Clase 16 Artrologia mmii 2 de 3 (Rodilla y Tobillo) 2024.pdf
Ra La Intervenci= F3n En Pro = Gramas De PrevencióN Selectiva E Indicada Estracto X
1. 2009
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Servicios de
Formación,
Asesoramiento
Socioeducativo e
Investigación
[GUÍA DE BUENAS
PRÁCTICAS para la
intervención en programas
de prevención selectiva e
indicada] – (ESTRACTO)
Una pauta metodológica para la atención de situaciones problemáticas asociadas a
consumos de drogas, en población adolescente y juvenil.
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2. INDICE:
INTRODUCCIÓN: POR QUÉ UNA GUÍA Pg. 3
¿POR QUÉ CON LOS ADOLESCENTES Y JÓVENES?
ADOLESCENTES Y VULNERABILIDAD Pg. 5
¿QUÉ PRETENDEMOS? Pg. 7
PRINCIPIOS RECTORES QUE DEFINIRÁN NUESTRA ACTIVIDAD
PREVENTIVA Pg. 10
¿DÓNDE, CON QUIÉN Y CÓMO? Pg. 11
RECAPITULANDO Pg. 13
GLOSARIO DE INDICACIONES A TENER EN CUENTA Pg. 15
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3. INTRODUCCIÓN: ¿POR QUÉ UNA GUÍA?
La realización de esta guía o manual, surge de la necesidad de recopilar de forma clarificadora
criterios y necesidades en torno a una experiencia de trabajo en prevención selectiva e
indicada que gracias al apoyo de la Dirección de Drogodependencias del Gobierno Vasco,
hemos llevado a cabo en el municipio de Sestao (Bizkaia). Deseamos plasmar de forma
concreta tanto los pasos como las formas que entendemos que debemos de atender y cuidar
si realmente deseamos ser efectivos cuando hablamos de estos niveles de prevención.
A lo largo de la experiencia profesional de quienes elaboramos este documento hemos podido
constatar la cantidad de materiales, folletos, guías, etc., etc., que se publican, editan y
recapitulan para desarrollar unas buenas prácticas en el marco de la prevención del consumo
de drogas, y nosotros deseamos con esta guía avanzar un poco más allá de lo que pueda
significar la pauta del proceso.
Pretendemos acercarnos a esta guía mirando a las personas, en este caso a los adolescentes y
jóvenes que es con quienes hemos compartido la experiencia que reflejaremos a continuación
pero también especialmente a todas las personas adultas, referentes para estos y estas
adolescentes. Mirando y atendiendo al profesorado. Mirando y atendiendo a las familias.
Pretendemos dejar una constancia escrita de un trabajo, que si bien puede entenderse
experimental, en su desarrollo, se ha tornado esencialmente necesario y tenemos la firme
creencia de que esta intervención puede ser extrapolable a otras realidades.
Esta guía es una disculpa para reflexionar y poner de relieve todo aquello que vemos en el día
a día, y sobre todo, para generar una metodología de trabajo que pueda HACERNOS MÁS
EFICACES y EFICIENTES.
Poco o muy poco se ha escrito sobre prevención selectiva y probablemente menos sobre
prevención indicada, de ahí nuestro firme propósito de contribuir con nuestra experiencia
desde la acción. En primer lugar explicaremos que nuestra experiencia hará referencia
prácticamente de forma simultánea a la prevención selectiva e indicada puesto que existe una
fina línea de demarcación entre ambas intervenciones, y lo aclaramos. Si bien es cierto que
cuando hablamos de prevención selectiva no hablamos de consumos de drogas, a diferencia
de la prevención indicada, en la que focalizamos principalmente en los problemas asociados a
consumos de drogas, no podemos dejar de mirar que en un tanto por cierto muy elevado
cuando se da esta circunstancia, por detrás existe una situación de vulnerabilidad latente
favorecedora de la situación de problema asociada al consumo emergente.
Consideramos haber iniciado una línea de trabajo en el entono escolar centrada en la
detección de situaciones de especial vulnerabilidad que nos ha permitido llegar a los y las
adolescentes susceptibles de problema de una forma normalizada y no estigmatizadora.
