1. Mi nombre es Tomás, tengo 21 años y soy de Chile. La historia que les
voy a relatar sucedió durante el verano del 99, donde con unos primos, tuve
mi primera masturbación grupal.
Recuerdo que con mis primos siempre nos íbamos antes que los adultos
a la casa para así poder bañarnos tranquilamente y ocupar todo el tiempo
que quisiéramos en ello. Sin embargo, un día al llegar a la casa nos dimos
cuenta de que el pozo de agua no había quedado conectado, por lo que
probablemente esta se acabaría luego y que nos retarían ya que en vez de
guardar el agua para otras necesidades más urgentes la habríamos ocupado
en bañarnos.
Cabe mencionar que nosotros de todas formas conectamos el pozo, pero
este demoraba mucho en lograr llenarse para poder ocupar dicha agua.
Previniendo este reto que nos podría llegar, César, mi primo mayor (17 años,
tres mayor que yo), propuso que nos bañáramos de a dos o tres personas
para así poder ahorrar agua. Fue así como, después de la distribución de
parejas, comenzamos la operación ahorro. Se suponía que el César se
bañaría con Pablo (de mi misma edad) y que yo me bañaría con el Rodrigo
(un año mayor que yo), hermano de Pablo. Sin embargo, entramos todos
juntos al baño.
El primero en desnudarse fue César, y al momento de quitarse los
calzoncillos quedé con mis ojos pegados en el movimiento tambaleante con
el que su gran pene se balanceaba. Nunca antes había tenido la posibilidad
de ver tan detenidamente el pene de mi primo por lo que, aunque trataba de
disimular, era evidente mi fijación por él. Era largo y grueso y sus huevos
colgaban casi a la misma altura.
– ¿Es grande, cierto?- me dijo mientras se lo tocaba y se echaba el
prepucio hacia atrás, yo solo asentí con la cabeza, mientras Rodrigo le
decía:
- A mí me acompleja un poco el tamaño del mío, lo encuentro súper chico
en comparación con el de mis compañeros.
Masturbación con mis primos 1
2. – Pero si yo no lo tengo tan grande tampoco –dijo César- o sea, cuando
se para es grandote, pero estando así no encuentro que sea taaaan grande.
Todo esto sucedía mientras él , César, jugaba con su pene y se miraba al
espejo completamente desnudo. En ese instante fue inevitable la erección
de mi pene, cosa que me tenía realmente nervioso ya que no sabría cómo
explicar en caso de que me pillaran.
- ¿De qué porte lo tienes tú? -Me preguntó Rodrigo –A ver, deja verlo.- Yo
súper nervioso respondí:
- ¿Para qué? ¿Qué queréis verlo? -De pronto sentí que me bajaban el
traje de baño de golpe. Era mi otro primo, Pablo. Por suerte debajo del short
yo andaba con calzoncillos, por lo que logré ocultar mi erección.
- Puta el güeón vergonzoso -dijo el Pablo
- ¡Va! así no más soy pues. –Dije mientras me subía el traje de baño.
- ¡Pero si igual te vas a tener que sacar el calzoncillo para bañarte güeón!
-Dijo Rodrigo.
- Que no te dé vergüenza tenerlo chico güeón, si recién tienes 14 o 15
años no más -dijo César.
Lentamente mi erección ya había logrado bajarse, sin embargo sabía que
en cualquier momento mi pene podría volver a pararse.
- ¿Y van a seguir? tenemos que apurarnos porque ya van a llegar (los
adultos) y nos van a decir que no ocupemos agua. -Dije tratando de evitar
seguir hablando del tema, ya que me excitaba demasiado.
- Ya, entren ustedes primero. -dijo Pablo refiriéndose a mí y a su hermano
Rodrigo.
Rodrigo se paró del piso donde estaba sentado y se quitó la polera y el traje
de baño quedando de esa forma completamente desnudo, ya que no llevaba
nada debajo de este último. Disimuladamente traté de mirar su pene y a
decir verdad me gustó más que el de mi primo Cesar, ya que pese a que era
evidentemente más corto que el de este último, era un poco más grueso y
Masturbación con mis primos 2
3. eso me excitaba más. Se notaba que era bastante cabezón a pesar de que
todo su glande estaba cubierto con el prepucio.
- Pero no lo tenís tan chico güeón. -Le dijo César mientras se lo miraba
con detención
- Mmm… No sé, el tuyo igual es mucho más grande al igual que el de mis
compañeros Dijo Rodrigo
- No es mucho más grande, sólo que es un poco más largo, pero no te
acomplejes güeón, hay otros güeones que lo tienes de este porte.
- ¡Apúrense que van a llegar! -Dijo Pablo.
