1. La familia de Pérez aprovecha las tardes de sol, paseando. Andar„. andar... {Siempre andar..J
Én la Corte de los Milagros.
Cómo vive una familia ¿Le l a claise media*.*
Mejoxr diríamos, cómo muere***
ANTES QUE TE CASES...
ACASO esta información lleve á pensar á las ju-
ventudes que aún están libres del lazo indiso-
luble en el conflicto horrendo que hoy supone
el crear una familia. Sabemos, para tranquilidad de
nuestras conciencias, que, á pesar de todo, ellas y ellos
seguirán unciéndose; pero no está demás que vosotras,
las que vais á ser pronto amas de casa, penséis en las
dificultades con que tropezaréis en el ejercicio de la
cartera de haeienda... doméstica, y vosotros, ios que
hoy todavía oa pegáis una buena vida, en la que os
espera.
Señores... ¡Cómo está la vida!... Sobre todo para esta
sufrida clase media, tan larga en obligaciones como
corta en disponibilidades.
Siempre nos fué antipático hacer números; pero si
éstos constituyen la expresión matemática de la impo-
sibilidad material de poder vivir decorraamente, la
antipatía se convierte en aversión... Y como segura-
mente esto ocurrirá á todos los que arrastran una vida
difícil, se explica que la inmensa mayoría de 1»
dilatada clase media modesta se arrojeen brazos del
que mañana Dios proveeráazar... ¡Vivamos hoy...
La gente murmura:
—Pero, ¿cómo podrán las de Gómez llevar medias
de seda é ir tan bien calzadas, si su papá no es más que
un triste empleado?
—^Pero, ¿cómo irán de veraneo las de González, si
apenas tienen para comer?
•—^Pero, jcómo se las arreglarán las de Rodríguez
para ir dos veces por semana al cine, si deben hasta la
respiración?
¡Ah murmuradores!... No olvidéis que vivimos en
la Corte de los Milagros.
Examinen ustedes el presupuesto de gastos de la
familia de Pérez. Este Pérez es un-jefe de negociado.
—¡nada menos que jefe!—, á cuyo puesto tardó en
llegar veinticinco años... ¡Y aun vive! Se reúnen en su
casa y á su cargo, con él, su señora, su hija, de catorce
años; un niño de ocho, otro de dos y una criadita en
agraz. En total, ¡seis personas!
La murmuración dice:
—¡Caramba! El señor Pérez gana seis mil pesetas
al año. ¡Ya podrá vivir!
Veamos cómo distribuye Pérez las seis mil pesetas,
prescindiendo de la merma inicial debida al descuento:
Pérez Y su familia, en la hora solemne y triste del yantar cuotidiano... Pérez, entre cada dos cucharadas de sopa..., si-
gue haciendo nümeros... ¿a señora de Pérez ve con terror el fondo, vacío ya, de la sopera-.
cTómca
Una escena amarga:
—Entregue al señor esta facturíta^—dice el cobrador.
—El señor no está en casa—contesta la criadita.
—Pero ¡señor! Si no tengo un céntimo—piensa Pérez
oculto tras de la puerta.
Gastos generalesde cada mes
Pesetas.
Sueldo de la criadita ^ 15,00
Renta de la casa 75.00
Luz 8^00
Sociedad de médico, botica y entien-o 12,00
Tranvía 10,00
Periódico. 3,00
Gratificación á la portera 2,00
Peluquero (toda la familia) 7,00
Medias suelas y tacones (toda la fami-
lia) 12,00
Cuatro sacos de carbón 20,C0
Cerillas 1,00
Colegio de la niña 10,00
Colegio del niño 8,00
Jabón, lejía, estropajos, etc., etc 5,00
Total 188,00
No podréis decir que Pérez no es económico. Porque
en la conciencia de todos ustedes está que eso de las
casas de 75 pesetas es un mito, y las criadas de 15 pa-
saron á la historia.
La señora de Pérez lava y repasa la ropa y guisa,
porque la criadita harto tiene con ocuparse del nene
chiquitín... ¡Que da más guerra!...
Pasemos al trágico capítulo de la comida de los de
Pérez:
Desayuno: Pestm.
Café 0,25
Leche (un litro) 0,70
Azúcar 0,15
Pan 0,35
— 1,45
Comida: Peseta».
