4. Actividades Principales:
Donación de sangre
Programa de aféresis
Tipaje HLA
Banco de sangre de
cordón
Estudio y registro de
donantes de médula
ósea
Hemovigilancia
Investigación
16. A +
B +
AB +
O -
A -
B -
AB - O -
A +
SI
NO
NO
SI
SI
NO
NO
SI
B +
NO
SI
NO
SI
NO
SI
NO
SI
AB +
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
NO
NO
NO
SI
NO
NO
NO
SI
NO
NO
NO
NO
SI
NO
NO
SI
NO
NO
NO
NO
NO
SI
NO
SI
NO
NO
NO
NO
SI
SI
SI
SI
NO
NO
NO
NO
NO
NO
NO
SI
O +
A B AB O -
26. •Las células sanguíneas se
fabrican en la médula ósea.
• Ésta es el material esponjoso
que se encuentra en el interior
de los huesos.
•Produce aproximadamente el 95
por ciento de las células
sanguíneas.
27. Glóbulos rojos :
• También son llamados hematíes o
eritrocitos, llevan el oxígeno de los
pulmones a los tejidos, y de paso
eliminan el dióxido de carbono.
•La hemoglobina es la proteína que
transporta el 02 y le aporta a la
sangre su
color rojo.
43. Diferentes tipos de trasplante
AUTOTRASPLANTE:
Las células se obtienen del
propio donante
ALOTRASPLANTE.
Las células se obtienen de un
donante: REDMO
- Sangre de Cordón umbilical
- Familiar o no emparentado
44. PACIENTES QUE NO TIENEN DONANTES COMPATIBLES ENTRE
SUS FAMILIARES (70%)
DONANTE DE SANGRE DE CORDÓN
DONANTE DE MEDULA ÓSEA
UNIDAD CONGELADA
OBTENCIÓN DE CELULAS DEL PROPIO DONANTE
45.
Las células progenitoras que se van a trasplantar se obtienen del donante:
Directamente de la médula ósea
De la sangre periférica en determinadas condiciones
De la sangre de cordón umbilical
46. Información al donante
INFORMACIÓN CORRECTA: personalizada,
veraz y que permita al donante entender
los beneficios y riesgos de la donación y
tomar su decisión reflexionada
POBLACIÓN JOVEN (18-35 a)
donarmedula@salud.madrid.org.
47.
48. Hacerse donante de Médula
La toma de muestra para el análisis
HLA
•
Sangre periférica o torunda de
muestra de mejilla o saliva
49. ¿QUÉ ES EL TRASPLANTE DE MÉDULA ÓSEA?
(Progenitores hematopoyéticos)
Es un procedimiento de terapia celular que pretende la sustitución de un
sistema hematopoyético alterado por otro sano y normofuncionante a largo
plazo
Las células progenitoras que se van a
trasplantar se obtienen del donante:
Directamente de la médula ósea
De la sangre periférica en determinadas
condiciones
De la sangre de cordón umbilical
50. El Proceso del Trasplante de progenitores hematopoyéticos
PREPARACIÓN DEL PACIENTE:
7 Días previos al trasplante
ACONDICIONAMIENTO
-
QUIMIOTERAPIA INTENSIVA/
RADIOTERAPIA:
APLASIA: ANEMIA
INFECCIONES
HEMORRAGIA
51. El Proceso del Trasplante
Acondicionamiento del paciente
Infusión de progenitores
Prendimiento de las Cel. Madre
del donante:
Hematíes
Leucocitos
Plaquetas
Cuánto tiempo ??
Recuperación
La historia fascinante del progresivo conocimiento de la sangre se inicia, tal vez, con la aparición del Hombre sobre la Tierra. ¿Qué significaría para esos primitivos antepasados del Hombre ese líquido rojo rutilante que veían correr cuando eran heridos, abatían un animal o, por ejemplo, asistían a la muerte de personas gravemente heridas? Ignorándolo todo acerca de la naturaleza de la sangre, su composición y características biológicas, tendrían seguramente noción de su importancia para la conservación de la vida, ya que su pérdida excesiva dejaba a las personas pálidas y extremadamente enflaquecidas, cuando no provocaba incluso la muerte.
