5. LA HUIDA
La mañana amaneció mas temprano que de costumbre y me
abofeteo severamente, hasta despertarme. Me quede
observando el mundo por el costado de la ventana que no cubrió
la cortina y a través del cristal pude ver ese mundo tan feo que
me rodeaba. Me levante cansado de descansar y me dirigí al
espejo del baño, a contemplar mi rostro golpeado por la luz del
sol, que nunca se rinde. Una idea se desprendió de las
estalagmitas de mi cerebro y decidí emprender la huida. En la
soledad de mi nueva idea tome algunos artilugios personales y salí
por la puerta, para emprender un recorrido que no se a donde me
llevaría. Iba con el firme propósito de revelarme contra toda
regla impuesta por los hombres, en especial aquellos que yo
conocía y que me hicieron creer que la humanidad es un salón de
baile repleto de mascaras, en el cual dejarse ver como uno es en
realidad, es un delito mayor. Me tomaran por loco, y no me
importa. Benditos sean los que me llamen así, pues me darán la
razón de lo que estoy diciendo. Deje casi todo, en especial las
mentiras que me habían enseñado desde chico, los prejuicios y los
recuerdos. Eran demasiado peso para mi travesía. Pase por las
casas de mis vecinos que se quedaron con los ojos como platos, al
verme pasar. Una mueca de rabia se dibujo en la mayoría de los
rostros y decidieron refugiarse en sus hogares, tapándoles los
ojos a los niños, mientras me gritaban improperios y me decían
que me devolviera para la casa, que me había vuelto loco. Yo
avanzaba sin mirar a nadie y me reía por lo bajo de todos, pues
para mi, es el mundo el que ha enloquecido. Cuando mi silueta se
perdió en el horizonte, todos respiraron más tranquilos, mientras
le daban gracias a Dios por no tenerme más allí, y yo le agradecía
también a Dios, por no estar ya mas allí.
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6. LOS NIÑOS
Llegue a una ciudad muy fría,
llena de cemento y hormigón.
Llegue una tarde plomiza de
febrero. Camine despacio por
las congestionadas avenidas y
divise que debajo de todos los
puentes, vivían niños.
Pequeños, sucios, descalzos,
hambrientos. Niños que
inhalan pegante, para no
morirse de hambre. Niños que lo necesitan todo. Niños que solo
conocen la comodidad en fotos. Niños que tienen como juguete, la
basura y el deshecho. Ellos soportan el frío y el peligro de la
noche en la ciudad. El ángel de la guarda no tiene tiempo para
estos chicos. Niños que mendigan para poder sobrevivir. No tiene
padres, no tienen madres. Niños que son invisibles para la
sociedad, pero les juro que yo los vi. Con sus ojos brillantes,
preciosos y ajenos. Niños que caen derrumbados por la realidad
envueltos en la pena. Entre sollozos inocentes. Tratan de pasar la
noche bajo la lluvia mientras se mojan sus sucias manitas. Yo los
vi pedirle a Dios un trozo de comida. Yo los vi no recibir
respuesta. Ellos no saben lo que es una caricia de su padre, o la
mirada y el beso de una madre. Niños que mueren todas las
noches debajo de esos puentes en soledad y silencio. Yo no tuve
nada para darles, entonces eleve una plegaria por ellos y seguí mi
camino, mientras unos cuantos más se morían de hambre, en la
más desgarradora soledad.
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7. LOS RICOS
Avance más hacia el norte de aquella ciudad y llegue a calles
embellecidas, repletas de casas coloridas y enormes. Las casas
de los más adinerados. Las casas de los ricos. Vi a través de los
grandes ventanales la opulencia y el derroche. Vi chicos
malcriados, ensuciar el mundo con su altanería. Vi mujeres con
mirada elitista, mirarme de arriba abajo y voltear la cabeza, con
una mueca de asco. Vi hombres amargados, preocupados por el
dinero y la obscenidad, ignorando al prójimo, al que consideran su
enemigo, un ente peligroso. Un ladrón de sus posesiones. Vi
languidecer un mediodía bajo las cornisas enormes, y yo estaba
cansado. Me senté entonces en la orilla de un anden para
masajear mis pies y salio un vigilante, gritándome para que me
fuera de allí. Yo le dije que no estaba haciendo nada malo. Que
solo estaba tomando aliento. El vigilante se veía molesto, pero yo
me di cuenta que no era un rico. Solo trabajaba para ricos, que es
diferente. Pero el, con la devoción de cuidar el terreno, como si
fuera propio, me empujo por la calle, y me insulto para que me
fuera. Parecía más ofendido por mi presencia que los propios
dueños de las lujosas viviendas. Yo salí de aquel lugar, mientras
sacudía el polvo de mis ropas. No quería llevarme nada de allí.
Luego en un arroyo cercano, lave mi cuerpo y medite largamente,
para lavar mi espíritu, pues no quería que nada de lo que había
visto o tocado, me corrompiera. Luego seguí mi marcha, pensando
en lo curioso que puede llegar a ser el concepto de la gente de un
mundo perfecto. Pero el dinero, ese si que no era el mío, por lo
menos…
7
8. LOS ESTUDIANTES
Una manifestación avanzaba lentamente a través de la principal
avenida de la ciudad, bloqueando el tráfico y generando una gran
congestión, en horas de la tarde. Eran los estudiantes. Los
universitarios, vestidos con pañuelos en sus rostros, para no ser
identificados. Proclaman furiosos consignas belicosas y
anárquicas. Muchachos que viven confortablemente en sus casas,
pelean por los derechos de los menos. Extienden pancartas
contra el gobierno y los impuestos. Pero no se molestan por
fumar cigarrillos ni marihuana. Esa esta bien. Pelean por una
mejor educación, pero todos los viernes sin falta, beben hasta
embrutecer su mente. Pero el alcohol esta bien. Ese no es el
problema. Exigen educación gratuita para todos, pero gastan
hasta su último peso en ropas costosas y zapatos de marca. Ese
no es el problema, la ropa esta bien. La moda es importante.
Quieren un país más social, más igual, con más trabajo para
todos, pero se reúnen todas las tardes y se echan boca arriba
sobre el césped a jugar a ser intelectuales y bohemios, citando
8
9. frases rebuscadas de otros pensadores, pero no tiene afán por ir
a conseguir empleo. La bohemia esta bien, ese no es el problema.
No les gusta nada del mundo que los rodea, pero ¡Ay de ellos con
sacarlos del mundo en el que viven! Descubrirían asustados que
solo son amebas, fuera de lugar. Yo pase por el lado de ellos y no
los vi al rostro, porque no me dio la gana. Yo también tengo mi
mundo, y no quiero salir de el. Mi mundo esta bien, ese no es el
problema.
9
10. EL SUEÑO
Llegue a un bosquecillo y decidí pasar allí la noche. Coloque mi
pequeña maleta debajo de mi cabeza y me cubrí con la pobre
frazada que siempre me acompaña. Soñé con muchos payasos, con
risas infantiles. Soñé con viejos amigos, en la insolencia de mi
juventud. Soñé con cielos azules y con un sol inmaculado. Soñé
con salir de mi cuerpo y volar sobre el mar, y vi todas las bellezas
creadas por Dios, y que nunca podré ver despierto. Vi a mi madre
venir hacia mí y extenderme sus preciosas manos y yo lloraba
como un niño, presa de la incontenible emoción. Ella me beso la
frente y me bendijo con sus caricias, mientras viajábamos a
través de las nubes, hasta el paraíso. Soñé con el silencio, el que
me enseño a no darlo todo por comprendido, y que abrió una
parte de mi esencia, hasta hacerme un ser un poco mas humano.
Despertó un poco exaltado y me vi de nuevo allí, solo, en medio de
aquel verde oscuro. Me senté y di gracias a la vida por lo
aprendido y por la experiencia, que cada día se vuelve mejor
consejera. Experiencia que en ese instante me recordó que la
vida no es un sueño y que yo no puedo soñar despierto.
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11. LOS PASOS
Camine por sitios llenos de
barro y me di cuenta que mis
pasos eran perseguidos por
unas huellas que eran las
mías. Y a pesar de correr
desesperado no pude
apartarlas de mí. Entonces
llegue a un río poco caudaloso
y me metí hasta el centro
mismo del caudal. Las huellas
se quedaron en la orilla,
lamentándose el no poder
seguirme. Entonces yo levante la vista al cielo y vi que iba a
llover. Pero no quería que las huellas de mis pasos me siguieran
persiguiendo. Entonces salí de allí, arrastrándome por todas
partes. Ahora estaba dejando un camino por donde yo iba
pasando. Ese camino fue seguido por varios seres despistados
que llegaron hasta mí. Yo continuaba arrastrándome por este
mundo y ellos pacientemente avanzaban conforme el camino se
creaba frente a ellos. Pero uno de estos seres que me seguía
volteo a mirar hacia atrás y se dieron cuenta, al igual que yo, que
eran perseguidos por sus propias huellas. Todos largaron a correr
como locos sin saber como burlarlas y no tuvieron tiempo de
escuchar cual había sido mi solución al problema. Entonces me
puse de pie, los mire con tristeza y seguí caminando. De tanto
arrastrarme, había llegado a la conclusión que lo mejor era hacer
las pases con las huellas de mis pasos. Fue allí cuando ellas
tomaron un rumbo distinto al que yo seguía. Fue allí cuando nos
separamos, amistosamente. Por eso ya no dejo huella por donde
voy. Por eso ahora estoy mas tranquilo, caminado descalzo.
11
12. LA PIEDAD
La entrada de aquella ciudad estaba desprovista de toda
vegetación. Todo estaba desierto. Todo estaba en un silencio
sepulcral. Avance por calles muertas, repletas de escombros y
humedad. Los cuervos sobrevolaban el paisaje, pero continuaban
su vuelo, huyendo espantados. Yo llegue a una vieja mezquita
abandonada y ore en silencio. Sentí una infinita piedad por los
que alguna vez vivieron allí, pues se notaba que había sido un
lugar maravilloso antes. Se alcanzaban a divisar carritos de
madera y enterrados entre el fango, algunos soldaditos de plomo.
De los árboles colgaban serpentinas descoloridas, que muy
probablemente habían sido de colores vivos antes. Paginas rotas
de cuentos infantiles vagaban indiferentes ahora por los rincones
de aquel sitio. Un arrullo materno se colaba entre el viento y se
desaparecía, atrapado en indiferencia. Ese lugar en el que estuve,
era mi infancia. La mezquita era mi inocencia. Salí de allí envuelto
en lágrimas y continúe mi vagar por todo lugar. Lloraba no por el
recuerdo, sino por lo que venia. Ahora iría a conocer la maldad
del mundo, la pena, el sufrimiento, y entendí que pasara lo que
pasara, no habría remedio. Tarde o temprano yo también me iba a
morir.
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13. EL VERANO
El verano me recibió en una comarca grande y repleta de gente.
