En cada familia (sin importar de cuántas personas se componga) puede haber un Belmont. Un líder que pueda mostrarle a sus miembros cuál es el camino correcto; que pueda demostrar con palabras y con acciones cómo debemos forjar desde hoy la sociedad puertorriqueña que necesitamos.
1. Castlevania Puerto Rico
Por: Dr. Orville M. Disdier Flores
Uno de mis videojuegos preferidos, y probablemente uno entre
los mejores de todos tiempos, se llama Castlevania. En
Castlevania la esposa de Vlad Dracula Tepes (Drácula), quien es
humana, utiliza la ciencia y el conocimiento para curar y salvar
vidas. No obstante, algunos líderes religiosos interpretaron que
la ciencia era magia negra y brujería; alegaron que la ciencia y la
medicina eran contrario a Dios. Fue por esta razón que
decidieron quemar a la esposa de Drácula en una hoguera en
presencia de todos los aldeanos. Drácula, quien se encontraba
lejos del pueblo, al regresar y percatarse de lo sucedido, estalló
en ira y en odio hacia los humanos. De ese momento en
adelante, el único propósito de Drácula será erradicar a la raza humana del planeta Tierra.
Como era de esperarse, surge un héroe que intentará evitar que el villano cumpla sus
objetivos. Específicamente, se trata en realidad de una familia, que generación tras
generación, luchan y en ocasiones derrotan a Drácula y a su ejército; el apellido de dicha
familia es Belmont. Los Belmont usan la ciencia, el conocimiento, y algo de magia, para
luchar en contra de Drácula. En ocasiones logran vencerlo, pero como es un ser inmortal,
regresa cada 100 años o algo así; pero siempre hay un Belmont esperando ese momento
para volver a derrotarlo.
Lo interesante es que, a pesar de que fueron los humanos los que actuaron mal en un
principio, los Belmont plantean que no es correcto o justo destruir a toda una raza por
causa de los errores de unos pocos. Ellos reconocen que la mayor parte de los humanos
han caído en desgracia y están corruptos y sus almas son oscuras y arrastran al mundo a
la oscuridad. Aun así, los Belmont entienden que hay esperanzas.
Al repasar esta historia no puedo dejar de pensar en nuestra sociedad puertorriqueña
(nuestro mundo real). Nuestra sociedad está llena de contradicciones. En ocasiones
marchamos en contra de la violencia, pero al mismo tiempo reclamamos nos permitan
poner a dos animales a luchar (de forma no natural) hasta la muerte sangrienta, solo para
ganar dinero y poder divertirnos. Luchamos por la equidad de género y nos expresamos
en contra de la violencia hacia la mujer, pero aceptamos que por los speakers suenen
palabras que convierten a las mujeres y jóvenes en posesiones sexuales para el hombre,
esto a cambio de regalos, obsequios materiales y publicidad ingeniosa, falsa o disfrazada
2. de patriotismo. Exigimos una sociedad organizada y con calidad de primer mundo, pero
violamos las leyes de tránsito frecuentemente, y glorificamos a los que se expresan en
contra de las leyes y el orden social. Decimos que amamos nuestra patria, nuestras
playas y nuestros bosques, pero los programas de reciclaje y las leyes de protección
ambiental son realmente un chiste de mal gusto; ni siquiera los restaurantes tienen
recipientes para colocar las botellas plásticas para el reciclaje, y ni siquiera podemos
manejar adecuadamente las gomas o llantas usadas. Alegamos que somos un pueblo
unido, pero a la menor provocación insultamos y denigramos a todo aquel que piense
distinto a nosotros, o al que decidió moverse hacia otro lugar del mundo en busca de
nuevas experiencias. ¿Es que acaso los humanos no somos habitantes del mundo? ¿Aún
el insularismo está presente en nuestras almas?
Los Belmont llevan generaciones luchando, sin rendirse, aun sabiendo que la sociedad
humana está sumida en la perdición. Ellos están convencidos de que aún hay esperanzas.
En Puerto Rico no tenemos a Trevor Belmont ni a Simon Belmont, con su látigo de fuego
(el famoso Morning Star Whip), la cruz voladora y el agua bendita, armas esenciales en la
lucha en contra de Drácula. Sin embargo, en cada familia (sin importar de cuántas
personas se componga) puede haber un Belmont. Un líder que pueda mostrarle a sus
miembros cuál es el camino correcto; que pueda demostrar con palabras y con acciones
cómo debemos forjar desde hoy la sociedad puertorriqueña que necesitamos. Una
sociedad que no necesariamente esté limitada por un marco geográfico. No se trata de
volver al pasado, a lo que ya no es pertinente, ni de insistir en estribillos o publicidad
mediocre y sin sentido. Se trata de fomentar generaciones con sentido ético; en el fondo,
todos sabemos lo que es correcto y lo que no.
En el mundo ficticio, los Belmont continuarán luchando para vencer a Drácula y proteger
a los humanos, ya que, para ellos, aún hay esperanzas. En el mundo real, somos nosotros
los que debemos continuar luchando, pero a diferencia del videojuego, en nuestro mundo
real las consecuencias de perder no se pueden resolver volviendo a reiniciar el juego.
“You are the greatest of your people, Isaac. You have a soul, I think. Perhaps that
is more valuable to the world to come than a dusty collection of books and
apparatus”.
Dracula
Nota: Imagen obtenida de https://www.deviantart.com/david-ocampo/art/DRACULA-vs-
SIMON-BELMONT-620390976.