SlideShare a Scribd company logo
1 of 94
Download to read offline
Pág. 1
Apocalipsis 3
A los Ángeles de las Iglesias de Sardis, Filadelfia y Laodi-
cea Escribe
A la iglesia de hoy es enviado este mensaje. Pido a nuestros miembros de iglesia que
lean completamente el tercer capítulo de Revelación, y que hagan aplicación práctica del
mismo. El mensaje a la iglesia de los laodicenses se aplica especialmente al pueblo
de Dios hoy. Es un mensaje a los cristianos profesos quienes han llegado a parecerse
tanto al mundo que ninguna diferencia se puede ver [versículos 14-18 citado]. RH, 20 de
Agosto, 1903.
Versículo 1. “Escribe al ángel de la iglesia de Sardis: "El que tiene los siete Espíritus de
Dios y las siete estrellas, dice: Conozco tus obras, que tienes nombre que vives, pero es-
tás muerto”.
PVGM:84-85. El Espíritu Santo, enviado desde los cielos por la benevolencia del
amor infinito toma las cosas de Dios y las revela a cada alma que tiene una fe im-
plícita en Cristo. Por su poder, las verdades vitales de las cuales depende la salvación
del alma son impresas en la mente, y el camino de la vida es hecho tan claro que nadie
necesita errar en él. Mientras estudiamos las Escrituras, debemos orar para que la luz
del 85 Espíritu Santo brille sobre la Palabra, a fin de que veamos y apreciemos sus teso-
ros.
RH, 15 de Noviembre de 1892. ¿Cómo podremos soportar el día de la prueba si no en-
tendemos las palabras de Cristo? Él dijo: “Estas cosas os he hablado, estando aun pre-
sente con vosotros. Pero el Consolador, el cual es el Espíritu Santo, el cual el Padre en-
viará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y traerá todas las cosas a vuestra
memoria, todo lo que os he dicho.” Es el Espíritu Santo quien ha de traer a nuestra
memoria las palabras de Cristo. El tema sobre el cual Cristo prefirió dialogar en su
último discurso era el oficio del Espíritu Santo. Él abrió ante ellos un amplio ca-
mino de verdad. Ellos habrían de recibir sus palabras por fe, y el Consolador, el
Espíritu Santo, habría de traer todas las cosas a su memoria. La consolación dada
por Cristo en esta promesa fue encontrada en el hecho de que la influencia divina habría
de estar con sus seguidores hasta el fin. Pero esta promesa no es aceptada y recibida por
el pueblo de hoy, y por tanto no es apreciada por ellos, ni su cumplimiento es visto en la
experiencia de la iglesia. La promesa del don del Espíritu de Dios, es dejado como
un asunto que ha de recibir poca consideración de parte de la iglesia. Su importan-
cia no es enfatizada sobre el pueblo, y el resultado es sólo lo que se pudiera esperar,
Pág. 2
sequía espiritual, tinieblas, y declinación y muerte espiritual. Asuntos de menor im-
portancia ocupan la mente y el alma, pero poder divino que es necesario para el creci-
miento y prosperidad de la iglesia, el cual, si poseído, traería todas las otras bendiciones
en su estela, está faltando, aunque nos es ofrecido en plenitud infinita. Al par que la igle-
sia está satisfecha con asuntos pequeños, queda descalificada para recibir las cosas gran-
des de Dios. ¿Pero por qué no añoramos con vehemencia el don del Espíritu Santo,
siendo que es el medio por el cual el corazón puede ser mantenido puro? El Señor
se propone que el poder divino coopere con el esfuerzo humano. Es sumamente
esencial para el cristiano el entender el significado de la promesa del Espíritu Santo
justo antes de la venida del Señor Jesús por segunda vez. Hablad de él, orad por él,
predicad concerniente a él; pues el Señor está más dispuesto a dar el Espíritu San-
to que los padres dar buenas dádivas a sus hijos.
RH, 7 de Febrero de 1857. En tiempos del pasado hombres santos del pasado hablaron
siendo movidos por el Espíritu Santo. En la antigüedad los profetas escudriñaron lo que
el Espíritu de Dios, que estaba en ellos, quería decir. El Espíritu aun no había sido en-
viado con poder porque Jesús aun no había sido glorificado. Partiendo desde el día de
Pentecostés, el Espíritu Santo habría de ser derramado sobre hijos e hijas, sobre siervos
y siervas. En toda colina, todo llano, todo valle, obreros humildes del Señor han de ser
reclutados. La divina, sagrada influencia del Espíritu Santo obrando en nuestro
mundo ha de ser como señales y maravillas, porque el pueblo de Dios es un pueblo
peculiar, nación santa, resplandeciendo e medio de las tinieblas morales como pie-
dras vivientes en el edificio del Señor. Los más débiles y enfermos, si ejercitan fe en
Dios, y mejoran las facultades encomendadas, elevarán, refinarán y perfeccionarán
en carácter bajo la obra del Espíritu Santo. Con humildad y contrición se someten
al moldeo y disciplina del Espíritu, y sabrán lo que significa su eterna plenitud.
[PH154] 4-5. Hemos de orar por el derramamiento del Espíritu como remedio para
las almas enfermas del pecado. La iglesia necesita ser convertida, ¿y por qué no
habremos de postrarnos ante el trono de gracia, como representantes de la iglesia,
y de un corazón quebrantado y espíritu contrito hacer sincera súplica que el Espíri-
tu Santo sea derramado sobre nosotros de lo alto? Oremos que cuando por gracia nos
sea concedido, nuestros fríos corazones sean reavivados, y tengamos discernimiento pa-
ra entender que viene de Dios, y lo recibamos con gozo. Algunos han tratado al Espíritu
como visita no bien recibida, rehusando recibir el rico don, dejando de reconocerlo,
apartándose de él, y condenándolo como fanatismo. Cuando el Espíritu Santo obra
sobre el agente humano, no nos pregunta en qué forma habrá de operar. A menudo
se mueve en forma insospechada. Cristo no vino como lo esperaban los judíos. Él no
vino de manera para glorificarlos como nación. Su precursor vino para preparar el ca-
mino para él, llamando al pueblo al arrepentimiento, la conversión, y el bautismo. El
mensaje de Cristo fue: “El reino de Dios ha llegado: arrepentíos, y creed el evangelio.”
Los judíos se negaron en recibir a Cristo, porque él no vino de acuerdo a sus expectacio-
Pág. 3
nes. Las ideas de hombres finitos eran sostenidas como infalibles, por tantísimo tiempo
haber sido sostenidas. Este es el peligro al cual la iglesia ahora está expuesta,---que
las invenciones de hombres finitos indiquen la precisa forma en que vendrá el Espí-
ritu Santo. Aunque ellos no desearían reconocerlo, algunos ya lo han hecho. Y por-
que este Espíritu ha de venir, no para alabar a los hombres o apoyar sus erróneas
teorías, sino para reprender al mundo de pecado, de justicia, y de juicio, muchos se
apartan de él. No están dispuestos a que se les prive de sus propias ropas de justicia
propia. No están dispuestos a cambiar su propia justicia, la cual es injusticia, por la justi-
cia de Cristo, la cual es verdad pura, no adulterada. El Espíritu Santo a nadie halaga,
tampoco obra según los designios del hombre. Hombres finitos y pecadores, no ha-
brán de manejar al Espíritu Santo. Cuando él venga para reprender, mediante
cualquier agente humano que Dios escoja, le corresponde al hombre escuchar y
obedecer su voz.
ST, 17 de Abril de 1893. El Espíritu Santo implantado en los discípulos, los capacitó pa-
ra estar firmes contra la idolatría, y exaltar sólo al Señor. El Espíritu Santo guió los lapi-
ceros de los historiadores sagrados para el registro de las preciosas palabras y obras de
Cristo pudieran ser presentadas al mundo. El Espíritu Santo está constantemente trabaja
procurando atraer la atención de hombres al gran sacrificio hecho en la cruz del Calva-
rio, para explicar al mundo el amor de Dios al hombre, y abrir al corazón compungido
las preciosas promesas en las Escrituras. Es el Espíritu Santo que trae a las mentes anu-
bladas los lucientes rayos del Sol de Justicia. Es el Espíritu Santo quien hace que el co-
razón del hombre arda con una inteligencia despertada tocante a las verdades eternas. Es
el Espíritu Santo quien presenta ante las mentes la norma moral de justicia y convence
de pecado. Es el Espíritu Santo quien produce tristeza divina que obra el arrepentimiento
del cual no necesitamos arrepentirnos, e inspira fe en Aquél que únicamente puede sal-
var de todo pecado. Es el Espíritu Santo quien obra para transformar el carácter al apar-
tar los afectos del hombre de aquellas cosas que son temporales y perecederas, fijándo-
los sobre la herencia inmortal, la sustancia eterna que no perece. El Espíritu Santo re-
crea, refina, y santifica al agente humano, para que sean hechos miembros de la familia
real, hijos del Rey Celestial.
Y LAS SIETE ESTRELLAS. Véase EGW sobre 1:16 y 2:1.
BTS,, 1 de Noviembre de 1916. ¡Cuántos se encuentran en esta misma posición! En su
ignorancia se encuentran en una condición deplorable y egoísta. Son como sal sin sabor.
Están separados del Señor Jesús, en quien está centrada su esperanza de vida eterna, no
obstante están satisfechos con el conocimiento de su habilidad, pensando ser sabios. Pe-
ro su vista está cegada; ellos no disciernen su miseria. No guardan la ley de Dios, y
fracasan en hacer aquello que es agradable a Su vista. “Yo conozco tus obras,” de-
clara Cristo. Ellos son una ofensa a Dios. Su justicia no se encuentra en ellos. No
han guardado sus vestiduras de la contaminación mundanal. No guardan elevada
Pág. 4
ante sí la correcta norma de carácter.
YO CONOZCO TUS OBRAS. Véase también EGW sobre 2:2, 9, 13.
4CBA:1187. El Espíritu de Dios, con su poder vivificante, debe estar en cada agente
humano para que pueda entrar en acción cada músculo y tendón espiritual. Sin el Espíri-
tu Santo, sin el aliento de Dios, hay embotamiento de conciencia, pérdida de vida espiri-
tual. Muchos que carecen de vida espiritual tienen sus nombres en los registros de
la iglesia; pero no están escritos en el libro de la vida del Cordero. Pueden estar
acoplados a la iglesia pero no están unidos con el Señor. Pueden ser diligentes en el
cumplimiento de determinados deberes, y pueden ser considerados como seres vi-
vientes; pero muchos están entre los que tienen "nombres de que" viven, y están
muertos.
A menos que haya una conversión genuina del alma a Dios; a menos que el aliento vital
de Dios vivifique el alma a la vida espiritual; a menos que los catedráticos de la verdad
sean movidos por principios emanados del cielo, no han nacido de la simiente incorrup-
tible que vive y permanece para siempre. A menos que confíen en la justicia de Cristo
como su única garantía; a menos que copien el carácter de Cristo y procedan con el espí-
ritu de él, están desnudos, no tienen el manto de su justicia. Los muertos a menudo se
hacen pasar como si estuvieran vivos, pues los que se esfuerzan en lo que, según sus
ideas, llaman salvación, no tienen a Dios obrando en sus vidas tanto "el querer como el
hacer, por su buena voluntad".
CS:354-355. Cuando el Salvador dirigió la atención de sus discípulos hacia las señales
de su regreso, predijo el estado de apostasía que existiría precisamente antes de su se-
gundo advenimiento. Habría, como en los días de Noé, actividad febril en los negocios
mundanos y sed de placeres, y los seres humanos iban a comprar, vender, sembrar, edi-
ficar, casarse y darse en matrimonio, olvidándose entre tanto de Dios y de la vida futura.
La amonestación de Cristo para los que vivieran en aquel tiempo es: "Mirad, pues, por
vosotros mismos, no sea que vuestros corazones sean entorpecidos con la glotonería, y
la embriaguez, y los cuidados de esta vida, y así os sobrevenga de improviso aquel día."
"Velad, pues, en todo tiempo, y orad, a fin de que logréis evitar todas estas cosas que
van a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre." (S. Lucas 21: 34, 36, V.M.)
La condición en que se hallaría entonces la iglesia está descrita en las palabras del
Salvador en el Apocalipsis: "Tienes nombre que vives, y estás muerto." Y a los que
no quieren dejar su indolente descuido, se les dirige el solemne aviso: "Si no velares,
vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti." (Apocalipsis 3: 1, 3.)
HHD:87. Todos los que lleven dignamente el nombre de cristianos, que significa seme-
jante a Cristo, estarán llenos de piedad y pureza, de amor y reverencia por Dios y Jesu-
cristo a quien envió; su espíritu, sus palabras y sus actos llevarán la impronta del cielo.
Los demás verán que ha estado con Jesús y aprendido de él. Sus oraciones serán senci-
Pág. 5
llas y fervientes, y ascenderán al cielo en alas de la fe. Al aprender en la escuela de
Cristo, tendrá una opinión humilde de sí mismo; y aunque sea pobre en bienes de este
mundo, será rico en las gracias del Espíritu de Dios, y podrá bendecir y enriquecer a los
demás mediante su espíritu y su influencia, porque Cristo es en él una fuente de agua
que surge para vida eterna. Esparcirá a su alrededor una atmósfera de esperanza,
valor y fortaleza, que avergonzará a los mundanos, egoístas, que sólo tienen profe-
sión de fe, que tienen nombre que viven y están muertos.- (YI, 22-06-1893)
1T:276. Los que profesan ser cristianos en medio de los peligros de los últimos días, y
no imitan al humilde y abnegado Patrón, se ubican en las filas del enemigo. Él los con-
sidera sus súbditos, y ellos sirven tan importante propósito como lo hace cualquiera
de sus súbditos, pues ellos tienen Nombre que representar, pero están muertos.
Otros los toman como ejemplos a seguir, y siguiendo a ellos pierden la salvación, cuan-
do, si estos no hubieran profesado ser cristianos, su ejemplo no hubiera sido seguido. Es-
tos supuestos profesos cristianos no están concientes del peso de su influencia. Ellos ha-
cen mucho más severo el conflicto para los que son el pueblo peculiar de Dios. Pablo, en
Tito 2:15, se refiere al pueblo que está esperando la aparición de Cristo. Él dice: “Estas
cosas habla, y exhorta, y reprende con toda autoridad. Que nadie Te: tenga en poco.”
2T:175-176. La influencia de los jóvenes en ________ se extiende tan lejos como son
conocidos, y sus modos impíos son proverbiales; y nadie ha tenido más influencia en la
senda equivocada como ustedes. Ustedes han deshonrado su profesión y han sido mise-
rables representantes de la verdad. Dice el Testigo Fiel: “Yo conozco tus obras, que ni
eres frío ni caliente: ojala fueras frío o caliente. Pero porque eres tibio, y ni frío o calien-
te, Te: vomitaré de mi boca.” Si fuerais fríos, habría alguna esperanza que fuerais con-
vertidos; pero donde la justicia propia lo envuelve a uno, en lugar de la justicia de Cris-
to, el engaño es tan difícil de ver, y la justicia propia tan difícil de desechar, que el caso
es el más difícil de alcanzar. Un pecador impío e inconverso se encuentra en condición
más favorable que tal persona.
Ustedes son piedra de tropiezo para pecadores. Su falta de consagración es obvia.
Está desparramando de Cristo en lugar de recoger con él. Si Dios me ayudara a
romper sus vestimentas de justicia propia, tendré esperanza que usted aun pueda
redimir el tiempo y llevar vidas ejemplares. Habéis sido frecuentemente desperta-
dos, pero al igual os habéis vuelto a vuestra vida de condición inactiva y de justicia
propia, teniendo un nombre que vive mientras se encuentra muerto. Su orgullo
amenaza con ser su ruina. Dios le ha hablado a usted sobre este punto. Si no hacer algu-
na reforma, la aflicción le sobrevendrá, y su gozo se tornará en pesadumbre, hasta que
humilléis vuestros corazones bajo la mano de Dios. Vuestras oraciones Dios no acepta.
Provienen de corazones llenos de orgullo y egoísmo. Usted, mi querida hermana, es va-
na; usted ha vivido una vida sin rumbo, cuando, si hubiera sido humilde y vivido para
bendecir a otros, hubiera sido una bendición para usted misma y para todos los que la
rodeaban. Que Dios perdone a sus padres y hermanas por la parte que han desempeñado
Pág. 6
en hacer de usted quien usted hoy es---justo lo que Dios no puede aceptar, justo lo que,
si usted permanece igual, será paja para ser consumida por el fuego en el día de Dios.
TM:152-153. Habéis descuidado tristemente leer las Escrituras e investigarlas con cora-
zón humilde por vosotros mismos. No aceptéis la explicación que ningún hombre haga
de las Escrituras, cualquiera sea su posición, sino id a la Biblia e investigad la verdad
por vosotros mismos. Después de escuchar a Jesús, los samaritanos dijeron: "Ya no
creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdadera-
mente éste es el Salvador del mundo, el Cristo". Existe la mina de la verdad. Profundi-
zadla y poseeréis el conocimiento que es de más valor para vosotros. Muchos se han
vuelto perezosos y han caído en un criminal descuido del escudriñamiento de las Escri-
turas, y están destituidos del Espíritu de Dios así como del conocimiento de su Palabra.
Leemos, en la Revelación que le fue hecha a Juan, acerca de algunos que tenían
nombre que vivían aunque estaban muertos. Sí, hay muchas personas tales entre
nosotros como pueblo, muchos que pretenden estar vivos, y sin embargo están
muertos. Hermanos míos, a menos que el Espíritu Santo esté obrando en vosotros como
un principio vital, a menos que obedezcáis sus impulsos, y dependáis de sus influencias,
trabajando con la fuerza divina, mi mensaje de Dios para vosotros es: "Estáis bajo un
engaño que resultará fatal para vuestras almas. Debéis convertiros. Debéis recibir luz
antes de dar luz. Colocaos a vosotros mismos bajo los brillantes rayos del Sol de Justi-
cia". Entonces podéis decir con Isaías: "Levántate, resplandece; que ha venido tu lum-
bre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti". Debéis cultivar la fe y el amor. "No se ha
acortado la mano de Jehová para salvar, ni hace agravado su oído para no oír". Buscad
al Señor. No descanséis antes que sepáis que Cristo es vuestro Salvador.
Ev:237. Muchos aceptan la verdad sin cavar hondo para comprender sus principios fun-
damentales; y cuando ella encuentra oposición, se olvidan de los argumentos y pruebas
que lo sostienen. Han sido inducidos a creer la verdad, pero no han sido plenamente ins-
truidos acerca de lo que es, ni han sido llevados de un punto a otro en el conocimiento
de Cristo. Demasiado a menudo su piedad de vuelve formal, y cuando dejan de oír
los llamamientos que los despertaron, se quedan espiritualmente muertos.
1T:492. Me fue mostrado que no existe falta de recursos entre adventistas del sép-
timo día. Al presente su mayor peligro está en la acumulación de propiedad. Algu-
nos están continuamente aumentando sus afanes y trabajos; están sobrecargados.
El resultado es que Dios y las necesidades de su causa están casi olvidadas por ellos;
están espiritualmente muertos. Se requiere de ellos que hagan un sacrificio a Dios, una
ofrenda. Un sacrificio no aumenta, sino hace decrecer y consume. Aquí, me fue mostra-
do, había una noble empresa para ser puesta a trabajar por el pueblo de Dios, una en la
cual pueden invertir recursos para su gloria y el avance de su causa. Muchos de los re-
cursos entre nuestro pueblo sólo están probando ser perjudicial para los que no desean
soltarlos.
Pág. 7
5T:73. Muchos tienen nombre de que viven mientras han llegado ser espiritualmen-
te muertos. Estos un día dirán: “Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nom-
bre? ¿Y en tu nombre hemos echado fuera demonios. Y en tu nombre hemos hecho
muchas maravillas? Y entonces les diré: ‘nunca os conocí: apartaos, obradores de
iniquidad.’” Un ay será pronunciado contra usted, si se detiene y dilata hasta que el
Sol de Justicia se oculte. ¡O, que el frío, y formal corazón sea derretido! Cristo no sólo
derramó lágrimas por nosotros, sino su propia sangre. ¿Acaso estas manifestaciones de
su amor no nos despertarán a una profunda humillación ante Dios? Es humildad y abne-
gación lo que necesitamos para ser aprobados por Dios.
RH, 10 de Julio de 1879. Como pueblo, estamos apartándonos de Dios. Los corazo-
nes de sus profesos hijos se están separando de él. Mientras tienen nombre de que
viven, las reales vitales energías del alma se han tornado en muerte espiritual. A los
tales, Jesús dice: “¡Si hubierais conocido, tú, a lo menos en este tu día, las cosas que per-
tenecían a tu paz! Cristo no dice días, sino “día,”—“este tu día.” Esa última reunión pu-
diera ser el último día de la especial visitación de Cristo,--un día de raros privilegios y
bendiciones que ellos tanto necesitan.
7CBA:998. El mundo espera algo de vosotros. Si no resplandecéis como luces en el
mundo, alguien se levantará en el juicio y os culpará de la sangre de su alma. Se verá
que tú fuiste un agente en las manos del enemigo de Dios y del hombre para extraviar y
engañar por medio de tu falsa profesión de cristianismo. No condujiste las almas a la
piedad y a la consagración. Tuviste nombre de que vivías; pero estabas espiritual-
mente muerto. No tuviste la influencia vitalizadora del Espíritu de Dios, que se da
abundantemente a todos los que la piden con fe (RH, 16-8-1898).
7CBA:969. [Se cita Apoc. 3:1]. Cristo exhorta a esta iglesia para que haga un cam-
bio. Tenían, ¡O, cuántos han caído porque confiaron en su profesión para la salva-
ción! ¡Cuántos se pierden por su esfuerzo de mantener su reputación! Si uno tiene
la reputación de ser un evangelista de talento, un predicador bien dotado, un hom-
bre de oración, un hombre de fe, un hombre especialmente consagrado, hay un po-
sitivo peligro de que naufrague en la fe cuando sea puesto a prueba por las peque-
ñas vicisitudes que Dios permite que sobrevengan. Con frecuencia su gran empeño
será mantener su reputación.
El que vive temiendo que otros no aprecien su valor, está perdiendo de vista a Aquel que
es el único que nos hace dignos de glorificar a Dios. Seamos fieles mayordomos de no-
sotros mismos. Desviemos nuestra vista del yo y fijémosla en Cristo. Entonces no ha-
brá la más mínima dificultad. Toda la obra hecha, no importa cuán excelente parezca,
no tiene valor si no se hace en el amor de Jesús. Uno puede pasar por todo el ciclo de la
actividad religiosa; pero a menos que Cristo esté entretejido en todo lo que dice y hace,
estará traba ando para su propia gloria (Carta 48, 1903).
Pág. 8
7CBA:970. "Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto".
Delante de Dios de nada vale la apariencia exterior. Las ceremonias externas de la reli-
gión son absolutamente inútiles si falta el amor de Dios en el alma.
[PH007] 4. Hoy día existen pocos que están sirviendo a Dios de corazón. La mayoría
de aquellos que componen nuestras congregaciones están espiritualmente muertos
en transgresiones y pecados. Van y viene como la puerta sobre sus bisagras. Por
años han escuchado en complacencia las verdades más solemnes y agitadoras, pero
no las han practicado. Están menos y menos sensibles de los precioso y valioso de la
verdad, porque son negligentes en cuanto a la práctica de aquellas cosas que son
agradables en la presencia de Dios. Los fuertes testimonios de reprensión y adver-
tencia no los despierta. Las melodías más dulces que vienen de Dios mediante labios
humanos—justificación por fe, y la justicia de Cristo—no sacan de ellos un respon-
so de amor y gratitud. Aunque el Mercader Celestial despliega ante ellos las más ricas
joyas de fe y amor; aunque su voz los invita a comprar de él “oro probado en el fuego,”
y “vestiduras blancas para que sean vestidos,” y “colirio para que puedan ver,” endure-
cen sus corazones contra él, y fracasan en cambiar su tibieza por amor y celo; y cruzan
sus brazos complacientes, haciendo profesión pero negando el poder de la verdadera
piedad. Si continúan en este estado, Dios los rechazará con aborrecimiento. Alabar al
mundo y a Dios al mismo tiempo, en ninguna forma es aceptable para con
Dios.¡Despertad, despertad, antes que sea para siempre demasiado tarde!
RH, 12 de Marzo de 1901. Para despertar a los espiritualmente muertos, crear nue-
vos gustos, y nuevos motivos, se requiere tan grande uso de poder como para levan-
tar a uno de la muerte física. Ciertamente es como dar vida al muerto cuando se con-
vierte el pecador del error de sus caminos; pero nuestro Libertador es capaz de hacer es-
to; pues él vino para destruir las obras del enemigo. ¿Y acaso no cumplirá aquello que él
mismo ha prometido cumplir?
RH, 6 de Mayo de 1890. El Señor nos ha hecho como pueblo los depositarios de su
verdad; esta verdad está cargada con intereses eternos, y no obstante nos encon-
tramos espiritualmente muertos. No reconocemos la situación en la cual somos
puestos. Hemos de ser portadores de luz al mundo, y sin embargo existen decenas en
nuestras iglesias grandes a quienes nada importa tocante a al salvación de los pecadores.
¿Somos nosotros los hombres y mujeres a quienes la luz de las Escrituras ha sido reve-
lada, luz que hemos de dejar brillar al mundo en rayos claros y consistentes? ¿Al daros
la verdad, y mandando que la hagáis conocer a los que están en tinieblas, ha cometido
Dios un error?
RH, 1 de Enero de 1890. Existe demasiado formalismo en la iglesia. Almas están pere-
ciendo por falta de luz y conocimiento. Debemos estar tan conectados con la Fuente de
toda luz que podamos ser canales de luz para el mundo. El Señor desearía que sus minis-
Pág. 9
tros que predican la palabra fueran vitalizados por su Espíritu Santo. Y la gente que la
escucha no debe permanecer en estupefacta indiferencia o quedarse mirando como si en
un sueño, sin hacer ningún responso a lo que se está diciendo. El espíritu del mundo ha
paralizado la espiritualidad de los tales, y no están despiertos para con el precioso tema
de la redención. La verdad de la palabra de Dios es hablada a oídos sordos, y a corazo-
nes duros y no impresionables. La impresión que recibe el incrédulo de estos cristianos
profesos es nada favorable para la religión de Cristo. Estos descuidados y de corazón
opaco muestran ambición y celo cuando envueltos en el negocio del mundo, pero
asuntos de importancia eterna no llenan la mente e interés como lo hacen las cosas
del mundo. La voz de Dios mediante sus mensajeros es un canto placentero; pero
sus sagradas advertencias, reprensiones, y alicientes quedan todos en la nada. Co-
sas eternas y sagradas son puestas en el mismo nivel con las comunes. El Espíritu
Santo es entristecido. Dijo Cristo: “Cuidad, pues, de cómo oís.” Los que profesa
adorar a Cristo mientras que de corazón no está en la obra, están espiritualmente
muertos. Debiera verse una iglesia activa y bien despierta para animar y sostener
los brazos de los ministros de Cristo Jesús.
[SpTA12] 6. Necesitamos estudiar el mensaje dado a la iglesia de Sardis. “Escribe al án-
gel de la iglesia de Sardis: "El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas,
dice: Conozco tus obras, que tienes nombre que vives, pero estás muerto. Sé vigilante, y
reanima lo que queda y está por morir; porque no hallé tus obras perfectas ante Dios.
Acuérdate de lo que has recibido y oído. Guárdalo, y arrepiéntete. Si no velas, vendré
como ladrón, Y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.” Muertos, y teniendo el nombre de
que están vivos — ¡qué terrible condición!
De aquel que ha estado trabajando con intenso esfuerzo para sostener sólo un
nombre, Dios dice: “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que está vivo, y es-
tás muerto.” Él ha estado tan ocupado con mantener un buen nombre, que ha omi-
tido responsabilidades del más solemne carácter. Dios ve al nombre tal como muer-
to, en lo que corresponde a una correcta influencia. Aquellos que siguen sus pisa-
das quedarán muertos, destruidos por falsas representaciones. Nada hay tan peli-
groso para un cristiano profeso que el tener meramente un “nombre”.
[SpTa12] 7. Es un triste engaño el tener un nombre, y sin embargo estar sin una cone-
xión con Dios, sin vida espiritual, sin Cristo, sin un sentido de la presencia de Dios en el
corazón. “Tienes nombre de que vives, y estás muerto”.
Versículo 2. “Sé vigilante, y reanima lo que queda y está por morir; porque no hallé tus
obras perfectas ante Dios”.
PC:393. “Escribe al ángel de la iglesia de Sardis: "El que tiene los siete Espíritus de
Dios y las siete estrellas, dice: Conozco tus obras, que tienes nombre que vives, pero es-
tás muerto. Sé vigilante, y reanima lo que queda y está por morir; porque no hallé tus
Pág. 10
obras perfectas ante Dios. Acuérdate de lo que has recibido y oído. Guárdalo, y arrepién-
tete. Si no velas, vendré como ladrón, Y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.” O cuán-
tas veces fracasa el agente humano y, cuando suscita la urgencia, está totalmente
desprovisto para hacer el servicio del Señor. Si hubiera velado, hubiera quedado
ciertamente como amigo, y como embajador de Jesús. Pero el Espíritu de Cristo no
está en él, es otro Espíritu.
Ev:296. Pero a cada paso hay que velar y orar, porque muchas cosas ocurrirán pa-
ra confundir y enredar a los obreros. Hermanos míos, se me ha ordenado que os
diga: "Velad y orad". Velad a fin de no poneros en el camino de la obra de Dios,
realizando una impresión que dañe la verdad. Revestid vuestra profesión con una
conducta honesta. Apreciad la gracia del Espíritu Santo a fin de no llegar a ser estorbos
en el camino de la obra de Dios. Enderezad las sendas que recorren vuestros pies, no
sea que el cojo sea desviado del camino (Manuscrito 105, 1902).
2T:511. Se me ha mostrado que muchos están en el mayor peligro de no alcanzar la per-
fección en santidad en el temor del Señor. Los ministros se encuentran en peligro de
perder sus propias almas. Algunos que han predicado a otros serán ellos mismos recha-
zados porque no han perfeccionado un carácter cristiano. En su obra ellos no salvan al-
mas, y fracasan aun en salvar sus propias almas. No ven la importancia de conocerse a sí
mismos y tener dominio propio. Ellos no velan y oran para no entrar en tentación. Si
velaran, llegarían a estar familiarizados con sus propias debilidades, los puntos
donde hay mayor probabilidad de ser asaltados por la tentación. Con precaución y
oración sus puntos más débiles pueden ser guardados de tal forma como para lle-
gar a ser sus puntos más fuertes, y pueden afrontar la tentación sin ser vencidos.
SC:134. Hay tres consignas en la vida cristiana que deben ser observadas si deseamos
evitar que Satanás nos gane la delantera; a saber: Velar, orar y trabajar.
Maranata:56. Al exhortarnos a vigilar y orar, Jesús nos señala la única conducta segura.
Necesitamos vigilar. Nuestros corazones son engañosos; estamos rodeados por las debi-
lidades y fragilidades de la humanidad, y el propósito de Satanás es destruirnos. Aunque
nosotros bajemos la guardia, nuestro adversario jamás estará ocioso. Puesto que esta-
mos informados acerca de su incansable vigilancia, no durmamos, como los demás, sino
"velemos y seamos sobrios". Tenemos que enfrentar el espíritu y la influencia del mun-
do, pero no debemos permitir que tome posesión de nuestra mente y nuestro corazón.
1MS:474. Cuando el yo se entreteje en nuestras labores, entonces la verdad que lleva-
mos a otros no santifica, refina ni ennoblece nuestro propio corazón. No testificará que
somos vasos adecuados para el uso del Maestro. Sólo mediante la oración ferviente po-
demos tener una dulce comunión con Jesús, y mediante esa bendita comunión las pala-
bras y el espíritu reciben la fragancia del espíritu de Cristo. No hay un corazón que no
Pág. 11
se beneficie al velar. Jesús el precioso Salvador, nos ordenó velar. La vigilancia del
yo no debe ser descuidada ni por un momento. Debe cuidarse diligentemente el co-
razón, porque de él mana la vida. Vigilad y disciplinad los pensamientos para que
no pequéis con vuestros labios.
PR:61. La vigilancia y la oración son la salvaguardia de la pureza.
5T:610-611. La amonestación del Testigo fiel a la iglesia de Sardis es: "Tienes nombre
que vives, y estás muerto. Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir;
porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate pues de lo que has
recibido y has oído, y guárdalo, y arrepiéntete". (Apoc. 3:1-3) El pecado especialmente
imputado a esa iglesia es que sus miembros no habían fortalecido las cosas que
quedaban, que estaban por perecer. ¿Se aplica esta amonestación a nosotros?
Examinemos individualmente nuestro corazón a la luz de la Palabra de Dios, y sea
nuestra primera obra poner nuestro corazón en orden por la ayuda de Cristo.
Dios ha hecho su parte en la obra de salvar a los hombres, y ahora pide la cooperación
de la iglesia. Allí está la sangre de Cristo, la Palabra de verdad, el Espíritu Santo, por un
lado, y por el otro las almas que perecen. Cada uno de los que siguen a Cristo tiene que