Rodrigo abrió la llave de la ducha y luego de temperar el agua se metió y
me dijo:
- ¿Te vas a bañar con ropa?
Pese a que me había excitado el hecho de ver desnudo a mi otro primo,
había logrado contener la erección. El hecho de que ahora no quisiera
sacarme la ropa tenía que ver básicamente con que sentía que mi pene era
mucho más pequeño, o más bien, más delgado, que el de mis otros primos
por lo que en ese momento sentí un poco de vergüenza. Yo en el colegio no
acostumbraba a bañarme luego de la clase de Educación Física
principalmente por miedo a una erección y también por creer que mis
compañeros lo tenían mucho más grande que yo, no obstante el profesor del
curso comenzó a obligarnos a tomar una ducha después de la clase y fue
entonces cuando me di cuenta de que realmente el porte de mi pene, en
comparación con el de mis compañeros era similar o incluso más grande,
salvo alguna que otra excepción. Sin embargo los penes de mis primos sí se
veían más grandes y gruesos que el mío, por lo que era inevitable pensar
que harían cualquier comentario al respecto.
- Báñate tú no más por mientras, Cesar. -Le dije mientras levantaba la
tapa de la taza del baño simulando que iba a orinar. Fue entonces cuando
entre Pablo y César me tomaron y me metieron a la ducha sin previo aviso.
- ¿Eso te costaba tanto güeón? -Me dijo Pablo.
Masturbación con mis primos 3
4. Yo ya estaba completamente mojado por lo que procedí a sacarme la
polera. Mientras hacía eso, Rodrigo, que estaba junto a mí en la ducha, llegó
y me bajó el traje de baño junto con los calzoncillos. Mi primera reacción fue
verle la cara a mis primos y esperar algún comentario al respeto. Pablo, que
era un poco más malo, se rió y le dijo a César:
- Con razón no quería mostrarlo. Puta la güeá chica. -Dijo Pablo en tono
de broma.
- Jajaja. No güeón, sabes que yo lo tenía de ese mismo porte a tu edad,
así que no te acomplejes. -Dijo César- Además, tú lo tienes más chico güeón
así que no hables mucho (refiriéndose a Pablo)
- Sí güeón, además incluso es un poco más largo que el mío, aunque
más flaco, eso sí.- Dijo Rodrigo mientras se lavaba el pelo baja la ducha.
- En todo caso- dije yo- la mayoría de mis compañeros lo tiene casi del
mismo porte o hasta más chico.
- Puta güeones, ¡apúrense que ya van a llegar! Dijo Pablo mientras se
quitaba la ropa
- ¿Viste güeón) La tuya es más chica que la de Tomás. -Le decía César
Pablo.
- ¿Dónde lo viste? La mía es más grande.
A esas alturas a mi ya me daba lo mismo estar desnudo, además que me
había relajado al ver que el pene de mi primo Pablo era más chico que el
mío. Por otra parte, yo no podía quitar mis ojos del pene del Rodrigo, con
quien estaba en la ducha y de Cesar, que no dejaba de tocárselo, estirárselo
y subir y bajar su prepucio constantemente.
- Ya, ponte tú bajo la ducha mientras yo me enjabono. -Me dijo el Rodrigo.
Se puso de lado para que yo pudiera pasar y obviamente yo hice lo mismo
para que pudiésemos cambiar de puesto. Al pasar frente a él sentí cómo
nuestros penes chocaban y mi excitación se hizo evidente, casi
inmediatamente me puse de espaldas a él, ya que mi pene comenzó a
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5. pararse sin poder detenerlo. Sin embargo, Rodrigo ya se había dado cuenta
de lo sucedido e inmediatamente dijo:
- Puta el güeón caliente- obviamente las miradas del Cesar y el Pablo se
dirigieron hacia él y ambos preguntaron al unísono:
- ¿Quién?- Yo estaba muerto de vergüenza y de miedo por lo que
pudieran pensar.
- El Tomás poh. Le pasé a llevar el pene al güeón y se le paró al tiro.-
Decía Rodrigo mientras los ojos de mis primos esta vez se dirigían hacia mí.
La situación fue más normal y natural de lo que esperaba. Sólo hubo
algunas bromas referentes a mi facilidad para excitarme y algun que otro
comentario con respecto al tamaño de mi pene.
- Oye güeón y así te avergonzabas. Lo tenís más que bien para tu edad, -
me decía César mientras miraba mi pene erecto - pero el mío parado es más
grande que el de él. –Dijo Pablo
- Ya güeón, ¿sabís qué? Estamos puro güeveando y nos hemos
demorado mucho, así que apúrense o dennos espacio no más para entrar -
dijo César sin hacer caso al comentario del Pablo.
