11. la asamblea y su participacion, plena, consciente y activa.
1. 11. LA ASAMBLEA Y SU PARTICIPACIÓN
PLENA, CONSCIENTE Y ACTIVA
2. 11.1 INTRODUCCION
Participar viene del latín “partem” (parte)
“capere” (tomar)= tomar parte
Puede ser tomado en distintas acepciones:
participar en una fiesta, en un trabajo, en un
acontecimiento etc.
En diferente sentido podemos hablar de la
manera en como Cristo quiso tomar parte en el
plan de salvación, y nos permite participar de su
naturaleza divina.
3. En la liturgia esta palabra es muy usada en los textos de la
reforma conciliar del Vaticano II:
“La santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a
todos los fieles a aquella participación plena, consciente y activa
en las celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza de la
Liturgia misma y a la cual tiene derecho y obligación, en virtud
del bautismo, el pueblo cristiano, "linaje escogido sacerdocio
real, nación santa, pueblo adquirido" (1 Pe., 2,9; cf. 2,4-5)…
4. …al reformar y fomentar la sagrada Liturgia hay que tener muy
en cuenta esta plena y activa participación de todo el pueblo,
porque es la fuente primaria y necesaria de donde han de beber
los fieles el espíritu verdaderamente cristiano, y por lo mismo,
los pastores de almas deben aspirar a ella con diligencia en toda
su actuación pastoral, por medio de una educación adecuada”.
Sacrosanctum Concilum No 14
5. El Concilio Vaticano II resalta la necesidad de
recuperar la participación activa del pueblo en la
celebración, ya que durante siglos esta se había
empobrecido, casi hasta alejarlo de la comprensión y la
vivencia de la acción sagrada.
El Papa Pio XI en 1925, se quejaba de que muchos
cristianos estaban en la celebración como espectadores
mudos o extraños.
6. Esta perspectiva tan profunda y llena de esperanza
tiene como principio, dos argumentos básicos:
• la naturaleza misma de la liturgia, que es
participación eclesial en el misterio salvador de
Cristo
• la identidad del pueblo cristiano, que por su
sacerdocio común recibido en el Bautismo, se asocia
al sacerdocio de Cristo, y debe tomar parte por
tanto en la acción sagrada.
7. El movimiento litúrgico que antecede a la reforma
propuesta en el Concilio Vaticano II, había hablado ya
de esta urgencia, que el Papa Pio X la resume en una
sola frase:
“participación activa”
Posteriormente el Papa Pio XII, en la “Mediator Dei”
de 1947, dice que se debe favorecer la participación
activa y plena de la comunidad cristiana en el misterio
celebrado, con la intención de que haya una vivencia
existencial en la vida de los fieles, del misterio
celebrado.
8. Los documentos que van a ser fruto ya de la reforma
litúrgica, van a insistir en esta perspectiva para que, en todo
momento esta sea la intención que direccione todo el trabajo e
iniciativa propuesta, por ejemplo:
“… Este pueblo, aunque ya es santo por su origen, crece de
continuo en santidad por la participación consciente, activa y
fructuosa en el misterio eucarístico…”
Institución General del Misal Romano No 5
9. “… es necesario que los fieles se acerquen a la
sagrada Liturgia con recta disposición de ánimo,
pongan su alma en consonancia con su voz y colaboren
con la gracia divina, para no recibirla en vano.
Por esta razón, los pastores de almas deben vigilar
para que en la acción litúrgica no sólo se observen las
leyes relativas a la celebración válida y lícita, sino
también para que los fieles participen en ella
consciente, activa y fructuosamente”
Sacrosanctum Concilium No 11
10. 11.2 INTENCION DE LA SACROSANCTUM CONCILIUM
Mons. Aníbal Bugnini, secretario de la Comisión preconciliar de
Liturgia decía en torno a este tema:
“A esa Plena y activa participación de todo el pueblo se le presta
especialísima atención en el cuadro de la reforma y de la promoción
de la liturgia; ésa es la primera e indispensable fuente de la cuál los
fieles pueden beber el auténtico espíritu cristiano.
