El documento resume 4 tipos de agentes estresantes que pueden generar inmunodeficiencia: químicos, físicos, biológicos y estresantes mentales. Dentro de cada categoría, se enumeran numerosos ejemplos específicos de sustancias o situaciones que se ha demostrado que son inmunotóxicas o inmunosupresoras. Finalmente, se discute el papel de los radicales libres, especialmente los oxidantes, en la patogénesis del SIDA.
1. Fuente: Giraldo, R. (2002). SIDA y agentes estresantes inmunológicos. Medellín: Yuluca. p. 8.
Siguiendo a Giraldo9, 4 son los tipos de agentes estresantes que generan
inmunodeficiencia:
9 A partir de este momento desarrollamos la hipótesis de Roberto Giraldo siguiendo su libreo SIDA y Agentes
estresantes. Todas las aportaciones que hace están documentadas con más de 600 referencias científicas.
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2. a) Químicos. Se han descrito propiedades inmunotóxicas en los medicamentos del tipo:
antibióticos, antivirales, antimicóticos, antiparasitarios, tranquilizantes, antipsicóticos,
antiepilécticos, antiparkisonianos y anestésiscos, antihiertensivos, antiaginosos y
antiarrítmicos, gastrointestinales, antitiroideos, hormonas sexuales, anticonceptivos
orales, antialérgicos, broncodilatadores, anticoagulantes, expansores del plasma,
factores de coagulación e inhibidores de la agregación plaquetarias, antinflamatorios no
esteroideos, corticosteroides, antiartríticos y medicinas para la gota, antitumorales. Se
ha documentado la inmunotoxicidad del AZT y de otras drogas antirretrovirales. Se han
encontrado propiedades inmunotóxicas, prácticamente en todas las sustancias
químicas testadas de los siguientes grupos: metales pesados, pesticidas, hidrocarburos,
alifáticos y aromáticos, alcoholes, fenoles y derivados, contaminantes del aire, gases
producidos por diferentes motores, dióxido de nitrógeno, ozono, ácido sulfúrico y
conservantes de alimentos. Drogas como el alcohol, tabaco, marihuana, cocaína,
heroína, nitritos de amilo y de butilo, anfetaminas, e incluso la metadona utilizada como
tratamiento de las drogodependencias son potentes inmunosupresores. Está
demostrado que los estresantes químicos actúan como radicales libres por sí mismos, o
bien son capaces de estimular la producción de aquellos; este sería el mecanismo
molecular del daño que causan en las funciones inmunológicas.
b) Físicos. Se han estudiado las radiaciones ionizantes, viendo que hay una relación
directamente proporcional entre las alteraciones de las células inmunocompetentes y la
cantidad de radiación que reciben. Los linfocitos son mucho más radiosensibles que los
macrófagos y las células plasmáticas. La exposición a la radiación ultravioleta produce
una disminución de linfocitos CD4 e inversión de la relación CD4/CD8, reduce los
niveles de enzimas antioxidantes en la piel, a través de los radicales libres, reduce los
niveles de caroteno en plasma que son antioxidantes. Asimismo, la exposición a
campos electromagnéticos, la luz visible, las radiofrecuencias, microondas, láseres,
radiaciones de frecuencia baja, incrementan el riesgo de enfermedades degenerativas.
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3. Luc Montagnier considera que las futuras epidemias serán consecuencia de la
creciente contaminación atmosférica, que debilitará de tal modo el sistema
inmunológico de los seres humanos que cada vez serán más proclives a padecer
infecciones. Esta contaminación atmosférica se diseñará en la búsqueda de la
inagotable rentabilidad económica de todo, que la ambición desmedida del hombre le
lleva hasta modificar tanto el medio ambiente como el orden natural, momento en el que
los virus y las bacterias se empoderarán. (Apezteguía, 2006:93)
c) Biológicos. El semen humano posee propiedades inmunogénicas que pueden
inducir a un estímulo crónico del sistema inmunológico y degenerar en
inmunosupresión, tal y como se ha demostrado también en experimentación animal.