Estaban celebrando ser la capital de la confraternidad. Yo
recordé rostros de mi pasado. Ellos son practicantes de la
amistad y el respeto. Me miran y escupen mis pies, por decir las
cosas que digo. Voces extrañas cabildean cosas entre susurros
sobre que hacer conmigo. Otros juegan a ignorarme, porque me
tienen miedo. Entonces el guardián del bosque sale corriendo
entre la multitud gritando: “No lo miren, el ha ido demasiado
lejos” Yo lo miro con tristeza y empiezo a irradiar compasión la
cual se convierte en una forma de influencia que ni el ni nadie
puede soportar. Todos empiezan a gritar exaltados y exigen mi
partida y que se me borre de toda historia en aquel lugar. Yo me
voy de la comarca sin mirar atrás. Todos siguen celebrando cada
dos años el mismo ritual, pero se cuidan bien de no pronunciar mi
nombre en voz alta, pues el guardián del bosque estará siempre
atento de lo que se diga de mí, para hacerme quedar mal. El
siempre sintió celos de no poder decir nunca lo que yo comento a
diario. El siempre tuvo miedo de ver mi libertad. El siempre sintió
13
14. envidia de ver que yo aprendí a escribir con el lenguaje de mi
alma, y en ese sentido, el es un completo analfabeta…y las cosas
que el escribe son moscas muertas para mi. ¿Por qué no aprendió
nada en tantos años? El era un amigo. El quiere ser mi sombra,
pero no sabe que yo no puedo dar sombra. El ya no es nada. Dicen
por ahí que es un jaguar, pero yo sospecho mucho, porque la
última vez que le vi, hace tiempo, se le salían las plumas de gallina
por debajo de la chaqueta. Yo me pregunto: ¿Cómo puede dormir
por las noches? No lo se. Solo se que es incomodo a veces
encontrarme rastros de él en mi camino, porque siempre me unto
los zapatos con lo que sale de adentro de el.
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15. EL ESTANQUE
Llegue cansado a la
orilla de un
hermoso estanque
y metí mi mano
para beber un poco
de agua. Estaba
helada y tenía un
color extraño. En
una inspección mas
detallada me di
cuenta que el
estanque estaba repleto de cadáveres de gente sin fe, que
habían sido convertidos a una nueva religión, en la cual se
predicaba que, para poder quedar limpios de pecado, debían
beber toda el agua necesaria de aquel estanque, hasta que la
persona se sintiera libre de toda culpa. Nadie había sobrevivido.
Todos se habían ahogado. Yo saque mi mano con rabia y me aleje
de aquel sitio para siempre. Mientras salía del lugar, pensé que
sin duda, nadie sabe con la sed que otro bebe.
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16. MATAR LA MUERTE
Entonces después de tanto viajar llegue a un edificio extraño en
horas de la noche. Una mujer se asomo y me invito a pasar. Yo lo
hice decidido, aunque un poco cansado de meterme en lo que no
me importa. En un gran cuarto estaban reunidos unos cuantos,
que decían que dios no existe y que todos venimos de fuerzas
galácticas. De otros humanos que nos llevan veinticinco mil años
de evolución. Ahora estaban allí, descifrando como matar la
muerte. Yo me quede un poco sorprendido de ver lo que hacían y
les pregunte: ¿Y si esto es lo mejor que pueden llegar a anhelar
en sus vidas?
El cuarto quedo en silencio. Yo salí del edificio, pero deje mis
zapatos adentro. No volví a mirar atrás. Nadie se los ha puesto.
Nadie sabe lo que es estar en mis zapatos.
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17. LAS MANOS
Me senté sobre una enorme roca y me quede contemplando el
cielo nocturno. Me quede pensando un rato en todas esas líneas
de estrellas que cruzan el firmamento ¿Qué dirán esas líneas?
Luego observe que mis manos también las tienen. ¿Qué dirán las
mías? Quise ir en busca de un gitano que me las leyera, pero yo
no creo en esas cosas. Tal vez
las líneas de mis manos son el
recorrido que tengo que hacer
por este mundo. Tal vez son los
surcos que se van haciendo más
profundos a medida que la
maldad de mi alma corrompe y
daña a otros. Como cicatrices
indelebles de lo malo que soy
por dentro. Tal vez sean los
límites de los cuales no podría pasarme, porque entonce seria
indiscreto con Dios. A la mañana siguiente partí rumbo a los
pueblos de las ramas de café y cacao. Yo sigo las líneas de la
carretera. Tal vez estoy caminando sobre las manos de Dios. Tal
vez estoy perdido entre sus manos. Tal vez solo soy mugre entre
sus uñas, limpias, preciosas, perfectas.
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18. EL PASADO
Faltaba poco para ser mediodía. Tenía hambre y no divisaba lugar
donde llegar a comer algo. En alguna vuelta del camino., pareció
una pequeña fonda y yo entre feliz, a pedir algo de comida. El
dueño se quedo mirándome con un gesto de rabia e indignación y
me grito para que me largara. Yo le explique que llevaba un día
entero sin comer y me sentía débil. Pero a medida que le hablaba,
su rostro empezó a hacerse más familiar, mas conocido. Entonces
caí en cuenta que el había sido uno de mis compañeros de colegio.
Le dije que era yo, mientras pronunciaba mi nombre, para que se
acordara. A el se le iluminaron los ojos y montando en cólera,
saco su escopeta de debajo del mostrador y me apunto,
amenazándome con disparar, si no salía de inmediato. Yo me
retire, sin agachar la cabeza, y me despedí educadamente,
mientras el hombre me miraba fijo, con rostro tembloroso. Había
salido ya de aquel sitio, cuando vi que una persona salía de la
fonda y corría presurosa hacia mí. Era la mujer del dueño, que me
llevaba provisiones y me pedía disculpas por el comportamiento
de su marido, y que no lo culpara. Lo que pasaba era que yo le
recordaba lo que el era en realidad y eso le daba miedo. Luego,
volvió a entrar rápidamente a la fonda. Yo continúe avanzando
mientras pensaba en lo que me había dicho la noble mujer, y
comprendí, que nunca me entendería con mi pasado, en esos
términos. Al llegar el ocaso de ese día, me desprendí por
completo de mi pasado, y lo deje pastando en el valle del olvido.
No he vuelto a saber nada de el desde aquel día.
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19. LA ENFERMEDAD
Hube de llegar a una pequeña comarca costera, en donde el calor
aprieta fuerte y sin piedad. Las calles estaban silenciosas y me
extrañe, pues aquellos parajes eran conocidos por su alegría y
bullicio. Entonces pase por una casita muy humilde y vi que todos
estaban allí reunidos. Entre en silencio y vi que había una mujer
muy enferma, en un rincón, a la cual todos le gritaban
improperios y la escupían. Yo le pregunte a uno de los que
estaban al lado mío que estaba ocurriendo. El hombre me dijo que
esa mujer era la prostituta del pueblo y que había contagiado a
todos los hombres con una enfermedad mortal, que se transmite
durante el acto sexual, razón por la cual, todas las mujeres de la
comarca se habían ido, dejándolos solos. Por eso ahora iban a
linchar a la mujer enferma, pues había sido la única culpable de lo
sucedido, por haberle ofrecido sus servicios a los hombres del
lugar. Yo salí de allí espantado, y no deje de correr hasta que me
hube apartado bastante de esa comarca. Entonces sentí una
enorme alegría por las mujeres que se habían marchado de allí,
pues estaban a salvo de la conciencia de aquellos hombres, la cual
estaba infectada con el cáncer del machismo.
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20. EL PANTANO
No se por cuanto tiempo estuve avanzando en el medio del
bosque sumido en profundas oscuridades. Solo se que en algún
momento me tropecé con un enorme pantano. El olor a fango y
humedad era invencible. Mi instinto me decía que era un mal lugar
para quedarme y empecé a rodear la orilla, en busca de avance.
Entonces vi como de aquel asqueroso pantano empezaban a
emerger siluetas humanas. Sus miradas apagadas y sus manos
extendidas, me decían que algo horrible había ocurrido allí.
Lamentos extraños empezaron a oírse por todo aquel lugar y me
sentí espantado. Uno de ellos se acerco demasiado a mi y yo le
pregunte desde la orilla:
- ¿Que ha ocurrido?
- Fuimos un pueblo prospero – Comenzó diciendo la silueta
cubierta de barro - Pero nos envolvimos en un manto de pecados
hasta que Dios nos castigo por nuestros actos y nos ha
desaparecido de la faz de la tierra.
- ¿Y esa enorme roca en el centro?
- Cayo del cielo. El supremo estaba furioso ese día.
- No lo escuches- Interrumpió entonces otro hombre desde el
fango. –Eso no es cierto. Lo que nos sucedió fue por ser tan
confiados. Ya nos habían avisado de esta catástrofe natural, y
nosotros no quisimos evacuar la zona. EL volcán hizo erupción y
finalmente todo pasó. Es el precio que pagamos por no saber
desprendernos de nuestras posesiones materiales.
- ¡Eso no es cierto! - Vocifero el primero
- Claro que si.
Y los dos se han entretejido en gran discusión.
Yo los deje y continúe avanzando. Casi a punto de llegar de nuevo
al camino, encontré una tumba preciosamente adornada. Yo me
20
21. atreví de nuevo a acercarme al pantano y le pregunte a una de las
siluetas de quien era.
- Es de La niña – Comento entonces la forma de barro, que era
una mujer. – Todos los días, cuando hay sol, pasan miles de
visitantes y le piden milagros y favores y le adornan la tumba con
flores preciosas. Se dice que la niña es milagrosa. Pero la niña no
esta ahí. A ella la sacaron hace tiempo.
- ¿Y por que murió?
- Quedo enterrada en el barro hasta la cintura. Todo el mundo
intento ayudarla, pero estaba demasiado sujeta y todo esfuerzo
fue en vano. Ella decía que con sus pies tocaba a su familia,
enterrada en medio de la desgracia, debajo de ella.
Yo me quede observando la tumba por horas. Ore en silencio y me
aleje. Al salir de allí, encontré una cruz blanca enorme. El lugar
había sido considerado suelo santo después de la catástrofe. Yo
me incline y llore mucho. Días después comprendí que las
desgracias dejan evidencias, que hablan solas, a través del paso
del tiempo. Y llegue a esa conclusión, pues hube de contar esta
historia después en otro lugar y me dijeron que eso había pasado
hace décadas, y que allí ya no habita nada ni nadie. El suelo esta
muerto, como aquel pueblo.
21
22. LOS SACRIFICIOS
Un hombre de mediana edad, esta subiendo al cerro enorme,
llamado Monserrate, de rodillas. Lleva piedras en sus zapatos y
repite rezos mecánicamente, una y otra vez. Las escaleras de
piedra lastiman sus rodillas y sus codos, y la multitud esta a
ambos lados de la subida y murmuran cosas entre ellos. El
hombre llora su dolor y yo me doy cuenta que aun le falta mucho
para llegar a la cima, en donde hay una iglesia, en la cual el
ofrecerá su sacrificio para cumplirle una promesa a Dios. Yo me
acerco decidido a el y le brindo agua y le aconsejo desistir de
idea tan loca. Entonces el me aparta con su brazo y me dice que
no lo interrumpa. El va a agradecerle a Dios el milagro de haber
tenido salud, pues estuvo gravemente enfermo y prometió subir
al cerro de esta manera, si se mejoraba. Y así fue. Yo me fui del
cerro de Monserrate pensando en que dirá Dios cuando vea que le
dio salud a aquel hombre y el la esta estropeando de nuevo, para
pagarle el favor. Algunos ven a Dios como un mercader en medio
de una transacción, en la cual da para recibir. Me aterra pensar
que eso pueda llegar a ser cierto.
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23. EL AMOR
El amor es solo un instrumento por el cual podemos medir
nuestro dolor. A mayor cantidad de amor, menos dolor tenemos.
A menor cantidad de amor, más dolor sentimos. Esa
interpretación tan sencilla vino de labios de un hombre de la calle
que esta fumando yerba sentado en un andén, una tarde
cualquiera. Tiene los labios rotos por los rayos del sol, las manos
y el cabello muy sucios, las ropas gastadas, rotas, malolientes. Le
hacen falta varios dientes y no lleva calzado, razón por la cual
sus pies son negros a causa de la mugre. No tiene ningún tipo de
posesión distinta a una pequeña bolsa rota por muchas partes en
la cual guarda el reciclaje con el que apenas si subsiste a diario.
Yo le pregunte entonces el en cual medida de amor estaba y me
contesto:
- Yo soy feliz. Mi grado de dolor es de cero.
