El autor recuerda cómo su sobrina Marta se maravilló al descubrir una hormiga cuando era una niña, lo que le recordó la capacidad de asombrarse ante las pequeñas cosas. Más tarde, al leer "La isla misteriosa" de Julio Verne, se asombró nuevamente al darse cuenta del potencial de un solo grano de trigo para multiplicarse y alimentar a muchas personas. El autor concluye que es posible encontrar la grandeza divina incluso en las cosas más pequeñas si mantenemos la capacidad de asombrarnos.