1. Señor Pérez:
Cuando la magia comienza a desaparecer...
Es ley de vida, lo sé, pero duele el día en el que la magia comienza a dejar de brillar, cuando eres
testigo de cómo empieza a apagarse y sabes que, tarde o temprano, poco a poco, se oscurecerá
para siempre.
Mi niño mayor, me preguntó hace un par de semanas en el coche si el Ratón Pérez era un mito,
así tal cual, y con esas palabras. A sus diminutos 8 añitos.
Mi cara debió de ser un poema, con los tres en el coche, tuve que ingeniármelas para silenciarle,
subir la música y conseguir que no hablase más hasta llegar a casa. Incluyendo el seguir
conduciendo con seguridad. Ya en casa, tuvimos un momento de soledad juntos en el que le
pregunté por qué me había preguntado eso o si se lo había dicho algún otro niño.
Su explicación fue tan coherente, que me entristeció ver su madurez, la gran persona, inteligente
y tan capaz en la que se está convirtiendo.
Habíamos pasado el fin de semana de acampada y tuvimos un visitante, un ratoncillo de campo,
no sólo le vio sino que hasta le daban comida para que saliese de su madriguera.
Y tal cual me explicó que habiendo visto al ratón no se imaginaba como podía ser que ese bicho,
que además no parecía muy listo, pudiese entrar en casa y traerle monedas y chocolate. Lógica
aplastante.
Le conté la verdad, por supuesto, porque una cosa es crear la magia y otra mentirle, siempre les
insisto en que yo jamás les miento, que puedo no contarles algo para protegerlos pero no
mentirles. Sí, puede resultar contradictorio en una casa donde tenemos Ratón Pérez, Papá Noel
y reyes magos, pero es así.
Le expliqué que la magia la hacemos nosotros haciendo que sea tan bonito, y que ahora él era el
partícipe de ella, que ahora era más importante que nunca que mantuviese el secreto y me
ayudase a continuar con la magia de sus hermanos.
-Mamá entonces cuando se me caiga un diente, tendré igual monedas para que Alma y Lluc se lo
crean ¿verdad?
-Claro.
-No te preocupes te las devolveré cuando no me vean..
La magia existe. Se llama bondad y está en nuestros niños.
Ahora espero las otras preguntas, las otras lógicas. Demasiado pronto, pero así es la vida. Y más
en un niño con tal literalidad por su Tea, con esa lógica aplastante y esa dificultad para
entender lo no tangible.
Unas noches después dándole las buenas noches me dijo que le gustaría olvidarlo, no haberlo
sabido, porque la vida es mucho mejor con magia de verdad.
Totalmente de acuerdo, la vida es mucho mejor con magia de verdad, la que tenemos la suerte de
abrazar cada día. La magia que nos regalan ellos con cada paso. Porque cada paso es increíble,
va quedando atrás la primera infancia y descubriendo lo que nos depara el futuro y sólo podemos
dar las gracias por tanta fortuna.
Noe del Barrio.