Me quede mirándolo asombrado mientras trataba de imaginar que
clase de persona podría llegar a amar a alguien en sus
condiciones. El pareció adivinar mis pensamientos, pues me
aclaro:
- No olvide usted, amigo mío, que bienaventurados los pobres, los
que sufren, pues de ellos será el reino de los cielos. Y con eso a
mi me basta
Yo me despedí y seguí caminando avergonzado, al descubrir que
andaba yo lleno de tontos prejuicios.
23
24. EL PASTOR
Me llamo la atención un murmullo que salía de una enorme bodega,
cerca de donde yo estaba. Curioso me acerque a ver de qué se
trataba. Era una iglesia de nuevos cristianos, que se reunían a
orar y cantar a Dios. Eran dirigidos por un pastor de mediana
edad y acento dramático. A cada palabra suya, los creyentes
alzaban sus manos al cielo y cerraban sus ojos, henchidos de
júbilo. La biblia en una mano y el micrófono en la otra, lo hacia
ver como un equilibrista de la fe. ¡Aleluya! Gritaba el pastor,
entonces todos lo seguían y agitaban sus manos, empezando a
cantar. El pastor se quedo mirándome parado en la puerta y me
invito a pasar. Yo avance un poco temeroso y me puse frente a el.
Entonces este charlatán puso su mano sobre mi frente y dedujo
que yo era un hombre creyente, que había llegado allí, porque
había sentido el llamado de Dios. Yo salí de inmediato, enfurecido
y sin despedirme, al ver como mentía aquel hombre, mientras sus
fieles seguidores, aun con los ojos cerrados, buscaban a tientas
en el suelo piedras. Y estoy seguro que de habérmelas podido
arrojar, iban a sobrar demasiadas.
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25. LA LLOVIZNA
¡Hermosa llovizna viajera que has pasado leve por mi piel y ya te
estas despidiendo! Eres como mi alma atravesando el cielo. Eres
como mi alegría en la tierra. Eres como una llama efímera en el
fondo del agujero en donde he estado, atado, cegado,
enmudecido. Llovizna preciosa que te esfumas entre rayos de sol.
Yo quisiera ser parte de ti y pasar raudo y fugaz por el mundo en
el que he vivido. Yo también quisiera aparecer para despedirme
de inmediato. Yo también quisiera anunciar mi tormenta, que se
avecina desde el fondo de mí, arrodillada, furiosa, definitiva. No
falta mucho para que se ponga de pie y reviente mis venas, mis
carnes, mi espíritu, y moje todo lo que me rodea, con su
imparable verdad: He vivido.
25
26. EL TEMPLO
Me dijeron que no podía ingresar al templo con los zapatos
puestos, pues estaban cubiertos de polvo. Me dijeron que no
podía hablar mientras estuviese allí. Me dijeron que tenía que
dejar una ofrenda antes de irme. Entonces yo les deje mis
zapatos con la lengua por fuera.
Nunca más pude volver allí.
Y nunca me devolvieron mi calzado.
26
27. EL FRIO
Me encontré con un camino enyerbado y sinuoso y mi cuerpo se
empezó a entumecer de frío. Estuve en aquel camino cuarenta
días y cuarenta noches y volví de nuevo a la ciudad. La gente me
dijo que yo era un mentiroso y que no me creían nada. Entonces
yo hube de volver por segunda vez a aquel camino frío y estuve
otros cuarenta días con sus respectivas noches. Volví por
segunda vez a la ciudad y la gente me saco de allí a empujones,
pues aseguraban que yo era un timador y que mis palabras eran
falsas. Llore entristecido y retome mis pasos hacia el camino que
estaba más frío que nunca. Estuve internado en el cuarenta días y
noches una vez más. Algo paso entonces la ultima noche de mi
estancia. Comprendí que el camino y yo éramos uno solo. A la
mañana siguiente regrese a la ciudad convertido en frío. La gente
se abrigo bien y se encerraron en sus casas. Yo estuve en todas
partes y con mi voz congelada les conté todo lo que había visto y
vivido en aquel camino, y la gente atenta, recibió mis palabras y
las atesoro para si. Pero esto solo ocurrió, cuando sintieron mi
frío.
Al otro día, todos fueron a internarse en el camino, para
comprobar que todo lo que yo había dicho era cierto, pero al
llegar, el camino no existía más. El camino ya no estaba.
Entonces toda la gente arrojo sus abrigos al no sentir ya más el
frío y maldijeron mi nombre, por mentiroso.
27
28. LOS FALSOS
En lo mas extremo de mi viaje, en un lugar que se encuentra a
horas de sinuoso camino, llegue a un pequeño pueblo muy hermoso
en realidad. Las casas estaban bellamente cuidadas, al igual que
las calles y los parques. Los hombres se saludaban efusivamente y
se descubrían ante las damas y ellas saludaban haciendo una
graciosa venia, en silencio. Todo estaba muy bien en realidad.
Inclusive uno de ellos me invito a su casa a cenar, pues diose
cuenta que era yo un viajero y estaba sucio y cansado por el
viaje. Me llevaron directo a una habitación hermosamente
amoblada y me prepararon el baño, con una fusión de hierbas y
esencias florales. Luego, el dueño de la casa me trajo su mejor
vestido de gala, para que yo lo luciera. En el comedor me
esperaba un manjar como nunca antes mis ojos hubiesen visto:
Carnes, ensaladas, sopas, bebidas, frutas, postres. Ni que decir
que eran excelentes anfitriones. Entonces este hombre llamo a
su familia a cenar. Bajaron su esposa y sus tres hijos pequeños.
Se sentaron a la mesa y cerraron sus ojos mientras elevaban
oración de gracias por los alimentos. Entonces el padre dio la
señal y la familia se dispuso a comer, al igual que yo. En el
transcurso de la cena me di cuenta que ni su esposa ni sus hijos
levantaban las miradas ni iniciaban conversación alguna.
Extrañado, le pregunte al hombre el por que del silencio en la
mesa, a lo cual el contesto:
- En esta casa solo se habla, cuando se autoriza para hacerlo. De
hecho, ocurre en todas las casas de este pueblo. Gustamos mucho
del respeto, ¿Sabe?
Yo me detuve enseguida y deje los cubiertos sobre la mesa, en
silencio. Agradecí el alimento, subí a la habitación y me coloque
28
29. de nuevo mis roídos trajes, dejando la ropa prestada sobre la
cama. Baje las escaleras y me dispuse a partir. El hombre me
tomo del brazo y me pregunto el por que de mi partida.
- Yo solo hablo cuando me da la gana. De hecho, no me da la gana
hablar mas con usted. Yo gusto mucho de respetar al que respeta
¿Sabe?
Fui expulsado de aquel lugar por altanero, revoltoso y grosero.
Tiempo después supe que ese mismo día en que me fui de allí, los
niños y las mujeres se tomaron el poder. Ahora reposa en la
entrada al pueblo un cartel que dice: “Tierra de mentes libres”
Ningún hombre ha vuelto a entrar allí.
29
30. EL CASTIGO
La gente estaba gritando como loca en la plaza principal. Yo me
abrí paso en medio de la multitud y vi con sorpresa, como un
hombre era azotado sin compasión por haberse robado algunos
panes para alimentar a sus cuatro hijos y su esposa hambrienta,
pues este hombre llevaba varios meses sin poder conseguir
ningún tipo de trabajo y no tenia dinero para alimentar a los
suyos y por esta razón se vio obligado a hacerlo. Fue azotado con
tres clases de látigo diferente. Se le quemo la palma de las
manos con piedras calientes y después fue atado a las fustas de
un corcel y se le arrastro por el suelo pedrusco y polvoriento
mientras el caballo le daba tres vueltas enteras a la plaza. El
pueblo grita complacido y levanta sus brazos en señal de
aprobación a tan brutal forma de castigo. Todo aplauden, y
algunos incluso, chillan de la emoción. Luego lo sueltan y lo hacen
pasar por una calle en la que a ambos lados, están todos
propinándole patadas, puños y escupiéndolo. Al final del trayecto
esta su familia, la cual lo recibe entre sollozos y hambre, mucha
hambre. La gente los abuchea y la familia se pierde lentamente
en la línea del horizonte. Entonces llegan con otro detenido y el
pueblo se reúne de nuevo en la plaza. Este hombre esta allí por
haber asesinado a otro tipo, el cual, tenia la sospecha, cortejaba
a su esposa. El pueblo se quedo en silencio y finalmente es dejado
en libertad. La muchedumbre se dispersa comentando:
- Es una cuestión de honor. En esas cosas, es mejor no meterse.
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31. LA SOLEDAD
Dicen que en la
casa que queda
en la parte más
alta de la
comarca, vive una
mujer que nunca
sale de esta, por
ningún motivo. A
veces los más
chicos se reúnen
para hacer
travesuras, como
arrojarle piedras
a las ventanas y
ver si alguien se
asoma. Pero no
pasa nada. Han
intentado varias veces ingresar a dicha vivienda para ver si
efectivamente hay alguien allí o no. Pero por alguna razón, esto
nunca se ha hecho. Al escuchar estos relatos, yo decido
finalmente ir en horas de la noche a dicho sitio a ver que pasa.
Golpeo la puerta varias veces pero no hay respuesta. Entonces
ingreso por la parte trasera de la casa, la cual esta fuertemente
custodiada por alambres de púas y rejas oxidadas. Paso el patio
trasero y forzando la puerta de la cocina, ingreso a la morada.
Avanzo cautelosos por los cuartos oscuros y la sala. Veo unas
escaleras que dan a la azotea y me aventuro a subirlas. Abro con
cuidado la puerta y entonces encuentro a una mujer de blancos
cabellos, sentada en una mecedora muy desgastada, de espaldas a
mí.
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32. - ¿Eres tu, el amor de mi vida, que me prometió que un día
volvería por mi?
- No señora. Soy un forastero que ha venido hasta acá, a pedir
posada por esta noche.
- No es posible esto. Lo siento mucho – Me contesta la anciana. –
Es que estoy esperando una visita que dijo que vendría. He
estado esperándola casi toda mi vida.
Yo me excuso y me retiro de aquella casa en silencio, dejando a la
señora de nuevo en su soledad y en la oscuridad más absoluta.
Mientras pienso que he sido un egoísta, pues en comparación con
la anciana, yo no tengo ni puita idea de que es el amor.
Y también entendí que amar, duele.
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33. EL PENSAMIENTO
El pensamiento es como una herramienta que se hace inútil en
nuestras manos, si no la sabemos usar. El pensamiento te ayuda a
comprender que tú eres tú, y tu vida, es solo tuya. El
pensamiento te educa con el lenguaje de tu boca, que sirve para
darle salida a grandes ideas, no ha tonterías que se mueren al
contacto con el aire. El pensamiento te enseña que tus pasos te
pueden llevar muy lejos, desde que no los dejes acorralar por las
jaulas de la rutina y la abulia. Pero si no usas bien el pensamiento
tu vida no será ya mas vida, sino la que otro decida que será tu
vida. No dirás nada importante, de hecho, no dirás nada, pues te
acallaran y te moldearan para que encajes bien con el
conformismo y el silencio. Y no iras a ningún lado, nunca. Porque el
pensar como los demás, el mutarse con la masa, te hará nacer
raíces de ignorancia y te dejaran atado al suelo vil y despreciable
de los manipuladores, para siempre.
Por eso yo estoy corriendo sin lugar a donde ir. Yo quisiera algún
día alcanzar mis pensamientos, que van hacia el sol.
Pero el sol me quema. Y yo no quiero ser más un ser de cera.
No quiero. No puedo. No me lo permito.
No.
