2. Con el triunfo de lo económico de la
mundialización o “globalización”, proliferan
fenómenos que alteran nuestros puntos de
referencia.:
◦ mezcla de culturas del mundo, el multiculturalismo, y los
repliegues identitarios
(que van desde la forma de defensa de tradiciones locales
hasta xenofobia y limpieza étnica).
A primera vista: A la fragmentación del Estado –
Nación debilitado por el sistema global se
opondría la reafirmación de identidades étnicas,
regionales o religiosas.
El vínculo entre las crisis locales y la globalización
se constatan en todas partes (Chiapas)
3. Usualmente se asocia: uniformización,
mundialización y mestizajes.
Al acelerar los intercambios y transformar cualquier
objeto en mercancía, la economía mundial engendra
circulaciones incesantes, que alimentarían un
“melting pot” (crisol de razas) planetario.
Las producciones mestizas o exóticas que distribuye
la “World Culture”, serían una manifestación directa
dela globalización, un filón explotado por la cultura
de masas.
Hay por tanto una tendencia a oponer mestizajes e
identidades:
◦ el mestizaje sería la extensión de la mundialización en el
dominio cultural,
◦ mientras que la defensa de las identidades se erigiría
contra el nuevo “Moloch” universal.
4. La realidad es más compleja: Las reivindicaciones
identitarias no son siempre formas de rechazo del nuevo
orden mundial, sino de otros órdenes (ex Yugoslavia).
Los intereses sensibles a la cuestión identitaria distan de ser
adversarios del liberalismo triunfante y del Imperio.
Además, los defensores de lo “políticamente correcto” y de
los “estudios culturales”, desarrollan una concepción de un
mundo anquilosado en comunidades estancas.
En definitiva: La imposición de una matriz universal,
uniformización del mundo y aplastamiento de la realidad,
(reducida a mercancía) y abstracción de las redes
financieras y enlaces electrónicos), se adapta a una
pluralidad imaginaria, a una ilusión de diversidad mantenida
con todo y contra todo, e incluso a tradiciones
completamente construidas o reconstruidas.
5. La mezcla de culturas encubre fenómenos
inconexos y situaciones extremadamente
diversas, que podemos adscribir a la
globalización como a otros fenómenos menos
conocidos.
Este proceso de mezcla, rebasa la frontera de lo
cultural y plantea la cuestión:
¿Por qué alquimia se mezclan las culturas, en qué
condiciones, en qué circunstancias, según qué
modalidades, a qué ritmo?
Estas preguntas presuponen que las culturas son
MISCIBLES.
6. Los fenómenos de mezclas (o de repulsión a la
mezcla), no son novedad de ahora.
Desde el renacimiento la expansión occidental no
ha dejado de suscitar mestizajes en el mundo
entero y reacciones de repulsión.
Interrogantes que aun siguen vigentes: La mezcla
desencadenadas por la expansión occidental:
¿expresan una reacción ante la dominación
europea? ¿O son una repercusión ineluctable de
ésta?
¿Qué sentidos, qué límites y qué trampas oculta
la metáfora de la “mezcla”? ¿Cómo se despliega
un pensamiento mestizo?
7. El exotismo no sólo es un proveedor de clichés.
(Ejemplo: El Amazonas)
También es la manera en que occidente imprime su
marca por todas partes; en una búsqueda de
arcaísmos y alteridades encontró en el Amazonas un
lugar predilecto.
Mito este que hace olvidar el estudio de la prehistoria
de estos lugares, como si no la tuvieran.
Al ocultar la historia, nos privamos de una
profundidad esencial y pasamos por alto los efectos
de la colonización occidental, y de las reacciones que
desencadenó.
Nos negamos a ver los mestizajes, y cuando se
vuelven dominantes e irrefutables, los llamamos
“contaminaciones o “parasitismos”
8. Lo híbrido, lo mestizo y exótico coexisten hoy en día.
En eso se ve un idioma planetario de unas nuevas
elites internacionales, que admiten todo tipo de
préstamos de las “culturas del mundo”. En donde lo
híbrido destrona a lo exótico.
Es una nueva manera de tomar distancia en relación
con el medio de origen y distinguirse del resto de las
poblaciones; y una forma de poner en el mercado
nuevos productos dotándolos de un aura seductora.
(producción de deseo).
Este idioma planetario también es expresión de una
retórica más elaborada que se pretende posmoderna
o poscolonial, donde lo híbrido permitiría
emanciparse de una modernidad condenada por
occidental y unidimensional.
