1. ACTIVIDADES- LA DESCRIPCIÓN
a)
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no
lleva huesos. Sólo los espejos azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro
(…).
Juan Ramón Jiménez: Platero y yo.
b)
Mamífero perisodáctilo de menor talla y orejas más largas que el caballo. Se distinguen dos
tipos: los asnos salvajes y los domésticos.
Gran Enciclopedia Larousse. Adaptación.
c)
El tío Lucas era más feo que Picio. Lo había sido toda su vida, y ya tenía cerca de cuarenta
años. Sin embargo, pocos hombres tan simpáticos y agradables habrá echado el mundo. (…)
Lucas era en aquel entonces (…) de pequeña estatura (a lo menos con relación a su mujer),
un poco cargado de espaldas, muy moreno, barbilampiño, narigón, orejudo y picado de viruelas.
En cambio, su boca era regular y su dentadura inmejorable. Dijérase que sólo la corteza de aquel
hombre era tosca y fea; que tan pronto como empezaba a penetrarse dentro de él aparecían sus
perfecciones, y que estas perfecciones principiaban en los dientes. Luego venía la voz, vibrante,
elástica, atractiva, varonil y grave algunas veces, dulce y melosa cuando pedía algo, y siempre
difícil de resistir. (…) Y, por último, en el alma del tío Lucas había valor, lealtad, honradez, sentido
común, deseo de saber y conocimientos (…) de muchas cosas.
Tal era por dentro y por fuera el tío Lucas.
Pedro Antonio de Alarcón: El sombrero de tres picos.
b)
Allí conoció Manuel al Bizco, una especie de chimpancé, cuadrado, membrudo, con los brazos
largos, las piernas torcidas y las manos enorme y rojas. (…) El Bizco miró atentamente a Manuel, y
viendo que Manuel le observaba a su vez con tranquilidad, desvió la vista. La cara del Bizco
producía el interés de un bicharraco extraño o de un tic patológico. La frente estrecha, la nariz
roma y el pelo rojo y duro, le daban el aspecto de mandril grande y rubio.
Pío Baroja: La busca.
2. c)
Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre,
que si se descuida muerte por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
a los quince se murió mi madre
(se fue cuando más falta me hacía).
Gloria Fuertes: Obras incompletas.
d)
Felipe (…) tendría veintidós años, pero podría representar muy bien treinta y cinco. Era rubio,
casi albino, y de una palidez tan absoluta como si, en vez de sangre, corriera agua o, mejor
todavía, leche en sus venas. En la Escuela de Agricultura (…) le llamaban “el Invisible”. Él, como
protesta, solía llevar un jersey de punto rojo bajo el traje, hoy marrón, que le caía con arrugas y
desgarbos sobre el cuerpo alto, huesudo y torcido. Caminaba con un hombro más bajo que otro,
como si estuviera pasando eternamente una puerta estrecha.
José María Pemán: Señor de su ánimo.
e)
Julián, como todos los bedeles, conserjes y porteros que he conocido, era bondadosísimo, pues
no hay carácter que no se temple y ablande lidiando con chiquillos. Aún lo recuerdo, (…) calmoso,
paseándose por el corredor (…). Cuando bajábamos la escalera tumultuosamente, perdía su calma,
se sofocaba, suplicaba, amenazaba, seguro de que nadie le haría caso, y recuerdo que un día, el
pacífico y óptimo Julián, espejo de bedeles bondadosos, llegó a exclamar: “¡Un puñetazo mío y la
muerte, todo es uno!”.
Miguel de Unamuno: Relatos de niñez y mocedad.