hacer una parte para inducir a los hombres a aceptar las bendiciones que el ciclo ha pro-
visto. Examinémonos detenidamente a nosotros mismos y veamos si hemos hecho esta
obra. Indaguemos nuestros motivos y cada acción de nuestra vida. ¿No hay muchos
cuadros desagradables grabados en la memoria? Con frecuencia habéis necesitado el
perdón de Jesús. Habéis dependido constantemente de su compasión y amor. Sin em-
bargo, ¿no habéis dejado de manifestar hacia otros el espíritu que Cristo manifestó hacia
vosotros? ¿Habéis sentido preocupación por aquel a quien visteis aventurarse por sendas
prohibidas? ¿Le habéis amonestado bondadosamente? ¿Habéis llorado y orado por él y
con él? ¿Habéis demostrado por vuestras palabras de ternura y actos bondadosos que le
amabais y deseabais salvarle? Mientras tratabais a aquellos que vacilaban y se tamba-
leaban bajo la carga de sus propias flaquezas de disposición y de sus hábitos defectuo-
sos, ¿los habéis dejado pelear sus batallas solos, cuando podríais haberles ayudado? ¿No
habéis pasado de un lado del camino frente a estas almas fieramente tentadas, mientras
que el mundo estaba listo para manifestarles simpatía y para atraerlas a las redes de Sa-
tanás? ¿No habéis estado con Caín listos para decir: "¿Soy yo guarda de mi hermano?"
(Gén. 4:9). ¿Cómo debe considerar la obra de vuestra vida la gran Cabeza de la iglesia?
¿Cómo mira vuestra indiferencia para con los que se extravían del buen camino, Aquel
para quien toda alma es preciosa, como comprada por su sangre? ¿No teméis que él os
deje como los habéis dejado a ellos? Tened por seguro que el verdadero Centinela de la
casa del Señor ha notado toda negligencia.
8T:99-100. Estamos viendo el cumplimiento de estas advertencias. Nunca se han
cumplido tan fielmente las Escrituras como lo han sido estas.
Los hombres pueden lo mejor posible y con el mayor cuidado, construir edificios a
Pág. 12
prueba de fuego, pero un solo toque de la mano de Dios, una chispa del cielo, destruirá
por completo todo refugio.
Se ha preguntado si tengo algún consejo que Dios me ha dado, esperando prevenir la
llegada de la espada de fuego que estaba encima de Battle Creek. Ahora aquello que yo
temía ha llegado—la noticias del incendio del edificio de la Review & Herald. Cuando
esta noticia llegó, no quedé sorprendida, y no tuve palabras para decir. Lo que he tenido
que decir de tiempo en tiempo en advertencias, no ha surtido efecto excepto para endu-
recer a los que oyeron, y ahora sólo puedo decir: ‘Lo siento, lo siento mucho, que era
necesario que este golpe llegara. Suficiente luz ha sido dada. Si se hubiera puesto en
práctica, no se habría necesitado más luz.
A nuestro pueblo, ministros y laicos, se me ha instruido que diga: “Buscad al Eterno
mientras puede ser hallado, llamadlo en tanto que está cerca. Deje el impío su camino, y
el hombre malo sus pensamientos; y vuélvase al Señor, quien tendrá de él misericordia,
y a nuestro Dios, que es amplio en perdonar.”
Que cada alma está alerta. El adversario os sigue las huellas. Sed vigilantes, velando di-
ligentemente no sea que alguna trampa maestra y cuidadosamente escondida os coja de
sorpresa. Sean atentos los descuidados e indiferentes, no sea que el día del Señor venga
sobre ustedes como ladrón en la noche. Muchos se apartarán del camino de la humildad,
y, echando de sí el yugo de Cristo, caminarán por veredas extrañas. Enceguecidos y em-
belesados, dejarán la senda angosta que lleva a la ciudad de Dios.
TM:358-359. "Y escribe al ángel de la iglesia en SARDIS: El que tiene los siete Espíri-
tus de Dios, y las siete estrellas, dice estas cosas: Yo conozco tus obras, que tienes nom-
bre que vives, y estás muerto. Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para mo-
rir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios". Aquí el problema está re-
suelto. Las personas que aquí se describen han tenido la luz que los habría induci-
do a realizar obras completamente diferentes, si hubieran seguido la luz, y habrían
fortalecido las cosas que quedaban y que estaban por morir. La luz que brillaba en
sus propios corazones cuando Jesús habló a sus almas, diciendo: "Tus pecados Te: son
perdonados", debían haberla mantenido viva ayudando a los que necesitaban auxilio.
Se especifica claramente la obra que ha de ser hecha.- "Sé vigilante y confirma las
otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante
de Dios. Acuérdate pues de lo que has recibido y has oído, y guárdalo, y arrepiéntete.
Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti". Muchos
han oído y recibido la Palabra de vida, y han sido poderosamente conmovidos por la
verdad, pero han permitido que sus almas se volvieran frías, su le oscura, por su justicia
propia, por su espíritu de creerse importantes, por el orgullo debido a la posesión de un
conocimiento de la verdad que dejan de practicar. La verdad que no se pone en práctica,
pierde su poder. El corazón es cerrado a su divina influencia, y los que debieron ser
obreros para Cristo están ociosos, y las almas a quienes debieran ayudar son dejadas en
el desaliento, en las tinieblas y en la desesperación.
Pág. 13
7CBA:969-970. Se da una advertencia acerca de un tiempo cuando penetrarían errores
como un ladrón para robar la fe del pueblo de Dios, cuando los hijos de Dios debían ve-
lar diligentemente y estar constantemente en guardia contra los engaños del enemigo.
En Sardis muchos se habían convertido por la predicación de los apóstoles. La verdad
había sido recibida como una luz brillante y resplandeciente; pero algunos habían olvi-
dado la forma maravillosa en que habían recibido la verdad, y Jesús creyó necesario en-
viar un reproche.
Los antiguos portaestandartes habían caído uno tras otro, y algunos se habían cansado de
la frecuente repetición de las verdades. Deseaban una doctrina novedosa, más agradable
para muchas mentes. Pensaban que necesitaban un cambio maravilloso, y en su ceguera
espiritual no discernían que sus sofisterías desarraigarían todas las experiencias del pa-
sado.
Pero el Señor Jesús podía ver el fin desde el principio. Por medio de Juan les envió la
advertencia: "Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete.
Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón" (MS 34, 1905).
(2 Tim. 2:23-26.) Peligros de sutilizar.-
[Se cita Apoc. 3:1-3]. Entre aquellos a quienes fue enviado este mensaje algunos habían
oído la predicación de Juan el Bautista y habían sido convencidos por ella; pero perdie-
ron la fe en la cual una vez se regocijaron. Otros habían recibido la verdad de las ense-
ñanzas de Cristo y fueron creyentes fervorosos; pero habían perdido su primer amor y no
tenían vigor espiritual. No habían mantenido el principio de su confianza firme hasta el
fin. Tenían nombre de que vivían; pero estaban muertos en lo que se refiere a ejercer
una influencia salvadora. Tenían apariencia de piedad sin el poder correspondiente. Su-
tilizaban en cuanto a asuntos sin importancia especial, no dados por el Señor como
pruebas, hasta que esos asuntos se transformaron en montañas que los separaban de
Cristo y también entre sí...
"Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto". Delante de
Dios de nada vale la apariencia exterior. Las ceremonias externas de la religión son ab-
solutamente inútiles si falta el amor de Dios en el alma.
"Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir". Esta es nuestra obra.
Hay muchos que están a punto de morir espiritualmente, y el Señor nos exhorta
para que los fortalezcamos. Los hijos de Dios deben estar firmemente unidos con los
vínculos de la comunión cristiana, y deben ser fortalecidos en la fe hablando con fre-
cuencia mutuamente acerca de las preciosas verdades confiadas a ellos. Nunca deben
pasar su tiempo acusando y condenando el uno al otro (RH, 10-08-1905).
7CBA:970. [Se cita Apoc. 3:1-3]. El discernimiento manifestado por Cristo al pesar los
caracteres de los que ostentan el nombre del Señor en su carácter de cristianos, nos indu-
ce a comprender más plenamente que cada individuo está bajo la supervisión del Señor.
El conoce íntimamente los pensamientos y las intenciones del corazón, así como tam-
bién cada palabra y acto. Conoce todo lo que se refiere a nuestra experiencia religiosa;
sabe a quién amamos y servimos (MS 81, 1900).
Pág. 14
NB:101. En años ulteriores se me mostró que todavía no se han abandonado las falsas
teorías expuestas en lo pasado. Resurgirán en cuanto hallen circunstancias favorables.
No olvidemos que será sacudido todo cuanto pueda ser sacudido. El enemigo logrará
quebrantar la fe de algunos, pero quienes se mantengan fieles a los principios no serán
conmovidos. Permanecerán firmes entre las pruebas y las tentaciones. El Señor ha se-
ñalado los errores, y quienes no disciernan dónde se ha introducido Satanás, conti-
nuarán extraviados por falsos senderos. Jesús nos manda velar y fortalecer las co-
sas que quedan y que están por morir.
No debemos entrar en controversia con quienes sustentan teorías falsas. La controversia
es inútil. Cristo nunca entró en discusiones. El arma empleada por el Redentor del
mundo fue: "Escrito está". Adhirámonos a la palabra. Dejemos que el Señor Jesús y sus
mensajeros den testimonio. Sabemos que su testimonio es verdadero.
2T:104-105. Como el incrédulo Tomás, usted ha considerado ser una virtud el dudar
hasta poder tener clara evidencia, quitando de su mente toda razón para dudar. ¿Dio en-
comio Jesús al incrédulo Tomás al concederle la evidencia que él dijo que tendría antes
de creer? Jesús le dijo: “No seáis incrédulo sino creed.” Tomás contestó: “Mi Señor, mi
Dios.” No le queda otra sino la de creer; no hay lugar para dudar. Jesús entonces dijo:
“Tomás, porque me has visto, has creído: bienaventurados los que no vieron, y han creí-
do.” Usted me fue presentado como uniéndose con el líder rebelde y su hueste para an-
gustiar, confundir, desanimar, y hacer tropezar a los que están luchando por el bien, los
que se encuentran bajo el estandarte ensangrentado del Príncipe Emanuel. Su influen-
cia, me fue mostrado, ha hecho que almas se aparten del sábado del cuarto man-
damiento. Usted ha empleado sus talentos y su habilidad para fabricar armas y po-
nerlas en las manos de los enemigos de Dios, para que luchen en contra de los que
están procurando obedecer a Dios al guardar sus mandamientos. Mientras que án-
geles han sido comisionados para fortalecer las cosas que quedan, para resistir y
contrarrestar su influencia, ellos han visto con la más profunda tristeza su obra de
descorazonar y destruir. Usted ha hecho que lloren los ángeles puros y sin pecado.
2T:649. No son únicamente predicadores, yendo a las iglesias y orando y exhortando
ocasionalmente, lo Vermont necesita. Un clamor por obreros pudiera consistentemente
elevarse entre el pueblo de Dios en Vermont. Obreros sinceros y celosos se necesitan
para fortalecer las cosas que quedan al ministrar a las necesidades espirituales de
la gente. La causa de Dios por doquier, especialmente en Vermont, necesita hombres
que lleven responsabilidades. Los hombres cubren vez tras vez el mismo terreno, pero
logran muy poco, si algo. Tienen buenas visitas con los hermanos, y esto es frecuente-
mente lo único que se hace; y sin embargo esperan que se les remunere por su tiempo.
8T:135-136. Debe ponerse un límite a la expansión de nuestras instituciones en Battle
Creek. El campo es el mundo, y Dios tiene un interés en otras partes de su gran viña.
Existen iglesias e instituciones que están estrechando cada nervio para establecerse, para
Pág. 15
poder vivir. Que nuestras instituciones se responsabilicen en fortalecer las cosas que
quedan y están por morir. ¡Cuán fácilmente pudiera la gran iglesia en Battle Creek
proporcionar algunos de sus recursos para la ayuda de las iglesias más pobres, que casi
están dobladas bajo el peso de la deuda! ¿Por qué es que estas iglesias hermanas son de-
jadas de año en año para luchar con la pobreza y la deuda? El egoísmo trae la muerte es-
piritual. ¡Cuán grande bien pudieran lograr nuestras iglesias más capaces si ayudaran a
sus iglesias hermanas, llevándolas a una condición de prosperidad!
TM:363-364. Representará el carácter sagrado de la obra, magnificará la verdad, y
siempre presentará delante de los hombres y de los ángeles el perfume santo del carácter
de Cristo. Este es el fuego sagrado encendido por Dios. Cualquier cosa fuera de esto es
fuego extraño, que Dios aborrece, y tanto más ofensivo cuanto mayores sean las respon-
sabilidades envueltas en la posición del obrero.
Tengo un mensaje de Dios para los pecadores en Sión, aquellos a los cuales Cristo
se dirigió: "Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir; porque no
he hallado tus obras perfectas delante de Dios". Necesitáis ofrecer siempre el fuego
sagrado; pues entonces las obras de Cristo, su amor, su misericordia, su justicia,
ascenderán delante de Dios, como una nube de fragante y santo incienso, plena-
mente aceptables.
Pero el fuego extraño ha sido ofrecido en el empleo de palabras rudas, en la importancia
propia, la exaltación del yo, en la justicia propia, en la autoridad arbitraria, en el espíritu
dominante, en la opresión, en la restricción de la libertad del pueblo de Dios, atando a
los hijos de Dios con planes y reglas que Dios no ha dictado, ni han surgido en su mente.
Todas estas cosas son fuego extraño, no reconocido por Dios, y son una permanente re-
presentación falsa de su carácter.
RH, 24 de Mayo de 1892. Se necesitan ministros que sienten la necesidad e ser obreros
colaborando con Dios, quienes saldrán para edificar la gente en conocimiento espiritual
hasta la medida plena en Cristo. Se necesitan ministros que se eduquen mediante la so-
lemne, y reverencial comunión con Dios en la cámara de oración, para poder ser hom-
bres de poder en la oración. La piedad se ha degenerado en formalismo, y es necesa-
rio fortalecer las cosas que quedan y que están por morir. La obra del ministerio ha
sido olvidada y la obra está menguando por haber sido sabiamente atendida. ¿Có-
mo sabréis que la palabra hablada desde el púlpito ha sido de beneficio a los que
escuchan, si no visitáis las familias, orando con ellos, y conociendo el verdadero es-
tado mental y la verdadera condición de su experiencia, para poder llevarlos hacia
el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo? Se necesita que el hálito divino se
haga sentir sobre ellos, y les proporcione vida espiritual. Las iglesias necesitan ser ilu-
minadas respecto a la religión práctica en la vida hogareña. Vez tras vez la necesidad de
vivir una vida virtuosa, de tener un corazón santificado, de revelar una creciente con-
formidad a la imagen de Cristo, deber ser presentada al pueblo. ¿Reconocen que la obra
de santificación ha de ser una obra de toda la vida?
Pág. 16
RH, 4 de Marzo de 1890. Cuando salgáis de esta reunión, debe ser para enseñar la ver-
dad a otros, deber ser para ir a estas iglesias para destellar luz, no del cerebro de otro
hombre, sino de la luz que ustedes han recibido mediante la diligente búsqueda en la pa-
labra de Dios. Debéis saber que vuestra lámpara está alumbrada en el altar divino,
y que podéis emanar rayos brillantes en el camino de los que están en tinieblas.
Cuando salís de aquí, debe ser para confirmar a los débiles, para fortalecer los bra-
zos que están débiles, para decir a los que son de corazón tembloroso, “Sed fuertes,
no temáis: he aquí vuestro Dios vendrá con venganza, sí, vendrá con recompensa;
él vendrá y os salvará.” Debéis salir para fortalecer las cosas que quedan y que es-
tán por morir, de modo que haya un testimonio viviente reavivado entre nuestras
filas, y los hombres digan: “Escuchad lo que el Señor ha hecho por mi alma.”
SpM:367. A todo obrero médico conectado con la causa de Dios son dirigidas las pala-
bras dichas por Pablo a Timoteo: “Cuida de ti y de la doctrina.” Necesitamos examinar-
nos de cerca, y renunciar todo plan o principio que nos lleve a representar mal al Señor.
La experiencia del pasado ha de ser revisada cercanamente. Cada motivo ha de ser exa-
minado con exactitud. Todo proyecto ambicioso que es contrario a la Palabra de Dios ha
de puesto a un lado. La palabra que me es dada para hablarles es: “No he encontra-
do tus obras perfectas delante de Dios.” El Señor no aceptará el servicio más es-
pléndido que significa el abandono del yugo más liviano de parte de su pueblo. No
hemos de fraguar yugo alguno para nuestro prójimo. La palabra de Dios a nosotros
es que hemos de romper todo yugo.
TM:363-364. Tengo un mensaje de Dios para los pecadores en Sión, aquellos a los cua-
les Cristo se dirigió: "Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir; por-
que no he hallado tus obras perfectas delante de Dios". Necesitáis ofrecer siempre
el fuego sagrado; pues entonces las obras de Cristo, su amor, su misericordia, su
justicia, ascenderán delante de Dios, como una nube de fragante y santo incienso,
plenamente aceptables.
Versículo 3. “Acuérdate de lo que has recibido y oído. Guárdalo, y arrepiéntete. Si no
velas, vendré como ladrón, Y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.”
CS:544. Estamos viviendo ahora en el gran día de la expiación. Cuando en el servi-
cio simbólico el sumo sacerdote hacia la propiciación por Israel, todos debían afli-
gir sus almas arrepintiéndose de sus pecados y humillándose ante el Señor, si no
querían verse separados del pueblo. De la misma manera, todos los que desean que
sus nombres sean conservados en el libro de la vida, deben ahora, en los pocos días
que les quedan de este tiempo de gracia, afligir sus almas ante Dios con verdadero
arrepentimiento y dolor por sus pecados. Hay que escudriñar honda y sinceramente
el corazón. Hay que deponer el espíritu liviano y frívolo al que se entregan tantos cris-
tianos de profesión. Empeñada lucha espera a todos aquellos que quieran subyugar las
Pág. 17
malas inclinaciones que tratan de dominarlos. La obra de preparación es obra indivi-
dual. No somos salvados en grupos. La pureza y la devoción de uno no suplirá la falta
de estas cualidades en otro. Si bien todas las naciones deben pasar en juicio ante Dios,
sin embargo él examinará el caso de cada individuo de un modo tan rígido y minucioso
como si no hubiese otro ser en la tierra. Cada cual tiene que ser probado y encontrado
sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante.
7CBA:970-971. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo y arrepiénte-
te". Los que han nacido de nuevo recuerdan con qué gozo y alegría recibieron la luz del
cielo y cuán deseosos estaban de contar a todos acerca de su felicidad...
"Guárdalo". No significa, guarda tus pecados, sino guarda el consuelo, la fe, la es-
peranza que Dios Te: ha dado en su Palabra. Nunca Te: desanimes. Un hombre des-
animado no puede hacer nada. Satanás está procurando desanimaros diciéndoos que es
inútil servir a Dios, que no vale la pena, y que da lo mismo buscar los placeres y gozos
de este mundo. Pero "¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere
su alma?" Podéis disfrutar de placeres mundanos a expensas del mundo futuro; pero
¿podréis permitiros pagar tal precio?
Debemos "guardar" toda la luz que recibimos del cielo y vivir a la altura de ella.
¿Por qué? Porque Dios quiere que nos aferremos a la verdad eterna y actuemos
como la mano ayudadora del Señor, comunicando la luz a aquellos que no conocen
su amor hacia ellos. Cuando os entregasteis a Cristo hicisteis una promesa en la pre-
sencia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: los tres grandes Dignatarios personales del
cielo. "Guardad" firmemente esa promesa.
"Y arrepiéntete". Nuestra vida debe ser una vida de arrepentimiento y humildad
continuos. Necesitamos arrepentirnos constantemente para que podamos ser cons-
tantemente victoriosos. Cuando tenemos verdadera humildad logramos la victoria. El
enemigo nunca puede arrancar de la mano de Cristo a aquel que sencillamente confía en
las promesas del Señor. Si la persona confía y procede con obediencia, la mente será
sensible a las impresiones divinas y la luz de Dios resplandecerá para alumbrar el enten-
dimiento. ¡Qué privilegios tenemos en Cristo Jesús!
Un verdadero sentimiento de arrepentimiento delante de Dios no nos mantiene en servi-
dumbre haciéndonos sentir como las personas en un cortejo fúnebre. Debemos estar
alegres y no tristes; pero todo el tiempo debemos estar tristes porque después de que
Cristo dio su preciosa vida por nosotros entregamos tantos años de nuestra vida a las po-
testades de las tinieblas. Debemos sentir pesar en el corazón cuando recordamos que
después de que Cristo dio todo lo suyo por nuestra redención, usamos en el servicio del
enemigo algo del tiempo y de las capacidades que el Señor nos confió como talentos pa-
ra usar para la gloria de su nombre. Debemos arrepentirnos porque no nos hemos esfor-
zado en toda forma posible para familiarizarnos con la preciosa verdad que nos capacita
para emplear aquella fe que obra por el amor y purifica el alma.
Cuando vemos almas alejadas de Cristo debemos ponernos en su lugar y sentir arrepen-
timiento en su favor delante de Dios, y no descansar hasta que las llevemos al arrepen-
Pág. 18
timiento. Si hacemos todo lo que podamos y sin embargo no se arrepienten, el pecado
está a la puerta de ellas; pero todavía debemos sentir dolor de corazón debido a su con-
dición, mostrándoles cómo arrepentirse y tratando de guiarlas paso tras paso a Jesucristo
(MS 92, 190l).
PE:60. Pronto llegará ese tiempo, y habremos de asirnos firmemente del fuerte bra-
zo de Jehová, porque todos los prodigios y las grandes señales del diablo tienen por
finalidad engañar y vencer al pueblo de Dios. Nuestra mente debe estar fija en Dios,
y no debemos experimentar el temor que tienen los impíos; es decir, no hemos de temer
lo que ellos temen, ni reverenciar lo que ellos reverencian, sino ser esforzados y valien-
tes en pro de la verdad.
RETÉN LO QUE TIENES, Y ARREPIÉNTETE. Véase también EGW sobre Apoc.
2:25.
DTG:589. El mal siervo dice en su corazón: "Mi señor se tarda en venir." No dice que
Cristo no vendrá. No se burla de la idea de su segunda venida. Pero en su corazón y por
sus acciones y palabras, declara que la venida de su Señor tarda. Destierra del ánimo
ajeno la convicción de que el Señor va a venir prestamente. Su influencia induce a los
hombres a una demora presuntuosa y negligente. Los confirma en su mundanalidad y es-
tupor. Las pasiones terrenales y los pensamientos corruptos se posesionan de su mente.
El mal siervo come y bebe con los borrachos, y se une con el mundo en la búsqueda de
placeres. Hiere a sus consiervos acusando y condenando a los que son fieles a su Maes-
tro. Se asocia con el mundo. Siendo semejantes, participan juntos en la transgresión. Es
una asimilación temible. Juntamente con el mundo, queda entrampado. Se nos advierte:
"Vendrá el Señor de aquel siervo... a la hora que no sabe, y le cortará por medio, y pon-
drá su parte con los hipócritas.
"Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti." El
advenimiento de Cristo sorprenderá a los falsos maestros. Están diciendo: "Paz y se-
guridad." Como los sacerdotes y doctores antes de la caída de Jerusalén, esperan que la
iglesia disfrute de prosperidad terrenal y gloria. Interpretan las señales de los tiempos
como indicios de esto. Pero qué dice la Palabra inspirada? "Vendrá sobre ellos destruc-
ción de repente."* El día de Dios vendrá como ladrón sobre todos los que moran en la
faz de la tierra, que hacen de este mundo su hogar. Viene para ellos como ladrón furtivo.
CS:354-355. Cuando el Salvador dirigió la atención de sus discípulos hacia las señales
de su regreso, predijo el estado de apostasía 355 que existiría precisamente antes de su
segundo advenimiento. Habría, como en los días de Noé, actividad febril en los negocios
mundanos y sed de placeres, y los seres humanos iban a comprar, vender, sembrar, edi-
ficar, casarse y darse en matrimonio, olvidándose entre tanto de Dios y de la vida futura.
La amonestación de Cristo para los que vivieran en aquel tiempo es: "Mirad, pues, por
vosotros mismos, no sea que vuestros corazones sean entorpecidos con la glotonería, y
Pág. 19
la embriaguez, y los cuidados de esta vida, y así os sobrevenga de improviso aquel día."
"Velad, pues, en todo tiempo, y orad, a fin de que logréis evitar todas estas cosas que
van a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre". (Luc. 21:34, 36, V.M.)
La condición en que se hallaría entonces la iglesia está descrita en las palabras del Sal-
vador en el Apocalipsis: "Tienes nombre que vives, y estás muerto." Y a los que no
quieren dejar su indolente descuido, se les dirige el solemne aviso: "Si no velares,
vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti." (Apoc. 3:1, 3).
Maranata:268. Durante la noche pasó ante mí una escena sumamente impresionante. Pa-
recía haber gran confusión y lucha de ejércitos. Un mensajero del Señor se paró ante mí
y dijo: "Llama a tu familia. Yo os conduciré, seguidme". Me llevó por un oscuro pasaje
a través de un bosque; luego por un desfiladero de las montañas, y dijo "Aquí estarás se-
gura". Había otros que habían sido llevados a aquel retiro. El mensajero celestial dijo:
"El tiempo de prueba vendrá como ladrón en la noche, como el señor anunció que ven-
dría".
RH, 22 de Noviembre de 1906. El Señor pide a los que creen en él que sean obreros jun-
to con él. Mientras dure la vida, no han de sentir que su obra está cumplida. ¿Permitire-
mos que se cumplan las señales del fin sin decir a la gente lo que viene sobre la tierra?
¿Los veremos bajar a las tinieblas sin haberles impresionado tocante a la necesidad de
hacer preparación para encontrarse con el Señor? A menos que nosotros mismos cum-
plamos nuestro deber para con los que nos rodean, el día de Dios vendrá sobre no-
sotros como ladrón. La confusión llena al mundo y un gran terror pronto ha de ve-
nir sobre los seres humanos. El fin está muy cerca. Nosotros que conocemos la ver-
dad debemos estar preparándonos para lo que pronto ha de romper sobre el mun-
do como sorpresa sobrecogedora.
14ML:97. El mundo lleno de revueltas, lleno de placer impío, está dormido, dormi-
do en seguridad carnal, poniendo a lejos la venida del Señor, burlándose de las ad-
vertencias, llamando fanáticos entusiastas y locos a los que procuran llamarles la
atención. Los amantes del placer más que de Dios son tomados por sorpresa. Este
es el orgulloso alarde que se hace: “Todo permanece como era desde el principio.
Mañana será como este día, o mucho más mejor. Nos profundizaremos más en el
placer desenfrenado.” Pero, dice Cristo: “He aquí yo vengo como ladrón.” Cuando
el burlador, el que rechaza la verdad, se ha hecho presuntuoso, cuando la rutina
del trabajo en las diferentes líneas comerciales se está llevando a cabo sin respeto a
principio, cuando el estudiante está plenamente envuelto en fines ambiciosos para
obtener todo excepto conocimiento de la Biblia, Cristo viene como ladrón. La adver-
tencia ha sido dada: “Por tanto velad: pues no sabéis a qué hora vuestro Señor viene. Pe-
ro saber esto, que si el esposo de al casa hubiera sabido en qué vela el ladrón vendría, él
hubiera velado, y no hubiera permitido que su casa fuera saqueada” [Mateo 24:42-43].
Cada hora que pasa es una hora menos para que hagáis preparación de carácter para este
Pág. 20
gran evento. MS 7ª, 1896.
PM:312-313. Los juicios de Dios se ven sobre la tierra. Permitiremos que estas cosas
vengan sobre el mundo sin decir a la gente el significado de estas terribles calamidades,
y cómo todos pueden evadir la ira que viene? Dejaremos que nuestros vecinos perma-
nezcan en tinieblas sin hacer preparación para la vida futura? A menos que nosotros
mismos reconozcamos dónde es que estamos situados, el día de Dios vendrá sobre noso-
tros como ladrón...
4SP:443-444. A todos, el tiempo de prueba llegará. Mediante el zarandeo de la tenta-
ción, el cristiano genuino será revelado. ¿Está el pueblo de Dios ahora establecido tan
firmemente sobre su palabra que no cederían a las evidencias de sus sentidos? ¿En tal
crisis, se apegarían a la Biblia, y sólo a la Biblia? Satanás, si fuera posible, no permitiría
que obtuvieran una preparación para estar de pie en ese día. Él arreglará los asuntos de
tal forma como para poner barreras, enmarañarlos con tesoros mundanales, hacer-
los llevar una pesada, y agobiadora carga, de modo que sus corazones sean sobre-
cargados con los afanes de esta vida, y el día de prueba venga sobre ellos como la-
drón.
VENDRÉ SOBRE TI COMO LADRÓN. Véase también EGW sobre Revelación 16:15.
Versículo 4. "Con todo, tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado su
ropa, y andarán conmigo vestidas de blanco, porque son dignas”.
7CBA:996-997. La iglesia es la desposada, la esposa del Cordero. Debe conservarse pu-
ra, santificada, santa. Nunca debe complacerse en ninguna necedad, pues es la novia de
un Rey; sin embargo, no comprende su excelsa posición. Si lo entendiera, internamente
estaría llena de toda gloria (Carta 177, 1901).
PE:216. Así se valió Satanás de la resurrección en provecho de sus propósitos. El y sus
ángeles se congratularon de que los errores por ellos preparados fuesen aceptados tan
favorablemente entre quienes se llamaban amigos de Cristo. Lo que uno consideraba
con religioso horror, lo admitía otro, y así fueron celosamente acogidos y defendidos di-
ferentes errores. La voluntad de Dios, tan claramente revelada en su Palabra, fue encu-
bierta con errores y tradiciones que eran enseñados como mandamientos de Dios. Aun-
que este engaño que desafía al cielo será tolerado hasta la segunda venida de Jesús,
no ha quedado Dios sin testigos durante todo ese tiempo de error y engaño. En
medio de las tinieblas y persecuciones contra la iglesia, siempre hubo cristianos que
guardaron fielmente todos los mandamientos de Dios.
7CBA:970. Se presenta a la iglesia de Sardis como que tuviera en ella unas pocas
personas fieles entre las muchas que, por así decirlo, se habían vuelto descuidadas e
Pág. 21
insensibles a sus obligaciones para con Dios. "Tienes unas pocas personas en Sar-
dis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas,
porque son dignas". ¿Quién es tan favorecido como para ser contado entre esas pocas
personas en Sardis? ¿Eres tú? ¿Soy yo? ¿Quiénes están entre ese número? ¿No es mejor
para nosotros que averigüemos este asunto para que podamos saber a quiénes se refiere
el Señor cuando dice que unas pocas personas no han manchado sus ropas blancas del
carácter? (MS 81, 1900).
TM:454. Dios me ha mostrado que en el mismo tiempo en que se estén cumpliendo en
torno a nosotros las señales de los tiempos, cuando oigamos, por así decirlo, el paso -de
las huestes del cielo que cumplen su mis n, hombres inteligentes, hombres que ocupen
puestos de responsabilidad, estarán colocando materiales podridos en el edificio de su
carácter: material que será consumible en el día de Dios, y que decidirá que son inaptos
para entrar en las mansiones de arriba. Han rehusado despojarse de los vestidos sucios;
sé han aferrado á ellos como si fueran de precioso valor. Perderán el cielo y una eterni-
dad de bendición a causa de ello.
HAp:417. Es correcto amar lo bello y desearlo; pero Dios desea que primero amemos y
busquemos las bellezas superiores, que son imperecederas. Ningún adorno exterior
puede ser comparado en valor o belleza con aquel "espíritu agradable y pacífico,"
el "lino finísimo, blanco y limpio" (Apoc. 19:14) que todos los santos de la tierra
usarán. Estas ropas los harán hermosos y deseables aquí, y en el futuro serán su
distintivo de admisión en el palacio del Rey. Su promesa es: "Y andarán conmigo
en vestiduras blancas; porque son dignos." (Apoc. 3:4).
7CBA:937. Cuando contemplamos a Cristo con los ojos de la fe, vemos la necesidad de
llegar a ser puros de pensamiento y santos de carácter. Cristo nos invita a que nos acer-
quemos a él, y él promete que se acercará a nosotros. Al contemplarlo vemos al Dios
invisible que revistió su divinidad con humanidad para que por medio de la humanidad
pudiera exhalar una gloria discreta y moderada, de modo que nuestros Ojos pudieran
descansar en él y nuestras almas no fueran destruidas por su resplandor en toda su pleni-
tud. Contemplamos a Dios a través de Cristo, nuestro Creador y Redentor. Tenemos el
privilegio de contemplar a Jesús por fe, y de verlo de pie entre la humanidad y el trono
