El documento resume la visita del Papa Juan Pablo II al Paraguay hace tres meses. Se destacan tres puntos principales: 1) La preparación de la visita involucró a toda la Iglesia y contó con el apoyo de muchas personas e instituciones. 2) La presencia del Papa conmovió a todo el país y demostró la religiosidad del pueblo paraguayo. 3) El Papa enfatizó la misión de anunciar a Cristo, la importancia de la verdad y la solidaridad, y llamó a la esperanza con María.
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La visita del Papa: reflexiones y enseñanzas
1. Reflexiones sobre la Visita del Papa
A los fieles y a todos los
hombres de buena voluntad:
Introducción
Han pasado tres meses de la llegada del papa Juan Pablo II al Paraguay,
en visita pastoral que marcó hondamente la vida de nuestro país y de
la Iglesia. Este acontecimiento tan importante lo hemos analizado en
nuestra última Asamblea Plenaria, y los obispos hemos extraído
reflexiones y enseñanzas que queremos compartir con nuestro pueblo.
1. LA PREPARACIÓN DE LA VISITA
a) Una experiencia de comunión y participación
Una comisión eclesial tomó la responsabilidad de coordinar este
emprendimiento. Señalamos el gran esfuerzo de preparación realizado.
El trabajo exigió el aporte de todos. Así, desde la oración hasta las
grandes campañas pastorales, toda la vida de la Iglesia estuvo marcada
por este tema. Folletos y otros materiales facilitaron la reflexión y el
diálogo en los hogares, en los grupos familiares, en encuentros y
jornadas de todo tipo. Es necesario subrayar la invalorable ayuda de
los medios de comunicación social, de los empresarios, de los laicos y agentes de
pastoral.
Todos respondieron a las exigencias de esta tarea. La conjunción del
esfuerzo, en una experiencia de comunión y participación, hizo posible
el resultado feliz. Una mención especial merece el entusiasmo y la
generosidad de la juventud. Desde el primer momento los jóvenes
fueron protagonistas activos de este emprendimiento. A todos los
rincones de la patria llegó, por medio de chicas y muchachos con
verdadero espíritu misionero, el mensaje de la Iglesia que se preparaba
para recibir al Mensajero del Amor. Será difícil olvidar la imagen
de los servidores, incansables, eficientes, y alegres.
b) Nuestro agradecimiento
Es propicia esta oportunidad para expresar nuestro profundo
agradecimiento a las personas e instituciones que dieron todo de sí
para la feliz realización de esta visita.
Resultaría imposible dar nombres; solo Dios sabe el beneficio recibido
por nuestra Iglesia de la entrega generosa de estas personas. Con
satisfacción mencionamos el comportamiento, el celo profesional y
el espíritu de colaboración de los miembros de la Fuerza de Tarea
Conjunta de las Fuerzas Armadas de la Nación.
2. c) Algunas limitaciones eclesiales
No sería honesto pasar por alto algunos hechos negativos. No todos,
en la Iglesia, colaboraron de igual manera y con el mismo espíritu.
Hubo agentes de pastoral que tardaron en valorar la importancia de
este acontecimiento, y otros tuvieron reservas en plegarse a una
necesaria coordinación. Estos hechos no turbaron el buen resultado
final de los trabajos, pero merecen una detenida reflexión. La
preparación espiritual pudo haber sido más profunda y prolongada.
La capacidad de iniciativa fue, sin duda, admirable en las últimas
semanas para cubrir los requerimientos en todos los niveles. Sin
embargo, mostró las limitaciones que tienen la organización de la
Iglesia para un emprendimiento como éste.
d) Algunas limitaciones en el campo político
Tampoco faltaron obstáculos puestos por las autoridades. Desde
excluir Concepción por una medida hasta ahora difícil de comprender
y aceptar, hasta el intento de suspender el encuentro del Papa con los
Constructores de la Sociedad. Debemos lamentar las trabas halladas
en el campo de las comunicaciones sociales.