Nos hemos acercado a ellos y ellas desde una clara posición de apoyo, no de criminalización, ni
de juicio y reconociendo situaciones de la dificultad en el período de crecimiento adolescente
que ponen de relieve la pertinencia y la necesidad de contar con recursos cualificados que en
colaboración con los agentes educativos de referencia que rodean a este colectivo, puedan ser
capaces de llegar a la persona, sus necesidades, dificultades y capacidades de afrontamiento
de dichas dificultades.
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4. El proceso dentro del marco educativo es complejo y por ello hemos entendido la prioridad de
delimitar de forma clara la pauta para establecer una buena colaboración. El marco escolar es
aglutinador de un inmenso número de realidades, casi tantas como individualidades se
concentran en él y nos referimos tanto a individualidades adolescentes como adultas. Todas
están en interacción.
Intervenir con adolescentes en el contexto educativo formal supone encontrarnos con una
parte vital muy importante del desarrollo personal del adolescente, el éxito o el fracaso
académico. La construcción de este apartado no es algo baladí, probablemente adquiere una
dimensión trascendente cuando alrededor de la misma estamos cimentando en un elevado
número de casos la cualificación personal.
En torno a este aspecto se van construyendo otras redes del entramado crecimiento personal,
familiar y social de nuestros y nuestras adolescentes. No es una simple cuestión de capacidad
o incapacidad, ojalá pudiéramos hablar simplemente de éxito o fracaso. Lo habitual es que si
hablamos de fracaso, hablamos de necesidades personales, de dificultades en el
comportamiento o en la relación con el grupo…
Contamos con una población adolescente sufridora en un porcentaje importante y rodeada
de anestésicos, mitigadores del dolor o activadores de la dispersión, que pueden hacer, al igual
que ocurre con la población adulta, que los sufrimientos se rebajen.
Atender a las necesidades, como tal, sin juzgarlas o castigarlas, acompañándolas en el sentir y
en el significado que constituyen para quien las soporta es una esencia de este proyecto y por
tanto un pilar fundamental de la atención de esta población en lo que venimos conociendo
como prevención selectiva del consumo de drogas.
Cuando hablamos de prevención selectiva, y empecemos por aquí, nos dirigimos a una
población concreta, una población aglutinadora de factores que les hacen sensiblemente más
vulnerables que a otros hacia, en este caso, a mantener relaciones con las drogas que puedan
tornarse problemáticas.
En nuestro caso, hemos querido centrar este nivel de prevención en la detección de
situaciones de vulnerabilidad y hemos encontrado algunos factores que resultan muy
generalizables cuando hablamos de vulnerabilidad hacia el desarrollo de conductas
problemáticas asociadas a consumo de drogas.
Hemos focalizado nuestra atención, como ha quedado patente, en el fracaso escolar
instaurado, en los comportamientos disruptivos, en los comportamientos inhibidos y en las
conductas de consumo de drogas tempranas o precoces.
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5. ¿POR QUÉ CON ADOLESCENTES Y JÓVENES?
ADOLESCENTES Y VULNERABILIDAD
Podríamos comenzar estableciendo el período adolescente como un período de vulnerabilidad
“per se” entendiendo como tal, la fragilidad que la inestabilidad propia del proceso de
construcción de identidad personal y social pueda suponer
El momento vital que abordamos acomete la emergencia de los elementos constitutivos de la
configuración personal que se han ido recopilando a lo largo del período infantil que se
abandona.
Hasta este momento el sistema familiar y el sistema escolar han constituido los escenarios
básicos de crecimiento y desarrollo de este adolescente y dentro de los cuales se han ido
dibujando las configuraciones personales y relacionales que progresivamente van a ir ganando
espacio en su desarrollo vital como persona autónoma.
Y si bien, el despegue del ámbito familiar va a ir apareciendo progresivamente a lo largo de
este período, el “encadenamiento” con el sistema escolar se va a mantener de forma
presionante también a lo largo de todo él.
La confluencia de todos estos elementos constituye un paradigma especialmente complicado
para aquellos y aquellas adolescentes que suman al afrontamiento de esta construcción vital
situaciones de dificultad bien personal, académica, familiar o social.
