Tradução para o espanhol de "O amor encontrado", dez poemas de Luiz Ruffato.
Publicados dia 1º de dezembro, no suplemento Papeles Literários, do jornal venezuelano El Nacional, de Caracas. Tradução do poeta e roteirista venezuelano Edmundo Ramos Fonseca.
10 poemas de Luiz Ruffato_Papeles literarios 1 dez 2013
1. 6.
el nacional domingo 1º de diciembre de 2013
Primer poema
Despierto: la noche susurra
tu nombre. Estuviste aquí
hace poco. El piso de la casa
acaricia tus pasos breves,
tu voz ilumina caligrafías
en la pared, molda tu piel
la sábana todavía impregnada
de ausencia… Despierto.
Segundo poema
10
Hay cualquier cosa de azul en la tarde que galopa más allá/
de los edificios.
Y no es nube, no es velo. No es espectro, llamarada, agua.
Tal vez relojes estropeados, canciones interrumpidas,
Tal vez visitas inesperadas, primaveras extintas.
Tal vez tu delicada sombra fugitiva.
Tercer poema
Diciembre emergió del calendario
agarrado de tus cabellos negros.
boyan horas impalpables,
sobrenadan palabras todavía vírgenes.
En el tumulto del océano hostil
nuestros sueños rescatamos
conduciéndolos en cardúmenes
a la región más transparente.
poemas
Luiz Ruffato
Octavo poema
De súbito comprendo lo primero no:
mis frágiles pies tocaron el agua fría
y vi, cuando emergidos de los retratos ovalados,
rostros abarrotaban la despensa de historias.
De súbito comprendo lo primero no:
mis brazos ceñían la madrugada
despreciando nombres, tan poca tierra
para tan grandes desaparecimientos.
De súbito comprendo lo primero no:
el tiempo avanza de ahora para el anteayer.
Noveno poema
Todavía hay poco era día.
yo asilaba en la sombra
la estirpe de los antepasados.
Temía la llegada de la tarde
con sus pájaros, vertiginosos,
cortejos, fantasmagorías.
No obstante, sin sabernos,
caminábamos, hombro a hombro,
evitando las largas veredas.
Y cuando al final la tarde descendió
entre laberintos, valles y cristales,
entrelazamos las manos inseguras.
Juntos, partimos el tiempo,
Reconstruyendo piedra a piedra
la vida que quedó inmediata.
Cuarto poema
En el último día del último año de la falseada infancia,
vomitando soledad por las nocturnas calles de la ciudad,
no imaginaba que, mil cuatrocientos quilómetros más allá,
tú ya existías, forma entre formas, magros dedos
diseñaban efímeras marcas en el vidrio sudado
de un invierno encajado en la memoria,
cicatrices maculaban tu cuerpo inmaduro,
piernas ocultaban silencios entre los muebles,
noches calentaban tristezas
calentaban manchas.
En el último día del último año de la falseada infancia,
vomitando soledad por las nocturnas calles de la ciudad,
sólo yo no existía todavía. Tú me inventaste.
Quinto poema
En el principio
eras palabra
verbo adjetivos
imagen que concuerda
en el etéreo universo.
Entonces encarnaste
sujeto predicados
nítida metáfora
flor calor color
mar aire amar.
Décimo poema
Sexto poema
Cautivo, en silencio
amañas olores
de otras tardes
tal vez habidas
en el caos de las horas
siempre las mismas.
Pero allá, donde gimen
de frío las noches húmedas,
apacentabas sueños,
interpretabas pegadas,
desertabas de los dolores,
refugiada en vidas extrañas.
¿Cuánto de ti rezuma
paredes temblorosas,
bocas silentes,
manos vacías?
¿Cuánto de ti
son lejanías , distancia,
polvo de caminos
nunca recorridos?
Séptimo poema
Cuatro o cinco motivos
para renunciar, aquí está/
la columna
de haberes. Y persistí,
aunque hayan desaparecido
bolígrafos y días enteros
en el extraño calendario
que cargo en las espaldas.
