El documento discute la evidencia de que factores genéticos y neurobiológicos contribuyen a la violencia y comportamiento criminal. Se ha demostrado que la agresión está influenciada por genes relacionados con la serotonina y otras neurotransmisores, así como por estructuras cerebrales como el lóbulo prefrontal y la amígdala. Los estudios muestran que factores genéticos y ambientales interactúan para afectar la probabilidad de comportamiento antisocial.
Presentacion III ACTIVIDADES DE CONTROL. IV UNIDAD..pdf
62 Factores genéticos y violencia, Rosa Acosta
1. Medicina forense Agosto 2017
FACTORES GENÉTICOS COMO CAUSAS DE VIOLENCIA
Dra. Acosta Rosa
Resumen:
Se revisó evidencias sobre el componente genético, el rol de los neuromoduladores
cerebrales y datos clínicos de la neuroimagenología estructural y funcional, en una
integración psicobiológica de los comportamientos agresivos y violentos. Se ha podido
demostrar la existencia de un componente genético, el involucramiento del metabolismo de
neurotransmisores, principalmente serotonina y noradrenalina y la participación de
estructuras cerebrales corticales, especialmente regiones del lóbulo prefrontal (orbitofrontal
y lateral ventral) y el sistema límbico (amígdala e hipocampo y corteza temporal).
De acuerdo a las evidencias científicas actuales, se ha aceptado firmemente que tanto el
perfil biológico de un individuo como su perfil psicológico, juegan un papel determinante
en la etiología del comportamiento antisocial y en consecuencia en el comportamiento
criminal . Así son numerosos los investigadores que han relacionado la agresión con la
criminalidad, y más aún, han determinado que su heredabilidad es elevada. Más aún,
diferencias individuales en comportamientos antisociales son explicados tanto por factores
genéticos como ambientales, estimando que los factores genéticos contribuyen en un 50% a
la variabilidad, de forma particular en comportamientos antisociales persistentes.
En el modelo genético- neuroquímico, la serotonina es un neurotransmisor, regulador de los
estados de ánimo, como el receptor 5-HT 1B de la serotonina. Se ha descrito también una
alteración del sistema dopaminérgico, con aumento de su actividad, asociado a
comportamientos depresión, la ansiedad, la ingesta de alimentos y la violencia impulsiva.
Objetivos:
• Realizar un análisis científico sobre el origen de las conductas desviadas en el ser
humano, como expresión de la interacción del entorno sobre la esencia del carácter
genéticamente predefinido.
• Determinar si existen condiciones biológicas, endocrinológicas o psíquicas
determinantes para la conducta criminal o si solo son influyentes.
Metodología: Se trata de un estudio observacional retrospectivo revisando la literatura
médica, para lo cual se utilizó bases de datos como Pubmed Data base por medio del
Google académico
2. Medicina forense Agosto 2017
HIPOTESIS:
• La criminalidad no se hereda sino la tendencia al delito.
Conclusiones:
• Que los factores genéticos tienen una influencia notable en el comportamiento
antisocial, lo que implica que existe una predisposición o propensión genética de
ciertos individuos en este tipo de comportamiento.
• De acuerdo a las revisiones bibliográficas revisadas se puede determinar que existen
áreas corticales (predominantemente prefrontales) y alteraciones en el metabolismo
intermediario de algunos neurotransmisores (predominantemente serotonina), que
constituirían vías privilegiadas para la expresión de conductas desadaptadas, con
una especial labilidad para los comportamientos agresivos y violentos.
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INTRODUCCION:
En los últimos años, la idea de que la
incapacidad de controlar la agresividad
impulsiva puede estar parcialmente
influenciada por el perfil genético de un
determinado individuo ha ganado más
fuerza y ha presentado no pocos debates
desde el punto de vista de la ética y desde
el punto de vista jurídico. Así, existen ya
algunos casos en los que se ha planteado
la exención de la responsabilidad criminal
en base a estos estudios en los que la
genética comportamental ha tenido su
papel (1)
Se ha podido demostrar la existencia de
un componente genético, el
involucramiento del metabolismo de
neurotransmisores, principalmente
serotonina y noradrenalina y la
participación de estructuras cerebrales
corticales, especialmente regiones del
lóbulo prefrontal (orbitofrontal y lateral
ventral) y el sistema límbico (amígdala e
hipocampo y corteza temporal). (2)
Los estudios cromosomaticos se han
orientado en el sentido de buscar si la
criminalidad se halla ligada algún tipo de
malformación genética, dado que los
genes contenidos en los cromosomas son
los encargados de la trasmisión de los
rasgos hereditarios, se ha observado que
la falta de un cromosoma, o bien la
presencia de un cromosoma
suplementario a anómalo se traduce en
un desequilibrio orgánico que comporta
consecuencias distorsionadas en su
desarrollo.
