige?
¿El espacio es funcional?
¿El espacio es capaz de hacerse conocer y usar a través de la visibilidad
de objetos y materiales?
¿El espacio es capaz de promover su uso por parte de los niños incluso
sin la mediación adulta?
¿El espacio es capaz de promover relaciones garantizando al mismo
tiempo espacios íntimos para recogerse en una dimensión individual?
¿El espacio es capaz de valorizar los lenguajes del niño?
¿El espacio está en grado de comunicar las experiencias de los niños y de
los adultos que lo habitan?
¿Es posible encontrar espacios a la medida de todas las personas, niños y
adultos?