La sangre adquiría así, el carácter de un elemento mágico, poderoso, inseparable del palpitar de la propia vida. Era un fluido misterioso de color rojo que, extrañamente, cambiaba de estado al abandonar el cuerpo, adquiriendo una estructura semisólida, viscosa (se coagulaba, como ahora se dice) como si, de repente, el "espíritu mágico" que le permitía fluir y gotear la abandonase...
Como estos remotos antepasados nuestros que habitaban las cavernas eran cazadores (mataban a los animales para defenderse de sus ataques, utilizar sus pieles como vestido y la carne como alimento), cuando abrían los animales que abatían encontraban -a veces aun palpitante- el corazón. Este órgano aparecía así, tal como la sangre, ligado al propio palpitar de la vida. Intuitivamente, le atribuían gran importancia, lo que nos es revelado aun hoy, mediante pormenorizadas pinturas de animales que grababan en las paredes de las cavernas y en las que el corazón era muchas veces representado de una forma particularmente minuciosa y detallada. Ignoraban, aun así, que este órgano era una especie de bomba que, al contraerse, aseguraba el movimiento, es decir, la circulación de la sangre a través del cuerpo.
Los primeros registros médicos conocidos que hacen referencia a la sangre son contemporáneos de los sumerios que, hace miles de años, desarrollaron una importante civilización en Oriente, en las fértiles tierras de Asia que se extienden entre los ríos Tigris y Eufrates. Los antiguos físicos sumerios (así se llamaban los antepasados de los actuales médicos) también consideraban la sangre la fuente de la vida. Como sabían, basándose en los estudios realizados en cadáveres, que el hígado estaba cargado de sangre, pensaban que era este órgano, y no el corazón, el que controlaba el movimiento y producción de la sangre. Pertenecen a una fase posterior a estas civilizaciones algunos registros escritos en los que los físicos sacerdotes describían dos cualidades de la sangre: la diurna y la nocturna.
Todo lleva a creer que con la primera identificaban la sangre de color rojo vivo, cargada de oxígeno (que hoy en día llamamos arterial), correspondiendo la sangre nocturna, más oscura, a la sangre rica en anhídrido carbónico que hoy en día llamamos sangre venosa.
Hace cerca de 4.500 años, en otra región del mundo, el emperador chino Hwang-Ti nos dejó una sorprendente y detallada descripción de la circulación sanguínea y del papel desempeñado por la sangre en el transporte de los alimentos a todas las partes del cuerpo... Muchos de estos primeros pensadores no eran como los médicos e investigadores actuales. Eran, de hecho, más que simples médicos y asociaban la práctica de la medicina y los rituales mágicos y religiosos. Así sucedía, por ejemplo, en las civilizaciones de los indios americanos. Por un lado es de suponer que si no hubieran actuado de esta forma nadie les hubiera escuchado, puesto que era en la magia y en la religión en lo que se apoyaban para encontrar una explicación a los misterios que les rodeaban y que no podían comprender, debido a la escasez de sus conocimientos científicos.
Hace cerca de cinco mil años, en el antiguo Egipto, los físicos tenían más conocimientos acerca de la circulación de la sangre: en un documento de esta época ya se describían el corazón y el sistema circulatorio, aunque fuera aún de manera esquemática y en cierto modo fantástica. El mismo documento se refiere también por primera vez a las pulsaciones (es decir, al impulso de las contracciones cardíacas sentido a nivel de las arterias, como el pulso): "si un físico coloca un dedo en la nariz, la cabeza, las manos, los brazos, los pies o en el cuerpo, ahí encontrará el corazón; éste llega a todas las partes del cuerpo y se comunica con ellas a través de los vasos sanguíneos".