eterno. Es nuestro Abogado que presenta nuestras oraciones y ofrendas como sacrificios
espirituales ante Dios. Jesús es la gran propiciación impecable y por sus méritos Dios y
el hombre pueden dialogar.
Cristo penetró en la eternidad llevando su humanidad. Está delante de Dios como
representante de nuestra raza. Cuando estamos vestidos con el traje de bodas de
su justicia, llegamos a ser uno con él, y dice de nosotros: "Andarán conmigo en ves-
tiduras blancas, porque son dignos". Sus santos lo contemplarán en su gloria, sin
que se interponga un velo que lo opaque (YI, 28-10-1897).
Pág. 22
7CBA:971. "Tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras;
y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas". Se les confiere este ho-
nor debido a su fe. En esta vida no se jactaron ni su alma se envaneció. Con intenso de-
seo, con fe pura y santa se aferraron a la promesa de riquezas eternas. Su único deseo
era ser como Cristo. Siempre mantuvieron en alto la norma de justicia. Les es dado
un eterno peso de gloria porque en la tierra anduvieron con Dios guardándose sin
mancha en el mundo, revelando a sus prójimos la justicia de Cristo. De esas perso-
nas declara el Salvador: "Andarán conmigo en vestiduras blancas, en el mundo
que he preparado para ellas" [se cita Apoc. 3:5] (RH, 10-08-1905).
7CBA:971-972. [Se cita Apoc. 3:4-5]. Estas palabras se dan para las personas que aún
están relacionadas con el mundo, sujetas a tentaciones e influencias que son engañosas y
alucinantes. Mientras mantengan fija su atención en Aquel que es su sol y su escudo, las
tinieblas y la oscuridad que las rodean no dejarán una mancha ni una mácula en sus ves-
tiduras. Caminarán con Cristo; orarán, creerán y trabajarán para salvar a las almas que
están a punto de perecer. Están tratando de romper las ataduras con que Satanás las ha
ligado, y no serán avergonzadas si por fe hacen de Cristo su compañero. El gran enga-
ñador presentará constantemente tentaciones y engaños para echar a perder la obra del
ser humano; pero si éste confía en Dios, si es manso, humilde y dócil de corazón, si per-
severa en el camino del Señor, el cielo se regocijará porque ganará la victoria. Dios dice:
"Andará conmigo de blanco, con vestiduras inmaculadas, porque es digno" (MS 97,
1898).
CsS:359. Siempre está abierta la vía de acceso al trono de Dios. No siempre podemos
orar de rodillas, pero nuestras peticiones silenciosas pueden ascender constantemente
hacia Dios a fin de solicitar poder y dirección. Cuando seamos tentados, como lo se-
remos, podemos correr hacia el lugar secreto del Altísimo. Sus brazos eternos nos
sostendrán. Que estas palabras nos llenen de gozo: "Pero tienes unas pocas perso-
nas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestidu-
ras blancas, porque son dignas" (Apocalipsis 3: 4).
CsS:421. Si permitimos que el exceso de trabajo nos aleje de nuestro propósito de bus-
car diariamente al Señor, cometeremos los mayores errores; incurriremos en pérdidas,
porque el Señor no está con nosotros; así hemos cerrado la puerta para que él no tenga
acceso a nuestras almas. Pero si oramos aun cuando tenemos las manos ocupadas, los
oídos del Salvador están abiertos para escuchar nuestras peticiones. Si estamos decidi-
dos a no separarnos de la fuente de nuestra fortaleza, Jesús se pondrá decididamente a
nuestra mano derecha para ayudarnos, a fin de que nuestros enemigos no nos avergüen-
cen. La gracia de Cristo puede cumplir por nosotros todo lo que nuestros esfuerzos fa-
llarán en hacer. Los que aman y temen a Dios pueden estar rodeados por una multitud
de cuidados, y sin embargo no fallar ni hacer sendas torcidas para sus pies. Dios se ocu-
pa de vosotros en el lugar donde desempeñáis vuestro deber. Pero aseguraos de ir con
Pág. 23
frecuencia al lugar donde se acostumbra a orar. El Salvador dice: "Pero tienes una
pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo
en vestiduras blancas, porque son dignas" (Apocalipsis 3: 4). Estas almas vencie-
ron por medio de la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio. En medio de
la contaminación moral que prevalecía en todas partes, se mantuvieron firmes en
su integridad, ¿y por qué? Porque participaban de la naturaleza divina, y así escaparon
de la corrupción que se encuentra en el mundo a causa de la concupiscencia. Se hicieron
ricos en fe, herederos de un patrimonio de más valor que el oro de Ofir. Solamente una
vida que depende constantemente del Salvador es una vida de santidad.
DTG:298-299. Los que aceptan la palabra de Cristo al pie de la letra, y entregan su alma
a su custodia, y su vida para que él la ordene, hallarán paz y quietud. Ninguna cosa del
mundo puede entristecerlos cuando Jesús los alegra con su presencia. En la perfecta
aquiescencia hay descanso perfecto. El Señor dice: "Tú le guardarás en completa paz,
cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado." Nuestra vida puede pa-
recer enredada, pero al confiarnos al sabio Artífice Maestro, él desentrañará el
modelo de vida y carácter que sea para su propia gloria. Y ese carácter que expresa
la gloria -o carácter- de Cristo, será recibido en el Paraíso de Dios Los miembros de
una raza renovada andarán con él en vestiduras blancas porque son dignos.
A medida que entramos por Jesús en el descanso, empezamos aquí a disfrutar del cielo.
Respondemos a su invitación: Venid, aprended de mí, y al venir así comenzamos la vida
eterna. El cielo consiste en acercarse incesantemente a Dios por Cristo. Cuanto más
tiempo estemos en el cielo de la felicidad, tanto más de la gloria se abrirá ante nosotros;
y cuanto más conozcamos a Dios, tanto más intensa será nuestra felicidad. A medida que
andamos con Jesús en esta vida, podemos estar llenos de su amor, satisfechos con su
presencia. Podemos recibir aquí todo lo que la naturaleza humana puede soportar. Pero,
¿qué es esto comparado con lo que nos espera más allá? Allí "están delante del trono de
Dios, y le sirven día y noche en su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su
pabellón sobre ellos. No tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos,
ni otro ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los
guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos."
Ed:249. Es justo amar la belleza y desearla; pero Dios desea que primero amemos y
busquemos la belleza superior, imperecedera. Las producciones más descollantes del
ingenio humano no poseen belleza alguna que pueda compararse a la hermosura de ca-
rácter que a su vista es de "gran precio".
Enséñese a los jóvenes y niños a escoger para sí la vestidura real tejida en el telar
del cielo, el "lino fino, limpio... resplandeciente" que usarán todos los santos de la
tierra. Se ofrece gratuitamente a todo ser humano esta vestidura, el carácter inma-
culado de Cristo. Pero todos los que la reciban la han de recibir y usar aquí.
Enséñese a los niños que al abrir la mente a los pensamientos puros y amantes, y al ha-
cer algo útil y amable, se visten con el hermoso atuendo del carácter de Cristo. Ese tra-
Pág. 24
je les dará hermosura e influirá para que sean amados aquí, y más adelante será su
título de admisión al palacio del Rey. Su promesa es: "Andarán conmigo en vesti-
duras blancas, porque son dignos"
5T:368. Los más fuertes incentivos a la fidelidad son puestos ante nosotros, los motivos
más altos, las recompensas más gloriosas. Los cristianos ha de ser los representantes de
Cristo, hijos e hijas de Dios. Ellos son sus joyas, su peculiar tesoro. A todos los que
mantengan su fidelidad él declara: “Caminarán conmigo en blanco: pues son dig-
nos.” Aquellos que lleguen a los portales de eterna gloria no considerarán que ha-
yan hecho algún sacrificio demasiado grande.
Que Dios os ayude a soportar la prueba y preservar vuestra integridad. Aferraos por la fe
a Jesús. No descorazonéis a vuestro Redentor. Sta. Helena, California, 13 de Febrero de
1885.
5T:481-482. Dentro de poco habremos de encontrarnos con nuestro Señor; ¿y cómo le
daremos cuenta del uso que hemos hecho de nuestro tiempo, nuestros talentos de in-
fluencia, y nuestras posesiones? Nuestro gozo debe estar en la obra de ganar almas. So-
lemnemente pregunto a la iglesia de Healdsburg: ¿Se encuentra de verdad Dios entre us-
tedes? Dice el Testigo Fiel: “Con todo, tienes unas pocas personas en Sardis que no
han manchado su ropa, y andarán conmigo vestidas de blanco, porque son dignas.”
¿Pertenecéis vosotros a este número? ¿Habéis sostenido con firmeza vuestra inte-
gridad? Como hombres que se están ahogando, os habéis aferrado a Jesús, quien es
vuestro refugio? ¿Le estáis obedeciendo, viviendo para él, amándole? ¿Es cada miem-
bro puro y santo y sin mancha, como aquel en cuya boca no hay engaño? Si es así, sois
los más felices; pues sois, a la vista de Dios, “más preciosos que el oro fino; aun...que el
oro fino de Ofir.” Mientras multitudes adoran al hombre, y no sirven al Santo de Israel,
existen unos pocos que no han manchado sus vestiduras, sino que las han mantenido
limpias de la corrupción del mundo; y estos pocos serán un poder. Esta clase tendrá esa
fe que obra por el amor y purifica el alma. Ejemplificarán los altos principios cristianos.
Procurarán una conexión personal con la Fuente de luz y tratarán de hacer una constante
mejoría, cultivando cada facultad a su máximo. Dios desearía que introduzcáis a vuestra
vida la rectitud e integridad más férrea; y esto os distinguirá ante el mundo como hijos
del Dios Altísimo. Jesús fue calmado y tranquilo, no perdiendo su dominio propio, aun
cuando en tormentoso conflicto, en medio de los más fieros elementos de oposición.
9T:115. El compasivo Redentor ordena a sus siervos que den tanto a ricos como a po-
bres la invitación a la cena. Salid a los caminos y vallados, y por vuestros esfuerzos per-
severantes y resueltos, forzadlos a entrar. Echen mano los ministros del Evangelio a es-
tos hombres pudientes del mundo, y tráiganlos al banquete de la verdad que Cristo ha
preparado para ellos. El que dio su vida preciosa para ellos, dice: "Hacedlos, entrar, y
sentar a mi mesa, y les serviré."
Ministros de Cristo, uníos con esta clase. No la paséis por alto como si no hubiese espe-
Pág. 25
ranza para ella. Trabajad con toda la persuasión posible, y como fruto de vuestros
esfuerzos fieles, veréis en el reino de los cielos a hombres y mujeres que serán coro-
nados como vencedores y cantarán el himno triunfante del vencedor. "Andarán
conmigo en vestiduras blancas -dice el Primero y el Postrero;-porque son dignos."
Se ha realizado demasiado poco esfuerzo en favor de los hombres que ocupan posicio-
nes de responsabilidad en el mundo. Muchos de ellos poseen calificaciones superiores;
tienen recursos e influencia. Estos son dones preciosos que el Señor les confió para que
los desarrollen y empleen para bien de otros.
Versículo 5. "El que venza, será vestido de ropa blanca. No borraré su nombre del Libro
de la Vida, y confesaré su nombre ante mi padre y ante sus ángeles.”
HC:104. Hermano mío, hermana mía, abrid la puerta del corazón para recibir a Jesús.
Invitadle a entrar en el templo del alma. Ayudaos mutuamente a vencer los obstácu-
los que se encuentran en la vida matrimonial de todos. Arrostraréis un fiero com-
bate para vencer a vuestro adversario el diablo, y si queréis que Dios os ayude en la
batalla, debéis estar unidos en la decisión de vencer y de mantener los labios sella-
dos para no decir mal alguno, aun cuando hayáis de caer de rodillas y clamar: "Se-
ñor, reprime al adversario de mi alma."
BTS, 1 de Mayo de 1915. Todo el cielo se regocija sobre el alma débil y con defectos
que se entrega a Jesús, y vive una vida de pureza. Los que vencen consistentemente,
aman más a Jesús, y son puestos al lado de Cristo, al lado de gran trono blanco,
dentro del círculo cerrado; sí, muy honrados. “Con todo, tienes unas pocas personas
en Sardis que no han manchado su ropa, y andarán conmigo vestidas de blanco, porque
son dignas. El que venza, será vestido de ropa blanca. No borraré su nombre del Libro
de la Vida, y confesaré su nombre ante mi padre y ante sus ángeles.”
RH, 9 de Julio de 1908. La expresión: “El que venciere,” indica que existe algo que
cada uno necesita vencer. El vencedor ha de ser vestido en la vestidura blanca de la
justicia de Cristo, y de él está escrito: “No borraré su nombre del libro de la vida,
sino que confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de los ángeles.” ¡O,
qué privilegio es llegar a ser un vencedor, y que nuestros nombres sean presentados de-
lante del Padre por el mismo Salvador! Y cuando, como vencedores, seamos “vestidos
con vestiduras blancas,” el Señor reconocerá nuestra fidelidad tan ciertamente co-
mo cuando en los días de la iglesia cristiana primitiva reconoció los “pocos nom-
bres aun en Sardis” que no habían “manchado sus vestiduras;” y caminaremos con
él en blanco, pues mediante su sacrificio expiatorio seremos tenidos por dignos.
3MS:331. Pero no es un asunto fácil vencer las tendencias heredadas y cultivadas.
El yo es dominante, y lucha por la victoria. Pero las promesas son para "el que
Pág. 26
venciere". El Señor presenta el camino correcto, pero él no obliga a nadie a obedecer.
Él deja al arbitrio de quienes ha concedido la luz, recibirla o despreciarla; pero la con-
ducta de los tales es seguida por seguros resultados. La causa debe producir efectos...
ST, 4 de Agosto de 1890. Adán cayó cuando cedió al apetito. El hombre nunca pu-
diera haber vencido el poder del apetito a menos que Cristo hubiera vencido a su
favor; pero ahora el hombre puede obtener la victoria. Cristo vino para unir el po-
der divino con el esfuerzo humano, para que a pesar de que hemos quedado abati-
dos por el apetito pervertido, podemos coger ánimo, pues somos prisioneros de es-
peranza. No se nos exige que seamos vencedores en nuestra propia fuerza; median-
te una fe viviente podemos aferrarnos de las manos del Poder Infinito, y cuando Sa-
tanás viene con sus tentaciones, podemos apuntar a la cruz del Calvario, y decir:
“Cristo murió por mí; en su nombre yo puedo, y voy a vencer. Yo deseo llegar al
hogar edénico que Adán perdió. Yo debo, y así haré, pelearé las batallas del Señor, y se-
ré un vencedor, y tendré un lugar en el reino de gloria.”
9T:151. Cristo es el Redentor que simpatiza con nuestro pesar y que abunda en compa-
sión. En su poder sustentador, hombres y mujeres se hacen fuertes para resistir el mal.
Al ver el pecador culpable al pecado, le llega a ser muy aborrecible. Se maravilla de
por qué no hubo venido antes a Cristo. Él ve que sus defectos deben ser vencidos y
que sus apetitos y pasiones deben ser sujetados a la voluntad de Dios, que debe ser
participante de la naturaleza divina, habiendo vencido la corrupción que está en el
mundo mediante la lascivia. Habiéndose arrepentido de su transgresión de la ley de
Dios, se esfuerza sinceramente para vencer el pecado. Él procura revelar el poder de
la gracia de Cristo, y es llevado a una relación personal con el Salvador. Constantemente
guarda a Cristo delante de sí. Orando, creyendo, y recibiendo las bendiciones que nece-
sita, se acerca más y más a la norma divina.
YI, 7 de Septiembre de 1893. Nadie diga: “Yo no puedo vencer mis defectos de ca-
rácter;” pues si esta es su decisión, entonces no lograréis la vida eterna. La imposi-
bilidad estriba completamente en vuestra voluntad. Si usted no desea, eso constitu-
ye el por qué. La real dificultad es la corrupción de un corazón no santificado, y un
corazón indispuesto a someterse a la voluntad de Dios. Cuando en el corazón nace
un determinado propósito para vencer, tendréis una disposición para vencer, y cul-
tivaréis esos rasgos de carácter que son deseables, y entraréis en el conflicto con un
esfuerzo perseverante y consistente. Ejercitaréis una vigilancia continua sobre vuestros
defectos de carácter; y cultivaréis prácticas correctas en las cosas pequeñas. La dificul-
tad en vencer disminuirá en proporción a la santificación del corazón mediante la gracia
de Cristo. Esfuerzo sincero y perseverante os pondrá sobre el terreno ventajoso de la vic-
toria; pues aquel que se esfuerza para vencer en y mediante la gracia de Cristo, tendrá
iluminación divina, y entenderá cómo las grandes verdades pueden ser introducidas a las
cosas pequeñas, y la religión puede ser llevada a lo pequeño tanto como a lo grande de la
Pág. 27
vida.
7CBA:981. Las palmas significan que han ganado la victoria, y los mantos blancos que
han sido revestidos con la justicia de Cristo. Gracias a Dios porque se ha abierto una
fuente para lavar los mantos de nuestro carácter y hacerlos tan blancos como la nieve
(MS 23, sin fecha).
PVGM:133-134. No obstante los defectos del pueblo de Dios, Cristo no se aparta de los
objetos de su cuidado. Tiene poder para cambiar sus vestiduras. Saca sus ropas contami-
nadas, y pone sobre los que se arrepienten y creen, su propio manto de justicia, y escribe
"Perdonado" frente a sus nombres en los registros del cielo. Los confiesa como suyos
ante el universo celestial. Su adversario Satanás queda desenmascarado como acusador y
engañador. Dios hará justicia a sus elegidos.
PVGM:252-254. El vestido de boda de la parábola representa el carácter puro y sin
mancha que poseerán los verdaderos seguidores de Cristo. A la iglesia "le fue dado
que se vista de lino fino, limpio y brillante", "que no tuviese mancha, ni arruga, ni
cosa semejante". El lino fino, dice la Escritura, "son las justificaciones de los san-
tos". Es la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a
todos los que lo reciben como Salvador personal.
La ropa blanca de la inocencia era llevada por nuestros primeros padres cuando
fueron colocados por Dios en el santo Edén. Ellos vivían en perfecta conformidad con
la voluntad de Dios. Toda la fuerza de sus afectos era dada a su Padre celestial. Una
hermosa y suave luz, la luz de Dios, envolvía a la santa pareja. Este manto de luz era un
símbolo de sus vestiduras espirituales de celestial inocencia. Si hubieran permanecido
fieles a Dios, habría continuado envolviéndolos. Pero cuando entró el pecado, rompie-
ron su relación con Dios, y la luz que los había circuido se apartó. Desnudos y avergon-
zados, procuraron suplir la falta de los mantos celestiales cosiendo hojas de higuera para
cubrirse.
Esto es lo que los transgresores de la ley de Dios han hecho desde el día en que Adán y
Eva desobedecieron. Han cosido hojas de higuera para cubrir la desnudez causada por
la transgresión. Han usado los mantos de su propia invención; mediante sus propias
obras han tratado de cubrir sus pecados y hacerse aceptables a Dios.
Pero esto no pueden lograrlo jamás. El hombre no puede idear nada que pueda ocupar el
lugar de su perdido manto de inocencia. Ningún manto hecho de hojas de higuera, nin-
gún vestido común a la usanza mundana, podrán emplear aquellos que se sienten con
Cristo y los ángeles en la cena de las bodas del Cordero.
Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer
ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia so-
bre cada alma arrepentida y creyente. "Yo Te: amonesto -dice él- que de mí compres...
vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez".
Este manto, tejido en el telar del cielo, no tiene un solo hilo de invención humana. Cris-
Pág. 28
to, en su humanidad, desarrolló un carácter perfecto, y ofrece impartirnos a nosotros este
carácter. "Como trapos asquerosos son todas nuestras justicias". Todo cuanto podamos
hacer por nosotros mismos está manchado por el pecado. Pero el Hijo de Dios "apareció
para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él". Se define el pecado como "la
transgresión de la ley". Pero Cristo fue obediente a todo requerimiento de la ley. El dijo
de sí mismo: "Me complazco en hacer tu voluntad, o Dios mío, y tu ley está en medio de
mi corazón". Cuando estaba en la tierra dijo a sus discípulos: "He guardado los manda-
mientos de mi Padre". Por su perfecta obediencia ha hecho posible que cada ser humano
obedezca los mandamientos de Dios. Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se
une con su corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una
con su mente, los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que sig-
nifica estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces, cuando el Señor nos con-
templa, él ve no el vestido de hojas de higuera, no la desnudez y deformidad del pecado,
sino su propia ropa de justicia, que es la perfecta obediencia a la ley de Jehová.
CS:537-538. A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pecado, y
que hayan aceptado con fe la sangre de Cristo como su sacrificio expiatorio, se les
ha inscrito el perdón frente a sus nombres en los libros del cielo; como llegaron a
ser partícipes de la justicia de Cristo y su carácter está en armonía con la ley de
Dios, sus pecados serán borrados, y ellos mismos serán juzgados dignos de la vida
eterna. El Señor declara por el profeta Isaías: "Yo, yo soy aquel que borro tus transgre-
siones a causa de mí mismo, y no me acordaré más de tus pecados." (Isa. 43:25, V.M.)
Jesús dijo: "El que venciere, será así revestido de ropas blancas; y no borraré su nombre
del libro de la vida, sino confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus san-
tos ángeles." "A todo aquel, pues, que me confesare delante de los hombres, le confesaré
yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Pero a cualquiera que me negare
delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos".
(Apoc. 3:5; Mat. 10:32-33, V.M.)
Todo el más profundo interés manifestado entre los hombres por los fallos de los tribu-
nales terrenales no representa sino débilmente el interés manifestado en los atrios celes-
tiales cuando los nombres inscritos en el libro de la vida desfilen ante el Juez de toda la
tierra. El divino Intercesor aboga por que a todos los que han vencido por la fe en su
sangre se les perdonen sus transgresiones, a fin de que sean restablecidos en su morada
edénica y coronados con él coherederos del "señorío primero". (Miq. 4:8). Con sus es-
fuerzos para engañar y tentar a nuestra raza, Satanás había pensado frustrar el plan que
Dios tenía al crear al hombre, pero Cristo pide ahora que este plan sea llevado a cabo
como si el hombre no hubiese caído jamás. Pide para su pueblo, no sólo el perdón y la
justificación, plenos y completos, sino además participación en su gloria y un asiento en
su trono.
Mientras Jesús intercede por los súbditos de su gracia, Satanás los acusa ante Dios como
transgresores. El gran seductor procuró arrastrarlos al escepticismo, hacerles perder la
confianza en Dios, separarse de su amor y transgredir su ley. Ahora él señala la historia
Pág. 29
de sus vidas, los defectos de carácter, la falta de semejanza con Cristo, lo que deshonró a
su Redentor, todos los pecados que les indujo a cometer, y a causa de éstos los reclama
como sus súbditos.
Jesús no disculpa sus pecados, pero muestra su arrepentimiento y su fe, y, reclamando el
perdón para ellos, levanta sus manos heridas ante el Padre y los santos ángeles, diciendo:
Los conozco por sus nombres. Los he grabado en las palmas de mis manos. "Los sacrifi-
cios de Dios son el espíritu Quebrantado: al corazón contrito y humillado no desprecia-
rás tú, oh Dios." (Salmo 51:17). Y al acusador de su pueblo le dice: "Jehová Te: repren-
da, oh Satán; Jehová, que ha escogido a Jerusalén, Te: reprenda. ¿No es éste un tizón
arrebatado del incendio?" (Zac. 3:2). Cristo revestirá a sus fieles con su propia justicia,
para presentarlos a su Padre como una "Iglesia gloriosa, no teniendo mancha, ni arruga,
ni otra cosa semejante." (Efe. 5:27, V.M.) Sus nombres están inscritos en el libro de la
vida, y de estos escogidos está escrito: "Andarán conmigo en vestiduras blancas;
porque son dignos." (Apoc. 3:4).
HHD:370- . Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vesti-
duras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. Apocalipsis 3: 4.
En vista de estas animadoras promesas, ¡cuán fervientemente deberíamos esforzarnos
por conformar un carácter que nos capacite para estar de pie ante el Hijo de Dios. Sólo
aquellos que estén vestidos con el manto de su justicia podrán soportar la gloria de su
presencia cuando él aparezca con "grande poder y gloria".
Significa mucho ser vencedor. Deben ser firmemente resistidas las asechanzas del
enemigo y de todos sus malignos instrumentos. Debemos estar en guardia a cada
momento. Ni por un instante debemos perder de vista a Cristo y su poder para
salvar en la hora de prueba. Debemos colocar nuestra manos en la suya, para que
podamos ser sostenidos por el poder de su fortaleza.-RH, 9-7-1908.
Si queréis sentaros junto a la mesa de Cristo, y participar de los alimentos que él ha
provisto para la cena de las bodas del Cordero, debéis poseer un vestido especial,
llamado el vestido de bodas, que es el manto blanco de justicia de Cristo. Todo
aquel que lo tenga está autorizado para entrar en la ciudad de Dios; y si Jesús no hubiese
estado tan deseoso de que tuvieseis un lugar en las mansiones que ha ido a preparar para
aquellos que le aman, no habría hecho, a un costo tan grande para sí, todos esos prepara-
tivos, efectuados únicamente para que podáis ser felices y sentaros junto a su mesa y dis-
frutar del hogar que fue a preparar para toda la familia de los redimidos. YI, 11-08-1886.
El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la
vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. Apoc. 3: 5.
La expresión "el que venciere", revela que hay algo que cada uno de nosotros debe
vencer. El vencedor será cubierto con el manto blanco de la justicia de Cristo, y se
dice de él: "Y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre de-
lante de mi Padre, y delante de sus ángeles". ¡Oh, qué privilegio ser vencedores, y
que nuestros nombres sean presentados ante el Padre por el mismo Salvador! RH, 09-07-
1908.
Pág. 30
¡Qué preciosa seguridad está contenida en esta promesa! ¿Qué mayor aliciente podría
presentársenos para llegar a ser hijos e hijas de Dios? ¿Quién se colocará toda la arma-
dura? ¿Quién se alistará bajo el estandarte ensangrentado del Príncipe Emmanuel?. . . A
todo hijo de Dios que está luchando y sufriendo tentaciones puede llegar la iluminación
divina a fin de que no necesite caer en la contienda contra las potestades de las tinieblas,
sino que en cada batalla sea vencedor.-YI, 6-9-1894.
Se pone sobre los tentados, probados, pero fieles hijos de Dios, el manto sin mancha
de la justicia de Cristo... Sus nombres permanecen en el libro de la vida del Corde-
ro, registrados entre los fieles de todos los siglos. Han resistido los lazos del enga-
ñador; no han sido apartados de su lealtad por el rugido del dragón. Ahora están
eternamente seguros de los designios del tentador... Y ese residuo no sólo es perdo-
nado y aceptado, sino honrado. Una "mitra limpia" es puesta sobre su cabeza. Han de
ser reyes y sacerdotes para Dios. Mientras Satanás estaba insistiendo en sus acusaciones
y tratando de destruir esta hueste, los ángeles santos, invisibles, iban de un lado a otro
poniendo sobre ellos el sello del Dios viviente. Ellos han de estar sobre el monte de
Sión con el Cordero, teniendo el nombre del Padre escrito en sus frentes. 3JT:178-179.
5T:692-693. Varias veces durante el pasado invierno de 1888-1889, he visto la noticia
de que, durante la conferencia en Minneapolis, “A la hermana White se le mostró que el
juicio, que desde 1844 había estado realizándose para con los justos muertos, ahora ha-
bía empezado sobre los vivientes.” Este reporte es falso. Un rumor similar, que se ha
visto entre el pueblo como por dos años, se originó así: En una carta escrita desde Basel,
Suiza, a un ministro en California, hice un comentario substancialmente así: “el juicio se
ha estado realizando por más de cuarenta años sobre los casos de los muertos, y no sa-
bemos cuán pronto pasará a los casos de los vivientes.” La carta fue leída a varias perso-
nas, y oyentes descuidados dijeron lo que ellos pensaron haber oído. Así empezó el
asunto. El reporte de Minneapolis del malentendido de alguien tocante a una declaración
igual a la que fue citada de la carta. No existe otro fundamento para ningún reporte que
no sea el que ya fue dicho.
En segundo lugar, se ha oído que un ministro que ahora está viviendo ha sido visto por
mí en visión como salvado en el reino de Dios, representando así que su final salvación
está asegurada. No existe verdad alguna en esta declaración. La palabra de Dios estable-
ce las condiciones para nuestra salvación, y descansa enteramente sobre nosotros mis-
mos si estaremos o no, en acuerdo con las mismas.
Dice el revelador: [Apoc. 3:4-5]....
Aquí tenemos claramente dicha la elección bíblica. Aquí está especificado quién se-
rá coronado en la ciudad de Dios, y quién no tendrá parte con los justos. “Biena-
venturados son los que guardan sus mandamientos, para que tengan derecho al ár-
bol de vida, y entren por los portales de la ciudad.”
7CBA:971-972. [Se cita Apoc. 3:4-5]. Esta es la recompensa que será dada a los que
han obtenido un carácter puro e intachable, quienes ante el mundo se han aferrado
Pág. 31
a la fe. Jesucristo confesará sus nombres delante del Padre y delante de sus ángeles.
Han sido verdaderos, leales y fieles. En medio de acusaciones y de buenos informes
han practicado y enseñado la verdad (MS 26, 1905).
"Tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y an-
darán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas". Se les confiere este ho-
nor debido a su fe. En esta vida no se jactaron ni su alma se envaneció. Con inten-
so deseo, con fe pura y santa se aferraron a la promesa de riquezas eternas. Su
único deseo era ser como Cristo. Siempre mantuvieron en alto la norma de justicia.
Les es dado un eterno peso de gloria porque en la tierra anduvieron con Dios guardándo-
se sin mancha en el mundo, revelando a sus prójimos la justicia de Cristo. De esas per-
sonas declara el Salvador: "Andarán conmigo en vestiduras blancas, en el mundo que he
preparado para ellas" [se cita Apoc. 3:5] (RH, 10-08-1905).
[Se cita Apoc. 3:4-5]. Estas palabras se dan para las personas que aún están rela-
cionadas con el mundo, sujetas a tentaciones e influencias que son engañosas y alu-
cinantes. Mientras mantengan fija su atención en Aquel que es su sol y su escudo, las
tinieblas y la oscuridad que las rodean no dejarán una mancha ni una mácula en sus ves-
tiduras. Caminarán con Cristo; orarán, creerán y trabajarán para salvar a las almas que
están a punto de perecer. Están tratando de romper las ataduras con que Satanás las ha
ligado, y no serán avergonzadas si por fe hacen de Cristo su compañero. El gran enga-
ñador presentará constantemente tentaciones y engaños para echar a perder la obra del
ser humano; pero si éste confía en Dios, si es manso, humilde y dócil de corazón, si per-
severa en el camino del Señor, el cielo se regocijará porque ganará la victoria. Dios di-
ce: "Andará conmigo de blanco, con vestiduras inmaculadas, porque es digno" (MS 97,
1898).
HAp:124. "El ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen, y los defiende."
(Salmo 34:7). Dios envía a sus ángeles a salvar a sus escogidos de la calamidad, a prote-
gerlos de "pestilencia que ande en oscuridad," y de "mortandad que en medio del día
destruya". (Salmo 91:6). Repetidas veces los ángeles han hablado con los hombres
como un hombre habla con su amigo, y los han guiado a lugares seguros. Vez tras
vez las palabras alentadoras de los ángeles han renovado los espíritus abatidos de
los fieles, elevando sus mentes por encima de las cosas de la tierra, y los han induci-
do a contemplar por la fe las ropas blancas, las coronas y las palmas de victoria,
que los vencedores recibirán cuando circunden el gran trono blanco.
HAp:470. Y para todos los fieles que están luchando contra el mal, Juan oyó hacer las
promesas: "Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del
paraíso de Dios." "El que venciere, será vestido de vestiduras blancas: y no borraré su
nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus
ángeles." "Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he
vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono." (Apoc. 2:7; 3:5, 21).
Juan vio la misericordia, la ternura y el amor de Dios mezclados con su santidad,
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3
Comentario de EGW - Apocalipsis 3