No queda duda de que, en nuestra opinión, las intenciones de
manipulación política de la visita del Papa se manifestaron en diversos
momentos tanto de parte de miembros del Gobierno como de la
oposición. La Iglesia local- y posteriormente el propio Papa - se vieron
obligados a aclarar una y otra vez, el carácter pastoral de esta visita,
que debió haber sido claramente percibido desde el primer momento
por todos los responsables de todos los niveles de la vida nacional.
Nos reconforta, con todo el pueblo humilde y sencillo, haya logrado
captar con certeza el sentido verdadero del acontecimiento. Nuestra
gente comprendió el alcance espiritual de la visita y el propósito del
Santo Padre de alentar la esperanza fundamental del hombre
paraguayo ante la vida, por encima de conflictos y divisiones.
2. LA PRESENCIA DEL MENSAJERO DEL AMOR
a) Ganó el afecto de todos
Un anhelo largamente esperado se concretó el lunes 16 de mayo.
Poco después del mediodía, Juan Pablo II besaba este bendito suelo
de nuestra patria. El Papa llegaba, bajo una lluvia implacable, para
encontrarse con un pueblo ansioso e impaciente. La presencia del
Mensajero del Amor despertó admiración y respeto, fervor y
desbordante alegría. Desde el primer momento ganó el afecto de todos.
Bien podemos decir que Juan Pablo II conmovió a todo el país y a
toda la Iglesia. Y durante tres días tuvimos la sensación de vivir una
3. inolvidable experiencia de júbilo espontáneo, de sostenida esperanza,
de fraterna convivencia. También el Papa pudo, en esos tres días,
conocer el cariño y la alegría, la hospitalidad y la generosidad del pueblo
paraguayo. Difícilmente olvidará las muestras de cariño recibidas,
especialmente el día en que con nosotros celebró 68 años de vida.
b) Juan Pablo II - Un hombre de Dios
Es de señalar la generosidad y hasta el espíritu de sacrificio con que
el Papa se entregó a todos. Debemos mencionar los elocuentes gestos
de predilección hacia los enfermos y hacia los niños. El testimonio
de su serenidad, de su espíritu de oración, de una riqueza humana y
cristiana poco común, todo lo hizo que el pueblo lo viera como un
hombre de Dios. Por eso nadie quedo insensible. Hasta los más
indiferentes experimentaron el impacto de una personalidad
extraordinaria. Y hemos recibido testimonios de hermanos de otras
confesiones religiosas que se manifestaron en el mismo sentido.
c) Testimonios de la religiosidad de nuestro pueblo
La religiosidad de nuestro pueblo, apoyada en la devoción a María,
es garantía de supervivencia de nuestras tradiciones cristianas. El
Papa fue testigo de esa realidad, no solamente en Caacupé junto a la
Virgen, sino también en Ñu Guazú, cuando el pueblo aguantó firme
en la lluvia, el frio y el barro durante la canonización del Roque
González de Santa Cruz y compañeros mártires, y en otros lugares.
Un pueblo que cree, que siente a la Iglesia como suya y al Pastor
Universal de ella como a un padre común, es el que puede dar un
testimonio tan decidido y sufrido como el de aquellos días. Este pueblo
creyente y fiel reveló, junto al Papa, sus antiguas y verdaderas
cualidades. Ni las condiciones adversas del clima, ni las exageradas
medidas de seguridad, ni los problemas de transporte o de caminos
cerrados, le impidieron reunirse en torno a su pastor. El pueblo sintió
que el Papa venía para estar con él, para hablarle de sus problemas,
para confortarlo en sus más íntimas convicciones.
3. LAS ENSEÑANZAS DEL PAPA
a) El carácter pastoral de la visita
Con claridad y sencillez Juan Pablo II destacó, en todas partes, el
carácter pastoral de su visita. Lo hizo ya antes de partir de Roma, en
un mensaje dirigido a nuestro pueblo. Lo reiteró al pisar tierra
paraguaya y en casi todas sus intervenciones. Como en los otros países
que ha visitado, vino a confirmarnos en la fe, a suscitar nuestros
empeño por promover al hombre y renovar nuestra sociedad. Vino a
orientarnos hacia un camino de esperanza a través del anuncio del
evangelio. Vino, en fin, a impulsar en nuestro país, una evangelización renovada.