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34. EL FINAL DEL VIAJE
Y después de tanto estar aquí y allá, después de ver tantas cosas
en este mundo, llegue al final de mi travesía. Estaba en un sitio
inmaculado, lleno de luz y paz, belleza y claridad. Estaba dentro
de mi alma. Allí no hay miedos, allí no hay amarguras,
resentimientos, penas, rabias, envidias, ni dolor, ni frío. Mi alma
es tan brillante que todo estaba encandilado por su precioso
resplandor. Entonces escuche la voz de Dios y me dio la
bienvenida. Yo al principio no quise oírlo, pero después le preste
atención. Llore mucho y me quede allí, no se cuanto tiempo. Dios
se compadeció de i y fue sabio al final, pues me dio una segunda
oportunidad.
Y es esta. Es mi vida.
Y me temo que para estas alturas, ya me he equivocado más de la
cuenta…
34
36. MI ALMA
Mi alma se quedo
mirándome en el
espejo, me mostró
la hora y se fue
corriendo. Yo no
pude atravesar la
distancia y me
quede parado solo
con mi reflejo,
esperando su
regreso. Pasó un hombre de ojos de azufre con grandes cuernos
y me propuso una nueva a cambio de la vieja, para el llevarla a su
reino. Yo me negué respetuoso y el siguió su camino. Paso un ángel
y me pregunto si mi alma iría al purgatorio, pues el tenia la llave y
ella tendría que esperar a que volviera para poder entrar. Yo le
dije que no, que mi alma no iba para ese lugar. El ángel entonces
siguió su camino. Vino Dios y me regaño por dejar mi alma irse sin
permiso. Me dijo que si no la traía de vuelta ya mismo, me
castigaría dejándome sin ella para siempre. Mi reflejo y yo nos
quedamos mirándonos asombrados y no contestamos. Bajamos las
miradas al unísono y cerramos los ojos. Entonces Dios se dio
cuenta que mi alma estaba jugando en su cielo. Entonces Dios
sonrío y unió mi cuerpo con mi reflejo en un abrazo fraterno.
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37. EL BURRO
Un burro se detuvo a pensar en
el medio del camino que seria
de su vida. Estaba condenado a
ser siempre menospreciado por
sus orejas puntiagudas y su
enjalma de poca monta. Recibía
la peor comida en las bateas.
Los caballos se burlaban de el a
su paso y su amo lo azotaba sin
piedad.
- ¿Por que dios omnipotente me
condenaste a esta razón de
vivir?
¿Alguien lo sabe?
En ese momento se movió bruscamente y su carga se desato
cayendo ruidosamente al suelo. Su amo lo vio y le propino la tunda
de azotes más grande que el pobre burro haya recibido en toda
su miserable vida.
Moraleja: Burro que piensa, bota la carga.
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38. EL GUIA
Un ciego juega ha cerrar los
ojos y canta feliz de lo que
no puede ver. Un hombre de
traje de sastre que va rumbo
a la oficina afanado y
nervioso lo ve y siente
lastima por el. Se acerca y le
pregunta: “¿Qué haces?” Y el
ciego le contesta: “Trato de
guiarte en tu camino, para que no te pierdas” El hombre lo mira
sorprendido y continúa su marcha al trabajo. Diez pasos después
se detiene. Esta llorando. Lo comprende todo. Se devuelve hasta
el ciego y lo abrazo con afecto. Luego le susurra al oído: “Guíame
maestro”
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39. CUENTO PARA TERMINAR UNO MISMO
Los tres negros africanos encontraron el baúl enterrado en
medio de la tundra. Todos son zulu. Uno de ellos levanta el
candado y descubre tres llaves.
- ¿Que hacemos? – Pregunto Nunuc, el más tímido.
- Llevémosle el baúl al jefe de la tribu - Dice Korunga, el más
sabio de los tres.
- No - Interrumpe Juruf, el mas ambicioso. - Cada uno tome una
llave. Guardémosla y volvamos a la tribu. Esta noche al salir la
luna, uno de nosotros vendrá, al llegar la medianoche, vendrá otro
y al amanecer el último. No hablemos más entre nosotros. Solo se
39
40. comprobara que la llave sea del baúl, pero deben dejar todo como
esta. Nadie le dirá a nadie quien tiene la llave. Mañana, el que
tenga la llave que abre el baúl, se ira y no volverá jamás.
Y así, los tres zulú tenían un trato.
Se convino que primero iría Juruf, después Nunuc y al amanecer
iría Korunga. El nuevo día llego y gritos enloquecidos se
escucharon en la tribu. Se había establecido un pequeño sitio de
sacrificio y dos africanos estaban siendo azotados, para después
ser sacrificados a sus dioses, pues habían cometido un grave
crimen en aquella tranquila tribu. Uno de ellos era Juruf, el más
ambicioso. El otro era Korunga, el más sabio. A un lado estaba
Nunuc, el más tímido, siendo envestido por el jefe de la tribu,
por su valioso servicio, pues había informado lo que estos dos
malandrines estaban fraguando. Juruf gritaba y maldecía,
negándolo todo, mientras Korunga guardaba absoluto silencio.
Nunuc sonreía encantado y sus ojos delataban astucia y vanidad,
en aquella selva encerrada. El tenía la llave que abría el cofre.
¿Qué paso?
Primero fue Juruf, como era el mas ambicioso, pidió ir primero,
pero no para descubrir si su llave solo abría el cofre. De hacerlo
huiría inmediatamente con el. Su llave no lo abrió. Pero el no se
contento con esto. Decidió esperar entre las sombras hasta ver
quien tenía la llave ganadora, para caer a sus espaldas y
asesinarle, pudiéndose llevar así el cofre. A la medianoche Nunuc
arribo al sitio, pero entre las sombras pudo ver a Juruf oculto.
Simulo que no lo había visto y con cuidado introdujo la llave. El
candado se abrió y el rápidamente cerro de nuevo el candado.
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41. Cuestión de segundos. Dejo además la llave pegada, para que
Korunga la encontrara. El sabia que de esto dependía su vida.
Volviendo a casa paso sin mirar a ningún lado, pensando en lo que
pasaría cuando Korunga abriera el cofre. Juruf lo mataría y se
marcharía y como todo el día estuvieron juntos lo culparían a el al
no encontrar al asesino en la tribu. Decidió delatarlos a la
madrugada, así el saldría ileso y recibiría el respeto de los suyos.
Y así lo hizo. El jefe de la tribu y sus soldados encontraron a
Korunga con la llave en la mano forcejeando con Juruf. Korunga,
el más sabio, había sido engañado. Juruf, el más ambicioso y
audaz, había sido burlado.
Moraleja:
<Inserte usted lo que aprendió de esta historia>
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42. TRAVEL
La mañana despunto sobre la ventana. El cielo no sabe hoy adonde
voy y yo no le dije nada. Me devolví sobre mis pasos despacio y vi
sombras y luces. Estoy solo, pero no estoy llorando. Voy
disfrazado de algo raro y tengo mucho sueño. Veo caras que no
he visto en mi vida y un dibujito de una luna me esta guiñando el
ojo a manera de respuesta. Atravesé un umbral extraño y
enorme, cruce la línea de cerámica, deje atrás la penumbra,
descanse sentado un momento en una alfombra interminable, tuve
que bordear un mar que se dejaba caer incesante por una llave de
agua, pase obstáculos inimaginables, pero aprendí la valiosa
lección de luchar para conseguir lo que se quiere. Tropecé torpe
con una gran torre que tuve que escalar, pero la emoción de
llegar a la meta me hizo el trabajo más fácil. Estoy en la cima y el
tesoro esta al alcance de mis manos. Lo tomo y veo su contenido.
No lo puedo creer...Entonces escucho una voz tierna que me dice:
-Hijito... ¿Que haces con ese tarro de galletas en la mano?
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43. EL AVE
En lo más espeso del paraíso primal se puede ver a un ave
cabeceando somnolienta sobre la rama de un árbol a las dos de la
tarde de una jornada calurosa y seca. La luz se proyecto sobre
ella con fuerza y el ave cayo presa de un profundo sueño.
Entonces la luz aprovecha y se posa sobre ella hasta obtener sus
alas, las cuales salio a probar esa misma noche. Ahora esa luz era
un rayo. Ahora vendrán las tormentas, que son las lágrimas del
ave primaria, que vaga arrastrándose por el cosmos del creador,
que mas tarde pasara revista al inventario de sus creaciones.
Moraleja: Dios te dio alas. No te las dejes quitar, por más que te
encandilen.
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44. REZOS
Un monje budista esta en aislamiento
mientras ora en silencio. Yo llegue
hasta el y me senté respetuoso y
empecé a rezar lo que me habían
enseñado cuando era niño. El abrió sus
ojos y se quedo mirándome con
desprecio. Yo le mostré la cruz que
llevo en mi pecho y el me señalo la
salida. Yo me encendí de amor y lo
abrace con fuerza. Después me fui de
allí. Han pasado muchos años después
de eso y yo todas las noches rezo por
el. Pero el nunca ora por mí. El monje es un maestro en el tema de
la comprensión…
Y de mi se dice que soy hereje…Y yo no se por que.
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45. LA OLLA
Una anciana llora escandalosamente en el fondo de la choza
pobre y maloliente. La anciana a descubierto con pavor que su
única olla de barro se ha roto en el fondo y ahora no tiene en que
preparar su alimento. Su vecina golpea la puerta y ella la oculta
rápidamente, por vergüenza.
- Vecina ¿Qué le paso?
- Nada mi vecina querida…Es que me he golpeado con el martillo
en un dedo, mientras clavaba un clavo en la pared.
La vecina se marcha y la anciana se queda pensando en como
arreglar su situación. A la tarde siguiente va hasta el mercado y
gasta hasta su último peso ahorrado en la compra de la olla más
hermosa y grande que encontró. Cuando pasaba por la puerta de
su vecina se detuvo y golpeo a la puerta. La señora se asoma.
- ¿En que puedo servirle vecina?
- Gracias mi querida vecina…Es que compre esta olla nueva y me
detuve acá un momento para saludarla y tomar aliento…
- Esta muy linda su olla vecina. La mía es vieja y esta rota, pero
yo la arregle como pude. Lo importante es tener en donde cocinar
uno su comidita…
- ¡Uy no! …Yo si no puedo cocinar en una olla rota. Ante todo, la
dignidad…Con permiso querida vecina.
Y la anciana se fue hasta su casa, arrastrando la enorme olla
nueva. Los días pasaron y la anciana no se vio que volviera a salir
45
46. de su casa. Preocupados, los vecinos derribaron la puerta y la
encontraron abrazada a la olla de barro, reluciente y sin
estrenar.
La anciana se había muerto de hambre. La vecina se llevo la olla
para su casa, para reemplazar la que tenia rota.
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47. GATOS EN EL SUELO
Tres gatos están jugando en el
suelo. Tres gatos que miran a
ninguna parte y tienen siete
vidas para gastar. Tres gatos
que no son ni lindos ni feos.
Tres gatos que ven sin mirar.
Tres gatos en el suelo. Tres
gatos y sus nombres: Vida, que
siempre esta esperando lo que
vendrá. Muerte, que esta cada
día como dormido, aguardando despertar y Amor, el mas
hermoso, que a veces por estar con los ojos cerrados, se estrella
y siente dolor, pero siempre vuelve a aparecer por ahí, maullando
feliz e inesperadamente…
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48. LA TUMBA
Una fanática religiosa de la congregación de los testigos de
Jehová esta en el jardín trasero de su casa cavando una tumba
pequeña, profunda y húmeda. Quiere sepultar sus envidias y sus
deseos mas prohibidos. Pero finalmente no se decide y se va a
dormir. A la siguiente noche se le ve agrandando más el hueco,
pues se ha descubierto nuevas vanidades, rabias y frustraciones.