More Related Content

What's hot

Bosquejo Sermones de Avivamiento
Bosquejo Sermones de AvivamientoBosquejo Sermones de Avivamiento
Bosquejo Sermones de AvivamientoCamaleon Cam
 
El rapto de la iglesia
El rapto de la iglesiaEl rapto de la iglesia
El rapto de la iglesiajhon castro
 
El rapto de la Iglesia
El rapto de la IglesiaEl rapto de la Iglesia
El rapto de la Iglesiaabcdelabiblia
 
El tribunal de cristo
El tribunal de cristoEl tribunal de cristo
El tribunal de cristoAnamariaPic
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12Ministerio Palmoni
 
Comentario de EGW - Apocalipsis 16
Comentario de EGW - Apocalipsis 16Comentario de EGW - Apocalipsis 16
Comentario de EGW - Apocalipsis 16Ministerio Palmoni
 
Comentario de EGW - Apocalipsis 2
Comentario de EGW - Apocalipsis 2Comentario de EGW - Apocalipsis 2
Comentario de EGW - Apocalipsis 2Ministerio Palmoni
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11Ministerio Palmoni
 
Recibiréis Poder - Elena G. White
Recibiréis Poder - Elena G. WhiteRecibiréis Poder - Elena G. White
Recibiréis Poder - Elena G. WhiteRemanenteAdventista
 
Manual de presentación de niños.pdf
Manual de presentación de niños.pdfManual de presentación de niños.pdf
Manual de presentación de niños.pdfCineFamiliar1
 
110571574 la-batalla-de-armagedon
110571574 la-batalla-de-armagedon110571574 la-batalla-de-armagedon
110571574 la-batalla-de-armagedonFRANCISCO GATICA
 
Comentario de EGW - Apocalipsis 6
Comentario de EGW - Apocalipsis 6Comentario de EGW - Apocalipsis 6
Comentario de EGW - Apocalipsis 6Ministerio Palmoni
 
Armagedon,,, gog y magog
 Armagedon,,, gog y magog Armagedon,,, gog y magog
Armagedon,,, gog y magogelpaisanegro
 
La renovación verdadera, tres principios bíblicos sobre la renovación notas d...
La renovación verdadera, tres principios bíblicos sobre la renovación notas d...La renovación verdadera, tres principios bíblicos sobre la renovación notas d...
La renovación verdadera, tres principios bíblicos sobre la renovación notas d...Centro de Vida Victoriosa (Iglesia)
 

What's hot (20)

Bosquejo Sermones de Avivamiento
Bosquejo Sermones de AvivamientoBosquejo Sermones de Avivamiento
Bosquejo Sermones de Avivamiento
 
El rapto de la iglesia
El rapto de la iglesiaEl rapto de la iglesia
El rapto de la iglesia
 
El rapto de la Iglesia
El rapto de la IglesiaEl rapto de la Iglesia
El rapto de la Iglesia
 
El tribunal de cristo
El tribunal de cristoEl tribunal de cristo
El tribunal de cristo
 
El arrebatamiento de la Iglesia
El arrebatamiento de la IglesiaEl arrebatamiento de la Iglesia
El arrebatamiento de la Iglesia
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12
 
Comentario de EGW - Apocalipsis 16
Comentario de EGW - Apocalipsis 16Comentario de EGW - Apocalipsis 16
Comentario de EGW - Apocalipsis 16
 
Comentario de EGW - Apocalipsis 2
Comentario de EGW - Apocalipsis 2Comentario de EGW - Apocalipsis 2
Comentario de EGW - Apocalipsis 2
 
La esposa y los llamados de Apocalipsis 19
La esposa y los llamados de Apocalipsis 19La esposa y los llamados de Apocalipsis 19
La esposa y los llamados de Apocalipsis 19
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11
 
Ocupaos de vuestra salvación con temor y temblor
Ocupaos de vuestra salvación con temor y temblorOcupaos de vuestra salvación con temor y temblor
Ocupaos de vuestra salvación con temor y temblor
 
"LA VERDADERA ADORACIÓN"
"LA VERDADERA ADORACIÓN""LA VERDADERA ADORACIÓN"
"LA VERDADERA ADORACIÓN"
 
Recibiréis Poder - Elena G. White
Recibiréis Poder - Elena G. WhiteRecibiréis Poder - Elena G. White
Recibiréis Poder - Elena G. White
 
Manual de presentación de niños.pdf
Manual de presentación de niños.pdfManual de presentación de niños.pdf
Manual de presentación de niños.pdf
 
110571574 la-batalla-de-armagedon
110571574 la-batalla-de-armagedon110571574 la-batalla-de-armagedon
110571574 la-batalla-de-armagedon
 
Comentario de EGW - Apocalipsis 6
Comentario de EGW - Apocalipsis 6Comentario de EGW - Apocalipsis 6
Comentario de EGW - Apocalipsis 6
 
Armagedon,,, gog y magog
 Armagedon,,, gog y magog Armagedon,,, gog y magog
Armagedon,,, gog y magog
 
Arrebatamiento Preguntas Y Respuestas Sin Alterar
Arrebatamiento   Preguntas Y Respuestas Sin AlterarArrebatamiento   Preguntas Y Respuestas Sin Alterar
Arrebatamiento Preguntas Y Respuestas Sin Alterar
 
La renovación verdadera, tres principios bíblicos sobre la renovación notas d...
La renovación verdadera, tres principios bíblicos sobre la renovación notas d...La renovación verdadera, tres principios bíblicos sobre la renovación notas d...
La renovación verdadera, tres principios bíblicos sobre la renovación notas d...
 
