Durante la adolescencia, varias hormonas como la testosterona y los estrógenos alcanzan niveles más altos, lo que promueve el crecimiento y los cambios en el cuerpo. Estas señales hormonales se originan en el hipotálamo y la hipófisis antes de llegar a las glándulas suprarrenales. Las hormonas juegan un papel importante en las reacciones emocionales de los adolescentes durante este período de cambios.