1. UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MACHALA
FACULTAD DE CIENCIAS QUÍMICAS Y DE
LA SALUD
ESCUELA DE BIOQUIMICA Y FARMACIA
TOXICOLOGIA
ALUMNA: ANYI ELSI JARAMILLO ESPINOZA.
CURSO: 5TO “A”
FECHA: NOVIEMBRE, 4 DEL 2013
DOCENTE: DR. CARLOS GARCIA M.S.C
INVESTIGACIÓN
LA CATÁSTROFE DE
CHERNÓBIL
“Respirar producía la muerte”
El accidente nuclear de Chernobyl (Ucrania)
ocurrió durante la noche del 25 al 26 de
abril de 1986 en el cuarto reactor de la
planta.
El 25 de abril, a la una de la madrugada, los
ingenieros iniciaron la entrada de las
barras de regulación en el núcleo del
reactor, refrigerado por agua y moderado
por grafito (que pertenece al tipo que los
soviéticos llaman RMBK-1000), para llevar
a cabo una prueba planeada con
anterioridad, bajo la dirección de las
oficinas centrales de Moscú. La potencia
térmica en este caso desciende ormalmente
de 3.200 a 1.600 MW.
Hacia las 23 horas se habían ajustado los
monitores a los niveles más bajos de
potencia. Pero el operador se olvidó de
reprogramar el ordenador para que se
mantuviera la potencia entre 700 MW y
1.000 MW térmicos. Por este motivo, la
potencia descendió al nivel, muy peligroso,
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2. de 30 MW.
La mayoría de las barras de control fueron extraídas con el fin de aumentar de nuevo la
potencia. Sin embargo, en las barras ya se había formado un producto de desintegración, el
xenón, que “envenenó” la reacción. En contra de lo que prescriben las normas de
seguridad, en una medida irreflexiva, se extrajeron todas las barras de control.
El día 26 de abril, a la una y tres minutos, esta combinación poco usual de baja potencia y flujo
de neutrones intenso, provocó la intervención manual del operador, desconectando las
señales de alarma. A la una y 22 minutos, el ordenador indicó un exceso de radioactividad,
pero los operadores decidieron finalizar el experimento, desconectando la última señal de
alarma en el instante en el que el dispositivo de seguridad se disponía a desconectar el
reactor.
Dado que los sistemas de seguridad de la planta quedaron inutilizados y se habían extraído
todas las barras de control, el reactor de la central quedó en condiciones de operación
inestable y extremadamente insegura. En ese momento, tuvo lugar un transitorio que
ocasionó un brusco incremento de potencia. El combustible nuclear se desintegró y salió
de las vainas, entrando en contacto con el agua empleada para refrigerar el núcleo del reactor.
A la una y 23 minutos, se produjo una gran explosión, y unos segundos más tarde, una
segunda explosión hizo volar por los aires la losa del reactor y las paredes de hormigón de la
sala del reactor, lanzando fragmentos de grafito y combustible nuclear fuera de la central,
ascendiendo el polvo radiactivo por la atmósfera.
Se estima que la cantidad de material radiactivo liberado fue 200 veces superior al de las
explosiones de Hiroshima y Nagasaki.
El accidente nuclear fue clasificado como nivel 7 (“accidente nuclear grave”) en la Escala
Internacional de Sucesos Nucleares (Escala INES) del OIEA, es decir, el accidente de peores
consecuencias ambientales, y que sirve como referencia para proyectar y controlar los
dispositivos y sistemas de protección de las instalaciones nucleares.
Aunque el accidente tuvo lugar por un claro error humano, hay que tener en cuenta los
factores sociales y políticos de la Unión Soviética en aquel momento. La falta de una
estructura social democrática implicaba una ausencia de control de la sociedad sobre la
operación de las centrales nucleares y de una “cultura de seguridad”. Posiblemente, el temor
de los operadores a no cumplir las instrucciones recibidas desde Moscú, les llevó a desmontar
los sistemas de seguridad esenciales para el control del reactor.
Tampoco existía ningún Órgano Regulador de la Seguridad Nuclear que llevase a cabo con
autoridad propia e independencia la inspección y evaluación de la seguridad de las
instalaciones nucleares.
En cuanto a los aspectos técnicos de seguridad del reactor, hay que tener en cuenta que en los
reactores RMBK no existe ningún sistema de confinamiento que cubra el circuito primario y
tampoco hay edificio de contención capaz de retener los productos de fisión en caso de
accidente, como ocurre en los reactores occidentales.