Anteriormente, describíamos la existencia de adolescentes dolientes o sufridores de este
proceso y en la inmensa mayoría de estos casos, el sufrimiento se viste de rebeldía, pasotismo,
silencio, ocultación, …
El entorno educativo formal es un hervidero de estas manifestaciones, y la atención personal a
las mismas suele tornarse una tarea compleja, difícil, frustrante y desgastante. Los objetivos en
el centro educativo persiguen de forma prioritaria la formación académica y a pesar de que no
dejan de verse las necesidades personales, el sacrificio de esta atención suele ser una realidad,
incrementándose en aquellas situaciones más dolientes, la vulnerabilidad y por tanto, los
niveles de problematicidad.
En este momento, la detección precoz y la intervención resultan esenciales y probablemente la
atención más adecuada venga desde las propias situaciones sintomáticas de la vulnerabilidad a
la que aludimos.
Estamos hablando de poder anticipar la aparición de otras problemáticas asociadas a la
necesidad de resolver las situaciones de vulnerabilidad que se hayan latentes.
Poder afrontar con los y las propias adolescentes la toma de conciencia del momento que
están viviendo, de sus necesidades, dificultades y el afrontamiento de las mismas de una forma
constructiva, reconociendo en sus comportamientos, las necesidades personales implícitas, es
el objetivo fundamental de este trabajo.
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6. De ahí que hayamos entendido esencial y prioritario iniciar la intervención con esta población
desde la pre-adolescencia y adolescencia (desde los 11 a los 18 años) y dentro de un marco
natural de desarrollo en este momento vital; el centro educativo/formativo.
En estos momentos, tenemos claro que el/la adolescente carece en gran medida de
consciencia clara de problema ante las situaciones en las que pueda verse involucrado y la
búsqueda de los agentes adultos externos, observadores o sufridores de los conflictos
emergentes con estos adolescentes, de recursos de ayuda para mitigar los niveles de
conflictividad, sea cual sea la manifestación, suelen ser en la mayor parte de los casos una
quema inútil de recursos. Mientras ellos y ellas no sean capaces de verse a sí mismos como
necesitados, no podrán emplear los recursos de apoyo como tal.
A partir de esta premisa, la intervención que hemos venido desarrollando en los centros
educativos con estos chicos y chicas ha partido de una intervención generalizada con todos los
grupos en la que se ha puesto de relieve como punto de partida, el análisis de una sencilla
cuestión; las necesidades básicas que nos mueven a las personas: la búsqueda del bienestar y
la necesidad de aliviar el malestar.
Normalizar esta forma de enfocar el desarrollo y análisis personal ha sido la puerta de entrada
con los adolescentes. Reconocer nuestras debilidades y necesidades como humanas, sin
juzgarlas ni teñirlas de debilidad o falta, ponerles nombre e identificarlas a partir de las
manifestaciones comportamentales cotidianas, ha sido el principio de aterrizaje con estos
chavales, de tal forma que la intervención posterior con todos ellos, bien a nivel individual o
grupal, se haya podido realizar desde la total confianza y respeto.
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7. ¿QUÉ PRETENDEMOS?
Nos planteamos el presente proyecto con la intención u objetivo fundamental de atender para
rescatar e intervenir sobre ciertos factores personales del alumnado, susceptibles de hacerles
más vulnerables a la hora de establecer relaciones con las drogas, y por lo tanto, convertirse
en factores de riesgo para la aparición de problemas en estas relaciones. Se constituye, por
tanto, en un doble objetivo: el de rescatar e identificar estos factores de vulnerabilidad, y el
de intervenir de un modo integral (contando con el propio alumno o alumna, su familia y el
profesorado) sobre estos factores.
No obstante lo anterior, y debido a esos mismos objetivos; consideramos oportuno y necesario
dedicar un gran esfuerzo al proceso de divulgación y presentación de la propuesta en cada uno
de los centros educativos en los que se vaya a intervenir. Cuidar y atender la propuesta centro
por centro y profesor o profesora por profesor o profesora. Nos hemos marcado, para este
proceso un doble objetivo: clarificar al máximo el sentido y los pasos a dar para llevar a cabo el
proyecto y seducir en la pertinencia, sentido y utilidad del mismo para la realidad de su centro
y su aula en particular. Este proceso de “llegada” a los centros, nos obliga a reajustar las veces
que haga falta la propuesta inicial que nos propongamos a las circunstancias y necesidades de
cada centro, para adaptar y/o adecuar cada propuesta a cada realidad.