Todos estos sabios a los que nos hemos referido tuvieron gran influencia en el pensamiento de los antiguos griegos. En la época dorada de la civilización griega, hace cerca de 2.500 años, la gente escuchaba atentamente a los filósofos que discurrían acerca del mundo y la vida que se desarrollaba a su alrededor. De esta forma, las ideas médicas de la época eran fácilmente integradas en la sabiduría popular que, a su vez, también las influenciaba. Algunos de dichos conceptos no tenían ninguna fundamentación objetiva o científica, pero eran una forma de discutir y de intentar interpretar la realidad, dando lugar a la necesidad de progreso de la investigación. De esta forma, ya en siglo II. a.C., hace cerca 2.300 años, un físico llamado Erasístrato admitió, basándose en sus observaciones, que el corazón era una bomba que impulsaba la sangre a través de canales que recorrían el cuerpo y de ello concluyó que las pulsaciones podían ser un indicador de la vitalidad de una persona. Los primitivos investigadores, como Erasístrato, no poseían instrumentos médicos ni equipamiento científico de ningún tipo. No efectuaban experimentos con animales, ni tenían tampoco una idea clara de las similitudes o diferencias entre los animales y el ser humano. Esto explica que no tuviesen una noción minimamente correcta acerca de la estructura y el tipo de los vasos sanguíneos. Por ejemplo, cuando comenzaron a observar lo que sucedía con los cadáveres, llegaron a una extraña conclusión: descubrieron que apenas la mitad de los vasos sanguíneos contenía sangre, estando el restante cincuenta por ciento vacíos. Hoy sabemos que su observación correspondía a las arterias que, al contraerse, se encuentran muchas veces desprovistas de sangre tras la muerte...
En el año 131 d.C. nació en la ciudad de Pérgamo, Nicon que tomaría el nombre de Galeno (de la palabra griega galenos que significa calma). Su padre, que era arquitecto, lo destinó a la medicina. Dotado de gran inteligencia, emprendió aun joven, numerosos viajes y llegó a distinguirse por la multiplicidad de sus capacidades: era filósofo (pensador que reflexionó sobre los conceptos fundamentales del hombre y de la vida), sabio y físico de gran fama, habiendo devuelto la salud a innumerables enfermos.
Galeno dejó un amplía obra escrita, representada por cerca de cuatrocientos libros de los que existen referencias registradas. De entre ellos apenas cien han llegado a nuestro conocimiento, siendo con todo suficientes para revelarnos su genio: tratan sobre todo de estudios anatómicos, conteniendo descripciones de músculos, órganos, vasos sanguíneos, etc. Los escritos de Galeno sobre la sangre fueron de gran importancia para el progreso del conocimiento médico. No teniendo una idea clara de la forma en que se realizaba la circulación, postulaba en ellos sin embargo, que existían dos sistemas sanguíneos, uno relacionado con la sangre roja viva y el otro cargado de sangre oscura. Los antiguos sabios de Babilonia ya habían explicado una idea parecida y tanto éstos como Galeno, apuntaban hacia la existencia, aún nebulosa en su conocimiento, de los sistemas arterial y venoso. Para el sabio griego, el movimiento de la sangre era provocado por la acción propulsora de los vasos sanguíneos, La sangre circulante acabaría por ser "absorbida" por el organismo, siendo sustituida por sangre nueva
El 17 de abril de 1616, un físico ingles llamado William Harvey puso término a la sumisión servil de la medicina a las teorías de Galeno. En un célebre discurso expuesto a un grupo de atónitos y desconfiados médicos, Harvey expuso las conclusiones de sus investigaciones acerca de la circulación de la sangre. Fue la primera descripción correcta, basada en la observación de lo que en realidad pasaba en nuestro organismo, de cómo la sangre circula en el cuerpo humano.
Desde la más tierna infancia Harvey quiso ser médico. Se interrogaba acerca de los problemas de la vida de todos los animales que observaba. De muchacho, vagaba por las praderas cercanas a su casa y observaba los peces, los animales marinos y los insectos, estudiando atentamente su comportamiento. Se dio cuenta más tarde, en el curso de observaciones orientadas por su espíritu investigador, de que todos los animales que estudiaba tenían un corazón del que salían vasos que transportaban sangre. Las experiencias de juventud de William Harvey fueron proseguidas durante continuados años de estudios, primero en Inglaterra y más tarde en Padua, Italia, donde fue discípulo de uno de los sabios mas eminentes de su época, Fabricio d'Acquapendente. En todas las Escuelas de Medicina por las que pasó, Harvey oía hablar de las viejas teorías acerca de la circulación sanguínea. Todo lo que él escuchaba no era más que la teoría de Galeno, expresada de diferentes formas. ¡Nadie osaba discutir o dudar del viejo maestro griego!