4. b) La misión de la Iglesia: anunciar a Cristo
Fue tema importante en la enseñanza de Juan Pablo II la misión de la
Iglesia. Ella tiene que evangelizar, anunciar a Cristo, hacerlo presente
en el mundo con vigor misionero, buscar que el evangelio se proyecte
en las realidades humanas, iluminar con la luz de Cristo todo lo que
nuestra sociedad se opone al verdadero crecimiento humano.
De esta manera dio un explícito respaldo a nuestra Iglesia en su labor
profética y en su siembra de valores evangélicos. Cuantas veces
nuestra Iglesia ha sido cuestionada - en nuestra sociedad que se
considera cristiana- al tratar de asumir plenamente esa misión de no
poder callar ante las desviaciones éticas y comunitarias de nuestra
sociedad, al querer defender la dignidad del hombre paraguayo. "No
se puede arrinconar a la Iglesia en los templos, como no se puede
arrinconar a Dios en la conciencia de los hombres" (Discurso en el Palacio de
Gobierno -2)
c) La verdad: cimiento del edificio social
" La verdad debe ser la piedra fundamental, el cimiento sólido de
todo el edificio social", nos dijo el Papa en su mensaje a los
Constructores de la Sociedad (3) y continuaba diciendo que "no se
trata de reflexionar de manera estéril sobre la verdad, sino de aceptarla
como el criterio que, aplicado a la convivencia civil, ha de caracterizar
las formas concretas de relación" (Constructores de la Sociedad, 4)
En reiteradas ocasiones los Obispos del Paraguay hemos apelado a la
búsqueda de la verdad como una forma de vencer el imperio de la
mentira en nuestra sociedad. En este mismo espíritu se inscriben los
llamados a una sana moralidad pública, pues "una sociedad fundada
en la verdad se opone a cualquier forma de corrupción" (Constructores de la
Sociedad, 4).
En varias oportunidades hemos hablado ante la ambición de lucro y
de ganancias fácil por vía de los privilegios. Más de una vez hemos
lamentado que los cargos públicos sean ocupados no con ánimo de
servir a los demás sino de servirse de los mismos para satisfacer
apetencias personales. Estos hábitos, encuadrados en un relativismo
moral, conforman un deplorable estado de corrupción que conlleva
"la pérdida de confianza en las Instituciones, generando la pasividad
y la pérdida del dinamismo social (Constructores de la Sociedad, 4).
d) La virtud cristiana de la solidaridad y la unidad
Juan Pablo II resaltó la virtud cristiana de la solidaridad, íntimamente
relacionada con la caridad. Y nos instó a vivir en la unidad.¡Que
oportuna es esta insistencia del Papa!. Necesitamos experimentar la
vivencia de esa virtud: compartir de corazón las penas y sufrimientos
de nuestros hermanos desplazados de sus hogares, o que, no
5. encuentran trabajo, o que deambulan luchando por conseguir tierra,
o que reclaman inútilmente justicia.
Todo ello hace muy necesario promover un sentido activo de
solidaridad. Sobre todo en un país como el nuestro, gravemente
desunido. En nuestro servicio pastoral los obispos percibimos, a diario,
los dolores y sufrimiento que acarrean al pueblo las luchas y divisiones
partidarias, casi siempre inspiradas en desmedidas ambiciones de
poder. En nuestra vida política parece estar ausente "la dimension
ética esencial que la hace un servicio al hombre" (Discurso en el Palacio de
Gobierno - 3)
e) El trabajo humano y el valor de la propia cultura
El hombre participa de la obra del Creador mediante el trabajo,
especialmente del campo. La importancia que tiene esta enseñanza
de la Iglesia se acrecienta con la aplicación que hace el Papa a las
condiciones concretas del agricultor paraguayo hoy. Pero su
pensamiento no se limita a ver en los trabajadores del campo o en los
indígenas a los gestores del propio desarrollo. Pide también Juan Pablo
II "una educación que sepa conjugar e integrar vuestros valores
tradicionales con los adelantos del mundo de hoy" (Mensaje a los
indígenas en Mcal. Estigarriba-5). No dejará de recordar que las
riquezas culturales heredadas no deben ser descuidadas pero tampoco
deben constituir un motivo para cerrarnos a un aislamiento infructuoso.
f) El llamado a la esperanza con María
Todos los discursos del Papa fueron un gran llamado de esperanza.