Y es el motivo clave de la renovación litúrgica moderna y del
documento conciliar. No hay artículo que no refleje esta idea”.
11. El objetivo primordial es hacer que los fieles comprendan
fácilmente los ritos, puedan seguirlos y puedan volver a ser los actores
principales de toda celebración litúrgica, y no simples espectadores.
Este punto tan importante por desgracia fue olvidado durante
varios siglos, por lo que es claro que la recuperación de este
protagonismo de la asamblea no es algo que se vaya a logar en poco
tiempo, es una tarea a largo plazo:
“El objetivo de la reforma litúrgica de la Constitución, es
esencialmente el de llevar a los fieles a una participación consciente y
activa a la vida litúrgica, en particular a la Misa que es el centro de la
liturgia”.
Card. Ferdinando Antonelli.
12. Al finalizar el Concilio, se urgió a poner en práctica
inmediatamente esta disposición, en vistas a procurar
que la liturgia responda cada vez mejor a la intención
de que el pueblo fiel, participara más y mejor en las
celebraciones sagradas.
Recibiendo de esta manera y en abundancia, la vida
divina que los convierta en fermento de Cristo y sal de
la tierra.
13. La Constitución sobre liturgia Sacrosanctum
Concilium, cuando afirma que la participación
activa de la asamblea en las acciones litúrgicas, es
el quicio de toda la reforma, se entiende:
• en primer lugar porque mira a la liturgia como
acción,
• en segundo lugar como acercamiento de la
liturgia al pueblo.
De manera que esta, pueda gustar en las
celebraciones, de la vida sobrenatural.
14. Por esto es importante clarificar desde un principio,
tanto en la teoría como en la práctica, que:
“la acción litúrgica no es puramente exterior,
pues se trata de una actividad que
solo tiene sentido en la fe”
Además también en la relación
que hay entre
Misterio – Celebración – Vida.
15. 11.3 AMBITO DE LA ACTUOSA PARTICIPATIO
La expresión Actuosa Participatio (participación
activa) se ha convertido en la característica de la
reforma litúrgica, inaugurada por el Concilio
Vaticano II, sin embargo, es necesario preguntarse
cómo y de qué manera se realiza esta participación.
Desde que se inició esta reforma hay avances
significativos y evidentes que se han realizado en
el culto, como en la participación activa verbal,
gestual, musical y simbólica; los ritos renovados
llaman la atención a los sentidos
16. Lo que se advierte en los ritos
renovados, es una liturgia que llama la
atención a los sentidos y que es integral
desde el punto de vista antropológico; sin
embargo, es importante saber en qué
medida la participación cultual se
concentra de tal modo sobre las palabras
y las ideas, que oculta o incluso deja
aparte el campo de lo sensible y de lo
simbólico.
En contraparte se podría uno
preguntar si la tradición oriental,
que ofrece una profusión de signos,
símbolos y gestos, no eclipsa a veces
de alguna manera la participación
más directa.
17. La liturgia es un medio esencial destinado a que la existencia
cristiana sea rica y plenamente viva, que las asambleas reunidas
para la liturgia puedan ellas mismas verse reformadas, y
renovadas a imagen y semejanza de Dios, y actuar en
consecuencia.
La cuestión es advertir si la acción litúrgica fundamental,
significada exteriormente en los ritos y plegarias, y que
acontece en el Corazón de Cristo, se realiza también en el
corazón de los cristianos, ya que el verdadero misterio está
dentro.
La acción exterior es meramente signo del sentido, y
misterio al que se llega por la fe y por el sacramento, y se
disfruta con el amor derramado por el Espíritu en nuestros
corazones.
18. La Actuosa Participatio, basada exteriormente en
los ritos, se realiza interiormente por el dinamismo de
la comunión con Cristo en su misterio Pascual.
Entrar en comunión (Partem Capere) no es sólo a
nivel exterior, la Actuosa (activa) es una acción que
mueve también lo interior; visto de esta manera, no se
puede reducir la participación activa a hacer algo, o
tomar parte en una acción exterior durante la
celebración litúrgica.