Microchip o la marca de la Bestia 666
Microchip o la marca de la Bestia 666Microchip o la marca de la Bestia 666
Microchip o la marca de la Bestia 666
 

Viewers also liked

Profecía | Las Siete Iglesias - Pérgamo
Profecía | Las Siete Iglesias - PérgamoProfecía | Las Siete Iglesias - Pérgamo
Profecía | Las Siete Iglesias - PérgamoMinisterio Palmoni
 
Profecías | Periodos Proféticos - Día por Año
Profecías | Periodos Proféticos - Día por AñoProfecías | Periodos Proféticos - Día por Año
Profecías | Periodos Proféticos - Día por AñoMinisterio Palmoni
 
Profecía | 2520 en la Biblia - Mene, Mene, Tekel, Upharsin
Profecía | 2520 en la Biblia - Mene, Mene, Tekel, UpharsinProfecía | 2520 en la Biblia - Mene, Mene, Tekel, Upharsin
Profecía | 2520 en la Biblia - Mene, Mene, Tekel, UpharsinMinisterio Palmoni
 
Profecía | Las Siete Iglesias - Esmirna
Profecía | Las Siete Iglesias - EsmirnaProfecía | Las Siete Iglesias - Esmirna
Profecía | Las Siete Iglesias - EsmirnaMinisterio Palmoni
 
Daniel 11| Rey del Norte y Rey del Sur - Daniel 11.1-9 (1er Estudio)
Daniel 11| Rey del Norte y Rey del Sur - Daniel 11.1-9 (1er Estudio)Daniel 11| Rey del Norte y Rey del Sur - Daniel 11.1-9 (1er Estudio)
Daniel 11| Rey del Norte y Rey del Sur - Daniel 11.1-9 (1er Estudio)Ministerio Palmoni
 
Salud | Manual Del Fabricante - La Justicia de Cristo
Salud | Manual Del Fabricante - La Justicia de CristoSalud | Manual Del Fabricante - La Justicia de Cristo
Salud | Manual Del Fabricante - La Justicia de CristoMinisterio Palmoni
 
Profecía | Las Siete Iglesias - Esmirna (memorias)
Profecía | Las Siete Iglesias - Esmirna (memorias)Profecía | Las Siete Iglesias - Esmirna (memorias)
Profecía | Las Siete Iglesias - Esmirna (memorias)Ministerio Palmoni
 
Donald Ernest Mansell - El Perfil de la Crisis Venidera
Donald Ernest Mansell - El Perfil de la Crisis VenideraDonald Ernest Mansell - El Perfil de la Crisis Venidera
Donald Ernest Mansell - El Perfil de la Crisis VenideraMinisterio Palmoni
 

Viewers also liked (8)

Profecía | Las Siete Iglesias - Pérgamo
Profecía | Las Siete Iglesias - PérgamoProfecía | Las Siete Iglesias - Pérgamo
Profecía | Las Siete Iglesias - Pérgamo
 
Profecías | Periodos Proféticos - Día por Año
Profecías | Periodos Proféticos - Día por AñoProfecías | Periodos Proféticos - Día por Año
Profecías | Periodos Proféticos - Día por Año
 
Profecía | 2520 en la Biblia - Mene, Mene, Tekel, Upharsin
Profecía | 2520 en la Biblia - Mene, Mene, Tekel, UpharsinProfecía | 2520 en la Biblia - Mene, Mene, Tekel, Upharsin
Profecía | 2520 en la Biblia - Mene, Mene, Tekel, Upharsin
 
Profecía | Las Siete Iglesias - Esmirna
Profecía | Las Siete Iglesias - EsmirnaProfecía | Las Siete Iglesias - Esmirna
Profecía | Las Siete Iglesias - Esmirna
 
Daniel 11| Rey del Norte y Rey del Sur - Daniel 11.1-9 (1er Estudio)
Daniel 11| Rey del Norte y Rey del Sur - Daniel 11.1-9 (1er Estudio)Daniel 11| Rey del Norte y Rey del Sur - Daniel 11.1-9 (1er Estudio)
Daniel 11| Rey del Norte y Rey del Sur - Daniel 11.1-9 (1er Estudio)
 
Salud | Manual Del Fabricante - La Justicia de Cristo
Salud | Manual Del Fabricante - La Justicia de CristoSalud | Manual Del Fabricante - La Justicia de Cristo
Salud | Manual Del Fabricante - La Justicia de Cristo
 
Profecía | Las Siete Iglesias - Esmirna (memorias)
Profecía | Las Siete Iglesias - Esmirna (memorias)Profecía | Las Siete Iglesias - Esmirna (memorias)
Profecía | Las Siete Iglesias - Esmirna (memorias)
 
Donald Ernest Mansell - El Perfil de la Crisis Venidera
Donald Ernest Mansell - El Perfil de la Crisis VenideraDonald Ernest Mansell - El Perfil de la Crisis Venidera
Donald Ernest Mansell - El Perfil de la Crisis Venidera
 

Similar to Comentario de EGW - Apocalipsis 3

Notas de Elena | Lección 3 | El Espíritu Santo | Escuela Sabática Tercer trim...
Notas de Elena | Lección 3 | El Espíritu Santo | Escuela Sabática Tercer trim...Notas de Elena | Lección 3 | El Espíritu Santo | Escuela Sabática Tercer trim...
Notas de Elena | Lección 3 | El Espíritu Santo | Escuela Sabática Tercer trim...jespadill
 
Reavivamiento Y Reforma
Reavivamiento Y ReformaReavivamiento Y Reforma
Reavivamiento Y Reformasodycita
 
Reavivamiento y Reforma
Reavivamiento y ReformaReavivamiento y Reforma
Reavivamiento y ReformaSergio Schmidt
 
El Movimiento De Reforma En La Profecia Y La Historia
El Movimiento De Reforma En La Profecia Y La HistoriaEl Movimiento De Reforma En La Profecia Y La Historia
El Movimiento De Reforma En La Profecia Y La HistoriaJoe Roberts
 
GUIA NIVEL 2. Escuela de Formación de Lideres Emanuel
GUIA NIVEL 2. Escuela de Formación de Lideres EmanuelGUIA NIVEL 2. Escuela de Formación de Lideres Emanuel
GUIA NIVEL 2. Escuela de Formación de Lideres EmanuelIglesia Emanuel
 
Amar al mundo apasionadamente
Amar al mundo apasionadamenteAmar al mundo apasionadamente
Amar al mundo apasionadamenteOpus Dei
 
Como recibir el Bautismo del Espíritu Santo - Gordon Lindsay
Como recibir el Bautismo del Espíritu Santo - Gordon LindsayComo recibir el Bautismo del Espíritu Santo - Gordon Lindsay
Como recibir el Bautismo del Espíritu Santo - Gordon LindsayHelio Colombe
 

Similar to Comentario de EGW - Apocalipsis 3 (20)

Notas de Elena | Lección 3 | El Espíritu Santo | Escuela Sabática Tercer trim...
Notas de Elena | Lección 3 | El Espíritu Santo | Escuela Sabática Tercer trim...Notas de Elena | Lección 3 | El Espíritu Santo | Escuela Sabática Tercer trim...
Notas de Elena | Lección 3 | El Espíritu Santo | Escuela Sabática Tercer trim...
 
2012 02-03 notasegw
2012 02-03 notasegw2012 02-03 notasegw
2012 02-03 notasegw
 
Leccion 09 - La obra del Espiritu Santo
Leccion 09 - La obra del Espiritu SantoLeccion 09 - La obra del Espiritu Santo
Leccion 09 - La obra del Espiritu Santo
 
Reavivamiento Y Reforma
Reavivamiento Y ReformaReavivamiento Y Reforma
Reavivamiento Y Reforma
 
Reavivamiento y Reforma
Reavivamiento y ReformaReavivamiento y Reforma
Reavivamiento y Reforma
 
notas Ellen de White 01/12/2012
notas Ellen de White 01/12/2012notas Ellen de White 01/12/2012
notas Ellen de White 01/12/2012
 
EL ESPIRITU DE VERDAD
EL ESPIRITU DE VERDADEL ESPIRITU DE VERDAD
EL ESPIRITU DE VERDAD
 
El Movimiento De Reforma En La Profecia Y La Historia
El Movimiento De Reforma En La Profecia Y La HistoriaEl Movimiento De Reforma En La Profecia Y La Historia
El Movimiento De Reforma En La Profecia Y La Historia
 
GUIA NIVEL 2. Escuela de Formación de Lideres Emanuel
GUIA NIVEL 2. Escuela de Formación de Lideres EmanuelGUIA NIVEL 2. Escuela de Formación de Lideres Emanuel
GUIA NIVEL 2. Escuela de Formación de Lideres Emanuel
 
Manual concilio cajamarca
Manual concilio cajamarcaManual concilio cajamarca
Manual concilio cajamarca
 
Principios de la Vida.
Principios de la Vida.Principios de la Vida.
Principios de la Vida.
 
TEMA -EL-ESPIRITU-SANTO.pdf
TEMA -EL-ESPIRITU-SANTO.pdfTEMA -EL-ESPIRITU-SANTO.pdf
TEMA -EL-ESPIRITU-SANTO.pdf
 
Fe y obras subir
Fe y obras subirFe y obras subir
Fe y obras subir
 
La lluvia tardia y el fuerte pregón
La lluvia tardia y el fuerte pregónLa lluvia tardia y el fuerte pregón
La lluvia tardia y el fuerte pregón
 
notas ellen white leccion 13
notas ellen white leccion 13notas ellen white leccion 13
notas ellen white leccion 13
 
Leccion 08 - Una cambio radical
Leccion 08 - Una cambio radicalLeccion 08 - Una cambio radical
Leccion 08 - Una cambio radical
 
Manual de ancianos iglesia
Manual de ancianos iglesiaManual de ancianos iglesia
Manual de ancianos iglesia
 
2011 04-09 notasegw
2011 04-09 notasegw2011 04-09 notasegw
2011 04-09 notasegw
 
Amar al mundo apasionadamente
Amar al mundo apasionadamenteAmar al mundo apasionadamente
Amar al mundo apasionadamente
 
Como recibir el Bautismo del Espíritu Santo - Gordon Lindsay
Como recibir el Bautismo del Espíritu Santo - Gordon LindsayComo recibir el Bautismo del Espíritu Santo - Gordon Lindsay
Como recibir el Bautismo del Espíritu Santo - Gordon Lindsay
 

More from Ministerio Palmoni

La Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdfLa Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdfMinisterio Palmoni
 
La Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdfLa Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdfMinisterio Palmoni
 
La Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdfLa Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdfMinisterio Palmoni
 
La Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdfLa Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdfMinisterio Palmoni
 
Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller
Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller  Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller
Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller Ministerio Palmoni
 
Las Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) Presentación
Las Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) PresentaciónLas Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) Presentación
Las Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) PresentaciónMinisterio Palmoni
 
Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)Ministerio Palmoni
 
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - Presentación
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - PresentaciónProfecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - Presentación
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - PresentaciónMinisterio Palmoni
 
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)Ministerio Palmoni
 
Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)
Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)
Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)Ministerio Palmoni
 
Profecía | Elena G. White – Daniel 9
Profecía | Elena G. White – Daniel 9Profecía | Elena G. White – Daniel 9
Profecía | Elena G. White – Daniel 9Ministerio Palmoni
 
Profecía | Elena G. White – Daniel 8
Profecía | Elena G. White – Daniel 8Profecía | Elena G. White – Daniel 8
Profecía | Elena G. White – Daniel 8Ministerio Palmoni
 
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)Ministerio Palmoni
 
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)Ministerio Palmoni
 
Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)
Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)
Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)Ministerio Palmoni
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15Ministerio Palmoni
 
Profecía | Elena G. White - Daniel 6
Profecía | Elena G. White - Daniel 6Profecía | Elena G. White - Daniel 6
Profecía | Elena G. White - Daniel 6Ministerio Palmoni
 
Profecía | La Importancia de la Profecía
Profecía | La Importancia de la ProfecíaProfecía | La Importancia de la Profecía
Profecía | La Importancia de la ProfecíaMinisterio Palmoni
 
Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)
Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)
Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)Ministerio Palmoni
 
Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...
Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...
Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...Ministerio Palmoni
 

More from Ministerio Palmoni (20)

La Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdfLa Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdf
 
La Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdfLa Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdf
 
La Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdfLa Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdf
 
La Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdfLa Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdf
 
Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller
Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller  Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller
Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller
 
Las Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) Presentación
Las Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) PresentaciónLas Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) Presentación
Las Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) Presentación
 
Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)
 
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - Presentación
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - PresentaciónProfecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - Presentación
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - Presentación
 
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)
 
Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)
Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)
Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)
 
Profecía | Elena G. White – Daniel 9
Profecía | Elena G. White – Daniel 9Profecía | Elena G. White – Daniel 9
Profecía | Elena G. White – Daniel 9
 
Profecía | Elena G. White – Daniel 8
Profecía | Elena G. White – Daniel 8Profecía | Elena G. White – Daniel 8
Profecía | Elena G. White – Daniel 8
 
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)
 
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)
 
Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)
Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)
Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
 
Profecía | Elena G. White - Daniel 6
Profecía | Elena G. White - Daniel 6Profecía | Elena G. White - Daniel 6
Profecía | Elena G. White - Daniel 6
 
Profecía | La Importancia de la Profecía
Profecía | La Importancia de la ProfecíaProfecía | La Importancia de la Profecía
Profecía | La Importancia de la Profecía
 
Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)
Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)
Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)
 
Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...
Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...
Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...
 

Recently uploaded

EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfinmalopezgranada
 
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdfLa esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdfRamona Estrada
 
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptxDisciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptxAlbertoValdivia26
 
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxHIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxDANIEL387046
 
Quieres ser un Cristal o un Diamante? Ez
Quieres ser un Cristal o un Diamante? EzQuieres ser un Cristal o un Diamante? Ez
Quieres ser un Cristal o un Diamante? EzRamona Estrada
 
textos difíciles de la biblia-digital.pdf
textos difíciles de la biblia-digital.pdftextos difíciles de la biblia-digital.pdf
textos difíciles de la biblia-digital.pdfElizabethDiazLazo
 
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocionalSanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocionalelianapereira284018
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxjenune
 
Quieres ser un Cristal o un Diamante? Ez
Quieres ser un Cristal o un  Diamante? EzQuieres ser un Cristal o un  Diamante? Ez
Quieres ser un Cristal o un Diamante? EzIglesia Lirio del valle
 
CARTA de Dios para ti. Dios hablando contigo
CARTA  de Dios para ti. Dios hablando contigoCARTA  de Dios para ti. Dios hablando contigo
CARTA de Dios para ti. Dios hablando contigomrosemt8596
 
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)Opus Dei
 
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxRicardoMoreno95679
 

Recently uploaded (14)

EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
 
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdfLa esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
 
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptxDisciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
 
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxHIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
 
Quieres ser un Cristal o un Diamante? Ez
Quieres ser un Cristal o un Diamante? EzQuieres ser un Cristal o un Diamante? Ez
Quieres ser un Cristal o un Diamante? Ez
 
textos difíciles de la biblia-digital.pdf
textos difíciles de la biblia-digital.pdftextos difíciles de la biblia-digital.pdf
textos difíciles de la biblia-digital.pdf
 
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocionalSanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
 
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptxDIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
 
Quieres ser un Cristal o un Diamante? Ez
Quieres ser un Cristal o un  Diamante? EzQuieres ser un Cristal o un  Diamante? Ez
Quieres ser un Cristal o un Diamante? Ez
 
CARTA de Dios para ti. Dios hablando contigo
CARTA  de Dios para ti. Dios hablando contigoCARTA  de Dios para ti. Dios hablando contigo
CARTA de Dios para ti. Dios hablando contigo
 
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
 
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
 
Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobresLuisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
 

