Este documento presenta la importancia de la oración, tomando como ejemplo a Jesús y su práctica de orar frecuentemente. Jesús pasaba mucho tiempo orando solo con Dios para fortalecer su fe y recibir ayuda divina. También oró intensamente por sus discípulos y por todos los que creerían en él. De la misma manera, los primeros discípulos oraban con frecuencia y por diversas razones, siguiendo el ejemplo de Jesús. El documento enfatiza la necesidad de dedicar más tiempo a la oración intercesora
2. TEXTO CLAVE
“Mas no ruego solamente
por éstos, sino también por
los que han de creer en mí
por la palabra de ellos, para
que todos sean uno; como
tú, oh Padre, en mí, y yo en
ti, que también ellos sean
uno en nosotros; para que
el mundo crea que tú me
enviaste”
Juan 17:20, 21
4. “Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un
amigo. No es que se necesite esto para que Dios sepa lo que
somos, sino a fin de capacitarnos para recibirle. La oración
no baja a Dios hacia nosotros, antes bien nos eleva a Él”
E.G.W. (El camino a Cristo, pg. 93)
La oración.
Jesús, nuestro ejemplo
de oración.
La oración intercesora.
La oración de Daniel.
La oración de Jesús.
El discipulado y la oración.
5. La oración vincula, en forma milagrosa, a las almas
finitas con su Creador infinito.
El creyente sincero confía en la capacidad de Dios
de cumplir sus promesas. Nunca alguien ha
planteado un pedido que intimide a Dios.
No obstante, debemos ser conscientes de que:
“Pedid, y se os dará;
buscad, y hallaréis;
llamad, y se os
abrirá” (Mateo 7:7, 9, 11)
Dios está más dispuesto a darnos lo que pidamos
que nuestros propios padres (Mt. 7:7-11)
No debemos usar vanas repeticiones ni palabrería
(Mt. 6:7)
No sabemos “pedir como conviene” (Rom. 8:26)
Siempre debemos supeditar nuestros pedidos a la
voluntad divina: “Hágase tu voluntad” (Mt. 6:10)
Nuestras peticiones de perdón serán escuchadas
solo si estamos dispuestos a perdonar a los demás
(Mt. 6:12-15)
Es bueno unirnos para orar juntos (Mt. 18:19)
6. “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro,
salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Marcos 1:35)
Jesús acostumbraba a orar cada día,
buscando lugares tranquilos donde
pasar tiempo hablando a solas con
Dios (Lc. 5:16).
Además de sus oraciones habituales,
en momentos especiales Jesús pasaba
toda la noche orando (Lc. 6:12)
Jesús, nuestro ejemplo, necesitaba
mucho tiempo de oración para estar
en comunión con su Padre. ¿Cuánto
tiempo paso yo hablando con mi
Padre en oración?
7. “Para el obrero consagrado es una maravillosa fuente de consuelo el
saber que aun Cristo durante su vida terrenal buscaba a su Padre
diariamente en procura de nuevas provisiones de gracia necesaria; y
de esta comunión con Dios salía para fortalecer y bendecir a otros.
¡Contemplad al Hijo de Dios postrado en oración ante su Padre!
Aunque es el Hijo de Dios, fortalece su fe por la oración, y por la
comunión con el cielo acumula en sí poder para resistir el mal y para
ministrar las necesidades de los hombres. Como Hermano Mayor de
nuestra especie, conoce las necesidades de aquellos que, rodeados de
flaquezas y viviendo en un mundo de pecado y de tentación, desean
todavía servir a Dios. Sabe que los mensajeros a quienes considera
dignos de enviar son hombres débiles y expuestos a
errar; pero a todos aquellos que se entregan
enteramente a su servicio les promete ayuda divina.
Su propio ejemplo es una garantía de que la súplica
ferviente y perseverante a Dios con fe—la fe que
induce a depender enteramente de Dios y a
consagrarse sin reservas a su obra—podrá
proporcionar a los hombres la ayuda del Espíritu
Santo en la batalla contra el pecado”
E.G.W. (Los hechos de los apóstoles, p. 45)
8. “hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos
sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus
ordenanzas… Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese
ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad
Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de
nuestros pecados, y por la maldad de nuestros
padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio
de todos en derredor nuestro.
Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de
tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro
resplandezca sobre tu santuario asolado,
por amor del Señor” (Daniel 9:5, 16-17)
A sus casi 90 años de edad, Daniel no obtenía ningún
beneficio personal con el retorno de su pueblo a
Jerusalén. No obstante se identificó con los pecados de
su pueblo e intercedió intensamente por sus hermanos.
La oración intercesora nos ayuda a olvidarnos de
nosotros mismos, a identificarnos con aquellos por los
que oramos, y a sentir un deseo cada vez mayor por la
salvación de sus almas.
9. “pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú,
una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Lucas 22:32)
Hacer discípulos hoy requiere más que
distribuir publicaciones y argumentar con
precisión las enseñanzas bíblicas. Orar con
simpatía consciente por la angustia de otra
persona, y con un deseo apasionado de
aliviar esa angustia, sigue siendo todavía la
norma de la oración intercesora en el
discipulado efectivo.
“No es suficiente predicar a las
almas; debemos orar con ellas y
por ellas, acercándonos a ellas,
no con frialdad, sino con la
simpatía y el amor que Cristo
mostraba por ellas”
E.G.W. (Review and Herald, 24 de marzo de 1903)
Jesús oró personalmente por cada uno de sus
discípulos, intercediendo por ellos ante el Padre.
En el capítulo 17 de Juan, se registra la oración
más larga de Jesús. En ella intercede, no solo por
sus discípulos, “sino también por los que han de
creer en mí por la palabra de ellos” (v. 20)
10. Imitando el ejemplo de Jesús, los primeros discípulos oraban
frecuentemente y por muy diversos motivos.
Por la venida del
Consolador
(Hch. 1:14)
Por liberación en
las dificultades
(Hch. 12:6-12)
Por los gobernantes y
todos los que están en
eminencia (1Tim. 2:1-2)
Por la salvación de
todos los hombres
(1Tim. 2:3-4)
Por la aflicción y
la enfermedad
(Stg. 5:13-15)
Por la edificación y
conservación de la fe y
el amor (Jud. 20-21)
“Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed,
pues, sobrios, y velad en oración” (1ª de Pedro 4:7)
11. “Cristo insta a su pueblo a orar sin cesar. Esto
no significa que siempre hemos de estar sobre
las rodillas, pero esa oración ha de ser como el
aliento vital. Nuestros pedidos silenciosos,
dondequiera estemos, han de ascender a Dios,
y Jesús nuestro Abogado, implorará en
nuestro favor, llevando con el incienso de su
justicia nuestras súplicas al Padre”
E.G.W.
(Recibiréis
poder, 23
de octubre)
12. CREATIVIDAD
• ¿Cuánto tiempo te
dedicas a la oración
intercesora?
• ¿Cuánto más tiempo
deberías dedicar a la
oración intercesora?
• Haz tu compromiso hoy
y practícalo cada día de
tu vida
13. El
Discipulado
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PUEDES USARLO
Te invito a bajar y
estudiar cada una de
las 13 lecciones que
tratan sobre el tema:
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