FACTORES BIOLÓGICOS:
Desde la etología se postula que el
análisis del comportamiento animal puede
ser relevante para la comprensión de la
violencia en humanos, ya que los
mecanismos de agresión que comparten
humanos y animales obedecen, en
principio, a las mismas necesidades y son
producto de la selección natural
Continuando con las explicaciones
biologicistas de la violencia, las
evidencias de la epigenética reportan que
la falta del gen que codifica a los
receptores 5HT 1A y 5HT 1B del
neurotransmisor serotonina se relaciona
con mayor impulsividad (Gil – Verona et
al., 2002; Siever, 2008); también se ha
documentado que una baja expresión del
gen MAO-A implica reducción del
volumen en el sistema límbico, e
hiperreactividad de la amígdala y del
hipocampo durante estímulos
emocionales, condición asociada a
comportamientos violentos (Meyer-
Lindenberg et al., 2006).
Sistema monoaminérgico: Numerosos
estudios han encontrado una relación
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entre el funcionamiento del sistema
monoaminérgico cerebral y rasgos
propios de los agresores sexuales como la
dominancia o la agresividad.,
especialmente en el caso de la serotonina.
Bajos niveles de serotonina se relacionan
con comportamientos impulsivos,
respuestas exageradas al estrés,
agresividad y comportamiento antisocial,
rasgos propios de algunos delincuentes,
entre ellos los delincuentes sexuales. De
hecho, investigadores como Hucker et al
(1988), citado por Laws y O’Donohue
(2008), encontraron que los agresores
sexuales tenían mayores deficiencias en el
sistema serotoninérgico que otro tipo de
delincuentes. (3).
Los polimorfismos en el gen MAOA se
han asociado con trastornos de
personalidad del cluster B y con rasgos
antisociales. El gen MAOA está
localizado en el cromosoma X (Xp11.4-
p11.3) y codifica para la mono amino
oxidasa A, una enzima que degrada los
neurotransmisores amínicos, como la
dopamina, la noradrenalina y la
serotonina. La mutación en este gen da
como resultado una deficiencia de mono
amino oxidasa, o el síndrome de Brunner,
el cual se caracteriza, en parte, por una
grave conducta impulsiva
Se realizaron estudios en niños
maltratados que eran portadores para
niveles bajos de expresión del gen
MAOA, con mayor frecuencia
desarrollaron trastornos de conducta y
una personalidad antisocial que aquellos
niños con un genotipo de alta actividad
para MAOA
ALTERACIONES CROMOSOMICAS
Y HORMONALES
Así mismo, Muñoz (2004) relata que
varones con marcadores cromosómicos
XYY, sumado a otros factores de tipo
ambiental y social podrían explicar la
tendencia a ejercer conductas antisociales,
mas no pueden explicar a profundidad los
motivos que subyacen a dichas conductas,
ya que los agentes que provocan las
lesiones muchas veces manifiestan su
influencia tras años de acumulación
(Gallardo-Pujol, Forero, Maydeu-
Olivares, & Andrés-Pueyo, 2009).
Se ha establecido una fuerte relación entre
los andrógenos y la ocurrencia de
agresiones relacionadas con la posibilidad
de asegurar la reproducción y el control
del territorio; al respecto, Ramírez (2006)
encuentra que la presencia de altos
niveles de testosterona en hombres
correlaciona con mayor actividad de los
sistemas hipotálamo - gonadal e
hipotálamo - suprarrenal, que coincide
ampliamente con el aumento del
comportamiento agresivo ante situaciones
análogas a las ya citadas.
NEUROIMAGEN Y ASOSIACIÓN
CON CRIMINALIDAD
En 1990, se empezaron a llevar a cabo
estudios de imagen cerebral con asesinos
convictos usando la técnica PET, donde
se demostró que estos individuos tenían
una menor actividad de la corteza
prefrontal (àrea cerebral responsable del
comportamiento y el control de los
impulsos). Para que nos entendamos,
estos asesinos eran menos capaces de
contenerse en situaciones de estrés que el
resto de personas.
5. Medicina forense Agosto 2017
Por otra parte, los estudios anátomo
funcionales de PET y SPECT de asesinos
predatorios en edad adulta muestran
reducción de la tasa metabólica frontal
bilateral, y en la región orbitofrontal, así
como atrofia en el lóbulo temporal, la
amígdala y el hipocampo.(4)
GENETICA MOLECULAR:
ANALISIS DE LIGAMIENTO Y DE
ASOCIACION
En un estudio de Retz et al. (2004) se
encontró una relación entre el gen
promotor del transportador de serotonina
(5-HTT) y la violencia impulsiva en una
muestra forense de 153hombres.
