1. Pérdidas de sangre (loquios) Durante los primeros 3 ó 4 días se puede presentar sangrado, a veces con coágulos abundantes y de color rojo. Paulatinamente, los loquios se tornan más escasos y se vuelven amarronados. Pueden durar hasta 15 días. En general, no tienen olor desagradable. Si lo tuvieran, puede significar que se está produciendo una infección; en este caso, la consulta con el obstetra se hace imprescindible. Se deben higienizar los genitales externos entre 3 y 5 veces por día. Para ello, se puede disolver una cucharada de antiséptico iodado en un litro de agua hervida y tibia, o simplemente lavarse con agua y jabón neutro. Se derrama esta solución en los genitales (con una jarra o recipiente), luego se seca con un apósito o toalla limpia, y se cambia el apósito. No es conveniente el uso de algodón porque se deshace. Si se realizó una episiotomía, se puede utilizar el secador de pelo para secar la zona, ya que el hecho de que esté seca ayuda a la cicatrización. Mientras duran las pérdidas, no se deben usar tampones. Contracciones Se producen contracciones un poco dolorosas porque el útero se contrae para retomar su tamaño habitual. Esto se produce especialmente cuando se amamanta al bebé, pues se segregan hormonas que lo contraen. Son los conocidos entuertos, que son más dolorosos en mujeres que ya han tenido hijos. Cansancio Conviene dormir y descansar cuando el bebé duerme. Es importante pedir ayuda a quienes puedan brindarla para descansar lo máximo posible.
2. Molestias al caminar y al sentarse Esto se produce especialmente si se realizó una episiotomía. Ayuda sentarse sobre almohadones. Constipación Generalmente después del parto es difícil ir al baño. Además se tiene la fantasía de que esto será doloroso o abrirá los puntos de la episiotomía. Es importante incorporar a la dieta vegetales, frutas, fibras y tomar mucha agua. Fiebre En el caso de presentar temperatura superior a los 38 ºC, acompañada de escalofríos, intenso dolor en el vientre, pérdidas de sangre amarillenta o verdosa malolientes es importante consultar rápidamente porque puede deberse a una infección uterina. Otras veces, la fiebre, en general de no más de 37 ó 38 ºC, se produce por la tensión mamaria ante la bajada de la leche (entre 2 ó 3 días después del parto).
3. Alimentación saludable después del parto El aumento de peso es uno de los cambios más evidentes que se producen durante el embarazo. En circunstancias normales suele rondar los 16 kilogramos, aunque no olvides que no hay dos mujeres iguales y, por tanto, no hay dos embarazos iguales. En este sentido, piensa que la mayor parte de estos kilos se acumulan durante el último trimestre del embarazo y que, también, se pierden tras dar a luz. Sin lugar a dudas, el posparto no es el momento más adecuado para seguir una dieta estricta o hipocalórica ya que no debes regatearle calorías a tu organismo en un momento como éste en el que tu bebé te necesita con más energía que nunca. Lo más recomendable es que hagas cinco comidas al día y que incluyas en ellas alimentos de todos los grupos alimenticios en la proporción adecuada. Si además le estás dando el pecho al bebé, debes asegurarte de que realizas un buen aporte de líquidos, ya que aproximadamente el 90 por ciento de la leche materna es agua. Para ello, recurre a los zumos naturales, al agua y las infusiones, en lugar de otro tipo de bebidas que contengan un mayor índice calórico. La lactancia ayuda a la recuperación. Darle el pecho al recién nacido hace que disminuya el sangrado posparto y que el útero vuelva antes a su forma habitual Si optas por la lactancia debes saber que no sólo beneficias a tu bebé sino que, además, estás contribuyendo acelerar tu proceso de recuperación física. Darle el pecho al recién nacido hace que disminuya el sangrado posparto y que el útero vuelva antes a su forma habitual, con lo que tu vientre estará plano mucho antes. Por otra parte, las reservas de grasa que has acumulado durante el embarazo se van perdiendo al producir la leche, con lo cual estás ayudando a aumentar la pérdida de peso. La lactancia es compatible con todo tipo de alimentos, de hecho cuanto más sana y equilibrada sea tu alimentación, mejor será para tu bebé. Del mismo modo, también es compatible con el ejercicio físico y hasta con algunas cremas reafirmantes, así que consulta a tu médico qué productos son los más recomendables y no te escudes en ella para dejar de cuidarte.