Lee la revista evangélica “Atalaya” y pide consejo al pastor de su
iglesia sobre que hacer. A la tercera noche esta de nuevo cava
que cava, hasta hacer un hoyo en el cual ella cabe por completo.
Arroja la pala y se manda de cabeza a la fosa, pues ese día se dio
cuenta que no solo era envidiosa, libidinosa, vanidosa, iracunda y
frustrada, sino que además, en el fondo, todo eso le gustaba.
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49. EL MINERAL
Un alquimista esta preparando una poción para sacarse el mineral
del alma. Un alquimista es un hombre ambicioso que piensa que le
puede hacer trampas a Dios y meterse por el atajo. Pero Dios lo
esta mirando y se ríe silencioso mientras le prepara una sorpresa.
El alquimista a terminado la formula y esta dispuesto a probarla
cuando de repente sufre un derrame cerebral y muere al acto.
Llega al cielo y Dios lo esta esperando con un regalo. Es una roca
enorme la que lleva en su mano. El alquimista llega soberbio, pues
se cree muy listo. Entonces Dios lo mete dentro de la roca y lo
envía de nuevo a la tierra. La roca ha caído en el jardín de otro
alquimista, más obsesivo aun que el primero. El alma dentro de la
roca ve como es recogido por el dueño de la casa, que lo solicita
para unas pruebas que realiza en secreto en el sótano de su
vivienda y necesita perforar esa roca muchas veces. . El alma en
la roca se queda pensando y piensa: “Me lo merezco. Yo le hice lo
mismo a Dios” Entonces Dios lo escucha y le dice: ¿Crees que soy
injusto?
Instantes después el alma es perforada y rota en mil pedazos.
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50. EL DUENDE
Un chico se convirtió en duende por faltarle al respeto a su
madre. El duende sueña todas las noches en volver a ser normal.
Pero la madre esta llorando sin descanso por no ver más a su hijo
amado. Entonces el duende se lanza de cabeza al vacío, para no
soportar mas la pena, pero al caer, lo hace en los brazos de su
querida madre, que lo arrulla amorosamente.
Y tú… ¿Cuantas veces has sido un duende?
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51. LOS NAVIOS
Mira y cruza tu mano por el rostro cuando a lo lejos se ven
despuntar los navíos en el alba. Cruza los dedos y silba la canción
de bienvenida y besa la espera. Habítate con tus ojos y
desciéndete en la montaña donde ayer no llovió, por suerte. Son
dos navíos grandes los que asoman al puerto en entradas horas de
la mañana. Uno de ellos es luz y esa debes seguir siempre, para
que tu alma se funda en el anhelo incansable de vivir y ser feliz.
El otro es la oscuridad y al el le debes tener respeto, pero no
temer jamás. Déjalos en las noches y duerme con la certeza que
mañana será un mejor día. Mira el cielo en la madrugada y
comprende lo pequeño que eres con humildad y da tu mejor
esfuerzo. Cruza el puente del silencio y habla con el mundo, que
tiene ganas de saber que tienes para dar. Mírate y amate, para
que llegues a un acuerdo en tu alma, en donde ya estarás salvado.
Ya estarás en calma. Allí.
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52. LOS GOLPES
Un hombre golpea a su mujer cerca a la medianoche. El ha llegado
ebrio y la castiga pues ella ha osado reprocharle su
comportamiento. La mujer recibe los golpes en silencio, presa del
temor. El descarga toda su frustración del mundo que lo rodea
sobre las carnes de la mujer. Luego la arroja sobre la cama y la
viola salvajemente. El amanecer encuentra dos cuerpos tendidos
sobre una cama doble grande matrimonial. Ella se levanta como
todas las mañanas a prepararle el desayuno a su amado. El la
sorprende en la cocina y la rodea con sus brazos por la cintura y
le susurra al oído: “Te amo” Ella sonríe caprichosa y sus ojos se
iluminan cuando le contesta encantada: “Yo también te amo”
El amor es una diosa corrompida.
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53. LA RULETA
Un ave del paraíso esta mirando la ruleta dar vueltas y vueltas y
se encandila con sus colores y sus formas y la pasión que genera
detrás del juego del casino. Un ave del paraíso apuesta su alma al
color rojo solo por la emoción dopaminica que le produce el
vértigo de verla girar y girar. La pequeña esfera cayó en el color
negro y ahora el ave del paraíso no existe. El diablo esta detrás
de esa ruleta dándole vueltas y vueltas con sus soplidos. El ave
del paraíso reposa ahora sobre el hombro del malvado. El cielo
llora su perdida. El infierno esta de fiesta. El purgatorio esta
dormido.
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54. EL CEMENTERIO
Estoy medio despierto en el incesante rumor de las cruces de un
cementerio. La ciudad esta quebrada ¿Con que la curaremos? El
temor viene detrás, como un guardaespaldas que me dice en
silencio: "Ven" No puedo dejar de sentirme tentado por esa
muerte caprichosa y femenina, que nunca ha sabido bien donde
voy. Que nunca me ha dicho: "Te amo" Pero que en calma, pisa mis
huellas y no se olvida de mi nombre jamás. El cementerio azulado,
de cruces apareadas de lluvia, me insinúa calma, pero ¿Que paso?
Algo me dice mi alma. Me dice que hoy no es el día...
Me marcho. La luz se queda. El viento es mejor que yo.
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55. SOY YO
Estoy recostado sobre una hierba fina que me pega en el rostro
con gracia y entonces siento por primera vez que estoy cada vez
más y más lejos de todo lo malo del mundo. Enciendo un cigarrillo
y valoro su compañía mientras el cielo se va cayendo a pedazos
desiguales sobre los montes, los mares, el desierto y yo. Pienso
en el amor y me encuentro renacido en ese instante por única y
bendita vez. Al final del camino siempre hay un sitio a donde
llegamos. Y ese es el amor. Esa es la casa. Eso nos define. Somos
amor. Avanzo seguro y golpeo la puerta de esa morada.
-¿Quién es? -Se escucha en el interior.
- Soy yo – Contesto.
Y sonrío.
Y una ciudad de acero vuela sobre mí y cambia de luces, dejando
el trigal marcado en simetría. Apura la noche. Mañana será otro
día. Mañana todo estará verde y amarillo. Mañana todo será
absurdo. Mañana por la mañana, ellos volverán a cumplir su
antigua promesa…
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56. LA LLUVIA
Un grillo de monte se quedo por fuera de su madriguera una
noche que anunciaba lluvia. El grillo empezó su precioso canto
afinado llamando a sus compañeros, para ver si alguien lo podía
socorrer. Solo paso la mantis religiosa y el se oculto, porque
sintió temor. La mantis lo invito a pasar la noche en su morada,
pero el grillo no acepto, pues le parecía peligroso y se fue
corriendo, mientras la mantis le gritaba en la retirada: “Te vas a
morir” El pobre bicho subía por ramas, bajaba por piedras, se
revolcaba en la maraña, pero ningún sitio le parecía seguro para
refugiarse. Entonces la lluvia largo implacable sobre el y en
medio de la tempestad, el grillo murió. Fue victima de la lluvia de
verano.
La mantis religiosa desde ese momento, se le considero adivina,
pues había pronosticado la muerte del pobre grillo. Todos los
demás bichos iban a pedir consejo y premonición. Entonces Dios
se enfureció con ella y la castigo para siempre, haciendo que se
comiera a sus parejas, durante el apareamiento. Además,
convirtió el precioso canto de los grillos en un chirrido
insoportable, que se repetiría noche tras noche y por siempre,
para que el único oído de la mantis se irritara. Solo Dios debe
conocer el destino de cada quien. Por algo es el que escribe los
libretos.
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57. LA AMBICION
Una serpiente avanzaba por la selva, mientras cantaba
encantada, con su lengua venenosa. Llega a la madriguera de un
ratón y lo llama lambisconamente. Este sale lentamente, pues es
muy temprano aun y le pregunta:
- ¿Qué quieres?
- Nada, querido amigo. Solo he pasado a saludarte y a ver si
necesitas algo.
- ¡Oh, gracias amiga mía! Pasa, te preparare un café…
La serpiente se sienta en el mullido sofá mientras la noble rata
esta en la cocina, preparando el café para su amiga. Luego
empiezan a charlar y después de una hora, el ratón prepara un
opíparo desayuno. La
serpiente esta embelesada y
dichosa. El ratón la invita a
quedarse a almorzar y le llena
la barriga a la serpiente, con
suculentos manjares. Después
el ratón sirve el mejor vino de
la casa, y ambos se sientan a
beber sin más ni más. Caída la
noche, el ratón despide a la serpiente, después de enviarla a
casa, a punto de reventar, pues también el ha dado de cenar. La
serpiente se despide y vuelve a su casa, avanzando lentamente,
mientras piensa: “Ojala mañana consiga otro amigo como el ratón,
pero mejor”
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58. EL MAESTRO
Un día lo vi pavoneándose como un pollo en el medio de todos
nosotros. Hablaba de lo importante que era la piedad y la
compasión por el prójimo y del amor. Decía que amar era lo más
importante, pero nunca supo llorar ni perdonar. Les aconsejaba a
los más ancianos que debía calmarse un poco. Pero vivía alterado,
amargado y envidioso. A los más jóvenes, les decía que debían
aprender a vivir, pero el no tenia vida propia. Y a los de su edad,
el les contaba que era un talento inmaculado, pero en realidad, no
sabia ejercer ningún arte bien. Solo copiaba a los otros. El era
dizque el maestro. Hablaba de mujeres con las que había estado y
decía y escribía que el las dejaba, por no satisfacerlo. Pero todas
las noches, todas las putas noches, se encerraba en su cuarto de
un departamento blanco y frio, a masturbarse sin remedio. El iba
a cumplir treinta años y no sabia como conseguir una mujer. Era
un perdedor y en el fondo lo sabia, pero siempre salía al otro día
a hablar, de lo que jamás había vivido. En todas partes hay
farsantes, pero así nunca sean desenmascarados, ellos ya llevan
por dentro su propio castigo.
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59. EL MERCADO
Una señora iba por el medio de la calle del abasto con una
canasta en la que llevaba la comida para el mes, con la cual
alimentaria a toda su familia, numerosa y humilde. Habían reunido
entre todos el dinero para hacer aquel mercado, que si bien se
veía generoso, en realidad alcanzaría para comer algunos bocados
diarios, cada uno. Otra mujer salió a la escena y se ofreció a
ayudarle a llevar la canasta a la pobre señora. Esta agradeció el
gesto y acepto de buena gana la colaboración. Pero después de
avanzar unas calles mas, la otra mujer le dijo que hasta allí la
podría ayudar y exigió para si la canasta. Entraron entonces las
dos mujeres en disputa y hubo de intervenir la ley. La llevaron
delante del juez, el cual dictamino que al no tener la certeza de
quien seria la dueña legitima del mercado, debía repartirse en
partes iguales. La pobre señora se sentó a llorar desconsolada,
pues su familia estaría en apuros todo el mes, mientras que la
otra se le veía satisfecha y sonriente. El juez al ver la actitud de
las dos mujeres, decidió entregar la totalidad del mercado a la
señora angustiada y mando azotar a la otra, por ladrona. Tarde o
temprano, cada quien se queda con lo que merece.
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60. TRUCOS BAJO LA MANGA
Por un tiempo fui mago. Un mago de la
vida. Y hube de sacar mil trucos que
tenia bajo la manga. Pero esos mil
trucos se me terminaron siendo yo
muy joven aun. Entonces fui hasta el
fin del mundo y le pedí al grito primal
mil trucos más. El favor me fue
concedido y por desgracia para mi,
esos otros mil trucos se me
terminaron de nuevo muy rápido. Por eso deje de ser mago.