Las relaciones de sexo anal pasivo son una práctica de riesgo comprobada en la
literatura médica especializada. La sangre en general y algunos de sus componentes
aislados, a su vez, tiene reconocidas propiedades inmunosupresoras. Cabe destacar
cómo la literatura científica viene advirtiendo que la anormalidad inmunológica se
observa en personas hemofílicas, receptoras de sangre o Factor VIII comercial, no en
caso del Factor VIII purificado. Siendo estas alteraciones inmunológicas directamente
proporcionales a la cantidad de terapia recibida en sus vidas. Es relevante destacar que
estas alteraciones inmunológicas se han observado tanto en presencia como en
ausencia del VIH. Estos datos sirven para avalar la hipótesis de la importancia de las
proteínas extrañas en el desarrollo del SIDA (Duesberg, 1995a; Papadopulos-Eleopulos
et. al. 1995b; Giraldo 1995b,c). Las enfermedades infecciosas, especialmente las
intracelulares como gonorrea, listeriosis, legionelosis, salmonelosis entre otras y
aquellas con organismos poliinmunogénicos como sífilis, tuberculosis, lepra, candidisis,
toxoplasmosis, malaria, leishmaniasis, pneumocistosis, entre otras, así como todas las
enfermedades virales, también generan inmunosupresión (Ware y Kline, 1996).
d) Estresantes mentales. Se ha encontrado inmunodepresión en personas expuestas
a estrés psicosocial: la ansiedad y la depresión disminuye el recuento y funciones de los
linfocitos. El estrés académico disminuye la producción de interferón y el estrés mental
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4. altera la posibilidad de reparación del ADN llevada a cabo por los linfocitos. Es
destacable como se ha apuntado que el estrés mental es un agente inmunosupresor en
el comienzo, curso y pronóstico del SIDA.
e) Estresantes nutricionales. Desde mediados del siglo XIX ya se constató como la
desnutrición provocaba efectos nocivos sobre los órganos linfoides. Las células
inmunocompetentes necesitan una división celular que se produce mediante procesos
metabólicos en los que se requieren varios nutrientes como cofactores de esa división.
La desnutrición por falta de proteínas y calorías suficientes, así como la carencia de
determinadas vitaminas y minerales alteran el proceso de inmunidad. Entre otros están
fundamentados los casos de carencia de vitamina A, zinc y cobre. Asimismo, la
desnutrición intrauterina causa inmunosupresión prolongada o permanente. Cabe
destacar que la desnutrición y la infección están estrechamente relacionadas y que la
una agrava a la otra y que las deficiencias nutricionales y las que provoca el SIDA
presentan muchas similitudes.
f) Radicales libres e Inmunodeficiencia. Los radicales reactivos libres son las
moléculas o fragmentos de ellas que contienen un electrón no pareado y alta actividad
química. Si bien algunos radicales libres tienen su función, otros pueden llegar a alterar
el comportamiento y las interacciones celulares, causando diversas enfermedades y
degeneración. Entre estos últimos se encuentra el hidroxilo, anión superóxido, anión
dióxido de carbono, alcoxil, nitroxil, el carbón centrado y el tilo. Para causar daño tienen
que encontrarse en cantidades que sobrepasen los mecanismos protectores normales.
La mayoría de los radicales libres causantes del daño celular pertenecen a la familia de
los oxidantes, siendo la causa del denominado estrés de oxidación (Slater, 1993).
Desde hace muchos años se está proponiendo que los radicales libres, en especial los
oxidantes, desempeñan un papel importante en la patogénesis del SIDA, razón por la
cual se insiste en el tratamiento antioxidante como tratamiento y prevención del SIDA.10
10Son muchos los autores que sostienen la oxidación como relevante en la patogénesis del SIDA, así como la
oportunidad del tratamiento antioxidante. Más de 40 referencias al respecto, recogidas en Giraldo, R. SIDA y
Agentes estresantes, Edición en inglés 1997; Edición en Castellano 2002. Medellín. Universidad de Antioquía. P. 36
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