4. En temas de necesidades nutricionales, la primero es que, durante el post parto, tu alimentación debe ser saludable para que cubra tus necesidades nutricionales, estés o no amamantando a tu bebé. Durante el post parto, la fatiga acumulada durante el embarazo y el comienzo del post parto, la alimentación y cuidado del bebé y las tareas diarias, requieren de mucha energía, necesidades nutricionales especiales y una adecuada ingesta de vitaminas y minerales. Estas necesidades nutricionales pueden ser aportadas por una dieta de buena calidad y el consumo de ciertos productos que aportarán a tus necesidades nutricionales. En el embarazo tu cuerpo sufrió grandes cambios. Las reservas de hierro, calcio y vitaminas disminuyeron y, en algunos casos, aumentó tu predisposición a contraer ciertas infecciones. Por eso, mímate, preocúpate y lleva una alimentación equilibrada a tus necesidades nutricionales, para que, durante tu post parto, sigas siendo una gran mamá. ¿Cómo satisfacer mis necesidades nutricionales en el post parto? Prepara a diario comidas que contengan los 5 principales grupos de alimentos, así, tus necesidades nutricionales estarán cubiertas durante el post parto. Por ejemplo, puedes iniciar el día con un buen desayuno que contenga ciertos productos como cereales para la energía, un jugo de fruta natural para la rehidratación, y un vaso de leche para el calcio y las proteínas. Lo principal para una mamá post parto es una dieta variada y placentera. Toma bastante agua y consume productos lácteos en cada comida para restituir tus reservas de calcio. Otra de las necesidades nutricionales durante el post parto y, como una forma de protegerte del riesgo de anemia, está la ingesta de alimentos ricos en hierro. Recuerda que el hierro de las carnes y pescados se absorbe mucho mejor en nuestro organismo que el hierro de origen vegetal y, por ende, es mucho más efectivo a la hora reparar una deficiencia. Recuerda que la vitamina C también incrementa la absorción de hierro. Si tienes deficiencia de magnesio, hierro u otras vitaminas, a continuación te entregamos una pequeña lista de comidas que te permitirán reconstruir tus necesidades nutricionales para ser una súper mamá.
5. Magnesio Existe magnesio en varios productos como la cocoa en polvo, las frutas secas (damascos, dátiles e higos), las semillas (nueces, almendras y avellanas), el chocolate Nestlé, algunas aguas minerales y Milo para la leche. Hierro El hierro se encuentra en los siguientes productos: Hierro de origen animal: carnes y sus derivados (hígado, riñones, corazón y prietas), productos marinos (pescado, ostras, ostiones y almejas). Hierro de origen vegetal: verduras (arvejas, habas, entejas y porotos), frutas secas (pistachos, nueces, avellanas, almendras y maní), harina, galletones de soya y productos fortificados como la leche. Ácido Fólico Las comidas relativamente altas en ácido fólico (más de 100 microgramos por 100g) incluyen al hígado, espinacas, lechuga, almendras, nueces, maní, melones, perejil y espárragos. Otras fuentes adecuadas (entre 50 y 100 microgramos por 100 g) incluyen al repollo, brócoli, porotos cocidos, betarraga, paltas, frutillas y huevos. Como el ácido fólico es destruido por el calor, ingiere estos alimentos crudos o evita cocerlos por períodos largos. En Chile, las harinas de trigo están fortificadas con ácido fólico, por lo que otros productos como el pan y las galletas también lo contienen. Vitamina C La encontrarás en la mayor parte de las frutas (como naranjas, pomelos, limones, kiwis, mora, frutillas y papaya), y en ciertos vegetales verdes (como perejil, pimentón, coliflor, repollos de Bruselas, repollo, repollo morado y espinaca). La vitamina C es muy sensible a la cocción, por lo que se recomienda a la mamá cocer estos alimentos por poco rato. *La leche materna es el mejor alimento para el recién nacido. Se recomienda la alimentación complementaria a partir de los 6 meses de edad del niño.