GLORIA AL PADRE, ORIGEN Y FIN DE TODA LIBERACIÓN. Cap. 9
1. En este capítulo reflexionaremos sobre el Padre
en una perspectiva trinitaria, como la primera
persona de la trinidad, Padre que engendra al
Hijo y que junto con el Hijo espira al Espíritu
Santo. Reflexionaremos en una doble dimensión:
-La revelación del Padre en la historia de la
salvación
- El Padre en el seno de la Trinidad y en sus
relaciones perijoréticas con el Hijo y con el Espíritu
Santo
2. La fe cristiana no tiene ninguna imagen de Dios
Padre. El Hijo se apareció en forma humana en la
figura de Jesús, el Espíritu en forma de paloma, el
Padre es invisible. La Escritura nos dice: “A Dios
nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el
seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Jn. 1:18).
El Padre es aquel que eternamente es, antes de
que hubiera ninguna criatura. El Dios Padre es más
original que el Dios creador aun cuando no hubiese
creación, Dios sería Padre por estar engendrando
desde siempre y entrando en comunión con el Hijo.
Este Padre, misterio insondable, se nos ha revelado
por Jesucristo.
3. Jesús se presenta como el revelador del Padre “Todas
las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie
conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce
alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera
revelar” (Mat 11:27). Jesús goza de una experiencia
sumamente intima con su Dios.
La misma denominación de Dios como Abbá muestra
la profunda intimidad que existe entre Jesús y su
Padre. Él habla de “mi Padre”; confiesa que nunca
está solo “porque el Padre está en mí” (Jn. 16:32); más
aún, da a conocer la interpenetración del uno en el
otro: el Padre en él y él en el Padre (Jn. 17:21).
4. El Padre es prototipo de la misericordia, de la
acogida del hijo pródigo y del amor a sus pequeños.
Jesús hizo una opción por los pobres y marginados
de su tiempo, no por un mero impulso humanitario,
sino en virtud de su encuentro con el Padre.
Jesús en nombre del Padre, cura, entra en conflicto
con la imagen legalista del Dios del judaísmo de
entonces, pasa por encima del sacrosanto día
sábado (Mc. 3:1-6).
Jesús vive la experiencia del Padre en la práctica
de aproximación a los caídos, de ofrecimiento, de
perdón a los perdidos, de convivencia con
personas de mala reputación.
5. Después de la resurrección Jesús nos da
conciencia de paternidad y fraternidad universal.
Llama “mis hermanos” a sus discípulos. El Padre
de Jesús se convierte en nuestro Padre. Dicho
trinitariamente, el Padre engendra la vida divina en
las personas.
Esta comprensión trinitaria de la paternidad
universal de Dios nos ayuda a evitar la
unilateralidad de la religión del Padre.
A partir de la filiación universal, se puede
establecer la sociedad de hermanos y hermanas,
todos hijos e hijas, unidos al Hijo unigénito en
comunión de amor con el Padre.
6. Solamente mediante las figuras del padre y de la
madre terrenos, podemos representar toda la
riqueza de la paternidad divina. Por eso podemos
decir que el Padre en su generación del Hijo y en su
espiración del Espíritu Santo, puede ser también
llamado Madre.
El Padre de Jesús solamente es Padre si es también
madre. En él se encuentran reunidos el vigor del
amor paterno y la ternura del amor maternal.
En comunión con el padre y madre eterno se
superan las divisiones y las servidumbres, se
inaugura el reino de la confianza de los hijos e hijas,
libres, iguales, miembros de la familia divina.
7. Al decir que Dios es Padre, principio sin
principio, fuente y origen de todo, queremos
decir que Dios no está nunca solo. Aunque
exista independientemente de la creación, el
Padre nunca está sin el Hijo y es
inconcebible sin el Hijo; existe una
interrelación entre ellos de forma semejante
a la que existe entre la paternidad y la
filiación.
8. La economía significa el modo y el proceso de
actuación del Padre en la creación y en la salvación
de los hombres.
Todo lo que concierne al misterio, todo lo que se
nos escapa en la luminosidad que ciega, todo esto
tiene que ver con el Padre. La misteriocidad de la
aparición del mundo, la profundidad abismal del
corazón de cada persona humana remiten al
misterio del Padre.
Dios es Padre en el proceso de liberación de los
oprimidos y se hizo más presente en aquellos en
donde su filiación se ve más negada y atropellada.