Yo no sabía –tú no sabías–
pero el hambre de domingos
las madrugadas carreteras
los nombres que se apagaban
las errantes ofertas/
de los vientos,
todo nos empujaba hacia/
la puerta
nunca abierta, nunca cerrada.
No es la misma tristeza de cuando, asentado el día,
recogíamos la pálida soledad en el varal.
No es la misma tristeza de cuando, bastones/
y óxido,
cerrábamos las puertas al aullido afligido/
de las edades.
No es la misma tristeza de cuando, la luna/
ignorando,
pulsaba insomne la tiniebla, bajo el presagio/
del fin absoluto.
No es la misma tristeza de cuando, cargada/
el alma,
deshojábamos las cenizas reveladas/
en el esterquero.
No es la misma tristeza de cuando, intuida/
a la distancia,
la imaginaba en inmensos cuartos cultivando/
abriles y mayos.
No es la misma tristeza de cuando, perteneciente/
a nada,
inventé tus abrazos esculpidos en promesas/
y polen.
No, no es la misma. Esa, la de ahora, es belleza/
de cántaros
descansando vinos, acuarios vacíos para/
aguardar cangrejos.
Poemas de Vinicius de Moraes.
Una selección
Dialéctica
Buen día, tristeza
A un pajarito
La rosa de Hiroshima
Amor
Es claro que la vida es buena
Y la alegría, la única/
indivisible emoción
Es claro que te hallo linda
En ti bendigo el amor/
de las cosas simples
Es claro que te amo
Y tengo todo para ser feliz
Buen día, tristeza
Qué tarde, tristeza
Usted vino hoy a verme
Ya estaba quedando
Hasta medio triste
De estar tanto tiempo
Lejos de ti
¿Para qué viniste
A mi ventana
Meter la nariz?
Si fue por un verso
No soy más poeta
¡Ando tan feliz!
Si es para una prosa
No soy Anchieta
Ni vengo de Assis.
Piensen en los niños
Mudos telepáticos
Piensen en las niñas
Ciegas inexactas
Piensen en las mujeres
Rotas alteradas
Piensen en las heridas
Como rosas cálidas
Pero oh no se olviden
De la rosa de la rosa
De la rosa de Hiroshima
La rosa hereditaria
La rosa radioactiva
Estúpida e inválida
La rosa con cirrosis
La antirosa atómica
Sin color sin perfume
Sin rosa sin nada.
¿Vamos a divertirnos, amor? Vamos a jugar peteca
Vamos a confundir a los otros, amor, vamos a salir corriendo
¿Vamos a subir al elevador, vamos a sufrir calmadamente/
y sin precipitación?
¿Vamos a sufrir, amor? Males del alma, peligros
Dolores de mi mala fama íntimas como las llagas de Cristo
¿Vamos, amor? Vamos a emborracharnos de absenta
Vamos a emborracharnos de cosas extravagantes, vamos
A fingir que hoy es domingo, vamos a ver
El ahogado en la playa, ¿vamos a correr detrás del batallón?
Vamos, amor, a tomar thé en la Cavé con madame de Sevignée
Vamos a robar naranjas, hablar nombres, vamos a inventar
¿Vamos a crear un beso nuevo, cariño nuevo, vamos a visitar/
a Nuestra Señora del Parto?
¿Vamos, amor? Vamos a persuadirnos inmensamente/
de los acontecimientos
Vamos a hacer dormir al bebé, a botarlo en el urinario
¿Vamos, amor?
Porque excesivamente grave es la Vida.
Pero acontece que yo/
soy triste…
Lléguese, tristeza
Siéntese conmigo
Aquí, en esta mesa de bar
Beba de mi copa
Deme su hombro
Que es para llorar
Llorar de tristeza
Tristeza de amar
Déjate de historias
¡Desaparécete de aquí!
Traducción de los poemas de Luiz Ruffato y Vinicius de Moraes por Edmundo Ramos Fonseca