9. Sea o no un producto de la moda, el
fenómeno de las mezclas es indiscutible y no
se puede reducir a una nueva ideología
surgida de la globalización.
Es un fenómeno trivial y complejo.
◦ Es trivial: porque lo encontramos en distintas
escalas a lo largo de la historia y hoy se ha vuelto
omnipresente.
◦ Complejo: porque parece inasequible.
10. El fenómeno de la mezcla se ha convertido en una realidad
cotidiana. Multiforme y omnipresente.
Estas vecindades, atropellan nuestras referencias. ¿Un
mundo moderno homogéneo y coherente habría dado
paso a un universo posmoderno, fragmentado,
heterogéneo e imprevisible?
La complejidad del universo social e histórico es una
responsable de la “incomodidad”
La otra: Los hábitos intelectuales que prefieren conjuntos
monolíticos antes que espacios intermediarios.
Se prefiere considerar que todo lo que parece ambiguo
sólo lo es en apariencia y que la ambigüedad no existe.
La maniqueo seduce por su simplicidad, y cuando se
refugia en la retorica de la “alteridad” conforman
conciencias al mismo tiempo que satisfacen la sed de
pureza e inocencia.
11. Así podemos reducir la historia de la conquista
de América a un enfrentamiento destructor entre
buenos indios y malos europeos, como antaño
era al revés.
Ese modo de ver las cosas petrifica y empobrece
la realidad al eliminar elementos que conectan un
mundo con otro.
En realidad estos espacios de mediación son
claves en la historia; allí aparecen y se
desarrollan nuevos modos de pensamiento cuya
vitalidad reside en su capacidad de transformar y
criticar a las dos herencias “auténticas”
12. Para abarcar las mezclas, hay que desconfiar del
término “cultura”.
Se aplicó primero a los mundos premodernos y
primitivos, se extendió a las sociedades de la
modernidad y a las realidades contemporáneas.
Convirtiéndose en algo cada vez más difícil de
delimitar. No resulta fácil deshacerse del
término.
El término, alimenta la creencia de que existiría
un “conjunto complejo” una totalidad coherente,
estable, de contornos tangibles, capaz de influir
en los comportamientos; la cultura.
13. Este proceder “culturalista” conduce a infundir a
la realidad una obsesión por el orden, el recorte y
el establecimiento de formas, algo que de hecho
es propio de la modernidad.
Insistir en las especificidades y las diferencias en
detrimento de lo que vincula a cada cultura con
otros conjuntos cercanos o lejanos.
Se desemboca en retóricas de la alteridad y luego
en las del multiculturalismo que defiende la
“cohabitación y la coexistencia de grupos
separados y yuxtapuestos vueltos hacia el
pasado, al que hay que proteger del encuentro
con los otros”.
14. La categoría de cultura es un ejemplo perfecto de
cómo una noción occidental puede bloquear
ciertas realidades, transformándolas o
haciéndolas desaparecer.
Su utilización rutinaria minimiza la parte de
“contaminaciones”, de influencias y préstamos de
otros horizontes.
Invita a pensar los mestizajes por procesos que
se propagan en los confines de entidades
estables, llamadas “culturas” o “civilizaciones”. O
por una especie de desórdenes que alterarían
conjuntos impecablemente estructurados y
auténticos.
15. Otra trampa acecha al investigador: la noción de
identidad. Ésta asigna a cada ser o a cada grupo
humano unas características y aspiraciones que
también están determinadas y que se basan
supuestamente en un SUSTRATO CULTURAL
estable e invariable.
Poner etiquetas ficticias, se pasa por alto a
grupos múltiples, móviles o estratificados.
Cada ser está dotado de “identidades” o provisto
de puntos de referencia más o menos estables,
los cuales activa sucesiva o simultáneamente
según los contextos.
16. La identidad es una historia personal que se
vincula con capacidades variables de
interiorización o rechazo de las normas
inculcadas.
Socialmente el individuo afronta múltiples
interlocutores, dotados de identidades plurales.
La identidad se define siempre a partir de
relaciones y de interacciones múltiples. Los
invasores europeos al identificar a sus
adversarios como indios, los engloba a todos
bajo un apelativo unificador y reductor.
(Marx dirá que la identidad de la clase obrera se
opera en la lucha).
17. Lo que confirman estas dos palabras, corre
constantemente el riesgo de verse fetichizado,
cosificado, naturalizado y elevado a categoría
absoluta.