Ahora no hago trucos. Ahora soy yo. Ahora llevo el grito primal
en mi interior. Y nunca se caya.
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61. LOS LIBROS
Me encerré un día dentro de mi biblioteca personal y me perdí en
medio de las letras de los libros. Viaje por lugares
impresionantes y hube de pasar muchas aventuras a través del
océano, los desiertos, la jungla y el hielo. Estos libros me
mostraron amores difíciles, ideas locas y filosofía del alma. Pero
hubo un libro que me llamo más la atención que todos los otros:
Era el libro de las sagradas escrituras. Con el comprendí el dolor
de los hombres, la fe y la esperanza. Pero también me enseño el
miedo. Entonces salí de allí y cerré el libro, guardándolo en otro
lugar bajo llave. No es bueno creer todo lo que dicen por ahí.
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62. LA RABIA
A una mujer joven:
Y es bueno estar uno un poco agresivo. Es la rabia insolente de tu
juventud. Déjala correr. Déjala estallar. Y ya vendrá otro cielo
más nuevo de vuelta, mañana. Y entonces te darás cuenta que
estas cansada de estar siempre violenta y tendrás sed de amor.
Déjalo llegar. Déjalo posesionarse. Y te darás cuenta que sin
querer, tú estarás también haciendo ese largo viaje de vuelta,
mañana. Y llegaras de nuevo al lugar más precioso que es tu alma.
Déjala alumbrar. Déjala morirse. Y sabrás entonces, sabiamente,
para que viniste al mundo.
Mañana...
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63. LA CEBOLLA
Una cebolla de tallo verde y cuerpo redondo se quedo observando
a través de su vestidura el mundo. Como ver a través de un vidrio
encebollado. Descubrió a ras del suelo la violencia, el hambre, el
odio y las enfermedades. Pudo percibir claramente las envidias,
el abandono y el sufrimiento humano. Se quedo contemplándolo y
después de algún tiempo empezó a llorar. Sus ojos se pusieron
rojos como un tomate y por más que trataba de abrirlos, no podía
hacerlo. Otra de ellas se acerco y le pregunto:
- ¿Qué te pasa?
La cebolla, avergonzada de revelarse tan sensible, se limpio
rápido con su propio revés y le contesto:
- Nada, amiga mía. Es que la cebolla me hace llorar.
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64. EL FRIO (REMAKE CONTRACORRIENTE)
Una tarde de abril iba el viento de norte a sur, en un viaje
violento por todas partes. Pero su trayectoria entonces se vio
detenida por el cruce con una fogata, de la cual se desprendían
algunas llamaradas muy altas, que impedían su transitar.
- Vete de acá frío. No puedes pasar por nosotras
- ¿Cómo que no? ¡Yo soy el frío! Y por lo tanto voy por donde me
da la gana… - Repuso este vanidosamente
- Si tratas de pasar, te vas a quemar. Estamos hechas para eso.
- ¡Necias! ¿Acaso no han escuchado sobre mi poder y fuerza?
Las llamas no prestaron mas atención y el frío, montando en
cólera, se abalanzo sobre ellas, inmenso e inagotable, quemándose
al contacto. Tuvo que retroceder, herido y humillado. La fogata
entera se burlo de el, y el frío no tuvo mas remedio que
retroceder, y enfriar otros lugares.
La razón siempre prima sobre la fuerza, el poder o el
obstinamiento.
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65. LA ORQUIDEA
Una orquídea se marchita para siempre en el medio de un valle
que nunca nadie ha visitado. Jamás. Nunca. Jamás. La orquídea se
va a morir! La orquídea esta llorando en el medio de la hierba
enorme, pues paso toda su vida sin que nadie la viera y ella quiere
saber si es hermosa o no. Pero no hay quien se lo confirme. No
existe espejo, o lago, en que reflejar su apariencia. La orquídea
esta agonizando adolorida y con sed de verdades. Con sed de
saber. Entonces aparece un colibrí y se posa sobre ella, ansioso
de su néctar. Ella lo deja actuar en silencio y antes de que este
se marche de nuevo, le pregunta:
-¿Qué te parecí?
Y el colibrí le contesta:
- Como el mejor néctar que probé toda mi vida.
Una sonrisa al cielo de parte de la orquídea y la muerte, que la
deshoja por completo en el mejor día de su vida: El ultimo.
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66. LA GACELA
Una gacela saltaba feliz y vanidosa por el bosque en una templada
mañana de mayo. Un conejo, joven aun, la encontró en medio del
camino y le pidió consejo sobre como saltar con agilidad y garbo.
La gacela se burlo de el y le dijo:
-¿Tu saltar como yo? ¡Por favor! Con esas patas tan cortas no me
llegas ni a los tobillos. Vete de acá necio, no me hagas perder mas
el tiempo.
La gacela siguió su camino y a unos pocos pasos cayó en una
trampa de los cazadores del bosque. Sus dos patas traseras
quedaron atrapadas en el gancho dentado de metal y la sangre
empezó a emanar incontrolable, al igual que el dolor que cubrió
prontamente su cuerpo.
- ¡Conejo, ve y busca ayuda, antes que me encuentren los
cazadores!
El conejo se quedo mirándola unos instantes a los ojos,
entrecerrando los ojos y se fue corriendo, perdiéndose en la
espesura.
Una hora más tarde se diviso de nuevo su silueta, saltando
enérgico en medio del follaje.
- ¡Eso conejo, salta! ¡Que movimientos tan sublimes! - Dijo la
gacela, anhelando la ayuda que traía el conejo.
Pero entonces al llegar junto a ella el concejo le grita:
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67. - Este salto lo aprendí de ti. ¡Mira! – Y diciendo esto salto por
encima de la gacela y la trampa hasta llegar al otro lado y
ocultarse entre unos arbustos.
Los cazadores venían detrás, persiguiéndolo. Pero al llegar al
lugar, encontraron la gacela y la llevaron a su campamento. Luego
la mataron y se la comieron.
El conejo los había guiado hasta allí.
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68. LA CABUYA
Una larga cabuya, pende tensionada del techo y en el otro
extremo sostiene una enorme campana. Una de las fibras de esta
cabuya le dice a la otra:
- Quítate de encima de mí. Me fastidias.
- No puedo quitarme – Le contesta esta - ¿No ves que si estamos
así es por la tensión que ejerce la campana sobre nosotras?
- No se nada. Solo quítate o no responderé de mí.
- ¡A callar necia! - Tercia otra fibra. - Aquí todas somos iguales y
hacemos el mismo trabajo. Por eso es que juntas, formamos esta
cabuya.
- No te metas con ella – Interrumpe una cuarta fibra
- Cállense todas – Grita una quinta
Y así, sin más ni más, han empezado una gran disputa. Todas
empiezan a forcejear unas con otras y a empujarse. La campana
se despierta de su sueño y pide por favor solucionen su
diferencias, o esta caerá al suelo y están a gran altura. Las
fibras entonces se enfurecen mas al ver el egoísmo de la
campana y de tanto pelearse, finalmente la cabuya se rompe,
todas las fibras mueren y todas caen al suelo, hechas pedazos.
Llega a un acuerdo con las fibras de tu alma, para que la cabuya
de tu vida no se rompa y no rompas la campana de tu mente en mil
pedazos.
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70. LA PARED
Un hombre golpeaba con fuerza su cabeza contra una enorme
pared en horas de la madrugada. Un policía lo vio y se acerco a el,
sorprendido de ver como se castigaba sin importarle el dolor y la
sangre. El hombre no emitía queja alguna. Solo se golpeaba una y
otra vez. El policía intento detenerlo pero fue inútil. Finalmente
cayó desplomado al suelo, muerto y con la cabeza completamente
abierta. En el levantamiento del cadáver encontraron un artículo
de una revista, que invitaba a sus lectores a ser de “Mente
abierta”
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71. LA CRUZ
Un joven esta encerrado en su casa armando una cruz con
grandes bastidores de nogal. Tenía una moto y la vendió para
comprar la madera. Trabajaba en el bosque y no volvió para
dedicarle más tiempo al asunto. Vivía con una hermana y ahora ni
se saludan, porque saben bien quien es cada uno en realidad. El
joven ahora esta encerrado y ya termino su cruz. La coloca con
cuidado sobre la cama y se acuesta a dormir sobre ella. La besa
piadosamente y la abraza con cariño. Su hermana lo ha llamado
para el desayuno y el contesta: “Si hermana, ya voy” Luego se
voltea hacia la cruz y le susurra: “Mañana cambiaras de dueño.
Todos te merecen menos yo” Al llegar al comedor, se da cuenta
que esta solo. Cae en la cuenta que nunca se ha visto en un
espejo. Entonces decide emprender la huida. Empaco sus
pertenencias y salio corriendo, dejando la cruz en su cuarto.
Cuando la hermana llego, abrió la puerta y vio esos bastidores
cruzados de nogal y exclamo:
- ¡Que bueno verte acostado, querido hermano! Mama esta
enferma y tienes que ir a cuidarla. Al fin y al cabo de todos los
hermanos, tú eres el único que no sirve para nada.
Después salio, cerrando la puerta con fuerza. Rumbo a la cocina,
la hermana pensó:
- Que alivio haberle heredado mi ejemplo a mi querido hermano.
Ya no me muero ni en mi propia cruz…
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72. EL VENENO
Retazos de una conversación entre el pasto y la hierba, frente a
un trozo de vidrio.
- Me voy a tomar este veneno que tengo frente a mí.
- Estas parado frente a un espejo.
- Por eso.
- No entiendo.
- Lo comprenderás, cuándo me corte la boca.
- ¿Con los fragmentos rotos?
- No. Con mi reflejo.
- ¿Y por que dices que es veneno?
- Porque todas las bocas que pasaron por mi, se envenenaron
conmigo.
- ¿Y?
- Pues estoy hecho de veneno.
- No creo
- ¿Por que?
- Porque eres hierba, y de las malas
- ¿Y?
- Hierba mala nunca muere.
En ese momento paso una podadora y mutilo el pasto y destruyo
por completo el fragmento de vidrio. La hierba quedo intacta.
- No importa – Dijo el maquinista. Mañana me traen el veneno
para matarla.
Moraleja:
<Inserte usted lo que aprendió de esta historia>
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73. LA LOCA
Una mujer va gritando
desnuda por el medio de la
avenida ante la mirada
atónita de los transeúntes
que van hacia el trabajo, esa
mañana de lluvia. Una chica
universitaria se acerca a ella
con un chaquetón para
cubrirla y entonces la loca le
toca un brazo a la joven y le dice: “Tu la traes ahora” Entonces la
chica se deshace de su ropa y empieza a gritar desnuda por el
medio de la avenida ante la mirada atónita de los transeúntes que
van hacia el trabajo, esa mañana de lluvia. Una enfermera se
acerca a ella con un chaquetón para cubrirla y entonces la loca le
toca un brazo y le dice: “Tú la traes ahora” Entonces la mujer se
desabrocha el vestido y empieza a gritar desnuda por el medio
de la avenida ante la mirada atónita de los transeúntes que van
hacia el trabajo, esa mañana de lluvia. Una monja se acerca a ella
con un chaquetón para cubrirla y entonces la mujer le toca un
brazo a la religiosa y le dice: “Tú la traes ahora” Entonces la
monja se quita el hábito y empieza a gritar desnuda…
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74. RESPLANDORES
Una chica se mira desnuda en el espejo del baño, cuando de
repente de su vagina empiezan a emanar toda clase de
resplandores. Ella se queda atónita y no sabe que hacer. Esta
temerosa de lo que le puede estar pasando. Piensa que se va a
morir. Pide a Dios por su vida. Entonces la madre entra al baño y
al ver la escena, le dice:
- Tranquila hija mía. Ahora tienes el poder de dar vida. Ahora tu
mundo cambiara. Ya eres una mujer…
- ¿Y que debo hacer?