Garbanzos (medio kilo) 0,75
Carne 0,90
Tocino 0,30
Sopa 0,15
Patatas. 0,20
Postre 0,60
, Pan 0,65
3,55
Cena: Peseta*.
Patatas 0,75
Cuatro huevos 0,85
Pescado. 1,60
Aceite. 0,95
Postre 0,50
Pan 0,65
6,20
Total diario 10,20
2. Habrán ustedes observado que el pobre Pérez es
abstemio y no toma café, ni fuma. Es decir: que, como
el del cuento, ni come, ni bebe, ni chupa... ni besa.
Dice el doctor que los nenes están pretuberculosos.
¡Como que los pobrecitos ni meriendan siquiera!
Pues ya lleva el infeliz Pérez gastadas j ¡; 494 fe-
setas !!!; es decir, más de las que efectivamente cobra
cada mes.
Pero aún queda un fuerte renglón:
¡¡VESTIRSE!!
Pesetas
Un traje cada año para Pérez. . .. 125
Un gabán de 160 pesetas, cada cin-
co años 30
Un par de zapatos cada año 20
Un traje para la señora de Pérez. . 10
Dos trajes para la niña 30
Sombreros para ambas 18
Calzado para las mismas 30
Medias 32
Ropa iiiterior de todos 25
Calzado de los pequeños 15
Total alano 335
Pérez no ha incluido en el presupuesto de vestidos
á los niños, porque tiene un tío rico que les regala los
trajes viejos para que con eüos haga trajecitos y
abrigos á los pequeñuelos. Y tampoco ha consignado
su sombrero, porque se ha acogido á la moda reinante.
Ni corbatas, ni ligas, ni cuellos, ni calcetines, ni los
abrigos de madre é hija, porque Uevan tres años
usando los mismos.
RESUMEN:
Que Pérez gana al año seis mil-pesetas,mal contadas,
y gasta / / seis mil doscientas sesenta y tres ! !
Y va hecho una birria, y no puede alternar con los
amigos, ni solazar su espíritu en un cine, ni celebrar su
santo con decoro, ni proporcionar á su famüia la sana
alegría de unas Navidades dichosas...; y encima, como
debecada año esas 263 pesetas y bastantes más..., le
llaman «¡sinvergüenza!»... Sinvergüenza el pobre Pé-
rez, cuya única distracción es pasear á su famélica
prole por el Paseo de Rosales, donde nosotros le hemos
conocido. ¡Sinvergüenza!...
Los presupuestos de Pérez son tan humildes, que
los creemos imposibles. Un año y otro, así pasados,
han producido en su señora una neurastenia aguda, y
en él un aburrimiento feroz.
Algún día, Pérez irá á su casa y les llevará á los
suyos, con alegría extraordinaria, unas localidades
para un teatro, y luego saldrá con ellos y les comprará
botas, trajes, chucherías y, por fin, les paseará en taxi
y se los llevará á cenar por ahí... ¡Una familia muerta,
que resucitó unas horas!
¿Es que le ha tocado la Lotería?... No juega, no
puede jugar. ¿Es que ha hecho algún negocio?... No
se sabe más que Pérez lleva en la cartera fto pesetas.
IQue quiénes son los que ganan seis mil pesetas al
año?... Pues nada menos que los jefes de negociado,
los capitanes del Ejército, los cajeros, contables, altos
empleados de los escritorios particulares, y...
¿Que somos unos exageraos?
Haga usted, lector, unos numeritos..., ó mejor, no
los haga; parque se va á poner de mal humor, y eso
no nos lo penionaríamos nunca. Pero quedamos en
que hoy la figura heroica del Cid se repite profusa-
mente. En cada Pérez..., y en los mAss y miles de pa-
rias para los que Pérez es... Creso.
ORTEGA - LISSON Y CASTILLO
Los únicos seguros y de corte «chic»
Cartmra cT* trajms y abrigo* tañara
Injrimrno 193t
Contiene una espléndida colección de fi-
Puriñes últimos modelos alto costura de
ans, y todos los patrones correspondien-
tes, tamafio natural, cada uno graduado en
diez tallas, en las que se halla siempre la
.medida conveniente.