Primeras inquietudes a resolver:
Como hemos comentado anteriormente, es necesario cuidar la máximo “la llegada” a los
centros, de forma que la propuesta que ofrecemos sea vivida como algo útil y necesario. Es por
ello que debemos de contar con algunas dudas e inquietudes lógicas por parte de los
estamentos educativos:
- Durabilidad y/o garantías de durabilidad del recurso en el tiempo, debido a que la
incidencia de la intervención y la exigencia respecto al proceso de selección y puesta en
marcha de cada caso (apertura de expectativas incluida) la encajan como un proyecto de
continuidad; algo que deberemos aclarar para no crear falsas expectativas.
- La exigencia en horarios y trabajo que le puede suponer al colectivo del profesorado.
- La comunicación a las familias, debido de que se trata de una intervención paralela al
centro y que aborda cuestiones que se puedan escapar del marco puramente académico.
- Otra duda o dificultad que puede surgir en la primeras etapas de la intervención es la
referente al enmarque del proyecto en la prevención de las drogodependencias y la
capacidad del profesorado de preseleccionar a los y las posibles usuarias de un proceso
como el que se les ofrece. Las inquietudes pueden surgir por miedo a “etiquetar” o por no
sentirse capaces de identificar los indicios de “relaciones problemáticas con las drogas”.
Es importante atender, e incluso anticiparse a estas inquietudes para evitar actitudes
defensivas que perjudiquen la puesta en práctica del proceso. Es importante que
entiendan que la intervención que nos planteamos atiende al momento presente y “a
pesar” de esas futuribles relaciones problemáticas con las drogas, nos interesan las
dificultades del momento presente que entendamos que pudieran incrementar la
vulnerabilidad de esos chavales o chavalas en su desarrollo evolutivo.
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8. A lo largo del proceso, y al inicio del mismo principalmente, hemos de ser capaces de conjugar
y equilibrar las expectativas, de modo que vean y sientan que lo que les proponemos es
fundamentalmente útil y encaja en las necesidades reales de su trabajo diario; pero
manteniendo la cautela, para no crear falsas expectativas.
El respeto es una cuestión que irá apareciendo recurrentemente a lo largo de este manual y
nos referimos a él en esta ocasión, para insistir en la necesidad de reconocer y respetar la
idiosincrasia de cada centro y la realidad que le rodea. Este respeto ha de ser sincero y
reconocible, por lo que es fundamental que partamos del conocimiento profundo de la
organización interna del mismo para tratar de evitar en la medida de lo posible errores
comunicativos o de otra índole que puedan crear suspicacias o malos entendidos que, estando
lejos de nuestra intención, pueden contaminar nuestro encaje en el centro.
Si bien es cierto que es importante llamar a las cosas por su nombre y la prevención de las
drogodependencias es lo que es, quizás en el planteamiento inicial con el profesorado y con las
familias debiéramos de cuidarnos de dejar las drogas en un segundo plano cuando
presentamos los objetivos de la intervención, ya que es posible que creemos suspicacias y
prejuicios que es posible que no tengamos tiempo de aclarar. Por ello, quizás debamos de
poner el énfasis en atender las necesidades que pueda presentar el alumnado (o hijos e hijas
en su caso), que les puedan hacer más vulnerables para establecer relaciones problemáticas
con los retos que se les puedan presentar en su vida presente y futura (relaciones sociales,
pareja, drogas, …) A fin de cuentas es el objeto final real de la intervención que proponemos.
La comunicación a las familias de nuestra presencia en el centro es, además de necesaria en
muchos de ellos (lo recoge la normativa y funcionamiento habitual del centro), importante
para que puedan integrar y naturalizar una posible futura demanda de participación. El
comienzo del curso suele darnos buenas oportunidades para presentar la propuesta al
conjunto de familias a la vez que se les ofrecen otras actividades y propuestas del centro. En
ocasiones deberemos de comunicar que estamos trabajando con sus hijos e hijas en el centro
educativo por escrito, e incluso solicitar un permiso explícito para hacerlo.