Yo aún tenía un poco de vergüenza, pero como mi erección no había sido
mal interpretada traté de mantener la naturalidad de la situación. Como ni
Rodrigo ni yo dimos señales de salir de la ducha, César y Pablo, entraron
con el fin de apurarnos. César me pidió el shampoo que yo había dejado en
la ventana y se lo entregué mientras Rodrigo y Pablo se enjabonaban todo el
cuerpo.
- Ya, deja mojarme - me dijo Pablo
- Cuidado con este güeón que es demasiado caliente. - Dijo el Rodrigo,
molestándome por lo que había pasado recién.
Cambiamos de posición y para ello tuve que pasar delante de César, pero
esta vez lo hice dándole la espalda. En ese momento y obviamente en tono
de broma, se acercó a mí y presionando, puso todo su paquete en mi culo.
Para mí fue increíble. Nunca había imaginado esa situación, pero me excité
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6. muchísimo y de lo único que tenía ganas era de poder tocar y, por qué no,
masturbar ese enorme pene. Por suerte mi pene aún se encontraba erecto
debido a la situación anterior, por lo que no tuve que justificar dicho estado.
Obviamente mis primos se mataron de la risa y yo opté por tener la misma
reacción.
Era casi inevitable para mí observar con detención el momento en que
mis primos, especialmente César y Rodrigo, lavaban sus respectivos penes.
Esa era otra de las cosas que me excitaba muchísimo. Cuando vi que
Rodrigo echaba el prepucio de su pene hacia atrás y dejaba al descubierto
ese enorme glande fue inevitable pensar en lo que se sentiría tener ese
miembro en mis manos. Continuamos con la ducha y luego de un rato logré
calmar la larga erección que había alcanzado.
El primero en salir de la ducha fue Rodrigo. Posteriormente lo hizo César,
luego yo y después Pablo. Una de las escenas que más recuerdo de ese
momento fue ver a César secándose con mucha dedicación ese enorme
pene para luego comenzar a jugar con él moviéndolo como un péndulo o
dándole vueltas simplemente impulsado por el movimiento de su pelvis.
Finalmente salimos del baño y cada quien se vistió en su pieza.
Al poco rato, y antes de que llegaran los adultos, César recibió la llamada
de un amigo, Víctor, que le avisaba que esa noche no podría sacar la
camioneta de su papá, ya que estos la usarían para salir. Se suponía que
iríamos con Víctor a dar una vuelta a otra de las playas cercanas, pero como
obviamente ya no podríamos, comenzamos a pensar qué haríamos.
Estábamos en eso cuando llegaron nuestros papás y después de un rato
nos comentaron que saldrían con los papás de Víctor. Finalmente, y sin
ninguna idea concreta que se nos ocurriera, decidimos quedarnos en casa.
Cerca de las 9 de la noche llegó el papá de Víctor a buscarlos ( nuestros
papás) y junto con ellos venía él (18 años) y su amigo Toño (19 años), ya
que como saldrían todos los adultos, ellos se quedarían con nosotros por
esa noche para no estar aburridos en su casa.
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7. Después de que nuestros papás se fueran, Víctor propuso ir a comprar
algo para tomar mientras veíamos unas películas xxx que él había llevado.
Obviamente todos nos entusiasmamos y fuimos inmediatamente a comprar.
Al rato ya estábamos instalados todos en el living de la casa tomando chelas
(cervezas) y viendo una de aquellas películas que había llevado Víctor. En
un sillón estábamos sentados Rodrigo, Víctor y yo, y en un diván cama que
había, estaban sentados Cesar, Pablo y Toño. Era inevitable hacer o
escuchar comentarios relacionados con las imágenes que estábamos
viendo: “Las medias tetas de la mina.” “La mina camboyana se lo traga
entero.” “El güeón suertudo más encima le pagan.” “Yo lo tengo más
grande.” Aquellos comentarios contribuían, en mi caso, a una excitación aún
mayor y hacían que mi pene cada vez estuviera más grande y duro.
- La media penca del güeón. -Comentó Rodrigo.
- Sí güeón -contestó César-, le debe romper el culo a la mina.
- No güeón,- dijo Víctor -, este güeón -refiriéndose a Toño- la tiene más
grande.
El Toño asintió con la cabeza e hizo un gesto como diciendo: “lo tengo
más grande que todos ustedes”
- Anda güeón, muéstraselas.- le dijo Víctor a Toño. Toño desabrochó sus
jeans y mientras con una mano bajaba sus calzoncillos, con la otra sacó y
dejó a la vista parte de su enorme, pero realmente enorme, pene. Al principio
sólo pude ver el glande y parte del tronco, pero sin duda era el pene más
grande que hubiese tenido frente a mis ojos, solo exceptuando los de
algunos actores porno que veía en películas, aunque más que largo era
increíblemente grueso y cabezón.