En el curso de su formación médica aprendió los métodos utilizados desde siempre en el tratamiento de las personas enfermas. Algunos de ellos no tenían ningún sentido para Harvey. Entre éstos se encontraba el tratamiento por sangría. Por aquélla época, y durante aún largos años (hasta cerca de 1700), las personas que estaban enfermas eran sistemáticamente sangradas: se les seccionaba una vena en el brazo y la sangre corría por el corte. Harvey no conseguía comprender cómo podían curarse los enfermos con sangrías. Mientras fue estudiante, procuró no crear muchos problemas. En esa época, como hemos dicho, dudar era sospechoso e incluso peligroso. De todas formas, en su interior, Harvey puso todo en causa —desde las teorías de Galeno hasta las formas de tratar la enfermedad.
En 1602 Harvey regresa a Inglaterra. Es reconocida su notable capacidad y los enfermos comienzan a reclamarlo cada vez en mayor número. Mientras tanto, no cesa su reflexión e investigación sobre el cuerpo humano. Hacía mucho que se había dado cuenta de que, en realidad, no podía tratar a los enfermos si no sabía qué sucedía en el interior de su cuerpo... Tras un largo período de investigación, Harvey llegó a la verdad: ¡existía un único sistema circulatorio! Probó que los latidos o contracciones de corazón impulsaban la sangre de las arterias hacia las venas, regresando a través de ellas nuevamente al corazón.
Harvey también puso en cuestión el punto de vista de Galeno según el cual la sangre era producida diariamente en el hígado a partir de los alimentos, desapareciendo después en el organismo. Ávido de rigor, Harvey midió la cantidad de sangre que recorre, por minuto, el cuerpo de un adulto — cerca de cuatro litros, según sus cálculos. Concluyó por tanto, que si Galeno tuviera razón, el organismo tendría que producir cerca de cinco litros de sangre al día, demostrando que eso no era posible. Por tanto, concluía, es la misma sangre la que circula por el cuerpo. Hasta tener pruebas de que sus conclusiones era correctas, tuvo cuidado de no difundir los resultados de sus estudios de una sola vez. Recelaba de una oposición demasiado fuerte. Incluso así, se necesitaba tener gran coraje para decir, en 1616, lo que Harvey dijo acerca de la circulación de la sangre. Y tuvo que pagar un alto precio por tal osadía: muchos de sus enfermos lo abandonaron dejando de confiar en él, y cuando paseaba por las calles de Londres, la gente le hacía burla y se reían de él. Muchos lo consideraron un charlatán y otros loco. Pero algunos escucharon sus ideas y opiniones y muchos médicos prestaron una atención cada vez mayor a sus enseñanzas. Fue recuperando gradualmente su reputación, que culminó con su nombramiento en 1625 como médico de la corte, asistiendo al Rey de Inglaterra. Sus ideas acabaron por triunfar, y dueño ya de un prestigio seguro y notoria autoridad, Harvey publicó en 1628, un libro célebre en el que revela y describe su concepción de la circulación de la sangre. Entretanto, la osadía de afirmar que Galeno estaba equivocado, le valió durante largos años la sospecha y el silencio del mundo científico europeo...
Si no fuese por la extensión de su obra escrita y por su inusual erudición —revelándonos todos los conocimientos de su época y asegurándoles la perennidad— Galeno acabaría por ser olvidado o considerado como un personaje sin importancia en la historia de la Medicina. Pero sus ideas tuvieron amplia difusión y ejercieron una influencia determinante hasta el siglo XVII. En realidad, permanecieron como indiscutibles hasta el Renacimiento y, durante 1400 años era sospechoso e incluso peligroso, dudar de algo que Galeno hubiera escrito. Aun estaba viva en la memoria de todos la condena —mil años después de la muerte del sabio griego— de Pietro d'Abano, un famoso físico y profesor italiano, que se atrevió a dudar de las doctrinas del maestro...
