1. PRINCIPALES FACTORES DE LA GUERRA CIVIL NO DECLARADA QUE FUE LA VIOLENCIA BIPARTIDISTA Las Reformas constitucionales de 1936 y 1945 no resolvían las contradicciones de las clases dominantes. El neocolonialismo, que se imponía, no encontraba aún la expresión jurídica adecuada. El desarrollo del capitalismo tampoco encontraba su legitimación. Los terratenientes tenían la fuerza suficiente para no entregar el campo y sus privilegios eran defendidos como quien defiende la vida. La política de “tierra arrasada” se aplicó en el campo. En 1949, ante la creciente violencia y por su incapacidad para contenerla, el liberalismo intenta hacer un juicio político al presidente Mariano Ospina Pérez. El presidente se adelanta y cierra el Congreso, pues ese juicio estaba garantizado debido a la mayoría que el liberalismo ostentaba en el parlamento. Desde entonces se instaura El Estado de Sitio como refrendación de la anormalidad del país. En esas condiciones fue elegido Laureano Gómez: “No importa la paz sino la victoria”, decía. La característica principal de su campaña fue el reinado del terror en el interior del país. Aldeas liberales fueron borradas. En dos meses fueron muertos mil liberales, centenares encarcelados y otros cientos tuvieron que desplazarse de sus lugares de residencia. Laureano Gómez había sido protagonista de la política en los últimos treinta años; encarnó la oposición a la República liberal. Durante estos años sus convicciones evolucionaron hacia el falangismo y la devoción ciega a Francisco Franco. Su gobierno dio un impulso significativo al capitalismo. En su gobierno Colombia se convirtió en un gigantesco lagar en el que el imperialismo y la oligarquía gozaron sangrienta vendimia. Para ello abrió las puertas a la inversión extranjera. Para hacer el clima más propicio, el extranjero podía llevarse las utilidades en dinero, en especie, o como a bien tuviera. Se creó la primera corporación financiera. Para Laureano Gómez, el liberalismo era la antesala del comunismo, el caballo de troya del materialismo histórico. Para él, defender la patria y la religión del comunismo pasaba por acabar con el liberalismo. Se llegó a tales extremos de humillación que la siguiente era la constancia que debían presentar los campesinos para prolongar su angustia: “El suscrito presidente del Directorio Conservador, CERTIFICA que el señor XXXX portador de la cédula NºXXXX. expedida en XXXXX ha jurado que no pertenece al partido liberal. En consecuencia, su vida, sus bienes y su familia deberán ser respetados”[1] [1]COLECTIVO DE INVESTIGACIÓN BETSABÉ ESPINOSA. La violencia Lo que no se debe olvidar. Movimiento Obrero Nº 3 . Ediciones populares CINEP. Bogotá, pag. 17-24