19. La clave de la participación litúrgica, o comunión con el
misterio de Cristo está en la fe, pues si la liturgia tiene por
objeto que entremos en relación con Dios, y es la fe la que
nos pone en contacto con Dios, es lógico que no se dé la
participación, o la comunión, o la experiencia, o el contacto
con Dios sin el ejercicio de la virtud de la fe.
Es fundamental recordar que la participación litúrgica se
realiza en el nivel más profundo de la fe, la esperanza y la
caridad, que son presupuestos característicos del culto
cristiano.
20. La actuosa participatio está en orden a introducir a la asamblea, en
la espiritualidad pertinente a través de la participación litúrgica que se
da de manera simultánea e inseparable, tanto en lo exterior como en lo
interior.
“En conformidad a las dimensiones del ser humano, el concepto de
participación como el de ser activo, debe clarificarse desde las
diversas perspectivas del individuo y de la comunidad, de la
interioridad y de la expresión. Para que se dé la comunidad se necesita
la manifestación comunitaria; más para que la expresión no se quede en
exterioridad se necesita una interiorización comunitaria, un camino
comunitario hacia el interior…”
Card. Ratzinger
21. 11.4 PARTICIPACION: CLAVE DE LA LITURGIA
Cuando hablamos de Celebración, no debemos de
entender sólo la Eucaristía, sino toda celebración
sacramental y no sacramental (por ejemplo, la Liturgia
de las Horas).
En la celebración están implicados no sólo el
ministro o los ministros (como en la concelebración
eucarística), no solo los sujetos (como el bautizando, el
confirmando, el penitente etc.), sino todos los
presentes en ella de diversas formas, como los que
realizan algún ministerio sin ser el que preside.
22. Por tanto la máxima participación es la de aquellos que
están inmediatamente implicados como sujetos directos de la
acción litúrgica (sea esta sacramental o no), por eso debemos
reconocer que dentro de la misma participación activa hay
diversos grados basada en una prioridad de valores.
Por ejemplo, en una celebración Eucarística, la
participación puede ser activa en quien está presente en la
asamblea, pero no comulga, pero además puede ser plena y
máxima en aquellos que comulgan dignamente y con las debidas
disposiciones.
23. De aquí podemos sacar algunas consideraciones, para
comprender mejor la participación en la celebración litúrgica:
• La celebración no es pura ceremonia, es decir, no es sólo fruto de
condicionamientos sociológicos o de una determinada preparación
religiosa, de una determinada comunidad.
• La celebración no puede reducirse a un momento didáctico-
catequético, durante el cuál la asamblea se instruye sobre
algunas verdades.
• La celebración es hacer presente lo que las personas divinas han
realizado por la salvación de cada hombre y mujer, dentro del
pueblo que ellas han elegido.
De tal forma que participar es hacer presente del modo más
adecuado, en Cristo, “virtute Spiritus Sancti” (las virtudes del
Espíritu Santo, en la intervención de Dios en la historia.
24. Celebrar es actuar el misterio de la salvación que se ha
realizado en la historia, que se recuerda en sentido litúrgico
(memorial), y se revive en su plenitud en el Aquí y ahora, en el
hoy celebrativo.
Puesto que la celebración litúrgica es simultáneamente
presencia, memoria y profecía de la historia de la salvación,
que tiene en el misterio de Cristo su centro y su síntesis, la
participación debe asumir las características que provienen de
la celebración, es decir:
25. • La celebración es Epifanía de lo divino porque es
revelación que se actúa por la gracia divina,
comunicada y dada a los que participan en la acción
litúrgica; por tanto, la participación debe significar
acogida activa a la intervención de Dios.
• Celebrar es un acontecimiento ordenado a la
santificación de los participantes, para que puedan
tributar alabanza y dar culto a Dios.
• Celebrar es presencia y acción de la Trinidad que
actúa e interviene en la celebración, para hacer
verdad cuanto los fieles cumplen precisamente con la
participación