El famoso anatomista Vesalio de Milán, tuvo que resignarse a abandonar la enseñanza universitaria por haber tenido la osadía de contrariar las teorías de Galeno, basándose en los estudios anatómicos que había realizado en cadáveres humanos, ¡con mayor rigor y objetividad!. Años más tarde, en 1553, Miguel Servet, un médico español, fue quemado vivo por haber afirmado públicamente que Galeno estaba equivocado.
Sucesivas generaciones de físicos tomaron las doctrinas de Galeno como dogmas y la ciencia médica adoptó sus teorías sin discusión hasta 1616. La influencia paralizante que Galeno tuvo sobre la Medicina podría conducirnos a juzgarlo severamente. Esa influencia demasiado prolongada en el tiempo, fue de hecho negativa. Pero si tenemos en cuenta los insuficientes y confusos conocimientos médicos y científicos existentes en su época, tendremos que considerar a Galeno como una de las grandes figuras de la Medicina.
Todo ello mantuvo el conocimiento y la utilización de la sangre dentro de un alo de magia y misterio impidiendo un desarrollo científico en su conocimiento.
Los experimentos con perros del inglés Lower
La transfusión es una técnica relativamente joven, para su aplicación tuvo que salvar múltiples obstáculos, para empezar la de los propios médicos, sin contar los motivos religiosos, culturales, mitológicos y un sinfín de tabúes, las primeras noticias de su experimentación la tenemos por un periódico parisino Le journal de savants el 28 de junio de 1667 que recogía la pugna entre franceses, ingleses y alemanes sobre la paternidad de la idea, el caso es que un medico francés Jean Baptiste Denis, aunque conocía los experimentos con perros del inglés Lower, llega a la conclusión que transfundiendo 3 pintas de sangre de un ternero joven, aplacaría el carácter colérico de Antoine Mauroy, mediante un artilugio compuesto por una vena diseccionada y en ambos extremos dos cánulas hechas con el cañón de plumas de ave y conectaba así paciente y ternero, se realiza el 19 de diciembre de 1667 a las 6,30 p.m.
Los primeros efectos parecen prometedores al público y al doctor, el paciente entra en un estado lánguido y pacifico (en realidad chocado) y obtiene un gran éxito, el paciente vuelve a las andadas y le someten a una segunda transfusión a raíz de la cual empeora y muere. Por supuesto terminan todos en los tribunales y aunque se demuestra que la señora aprovechando el experimento, por su cuenta añade estricnina a la comida del marido, la medicina oficial urge a los poderes públicos y tanto el rey como la Iglesia prohíben la transfusión.
La primera transfusión como tal, se registra en 1818 James Blundell médico obstetra inglés la realiza utilizando sangre humana en un parto con hemorragia, salva la vida de su paciente, realiza diez mas hasta 1830, aunque mueren el 50%. Inventa tres modelos de aparatos transfusores. La experiencia de Blundell fue bastante conocida, pero el resultado tan aleatorio unido a que el donante perdía en la intervención el riego de una de las arterias del antebrazo, la hacia como terapia muy arriesgada. No obstante la técnica se extendió, la primera transfusión en España se realiza en 1843 en el Hospital de la Princesa.
En 1865 el ginebrino J. Roussel, da a conocer su aparato transfusor, el cual fue adoptado por el ejército francés.
Pero fue en 1908 en Newyork, una ciudad libre de los complejos del antiguo continente, allí un medico francés Alexis Carrell, que experimentaba con perros y gatos, recibe la visita angustiada de los hermanos Lambert, prestigiosos cirujanos, los cuales conocían los trabajos de Carrell, este se había trasladado desde Paris agobiado por la cerrazón ante los avances científicos de la medicina francesa, hombre de carácter decidido no dudaba en buscar cualquier fuente de información y aprendizaje así, se convirtió en el pionera de la cirugía cardiovascular, aprendió y difundió una técnica de sutura de vasos sanguíneo a partir de las enseñanzas de una prestigiosa bordadora de la corte, Mme Levoudier. El caso es que una hija y sobrina de los doctores neoyorquinos estaba al borde de la muerte por una hemorragia, llegan a la conclusión científica que solo una transfusión de sangre humana la salvara. Alexis Carrell realiza la transfusión directamente del brazo del padre en el instituto Rockefeller lugar de trabajo de este. La niña se salva y la noticia convenientemente recogida en todos los diarios le proporciona el Nóbel en 1912 a Carrell.
