Ana describe su primera comunión como un día especial donde pudo recibir el cuerpo de Cristo y pasar tiempo con su familia y amigos, por lo que se sintió orgullosa y recibió muchas felicitaciones y regalos. Se sentía feliz y apurada en la preparación, aunque inicialmente tuvo miedo de hacer algo malo al recibir el cuerpo de Cristo. Después se sintió muy feliz por haber alcanzado otra meta.