1. Rubén Meléndez Magallanes
Producción Científica Contemporánea
Reflexiones Sobre la Producción Científica
Toda especie en el planeta ha desarrollado, a lo largo de su historia, una serie de
ventajas evolutivas que le permiten desenvolverse en el medio que le rodea. Las
que pierden dichas ventajas terminan por sucumbir ante depredadores,
competidores, o el medio mismo, extinguiéndose y formando parte de una historia
que sigue escribiéndose, de manera activa, con las especies restantes. Todo lo que
vemos en el mundo vivo, incluida la muerte, ya sea que hablemos de bacterias o de
grandes mamíferos, funciona bajo esa lógica, o por lo menos es lo que indican las
evidencias de aquellos que estudian la evolución.
Pues bien, pareciera que, bajo esa lógica, la ventaja evolutiva que ha
desarrollado la especie humana es precisamente eso: registrar lo histórico de su
acontecer para de una u otra forma dar pie a avances posteriores. Algo así como
conocer las posibilidades del presente, desde la experiencia del pasado, para
avanzar hacia el futuro. Se habla de historia y pre-historia. Lo anterior al registro y lo
que se llego a registrar, que aunque no lo es todo, ayuda a dar fe de su tiempo. Es
ahí, tras el descubrimiento de la agricultura, que el ser humano se vio forzado a una
lógica más allá de lo instintivo, y que finalmente terminaría por volverse parte de su
instinto, pues pareciera que la curiosidad y la necesidad de saber, por lo menos en
edades muy tempranas, es innata y característica de nuestra especie.
Si esta curiosidad encuentra suelo fértil, por la conjunción de circunstancias
tan diversas como contextos podríamos imaginar, llegará a concretizarse en algo
que probablemente se propagará y causará distintos niveles de impacto en donde
resulte útil, como lo han hecho todos los conceptos, técnicas y teorías que
fundamentan nuestros modos y estilos de vida actuales. La ciencia, desde hace
tiempo, tiene una historia muy difícil de ignorar. Igual la tecnología, aspecto que si
bien hoy en día se relaciona enormemente con la ciencia, durante mucho tiempo se
mantuvo al margen de la misma, como algo aparte. Filósofos griegos que son
referentes de los inicios de la ciencia se mostraban renuentes hacia el cálculo por
ejemplo, por que este requería del uso de las manos para manipular cuentas de
mármol, y la utilización de dichas partes del cuerpo quedaba restringida a los
trabajadores y esclavos. No se podía ver a un gran filosofo-científico haciendo
cuentas por que, ahora sí que, ¡imagínense el escándalo! Sin embargo, hoy nos
sería imposible imaginar una gran cantidad de procesos sin el cálculo de maquinas
avanzadas, en las que se tienen que usar las manos por lo menos para introducir
los datos requeridos por dichas operaciones.
Por otro lado, la cultura se desliga por error de la ciencia. Pero resulta difícil
comprender la evolución de esta última, nuestra evolución finalmente, sin su
inserción en la cultura y nuestras maneras de vivir, esfuerzo necesario para
2. comprender nuestra cotidianeidad. La ciencia ha tenido encuentros y desencuentros
con otros aspectos de la realidad humana. A Galileo lo amenazaron con una muerte
humillante si no dejaba de propagar sus ideas. Siglos después lo homenajeamos
como precursor de la física experimental. Las ideas de Einstein dieron lugar al
Proyecto Manhattan, el cual matizo una guerra que, si bien fue fría, provoco un
despliegue armamentista durante décadas, basado en la tecnología y la ciencia,
quizá parecido a lo que paso en la época cámbrica, millones de años atrás, cuando
los organismos multicelulares comenzaron a desarrollar medios de defensa y ataque
avanzados. Así, pareciera que la evolución, con sus deleites y sin sabores, nos
persigue sin tregua.
Esa ventaja evolutiva ha llevado al ser humano a dominar el mundo, o por lo
menos gran parte de lo que conoce de él. Desgraciadamente, esto se ha logrado en
gran medida a costa del planeta mismo. No soy muy afín a las filosofías de Al Gore,
pero algo que recuerdo de su película es cuando presenta una imagen tomada
desde el espacio, en la cual se ven las luces de las ciudades durante la noche.
Ciertamente nos hemos convertido en una fuerza de la naturaleza, pues de la
naturaleza venimos y de su aprovechamiento dependemos. No obstante, esto llega
a tener más tintes de abuso y explotación que de sustentabilidad.
La adaptabilidad que logra del medio el ser humano es su principal arma.
Sobra mencionar que es un arma de doble filo. Una vez escuche por ahí que el
hombre es el único animal capaz de hacer ríos en los desiertos, y desiertos en los
ríos. Esto pone en evidencia nuestras capacidades destructivas y constructivas,
pues la energía del átomo puede igual ayudar a tratar el cáncer que darle impulso a
un submarino nuclear en lo más recóndito de los océanos, listo para lanzar misiles
crucero -nucleares si así se necesitará- a la orden de cualquier gobierno bajo cuyo
mando se encuentre. La medicina brinda esperanza a la humanidad y, al mismo
tiempo, fomenta mercados agresivos que pretenden sacar el mayor provecho
económico, importando poco las vidas que podrían salvarse de perseguirse
objetivos más nobles. La ciencia, de la mano con la tecnología, se vuelve un
indicador de progreso, evolución. Una evolución que no siempre es amable y que da
cuenta de un sinfín de carencias que son provocadas por su avance. La ciencia, que
en algún momento llego a considerarse casi sustituta de Dios, demuestra no tener
todas las respuestas y no solo ello. En ocasiones tiene una imagen perversa que
demerita cualquier propuesta derivada de la misma.