Comentario de EGW - Apocalipsis 3

  • 1. Pág. 1 Apocalipsis 3 A los Ángeles de las Iglesias de Sardis, Filadelfia y Laodi- cea Escribe A la iglesia de hoy es enviado este mensaje. Pido a nuestros miembros de iglesia que lean completamente el tercer capítulo de Revelación, y que hagan aplicación práctica del mismo. El mensaje a la iglesia de los laodicenses se aplica especialmente al pueblo de Dios hoy. Es un mensaje a los cristianos profesos quienes han llegado a parecerse tanto al mundo que ninguna diferencia se puede ver [versículos 14-18 citado]. RH, 20 de Agosto, 1903. Versículo 1. “Escribe al ángel de la iglesia de Sardis: "El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, dice: Conozco tus obras, que tienes nombre que vives, pero es- tás muerto”. PVGM:84-85. El Espíritu Santo, enviado desde los cielos por la benevolencia del amor infinito toma las cosas de Dios y las revela a cada alma que tiene una fe im- plícita en Cristo. Por su poder, las verdades vitales de las cuales depende la salvación del alma son impresas en la mente, y el camino de la vida es hecho tan claro que nadie necesita errar en él. Mientras estudiamos las Escrituras, debemos orar para que la luz del 85 Espíritu Santo brille sobre la Palabra, a fin de que veamos y apreciemos sus teso- ros. RH, 15 de Noviembre de 1892. ¿Cómo podremos soportar el día de la prueba si no en- tendemos las palabras de Cristo? Él dijo: “Estas cosas os he hablado, estando aun pre- sente con vosotros. Pero el Consolador, el cual es el Espíritu Santo, el cual el Padre en- viará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y traerá todas las cosas a vuestra memoria, todo lo que os he dicho.” Es el Espíritu Santo quien ha de traer a nuestra memoria las palabras de Cristo. El tema sobre el cual Cristo prefirió dialogar en su último discurso era el oficio del Espíritu Santo. Él abrió ante ellos un amplio ca- mino de verdad. Ellos habrían de recibir sus palabras por fe, y el Consolador, el Espíritu Santo, habría de traer todas las cosas a su memoria. La consolación dada por Cristo en esta promesa fue encontrada en el hecho de que la influencia divina habría de estar con sus seguidores hasta el fin. Pero esta promesa no es aceptada y recibida por el pueblo de hoy, y por tanto no es apreciada por ellos, ni su cumplimiento es visto en la experiencia de la iglesia. La promesa del don del Espíritu de Dios, es dejado como un asunto que ha de recibir poca consideración de parte de la iglesia. Su importan- cia no es enfatizada sobre el pueblo, y el resultado es sólo lo que se pudiera esperar,
  • 2. Pág. 2 sequía espiritual, tinieblas, y declinación y muerte espiritual. Asuntos de menor im- portancia ocupan la mente y el alma, pero poder divino que es necesario para el creci- miento y prosperidad de la iglesia, el cual, si poseído, traería todas las otras bendiciones en su estela, está faltando, aunque nos es ofrecido en plenitud infinita. Al par que la igle- sia está satisfecha con asuntos pequeños, queda descalificada para recibir las cosas gran- des de Dios. ¿Pero por qué no añoramos con vehemencia el don del Espíritu Santo, siendo que es el medio por el cual el corazón puede ser mantenido puro? El Señor se propone que el poder divino coopere con el esfuerzo humano. Es sumamente esencial para el cristiano el entender el significado de la promesa del Espíritu Santo justo antes de la venida del Señor Jesús por segunda vez. Hablad de él, orad por él, predicad concerniente a él; pues el Señor está más dispuesto a dar el Espíritu San- to que los padres dar buenas dádivas a sus hijos. RH, 7 de Febrero de 1857. En tiempos del pasado hombres santos del pasado hablaron siendo movidos por el Espíritu Santo. En la antigüedad los profetas escudriñaron lo que el Espíritu de Dios, que estaba en ellos, quería decir. El Espíritu aun no había sido en- viado con poder porque Jesús aun no había sido glorificado. Partiendo desde el día de Pentecostés, el Espíritu Santo habría de ser derramado sobre hijos e hijas, sobre siervos y siervas. En toda colina, todo llano, todo valle, obreros humildes del Señor han de ser reclutados. La divina, sagrada influencia del Espíritu Santo obrando en nuestro mundo ha de ser como señales y maravillas, porque el pueblo de Dios es un pueblo peculiar, nación santa, resplandeciendo e medio de las tinieblas morales como pie- dras vivientes en el edificio del Señor. Los más débiles y enfermos, si ejercitan fe en Dios, y mejoran las facultades encomendadas, elevarán, refinarán y perfeccionarán en carácter bajo la obra del Espíritu Santo. Con humildad y contrición se someten al moldeo y disciplina del Espíritu, y sabrán lo que significa su eterna plenitud. [PH154] 4-5. Hemos de orar por el derramamiento del Espíritu como remedio para las almas enfermas del pecado. La iglesia necesita ser convertida, ¿y por qué no habremos de postrarnos ante el trono de gracia, como representantes de la iglesia, y de un corazón quebrantado y espíritu contrito hacer sincera súplica que el Espíri- tu Santo sea derramado sobre nosotros de lo alto? Oremos que cuando por gracia nos sea concedido, nuestros fríos corazones sean reavivados, y tengamos discernimiento pa- ra entender que viene de Dios, y lo recibamos con gozo. Algunos han tratado al Espíritu como visita no bien recibida, rehusando recibir el rico don, dejando de reconocerlo, apartándose de él, y condenándolo como fanatismo. Cuando el Espíritu Santo obra sobre el agente humano, no nos pregunta en qué forma habrá de operar. A menudo se mueve en forma insospechada. Cristo no vino como lo esperaban los judíos. Él no vino de manera para glorificarlos como nación. Su precursor vino para preparar el ca- mino para él, llamando al pueblo al arrepentimiento, la conversión, y el bautismo. El mensaje de Cristo fue: “El reino de Dios ha llegado: arrepentíos, y creed el evangelio.” Los judíos se negaron en recibir a Cristo, porque él no vino de acuerdo a sus expectacio-
  • 3. Pág. 3 nes. Las ideas de hombres finitos eran sostenidas como infalibles, por tantísimo tiempo haber sido sostenidas. Este es el peligro al cual la iglesia ahora está expuesta,---que las invenciones de hombres finitos indiquen la precisa forma en que vendrá el Espí- ritu Santo. Aunque ellos no desearían reconocerlo, algunos ya lo han hecho. Y por- que este Espíritu ha de venir, no para alabar a los hombres o apoyar sus erróneas teorías, sino para reprender al mundo de pecado, de justicia, y de juicio, muchos se apartan de él. No están dispuestos a que se les prive de sus propias ropas de justicia propia. No están dispuestos a cambiar su propia justicia, la cual es injusticia, por la justi- cia de Cristo, la cual es verdad pura, no adulterada. El Espíritu Santo a nadie halaga, tampoco obra según los designios del hombre. Hombres finitos y pecadores, no ha- brán de manejar al Espíritu Santo. Cuando él venga para reprender, mediante cualquier agente humano que Dios escoja, le corresponde al hombre escuchar y obedecer su voz. ST, 17 de Abril de 1893. El Espíritu Santo implantado en los discípulos, los capacitó pa- ra estar firmes contra la idolatría, y exaltar sólo al Señor. El Espíritu Santo guió los lapi- ceros de los historiadores sagrados para el registro de las preciosas palabras y obras de Cristo pudieran ser presentadas al mundo. El Espíritu Santo está constantemente trabaja procurando atraer la atención de hombres al gran sacrificio hecho en la cruz del Calva- rio, para explicar al mundo el amor de Dios al hombre, y abrir al corazón compungido las preciosas promesas en las Escrituras. Es el Espíritu Santo que trae a las mentes anu- bladas los lucientes rayos del Sol de Justicia. Es el Espíritu Santo quien hace que el co- razón del hombre arda con una inteligencia despertada tocante a las verdades eternas. Es el Espíritu Santo quien presenta ante las mentes la norma moral de justicia y convence de pecado. Es el Espíritu Santo quien produce tristeza divina que obra el arrepentimiento del cual no necesitamos arrepentirnos, e inspira fe en Aquél que únicamente puede sal- var de todo pecado. Es el Espíritu Santo quien obra para transformar el carácter al apar- tar los afectos del hombre de aquellas cosas que son temporales y perecederas, fijándo- los sobre la herencia inmortal, la sustancia eterna que no perece. El Espíritu Santo re- crea, refina, y santifica al agente humano, para que sean hechos miembros de la familia real, hijos del Rey Celestial. Y LAS SIETE ESTRELLAS. Véase EGW sobre 1:16 y 2:1. BTS,, 1 de Noviembre de 1916. ¡Cuántos se encuentran en esta misma posición! En su ignorancia se encuentran en una condición deplorable y egoísta. Son como sal sin sabor. Están separados del Señor Jesús, en quien está centrada su esperanza de vida eterna, no obstante están satisfechos con el conocimiento de su habilidad, pensando ser sabios. Pe- ro su vista está cegada; ellos no disciernen su miseria. No guardan la ley de Dios, y fracasan en hacer aquello que es agradable a Su vista. “Yo conozco tus obras,” de- clara Cristo. Ellos son una ofensa a Dios. Su justicia no se encuentra en ellos. No han guardado sus vestiduras de la contaminación mundanal. No guardan elevada
  • 4. Pág. 4 ante sí la correcta norma de carácter. YO CONOZCO TUS OBRAS. Véase también EGW sobre 2:2, 9, 13. 4CBA:1187. El Espíritu de Dios, con su poder vivificante, debe estar en cada agente humano para que pueda entrar en acción cada músculo y tendón espiritual. Sin el Espíri- tu Santo, sin el aliento de Dios, hay embotamiento de conciencia, pérdida de vida espiri- tual. Muchos que carecen de vida espiritual tienen sus nombres en los registros de la iglesia; pero no están escritos en el libro de la vida del Cordero. Pueden estar acoplados a la iglesia pero no están unidos con el Señor. Pueden ser diligentes en el cumplimiento de determinados deberes, y pueden ser considerados como seres vi- vientes; pero muchos están entre los que tienen "nombres de que" viven, y están muertos. A menos que haya una conversión genuina del alma a Dios; a menos que el aliento vital de Dios vivifique el alma a la vida espiritual; a menos que los catedráticos de la verdad sean movidos por principios emanados del cielo, no han nacido de la simiente incorrup- tible que vive y permanece para siempre. A menos que confíen en la justicia de Cristo como su única garantía; a menos que copien el carácter de Cristo y procedan con el espí- ritu de él, están desnudos, no tienen el manto de su justicia. Los muertos a menudo se hacen pasar como si estuvieran vivos, pues los que se esfuerzan en lo que, según sus ideas, llaman salvación, no tienen a Dios obrando en sus vidas tanto "el querer como el hacer, por su buena voluntad". CS:354-355. Cuando el Salvador dirigió la atención de sus discípulos hacia las señales de su regreso, predijo el estado de apostasía que existiría precisamente antes de su se- gundo advenimiento. Habría, como en los días de Noé, actividad febril en los negocios mundanos y sed de placeres, y los seres humanos iban a comprar, vender, sembrar, edi- ficar, casarse y darse en matrimonio, olvidándose entre tanto de Dios y de la vida futura. La amonestación de Cristo para los que vivieran en aquel tiempo es: "Mirad, pues, por vosotros mismos, no sea que vuestros corazones sean entorpecidos con la glotonería, y la embriaguez, y los cuidados de esta vida, y así os sobrevenga de improviso aquel día." "Velad, pues, en todo tiempo, y orad, a fin de que logréis evitar todas estas cosas que van a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre." (S. Lucas 21: 34, 36, V.M.) La condición en que se hallaría entonces la iglesia está descrita en las palabras del Salvador en el Apocalipsis: "Tienes nombre que vives, y estás muerto." Y a los que no quieren dejar su indolente descuido, se les dirige el solemne aviso: "Si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti." (Apocalipsis 3: 1, 3.) HHD:87. Todos los que lleven dignamente el nombre de cristianos, que significa seme- jante a Cristo, estarán llenos de piedad y pureza, de amor y reverencia por Dios y Jesu- cristo a quien envió; su espíritu, sus palabras y sus actos llevarán la impronta del cielo. Los demás verán que ha estado con Jesús y aprendido de él. Sus oraciones serán senci-
  • 5. Pág. 5 llas y fervientes, y ascenderán al cielo en alas de la fe. Al aprender en la escuela de Cristo, tendrá una opinión humilde de sí mismo; y aunque sea pobre en bienes de este mundo, será rico en las gracias del Espíritu de Dios, y podrá bendecir y enriquecer a los demás mediante su espíritu y su influencia, porque Cristo es en él una fuente de agua que surge para vida eterna. Esparcirá a su alrededor una atmósfera de esperanza, valor y fortaleza, que avergonzará a los mundanos, egoístas, que sólo tienen profe- sión de fe, que tienen nombre que viven y están muertos.- (YI, 22-06-1893) 1T:276. Los que profesan ser cristianos en medio de los peligros de los últimos días, y no imitan al humilde y abnegado Patrón, se ubican en las filas del enemigo. Él los con- sidera sus súbditos, y ellos sirven tan importante propósito como lo hace cualquiera de sus súbditos, pues ellos tienen Nombre que representar, pero están muertos. Otros los toman como ejemplos a seguir, y siguiendo a ellos pierden la salvación, cuan- do, si estos no hubieran profesado ser cristianos, su ejemplo no hubiera sido seguido. Es- tos supuestos profesos cristianos no están concientes del peso de su influencia. Ellos ha- cen mucho más severo el conflicto para los que son el pueblo peculiar de Dios. Pablo, en Tito 2:15, se refiere al pueblo que está esperando la aparición de Cristo. Él dice: “Estas cosas habla, y exhorta, y reprende con toda autoridad. Que nadie Te: tenga en poco.” 2T:175-176. La influencia de los jóvenes en ________ se extiende tan lejos como son conocidos, y sus modos impíos son proverbiales; y nadie ha tenido más influencia en la senda equivocada como ustedes. Ustedes han deshonrado su profesión y han sido mise- rables representantes de la verdad. Dice el Testigo Fiel: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente: ojala fueras frío o caliente. Pero porque eres tibio, y ni frío o calien- te, Te: vomitaré de mi boca.” Si fuerais fríos, habría alguna esperanza que fuerais con- vertidos; pero donde la justicia propia lo envuelve a uno, en lugar de la justicia de Cris- to, el engaño es tan difícil de ver, y la justicia propia tan difícil de desechar, que el caso es el más difícil de alcanzar. Un pecador impío e inconverso se encuentra en condición más favorable que tal persona. Ustedes son piedra de tropiezo para pecadores. Su falta de consagración es obvia. Está desparramando de Cristo en lugar de recoger con él. Si Dios me ayudara a romper sus vestimentas de justicia propia, tendré esperanza que usted aun pueda redimir el tiempo y llevar vidas ejemplares. Habéis sido frecuentemente desperta- dos, pero al igual os habéis vuelto a vuestra vida de condición inactiva y de justicia propia, teniendo un nombre que vive mientras se encuentra muerto. Su orgullo amenaza con ser su ruina. Dios le ha hablado a usted sobre este punto. Si no hacer algu- na reforma, la aflicción le sobrevendrá, y su gozo se tornará en pesadumbre, hasta que humilléis vuestros corazones bajo la mano de Dios. Vuestras oraciones Dios no acepta. Provienen de corazones llenos de orgullo y egoísmo. Usted, mi querida hermana, es va- na; usted ha vivido una vida sin rumbo, cuando, si hubiera sido humilde y vivido para bendecir a otros, hubiera sido una bendición para usted misma y para todos los que la rodeaban. Que Dios perdone a sus padres y hermanas por la parte que han desempeñado
  • 6. Pág. 6 en hacer de usted quien usted hoy es---justo lo que Dios no puede aceptar, justo lo que, si usted permanece igual, será paja para ser consumida por el fuego en el día de Dios. TM:152-153. Habéis descuidado tristemente leer las Escrituras e investigarlas con cora- zón humilde por vosotros mismos. No aceptéis la explicación que ningún hombre haga de las Escrituras, cualquiera sea su posición, sino id a la Biblia e investigad la verdad por vosotros mismos. Después de escuchar a Jesús, los samaritanos dijeron: "Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdadera- mente éste es el Salvador del mundo, el Cristo". Existe la mina de la verdad. Profundi- zadla y poseeréis el conocimiento que es de más valor para vosotros. Muchos se han vuelto perezosos y han caído en un criminal descuido del escudriñamiento de las Escri- turas, y están destituidos del Espíritu de Dios así como del conocimiento de su Palabra. Leemos, en la Revelación que le fue hecha a Juan, acerca de algunos que tenían nombre que vivían aunque estaban muertos. Sí, hay muchas personas tales entre nosotros como pueblo, muchos que pretenden estar vivos, y sin embargo están muertos. Hermanos míos, a menos que el Espíritu Santo esté obrando en vosotros como un principio vital, a menos que obedezcáis sus impulsos, y dependáis de sus influencias, trabajando con la fuerza divina, mi mensaje de Dios para vosotros es: "Estáis bajo un engaño que resultará fatal para vuestras almas. Debéis convertiros. Debéis recibir luz antes de dar luz. Colocaos a vosotros mismos bajo los brillantes rayos del Sol de Justi- cia". Entonces podéis decir con Isaías: "Levántate, resplandece; que ha venido tu lum- bre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti". Debéis cultivar la fe y el amor. "No se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni hace agravado su oído para no oír". Buscad al Señor. No descanséis antes que sepáis que Cristo es vuestro Salvador. Ev:237. Muchos aceptan la verdad sin cavar hondo para comprender sus principios fun- damentales; y cuando ella encuentra oposición, se olvidan de los argumentos y pruebas que lo sostienen. Han sido inducidos a creer la verdad, pero no han sido plenamente ins- truidos acerca de lo que es, ni han sido llevados de un punto a otro en el conocimiento de Cristo. Demasiado a menudo su piedad de vuelve formal, y cuando dejan de oír los llamamientos que los despertaron, se quedan espiritualmente muertos. 1T:492. Me fue mostrado que no existe falta de recursos entre adventistas del sép- timo día. Al presente su mayor peligro está en la acumulación de propiedad. Algu- nos están continuamente aumentando sus afanes y trabajos; están sobrecargados. El resultado es que Dios y las necesidades de su causa están casi olvidadas por ellos; están espiritualmente muertos. Se requiere de ellos que hagan un sacrificio a Dios, una ofrenda. Un sacrificio no aumenta, sino hace decrecer y consume. Aquí, me fue mostra- do, había una noble empresa para ser puesta a trabajar por el pueblo de Dios, una en la cual pueden invertir recursos para su gloria y el avance de su causa. Muchos de los re- cursos entre nuestro pueblo sólo están probando ser perjudicial para los que no desean soltarlos.
  • 7. Pág. 7 5T:73. Muchos tienen nombre de que viven mientras han llegado ser espiritualmen- te muertos. Estos un día dirán: “Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nom- bre? ¿Y en tu nombre hemos echado fuera demonios. Y en tu nombre hemos hecho muchas maravillas? Y entonces les diré: ‘nunca os conocí: apartaos, obradores de iniquidad.’” Un ay será pronunciado contra usted, si se detiene y dilata hasta que el Sol de Justicia se oculte. ¡O, que el frío, y formal corazón sea derretido! Cristo no sólo derramó lágrimas por nosotros, sino su propia sangre. ¿Acaso estas manifestaciones de su amor no nos despertarán a una profunda humillación ante Dios? Es humildad y abne- gación lo que necesitamos para ser aprobados por Dios. RH, 10 de Julio de 1879. Como pueblo, estamos apartándonos de Dios. Los corazo- nes de sus profesos hijos se están separando de él. Mientras tienen nombre de que viven, las reales vitales energías del alma se han tornado en muerte espiritual. A los tales, Jesús dice: “¡Si hubierais conocido, tú, a lo menos en este tu día, las cosas que per- tenecían a tu paz! Cristo no dice días, sino “día,”—“este tu día.” Esa última reunión pu- diera ser el último día de la especial visitación de Cristo,--un día de raros privilegios y bendiciones que ellos tanto necesitan. 7CBA:998. El mundo espera algo de vosotros. Si no resplandecéis como luces en el mundo, alguien se levantará en el juicio y os culpará de la sangre de su alma. Se verá que tú fuiste un agente en las manos del enemigo de Dios y del hombre para extraviar y engañar por medio de tu falsa profesión de cristianismo. No condujiste las almas a la piedad y a la consagración. Tuviste nombre de que vivías; pero estabas espiritual- mente muerto. No tuviste la influencia vitalizadora del Espíritu de Dios, que se da abundantemente a todos los que la piden con fe (RH, 16-8-1898). 7CBA:969. [Se cita Apoc. 3:1]. Cristo exhorta a esta iglesia para que haga un cam- bio. Tenían, ¡O, cuántos han caído porque confiaron en su profesión para la salva- ción! ¡Cuántos se pierden por su esfuerzo de mantener su reputación! Si uno tiene la reputación de ser un evangelista de talento, un predicador bien dotado, un hom- bre de oración, un hombre de fe, un hombre especialmente consagrado, hay un po- sitivo peligro de que naufrague en la fe cuando sea puesto a prueba por las peque- ñas vicisitudes que Dios permite que sobrevengan. Con frecuencia su gran empeño será mantener su reputación. El que vive temiendo que otros no aprecien su valor, está perdiendo de vista a Aquel que es el único que nos hace dignos de glorificar a Dios. Seamos fieles mayordomos de no- sotros mismos. Desviemos nuestra vista del yo y fijémosla en Cristo. Entonces no ha- brá la más mínima dificultad. Toda la obra hecha, no importa cuán excelente parezca, no tiene valor si no se hace en el amor de Jesús. Uno puede pasar por todo el ciclo de la actividad religiosa; pero a menos que Cristo esté entretejido en todo lo que dice y hace, estará traba ando para su propia gloria (Carta 48, 1903).
  • 8. Pág. 8 7CBA:970. "Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto". Delante de Dios de nada vale la apariencia exterior. Las ceremonias externas de la reli- gión son absolutamente inútiles si falta el amor de Dios en el alma. [PH007] 4. Hoy día existen pocos que están sirviendo a Dios de corazón. La mayoría de aquellos que componen nuestras congregaciones están espiritualmente muertos en transgresiones y pecados. Van y viene como la puerta sobre sus bisagras. Por años han escuchado en complacencia las verdades más solemnes y agitadoras, pero no las han practicado. Están menos y menos sensibles de los precioso y valioso de la verdad, porque son negligentes en cuanto a la práctica de aquellas cosas que son agradables en la presencia de Dios. Los fuertes testimonios de reprensión y adver- tencia no los despierta. Las melodías más dulces que vienen de Dios mediante labios humanos—justificación por fe, y la justicia de Cristo—no sacan de ellos un respon- so de amor y gratitud. Aunque el Mercader Celestial despliega ante ellos las más ricas joyas de fe y amor; aunque su voz los invita a comprar de él “oro probado en el fuego,” y “vestiduras blancas para que sean vestidos,” y “colirio para que puedan ver,” endure- cen sus corazones contra él, y fracasan en cambiar su tibieza por amor y celo; y cruzan sus brazos complacientes, haciendo profesión pero negando el poder de la verdadera piedad. Si continúan en este estado, Dios los rechazará con aborrecimiento. Alabar al mundo y a Dios al mismo tiempo, en ninguna forma es aceptable para con Dios.¡Despertad, despertad, antes que sea para siempre demasiado tarde! RH, 12 de Marzo de 1901. Para despertar a los espiritualmente muertos, crear nue- vos gustos, y nuevos motivos, se requiere tan grande uso de poder como para levan- tar a uno de la muerte física. Ciertamente es como dar vida al muerto cuando se con- vierte el pecador del error de sus caminos; pero nuestro Libertador es capaz de hacer es- to; pues él vino para destruir las obras del enemigo. ¿Y acaso no cumplirá aquello que él mismo ha prometido cumplir? RH, 6 de Mayo de 1890. El Señor nos ha hecho como pueblo los depositarios de su verdad; esta verdad está cargada con intereses eternos, y no obstante nos encon- tramos espiritualmente muertos. No reconocemos la situación en la cual somos puestos. Hemos de ser portadores de luz al mundo, y sin embargo existen decenas en nuestras iglesias grandes a quienes nada importa tocante a al salvación de los pecadores. ¿Somos nosotros los hombres y mujeres a quienes la luz de las Escrituras ha sido reve- lada, luz que hemos de dejar brillar al mundo en rayos claros y consistentes? ¿Al daros la verdad, y mandando que la hagáis conocer a los que están en tinieblas, ha cometido Dios un error? RH, 1 de Enero de 1890. Existe demasiado formalismo en la iglesia. Almas están pere- ciendo por falta de luz y conocimiento. Debemos estar tan conectados con la Fuente de toda luz que podamos ser canales de luz para el mundo. El Señor desearía que sus minis-
  • 9. Pág. 9 tros que predican la palabra fueran vitalizados por su Espíritu Santo. Y la gente que la escucha no debe permanecer en estupefacta indiferencia o quedarse mirando como si en un sueño, sin hacer ningún responso a lo que se está diciendo. El espíritu del mundo ha paralizado la espiritualidad de los tales, y no están despiertos para con el precioso tema de la redención. La verdad de la palabra de Dios es hablada a oídos sordos, y a corazo- nes duros y no impresionables. La impresión que recibe el incrédulo de estos cristianos profesos es nada favorable para la religión de Cristo. Estos descuidados y de corazón opaco muestran ambición y celo cuando envueltos en el negocio del mundo, pero asuntos de importancia eterna no llenan la mente e interés como lo hacen las cosas del mundo. La voz de Dios mediante sus mensajeros es un canto placentero; pero sus sagradas advertencias, reprensiones, y alicientes quedan todos en la nada. Co- sas eternas y sagradas son puestas en el mismo nivel con las comunes. El Espíritu Santo es entristecido. Dijo Cristo: “Cuidad, pues, de cómo oís.” Los que profesa adorar a Cristo mientras que de corazón no está en la obra, están espiritualmente muertos. Debiera verse una iglesia activa y bien despierta para animar y sostener los brazos de los ministros de Cristo Jesús. [SpTA12] 6. Necesitamos estudiar el mensaje dado a la iglesia de Sardis. “Escribe al án- gel de la iglesia de Sardis: "El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, dice: Conozco tus obras, que tienes nombre que vives, pero estás muerto. Sé vigilante, y reanima lo que queda y está por morir; porque no hallé tus obras perfectas ante Dios. Acuérdate de lo que has recibido y oído. Guárdalo, y arrepiéntete. Si no velas, vendré como ladrón, Y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.” Muertos, y teniendo el nombre de que están vivos — ¡qué terrible condición! De aquel que ha estado trabajando con intenso esfuerzo para sostener sólo un nombre, Dios dice: “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que está vivo, y es- tás muerto.” Él ha estado tan ocupado con mantener un buen nombre, que ha omi- tido responsabilidades del más solemne carácter. Dios ve al nombre tal como muer- to, en lo que corresponde a una correcta influencia. Aquellos que siguen sus pisa- das quedarán muertos, destruidos por falsas representaciones. Nada hay tan peli- groso para un cristiano profeso que el tener meramente un “nombre”. [SpTa12] 7. Es un triste engaño el tener un nombre, y sin embargo estar sin una cone- xión con Dios, sin vida espiritual, sin Cristo, sin un sentido de la presencia de Dios en el corazón. “Tienes nombre de que vives, y estás muerto”. Versículo 2. “Sé vigilante, y reanima lo que queda y está por morir; porque no hallé tus obras perfectas ante Dios”. PC:393. “Escribe al ángel de la iglesia de Sardis: "El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, dice: Conozco tus obras, que tienes nombre que vives, pero es- tás muerto. Sé vigilante, y reanima lo que queda y está por morir; porque no hallé tus
  • 10. Pág. 10 obras perfectas ante Dios. Acuérdate de lo que has recibido y oído. Guárdalo, y arrepién- tete. Si no velas, vendré como ladrón, Y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.” O cuán- tas veces fracasa el agente humano y, cuando suscita la urgencia, está totalmente desprovisto para hacer el servicio del Señor. Si hubiera velado, hubiera quedado ciertamente como amigo, y como embajador de Jesús. Pero el Espíritu de Cristo no está en él, es otro Espíritu. Ev:296. Pero a cada paso hay que velar y orar, porque muchas cosas ocurrirán pa- ra confundir y enredar a los obreros. Hermanos míos, se me ha ordenado que os diga: "Velad y orad". Velad a fin de no poneros en el camino de la obra de Dios, realizando una impresión que dañe la verdad. Revestid vuestra profesión con una conducta honesta. Apreciad la gracia del Espíritu Santo a fin de no llegar a ser estorbos en el camino de la obra de Dios. Enderezad las sendas que recorren vuestros pies, no sea que el cojo sea desviado del camino (Manuscrito 105, 1902). 2T:511. Se me ha mostrado que muchos están en el mayor peligro de no alcanzar la per- fección en santidad en el temor del Señor. Los ministros se encuentran en peligro de perder sus propias almas. Algunos que han predicado a otros serán ellos mismos recha- zados porque no han perfeccionado un carácter cristiano. En su obra ellos no salvan al- mas, y fracasan aun en salvar sus propias almas. No ven la importancia de conocerse a sí mismos y tener dominio propio. Ellos no velan y oran para no entrar en tentación. Si velaran, llegarían a estar familiarizados con sus propias debilidades, los puntos donde hay mayor probabilidad de ser asaltados por la tentación. Con precaución y oración sus puntos más débiles pueden ser guardados de tal forma como para lle- gar a ser sus puntos más fuertes, y pueden afrontar la tentación sin ser vencidos. SC:134. Hay tres consignas en la vida cristiana que deben ser observadas si deseamos evitar que Satanás nos gane la delantera; a saber: Velar, orar y trabajar. Maranata:56. Al exhortarnos a vigilar y orar, Jesús nos señala la única conducta segura. Necesitamos vigilar. Nuestros corazones son engañosos; estamos rodeados por las debi- lidades y fragilidades de la humanidad, y el propósito de Satanás es destruirnos. Aunque nosotros bajemos la guardia, nuestro adversario jamás estará ocioso. Puesto que esta- mos informados acerca de su incansable vigilancia, no durmamos, como los demás, sino "velemos y seamos sobrios". Tenemos que enfrentar el espíritu y la influencia del mun- do, pero no debemos permitir que tome posesión de nuestra mente y nuestro corazón. 1MS:474. Cuando el yo se entreteje en nuestras labores, entonces la verdad que lleva- mos a otros no santifica, refina ni ennoblece nuestro propio corazón. No testificará que somos vasos adecuados para el uso del Maestro. Sólo mediante la oración ferviente po- demos tener una dulce comunión con Jesús, y mediante esa bendita comunión las pala- bras y el espíritu reciben la fragancia del espíritu de Cristo. No hay un corazón que no
