2. La cuestión es la que tiene que ver con los
cuentos. Y con la ficción en general. Con
cómo se va construyendo el territorio de lo
imaginario, la extraña manera en que se
levantan las ilusiones de un cuento.
3. “Había una vez un hombre pobre, muy pobre (no se
sabe que tan pobre) que, de pronto, por esas vueltas
que tiene la vida, encontró un burro milagroso. Al
tiempo de tenerlo, el hombre encontró las palabras
mágicas que eran ‘Asnín, caga azuquín’ entonces el
burro arrojaba por el trasero montones de monedas
de oro. Entonces ese pobre hombre de manera
instantánea dejaba de ser pobre. Y hasta se convirtió
en un generoso.
Llegó esto a oídos de un hombre rico, muy rico (tan rico
como se podía ser). Este hombre codiciaba el burro y
lo robó. En la abundancia de su hogar y sobre la
alfombra de seda y brocado, repitió la fórmula
mágica ‘Asnín, caga azuquín’ y obtuvo no monedas
de oro ni nada parecido, sino grandes cantidades de
desprejuiciadas heces malolientes”
4. Entonces observamos que, la mimesis –o
emulación de lo universal de la vidaconvierte lo artificial en artístico, el artificio
en arte.
El pacto de la ficción consiste entonces, en la
suspensión deliberada de la incredulidad y
decisión para aceptar la audacia.
El efecto radica en lo que le sucede a uno
cuando está adentro del cuento y no en el
contenido, ni en lo que el cuento significa.
5. “El poeta hindú Tulsi Das compuso la gesta de
Hanuman y de su ejército de monos. Años
después, un rey lo encarceló en una torre de
piedra. En la celda se puso a meditar y de la
meditación surgió Hanuman con su ejército
de monos y conquistaron la ciudad e
irrumpieron en la torre y lo libertaron.”