1. Rita Patricia Villa Callejas
Directora Depto. de la Mujer
Subdirectiva CUT-ANTIOQUIA
Con el lema “Juntas Paramos Juntas Avanzamos” y enlazadas al
llamamiento de “PARO INTERNACIONAL DE MUJERES” se
conmemoró el 8M Día Internacional de los Derechos de la Mujer
Trabajadora, el cual tuvo como escenarios sitios emblemáticos de la
ciudad de Medellín donde el arte y el simbolismo fueron herramientas
fundamentales para visibilizar la inconformidad frente a un sistema que
utiliza las mujeres para la producción y la reproducción pero que no las
reconoce como sujetas políticas y ciudadanas plenas; de igual manera
manifestaron el rechazo de la utilización de los cuerpos y las vidas de
las mujeres como botín de guerra a través de la violencia sexual.
El Plan Nacional de Desarrollo en la Línea de Política F Derecho de
las mujeres a una vida libre de violencia (página 866) dice: “En
Colombia, la violencia basada en género es una amenaza importante
para el bienestar de las mujeres. Según datos de la Encuesta Nacional
de Demografía y Salud (ENDS) del 2015 (Ministerio de Salud
(MinSalud) & Profamilia, 2015), el 66,7% de las mujeres encuestadas
entre 13 y 49 años en una unión heterosexual reportaron haber sufrido
algún tipo de violencia en los últimos 5 años. Específicamente, 64,1%
respondieron haber sido víctimas de violencia psicológica, 31,9% de
violencia física, 31,1% de violencia económica y 7,6 de violencia sexual
por parte de un compañero íntimo. De acuerdo a esta información y
datos estadísticos se concluye que las mujeres están expuestas a
constantes episodios de violencia a manos de su compañero o
excompañero sentimental siendo muy notorios y frecuentes episodios
como lesiones físicas o psicológicas que muchas veces llegan hasta el
homicidio y en otras hasta el suicidio.
Este 8 de marzo las mujeres se tomaron las calles para resaltar la
verdad de que la ciudad y el país no son lugares para la vida, la paz y
el ejercicio de los derechos de las mujeres; por esto en el recorrido de
la marcha se hicieron las denuncias sobre la constante y sistemática
violación de sus derechos, la violencia machista, el acoso callejero,
sexual y laboral, las violaciones de niñas, niños y mujeres, los
feminicidios, la vulneración a sus derechos económicos expresado en
la brecha salarial (igual trabajo, inferior salario), la sobrecarga de
trabajo y trabajos de cuidado no remunerados (Economía del
Cuidado).
2. Al respecto las mujeres en Colombia y en el mundo hacen un llamado
de ALTO A LA VIOLENCIA LABORAL, porque se hace necesario una
realidad justa y digna que ponga fin a la violencia y el acoso contra las
mujeres en el mundo laboral. La violencia que enfrentan las mujeres
en los lugares de trabajo permite concluir que este es un problema a
nivel mundial que abarca diferentes ámbitos del trabajo.
La violencia laboral puede llevar a las trabajadoras a abandonar su
trabajo o a renunciar; esto a su vez se traduce en una discontinuidad
del empleo y de los ingresos presentes y futuros, de esta manera los
agresores contribuyen a aumentar la brecha salarial de género que
actualmente es del 21%, es decir, el salario promedio de una mujer
equivale a 79% del salario de un hombre.
Se requiere de políticas públicas que eliminen las brechas tanto
laborales como salariales, que reduzcan la creciente carga de trabajo
no remunerado que recae sobre las mujeres; conllevando consigo una
injusticia fundamental que obstaculiza el desempeño y desarrollo en
otras actividades educativas, recreativas y de formación para lo cual
sería fundamental la disminución del tiempo invertido en el trabajo
doméstico y de cuidado.
Aunque las mujeres presentan grados de escolaridad superiores a
muchos hombres y además cuentan con indicadores similares de
alfabetismo y tasas de cobertura educativa, existentes problemas de
inequidad de género que afectan en su gran mayoría a las mujeres;
presentándose por lo tanto, altas tasas de deserción escolar en los
niveles de preescolar, básica y media situación que se evidenciada
en la Encuesta de Calidad de Vida 2017 la cual arrojo los siguientes
resultados: un 18,5% de las adolescentes de 15 a 19 años no asisten
a un establecimiento educativo porque deben encargarse de los
oficios del hogar, y un 16,5% no lo hacen por razones de embarazo.
De igual manera las mujeres se manifestaron en las calles céntricas
de la ciudad y en los espacios públicos políticos y sociales, para exigir
el ejercicio pleno de ciudadanía de elegir y ser elegidas, reafirmando
su fuerza política y el poderío de su unión para hacer visibles sus
demandas y sus denuncias y hacer parte de una gran MARCHA
INTERNACIONAL en contra del orden patriarcal, capitalista,
neoliberal, guerrerista, fundamentalista y depredador del medio
ambiente, que precariza la vida, el trabajo y que las somete a
condiciones de exclusión y desigualdad y que reversa sus conquistas
y derechos.
3. La agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible la cual desde una visión
ambiciosa del desarrollo sostenible incluye 17 objetivos y 169 metas
integrando las dimensiones económicas, sociales y ambientales; se
convierte en una agenda transformadora que pone a la igualdad y
desigualdad de las personas en el centro, buscando cambiar los
diferentes estilos de desarrollo que han explotado y saqueado la tierra
de sus recursos naturales poniendo en riesgo todas las
manifestaciones de vida que habitan en el planeta.
Dentro de los OBS se encuentran el N°5 sobre IGUALDAD DE
GÉNERO el cual tiene entre sus metas “Poner fin a todas las formas
de discriminación contra las mujeres y las niñas en todo el mundo” y
“Reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no
remunerado mediante servicios públicos, infraestructuras y políticas
de protección social, y promoviendo la responsabilidad compartida en
el hogar y la familia, según proceda en cada país.
Las mujeres exigen al gobierno nacional y organismos internacionales
como la CEPAL que esas políticas, planes y buenas intenciones no se
conviertan en letra muerta en el papel y que se hagan efectivas la
implementación, el seguimiento y el presupuesto económico de
manera que las mujeres gocen de igualdad frente al acceso a la
educación, atención médica, trabajo decente y representación en las
decisiones políticas y económicas del país y que por fin las mujeres
tengan el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y de los
derechos reproductivos según lo acordado de conformidad a las
conferencias y convenios internacionales.
Finalmente, las mujeres pararon en Medellín para exigir su derecho a
disfrutar de una ciudad, un país, un mundo libre de guerras, miedos y
violencias. Por una ciudad segura, incluyente, con una gobernabilidad
local y una institucionalidad de género garantes de sus derechos,
porque MIENTRAS LOS GOBIERNOS RETROCEDEN NUESTROS
DERECHOS, LAS MUJERES JUNTAS AVANZAMOS.
Articulo publicado eN la revista LAZOS DE UNIDAD
Medellín, abril de 2019 – Edición 119
ORGANO INFORMATIVO CUT ANTIOQUIA