Al momento de despedirse volvió sobre el tema: "El Paraguay necesita
no solo confianza en sí mismo, sino también la esperanza cristiana
para conseguir resolver los problemas del presente y afrontar con
decisión los planteamientos del futuro" (Discurso de despedida-2)
La esperanza verdadera nos viene del evangelio. En María, Estrella
de la Evangelización, nuestra madre cuya vida representa una síntesis
del evangelio vivido, se crifran las esperanzas de los más pobres y
olvidados. Bajo su amparo se realizó la evangelización de estas tierras,
cuya misma geografía quedó marcada por la evocación de sus
misterios. El Papa ha querido consagrar a la Virgen de Caacupé el
Paraguay todo. Lo hizo con una bellísima oración que describe la
acción de María en la Iglesia. Ella sabrá obtener para su hijo de esta
tierra una paz y una concordia largamente anheladas.
4. NUESTRA RESPUESTA
a) La necesidad de construir un nuevo Paraguay
La presencia y la enseñanza del papa Juan Pablo II en el Paraguay
constituyen un verdadero compromiso. El Mensajero del Amor ha
6. dado un gran apoyo a esta Iglesia que peregrina en el Paraguay, a la
que ama y siente muy unida a sí. El Papa es consciente de que América
es un continente en el cual el mundo católico tiene cifradas sus
esperanzas, a pesar de la pobreza material de las mayorías y de las
injusticias que padecen. Pero es un pueblo creyente y fiel. Sobre esa
fidelidad se puede pensar en un porvenir mejor, de manos de cristianos
que sepan ser coherentes con su fe. Ese es el gran desafío que el Papa
ha dejado entre nosotros: la necesidad de construir un nuevo Paraguay,
desde la riqueza del evangelio y la fuerza de la fe, unidos a CristoEucarístia.
b) Fidelidad al Evangelio
Con Juan Pablo II afirmamos que la auténtica liberación- la liberación
del pecado y de las injusticias que de él se siguen-, nos viene de la
libertad que nos da Cristo. "La clave de la unidad, de la reconciliación,
de la fraternidad, esta en el evangelio, y solo edificando una nación
cristiana, siendo fieles a vuestras más genuinas raíces, podreís
construir un Paraguay nuevo" (Discurso de despedida). Estas palabras
los Obispos del Paraguay las queremos presentar como síntesis del
magisterio del Papa entre nosotros. Y también como un programa de
vida para nuestro país y para esta Iglesia que quiere ser fiel a su
misión evangelizadora.
c) Una patria de hermanos
En esta perspectiva tenemos que hacernos capaces de vencer aquello
que hoy nos divide y nos separa. Superando odios y violencias,
debemos construir una patria de hermanos, una nación cristiana donde
se respeten los derechos humanos, que derivan de la dignidad de hijos
de Dios llamados a un destino trascendente.
Consecuentemente con su razón de ser, la Iglesia del Paraguay
promoverá esa dignidad haciendo llegar a todos la palabra y la vida
de Jesús Salvador de los hombres. El vivo sentido de pertenencia a la
Iglesia, la conciencia de formar un cuerpo, un pueblo, una familia
donde todos tienen su propia misión en la gran tarea de la
evangelización, permitirá la difusión del reino de Dios y la edificación de la Iglesia.
d) Prioridades señaladas por el Papa
Asumimos las prioridades que el Papa señaló y cuya urgencia es
evidente: la predicación y las catequesis contínua, extensa e intensa;
la pastoral familiar y juvenil así como el fomento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; la promoción de todas aquellas iniciavitas
que sirvan a la causa del hombre, a su dignificación y progreso integral,
a la defensa de la vida y los derechos de la persona en el marco de la
justicia y del respeto mutuo. Desde su propia misión, y con su labor
propia, la presencia de la Iglesia es animadora y activa en la edificación
de una sociedad más justa y fraterna.