- No dejes que la antorcha del hombre te extinga.
- ¿Te ha pasado?
- Todas las noches, hija mía. Todas las noches. Ahora te dejo. Ya
van a abrir el lupanar…
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75. LA LIBERTAD
- ¿Dónde estas?
- En ninguna parte y en todas.
- ¿A dónde vas?
- A ninguna parte y a todas.
- ¿Quién eres?
- Ninguno y todos.
- ¿Qué quieres?
- Nada y todo.
- ¿Cómo lo lograste?
- Lo deje todo, por nada.
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76. EL KARMA
Un asesino es arrestado finalmente y llevado a los tribunales en
donde se le condena a morir ejecutado. El hombre atraviesa días
después un pasillo que parece largo e interminable de la cárcel en
la cual esta encerrado. Sabe que lo llevaran a su último encuentro
con los hombres antes de desparecer de la faz de la tierra para
siempre. Lo colocan en posición y una fila de soldados está lista
para dispararle. El encomienda su alma a Dios y le murmura entre
su mente: “Me arrepiento sinceramente de todo lo que hice”
Dios exhala un quejido y sin más remedio, le abre las puertas del
cielo y ve pasar esa alma en silencio. Ese es el karma de Dios, que
no sabe como salir de esa trampa de los hombres. “Es hora de
inventar otra guerra” Dice alguien recostado en el paraíso…
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77. EL PEON
Un peón se salio de la cuadricula y fue perseguido por las demás
fichas del ajedrez, que lo querían para si. El peón corrió
adelantado a su tiempo. El peón se ato las manos y los pies con
vendas blancas y se retorció en deseos con consecuencias. El
jaque mate se desvaneció y la reina danza loca por debajo de la
mesa. Se derramaron los alfiles y todo se oscureció de
superstición. Y yo, el rey, caí muerto…
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78. A LA ORILLA LLEGARON LAS HORAS
Ella me hizo una barca con su cuerpo y salimos de inmediato a
navegar. Ella soplaba sus propias velas y yo trataba de ver algo
en medio de la brisa. Ella sonreía y yo pensaba que pasaría cuando
llegaran las sombras. Pasamos muchas horas en altamar y
finalmente llego la noche. Entonces nos perdimos en el medio de
aquel vasto océano, yo escondido dentro de ella y la tormenta y el
huracán se hicieron siameses y nos perdimos. La barca se rompió
en mil pedazos y yo caí al fondo de aquel mar. A la orilla llegaron
en horas del mediodía siguiente todos los restos de nuestro
naufragio. Un amor hecho pedazos. Pero mi cuerpo nunca
apareció.
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79. LA PERRA
Viernes en la noche. Una perra se mira al espejo, completamente
maquillada y atajalada en vaporosos ropajes. “Esta noche quiero
un perro de raza, mínimo un pastor alemán. Lo merezco” Después
de salir a la calle por varias horas, todo lo que se divisa es un
pobre perro de taller automotriz, maloliente y pulgoso. “Peor es
nada” Se dice la perra, llevándoselo a casa.
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80. EL TELESCOPIO
Mis ojos son un telescopio que puede ver hasta los confines del
alma de las personas. Mis ojos son un telescopio enorme, que
puede divisar hasta la más ínfima sombra a kilómetros de
distancia. Hubo algunos que se llamaron mis amigos, y vinieron a
robármelo. Pero yo ya los había divisado en la lejanía, y cuando
llegaron, los recibí en mi corazón con infinito amor, pero ellos
solo querían robarme mi telescopio, y al no encontrarlo. Se
largaron desagradecidos. Por eso no lo volví a usar. Ahora vivo
con mis ojos cerrados, para aprender a percibir el mundo con mis
otros sentidos. Ahora disfruto de la armonía, la cual se
encuentra donde no se ve. Ahora vivo mas tranquilo, porque nadie
viene a mí, por las razones incorrectas. Y puedo comprender que
ese, es el lenguaje del cielo.
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81. ALICIA EN EL OTRO PAIS
Alicia se cayo en otro hoy lleno de tortugas y del susto se metió
en un caparazón olvidado. Saco su cabeza por el orificio superior
y los brazos y piernas por los costados del mismo. "Que bien me
queda" Pensó mientras intentaba avanzar con dificultad. Las
sotas de corazones se transformaron en diamantes filosos y
fueron con antorchas y espadas de cartón a matarla. Alicia
entonces asustada intento desprenderse de su chaleco óseo pero
no pudo. Fue atrapada y llevada ante la malvada reina. Una olla
gigante se puso a hervir de inmediato. "Para todo mi reino, esta
noche cenaremos sopa de tortuga" Decía mientras reía excitada
observando fijamente a los ojos a Alicia. La pequeña lloraba con
sus cabellos rubios pegados en su cara, pero nada podía hacer.
Ella misma se había encarcelado en aquel caparazón y seria
ejecutada. Los topos libidinosos fueron hasta ella y la tomaron
por las piernas mientras la penetraban una y otra vez en
interminable fila. Alicia tenía su rostro enrojecido pero por más
que suplicaba, era inútil. Los topos en su totalidad la violaron
interminablemente. Terminado el festín sexual, se paso al
gastronomico. Fue levantada por los cocineros de aquel reino y
depositada al agua hirviendo. Se escucharon gritos enloquecidos
de la pequeña mientras era despellejada viva por el agua caliente.
La corte saboreo la sopa repitiendo más de una vez el plato. "La
jalea de los topos le dio buen sabor" Decía la reina mientras se
limpiaba la boca con el revés de la manga. Esto fue lo que en
realidad le ocurrió a Alicia en el país de las otras maravillas....
¿Les gusto el cuentito?
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82. LA ESCRITORA
Ella escribía con manos de marfil historias del cielo sobre la
arena. Esta rodeada de todas esas cosas que no vuelan, pero ella
las quiere encontrar en otra tierra. Cada palabra que rueda se va
borrando una y otra vez en la playa, esa tarde negra de
tormentas eléctricas. Alrededor el paisaje ya no se ve, todo se
ha oscurecido. Ella espera silenciosa e indiferente mientras
continúa su solitaria, pero increíble tarea. Cada palabra se la va
llevando el agua salada y allá, adentro de aquel mar, todas ellas
flotan formado palabras las cuales el cielo va leyendo complacido.
El vendaval se vino abajo y cubrió su rostro de tanta agua que ya
casi ni podía ver. Ella empezó a andar escribiéndose ahora en las
manos con un crayón que sufre de insomnio. Mete sus manos en el
agua y vuelve a escribir. EL mar esta contando ahora una historia
nueva y después de un rato no es suficiente para tantas cosas
que ella estaba diciendo. Se lleno también la playa, la tierra, las
montañas, y todo espacio terrenal conocido por el hombre. La
fauna abisal se corrió a un costado para darle cabida a todo lo
que ella tenía que decir en sus escritos. Poseidón furioso reclamo,
pero después de un rato decidió ir en busca de otra estación. El
verano ya paso, se fue descalzo hasta la entrada del invierno e
intercambio puestos. Ella sigue escribiendo y ahora su cuerpo es
transparente. Su historia al fin ha sido concluida y ella reía feliz,
encantada de su logro. Despertó en aquel cuarto sola, volviendo
salvaje y hermosamente a ella misma. Había escrito una historia.
La historia de los perros en el cielo. También envío una botella al
infierno de la Web, la cual tuvo que atravesar horas, pornografía,
olvidos, videos, descargas, viento y tonterías, hasta llegar aquí, a
la playa donde atraco mi alma hace tanto y yo la encontré y
sonreí. El mundo era nuevo. No se que hora es. No se que día es
hoy. Solo se que la botella me ayudo a seguir y yo le hice un lugar.
Juro que yo le hice un lugar. El frío va a hacer una rifa. Yo plante
en el suelo una semilla y quería que llegara hasta el cielo. Debí
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83. crecer riendo y llorando hasta aprender. Mis lagrimas lavaron la
maldad en mi alma y cante un estribillo solar, que me ilumino. De
mi salio una luz de felicidad y aprendí a luchar, hasta morir. Mis
manos ahora están limpias. El río dejo de sonar en la cascada,
Ahora escucho los ladridos de esos perros. La voz que ahora
responde por ella. Y esto será siempre así. Sin saber...
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84. LA MAÑANA
Los rayos de sol están empapando de lluvia el techo de mi casa.
Mi casa esta en la parte mas alta de otra casa, que es prestada.
Mi casa alumbra indiferente ya sea de día o de noche. Mi casa es
un faro en el medio del desierto. Mi casa no existe. Mi casa soy
yo. La mañana se precipita a decir la palabra: “Calamidades” Y yo
preparo un desayuno argentino, inspirado en un retrato que vi
hace tiempo. Dios me esta halando las orejas por ser tan
caprichoso con mi vida y yo me escondo detrás del espejo, para
que solo vea una parte de mi, que no existe. Pero Dios es astuto y
me toma del cuello de la camisa y me envía al mundo real. Me
entro a la ducha y el agua que baja por la regadera esta soplando
mis brazos, que son ramas llenas de hojas secas y no me importa
ya nada. Dios esta perdiendo la paciencia conmigo. El no quiere
verme perder mas el tiempo, pero es que yo soy así…
Perdón Dios. No traje mi libreta para anotar las buenas acciones
ni lo que se debe hacer. Yo soy así. Así me hizo… ¿A que no
adivinas quien?
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85. LOS FRIJOLES
Hoy no hay nada para preparar en mi cocina. No tengo
posesiones. No tengo nada. Solo hay frijoles. Yo los puse a
remojar la noche anterior y ahora se van a ir directo a la olla
pitadora. Nadie me ama. Todos me odian, por ser yo. Nadie daría
ni un peso, dólar o centavo por mi alma. Yo no tengo nada. Solo
soy yo. Hoy no tengo más que hacer. Hoy me ablandare en mi
tinta. Para hoy hay frijoles.
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86. LA ODISEA
Todos los días salgo tarde de mi casa y el transporte público es
imposible a esa hora de la mañana. Tengo que soportar la presión
de miles de seres amontonados, para llegar a mi trabajo y ser
amonestado por las llegadas tarde. Debo recompensar la
tardanza, quedándome hasta horas después de mi salida. Vuelvo a
mi casa en la noche, completamente cansado y abrumado.
Entonces enciendo la televisión y las noticias tan violentas me
hace sentir mal. Me acuesto con la luz encendida y pienso en el
amor que no volverá a mí. Me quedo dormido sin darme cuenta
cuando y al otro día me levanto tarde para ir a trabajar. Esa es
mi odisea. Y yo no soy Odiseo. Y a mi nadie me escribe mis
hazañas. Y a mi nadie me espera. Y a mi nadie me teje un sudario.
A mi Penélope no me ama.
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87. EL POLICIA
Un policía se levanta todos los días a la madrugada y se coloca su
uniforme, mientras le grita cosas al espejo. Un policía sale todos
los días a trabajar y ve en todos los rostros, sospechas de
delitos. Un policía se acuesta con muchas mujeres mientras les
hace promesas que son falsas. Un policía tiene mucho dinero,
pero nunca es feliz. Un policía perdió su alma hace mucho, cuando
empezó a matar a su prójimo, cobijado en las leyes y en el
cumplimiento de su deber. Un policía tiene mirada triste, pues
sabe que cuando muera, no subirá al cielo. Un policía sale de su
casa esa mañana, y no sabe si va a regresar. Yo tengo miedo de
ese policía, porque ya viene hacia acá, a recordarme mi dolor, de
vivir en este mundo, con su presencia.