Con los patrones y figurines' que contie-
ne la cartera MARTI, pueden cortarse rápi-
damente los infinitos modelos de trajes y
abrigos de todd la temporada, con la ga-
rantfa de elegancia y exacta medida que
sólo puede hallarse en los «PATRONES
GRADUABIES MARTI».
natío ^aUt ^urtm'a, fO pamatam. CarHacatta,
rOfSO pmmata*. PadMo» con mu Imporie, •» Giro
pomlmlf aa la Cmt^al tía Corta Martí, lastttuto
Im^maelOttal, Pamao da eiatía, 4S, Baréalona.
Tuétano f^lS.
lüri]
¡¡Ha isonado un tiro!!
PALACIOS VACÍOS
I ^ J O fueron otra cosa los seis hermosísimos toros
I ^ . de González—antes de Buenabarba—que sa-
/ lieron el domingo por los toriles. Gordos, finos
de pelo, lustrosos, arrogantes, espléndidos de presen-
tación, eran como majestuosos palacios de mármol
impoluto, de relampagueante jaspe, de soberbias fa-
chadas, en fin, cuj^os interiores, polvorientos y obscu-
ros, estuviesen desoladamente vacíos ó convertidos en
almacén de trastos viejos...
A excepción del tercer toro, bravo y con nervio, con
mucho nervio, los cinco restantes compitieron en m^an-
sedumbre, si bien ganó la competición el primero, her-
moso, suculento buey, al que hubo necesidad de apli-
car la infamante condena de fuego para enardecimien-
to de su sangre y baldón de su casta.
No sabemos si esta corrida fué apartada por la Em-
presa ó por el ganadero; pero, por su tamaño, nos in-
clinamos á creer que debió de escogerla el popular
contratista de la carne de los toros, don Honorio
Riesgo...
LA BUENA VOLUNTAD
Con decir que Armillita Chico dejó el domingo una
buena impresión, podríamos salir del paso. Pero no
sería justo. Fermín Espinosa merece más. Su valor y
su voluntad, por algún tiempo eclipsadas, han rena-
cido, y, con ellas, la atención que el público había
puesto en este torero que vino de Méjico con el remo-
quete del Joselito Mejicano. Hiperbólico el alias, tuvo
aquí la desdicha de no poder justificarle. Evidente-
mente, le estaba ancho. Pero ahora, mejor orientado,
sin pretender luchar con el recuerdo del coloso de la
tauromaquia, comienza á mostrarse como lo que es
realmente: un torero lleno de afición y de pundonor y
de condiciones para ocupar un buen puesto en él to-
reo, cuyas cumbres acaso no pise, pero sí su más pró-
ximo acceso. Frente á un buey ilidiable, puso sus arres-
tos á prueba sin ningún desmayo. Y en su segundo,
tal vez el más manejable de la corrida, aprovechó
cuantos momentos se le presentaron para lucirse, ex-
poniendo, y ganándose en buena ley las palmas, que
no le regateó el público.
Con otra clase de ganado, Armillita Chico, pese á
su desgarbo anatómico, puede dar una buena tarde
á la afición.
EL RESPLANDOR DEL ARTE
Vientos de fronda nos trajeron, desde la víspera,
rumores de que en la Plaza de Toros dtg Madrid iba
á estallar la Revolución. Y no fallaron sino á medias
los augures. Porque la Revolución estalló, no por la
mañana, ni respondiendo al verbo fogoso de Lerroux,
sino por la tarde, y surgiendo de entre la escarlata de
la muleta de Mariano Rodríguez. Sin toro de carril,
ni novUlote terciado y mogón, sino con un morlaco de
una vez, con veintiocho arrobas sobre el esqueleto,
dos pitones y peores ideas que un verdugo.
Fué como una llamarada de arte y de gracia tauri-
nos, cuyo resplandor rojo prendió las almas para su-
bir á la boca y reventar en sendos oles estentóreos,
mientras el torero—¡torero por la gracia de IHos!—,
con la muleta en la mauo izquierda, iba tirando del
toro lenta, suavemente, guapamente, y girando para
dejar al toro en suerte y repetir el prodigioso muleta-
zo, más ceñido aún, más inverosímil, hasta cuajar el
toreo en redondo con un tercer natural como no he-
mos visto otro jamás. Y el tercer ole de la gente fué
el preludio del clamoroso tableteo de una ovación fre-
nética, inenarrable, y sobre todo justa.