Si estas categorías impregnan tanto nuestra visión de
las cosas, y si parece aportar una clave de explicación
satisfactoria, se debe a que dependen de formas de
pensar profundamente enraizadas.
Este modo de obrar “aristotélico” (por medio de la
noción de substancia, que elaboraban conceptos
genéricos que traducían realidades metafísicas), lleva
a laos especialistas a debatir sobre los contenidos sin
preguntarse por la existencia o nivel de realidad, o
pertinencia, de la envoltura que pretenden llenar.
18. Habitualmente, el historiador europeo antepone
la historia de Occidente a la del resto del mundo,
etc. ¿Se puede recuperar la voz de los vencidos?
Su mera presencia, o con sus rastros, estos
edificios conceptuales ponen en duda la
pretendida universalidad de “nuestra” visión de
las cosas, pues dan lugar a formas de
temporalidad que no se puede reducir a las
nuestras.
Las amalgamas planetarias nos recuerdan que no
estamos solos en el mundo de las ideas y que lo
occidental, ya no es lo universal. Practicar un
etnocentrismo crítico.
19. Para comprender la visión de los vencidos, la
investigación se había centrado en la parte
“vencida”.
Retomada por los “Estudios Culturales”, esta
posición ha llegado a veces a encerrar a la
sociedad india en un marco puramente
autóctono, exageradamente homogéneo,
excluyendo los mestizajes, dando lugar a un
marco idealizado.
20. Sitúan al pensamiento amerindio, que
rescatan del olvido, por encima de la razón
occidental, a la que reducen a un mero
instrumento de dominación al servicio de las
naciones europeas.
Pero otorgar la primacía a lo amerindio sobre
lo occidental, sólo invierte los términos del
debate en lugar de transformarlo. Y no deja
de ser un pensamiento occidental.
21. Otras concepciones que también entorpecen
nuestra comprensión de mezclas y
mestizajes.
La complejidad de estos fenómenos no se
adapta a una herencia positivista, que
alimenta una visión del tiempo centrada en la
linealidad.
La noción de cultura nació de una óptica
evolucionista, y la historia quedó impregnada
de ella por mucho tiempo.
22. Ese tiempo lineal trae aparejada la eterna
cuestión de los orígenes, que a su vez implica la
idea de autenticidad, o de unas purezas pasadas
que habría que volver a encontrar.
Los mestizajes rompen la linealidad, surgen en
las confluencias de mundos y los ponen en
contacto y las montan unas sobre otras.
La metáfora del encadenamiento, en la que se
apuntala la interpretación evolucionista, pierde
toda viabilidad, pues el tiempo de los vencedores
no remplaza al de los vencidos, pueden coexistir
por mucho tiempo.
23. A la idea de un tiempo lineal, la acompaña la
convicción de que existe un orden de cosas.
Nos cuesta deshacernos de la idea de que
todo sistema posee una especie de
estabilidad original, hacia la que ha de ir
inexorablemente.
O cuando relegamos la mezcla al dominio del
desequilibrio, la convertimos en un fenómeno
transitorio y secundario.
La realidad no responde a esta visión del
orden.
24. La mayoría de los sistemas, manifiesta
comportamientos que fluctúan entre distintos
estados de equilibrio, sin que exista
necesariamente un mecanismo de regreso a
la normalidad. Por el contrario, a largo plazo,
la reproducción de estados aparentemente
similares o vecinos termina por crear
situaciones nuevas.
Visto así, los mestizajes, pierden el aspecto
de un desorden pasajero para convertirse e
una dinámica fundamental.
25. Comprender la complejidad obliga a establecer
distancias con el positivismo y el determinismo
heredados del sXIX.
El modelo de la nube supone que toda realidad
entraña por un lado una parte irreconocible, y
por otro, una dosis de incertidumbre y de
aleatoriedad.
La incertidumbre es la que viven los actores
incapaces de prever su destino. La aleatoriedad,
es la consecuencia de las interacciones de los
innumerables componentes de un sistema.
26. La complejidad, lo imprevisto y la
aleatoriedad parecen pues inherentes a las
mezclas y los mestizajes, poseen una
dimensión caótica.
La cuestión de los mestizajes no es
solamente una cuestión de objeto, ¿existen
los mestizajes? Sino también el estudio de los
mestizajes plantea el problema del
instrumental teórico: ¿Cómo pensar la
mezcla?