Este documento argumenta que considerarnos como un "dos" (es decir, separados de Dios) es un error, ya que en realidad solo existe el "Uno", que es Dios. Al vernos como distintos de Dios, nos situamos en la nada en lugar de reconocernos como manifestaciones del Ser. La solución es saber que solo existe el Uno, del cual somos parte, al igual que Jesús expresó su unidad con el Padre. Debemos experimentar la verdad del Uno en lugar de tratar de perfeccionar un falso sentido de separación.