Con nuestros conocimientos podemos afirmar que hubo una dosis de buena suerte, puesto que no tuvo en cuenta los grupos sanguíneos de ambos. No quiere esto decir que antes de esta fecha no se hicieran transfusiones, pos supuesto, pero no con la trascendencia publica de este caso.
Este método utilizado por Carrell, la transfusión directa se realizaba para obviar el mecanismo de coagulación de la sangre, se diseccionaba una arteria del donante y se unía mediante una cánula a la vena del receptor, aparte de la coagulación, tenia dos problemas mas, después se ligaba la arteria del donante y este quedaba con el riego disminuido en ese miembro, esto era para desanimar a cualquiera y además el 50% de los intentos eran seguidos de fallecimiento bien por el cuadro o bien por la incompatibilidad de grupo sanguíneo.
Solo en 1875 llegaron a comprender los médicos qué sucedía cuando la sangre de un animal era mezclada con la sangre humana. Ese año, Leonardo Landois, un científico alemán, mezcló sangre humana con sangre animal y observó el resultado al microscopio. Verificó que algunas veces los glóbulos rojos aumentaban de volumen y acababan por reventar, desapareciendo; otras veces formaban agregados, aglutinándose casual y mágicamente unos con otros. Para Landois, eran estos agregados de glóbulos los que obstruían los capilares, especialmente a la altura de los riñones (en realidad uno de los aspectos conocidos de las reacciones a las transfusiones era una detención en la producción de orina por lesión renal), con todas las consecuencias que de ahí podían resultar y que se traducían, en la práctica, en reacciones graves e incluso mortales de intolerancia a la administración de sangre de origen animal, tal como se había descrito. Se observaban también reacciones semejantes, a veces incluso con mayor intensidad, cuando la sangre humana era mezclada con otra sangre humana.
Solo 25 años más tarde, en 1900, pudieron ser explicadas estas reacciones, muchas veces mortales. Dicho año, un biólogo alemán, Karl Landsteiner, anunciaba el descubrimiento de la existencia de sustancias químicas características en la superficie de los glóbulos rojos. Estas sustancias eran las mismas para todos los glóbulos rojos del mismo individuo, pero variaban de un individuo a otro. Era posible, de esta forma, agrupar las personas que poseían glóbulos con características idénticas y diferenciarlas del grupo o grupos de las que presentaban en sus glóbulos sustancias con características distintas. Nacían así los llamados grupos sanguíneos. Los tres tipos de glóbulos descubiertos inicialmente por Landsteiner fueron designados por él como pertenecientes a los grupos A, B y 0 (cero). Pretendía con esto señalar que pertenecían al grupo A los glóbulos que poseían la sustancia que llamó A, siendo idéntico el criterio relativo al grupo B y clasificando como 0 (cero) los glóbulos que no poseían sustancias A o B. Más tarde, se descubrió un cuarto grupo sanguíneo, el AB. Los glóbulos clasificados como pertenecientes a este grupo poseían en su superficie las dos sustancias A y B. Esta clasificación es válida todavía hoy en día, admitiéndose que los glóbulos rojos de cualquier persona pertenecen forzosamente a uno de estos grupos: A, B, AB o 0. Estos grupos se distribuyen de forma diferente según las razas de los individuos. En la raza blanca, cerca del 45% de las personas pertenecen al grupo A, el 44% al grupo 0, el 8% al grupo B y apenas un 3% al grupo AB. Sin embargo, en otras razas, como por ejemplo las de los negros africanos, la distribución es diferente, predominando los individuos pertenecientes al grupo B.
Landsteiner demostró además que las personas del grupo A sólo pueden dar sangre a personas del mismo grupo, o a las del grupo AB; que las del grupo B solo pueden donar sangre a personas de los grupos B o AB; que el grupo AB solo puede ser utilizado para transfusiones a personas del mismo grupo, mientras que los que lo poseen pueden recibir todos los tipos de sangre; en cuanto a las personas del tipo 0 sólo pueden recibir sangre del mismo grupo, pudiendo sin embargo donar sangre para transfusiones a individuos pertenecientes a todos los grupos sanguíneos. Las razones de estas reglas, aparentemente caprichosas, se deben a la presencia de factores, llamados anticuerpos, de naturaleza diferente en los diversos tipos de sangre.