Antes de esto, Mariano Rodríguez había tanteado
al berrendo con dos muletazos por bajo para hacerle
pasar, echándosele luego por delante en uno de pecho
con la derecha, pleno de dominio y de valor y de estilo.
Y luego de la apoteosis, aún intentó y cuajó tres natu-
riales más, que el toro no quiso tomar con la rabiosa
codicia de los tres primeros.
Y el torero, el, gran torero sevillano, que de nadie
tiene que aprender y que á muchos puede enseñar,
aliñó en corto, atacó recto y colocó dos tercios de es-
pada que, de no haber quedado perpendicular, hubie-
se tirado al toro sin puntUla. Sin embargo^ bien herido
el animal, dobló á los pocos instantes, y Mariano Ro-
dríguez dio la vuelta al redondel para agradecer el
Jubiloso entusiasmo de la gente, enardecida por aq^él
r^alo rapiéndido de emoción y de aárté. -
El torero de Alcalá del Río no es de los que necesi-
tan disculpa. Lo que él ha hecho én'nuestra plaza
otras taides no ha podido ser una casil'alidad, y bien
cromes
El domingo en Madrid.—Lo más destacado de ¡a corrida,
Y acaso de machas corridas, fué la serie de pases natura-
les que ejecutó Mariano Rodríguez, y de la cual este es
uno... {MaraTÍUosa muestra de la gracia y del estilo insu-
perables del gran torero..! (Fot. Lacas)
merece un crédito su arte. El domingo, con el público
francamente hostil, resentido el muchacho por una he-
, rida reciente, y débil de espíritu, le faltó arranque
para rehacerse y poner á contribución su valor. Su pri-
mer toro fué de esos que entusiasman á la gente de
los tendidos, pero que traen de cabeza á los toreros:
pegajoso y con mucho nervio, podía más que el tore-
ro lesionado y, por lo tanto, pobre de facultades para
defenderse y para dominarle. Buscó el desquite en el
sexto, al que mató muy bien; pero el púbHco ya no se
lo agradeció.
A Revertito, insistentemente castigado por los toros
á partir de su alternativa, le hace mucha falta volver
á confiarse para continuar la ruta que con tanta bri-
llantez inició recientemente en San Sebastián.
ENVÍO
Gómez de Velasco amigo: ¿Ha llegado el momeuto
de dar á Mariano Rodríguez una corrida de las que
los toreros Uaman «á modo»? Usted habrá reconocido
que el gran torero sevillano no precisa el torito de ca-
rril, porque no es de los que acompañan al toro, sino de
los que le torean; pero para torear hacen falta toros,
y no mulos con pitones. Dele usted ganado bravo; pón-
gale usted en una corrida de las que guarda para los
privilegiados..., y busque de entre éstos un par de ellos,
los que usted quiera, á ver si hay quien gane la pelea
á este mozo que, según decía la alta crítica, no nece-
sitaba nada más que querer. Bueno, pues ya quiere.
Ha rubricado su afirmación y su voluntad con tres
pases naturales, que ahí han quedado para marcar una
efemérides de arte y de valor y de esencia torera en el
ruedo de la primera plaza de España.
Figuras del toreo: ha sonado un tiro. A lo mejor, es
el primero de una revolución que acaso destierre de
la gobernación taurina á algunos de los viejos caci-
ques que la envilecen y que la mixtifican...
RODABALLITO
cnatro **ases** de l a baraja tavurina.
Hoy ha quedado cerrado el plebiscito en virtud del
cual la afición va á nombrar sus cuatro ases. •
Gomo dijimos en nuestro número anterior, la tarea
de recuento de votos es ardua y comphcadísima. En-
tre los votantes, los hay que cultivan el humorismo,
y nos han enviado graciosísimos votos dignos de ser
publicados, lo que efectuaremos una vez hecha públi-
ca la votación en nuestro número del 19 del mes
actual.
No nos queda, por ahora, sino entregamos á la abru-
madora tarea del recuento y dar las gracias á los lec-
tores de CRÓNICA por el entusiasmo con que han acu-
dido á este primer plebiscito taurino. R.