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88. EL DINERO
Un hombre puede tenerlo todo con dinero. Puede tener las
mujeres que quiera, los autos más lujosos, las casas más grandes,
las empresas más poderosas, la comida más exótica, los mejores
vinos, la cama más cómoda. Un hombre puede tenerlo todo con
dinero, menos el amor verdadero. Por eso el hombre con dinero
tiene una mueca de amargura y el labio retorcido. El hombre con
dinero nunca podrá comprar la libertad de su alma, atrapada en
una jaula de oro, desde el día en que el hombre tuvo dinero. Y si
es así, entonces mi alma esta libre desde el momento de mi
nacimiento. Y no me arrepiento.
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89. MI GUITARRA
Mi guitarra es preciosa, porque con sus seis cuerdas, habla con el
lenguaje de mi espíritu. Mi guitarra es mi amiga, pues siempre
charlamos mientras la sostengo entre mis brazos. Es mi amante
fiel, pues nunca me ha cambiado por ninguno. Mi guitarra me
conoce y sabe cuando estoy feliz, triste o rabioso. Mi guitarra
tiene guardada para mí una sorpresa, que es una canción preciosa
que algún día me dará. Yo amo mi guitarra porque no es como los
seres que conozco. Mi guitarra nunca me pide nada a cambio.
Usted si. Por eso yo amo mi guitarra. Porque gracias a ella, nunca
me quede solo.
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90. LA HOJA
Soy una hoja seca que es llevada de aquí
para allá por el viento del otoño. Soy una
hoja que se desprendió de un árbol que se
canso de llevarla. Por eso ahora vago libre
adonde me lleve el azar. Por eso ahora
escribo. Y no se para quien escribo. Solo
voy dejando letras, aquí y allá. Solo soy la
pluma del viento de mi otoño interior, que
nunca acaba.
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91. EL KIT
Debajo de mi cama tengo un kit, que me
ayudara en caso de desgracia. En ese kit
tengo un espejo, para verme a los ojos y
recordar quien soy. También hay una cruz,
para inspirarme a continuar y un lazo
rojo, para atarme al dedo índice. Ese lazo
es para nunca olvidar.
Nunca olvidar.
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92. EL ERROR
Mi error fue no haber sido limpio de corazón, a lo largo de mi
vida. Mi error fue haber pensado incorrectamente, a lo lago de
mi vida. Mi error fue haber engañado, a lo largo de mi vida. Mi
error fue haber sido soberbio, a lo largo de mi vida. Mi error fue
haber odiado, a lo largo de mi vida. Mi error fue haber sido
envidioso, a lo largo de mi vida. Mi error fue haber despreciado,
a lo largo de mi vida.
Mi error fue no haber reconocido mi error, a lo largo de mi vida.
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93. EL DIAMANTE
Un diamante es un prisma que refleja todos los colores al ser
atravesado por la luz del sol. Un diamante es una piedra preciosa
y por ser tal, tiene un precio muy alto de pagar. Un diamante es
un mineral muy fuerte, por lo tanto es difícil de romper. Yo no
podría ser un diamante entonces. Cuando un rayo de sol cae sobre
mi, solo proyecto sombra. Y no soy precioso, ni mucho menos, al
verme, nadie pagaría nada por mí. Y mi alma es tan frágil, que
cualquier cosa me quiebra, incluso el trinar de un pájaro sobre la
rama, o el murmullo del viento, una mañana de primavera. Dios no
me quiere ni para un rayo de sol, ni para hacer parte de la
belleza, ni para resistir su presencia.
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94. LOS NUMEROS
Un día un uno y un cero se aparearon. De esta cruza nació otro
numero uno, y otro y otro mas. Todo se lleno de unos. Unos y
ceros. Entonces una pareja de unos se unió y crearon un dos.
Totalmente diferente a los demás, raro y feo. El dos vivía
aislado, mientras todos los demás unos y ceros se burlaban de el.
Así, un buen día el dos partió con rumbo desconocido. Después de
muchos años volvió con sus hijos y nietos, entre los que se veían
números tres, cuatro, cinco, seis, y todos los demás números
conocidos. Pero en aquel lugar ya se habían inventado un sistema
binario. Solo unos y ceros. Entonces el dos partió de nuevo con su
comitiva y crearon un mundo más racional. Se llamaron los
números racionales. Y eran tan nobles, que en aquel mundo,
también había cabida para unos y ceros. Pero estos, celosos,
iniciaron una guerra contra los otros y se inventaron la resta.
Todos eran restados por los unos, mientras que los ceros se
paraban a la izquierda de estos, convirtiéndolos en una décima de
ellos mismos. Finalmente unos y ceros fueron doblegados y
condenados a restarse entre si, hasta desaparecer todos los
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95. unos. Solo quedaron ceros. Y después fueron relegados a vivir a
la izquierda del nuevo mundo.
Y allí nací yo. Soy un cero a la izquierda.
95
96. LA SILLA
Esa silla es cómoda. Se ve que sus patas son resistentes y es muy
buena la madera. Esa silla se ve que te deja descansar
complacientemente. Esa silla es perfecta. Pero yo soy mejor: yo
soy una tachuela. Pero nadie reconoce que sin mi, ella no estaría
allí parada. Pero nadie se sienta en mí, porque hago daño. Pero
nadie analiza que yo soy el que aguanta el peso de la silla. E
irónicamente, me importa un culo.
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97. EL HOYO
Me quede solo, encerrado en un hoyo que hice en la tierra, en
donde solo la muerte me podrá encontrar, preguntándole cosas a
la nada. Estoy en un hoyo y ni tu, con toda tu bondad, me puedes
ayudar. El silencio me capturo para siempre y ahora soy una mala
hierba bajo la tierra, que no germina. Me entretengo
destruyendo cigarrillos que luego armo torcidos, para fumar. Me
divierto escuchando las penas de las antiguas raíces, que nunca
se pueden apartar unas de otras, como una falange. En este hoyo
los angeles no me vienen a buscar, porque les da miedo. La
desesperación se canso de darme compañía y se borro, no se que
día. Desde acá no puedo ver lo que haces. Desde acá no puedo ver
nada. Solo en ocasiones, viene un color amarillo y me descompone
el alma adrede y después se va. Al rato viene un color verde y me
da resurrección y al verme de nuevo en pie, con mi alma
restaurada, se va. Y así sucesivamente, mientras yo me muevo sin
decir nada, y con gestos absurdos trato de expresarme, pero
todo será inútil. Estaré para siempre en el fondo de este hoyo,
que es la crueldad.
Estaré en este hoyo, eternamente...
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98. MI CUERPO
Mi cuerpo hablo y dijo: Silencio. Mi alma escucho atenta las
palabras y empezó a dar vueltas por el, cantando bellas tonadas
en lengua desconocida. Mi cuerpo al principio no entendió, pero
después de un tiempo se acostumbro a ella y les dio un
significado para si.
Y a eso yo le llame: Amor.
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99. EVETH
Tú te fuiste y me quedaron algunas cosas que decir. “Te amo
mama”. Por ahí hubiese empezado. Tu ya no estas y yo te
recuerdo cada día de mi vida. Yo debí haberte salvado la vida,
madre mía, pero es que estaba muy niño y no sabia que estaba
ocurriendo.
El cielo mato a mi mama.
Mi mama se murió.
Mi mami esta muerta.
Yo debí haberte tomado entre mis brazos con fuerza y haberte
cuidado como un hijo debe cuidar a su madre, pero es que mis
manitas eran muy pequeñas y no podía hacerlo.
No podía.
Tu partida se llevo tres vidas. La tuya, la que nacía adentro tuyo
y la mía. Yo recuerdo la última vez que te vi. Te llevaron alzada y
yo me quede solo en aquel cuarto en la cama húmeda en donde
dejaste tu vida. El cuarto estaba un poco oscuro y por la ventana
se veía nublado. Yo no sabia que no te volvería a ver nunca mama.
De haberlo sabido te hubiese abrazado. Ya pasaron casi
veinticinco años y yo todavía te quiero dar ese abrazo.
El cielo mato a mi mama.
Mi mama se murió.
Mi mami esta muerta.
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100. No me llevaron a tu funeral porque yo estaba muy chico. Por eso
llevo a todas partes esa mirada triste, de ojos pequeños, como
los tuyos, de tanto llorar. Y se que las cosas que escribo no
tienen sentido, pero tal vez lo hago porque siempre he querido
estar contigo. Yo daría mi vida por salvar la tuya. Pero no pude
hacerlo. De haber sabido que eso iba a pasar yo le hubiese
gritado a Dios con mis pulmones de niño: “¡No te lleves a mi
mami!” “No me dejes solo” Y de pronto Dios hubiese tenido
compasión de mi y la hubiese dejado a mi lado. Pero no fue así. Y
Dios me destruyo. Y no entiendo como me hizo eso a los cinco
años. Y yo te juro mama que te hubiese hecho reaccionar. Yo te
hubiese dicho: “Mami: No te mueras en mi casa. Salgamos a
jugar” De haber entendido tu no te hubieras muerto en mi casa.
Pero no te pude salvar la vida mama. Lo siento mucho mama.
Quiero a mi mami. Yo amo mucho a mi mama. Mi mama me
mima. Mi mama me ama. Mi mami y yo. Mi mama se murió.
Dios me destruyo. No te mueras en mi casa. Te amo
mama.Mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaa
100
101. LA PASAJERA
- Un boleto a la nada por favor.
- ¿Como dice señorita?
- Véndame un boleto a la nada por favor.
- Señorita, la nada no existe.
- El boleto tampoco. Solo démelo...
101
102. EL FIN
Mi alma se ha encogido miserablemente y ha tocado fondo, pues
se ha encaminado en un viaje sin regreso. La barca de Caronte me
esperaba, pero yo la he hecho naufragar, y mientras el me tendía
la mano para que no lo dejara ahogarse, yo caminaba sobre las
aguas y le decía que guardara silencio. Llegue a la otra orilla y un
perro enorme de tres cabezas me ladraba. Quería morderme. Me
quería matar, pero yo saque de mi bolsillo un poco de sal y el
ahora es mi mascota. Las almas me gritaban de ambos lados y en
medio de sus lamentos me imploraban: ¡Es por el otro lado!
¡Devuélvete! Pero yo continuaba impasible más y más al centro.
Recibí todo el dolor, toda la pena, toda la amargura de ese lugar,
y me llene tanto de eso, que el sufrimiento de mi ser se me
escurría hasta por los oídos. Y aun me pasa. Descubrí los restos
mutilados y humeantes de mis amores pasados, todos
desperdigados por el suelo hirviente, destruidos por mi propia
mano, allá, en esa otra vida. La sangre de los corazones rotos de
las mujeres que ame han hecho germinar en la tierra muñones
enormes que me rayan el rostro, las manos, todo el cuerpo a mi
paso. Y lloro como un tonto y nadie me entiende. Las lechuzas
posadas en los salientes de roca, me miran de lado y comentan
cosas entre ellas mientras hacen un banquete con mi corazón.
Soy una sombra. Un halo. No soy nada. Finalmente llegue al sitio
mas oscuro, lleno de tinieblas, lleno de oscuridad, y allí, me acune
como un niño en los brazos de toda esa desgracia. Y desde
entonces grito y camino y vago errante por mi propio ser,
intentando descubrir, el por que de mi pena, el por que de mi
lamento, el por que de mi esencia. Ya no consigo ver la claridad.
Todas las mañanas, un coro de seres extraños y malolientes
vienen y entonan canciones susurradas entre sollozos y amargura,
y ahora esa es la banda sonora de mi existencia. Me he tropezado
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caída, me he destrozado en mil partes y no puedo reconstruirme
de nuevo. Ya no se en donde estoy. Ya no puedo salir. La
eternidad de todo esto es el ardor de mi cabeza. Esto es el fin.
Este es el fin…
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