Unlocking the Power of ChatGPT and AI in Testing - A Real-World Look, present...
La situación del músico en españa II "Industria musical versus musica"
1. 1
Reflexiones sobre la situación del músico en la sociedad y
de la propia concepción que se tiene sobre la Música. De
profesión: músico. (II)
MÚSICA versus Industria Musical. De sí es lícita hoy día la
industria musical.
Inicié mi primer artículo breve sobre “Reflexiones sobre la situación del
músico en la sociedad…” a partir de una fuente de hace casi más de 200
años: los artículos de Frank Liszt publicados en la Gazette musicale
concretamente en 1835 y recogidos en “Cartas de un artista” y en los que
reflejaba su crítica sobre la situación de los músicos y las instituciones de su
tiempo. Podría ser arriesgado realizar paralelismos que pudieran resultar
anacrónicos, bien porque las sociedades evolucionan o bien, de forma más
concreta e individualizada, porque trato de realizar mis reflexiones en base a mi
experiencia como músico con un perfil “no clásico” y quien realizaba dichas
críticas venía del mundo “clásico”, y ya se sabe la eterna dicotomía música
“culta” - música popular. Sin embargo aclarar que solo existe dicotomía (música
“culta” – música popular) si ambas o una de las disciplinas, que a la vez
pertenecen a una sola: la MÚSICA, quiere.
Si bien nuestra sociedad actual ha superado una fase post – industrial que está
dando lugar a la tercera revolución industrial basada - entre otras áreas - en las
telecomunicaciones que repercuten muy directamente en la música, la finalidad
de este segundo artículo busca precisamente resaltar que la problemática en
torno al músico y la música de hoy en día es en el fondo de la cuestión más de
orden metafísico y no debería ser las descargas el eje central del debate, por
poner un ejemplo actual. Algo que se nos está mostrando como el problema
principal del mundo de la música cuando sí existen verdaderos problemas en la
condición social del músico actual en nuestro país y que iré desgranando en
sucesivos artículos.
Así, lo expuesto, sigo fijándome en la lectura de Liszt y su crítica hacia la
concepción que se tiene del músico en la sociedad, pues bien puede
2. 2
considerarse, a pesar de las diferencias expuestas por el tiempo en que las
realizó, totalmente actuales en su fondo.
Si le preguntamos a un niño o a un adolescente qué música escucha
probablemente nos dirá alguna canción o músico que esté en las listas de
éxito, arriba de todo, que no para de sonar por la radio o la televisión o en la
banda sonora de una película recién estrenada; y por seguro que sólo nos dirá
una canción en concreto, aquella que más insistentemente repiquetea en su
cabeza como fruto de una incesante operación de marketing por parte de la
industria musical. Incluso llegará a mencionar algún título que atribuye al artista
que actualmente la está interpretando cuando ese tema quizás tenga más de
50 años pero que en realidad es de nuevo re - versionado por el artista de
moda y con una producción “actualizada”.
Su percepción no es errónea…, sólo es fruto de los canales de comunicación a
los que accede para escuchar música, aunque dichos canales yo los definiría
como “invasivos”. Aunque relativamente sería lícita la existencia de una gran
industria musical que de aquí a unos años se ha concentrado en las majors, las
grandes discográficas, cabría preguntarse hoy, precisamente a costa del
debate sobre la causa principal de su crisis, si su respuesta y el producto que
ofrece es reflejo de lo que realmente es la música o de lo que es ser músico y
lo que comporta la creatividad del mismo… e incluso de sí lo que está
ofreciendo es lo que el oyente realmente quiere. Sí es lícita cualquier clase de
industria y comercio y en el caso de la industria musical se trata de ganar
dinero con la música…pero maticemos: estamos hablando de MÚSICA, de arte
y creatividad, de una práctica universal y es entonces donde nos encontramos
con una serie de agravios y sin sentidos por parte de la industria musical donde
el artista siempre se lleva la peor parte.
Es justo separar de este debate a aquellas pequeñas discográficas que sí
buscan una combinación de su beneficio empresarial natural (que no siempre
obtienen) con el respeto a la obra del artista, con el deseo expreso de crear
catálogo, bien estilístico (especializándose en determinadas músicas) o bien
totalmente creativo.
3. 3
Planteándolo de otra manera: hay que preguntarse si la industria musical llega
a reflejar o incluso a “preocuparse” por la creatividad inherente en el músico,
pues si actualmente esta industria musical en concreto gusta de llamarse e
incluirse en la etiqueta de industria cultural ( con los subsiguientes apoyos de
los gobiernos por parte de su ministerio de Cultura), podemos llegar a discrepar
totalmente de este término dado ya que los objetivos son realmente distantes a
esa preocupación por la creatividad o labor del músico.
Quedaba claramente expuesto por Simon Frith en su escrito sobre “La industria
de la música popular” al comenzar diciendo que la cuestión básica que se
plantea la industria de la música es una pregunta tan simple como la de ¿cómo
ganar dinero con la música? Sería interesante preguntar a los músicos si se
hacen esa misma pregunta. Precisamente en estas dos actividades (Músico e
Industria Musical) que supuestamente están íntimamente relacionadas surgen
los desequilibrios. No todos los músicos ganan de la misma manera y la
inmensa mayoría de ellos se plantean la pregunta de otra forma: ¿podré vivir
de la música, de mi creación…? Y la industria musical se pregunta de forma
directa y con objetivos claros ¿cómo ganar dinero con la música? Es cuando el
músico se convierte en un obrero que pertenece a la gran industria musical –
ya sabemos, contratos leoninos que llegan a afectar a la verdadera creación
del autor, por poner un ejemplo -. Alguien comentó que el problema de los
músicos de hoy es que desean antes la fama que el éxito, visto éste como un
reconocimiento de su obra y visto aquella como la repercusión de los medios
de comunicación o listas de éxito. Sin embargo no todos los músicos en la
actualidad quieren pertenecer al engranaje de la industria musical tal y como
está concebida. Curiosamente el músico si sabe adaptarse a los nuevos
tiempos, a buscar caminos de difusión de su obra gracias a las nuevas
tecnologías actuales (y de seguro que a la gran mayoría de los músicos no les
importa que el público se baje sus canciones) y la Industria musical no sabe o
no quiere esa adaptación, un necesario cambio de modelo productivo.
La música popular e incluso toda clase de música que ya es susceptible de
comercializar o difundir (pues la denominada “clásica” también se presta al
marketing musical) no equivale en su totalidad a la suma de los productos que