1. Poemas de Ada irizada incluidos en su libro Rosa Azul
“Rosa”
Mirando la rosa
que mira a la montaña,
en esta tarde con niebla
mi ser profundo grita:
¡que venga el placer,
la pasión y el amor!
Sedienta estoy de su fuente,
dulce fuente de luz transparente.
Resuenan en mi sus palabras,
con sabiduría de anciano,
joviales como de gacela,
risueñas como de colibríes;
¡que me toca siendo yo Rosa!
Los manantiales de mi campo,
no bastan para saciar
mi sed de ternura,
mi sed de pasión,
mi sed de amor.
Solo tu presencia podrá
hacer revivir a la mujer
graciosa que vive en mi.
Ada Irizada

2. “Cita con la Luna”
Amado mío ¡cielo de mi corazón!
por ser yo ¡tu rosa elegida!
¡entre tantas que anhelábamos tu eterno amor!
¡te invito a una gran aventura!
Citemos a la plateada, misteriosa
¡y mágica luna celestial!
allí donde nos conocimos, donde nuestros ojos,
se enloquecieron ¡y se llenaron de pasión!
¡donde sentimos palpitar fuerte el corazón...!
Bajo los olivares del Carmelo,
en el torrente del manantial cristalino...
miraremos la bóveda estelar y luminosa;
los grillos tocarán sus melodías,
las golondrinas dormitarán y soñarán;
y tú estarás en mí, sereno, suave y plácido...
¡Apasionado, dulce y soñador...!
a la espera de la plenitud

3. ¡de la luna llena y traviesa!
que será nuestra sabia y vieja
¡consejera hacia el sendero del amor!
Ada Irizada
“El canto del pájaro”
¿Quién sabe, si ese pájaro canta o llora, Dios mío?
Pero ya cante o llore, su voz es siempre bella.
Un día todas nuestras alegrías sollozan,
Como el sol, cuando hace más profunda su sombra.
Dejad que pueda al fin cantar igual que el pájaro
Olvidado de mí, olvidado, olvidado.
Atento solamente a vuestra complacencia,
Que quiso rodearme de tantas maravillas,
Como las nubes blancas y los cielos nublados,
Las hierbas sacudidas por el viento que pasa,
Los árboles, las yuntas y los niños del campo…
¡Oh! Dejadme cantar esta vida sencilla
En que vuestra gracia persiste todavía;

4. En verdor, en perfume, en azul, en rocío…
Dejadme que la gente, olvidado de todo,
Lo mismo que el pájaro que ahora canta, Dios mío…
Ya puedo abandonar, en el primer sendero
Mis recuerdos, igual que la sombra de un muerto
Y ponerme a decir lo que callan las cosas
Pues en la voz del pájaro, no hay sonrisa ni llanto
Sino la simple música de cuando está callado
Y en su dulce armonía se exhala interminablemente
El alma misteriosa y fragante del campo.
Y yo quiero Dios mío, en mitad de los hombres,
Ser lo mismo que el pájaro. Una voz que acaricie,
Que calme, que consuele y llene de esperanzas…
Una voz que penetre de claridad los bosques
Y diga en frescas notas, cuando calla en las almas
Y que reconozcan como suya los hombres.
Ada Irizada

5. Payasito de mi corazón.
(Dedicada a Thomacito)
Mi niño bello,
Llegaste a mi vida
Especialmente sublime.
Tus ojos vivaces
Dan luz a mi vida.
Te balanceas travieso;
Tu juego da risa.
Junto a ti;
Olvido que estuve triste.
Espontaneo, me abres tu mundo
De luces y encantos.
Eres como un payasito sonriente,
Que a nadie le eres indiferente;
¡Enérgico y vivaz!
Corres por nuestro hogar.
Tu paraíso interior,
¡Te da tanta paz y alegría!
Que quisiera estar en ti
Y ser una contigo.

6. Tú me enseñas
Que la risa y el llanto, es lo mismo
Para lograr el equilibrio.
Tú inteligencia cósmica
Ilimitada y emocional
Me dice que serás un hombre
¡de los grandes!
Con valores y virtudes admirables
Que enriquecerán mi alma
Que ya está llena de ti.
Ada Irizada.
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