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3. Consecuencias del
nuclear de Chernobyl
accidente
El comienzo de un incendio, que no
se consiguió apagar hasta el 9 de
mayo, aumentó los efectos de
dispersión de los productos
radiactivos, y la energía calorífica
acumulada por el grafito dio mayor
magnitud al incendio y a la
dispersión atmosférica.
De los productos radiactivos
liberados
eran
especialmente
peligrosos el yodo-131 (cuyo
período de semidesintegración es
de 8,04 días) y el cesio-137 (con un
período de semidesintegración de unos 30 años), de los cuales, aproximadamente la mitad,
salieron de la cantidad contenida en el reactor. Además, se estimó que todo el gas xenón fue
expulsado al exterior del reactor. Estos productos se depositaron de forma desigual,
dependiendo de su volatilidad y de las lluvias durante esos días.
Los más pesados se encontraron en un radio de 110 km, y los más volátiles alcanzaron
grandes distancias. Así, además del impacto inmediato en Ucrania y Bielorrusia, la
contaminación radiactiva alcanzó zonas de la parte europea de la antigua Unión Soviética, y de
Estados Unidos y Japón. En España, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) detectó pequeñas
cantidades de yodo-131 y cesio-137, por debajo de los límites aceptables de dosis de
radiación,
en
las
regiones
mediterráneas y en Baleares.
Para determinar los efectos de la
radiación sobre la salud de las
personas, la Organización Mundial
de la Salud desarrolló el IPHECA
(Programa Internacional sobre los
Efectos en la Salud del Accidente de
Chernobyl), de modo que pudieran
investigarse
las
posibles
consecuencias
sanitarias
del
accidente. Estas consecuencias
incluían efectos relacionados con la
ansiedad
producida
en
los
habitantes de las zonas más contaminadas como resultado de la evacuación de sus casas, y del
miedo a posibles daños futuros en la salud por los efectos biológicos de la radiación. Además,
el programa proporcionaba asistencia técnica al sistema sanitario nacional de Bielorrusia, a la
Federación Rusa y a Ucrania, para aliviar las consecuencias sanitarias del accidente de
Chernobyl.
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4. Los resultados obtenidos con los proyectos piloto IPHECA han mejorado considerablemente el
conocimiento científico de los efectos de un accidente radiactivo en la salud humana, para que
puedan sentarse las bases de las guías de planificación y del desarrollo de futuras
investigaciones.
Las consecuencias inmediatas del accidente sobre la salud de las personas fueron las
siguientes:
237 personas mostraron síntomas del Síndrome de Irradiación Aguda (SIA),
confirmándose el diagnóstico en 134 casos. 31 personas fallecieron durante el
accidente, de las cuales, 28 (bomberos y operarios) fueron víctimas de la elevada dosis
de radioactividad, y 3 por otras causas. Después de esta fase aguda, 14 personas más
han fallecido en los diez años posteriores al accidente.
Entre 600.000 y 800.000 personas (trabajadores especializados, voluntarios,
bomberos, militares y otros) llamadas liquidadores, encargadas de las tareas de
control y limpieza, fallecidas en distintos períodos.
16.000 habitantes de la zona fueron evacuados varios días después del accidente,
como medida de protección frente a los altos niveles de radiación, estableciéndose una
zona de exclusión en los territorios más contaminados, en un radio de 30 km
alrededor de la instalación.
565 casos1 de cáncer de tiroides en niños fundamentalmente (de edades
comprendidas entre 0 y 14 años) y en algunos adultos, que vivían en las zonas más
contaminadas (208 en Ucrania, 333 en Bielorrusia y 24 en la Federación Rusa), de los
cuales, 10 casos han resultado mortales debido a la radiación.
Otros tipos de cáncer, en particular leucemia, no han registrado desviaciones
estadísticamente significativas respecto a la incidencia esperada en condiciones
normales.
Efectos psicosociales producidos por causas no relacionadas con la radiación, debidos
a la falta de información, a la evacuación de los afectados y al miedo de los efectos
biológicos de la radiación a largo plazo. Estos efectos fueron consecuencia de la
reacción de sorpresa de las autoridades nacionales ante el accidente, en cuanto a la
extensión, duración y contaminación a largas distancias. Como los procedimientos de
emergencia eran inexistentes, había poca información disponible, haciéndose notar la
desconfianza y la presión pública para que se tomaran medidas, pero las decisiones
oficiales no tuvieron en cuenta los efectos psicológicos de la población, llevándose a
cabo interpretaciones erróneas de las recomendaciones de la International
CommissionOnRadiologicalProtection (ICRP) para los niveles de intervención de los
alimentos.Todo esto se vio traducido en un importante número de alteraciones para la
salud, como ansiedad, depresiones y varios efectos psicosomáticos. La Organización
Mundial de la Salud (OMS) compró equipos y suministros médicos para los 3 países
(Bielorrusia, Federación Rusa y Ucrania) por valor de cerca de 16 millones de dólares.