  • 11. Pág. 11 se beneficie al velar. Jesús el precioso Salvador, nos ordenó velar. La vigilancia del yo no debe ser descuidada ni por un momento. Debe cuidarse diligentemente el co- razón, porque de él mana la vida. Vigilad y disciplinad los pensamientos para que no pequéis con vuestros labios. PR:61. La vigilancia y la oración son la salvaguardia de la pureza. 5T:610-611. La amonestación del Testigo fiel a la iglesia de Sardis es: "Tienes nombre que vives, y estás muerto. Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate pues de lo que has recibido y has oído, y guárdalo, y arrepiéntete". (Apoc. 3:1-3) El pecado especialmente imputado a esa iglesia es que sus miembros no habían fortalecido las cosas que quedaban, que estaban por perecer. ¿Se aplica esta amonestación a nosotros? Examinemos individualmente nuestro corazón a la luz de la Palabra de Dios, y sea nuestra primera obra poner nuestro corazón en orden por la ayuda de Cristo. Dios ha hecho su parte en la obra de salvar a los hombres, y ahora pide la cooperación de la iglesia. Allí está la sangre de Cristo, la Palabra de verdad, el Espíritu Santo, por un lado, y por el otro las almas que perecen. Cada uno de los que siguen a Cristo tiene que hacer una parte para inducir a los hombres a aceptar las bendiciones que el ciclo ha pro- visto. Examinémonos detenidamente a nosotros mismos y veamos si hemos hecho esta obra. Indaguemos nuestros motivos y cada acción de nuestra vida. ¿No hay muchos cuadros desagradables grabados en la memoria? Con frecuencia habéis necesitado el perdón de Jesús. Habéis dependido constantemente de su compasión y amor. Sin em- bargo, ¿no habéis dejado de manifestar hacia otros el espíritu que Cristo manifestó hacia vosotros? ¿Habéis sentido preocupación por aquel a quien visteis aventurarse por sendas prohibidas? ¿Le habéis amonestado bondadosamente? ¿Habéis llorado y orado por él y con él? ¿Habéis demostrado por vuestras palabras de ternura y actos bondadosos que le amabais y deseabais salvarle? Mientras tratabais a aquellos que vacilaban y se tamba- leaban bajo la carga de sus propias flaquezas de disposición y de sus hábitos defectuo- sos, ¿los habéis dejado pelear sus batallas solos, cuando podríais haberles ayudado? ¿No habéis pasado de un lado del camino frente a estas almas fieramente tentadas, mientras que el mundo estaba listo para manifestarles simpatía y para atraerlas a las redes de Sa- tanás? ¿No habéis estado con Caín listos para decir: "¿Soy yo guarda de mi hermano?" (Gén. 4:9). ¿Cómo debe considerar la obra de vuestra vida la gran Cabeza de la iglesia? ¿Cómo mira vuestra indiferencia para con los que se extravían del buen camino, Aquel para quien toda alma es preciosa, como comprada por su sangre? ¿No teméis que él os deje como los habéis dejado a ellos? Tened por seguro que el verdadero Centinela de la casa del Señor ha notado toda negligencia. 8T:99-100. Estamos viendo el cumplimiento de estas advertencias. Nunca se han cumplido tan fielmente las Escrituras como lo han sido estas. Los hombres pueden lo mejor posible y con el mayor cuidado, construir edificios a
  • 12. Pág. 12 prueba de fuego, pero un solo toque de la mano de Dios, una chispa del cielo, destruirá por completo todo refugio. Se ha preguntado si tengo algún consejo que Dios me ha dado, esperando prevenir la llegada de la espada de fuego que estaba encima de Battle Creek. Ahora aquello que yo temía ha llegado—la noticias del incendio del edificio de la Review & Herald. Cuando esta noticia llegó, no quedé sorprendida, y no tuve palabras para decir. Lo que he tenido que decir de tiempo en tiempo en advertencias, no ha surtido efecto excepto para endu- recer a los que oyeron, y ahora sólo puedo decir: ‘Lo siento, lo siento mucho, que era necesario que este golpe llegara. Suficiente luz ha sido dada. Si se hubiera puesto en práctica, no se habría necesitado más luz. A nuestro pueblo, ministros y laicos, se me ha instruido que diga: “Buscad al Eterno mientras puede ser hallado, llamadlo en tanto que está cerca. Deje el impío su camino, y el hombre malo sus pensamientos; y vuélvase al Señor, quien tendrá de él misericordia, y a nuestro Dios, que es amplio en perdonar.” Que cada alma está alerta. El adversario os sigue las huellas. Sed vigilantes, velando di- ligentemente no sea que alguna trampa maestra y cuidadosamente escondida os coja de sorpresa. Sean atentos los descuidados e indiferentes, no sea que el día del Señor venga sobre ustedes como ladrón en la noche. Muchos se apartarán del camino de la humildad, y, echando de sí el yugo de Cristo, caminarán por veredas extrañas. Enceguecidos y em- belesados, dejarán la senda angosta que lleva a la ciudad de Dios. TM:358-359. "Y escribe al ángel de la iglesia en SARDIS: El que tiene los siete Espíri- tus de Dios, y las siete estrellas, dice estas cosas: Yo conozco tus obras, que tienes nom- bre que vives, y estás muerto. Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para mo- rir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios". Aquí el problema está re- suelto. Las personas que aquí se describen han tenido la luz que los habría induci- do a realizar obras completamente diferentes, si hubieran seguido la luz, y habrían fortalecido las cosas que quedaban y que estaban por morir. La luz que brillaba en sus propios corazones cuando Jesús habló a sus almas, diciendo: "Tus pecados Te: son perdonados", debían haberla mantenido viva ayudando a los que necesitaban auxilio. Se especifica claramente la obra que ha de ser hecha.- "Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate pues de lo que has recibido y has oído, y guárdalo, y arrepiéntete. Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti". Muchos han oído y recibido la Palabra de vida, y han sido poderosamente conmovidos por la verdad, pero han permitido que sus almas se volvieran frías, su le oscura, por su justicia propia, por su espíritu de creerse importantes, por el orgullo debido a la posesión de un conocimiento de la verdad que dejan de practicar. La verdad que no se pone en práctica, pierde su poder. El corazón es cerrado a su divina influencia, y los que debieron ser obreros para Cristo están ociosos, y las almas a quienes debieran ayudar son dejadas en el desaliento, en las tinieblas y en la desesperación.
  • 13. Pág. 13 7CBA:969-970. Se da una advertencia acerca de un tiempo cuando penetrarían errores como un ladrón para robar la fe del pueblo de Dios, cuando los hijos de Dios debían ve- lar diligentemente y estar constantemente en guardia contra los engaños del enemigo. En Sardis muchos se habían convertido por la predicación de los apóstoles. La verdad había sido recibida como una luz brillante y resplandeciente; pero algunos habían olvi- dado la forma maravillosa en que habían recibido la verdad, y Jesús creyó necesario en- viar un reproche. Los antiguos portaestandartes habían caído uno tras otro, y algunos se habían cansado de la frecuente repetición de las verdades. Deseaban una doctrina novedosa, más agradable para muchas mentes. Pensaban que necesitaban un cambio maravilloso, y en su ceguera espiritual no discernían que sus sofisterías desarraigarían todas las experiencias del pa- sado. Pero el Señor Jesús podía ver el fin desde el principio. Por medio de Juan les envió la advertencia: "Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón" (MS 34, 1905). (2 Tim. 2:23-26.) Peligros de sutilizar.- [Se cita Apoc. 3:1-3]. Entre aquellos a quienes fue enviado este mensaje algunos habían oído la predicación de Juan el Bautista y habían sido convencidos por ella; pero perdie- ron la fe en la cual una vez se regocijaron. Otros habían recibido la verdad de las ense- ñanzas de Cristo y fueron creyentes fervorosos; pero habían perdido su primer amor y no tenían vigor espiritual. No habían mantenido el principio de su confianza firme hasta el fin. Tenían nombre de que vivían; pero estaban muertos en lo que se refiere a ejercer una influencia salvadora. Tenían apariencia de piedad sin el poder correspondiente. Su- tilizaban en cuanto a asuntos sin importancia especial, no dados por el Señor como pruebas, hasta que esos asuntos se transformaron en montañas que los separaban de Cristo y también entre sí... "Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto". Delante de Dios de nada vale la apariencia exterior. Las ceremonias externas de la religión son ab- solutamente inútiles si falta el amor de Dios en el alma. "Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir". Esta es nuestra obra. Hay muchos que están a punto de morir espiritualmente, y el Señor nos exhorta para que los fortalezcamos. Los hijos de Dios deben estar firmemente unidos con los vínculos de la comunión cristiana, y deben ser fortalecidos en la fe hablando con fre- cuencia mutuamente acerca de las preciosas verdades confiadas a ellos. Nunca deben pasar su tiempo acusando y condenando el uno al otro (RH, 10-08-1905). 7CBA:970. [Se cita Apoc. 3:1-3]. El discernimiento manifestado por Cristo al pesar los caracteres de los que ostentan el nombre del Señor en su carácter de cristianos, nos indu- ce a comprender más plenamente que cada individuo está bajo la supervisión del Señor. El conoce íntimamente los pensamientos y las intenciones del corazón, así como tam- bién cada palabra y acto. Conoce todo lo que se refiere a nuestra experiencia religiosa; sabe a quién amamos y servimos (MS 81, 1900).
  • 14. Pág. 14 NB:101. En años ulteriores se me mostró que todavía no se han abandonado las falsas teorías expuestas en lo pasado. Resurgirán en cuanto hallen circunstancias favorables. No olvidemos que será sacudido todo cuanto pueda ser sacudido. El enemigo logrará quebrantar la fe de algunos, pero quienes se mantengan fieles a los principios no serán conmovidos. Permanecerán firmes entre las pruebas y las tentaciones. El Señor ha se- ñalado los errores, y quienes no disciernan dónde se ha introducido Satanás, conti- nuarán extraviados por falsos senderos. Jesús nos manda velar y fortalecer las co- sas que quedan y que están por morir. No debemos entrar en controversia con quienes sustentan teorías falsas. La controversia es inútil. Cristo nunca entró en discusiones. El arma empleada por el Redentor del mundo fue: "Escrito está". Adhirámonos a la palabra. Dejemos que el Señor Jesús y sus mensajeros den testimonio. Sabemos que su testimonio es verdadero. 2T:104-105. Como el incrédulo Tomás, usted ha considerado ser una virtud el dudar hasta poder tener clara evidencia, quitando de su mente toda razón para dudar. ¿Dio en- comio Jesús al incrédulo Tomás al concederle la evidencia que él dijo que tendría antes de creer? Jesús le dijo: “No seáis incrédulo sino creed.” Tomás contestó: “Mi Señor, mi Dios.” No le queda otra sino la de creer; no hay lugar para dudar. Jesús entonces dijo: “Tomás, porque me has visto, has creído: bienaventurados los que no vieron, y han creí- do.” Usted me fue presentado como uniéndose con el líder rebelde y su hueste para an- gustiar, confundir, desanimar, y hacer tropezar a los que están luchando por el bien, los que se encuentran bajo el estandarte ensangrentado del Príncipe Emanuel. Su influen- cia, me fue mostrado, ha hecho que almas se aparten del sábado del cuarto man- damiento. Usted ha empleado sus talentos y su habilidad para fabricar armas y po- nerlas en las manos de los enemigos de Dios, para que luchen en contra de los que están procurando obedecer a Dios al guardar sus mandamientos. Mientras que án- geles han sido comisionados para fortalecer las cosas que quedan, para resistir y contrarrestar su influencia, ellos han visto con la más profunda tristeza su obra de descorazonar y destruir. Usted ha hecho que lloren los ángeles puros y sin pecado. 2T:649. No son únicamente predicadores, yendo a las iglesias y orando y exhortando ocasionalmente, lo Vermont necesita. Un clamor por obreros pudiera consistentemente elevarse entre el pueblo de Dios en Vermont. Obreros sinceros y celosos se necesitan para fortalecer las cosas que quedan al ministrar a las necesidades espirituales de la gente. La causa de Dios por doquier, especialmente en Vermont, necesita hombres que lleven responsabilidades. Los hombres cubren vez tras vez el mismo terreno, pero logran muy poco, si algo. Tienen buenas visitas con los hermanos, y esto es frecuente- mente lo único que se hace; y sin embargo esperan que se les remunere por su tiempo. 8T:135-136. Debe ponerse un límite a la expansión de nuestras instituciones en Battle Creek. El campo es el mundo, y Dios tiene un interés en otras partes de su gran viña. Existen iglesias e instituciones que están estrechando cada nervio para establecerse, para
  • 15. Pág. 15 poder vivir. Que nuestras instituciones se responsabilicen en fortalecer las cosas que quedan y están por morir. ¡Cuán fácilmente pudiera la gran iglesia en Battle Creek proporcionar algunos de sus recursos para la ayuda de las iglesias más pobres, que casi están dobladas bajo el peso de la deuda! ¿Por qué es que estas iglesias hermanas son de- jadas de año en año para luchar con la pobreza y la deuda? El egoísmo trae la muerte es- piritual. ¡Cuán grande bien pudieran lograr nuestras iglesias más capaces si ayudaran a sus iglesias hermanas, llevándolas a una condición de prosperidad! TM:363-364. Representará el carácter sagrado de la obra, magnificará la verdad, y siempre presentará delante de los hombres y de los ángeles el perfume santo del carácter de Cristo. Este es el fuego sagrado encendido por Dios. Cualquier cosa fuera de esto es fuego extraño, que Dios aborrece, y tanto más ofensivo cuanto mayores sean las respon- sabilidades envueltas en la posición del obrero. Tengo un mensaje de Dios para los pecadores en Sión, aquellos a los cuales Cristo se dirigió: "Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios". Necesitáis ofrecer siempre el fuego sagrado; pues entonces las obras de Cristo, su amor, su misericordia, su justicia, ascenderán delante de Dios, como una nube de fragante y santo incienso, plena- mente aceptables. Pero el fuego extraño ha sido ofrecido en el empleo de palabras rudas, en la importancia propia, la exaltación del yo, en la justicia propia, en la autoridad arbitraria, en el espíritu dominante, en la opresión, en la restricción de la libertad del pueblo de Dios, atando a los hijos de Dios con planes y reglas que Dios no ha dictado, ni han surgido en su mente. Todas estas cosas son fuego extraño, no reconocido por Dios, y son una permanente re- presentación falsa de su carácter. RH, 24 de Mayo de 1892. Se necesitan ministros que sienten la necesidad e ser obreros colaborando con Dios, quienes saldrán para edificar la gente en conocimiento espiritual hasta la medida plena en Cristo. Se necesitan ministros que se eduquen mediante la so- lemne, y reverencial comunión con Dios en la cámara de oración, para poder ser hom- bres de poder en la oración. La piedad se ha degenerado en formalismo, y es necesa- rio fortalecer las cosas que quedan y que están por morir. La obra del ministerio ha sido olvidada y la obra está menguando por haber sido sabiamente atendida. ¿Có- mo sabréis que la palabra hablada desde el púlpito ha sido de beneficio a los que escuchan, si no visitáis las familias, orando con ellos, y conociendo el verdadero es- tado mental y la verdadera condición de su experiencia, para poder llevarlos hacia el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo? Se necesita que el hálito divino se haga sentir sobre ellos, y les proporcione vida espiritual. Las iglesias necesitan ser ilu- minadas respecto a la religión práctica en la vida hogareña. Vez tras vez la necesidad de vivir una vida virtuosa, de tener un corazón santificado, de revelar una creciente con- formidad a la imagen de Cristo, deber ser presentada al pueblo. ¿Reconocen que la obra de santificación ha de ser una obra de toda la vida?
  • 16. Pág. 16 RH, 4 de Marzo de 1890. Cuando salgáis de esta reunión, debe ser para enseñar la ver- dad a otros, deber ser para ir a estas iglesias para destellar luz, no del cerebro de otro hombre, sino de la luz que ustedes han recibido mediante la diligente búsqueda en la pa- labra de Dios. Debéis saber que vuestra lámpara está alumbrada en el altar divino, y que podéis emanar rayos brillantes en el camino de los que están en tinieblas. Cuando salís de aquí, debe ser para confirmar a los débiles, para fortalecer los bra- zos que están débiles, para decir a los que son de corazón tembloroso, “Sed fuertes, no temáis: he aquí vuestro Dios vendrá con venganza, sí, vendrá con recompensa; él vendrá y os salvará.” Debéis salir para fortalecer las cosas que quedan y que es- tán por morir, de modo que haya un testimonio viviente reavivado entre nuestras filas, y los hombres digan: “Escuchad lo que el Señor ha hecho por mi alma.” SpM:367. A todo obrero médico conectado con la causa de Dios son dirigidas las pala- bras dichas por Pablo a Timoteo: “Cuida de ti y de la doctrina.” Necesitamos examinar- nos de cerca, y renunciar todo plan o principio que nos lleve a representar mal al Señor. La experiencia del pasado ha de ser revisada cercanamente. Cada motivo ha de ser exa- minado con exactitud. Todo proyecto ambicioso que es contrario a la Palabra de Dios ha de puesto a un lado. La palabra que me es dada para hablarles es: “No he encontra- do tus obras perfectas delante de Dios.” El Señor no aceptará el servicio más es- pléndido que significa el abandono del yugo más liviano de parte de su pueblo. No hemos de fraguar yugo alguno para nuestro prójimo. La palabra de Dios a nosotros es que hemos de romper todo yugo. TM:363-364. Tengo un mensaje de Dios para los pecadores en Sión, aquellos a los cua- les Cristo se dirigió: "Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir; por- que no he hallado tus obras perfectas delante de Dios". Necesitáis ofrecer siempre el fuego sagrado; pues entonces las obras de Cristo, su amor, su misericordia, su justicia, ascenderán delante de Dios, como una nube de fragante y santo incienso, plenamente aceptables. Versículo 3. “Acuérdate de lo que has recibido y oído. Guárdalo, y arrepiéntete. Si no velas, vendré como ladrón, Y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.” CS:544. Estamos viviendo ahora en el gran día de la expiación. Cuando en el servi- cio simbólico el sumo sacerdote hacia la propiciación por Israel, todos debían afli- gir sus almas arrepintiéndose de sus pecados y humillándose ante el Señor, si no querían verse separados del pueblo. De la misma manera, todos los que desean que sus nombres sean conservados en el libro de la vida, deben ahora, en los pocos días que les quedan de este tiempo de gracia, afligir sus almas ante Dios con verdadero arrepentimiento y dolor por sus pecados. Hay que escudriñar honda y sinceramente el corazón. Hay que deponer el espíritu liviano y frívolo al que se entregan tantos cris- tianos de profesión. Empeñada lucha espera a todos aquellos que quieran subyugar las
  • 17. Pág. 17 malas inclinaciones que tratan de dominarlos. La obra de preparación es obra indivi- dual. No somos salvados en grupos. La pureza y la devoción de uno no suplirá la falta de estas cualidades en otro. Si bien todas las naciones deben pasar en juicio ante Dios, sin embargo él examinará el caso de cada individuo de un modo tan rígido y minucioso como si no hubiese otro ser en la tierra. Cada cual tiene que ser probado y encontrado sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante. 7CBA:970-971. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo y arrepiénte- te". Los que han nacido de nuevo recuerdan con qué gozo y alegría recibieron la luz del cielo y cuán deseosos estaban de contar a todos acerca de su felicidad... "Guárdalo". No significa, guarda tus pecados, sino guarda el consuelo, la fe, la es- peranza que Dios Te: ha dado en su Palabra. Nunca Te: desanimes. Un hombre des- animado no puede hacer nada. Satanás está procurando desanimaros diciéndoos que es inútil servir a Dios, que no vale la pena, y que da lo mismo buscar los placeres y gozos de este mundo. Pero "¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" Podéis disfrutar de placeres mundanos a expensas del mundo futuro; pero ¿podréis permitiros pagar tal precio? Debemos "guardar" toda la luz que recibimos del cielo y vivir a la altura de ella. ¿Por qué? Porque Dios quiere que nos aferremos a la verdad eterna y actuemos como la mano ayudadora del Señor, comunicando la luz a aquellos que no conocen su amor hacia ellos. Cuando os entregasteis a Cristo hicisteis una promesa en la pre- sencia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: los tres grandes Dignatarios personales del cielo. "Guardad" firmemente esa promesa. "Y arrepiéntete". Nuestra vida debe ser una vida de arrepentimiento y humildad continuos. Necesitamos arrepentirnos constantemente para que podamos ser cons- tantemente victoriosos. Cuando tenemos verdadera humildad logramos la victoria. El enemigo nunca puede arrancar de la mano de Cristo a aquel que sencillamente confía en las promesas del Señor. Si la persona confía y procede con obediencia, la mente será sensible a las impresiones divinas y la luz de Dios resplandecerá para alumbrar el enten- dimiento. ¡Qué privilegios tenemos en Cristo Jesús! Un verdadero sentimiento de arrepentimiento delante de Dios no nos mantiene en servi- dumbre haciéndonos sentir como las personas en un cortejo fúnebre. Debemos estar alegres y no tristes; pero todo el tiempo debemos estar tristes porque después de que Cristo dio su preciosa vida por nosotros entregamos tantos años de nuestra vida a las po- testades de las tinieblas. Debemos sentir pesar en el corazón cuando recordamos que después de que Cristo dio todo lo suyo por nuestra redención, usamos en el servicio del enemigo algo del tiempo y de las capacidades que el Señor nos confió como talentos pa- ra usar para la gloria de su nombre. Debemos arrepentirnos porque no nos hemos esfor- zado en toda forma posible para familiarizarnos con la preciosa verdad que nos capacita para emplear aquella fe que obra por el amor y purifica el alma. Cuando vemos almas alejadas de Cristo debemos ponernos en su lugar y sentir arrepen- timiento en su favor delante de Dios, y no descansar hasta que las llevemos al arrepen-
  • 18. Pág. 18 timiento. Si hacemos todo lo que podamos y sin embargo no se arrepienten, el pecado está a la puerta de ellas; pero todavía debemos sentir dolor de corazón debido a su con- dición, mostrándoles cómo arrepentirse y tratando de guiarlas paso tras paso a Jesucristo (MS 92, 190l). PE:60. Pronto llegará ese tiempo, y habremos de asirnos firmemente del fuerte bra- zo de Jehová, porque todos los prodigios y las grandes señales del diablo tienen por finalidad engañar y vencer al pueblo de Dios. Nuestra mente debe estar fija en Dios, y no debemos experimentar el temor que tienen los impíos; es decir, no hemos de temer lo que ellos temen, ni reverenciar lo que ellos reverencian, sino ser esforzados y valien- tes en pro de la verdad. RETÉN LO QUE TIENES, Y ARREPIÉNTETE. Véase también EGW sobre Apoc. 2:25. DTG:589. El mal siervo dice en su corazón: "Mi señor se tarda en venir." No dice que Cristo no vendrá. No se burla de la idea de su segunda venida. Pero en su corazón y por sus acciones y palabras, declara que la venida de su Señor tarda. Destierra del ánimo ajeno la convicción de que el Señor va a venir prestamente. Su influencia induce a los hombres a una demora presuntuosa y negligente. Los confirma en su mundanalidad y es- tupor. Las pasiones terrenales y los pensamientos corruptos se posesionan de su mente. El mal siervo come y bebe con los borrachos, y se une con el mundo en la búsqueda de placeres. Hiere a sus consiervos acusando y condenando a los que son fieles a su Maes- tro. Se asocia con el mundo. Siendo semejantes, participan juntos en la transgresión. Es una asimilación temible. Juntamente con el mundo, queda entrampado. Se nos advierte: "Vendrá el Señor de aquel siervo... a la hora que no sabe, y le cortará por medio, y pon- drá su parte con los hipócritas. "Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti." El advenimiento de Cristo sorprenderá a los falsos maestros. Están diciendo: "Paz y se- guridad." Como los sacerdotes y doctores antes de la caída de Jerusalén, esperan que la iglesia disfrute de prosperidad terrenal y gloria. Interpretan las señales de los tiempos como indicios de esto. Pero qué dice la Palabra inspirada? "Vendrá sobre ellos destruc- ción de repente."* El día de Dios vendrá como ladrón sobre todos los que moran en la faz de la tierra, que hacen de este mundo su hogar. Viene para ellos como ladrón furtivo. CS:354-355. Cuando el Salvador dirigió la atención de sus discípulos hacia las señales de su regreso, predijo el estado de apostasía 355 que existiría precisamente antes de su segundo advenimiento. Habría, como en los días de Noé, actividad febril en los negocios mundanos y sed de placeres, y los seres humanos iban a comprar, vender, sembrar, edi- ficar, casarse y darse en matrimonio, olvidándose entre tanto de Dios y de la vida futura. La amonestación de Cristo para los que vivieran en aquel tiempo es: "Mirad, pues, por vosotros mismos, no sea que vuestros corazones sean entorpecidos con la glotonería, y
  • 19. Pág. 19 la embriaguez, y los cuidados de esta vida, y así os sobrevenga de improviso aquel día." "Velad, pues, en todo tiempo, y orad, a fin de que logréis evitar todas estas cosas que van a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre". (Luc. 21:34, 36, V.M.) La condición en que se hallaría entonces la iglesia está descrita en las palabras del Sal- vador en el Apocalipsis: "Tienes nombre que vives, y estás muerto." Y a los que no quieren dejar su indolente descuido, se les dirige el solemne aviso: "Si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti." (Apoc. 3:1, 3). Maranata:268. Durante la noche pasó ante mí una escena sumamente impresionante. Pa- recía haber gran confusión y lucha de ejércitos. Un mensajero del Señor se paró ante mí y dijo: "Llama a tu familia. Yo os conduciré, seguidme". Me llevó por un oscuro pasaje a través de un bosque; luego por un desfiladero de las montañas, y dijo "Aquí estarás se- gura". Había otros que habían sido llevados a aquel retiro. El mensajero celestial dijo: "El tiempo de prueba vendrá como ladrón en la noche, como el señor anunció que ven- dría". RH, 22 de Noviembre de 1906. El Señor pide a los que creen en él que sean obreros jun- to con él. Mientras dure la vida, no han de sentir que su obra está cumplida. ¿Permitire- mos que se cumplan las señales del fin sin decir a la gente lo que viene sobre la tierra? ¿Los veremos bajar a las tinieblas sin haberles impresionado tocante a la necesidad de hacer preparación para encontrarse con el Señor? A menos que nosotros mismos cum- plamos nuestro deber para con los que nos rodean, el día de Dios vendrá sobre no- sotros como ladrón. La confusión llena al mundo y un gran terror pronto ha de ve- nir sobre los seres humanos. El fin está muy cerca. Nosotros que conocemos la ver- dad debemos estar preparándonos para lo que pronto ha de romper sobre el mun- do como sorpresa sobrecogedora. 14ML:97. El mundo lleno de revueltas, lleno de placer impío, está dormido, dormi- do en seguridad carnal, poniendo a lejos la venida del Señor, burlándose de las ad- vertencias, llamando fanáticos entusiastas y locos a los que procuran llamarles la atención. Los amantes del placer más que de Dios son tomados por sorpresa. Este es el orgulloso alarde que se hace: “Todo permanece como era desde el principio. Mañana será como este día, o mucho más mejor. Nos profundizaremos más en el placer desenfrenado.” Pero, dice Cristo: “He aquí yo vengo como ladrón.” Cuando el burlador, el que rechaza la verdad, se ha hecho presuntuoso, cuando la rutina del trabajo en las diferentes líneas comerciales se está llevando a cabo sin respeto a principio, cuando el estudiante está plenamente envuelto en fines ambiciosos para obtener todo excepto conocimiento de la Biblia, Cristo viene como ladrón. La adver- tencia ha sido dada: “Por tanto velad: pues no sabéis a qué hora vuestro Señor viene. Pe- ro saber esto, que si el esposo de al casa hubiera sabido en qué vela el ladrón vendría, él hubiera velado, y no hubiera permitido que su casa fuera saqueada” [Mateo 24:42-43]. Cada hora que pasa es una hora menos para que hagáis preparación de carácter para este
  • 20. Pág. 20 gran evento. MS 7ª, 1896. PM:312-313. Los juicios de Dios se ven sobre la tierra. Permitiremos que estas cosas vengan sobre el mundo sin decir a la gente el significado de estas terribles calamidades, y cómo todos pueden evadir la ira que viene? Dejaremos que nuestros vecinos perma- nezcan en tinieblas sin hacer preparación para la vida futura? A menos que nosotros mismos reconozcamos dónde es que estamos situados, el día de Dios vendrá sobre noso- tros como ladrón... 4SP:443-444. A todos, el tiempo de prueba llegará. Mediante el zarandeo de la tenta- ción, el cristiano genuino será revelado. ¿Está el pueblo de Dios ahora establecido tan firmemente sobre su palabra que no cederían a las evidencias de sus sentidos? ¿En tal crisis, se apegarían a la Biblia, y sólo a la Biblia? Satanás, si fuera posible, no permitiría que obtuvieran una preparación para estar de pie en ese día. Él arreglará los asuntos de tal forma como para poner barreras, enmarañarlos con tesoros mundanales, hacer- los llevar una pesada, y agobiadora carga, de modo que sus corazones sean sobre- cargados con los afanes de esta vida, y el día de prueba venga sobre ellos como la- drón. VENDRÉ SOBRE TI COMO LADRÓN. Véase también EGW sobre Revelación 16:15. Versículo 4. "Con todo, tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado su ropa, y andarán conmigo vestidas de blanco, porque son dignas”. 7CBA:996-997. La iglesia es la desposada, la esposa del Cordero. Debe conservarse pu- ra, santificada, santa. Nunca debe complacerse en ninguna necedad, pues es la novia de un Rey; sin embargo, no comprende su excelsa posición. Si lo entendiera, internamente estaría llena de toda gloria (Carta 177, 1901). PE:216. Así se valió Satanás de la resurrección en provecho de sus propósitos. El y sus ángeles se congratularon de que los errores por ellos preparados fuesen aceptados tan favorablemente entre quienes se llamaban amigos de Cristo. Lo que uno consideraba con religioso horror, lo admitía otro, y así fueron celosamente acogidos y defendidos di- ferentes errores. La voluntad de Dios, tan claramente revelada en su Palabra, fue encu- bierta con errores y tradiciones que eran enseñados como mandamientos de Dios. Aun- que este engaño que desafía al cielo será tolerado hasta la segunda venida de Jesús, no ha quedado Dios sin testigos durante todo ese tiempo de error y engaño. En medio de las tinieblas y persecuciones contra la iglesia, siempre hubo cristianos que guardaron fielmente todos los mandamientos de Dios. 7CBA:970. Se presenta a la iglesia de Sardis como que tuviera en ella unas pocas personas fieles entre las muchas que, por así decirlo, se habían vuelto descuidadas e
  • 21. Pág. 21 insensibles a sus obligaciones para con Dios. "Tienes unas pocas personas en Sar- dis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas". ¿Quién es tan favorecido como para ser contado entre esas pocas personas en Sardis? ¿Eres tú? ¿Soy yo? ¿Quiénes están entre ese número? ¿No es mejor para nosotros que averigüemos este asunto para que podamos saber a quiénes se refiere el Señor cuando dice que unas pocas personas no han manchado sus ropas blancas del carácter? (MS 81, 1900). TM:454. Dios me ha mostrado que en el mismo tiempo en que se estén cumpliendo en torno a nosotros las señales de los tiempos, cuando oigamos, por así decirlo, el paso -de las huestes del cielo que cumplen su mis n, hombres inteligentes, hombres que ocupen puestos de responsabilidad, estarán colocando materiales podridos en el edificio de su carácter: material que será consumible en el día de Dios, y que decidirá que son inaptos para entrar en las mansiones de arriba. Han rehusado despojarse de los vestidos sucios; sé han aferrado á ellos como si fueran de precioso valor. Perderán el cielo y una eterni- dad de bendición a causa de ello. HAp:417. Es correcto amar lo bello y desearlo; pero Dios desea que primero amemos y busquemos las bellezas superiores, que son imperecederas. Ningún adorno exterior puede ser comparado en valor o belleza con aquel "espíritu agradable y pacífico," el "lino finísimo, blanco y limpio" (Apoc. 19:14) que todos los santos de la tierra usarán. Estas ropas los harán hermosos y deseables aquí, y en el futuro serán su distintivo de admisión en el palacio del Rey. Su promesa es: "Y andarán conmigo en vestiduras blancas; porque son dignos." (Apoc. 3:4). 7CBA:937. Cuando contemplamos a Cristo con los ojos de la fe, vemos la necesidad de llegar a ser puros de pensamiento y santos de carácter. Cristo nos invita a que nos acer- quemos a él, y él promete que se acercará a nosotros. Al contemplarlo vemos al Dios invisible que revistió su divinidad con humanidad para que por medio de la humanidad pudiera exhalar una gloria discreta y moderada, de modo que nuestros Ojos pudieran descansar en él y nuestras almas no fueran destruidas por su resplandor en toda su pleni- tud. Contemplamos a Dios a través de Cristo, nuestro Creador y Redentor. Tenemos el privilegio de contemplar a Jesús por fe, y de verlo de pie entre la humanidad y el trono eterno. Es nuestro Abogado que presenta nuestras oraciones y ofrendas como sacrificios espirituales ante Dios. Jesús es la gran propiciación impecable y por sus méritos Dios y el hombre pueden dialogar. Cristo penetró en la eternidad llevando su humanidad. Está delante de Dios como representante de nuestra raza. Cuando estamos vestidos con el traje de bodas de su justicia, llegamos a ser uno con él, y dice de nosotros: "Andarán conmigo en ves- tiduras blancas, porque son dignos". Sus santos lo contemplarán en su gloria, sin que se interponga un velo que lo opaque (YI, 28-10-1897).