De ahí la gran cantidad de supersticiones que siguen rodeando algunos
aspectos de la realidad humana, muy probablemente por conveniencia. La ciencia
no solo pide evidencias, pide el análisis de las mismas. Este proceso no siempre
resulta cómodo para las personas, quienes en ocasiones prefieren integrarse a
cosmovisiones fantásticas que hacen más “light” el andar cotidiano, otorgando
escalas de valores que probablemente tengan las mejores intenciones. Pero por ahí
escuche, en alguna otra ocasión, que el camino al infierno está hecho de buenas
3. intenciones. No necesitamos gente buena, necesitamos gente consciente, por más
incomodo que les pudiera resultar. Pues finalmente de las decisiones y acciones
que tomemos depende nuestro destino. Se habla que en el planeta ha habido cuatro
extinciones masivas, entre ellas la de los dinosaurios. Yo un día pensaba en que, sin
aviso alguno, un astro viajando a miles de millones de kilómetros, probablemente
mucho más rápido que la luz y que estuviera en rumbo de colisión con la tierra,
chocara y destruyera el planeta haciéndolo explotar desde sus mismísimas entrañas
en una fracción de tiempo tan pequeña que probablemente jamás llegaremos a
medir. Pero en realidad, siendo sinceros, las posibilidades de que ello ocurra son
mínimas. Evidencia de ello son los millones y millones de años de evolución que se
registran en los fósiles del planeta y que son mínimos en comparación con lo que
representan: realidades enteras que sucedieron aquí y allá, en otro tiempo pero en
el mismo espacio.
En este sentido, una extinción masiva podría definirse como una catástrofe
ecológica que elimina el taxón (tipo de ser vivo) predominante, dejando los nichos
principales libres para la competencia por parte de los taxones en la periferia. El
humano pone por mucho a los mamíferos como el taxón terrestre dominante. Sin
embargo, es el principal promotor de una nueva catástrofe ecológica que podría
terminar con la extinción de la nuestra y de quien sabe cuántas otras especies.
Daria la impresión, siendo estrictos, que somos una especie de parasito -o parasito/
especie- con tanta inercia que no pareciera detenerse ni siquiera ante las
consecuencias inmediatas que, sobra decir, son muchas y de consideración.
No obstante, la concientización que deriva en esfuerzos por contrarrestar
dicho impacto de la raza humana en el planeta viene, en gran medida, de la
influencia científica en la cultura. Aun con su imagen autoritaria y escéptica, la
ciencia pretende encontrar la mejor manera posible para hacer las cosas a partir de
la observación y el registro de evidencias. Esto podría traducirse en vivir mejor, y a
mi parecer resulta mucho más esperanzador que cualquier pronóstico proveniente
de un predicador místico, pues mientras que él depende de la fe en el misterio, lo
científico toma su fuerza de lo que se logra a través de la experimentación
deliberada y concisa con lo real. Es de esta forma como nos podemos integrar a la
dinámica del planeta, y probablemente hacer real aquella predicción bíblica acerca
del dominio armónico del ser humano sobre el mismo.
De esta manera, lo científico ha cobrado, desde tiempo atrás, gran
importancia en la realidad humana, pues es por medio de la ciencia que podemos
llegar a comprender los fenómenos que acontecen en nuestro planeta e incluso en
el universo. Como se ha mencionado en distintas ocasiones, se trata de una
sucesión de paradigmas, pues la ciencia es una duda informada que no pretende
establecer una verdad. Más bien pretende difundir una actitud crítica y hasta cierto
punto escéptica para observar y participar en el mundo que nos rodea.
4. En este sentido, esa sucesión de paradigmas se da como una especie de
carrera de relevos, pues sin los descubrimientos de antaño no podríamos acceder a
los beneficios de la ciencia y la tecnología actuales. Asimismo, los esfuerzos de hoy
serán la base de las invenciones y teorías que algún día impulsaran a las
sociedades futuras. Los protagonistas de todo esto, además de los conocimientos
generados, son hombres y mujeres que se convirtieron en grandes exponentes de
sus disciplinas gracias a sus colaboraciones. Estas personas supieron ver a través
de las barreras que se le presentaban al saber para llegar más lejos, muchas veces
en contra de la corriente, y su legado deja más que entendido que son personas en
extremo ingeniosas y valerosas, pues sin sus contribuciones estaríamos muy lejos
del lugar que ocupamos hoy en día.
Así que, con todo y todo, el mensaje de la ciencia es claro: hay que ser
conscientes. Y existen muchas maneras de adquirir esa conciencia, pues
información derivada de nuestra participación en el mundo y sus consecuencias
sobra. Lo que hace falta es promover la comunicación y el entendimiento público de
la ciencia como modo para lograr sociedades mas democráticas y que funcionen
mejor, tanto con el medio que las rodea como al interior de sí mismas. “Necesitamos
crear una sociedad de la comprensión que forje el poder de la inteligencia
distribuida, para utilizarla en mejorar nuestras vidas.” Los beneficios de la
comprensión y la aplicación de la ciencia repercuten en distintos niveles, que van de
lo personal hasta lo global. La ciencia puede ser considerada como el principal logro
cultural de la humanidad, pues su evolución ha dependido enormemente de ella.
Para finalizar, me parece importante el señalar el papel tan importante que
juegan los divulgadores de la ciencia en la actualidad, pues si bien no se trata de
formar especialistas y expertos en temas científicos, lo que se intenta es generar un
flujo de información constante entre los avances científicos y la sociedad para con
ello mejorar nuestra relación con el entorno e incluso con nuestros semejantes.