1. RENOVARSEO MORIR
Para MEDITAR y COMPARTIR Saltillo, Coah. , Julio 2003
El ave de mayor longevidad es el Águila. Vive
setenta años; para llegar a esa edad, a los
cuarenta; tomará vital decisión, pues: Sus uñas
blandas y agarrotadas; dificultan atrapar presa.
Su pico largo, puntiagudo e inservible curva
apuntando a su pecho. Sus gruesas plumas, hacen pesadas sus
envejecidas alas; el vuelo resulta una empresa de inusual dificultad.
Ante esta fragilidad; dos alternativas: Morir o enfrentar durante ciento
cincuenta días; lento y doloroso proceso de renovación; éste inicia al subir
la cima de la montaña, construir su nido cercano al paredón, y quedarse
ahí donde no haya necesidad de volar.
Al establecerse en el lugar seleccionado para su renacimiento; el águila
inicia la transformación golpeando su pico con fuerza contra la pared
hasta arrancarlo. Paciente espera el crecimiento lento de uno nuevo;
cuando el pico renace y está apto para continuar, empieza por arrancar
las uñas de sus garras; mientras las uñas renacen, el águila se deshace de
las gruesas, viejas, y engorrosas plumas que tanto estorban hoy en su
vida cotidiana.
Transcurridos cinco meses, exactamente el tiempo en que logra
deshacerse de todo cuanto en su ser le es inútil o estorboso, sale en vuelo
de renovación dispuesta y presta a vivir treinta años más.
El ser humano —mujer u hombre— tiene que internarse dentro de sí
mismo, tiempo suficiente que permita iniciar la renovación de las
anquilosadas estructuras que limitan su actuar: Costumbres, tradiciones,
recuerdos, leyes, formas de querer, de ser, de hacer, de sentir, de aprender...
Para renovar bríos y emprender el vuelo al triunfo, siempre a la Victoria; es
obligatorio desaprender.
Libres del lastre del pasado se podrá aprovechar el resultado valioso de una
renovación. —Sólo el lastre que nos hunde, que nos inutiliza; el que obliga a emerger, a salir
avante; ese hay que conservarlo y mejorarlo día con día.—
Vayamos a disfrutar de este período de renovación y regresemos con el brío
suficiente para vivir por lo menos, otros treinta años.