7. e) El ejemplo de un ilustre compatriota
Los cristianos nos sentimos profundamente comprometidos con la
historia de nuestro pueblo en una tarea misionera. Es la misma de
aquellos a quienes el Papa llamó en Ñu Guazú "campeones de la fe":
Roque González de Santa Cruz y compañeros mártines. El ejemplo
del ilustre compatriota elevado a los altares nos alienta a hacer que
esta fe sea verdaderamente operativa y que nuestro amor a Dios
fructifique en un auténtico amor al prójimo. Juan Pablo II nos dijo
que "ni los obstáculos de una naturaleza agreste, ni las
inconmprensiones de los hombres, ni los ataques de quienes veían en
su acción evangelizadora un peligro para sus propios intereses".
(Homilía misa de canonización- 8) atemorizaron a los nuevos santos.
Ese ejemplo también promoverá la vigorosa acción de los laicos para
infundir un sentido cristiano a todas las realidades temporales.
f) Actitud de concordia y diálogo
Acogemos con amplio espíritu el llamado del Papa a buscar las
mejores formas de participación, en actitud de concordia y diálogo,
como exhortara en su mensaje a los Constructores de la Sociedad.
Esto que vale para la sociedad civil, también vale para la Iglesia, que
debe ser testimonio de lo que anuncia y promueve. Por eso, nos
exhortamos a nosotros mismos, obispos, e invitamos a laicos,
sacerdotes, religiosos y comunidades que conforman el tejido eclesial,
a vivir en permanente actitud de diálogo, buscando fortalecer nuestra
Iglesia y adaptándola a los tiempos que le toca vivir.
Con este propósito creemos necesario examinar nuestras estructuras
eclesiales (parroquias, colegios, obras asistenciales) y los organismos
pastorales. Debemos crear verdaderas comunidades cristiana donde
se viva en comunión y participación. Así asumiremos en toda su
extension el llamado del Papa a utilizar nuevos métodos para impulsar
una nueva evangelización, esa que Juan Pablo II inició en nuestro
país a los pies de la Virgen de Caacupé y al tañido de una vieja
campana que fuera testigo del ímpetu misionero de nuestros predecesores.
5. EXHORTACIÓN FINAL
Nos espera una tarea desafiante. Los acontecimientos que vive la
Iglesia en nuestro país, cuando aún resuenan los ecos de la presencia
del Papa, así lo demuestran. En medio de esas dificultades, los pastores
de la Iglesia recogemos este legado comprometedor y afirmamos el
propósito que tenemos de llevarlo a la práctica. Por ser esta la misión
que hoy tiene la Iglesia y por la confianza depositada en nosotros por
el Papa, convoca a todos a esta Nueva Evangelización: Nueva en su
ardor apostólico, en su metodología y en su expresión. Este llamado
supone una respuesta personal. Así lo recordó el Papa en muchos
discursos y encuentros. Sin vacilaciones exhorto a buscar la santidad
8. (Discurso a los jóvenes-3). Por eso, dejando de lado toda apatía e
indiferencia; superando cualquier clase de temor o desaliento,
respondamos a ese llamado personal.
Más aún, este llamado supone una respuesta de la sociedad civil y de
quienes en ella ejercen responsabilidades. La Iglesia expresa su
esperanza de que así será. Recordemos las palaras del Papa dirigida a
los jóvenes y que los obispos extendemos a todos: "Sed generosos en
la entrega de vuestros hermanos; sed generosos en el sacrificio por
los demás y en el trabajo; sed generosos en el cumplimiento de
vuestras obligaciones familiares y cívicas; sed generosos en la
construcción de la civilización del amor" (Discurso jóvenes-7).
Por mandato de la Asamblea Plenaria
+ Jorge Livieres Banks
Obispo-Prelado de Encarnación y Secretario General de la CEP