Específicamente, un polimorfismo tipo
deleción/inserción en este gen predijo la
conducta violenta impulsiva
en esta población. Otros investigadores
también han examinado el fenotipo
antisocial-conducta disocial encontrando
correlaciones con la forma de baja
actividad del 5HTTLPRen mujeres con
bulimia, y en hombres y mujeres en una
variedad de escenarios pero Monuteaux
et al. (2009) no encontraron asociación
entre el 5HTTLPR y los trastornos de
conducta en una muestra de individuos
con TDAH.
Recientes estudios han implicado el gen
para el receptor de serotonina 5HTR2A
con impulsividad, agresión y conducta
antisocial. Otros estudios sugieren que los
efectos de los genes no son
contribuyentes para la predicción de la
conducta disruptiva en aquellos con una
historia de maltrato u otros estresores
durante el periodo de desarrollo. (5)
DISCUSION:
La biología trata de identificar un factor
patológico, disfunción o trastorno
orgánico que explique la conducta
delictiva. La biología criminal representa
la parte de la criminología, que investiga
los aspectos anatómicos, fisiológicos,
endocrinológicos, psicopatológicos,
clínicos y bioquímicos del delincuente.
Incluye la antropología, la
endocrinología, la psicopatología, la
psiquiatría, el psicoanálisis y biotipología
criminal.
De esta manera se analiza que ciertos
genes que promueven ciertos tipos de
conducta entre los individuos debieron
haberse elegido por medio del proceso de
selección natural.
Se reportan contribuciones genéticas
implicadas en la conducta agresiva,
violenta, antisocial, y la interacción de
factores genéticos con los ambientales. Se
desconoce con exactitud los mecanismos
como factores genéticos contribuyen a
estas conductas. El maltrato o abuso
físico, sexual o psicológico, y respuesta al
estrés, son factores ambientales, que
tienen efecto sobre la expresión de genes
específicos y, consecuentemente, en la
conducta agresiva. Los principales
hallazgos son: menor tamaño craneal y
volumen encefálico, asimetría del lóbulo
frontal, descenso de actividad de la
corteza prefrontal con disminución del
flujo sanguíneo, alteración de memoria,
atención y concentración, menor volumen
del hipocampo y amígdala, incremento de
concentración de dopamina, adrenalina,
noradrenalina y cortisol; niveles alterados
de serotonina en corteza prefrontal,
6. Medicina forense Agosto 2017
niveles altos de testosterona, niveles bajos
de colesterol, efectos de drogas, dietas,
cobre, zinc, traumatismos, contaminación
ambiental y toxinas. La neurogenética ha
reportado dos genes que codifican
enzimas principales del metabolismo de
serotonina en el cerebro (triptófano-
hidroxilasa y MAO-A) y el receptor 5-
HT1A, forman parte del complejo grupo
de genes que modulan la conducta
agresiva.
MÉTODOLOGÍA
El presente estudio, se lo realiza de
manera observacional, retrospectiva,
revisando la literatura médica, para lo
cual se utilizó bases de datos como
Pubmed, Data base, Gaceta Internacional
de Ciencias forenses por medio del
buscador Google academico; utilizando
las palabras clave: Genética de la
violencia, Genetica forense y genes
antisociales. La presente revisión se la
realiza con información desde el 2005
hasta el 2015. Aplicando el método de
búsqueda selectiva no sistemática de
información relevante de investigaciones
científicas reportadas en genética de la
conducta y epigenètica.
CONCLUSIONES:
• Que los factores genéticos tienen
una influencia notable en el
comportamiento antisocial, lo que
implica que existe una
predisposición o propensión
genética de ciertos individuos en
este tipo de comportamiento.
• De acuerdo a las revisiones
bibliográficas revisadas se puede
determinar que existen áreas
corticales (predominantemente
prefrontales) y alteraciones en el
metabolismo intermediario de
algunos neurotransmisores
(predominantemente serotonina),
que constituirían vías
privilegiadas para la expresión de
conductas desadaptadas, con una
especial labilidad para los
comportamientos agresivos y
violentos.
• Que las dos enzimas que
participan en la regulación de los
neurotransmisores que actúan en
el sistema límbico son la MAOA
(mono amino-oxidasa A) que
regula el catabolismo de la
noradrenalina y serotonina, y la
COMT (catecol-orto-
metiltransferasa) que regula el
catabolismo de la dopamina. Las
alteraciones en los genes
implicados en la producción de
estas enzimas se han asociado con
la aparición de conductas
violentas. El aumento de la
actividad de la MAO-A, se
traduce en menores niveles de
serotonina.
• En definitiva, el agresor puede ser
una persona predispuesta
biológicamente a desarrollar
comportamientos antisociales
(especialmente si es psicópata o
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tiene alguna deficiencia en los
factores biológicos anteriormente
expuestos), o bien es una persona
que no es agresivo por naturaleza,
pero que por las diferencias
experiencias vitales y aprendizaje
ha acabado desarrollando este tipo
de comportamiento sexual
desviado.
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