  • 22. Pág. 22 7CBA:971. "Tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas". Se les confiere este ho- nor debido a su fe. En esta vida no se jactaron ni su alma se envaneció. Con intenso de- seo, con fe pura y santa se aferraron a la promesa de riquezas eternas. Su único deseo era ser como Cristo. Siempre mantuvieron en alto la norma de justicia. Les es dado un eterno peso de gloria porque en la tierra anduvieron con Dios guardándose sin mancha en el mundo, revelando a sus prójimos la justicia de Cristo. De esas perso- nas declara el Salvador: "Andarán conmigo en vestiduras blancas, en el mundo que he preparado para ellas" [se cita Apoc. 3:5] (RH, 10-08-1905). 7CBA:971-972. [Se cita Apoc. 3:4-5]. Estas palabras se dan para las personas que aún están relacionadas con el mundo, sujetas a tentaciones e influencias que son engañosas y alucinantes. Mientras mantengan fija su atención en Aquel que es su sol y su escudo, las tinieblas y la oscuridad que las rodean no dejarán una mancha ni una mácula en sus ves- tiduras. Caminarán con Cristo; orarán, creerán y trabajarán para salvar a las almas que están a punto de perecer. Están tratando de romper las ataduras con que Satanás las ha ligado, y no serán avergonzadas si por fe hacen de Cristo su compañero. El gran enga- ñador presentará constantemente tentaciones y engaños para echar a perder la obra del ser humano; pero si éste confía en Dios, si es manso, humilde y dócil de corazón, si per- severa en el camino del Señor, el cielo se regocijará porque ganará la victoria. Dios dice: "Andará conmigo de blanco, con vestiduras inmaculadas, porque es digno" (MS 97, 1898). CsS:359. Siempre está abierta la vía de acceso al trono de Dios. No siempre podemos orar de rodillas, pero nuestras peticiones silenciosas pueden ascender constantemente hacia Dios a fin de solicitar poder y dirección. Cuando seamos tentados, como lo se- remos, podemos correr hacia el lugar secreto del Altísimo. Sus brazos eternos nos sostendrán. Que estas palabras nos llenen de gozo: "Pero tienes unas pocas perso- nas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestidu- ras blancas, porque son dignas" (Apocalipsis 3: 4). CsS:421. Si permitimos que el exceso de trabajo nos aleje de nuestro propósito de bus- car diariamente al Señor, cometeremos los mayores errores; incurriremos en pérdidas, porque el Señor no está con nosotros; así hemos cerrado la puerta para que él no tenga acceso a nuestras almas. Pero si oramos aun cuando tenemos las manos ocupadas, los oídos del Salvador están abiertos para escuchar nuestras peticiones. Si estamos decidi- dos a no separarnos de la fuente de nuestra fortaleza, Jesús se pondrá decididamente a nuestra mano derecha para ayudarnos, a fin de que nuestros enemigos no nos avergüen- cen. La gracia de Cristo puede cumplir por nosotros todo lo que nuestros esfuerzos fa- llarán en hacer. Los que aman y temen a Dios pueden estar rodeados por una multitud de cuidados, y sin embargo no fallar ni hacer sendas torcidas para sus pies. Dios se ocu- pa de vosotros en el lugar donde desempeñáis vuestro deber. Pero aseguraos de ir con
  • 23. Pág. 23 frecuencia al lugar donde se acostumbra a orar. El Salvador dice: "Pero tienes una pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas" (Apocalipsis 3: 4). Estas almas vencie- ron por medio de la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio. En medio de la contaminación moral que prevalecía en todas partes, se mantuvieron firmes en su integridad, ¿y por qué? Porque participaban de la naturaleza divina, y así escaparon de la corrupción que se encuentra en el mundo a causa de la concupiscencia. Se hicieron ricos en fe, herederos de un patrimonio de más valor que el oro de Ofir. Solamente una vida que depende constantemente del Salvador es una vida de santidad. DTG:298-299. Los que aceptan la palabra de Cristo al pie de la letra, y entregan su alma a su custodia, y su vida para que él la ordene, hallarán paz y quietud. Ninguna cosa del mundo puede entristecerlos cuando Jesús los alegra con su presencia. En la perfecta aquiescencia hay descanso perfecto. El Señor dice: "Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado." Nuestra vida puede pa- recer enredada, pero al confiarnos al sabio Artífice Maestro, él desentrañará el modelo de vida y carácter que sea para su propia gloria. Y ese carácter que expresa la gloria -o carácter- de Cristo, será recibido en el Paraíso de Dios Los miembros de una raza renovada andarán con él en vestiduras blancas porque son dignos. A medida que entramos por Jesús en el descanso, empezamos aquí a disfrutar del cielo. Respondemos a su invitación: Venid, aprended de mí, y al venir así comenzamos la vida eterna. El cielo consiste en acercarse incesantemente a Dios por Cristo. Cuanto más tiempo estemos en el cielo de la felicidad, tanto más de la gloria se abrirá ante nosotros; y cuanto más conozcamos a Dios, tanto más intensa será nuestra felicidad. A medida que andamos con Jesús en esta vida, podemos estar llenos de su amor, satisfechos con su presencia. Podemos recibir aquí todo lo que la naturaleza humana puede soportar. Pero, ¿qué es esto comparado con lo que nos espera más allá? Allí "están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos. No tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni otro ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos." Ed:249. Es justo amar la belleza y desearla; pero Dios desea que primero amemos y busquemos la belleza superior, imperecedera. Las producciones más descollantes del ingenio humano no poseen belleza alguna que pueda compararse a la hermosura de ca- rácter que a su vista es de "gran precio". Enséñese a los jóvenes y niños a escoger para sí la vestidura real tejida en el telar del cielo, el "lino fino, limpio... resplandeciente" que usarán todos los santos de la tierra. Se ofrece gratuitamente a todo ser humano esta vestidura, el carácter inma- culado de Cristo. Pero todos los que la reciban la han de recibir y usar aquí. Enséñese a los niños que al abrir la mente a los pensamientos puros y amantes, y al ha- cer algo útil y amable, se visten con el hermoso atuendo del carácter de Cristo. Ese tra-
  • 24. Pág. 24 je les dará hermosura e influirá para que sean amados aquí, y más adelante será su título de admisión al palacio del Rey. Su promesa es: "Andarán conmigo en vesti- duras blancas, porque son dignos" 5T:368. Los más fuertes incentivos a la fidelidad son puestos ante nosotros, los motivos más altos, las recompensas más gloriosas. Los cristianos ha de ser los representantes de Cristo, hijos e hijas de Dios. Ellos son sus joyas, su peculiar tesoro. A todos los que mantengan su fidelidad él declara: “Caminarán conmigo en blanco: pues son dig- nos.” Aquellos que lleguen a los portales de eterna gloria no considerarán que ha- yan hecho algún sacrificio demasiado grande. Que Dios os ayude a soportar la prueba y preservar vuestra integridad. Aferraos por la fe a Jesús. No descorazonéis a vuestro Redentor. Sta. Helena, California, 13 de Febrero de 1885. 5T:481-482. Dentro de poco habremos de encontrarnos con nuestro Señor; ¿y cómo le daremos cuenta del uso que hemos hecho de nuestro tiempo, nuestros talentos de in- fluencia, y nuestras posesiones? Nuestro gozo debe estar en la obra de ganar almas. So- lemnemente pregunto a la iglesia de Healdsburg: ¿Se encuentra de verdad Dios entre us- tedes? Dice el Testigo Fiel: “Con todo, tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado su ropa, y andarán conmigo vestidas de blanco, porque son dignas.” ¿Pertenecéis vosotros a este número? ¿Habéis sostenido con firmeza vuestra inte- gridad? Como hombres que se están ahogando, os habéis aferrado a Jesús, quien es vuestro refugio? ¿Le estáis obedeciendo, viviendo para él, amándole? ¿Es cada miem- bro puro y santo y sin mancha, como aquel en cuya boca no hay engaño? Si es así, sois los más felices; pues sois, a la vista de Dios, “más preciosos que el oro fino; aun...que el oro fino de Ofir.” Mientras multitudes adoran al hombre, y no sirven al Santo de Israel, existen unos pocos que no han manchado sus vestiduras, sino que las han mantenido limpias de la corrupción del mundo; y estos pocos serán un poder. Esta clase tendrá esa fe que obra por el amor y purifica el alma. Ejemplificarán los altos principios cristianos. Procurarán una conexión personal con la Fuente de luz y tratarán de hacer una constante mejoría, cultivando cada facultad a su máximo. Dios desearía que introduzcáis a vuestra vida la rectitud e integridad más férrea; y esto os distinguirá ante el mundo como hijos del Dios Altísimo. Jesús fue calmado y tranquilo, no perdiendo su dominio propio, aun cuando en tormentoso conflicto, en medio de los más fieros elementos de oposición. 9T:115. El compasivo Redentor ordena a sus siervos que den tanto a ricos como a po- bres la invitación a la cena. Salid a los caminos y vallados, y por vuestros esfuerzos per- severantes y resueltos, forzadlos a entrar. Echen mano los ministros del Evangelio a es- tos hombres pudientes del mundo, y tráiganlos al banquete de la verdad que Cristo ha preparado para ellos. El que dio su vida preciosa para ellos, dice: "Hacedlos, entrar, y sentar a mi mesa, y les serviré." Ministros de Cristo, uníos con esta clase. No la paséis por alto como si no hubiese espe-
  • 25. Pág. 25 ranza para ella. Trabajad con toda la persuasión posible, y como fruto de vuestros esfuerzos fieles, veréis en el reino de los cielos a hombres y mujeres que serán coro- nados como vencedores y cantarán el himno triunfante del vencedor. "Andarán conmigo en vestiduras blancas -dice el Primero y el Postrero;-porque son dignos." Se ha realizado demasiado poco esfuerzo en favor de los hombres que ocupan posicio- nes de responsabilidad en el mundo. Muchos de ellos poseen calificaciones superiores; tienen recursos e influencia. Estos son dones preciosos que el Señor les confió para que los desarrollen y empleen para bien de otros. Versículo 5. "El que venza, será vestido de ropa blanca. No borraré su nombre del Libro de la Vida, y confesaré su nombre ante mi padre y ante sus ángeles.” HC:104. Hermano mío, hermana mía, abrid la puerta del corazón para recibir a Jesús. Invitadle a entrar en el templo del alma. Ayudaos mutuamente a vencer los obstácu- los que se encuentran en la vida matrimonial de todos. Arrostraréis un fiero com- bate para vencer a vuestro adversario el diablo, y si queréis que Dios os ayude en la batalla, debéis estar unidos en la decisión de vencer y de mantener los labios sella- dos para no decir mal alguno, aun cuando hayáis de caer de rodillas y clamar: "Se- ñor, reprime al adversario de mi alma." BTS, 1 de Mayo de 1915. Todo el cielo se regocija sobre el alma débil y con defectos que se entrega a Jesús, y vive una vida de pureza. Los que vencen consistentemente, aman más a Jesús, y son puestos al lado de Cristo, al lado de gran trono blanco, dentro del círculo cerrado; sí, muy honrados. “Con todo, tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado su ropa, y andarán conmigo vestidas de blanco, porque son dignas. El que venza, será vestido de ropa blanca. No borraré su nombre del Libro de la Vida, y confesaré su nombre ante mi padre y ante sus ángeles.” RH, 9 de Julio de 1908. La expresión: “El que venciere,” indica que existe algo que cada uno necesita vencer. El vencedor ha de ser vestido en la vestidura blanca de la justicia de Cristo, y de él está escrito: “No borraré su nombre del libro de la vida, sino que confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de los ángeles.” ¡O, qué privilegio es llegar a ser un vencedor, y que nuestros nombres sean presentados de- lante del Padre por el mismo Salvador! Y cuando, como vencedores, seamos “vestidos con vestiduras blancas,” el Señor reconocerá nuestra fidelidad tan ciertamente co- mo cuando en los días de la iglesia cristiana primitiva reconoció los “pocos nom- bres aun en Sardis” que no habían “manchado sus vestiduras;” y caminaremos con él en blanco, pues mediante su sacrificio expiatorio seremos tenidos por dignos. 3MS:331. Pero no es un asunto fácil vencer las tendencias heredadas y cultivadas. El yo es dominante, y lucha por la victoria. Pero las promesas son para "el que
  • 26. Pág. 26 venciere". El Señor presenta el camino correcto, pero él no obliga a nadie a obedecer. Él deja al arbitrio de quienes ha concedido la luz, recibirla o despreciarla; pero la con- ducta de los tales es seguida por seguros resultados. La causa debe producir efectos... ST, 4 de Agosto de 1890. Adán cayó cuando cedió al apetito. El hombre nunca pu- diera haber vencido el poder del apetito a menos que Cristo hubiera vencido a su favor; pero ahora el hombre puede obtener la victoria. Cristo vino para unir el po- der divino con el esfuerzo humano, para que a pesar de que hemos quedado abati- dos por el apetito pervertido, podemos coger ánimo, pues somos prisioneros de es- peranza. No se nos exige que seamos vencedores en nuestra propia fuerza; median- te una fe viviente podemos aferrarnos de las manos del Poder Infinito, y cuando Sa- tanás viene con sus tentaciones, podemos apuntar a la cruz del Calvario, y decir: “Cristo murió por mí; en su nombre yo puedo, y voy a vencer. Yo deseo llegar al hogar edénico que Adán perdió. Yo debo, y así haré, pelearé las batallas del Señor, y se- ré un vencedor, y tendré un lugar en el reino de gloria.” 9T:151. Cristo es el Redentor que simpatiza con nuestro pesar y que abunda en compa- sión. En su poder sustentador, hombres y mujeres se hacen fuertes para resistir el mal. Al ver el pecador culpable al pecado, le llega a ser muy aborrecible. Se maravilla de por qué no hubo venido antes a Cristo. Él ve que sus defectos deben ser vencidos y que sus apetitos y pasiones deben ser sujetados a la voluntad de Dios, que debe ser participante de la naturaleza divina, habiendo vencido la corrupción que está en el mundo mediante la lascivia. Habiéndose arrepentido de su transgresión de la ley de Dios, se esfuerza sinceramente para vencer el pecado. Él procura revelar el poder de la gracia de Cristo, y es llevado a una relación personal con el Salvador. Constantemente guarda a Cristo delante de sí. Orando, creyendo, y recibiendo las bendiciones que nece- sita, se acerca más y más a la norma divina. YI, 7 de Septiembre de 1893. Nadie diga: “Yo no puedo vencer mis defectos de ca- rácter;” pues si esta es su decisión, entonces no lograréis la vida eterna. La imposi- bilidad estriba completamente en vuestra voluntad. Si usted no desea, eso constitu- ye el por qué. La real dificultad es la corrupción de un corazón no santificado, y un corazón indispuesto a someterse a la voluntad de Dios. Cuando en el corazón nace un determinado propósito para vencer, tendréis una disposición para vencer, y cul- tivaréis esos rasgos de carácter que son deseables, y entraréis en el conflicto con un esfuerzo perseverante y consistente. Ejercitaréis una vigilancia continua sobre vuestros defectos de carácter; y cultivaréis prácticas correctas en las cosas pequeñas. La dificul- tad en vencer disminuirá en proporción a la santificación del corazón mediante la gracia de Cristo. Esfuerzo sincero y perseverante os pondrá sobre el terreno ventajoso de la vic- toria; pues aquel que se esfuerza para vencer en y mediante la gracia de Cristo, tendrá iluminación divina, y entenderá cómo las grandes verdades pueden ser introducidas a las cosas pequeñas, y la religión puede ser llevada a lo pequeño tanto como a lo grande de la
  • 27. Pág. 27 vida. 7CBA:981. Las palmas significan que han ganado la victoria, y los mantos blancos que han sido revestidos con la justicia de Cristo. Gracias a Dios porque se ha abierto una fuente para lavar los mantos de nuestro carácter y hacerlos tan blancos como la nieve (MS 23, sin fecha). PVGM:133-134. No obstante los defectos del pueblo de Dios, Cristo no se aparta de los objetos de su cuidado. Tiene poder para cambiar sus vestiduras. Saca sus ropas contami- nadas, y pone sobre los que se arrepienten y creen, su propio manto de justicia, y escribe "Perdonado" frente a sus nombres en los registros del cielo. Los confiesa como suyos ante el universo celestial. Su adversario Satanás queda desenmascarado como acusador y engañador. Dios hará justicia a sus elegidos. PVGM:252-254. El vestido de boda de la parábola representa el carácter puro y sin mancha que poseerán los verdaderos seguidores de Cristo. A la iglesia "le fue dado que se vista de lino fino, limpio y brillante", "que no tuviese mancha, ni arruga, ni cosa semejante". El lino fino, dice la Escritura, "son las justificaciones de los san- tos". Es la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben como Salvador personal. La ropa blanca de la inocencia era llevada por nuestros primeros padres cuando fueron colocados por Dios en el santo Edén. Ellos vivían en perfecta conformidad con la voluntad de Dios. Toda la fuerza de sus afectos era dada a su Padre celestial. Una hermosa y suave luz, la luz de Dios, envolvía a la santa pareja. Este manto de luz era un símbolo de sus vestiduras espirituales de celestial inocencia. Si hubieran permanecido fieles a Dios, habría continuado envolviéndolos. Pero cuando entró el pecado, rompie- ron su relación con Dios, y la luz que los había circuido se apartó. Desnudos y avergon- zados, procuraron suplir la falta de los mantos celestiales cosiendo hojas de higuera para cubrirse. Esto es lo que los transgresores de la ley de Dios han hecho desde el día en que Adán y Eva desobedecieron. Han cosido hojas de higuera para cubrir la desnudez causada por la transgresión. Han usado los mantos de su propia invención; mediante sus propias obras han tratado de cubrir sus pecados y hacerse aceptables a Dios. Pero esto no pueden lograrlo jamás. El hombre no puede idear nada que pueda ocupar el lugar de su perdido manto de inocencia. Ningún manto hecho de hojas de higuera, nin- gún vestido común a la usanza mundana, podrán emplear aquellos que se sienten con Cristo y los ángeles en la cena de las bodas del Cordero. Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia so- bre cada alma arrepentida y creyente. "Yo Te: amonesto -dice él- que de mí compres... vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez". Este manto, tejido en el telar del cielo, no tiene un solo hilo de invención humana. Cris-
  • 28. Pág. 28 to, en su humanidad, desarrolló un carácter perfecto, y ofrece impartirnos a nosotros este carácter. "Como trapos asquerosos son todas nuestras justicias". Todo cuanto podamos hacer por nosotros mismos está manchado por el pecado. Pero el Hijo de Dios "apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él". Se define el pecado como "la transgresión de la ley". Pero Cristo fue obediente a todo requerimiento de la ley. El dijo de sí mismo: "Me complazco en hacer tu voluntad, o Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón". Cuando estaba en la tierra dijo a sus discípulos: "He guardado los manda- mientos de mi Padre". Por su perfecta obediencia ha hecho posible que cada ser humano obedezca los mandamientos de Dios. Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente, los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que sig- nifica estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces, cuando el Señor nos con- templa, él ve no el vestido de hojas de higuera, no la desnudez y deformidad del pecado, sino su propia ropa de justicia, que es la perfecta obediencia a la ley de Jehová. CS:537-538. A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pecado, y que hayan aceptado con fe la sangre de Cristo como su sacrificio expiatorio, se les ha inscrito el perdón frente a sus nombres en los libros del cielo; como llegaron a ser partícipes de la justicia de Cristo y su carácter está en armonía con la ley de Dios, sus pecados serán borrados, y ellos mismos serán juzgados dignos de la vida eterna. El Señor declara por el profeta Isaías: "Yo, yo soy aquel que borro tus transgre- siones a causa de mí mismo, y no me acordaré más de tus pecados." (Isa. 43:25, V.M.) Jesús dijo: "El que venciere, será así revestido de ropas blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, sino confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus san- tos ángeles." "A todo aquel, pues, que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Pero a cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos". (Apoc. 3:5; Mat. 10:32-33, V.M.) Todo el más profundo interés manifestado entre los hombres por los fallos de los tribu- nales terrenales no representa sino débilmente el interés manifestado en los atrios celes- tiales cuando los nombres inscritos en el libro de la vida desfilen ante el Juez de toda la tierra. El divino Intercesor aboga por que a todos los que han vencido por la fe en su sangre se les perdonen sus transgresiones, a fin de que sean restablecidos en su morada edénica y coronados con él coherederos del "señorío primero". (Miq. 4:8). Con sus es- fuerzos para engañar y tentar a nuestra raza, Satanás había pensado frustrar el plan que Dios tenía al crear al hombre, pero Cristo pide ahora que este plan sea llevado a cabo como si el hombre no hubiese caído jamás. Pide para su pueblo, no sólo el perdón y la justificación, plenos y completos, sino además participación en su gloria y un asiento en su trono. Mientras Jesús intercede por los súbditos de su gracia, Satanás los acusa ante Dios como transgresores. El gran seductor procuró arrastrarlos al escepticismo, hacerles perder la confianza en Dios, separarse de su amor y transgredir su ley. Ahora él señala la historia
  • 29. Pág. 29 de sus vidas, los defectos de carácter, la falta de semejanza con Cristo, lo que deshonró a su Redentor, todos los pecados que les indujo a cometer, y a causa de éstos los reclama como sus súbditos. Jesús no disculpa sus pecados, pero muestra su arrepentimiento y su fe, y, reclamando el perdón para ellos, levanta sus manos heridas ante el Padre y los santos ángeles, diciendo: Los conozco por sus nombres. Los he grabado en las palmas de mis manos. "Los sacrifi- cios de Dios son el espíritu Quebrantado: al corazón contrito y humillado no desprecia- rás tú, oh Dios." (Salmo 51:17). Y al acusador de su pueblo le dice: "Jehová Te: repren- da, oh Satán; Jehová, que ha escogido a Jerusalén, Te: reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?" (Zac. 3:2). Cristo revestirá a sus fieles con su propia justicia, para presentarlos a su Padre como una "Iglesia gloriosa, no teniendo mancha, ni arruga, ni otra cosa semejante." (Efe. 5:27, V.M.) Sus nombres están inscritos en el libro de la vida, y de estos escogidos está escrito: "Andarán conmigo en vestiduras blancas; porque son dignos." (Apoc. 3:4). HHD:370- . Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vesti- duras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. Apocalipsis 3: 4. En vista de estas animadoras promesas, ¡cuán fervientemente deberíamos esforzarnos por conformar un carácter que nos capacite para estar de pie ante el Hijo de Dios. Sólo aquellos que estén vestidos con el manto de su justicia podrán soportar la gloria de su presencia cuando él aparezca con "grande poder y gloria". Significa mucho ser vencedor. Deben ser firmemente resistidas las asechanzas del enemigo y de todos sus malignos instrumentos. Debemos estar en guardia a cada momento. Ni por un instante debemos perder de vista a Cristo y su poder para salvar en la hora de prueba. Debemos colocar nuestra manos en la suya, para que podamos ser sostenidos por el poder de su fortaleza.-RH, 9-7-1908. Si queréis sentaros junto a la mesa de Cristo, y participar de los alimentos que él ha provisto para la cena de las bodas del Cordero, debéis poseer un vestido especial, llamado el vestido de bodas, que es el manto blanco de justicia de Cristo. Todo aquel que lo tenga está autorizado para entrar en la ciudad de Dios; y si Jesús no hubiese estado tan deseoso de que tuvieseis un lugar en las mansiones que ha ido a preparar para aquellos que le aman, no habría hecho, a un costo tan grande para sí, todos esos prepara- tivos, efectuados únicamente para que podáis ser felices y sentaros junto a su mesa y dis- frutar del hogar que fue a preparar para toda la familia de los redimidos. YI, 11-08-1886. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. Apoc. 3: 5. La expresión "el que venciere", revela que hay algo que cada uno de nosotros debe vencer. El vencedor será cubierto con el manto blanco de la justicia de Cristo, y se dice de él: "Y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre de- lante de mi Padre, y delante de sus ángeles". ¡Oh, qué privilegio ser vencedores, y que nuestros nombres sean presentados ante el Padre por el mismo Salvador! RH, 09-07- 1908.
  • 30. Pág. 30 ¡Qué preciosa seguridad está contenida en esta promesa! ¿Qué mayor aliciente podría presentársenos para llegar a ser hijos e hijas de Dios? ¿Quién se colocará toda la arma- dura? ¿Quién se alistará bajo el estandarte ensangrentado del Príncipe Emmanuel?. . . A todo hijo de Dios que está luchando y sufriendo tentaciones puede llegar la iluminación divina a fin de que no necesite caer en la contienda contra las potestades de las tinieblas, sino que en cada batalla sea vencedor.-YI, 6-9-1894. Se pone sobre los tentados, probados, pero fieles hijos de Dios, el manto sin mancha de la justicia de Cristo... Sus nombres permanecen en el libro de la vida del Corde- ro, registrados entre los fieles de todos los siglos. Han resistido los lazos del enga- ñador; no han sido apartados de su lealtad por el rugido del dragón. Ahora están eternamente seguros de los designios del tentador... Y ese residuo no sólo es perdo- nado y aceptado, sino honrado. Una "mitra limpia" es puesta sobre su cabeza. Han de ser reyes y sacerdotes para Dios. Mientras Satanás estaba insistiendo en sus acusaciones y tratando de destruir esta hueste, los ángeles santos, invisibles, iban de un lado a otro poniendo sobre ellos el sello del Dios viviente. Ellos han de estar sobre el monte de Sión con el Cordero, teniendo el nombre del Padre escrito en sus frentes. 3JT:178-179. 5T:692-693. Varias veces durante el pasado invierno de 1888-1889, he visto la noticia de que, durante la conferencia en Minneapolis, “A la hermana White se le mostró que el juicio, que desde 1844 había estado realizándose para con los justos muertos, ahora ha- bía empezado sobre los vivientes.” Este reporte es falso. Un rumor similar, que se ha visto entre el pueblo como por dos años, se originó así: En una carta escrita desde Basel, Suiza, a un ministro en California, hice un comentario substancialmente así: “el juicio se ha estado realizando por más de cuarenta años sobre los casos de los muertos, y no sa- bemos cuán pronto pasará a los casos de los vivientes.” La carta fue leída a varias perso- nas, y oyentes descuidados dijeron lo que ellos pensaron haber oído. Así empezó el asunto. El reporte de Minneapolis del malentendido de alguien tocante a una declaración igual a la que fue citada de la carta. No existe otro fundamento para ningún reporte que no sea el que ya fue dicho. En segundo lugar, se ha oído que un ministro que ahora está viviendo ha sido visto por mí en visión como salvado en el reino de Dios, representando así que su final salvación está asegurada. No existe verdad alguna en esta declaración. La palabra de Dios estable- ce las condiciones para nuestra salvación, y descansa enteramente sobre nosotros mis- mos si estaremos o no, en acuerdo con las mismas. Dice el revelador: [Apoc. 3:4-5].... Aquí tenemos claramente dicha la elección bíblica. Aquí está especificado quién se- rá coronado en la ciudad de Dios, y quién no tendrá parte con los justos. “Biena- venturados son los que guardan sus mandamientos, para que tengan derecho al ár- bol de vida, y entren por los portales de la ciudad.” 7CBA:971-972. [Se cita Apoc. 3:4-5]. Esta es la recompensa que será dada a los que han obtenido un carácter puro e intachable, quienes ante el mundo se han aferrado
  • 31. Pág. 31 a la fe. Jesucristo confesará sus nombres delante del Padre y delante de sus ángeles. Han sido verdaderos, leales y fieles. En medio de acusaciones y de buenos informes han practicado y enseñado la verdad (MS 26, 1905). "Tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y an- darán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas". Se les confiere este ho- nor debido a su fe. En esta vida no se jactaron ni su alma se envaneció. Con inten- so deseo, con fe pura y santa se aferraron a la promesa de riquezas eternas. Su único deseo era ser como Cristo. Siempre mantuvieron en alto la norma de justicia. Les es dado un eterno peso de gloria porque en la tierra anduvieron con Dios guardándo- se sin mancha en el mundo, revelando a sus prójimos la justicia de Cristo. De esas per- sonas declara el Salvador: "Andarán conmigo en vestiduras blancas, en el mundo que he preparado para ellas" [se cita Apoc. 3:5] (RH, 10-08-1905). [Se cita Apoc. 3:4-5]. Estas palabras se dan para las personas que aún están rela- cionadas con el mundo, sujetas a tentaciones e influencias que son engañosas y alu- cinantes. Mientras mantengan fija su atención en Aquel que es su sol y su escudo, las tinieblas y la oscuridad que las rodean no dejarán una mancha ni una mácula en sus ves- tiduras. Caminarán con Cristo; orarán, creerán y trabajarán para salvar a las almas que están a punto de perecer. Están tratando de romper las ataduras con que Satanás las ha ligado, y no serán avergonzadas si por fe hacen de Cristo su compañero. El gran enga- ñador presentará constantemente tentaciones y engaños para echar a perder la obra del ser humano; pero si éste confía en Dios, si es manso, humilde y dócil de corazón, si per- severa en el camino del Señor, el cielo se regocijará porque ganará la victoria. Dios di- ce: "Andará conmigo de blanco, con vestiduras inmaculadas, porque es digno" (MS 97, 1898). HAp:124. "El ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen, y los defiende." (Salmo 34:7). Dios envía a sus ángeles a salvar a sus escogidos de la calamidad, a prote- gerlos de "pestilencia que ande en oscuridad," y de "mortandad que en medio del día destruya". (Salmo 91:6). Repetidas veces los ángeles han hablado con los hombres como un hombre habla con su amigo, y los han guiado a lugares seguros. Vez tras vez las palabras alentadoras de los ángeles han renovado los espíritus abatidos de los fieles, elevando sus mentes por encima de las cosas de la tierra, y los han induci- do a contemplar por la fe las ropas blancas, las coronas y las palmas de victoria, que los vencedores recibirán cuando circunden el gran trono blanco. HAp:470. Y para todos los fieles que están luchando contra el mal, Juan oyó hacer las promesas: "Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios." "El que venciere, será vestido de vestiduras blancas: y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles." "Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono." (Apoc. 2:7; 3:5, 21). Juan vio la misericordia, la ternura y el amor de Dios mezclados con su santidad,