Respecto a la intervención familiar, la puesta en práctica del proyecto nos exigirá diferentes
ritmos y modos de implicación de las familias al mismo. Si bien partimos con que su
participación es fundamental, hemos de considerar dicha implicación (con las diferentes
formas que ésta puede adoptar, desde la presencia física hasta la comunicación por escrito)
como una necesidad que deberá aparecer a lo largo del proceso, respetando ritmos y sin forzar
esta presencia si intuimos que pueda no haber llegado el momento. Esta necesidad parte de la
diversidad de realidades socio-familiares de muchos de los casos que se nos puedan presentar,
en los que coincidían cuestiones relacionadas con la desatención o escasa implicación familiar
(no presencia en el centro, escasa respuesta a las llamadas explícitas, …).
Otra cuestión a tener en cuenta respecto a la intervención con las familias, sobre todo en los
primeros contactos, es la apreciación de que en muchos de los casos con los que trabajemos,
las demandas que les llegan habitualmente desde el centro suelen ser comunicaciones “poco
agradables”, cuando no absolutamente desagradables, con un tinte recriminador o
culpabilizante en muchas ocasiones. Pues bien, es probable que cuando solicitemos su
presencia o participación esperen “más de lo mismo”.
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9. En cuanto a la naturaleza de los casos que nos pueda plantear el profesorado, insistiremos en
que atiendan no sólo a aquellos casos que pudiesen resultarles más molestos debido a su
disruptividad en el aula y que fijen la atención a aquellos que también, sin llamar la atención,
entendieran que podían ser susceptibles de encontrarse en una situación de vulnerabilidad
debido a sus dificultades en las relaciones sociales. Es importante conseguir que estos casos se
hagan visibles y que el profesorado fije su atención en ellos, cuestión que ya, aunque sólo sea
para identificarlos, nos parece importante. Es probable, no obstante que el fracaso escolar o
las dificultades académicas aparezcan como una variable fija, si bien puede ir acompañada de
otras dificultades añadidas:
- “Fracaso escolar”* + comportamiento agresivo/disruptivo
- “Fracaso escolar” + retraimiento excesivo
- “Fracaso escolar” + consumos iniciáticos
- “Fracaso escolar” + conflictividad social + consumos iniciáticos…
* En el término “fracaso escolar” incluimos las dificultades escolares, aunque no supongan
necesariamente tal fracaso propiamente dicho.
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10. PRINCIPIOS RECTORES QUE DEFINIRÁN NUESTRA ACTIVIDAD
PREVENTIVA
En general:
• Partir de la situación real y no ideal
• Contar con el contexto concreto de intervención
• Toda intervención debe estar íntimamente ligada al objetivo concreto que uno se
marque
• Prescindir de generalidades y especificar el objetivo de nuestra labor al máximo
• Marcarse objetivos realistas y pragmáticos, no ideológicos
Concretando:
Resulta imprescindible definir claramente el problema sobre el que nos planteamos
intervenir
En muchas ocasiones resulta poco realista plantearse como objetivo el no consumo o la
abstinencia
Si bien los objetivos de “no consumo” y “gestión de los riesgos asociados a los consumos
de drogas” pueden resultar compatibles, probablemente nuestra actitud y disposición ante
ambos puede resultar incompatibles. Resulta extremadamente complicado compatibilizar
ambas expectativas
El éxito de la intervención preventiva va a residir más en la actitud y disposición de la
persona facilitadora que en los contenidos del proyecto
Nuestra labor preventiva, nuestra intervención, debe de estar impregnada de una actitud
consonante con los objetivos de la misma
Para ser agentes preventivos debemos resultar creíbles, fiables e incluso atractivos/as
La prevención siempre es a largo plazo aunque existen urgencias que deben resolverse en
el menor tiempo posible
Los chicos y las chicas se mueven fundamentalmente por emociones, más que por
razones; de ahí que la información será necesaria pero nunca suficiente
“Inflar” la percepción de riesgo con informaciones sesgadas y poco objetivas puede
proporcionar una falsa sensación de efectividad en la medida en que partimos de que el
miedo evitará el acercamiento a las mismas
Una premisa fundamental que motiva y condiciona nuestra intervención en muchos casos
es la escasa o nula conciencia de problema de los y las adolescentes con los que vamos a
trabajar. En el momento en el que están hay mucho más de disfrute de las consecuencias
agradables de sus relaciones con las drogas que de sufrimiento por las negativas
Es importante que las personas que se relacionan con las drogas aprendan a gestionar sus
riesgos asociados a esas “relaciones”
Para intervenir en “gestión de riesgos” con adolescentes es imprescindible reconocer el
consumo
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11. ¿DÓNDE, CON QUIÉN Y CÓMO?
