2. Un día soleado, Caroline le dijo a su mamá
Carmen:
– Mami, mami. ¡Vamos al parque a jugar!
Como el día estaba hermoso, doña Carmen
la llevó.
En el parque se encontraron a Beatriz, una
amiga de la familia.
Caroline, jugaba con su osito Pipo y disfrutaba
de aquel día cuando un dientito le empezó a
doler.
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4. Beatriz le recomendó a la mamá de Caroline
que la llevara a la Clínica de la Centeno Güel,
para que le revisaran el dientito.
Doña Carmen la llevó de inmediato.
En la clínica las recibió la asistente dental:
– ¿Cómo te llamas? - preguntó la asistente.
– Caroline. – dijo la niña
– ¿Y el osito? – dijo la asistente.
– Pipo – respondió Caroline.
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6. La asistente las invitó a entrar a una salita en
donde estaba la doctora de los dientitos.
– Aquí se llama cepillera – les dijo la
dentista – Y voy a enseñarte cómo lavarse bien
esos dientitos.
Entonces lavaron uno por uno los dientitos de
Caroline, limpiaron la lengua y hasta hilo dental
usaron.
Caroline sentía como si su boca fuera de
menta y el aire que entraba era frío, frío.
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8. Pero las sorpresas no terminaban ahí, ahora
iban a entrar a un lugar muy especial, “consultorio”
le llamaron, pero para ella era la cápsula de una
nave espacial y en el centro una gran silla con
controles.
La silla subía y bajaba, tenia aire y agua, y
cuando despegaban encendía una luz que la
hacía cerrar sus ojitos.
– Que divertido es esto - pensó.
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10. Caroline abrazó a su osito y se preparó para
despegar.
– Antes de despegar vamos a revisar la
boca de Pipo, porque me contaron que no se
siente muy bien- dijo la doctora.
– A ver Pipo abre bien grande la boca -
agregó.
Caroline miraba con los ojitos muy abiertos
a la doctora mientras revisaba a Pipo y sentía
mucha curiosidad, ella también quería que la
revisaran y poder despegar a la luna en esa silla
espacial.
– Ahora yo, ahora yo – dijo Caroline.
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12. Al fin llegó el turno de Caroline. La doctora le
pidió que abriera grande la boca, igual como
Pipo lo había hecho, ella muy obediente lo hizo.
La doctora comenzó a contar; uno, dos, tres,
cuatro y fue tocando cada uno de sus dientes.
– 19 dientes muy sanos y fuertes, muy bien
Caroline – dijo. – A ver, ¿y este?
– Mmm este diente, no se siente bien, creo
que está un poco enfermito, ¿tú qué piensas? -
dijo la doctora
¡Si! - dijo Caroline - no se siente bien, algo le
duele, como cuando a mí me duele la pancita.
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14. – Muy bien, entonces lo vamos a curar.
Tu dientito tiene un agujerito y le pondremos una
linda estrellita plateada. Será como traer a la luna
y las estrellas a tu boquita y te dejará de doler-
dijo la doctora.
La asistente, una muchacha muy divertida, le
puso una servilleta grande y un poco pesada y le
dijo:
– Es para tomarte una foto de astronauta,
es muy especial porque podremos ver dentro de
tu dientito.
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16. Después de tomarle la foto, la doctora sacó
un cepillito muy gracioso y le dijo:
– Vamos a limpiarte todos los bichitos que
pueden meterse en los dientes de los niños, si no
se lavan bien.
Así que con el cepillo y agua fueron limpiando
el diente.
Caroline quería reírse, pero no podía porque
su boca estaba bien abierta para que la doctora
pudiera trabajar, y traer una linda estrella a sus
dientes.
Además había un tubito que se tomaba toda
el agüita de la boca.
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18. El tiempo se le pasó volando y de pronto la
doctora dijo:
– ¡Listo! Eres toda una astronauta, ahora
tienes una estrellita en tu boca. Manténlos limpios
y brillantes para que los bichitos no vuelvan a
hacer huequitos ni te den dolor.
Has sido una niña muy valiente Caroline.
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20. Caroline le sonrió a Pipo, él y ella se habían
portado como chicos grandes.
Por eso la linda asistente le mostró una cajita
de premios.
– Quiero éste - dijo Caroline.
La asistente se lo dio. Era una hermosa
calcomanía que pegó en su camiseta.
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