El resto de los gastos de los proyectos piloto se dedicó a ayudas a los programas,
reuniones científicas, cursos de entrenamiento en instituciones extranjeras de
investigación y en instituciones clínicas para 200 especialistas, y a proporcionar
capital para continuar con las actividades del programa IPHECA.
Según la Agencia de Energía Atómica (NEA) de la OECD, los rangos de dosis de radiación,
recibidos por los distintos grupos, fueron los siguientes:
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5. Liquidadores: del total de los liquidadores, unos 200.000 recibieron dosis variables
desde 15 a 170 milisievert (mSv)3.
Evacuados: las 116.000 personas evacuadas, la mayor parte de un radio de acción de
la central de 30 km, recibieron dosis altas (el 10% más de 50 mSv y el 5% más de 100
mSv), especialmente en el tiroides por incorporación de yodo-131. La zona más
evacuada fue Prypiat, a 2 km escasos de la central, convirtiéndose en una “ciudad
fantasma” al abandonar la ciudad las 60.000 personas que vivían allí.
Habitantes de las áreas contaminadas: alrededor de 270.000 personas continuaron
viviendo en áreas contaminadas, de modo que los niños recibieron altas dosis en
tiroides, debido a la ingestión de leche contaminada con yodo-131 durante las
primeras semanas después del accidente. Tras el control de los alimentos, durante el
período 1986-1989, el rango de dosis de cesio-137 en el suelo fue de 5 a 250 mSv/año,
con una media de 40 mSv/año.
Resto de la población: los materiales radiactivos volátiles se extendieron por todo el
Hemisferio Norte, aunque las dosis recibidas por la población fueron muy bajas y
carecen de importancia desde el punto de vista de la protección radiológica. Las dosis
de radiación, durante el primer año, oscilaron en Europa entre 0,005 y 0,5 mSv, en
Asia entre 0,005 y 0,1 mSv, y en el Norte de América fueron del orden de 0,001 mSv.
Situación actual y perspectivas de futuro de Chernobyl
Durante los siete meses siguientes al accidente, los restos del reactor nuclear 4 accidentado
fueron enterrados por los liquidadores, mediante la construcción de un “sarcófago” de
300.000 toneladas de hormigón y estructuras metálicas de plomo para evitar la dispersión de
los productos de fisión. En principio, este sarcófago fue una solución provisional y debía estar
bajo estricto control dada su inestabilidad a largo plazo, ya que podía producirse un
hundimiento.
La recuperación de la zona del accidente
y de los productos de limpieza han dado
lugar a una gran cantidad de residuos
radiactivos y equipos contaminados,
almacenados en cerca de 800 sitios
distintos dentro y fuera de la zona de
exclusión de 30 km alrededor del
reactor.
contaminación de las aguas subterráneas.
Estos
residuos
se
encuentran
parcialmente
almacenados
en
contenedores
o
enterrados
en
trincheras, pudiendo provocar riesgo de
Se ha evaluado que el sarcófago y la proliferación de los sitios de almacenamiento de residuos
representan una fuente de radioactividad peligrosa en las áreas cercanas, y algunos expertos
de la NEA temían que el hundimiento del reactor accidentado ocasionara graves daños en el
único reactor en funcionamiento hasta el 15 de diciembre de 2000, el reactor 3.
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6. En la Conferencia Internacional de Viena, celebrada en abril de 1996, se concluyó que la
rehabilitación total de la zona no era posible debido a la existencia de “puntos calientes” de
contaminación, de riesgos de contaminación de aguas subterráneas, de restricciones en los
alimentos y de riesgos asociados al posible colapso del sarcófago, dado su deterioro en los
años siguientes al accidente. Se apuntó que era necesario llevar a cabo un completo programa
de investigación para desarrollar un diseño adecuado que constituyera un sistema de
confinamiento seguro desde el punto de vista ecológico, evitando las filtraciones de agua de
lluvia en su interior y evitando el hundimiento del sarcófago existente, lo que provocaría el
escape de polvo radiactivo y de los restos de combustible al medio ambiente.
Ante esta situación, las autoridades y la industria nuclear de los países occidentales están
realizando esfuerzos notables para ayudar a los países del Este a mejorar la seguridad de sus
reactores, incluyendo los RMBK, y se puede decir que en la actualidad, la situación de estos
países es mucho mejor que en el año 1986.