La propuesta que avanzamos se divide en tres fases diferenciadas:
1. Una primera fase de divulgación de la propuesta en la que se presentará el recurso a
los diferentes centros escolares
2. Una segunda fase de recogida de solicitudes y selección de los casos
3. Una tercera fase de intervención propiamente dicha que comenzará con el
consentimiento de las familias para llevar a cabo el trabajo y concluirá con la
devolución de un informe personalizado con las recomendaciones oportunas
1ª FASE: DIVULGACIÓN DE LA PROPUESTA A LOS DIFERENTES AGENTES
A-Ofrecer un servicio especializado para atender a los conflictos derivados de los consumos o
relaciones problemáticas con las drogas
Un programa de prevención selectiva e indicada como el que se presenta en este manual debe
atender a un doble objetivo: por una parte constituirse en un recurso con el que puedan
contar los centros educativos para atender a sus necesidades específicas relacionadas con los
conflictos derivados de las drogas; y, por otra, ofrecer al colectivo del alumnado y también del
profesorado, una posibilidad de abordar de manera directa y específica los consumos que
puedan estar realizando y las posibles repercusiones que éstos estén teniendo en su vida o
puedan tenerlas en el futuro.
En la medida en que los problemas relacionados con las drogas en los centros educativos no
cuentan con protocolos de actuación específicos y son fuente de conflicto en muchas
ocasiones, creemos positivo proporcionar dicho servicio para que pueda ser integrado como
medida educativa en la resolución de dichos conflictos. Al mismo tiempo, el abordaje directo y
específico de los consumos de drogas y otro tipo de relaciones con las mismas, puede ser útil
para producirse un proceso de concienciación y responsabilización de los mismos.
Creemos necesario insertar la propuesta que presentemos en el centro, de modo que no se
trate de algo aislado y específico para “abordar el tema de las drogas”, sino que se integre en
las dinámicas habituales de funcionamiento de mismo. Por otra parte, es importante contar
con alguna persona responsable que nos sirva de interlocutora a la hora de mantener una
comunicación fluida con el centro.
B-Atender a las demandas realizadas por los centros educativos
Entendemos que una de las cuestiones que caracterizan los comportamientos y problemáticas
que pretendemos atender con un programa de este tipo, los consumos y/o relaciones
problemáticas con las drogas, es la falta de conciencia de problema, por lo que el acceso
voluntario a un servicio como este se nos sugiere poco realista. Es por ello que deberemos
articular diferentes estrategias que nos permitan la “captación” de usuarios de la propuesta, es
decir, poder llegar a aquellas personas que entendamos que puedan beneficiarse de ella.
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12. 2ª FASE: RECOGIDA DE LAS DEMANDAS Y CONFORMACIÓN DE LOS GRUPOS
Recoger las demandas realizadas por los centros educativos.
Es importante que la implementación del programa se adecúe a la idiosincrasia y necesidades
de cada centro, de modo que puedan darse reajustes que hagan más eficaz el mismo en las
diferentes realidades.
Conformación de los grupos.
Si bien las intervenciones pueden partir de las demandas específicas del profesorado respecto
a los posibles consumos y/o problemáticas derivadas de los mismos que intuyen o conocen;
consideramos que el modo más adecuado de comenzar la intervención es partiendo de
sesiones grupales de aula, de modo que podamos naturalizar las intervenciones más
específicas con los alumnos y las alumnas señaladas. Entendemos fundamental cuidar la no
estigmatización del alumnado por lo que deberemos de ser especialmente cuidadosos con
estos primeros pasos.
No obstante el carácter grupal del recurso, no renunciamos al abordaje individualizado de cada
caso, procurando analizar las diferentes circunstancias que lo rodean y proporcionar los
recursos que estén en nuestro alcance para la resolución de las mismas.
