1. Carta al Pueblo Paraguayo por la próxima visita de SS. el Papa Francisco
Bienvenido mensajero de la alegría y de la paz
Con inmensa alegría y profunda emoción nos disponemos a preparar nuestros
corazones, nuestro hogar y familia, nuestras comunidades eclesiales y nuestra Nación
para recibir al Papa Francisco, mensajero de la alegría y de la paz.
Él sale de Roma y viene al Paraguay para encontrarse con nosotros y confirmarnos en la
fe en Jesucristo. El Papa Francisco ha mencionado varias veces su gran aprecio hacia el
Paraguay por su historia, su cultura y su gente y especialmente ha expresado su gran
estima por la mujer paraguaya.
Esta visita misionera del Vicario de Cristo se constituye en un tiempo de gracia y de
esperanza para nuestro pueblo y para nuestra Iglesia en el Paraguay.
El Santo Padre sabe y aprecia que le hemos dedicado un Trienio a la evangelización de
las familias, en un esfuerzo mancomunado de todas las diócesis del Paraguay. Con el
lema “Misión Permanente en el Paraguay Evangelizar la familia” la acción pastoral
prioritaria con la iglesia doméstica, base y fundamento de la sociedad, es confirmada
por el Papa Francisco que ha puesto a toda la Iglesia en el mundo en camino sinodal
para discernir y asumir los desafíos pastorales de la familia hoy.
La visita apostólica del Papa Francisco nos alienta en la esperanza de que propiciará una
profunda transformación interior, que sólo será posible mediante una auténtica
conversión a Cristo, asumiendo y viviendo sus enseñanzas, sus actitudes y los valores
del Reino de Dios (cfr. Mt 4,17).
Los paraguayos debemos sentir el efecto transformador de esta visita apostólica del
Santo Padre en todos los aspectos de la vida. Esperamos un cambio de mentalidad y de
estilo de vida. Muchos aspectos de nuestras costumbres deben mejorar. Nuestra fe debe
ser práctica, viviendo la palabra del Señor, especialmente a partir de este tiempo de
cuaresma que hemos iniciado.
Es necesario asumir el Evangelio para que nuestro modo de pensar y de actuar refleje
los valores del Reino de Dios: la honestidad, la solidaridad, la fraternidad, la concordia,
la justicia y la verdad. Todo esto solo será posible si cumplimos con el mandamiento
2. fundamental de nuestra fe que consiste en amar a Dios y al prójimo, y así demostrar
nuestra fidelidad a la Iglesia y nuestra lealtad a la Patria.
Para que la conversión sea posible, los obispos nos comprometemos a revisar nuestro
ser y quehacer como Iglesia; nuestra evangelización, nuestro testimonio, nuestras
estructuras y nuestros métodos pastorales. Queremos asumir la propuesta del Papa
Francisco y acompañarlo en su sueño: ¡que toda la Iglesia sea más misionera! Nuestra
Iglesia en Paraguay ha de crecer en cantidad, en calidad y en santidad. Para ello será
necesario impulsar una nueva evangelización.
El Papa Bergoglio nos visita en el año dedicado a la Vida Consagrada al servicio del
Reino de Dios. Anhelamos que su presencia, su carisma y su testimonio, junto con los
pastores de nuestra Iglesia local, suscite en el seno de las familias paraguayas buenas y
santas vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa.
Recemos por esta visita apostólica y misionera del Sucesor de San Pedro. Los obispos
les exhortamos a una preparación espiritual, en forma sencilla, a nivel personal, familiar
y comunitario, para que esos días con el Papa Francisco sean jornadas de muchas
bendiciones para todo nuestro pueblo.
Es posible crecer en perfección. Aprovechemos este momento de gracia para todos. Les
invitamos a unirnos en la oración del Padre Nuestro, pidiendo que venga su Reino y que
se haga su Voluntad, y recemos el Ave María todos los días y la oración por nuestro
querido Santo Padre, el Papa Francisco, preparando su visita.
Que Dios Todopoderoso en el amor y la misericordia nos bendiga en este momento
histórico que vive nuestra Iglesia y nuestra Nación. Nos encomendamos a la maternal
protección de la Virgen de los Milagros de Caacupé y a la intercesión de San Roque
González de Santa Cruz y Compañeros mártires.
Les saludamos y bendecimos a todos.
Los Obispos del Paraguay
Asunción, 20 de febrero de 2015.