Entre los programas de ayuda de la Unión
Europea destacan los programas TACIS
(1989) y PHARE (1990). Todas las
contribuciones económicas se transfieren a
un fondo gestionado por el BERD (Banco
Europeo de Reconstrucción y Desarrollo)
conocido
como
“ChernobylShelterFund
(CSF)” o “Fondo de Protección de Chernobyl”.
El BERD administrará el fondo en nombre de
los países contribuyentes y donantes, siendo
responsable ante la Asamblea que se reúne 3
ó 4 veces al año. En la actualidad, cuenta con
22 miembros, entre ellos la Unión Europea y
Ucrania.
El Programa TACIS financió, en 1996, un primer estudio con el objetivo de analizar, en una
primera fase, las posibles medidas a corto y largo plazo, para remediar la deplorable situación
del sarcófago, y transformarlo finalmente en un emplazamiento seguro.
En un principio, había dos alternativas: enterrar el sarcófago en un bloque de hormigón y
construir un nuevo recinto que cubriera completamente el reactor 4 accidentado y el reactor
3.
En mayo de 1997, un grupo de expertos europeos, americanos y japoneses, financiados por el
programa, prepararon el SIP (ShelterImplementation Plan-Plan de Ejecución del Sistema de
Protección). Los objetivos del plan para convertir el sarcófago en un emplazamiento seguro
fueron los siguientes:
Reducir el riesgo de hundimiento del sarcófago.
En caso de hundimiento, limitar las consecuencias.
Mejorar la seguridad nuclear del sarcófago.
Mejorar la seguridad de los trabajadores y la protección ambiental en el sarcófago.
Convertir el emplazamiento del sarcófago en una zona segura desde el punto de vista
medioambiental.
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7. Además, el SIP estableció tres hitos
a conseguir:
Decisión estratégica a seguir
en cuanto a la estabilidad y la
protección.
Estrategia a seguir en
cuanto al problema del combustible
dañado y esparcido por el interior
del sarcófago.
Decisión del nuevo tipo de
recinto a construir.
De acuerdo con el programa, el
proyecto debe estar finalizado en 2007. Hasta mayo de 2001, se llevaron a cabo las tareas de
estabilización y otras medidas a corto plazo, constituyendo la primera fase del SIP. También
se realizaron los estudios técnicos preliminares necesarios para determinar una estrategia de
mejora de los sistemas de seguridad y preparar, en una segunda fase, el sarcófago como
emplazamiento seguro.
En cuanto al tipo de recinto de
protección, se decidió finalmente
construir un amplio arco de bóveda
metálico en cuyo interior quedaría la
unidad 4 dañada, ya que ofrecía
muchas ventajas en cuanto a la
reducción de las dosis de irradiación,
la seguridad durante la construcción,
la liberación de las actuales
estructuras inestables, un mayor
espacio para el desmantelamiento y
la flexibilidad necesaria para hacer
frente a las incertidumbres de
retirada del combustible dañado y
disperso.
Este arco abovedado metálico, en
construcción desde 2002 y hasta 2005, con un coste de 700 millones de dólares, albergará las
unidades 3 y 4 de la central de Chernobyl, bajo su muro impermeable de doble pared
presurizada internamente y con una cimentación de 27 metros de profundidad.
La unidad 3 de la central de Chernobyl, se paró definitivamente el 15 de diciembre de 2000.
Tanto los expertos ucranianos como los extranjeros, fijaron el coste del cierre entre 2.000 y
5.000 millones de dólares, hasta retirar el combustible radiactivo que quede en la central con
fecha límite en 2008. Esta decisión completó el cierre total de la instalación nuclear que había
dado lugar, el 26 de abril de 1986, a la mayor catástrofe nuclear de la Historia.
Anteriormente, el reactor 1 se había cerrado el 31 de noviembre de 1996, tras graves
deficiencias de la refrigeración que dieron lugar a un nivel 3 en la Escala INES, y el reactor 2,
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8. que se había cerrado en octubre de 1991 tras un incendio. El reactor 3 cerrado el 15 de
diciembre de 2000, había tenido ya varios incendios y la estructura estaba afectada por la
corrosión.
Miles de vidas cambiadas para siempre
Las muertesLas estadísticas oficiales de Naciones Unidas predicen menos de 10.000muertes
adicionales por cáncer atribuibles a la contaminación radioactiva deChernobyl. Pero
Greenpeace afirma en un informe publicado este martes queestudios recientes estiman que se
producirán alrededor de 100.000 muertesadicionales por cáncer. Muchos de esos decesos
ocurrirán en Ucrania, Bielorrusia y Rusia, indica el informe.