C-Profundizar en el trabajo en red con los diferentes recursos socioeducativos existentes
Entendemos radicalmente importante coordinar esfuerzos e integrar estrategias en el
abordaje de problemáticas individuales, para lo que resulta imprescindible conocer y poner en
conocimiento de los diferentes servicios que estén trabajando en el caso de cada menor, las
circunstancias que rodean al problema presentado y las posibles vías de resolución del mismo.
3ª FASE: IMPLEMENTACIÓN Y EJECUCIÓN
D-Dotar de recursos formativos, de análisis y reconocimiento de los propios consumos y de
destrezas básicas a los/as jóvenes usuarios del servicio.
La labor formativa que se proponga deberá de tener un triple carácter respecto a los
contenidos:
o Proporcionar formación e información necesaria respecto a la gestión de
riesgos relacionados con los consumos y demás relaciones con las drogas
o Facilitar el análisis y reconocimiento de los propios consumos y/o relaciones
problemáticas con las drogas
o Trabajar destrezas básicas para el desarrollo normalizado de las personas
usuarias del servicio
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13. RECAPITULANDO…
Si algo hemos pretendido una vez de haber llegado hasta aquí, ha sido poder transmitir la
esencia de lo que este proyecto nos ha supuesto en su desarrollo desde el día en que nos
plantemos la necesidad de hacer este tipo de intervención.
Siendo muy conscientes de la existencia de muchos niños y adolescentes sufridores de
realidades que les colocan en situaciones de especial vulnerabilidad, entendíamos
esencialmente necesario poder llegar a ellos antes de que la necesidad de paliar el malestar
hubiera desembocado en un enredo con las drogas, que pudiera provocar que una difícil
situación de partida se torne cada vez más compleja y problemática.
Hemos entendido que la posibilidad de reducir malestares, o de buscar formas adecuadas para
afrontarlos, era una tarea pendiente para quienes asumimos la responsabilidad de reducir
consumos y riesgos derivados de consumos de drogas que puedan tornarse problemáticos.
Consideramos que habernos introducido en los centros educativos incorporando estrategias
de acercamiento a los adolescentes, al profesorado y a las familias susceptibles de acompañar
estos procesos de dificultad y de paliar en muchas ocasiones la conflictividad que esto pueda
generar, ha sido una experiencia extraordinaria. Entendemos haber tocado de pleno aquello
que denominamos detección y atención precoz de situaciones de vulnerabilidad y nos hemos
sentido altamente recompensados en el trabajo por la interacción que tanto desde los propios
chavales, y chavales como desde el profesorado y las familias hemos logrado.
Nuestro objetivo no es muy ambicioso, tan sólo tratamos de poner de relieve las situaciones
tal y como son y que los chavales sean capaces de mirarlas, reconocerlas en su forma de sentir
y de comportarse, así como de alimentar nuevas vías de afrontamiento.
Y lo mismo ocurre con el profesorado y las familias. Cuando las situaciones de conflicto nos
invaden, lo tiñen todo de oscuro, nos suelen doler y provocar rabia. Nuestro trabajo se ha
dirigido, fundamentalmente con ellos, a acompañarles a enfocar las situaciones desde nuevas
perspectivas, siquiera a mostrar nuevas perspectivas desde las que mirar o posicionarse que a
veces es más importante, si cabe.
Los chavales hacia los que nos hemos querido dirigir, llevan prácticamente interiorizado el
conflicto y una estigmatización del mismo en sus vidas como una pauta de funcionamiento,
que llega a impregnarles totalmente. Poder salir con ellos de ahí, de ese nivel de conflictividad
perpetuo en el que habitualmente se manejan, ha sido un principio fundamental para que se
pudieran reconocer a sí mismos de una forma diferente y también para tomar una dimensión
de las relaciones con el mundo adulto igualmente diferente. Todo ello dentro de un contexto,
en el que casi de forma automática acostumbran a saltar los resortes del conflicto porque, lo
queramos o no, las exigencias del mundo académico no dejan de poner en cuestión tanto
nuestras fortalezas como nuestras debilidades.