- ¡¡Maestro!! -dijo César en tono de admiración y sin dejar de quitar sus
ojos del miembro de Toño.
- Viste güeón, si este güeón la tiene enorme. -Volvió a decir Víctor
- Y tú güeón, ¿no que la tenís grandota también cuando se te para? -
Preguntó Rodrigo a César en tono de ironía.
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8. - Si poh güeón, pero nunca tanto. –dijo mientras metía su mano bajo el
pantalón de buzo con el que andaba, y gracias al cual era evidente el estado
erecto de su pene.
César se bajó un poco el pantalón y bajando también sus calzoncillos,
sacó junto con sus huevos su también grandote pene.
- ¿Viste? -Dijo César mientras le mostraba a Rodrigo su miembro erecto.
Yo estaba impresionado. Nunca había imaginado estar en una situación así
y la excitación que tenía era enorme. Mis ojos no se despegaban de esos
perfectos penes. Toño había dejado parte de su pene a vista de todos y
César nos estaba mostrando también lo bien dotado que estaba mientras se
tocaba el glande y suavemente extendía y recogía el prepucio que lo cubría.
- Güeones, ¿les molesta que me pajee? -Preguntó de pronto Víctor.
Nosotros nos miramos y sin necesidad de ponernos de acuerdo le dijimos
que no.
Yo estaba al lado de él y vi con lujo de detalles toda su rutina
masturbatoria. Lo primero que hizo fue pararse, sacarse las zapatillas,
desabrochar sus jeans e inmediatamente bajarlos. Víctor no andaba con
nada bajo los pantalones, por lo que al tiro pudimos ver su pene erecto
apuntando hacía arriba. La verdad es que su no era para nada grande, por lo
que no se comparaba con el de su amigo ni con el de mi primo Cesar, pero
igual era excitante ver la confianza y virilidad con que actuaba. Se volvió a
sentar. Con su mano derecha comenzó suavemente a realizar un
movimiento desde la cabeza hasta la base del pene y con la izquierda
tocaba sus peludos cocos que tampoco eran de gran tamaño. Todo esto lo
hacía mientras continuábamos viendo la película y mientras observaba cómo
todos lo mirábamos a ratos.
- ¿Y ustedes no tienen ganas? -Preguntó mientras continuaba con su
lenta, pero constante masturbación.
- Sí güeón, respondió Rodrigo, pero si nos ponemos a pajear todos va a
parecer mariconeo esta güeá. -Todos nos reímos.
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9. - ¿Por qué va a ser mariconeo güeón? Cada uno con la suya. Ahora si tu
querís tocármela, esa güeá si que es marica. -Dijo el Víctor en tono de
broma a Rodrigo. Volvimos a reír.
Yo creo que en el fondo todos teníamos ganas de poder masturbarnos en
ese momento, pero como supuestamente nunca ninguno de nosotros había
estado en una situación similar antes, era un poco difícil tener confianza y
tomar la decisión de hacerlo. Sin embargo, y en vista y considerando que
César ya se la estaba tocando, que Toño, aunque no se la tocaba, la tenía a
simple vista y a que Víctor se estaba pajeando sin ningún reparo, decidí
meter la mano bajo mi pantalón y también comencé a tocarme y
masturbarme suavemente. Rodrigo y Pablo desde hacía un rato decidieron
hacer lo mismo que yo y comenzaron a masturbarse bajo el pantalón. César,
con su pene y huevos fuera del pantalón, comenzó también a masturbarse,
pero sólo lo hacía sobando la cabeza hinchada de su gran pene. Toño, en
cambio, continuaba en la misma posición desde hacía rato y no hacía más
que mirar la película y a los demás de vez en cuando sin tocar para nada su
paquete que, como mencioné anteriormente, dejaba verse en parte.
Estaba en la interrogante de sacar mi pene a la vista de todos o no, cuando
sentí que Víctor, que ya había acelerado el ritmo de la paja que se hacía,
comenzó a gemir de placer y de un momento a otro empezó a salir semen
de su pene, llegando parte de este hasta su cuello y el resto terminó sobre
su polera.
- Puta que duraste poco güeón. -Bromeó Toño logrando sacar varias
risas a nosotros.
- Es que no me masturbaba desde el lunes. -Aclaró Víctor
- Saaale güeón, te apuesto que lo hacís a cada rato güeón pajero. -Dijo
César. Víctor se paró, estando su pene aún semierecto, se sacó la polera, se
limpió el cuello y volvió a ponerse los pantalones. Yo tenía unas ganas
enormes de poder ver lo mismo que había hecho Víctor, pero que quién lo
hiciera esta vez fuera Toño, ya que quería ver por completo esa enorme
tranca en acción.
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