Estas aseveraciones son polémicas. Greenpeace acepta que es imposibleconocer el impacto
final sobre la salud humana sin que se realicen nuevasinvestigaciones. La Organización
Mundial de la Salud, por su parte,sostuvo pormedio de su portavoz para temas relacionados
con Chernobyl, Gregory Hartl, queestimaba que el número total de muertes adicionales
causadas por la tragedia enesos tres países llegará a alrededor de 9.000. Sin embargo, en
declaraciones a laBBC,Hartl aclaró: "Es muy difícil decir cuál de esas cifras es más cercana a
larealidad, pues todo es pronóstico sobre el futuro."
En su nuevo informe, Greenpeace alega que las estadísticas oficialescompiladas por el
Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que dancuenta de apenas unos cuantos
miles de víctimas, son una simplificación masivade la magnitud del sufrimiento humano. La
organización ambientalista dice que laradiación afecta los sistemas inmune, circulatorio y
respiratorio. Greenpeace también insiste en que el efecto del desastre de Chernobyl causa un
aumento enlas anormalidades fetales y en los defectos de nacimiento.
La organización ambientalista Greenpeace alega que el verdadero costo envidas humanas de
Chernobyl se acerca a los 100.000 muertos. Esta cifra esrechazada por la Organización
mundial de la Salud (OMS), que estima el númerode muertes adicionales atribuibles a
Chernobyl en 9.000 personas.
El programa radial BBC Ciencia al Día entrevistó a Carlos Bravo, vocero de lacampaña de
energía de Greenpeace en España, quien reitera las críticas a laOMS y otros organismos
internacionales que, según su opinión, subestiman elimpacto de Chernobyl. Estas son las
declaraciones que entrega al respecto delmás reciente informe de Greenpeace sobre el
número de víctimas por el accidente nuclear de 1986: "Es un informe en el que han
participado cerca de 60 expertos científicos detodo el mundo e incluye la recopilación de un
montón de datos de investigacionesque han adelantado estos expertos acerca del impacto en
la salud humana delaccidente nuclear de Chernobyl". "Los datos procedentes de uno de estos
estudios alerta que se prevén en lospróximos años otras 93.000 muertes adicionales por
cáncer, sin incluir otros tiposde patologías, en todo el mundo".
"Lo que esto demuestra claramente es que el Organismo Internacional deEnergía Atómica y la
Organización Mundial de la Salud (OMS), en un informe quesacaron el año pasado hicieron
una burda subestimación de la perdida de vidashumanas causada por Chernobyl, tratando de
minimizar y simplificar el sufrimiento humano de millones de personas".
Estudios sobre el ADN
Durante todos estos años el Ministerio de Salud Pública de Cuba ha logradoreunir un extenso
banco de datos sobre la contaminación interna, externa y entiroides por el CS-137, la
sustancia radiactiva del accidente de Chernobyl. Entrelos estudios realizados por los
científicos cubanos está el valorar los efectos en elADN, indicadores asociados a la
carcinogénesis, alteraciones del ciclo celular y
determinar mutaciones y marcadores del sistema hematopoyético. De estosestudios se
desprende, por ejemplo, que el 60% de los niños tratados presentanalgún nivel de
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9. contaminación interna y que el aumento de ésta hace crecer lafrecuencia de hiperplasias
tiroideas.
Los resultados de estos análisis científicos fueron entregados al OrganismoInternacional de
Energía Atómica (OIEA) y al Comité de la ONU para el Estudio de los Efectos de las
Radiaciones Atómicas (UNSCEAR).
CONCLUSION:
Centenares de miles de seres humanos fueron afectados por el siniestro de Chernobyl.
Centenares de miles de otras criaturas entre plantas, animales y microorganismos afectados o
exterminados, entre la biodiversidad de tierras de humedales tropicales, criaturas vitales,
todas para la común cadena de la vida la cual se ve afectada por años. La inhalación de
sustancias toxicas provocó síndromes respiratorios graves y por ende la muerte.
BIBLIOGRAFÍA.
http://www.intoxicacionesrespiratorias/sociedad/articulos/6252077.asp
http://webdelprofesor.ula.ve/nucleotachira/malhec/maldo_h/ambien_salud_soci/che
rnobil.pdf.
http://www.greenpeace.org/espana/Global/espana/report/nuclear/chernobilciudad
a mas contaminadadel planeta.pdf
Anyi Elsi Jaramillo Espinoza