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14. Por tanto, si hemos de recapitular de alguna forma este trabajo en el proceso de aterrizaje de
la propuesta, destacaríamos como pautas esenciales:
Acercarnos cuidadosamente: invertir tiempo en ganar un lugar en los centros
educativos que nos acerque tanto al profesorado como al propio alumnado desde una
posición de apoyo, de reconocimiento de dificultades y de ajuste a sus ritmos y
tiempos.
Detectar necesidades, de forma normalizada, canalizada a través de una presencia
continuada. Evitando una estigmatización negativa.
Crear un clima positivo en torno a la prioridad de cuidar el apoyo a las situaciones de
especial dificultad y necesidad.
Acompañar el proceso de reconocimiento de dificultades desde el respeto
Acompañar la búsqueda de nuevos recursos
Establecer un adecuado entramado de apoyo entre los adultos de referencia de
nuestros adolescentes
Dejar sentir el apoyo más sincero desde nuestras intervenciones.
Todo este proceso variará en cada centro en función de los grupos, las necesidades,…
En relación con los procesos de atención y cuidado personal, también nos gustaría poder
rescatar nuestras últimas pretensiones:
Si bien es cierto que no podemos dejar de mirar las metas que se destilan de una propuesta de
estas características, en relación con la reducción de daños asociados a problemas derivados
de los consumos de drogas, deseamos destacar aquello que es más primario y sin duda
esencial…
1- Aflorar la consciencia sobre los propios sentimientos y comportamientos
2- Destapar las dificultades
3- Mirar las dificultades
4- Saber identificarlas
5- Acompañar la búsqueda de recursos de afrontamiento.
6- Vivir conscientemente.
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15. GLOSARIO DE INDICACIONES A TENER EN CUENTA
1. Identificar bien los objetivos
2. Ser cautos y prudentes en los objetivos
3. Cuidar el proceso
4. Dirigir la mirada a la persona y no al “caso problema”
5. Aunar esfuerzos, buscar sinergias
6. Trabajar y cuidar la relación
7. La estrategia fundamental Seducir, mostrar atractiva, útil y necesaria la
intervención
8. La herramienta principal es la relación misma, tanto con el sujeto diana de la
intervención, como con las personas intermediarias (familia y profesorado
principalmente)
9. El punto de partida en la relación La expectativa del alumno o la alumna hacia
nosotros y el trabajo que vayamos a desarrollar con él o con ella
10. Respetar escrupulosamente las necesidades temporales y los ritmos,
permitiéndonos aplazar objetivos
11. Respetar miedos y resistencias
12. Resultar fiables y eficaces (y parecerlo)
13. Cuidar al profesorado Es fundamental lograr la colaboración en los objetivos
que nos hemos marcado, por lo que deberemos de procurar que participen de los
mismos y la importancia asignada a ellos
14. No “vender humo” a la hora de presentar la propuesta, debido a que podemos
crear falsas expectativas que se nos vuelvan en contra
15. Trabajar y cuidar la comunicación con todo el personal implicado para aclarar
dudas e inquietudes y tratar de evitar prejuicios y malos entendidos
16. Nuestra intervención debe de ser vista y sentida como una ayuda y un apoyo en su
labor; y no como un plus de esfuerzo o trabajo añadido, ni como una fiscalización
de su labor profesional
17. En el acercamiento a los chavales y chavalas debemos de ganarnos su confianza,
para lo que deberemos ser absolutamente sinceros y cuidadosos con la persona
18. Muchas de las situaciones con las que vamos a intervenir y las personas
responsables de las mismas, tienen una historia de intervención sobre los
problemas que presentan desde la recriminación y culpabilización que les
predisponen a esperar “más de lo mismo”
19. No confundamos nuestros objetivos con las posibles expectativas de nuestros
usuarios. Debemos de contar fundamentalmente con estas últimas para reenfocar,
resituar, o lo que resulte necesario
20. El medio en el que intervenimos (el escolar) predispone a que los problemas sobre
los que pretendemos intervenir sean valorados desde el punto de vista
disciplinario, por lo que son lógicas y normales actitudes a la defensiva por parte
del alumnado e incluso de la familia
ADOS! S.C.
Santutxu, 26-Lonja (48004-Bilbao) Tfno/Fax : 944051305 e-mal: ados-ados@euskalnet.net Página 15