Los grupos sanguíneos citados no aparecen al azar. Son condicionados por factores hereditarios. De esta forma, si un individuo es A, por ejemplo, por lo menos uno de sus progenitores tendrá que ser A o AB, de acuerdo con las leyes hereditarias de Mendel. Otro factor hereditario existente en la superficie de los glóbulos rojos fue descubierto cerca de 40 años después del sistema AB0, en gran parte gracias al talento del mismo investigador—Landsteiner—que verificó que la misma sustancia existía en los glóbulos rojos del macaco Rhésus. Esa sustancia existente en los glóbulos rojos de elevado número de personas fue llamada factor Rh (de las primeras letras de la palabra Rhésus). Landsteiner verificó que cerca del 85% de personas son Rh positivas (poseen el factor Rh en sus glóbulos), siendo el restante 15% negativas, es decir, no lo poseen.
Este tipo de estudios e investigaciones prosiguió y hoy en día son muy numerosos los sistemas de grupos sanguíneos (además de los sistemas AB0 y Rh ya citados). Gracias al conjunto de los diversos grupos sanguíneos que se pueden identificar hoy en la superficie de los glóbulos rojos de una persona, su sangre se convierte en individualizable y distinta de cualquier otra, al igual que las impresiones digitales o el número del carné de identidad...
El conocimiento de los sistemas de grupos sanguíneos AB0 y Rh hizo posible la práctica segura de transfusiones sanguíneas. Y puede decirse que los descubrimientos de Landsteiner (distinguido por esta razón con el Premio Nobel de Medicina), dotaron a los médicos de una nueva arma de lucha contra la enfermedad y contra la muerte: la posibilidad de hacer transfusiones de sangre.
Durante las primeras décadas del siglo XX. Las donaciones se realizan directamente de brazo a brazo y el problema fundamental es impedir que la sangre se coagule entre el donante y el receptor.
Llega la primera guerra mundial y con ella otro de los avances importantes: en 1915 se publica en método del citratado de la sangre. Utilizando Citrato Sódico en una proporción muy pequeña (0’02%) se consigue mantener la sangre en estado fluido. Este método abre una nueva puerta: el almacenamiento de la sangre.
Las primeras experiencias en este campo las realiza Yudin, un médico ruso, que consigue almacenar grandes cantidades de sangre procedentes de cadáveres, placentas y donantes. Pero ni las condiciones de Tª,ni el tiempo, ni los lugares de almacenamiento son aún adecuadas.
El siguiente conflicto bélico en importancia fue la guerra civil española, antesala de la segunda contienda, y en él aparecen dos figuras de una extraordinaria relevancia en el mundo de la transfusión, una es Norman Bethune un cirujano canadiense, el cual acude con lo voluntarios del resto de países en ayuda del gobierno de la republica. Se establece en Madrid y observo la gran cantidad de heridos y la perdida de tiempo que ocasionaban los traslado, tuvo la idea de transportar sangre al mismo frente. Crea con fondos económicos canadienses el Instituto Hispano canadiense de Transfusión de Sangre, extraía la sangre de donantes civiles, la citrataba y la enviaba al frente en un camión adaptado. Bethune trabajo sobretodo en la Sierra de Guadarrama y en Málaga.
Otra es el médico español Federico Durán Jordá (1906-1957) nace en Martorell aunque se traslada muy pequeño a Barcelona, al finalizar sus estudios de medicina se especializa en análisis clínicos y gana por oposición una plaza en el Ayuntamiento de Barcelona. Podemos decir que Duran Jordá fue la persona idónea en el momento oportuno. Aún todos los bancos de sangre funcionan con el esquema que el aplicó, salvando los avances técnicos que ustedes imaginan. En los hospitales de Barcelona aun se funcionaba con la transfusión directa y donantes familiares. En el Hospital San Pau en 1935 según la estadística del Dr. Moragas de 128 transfusiones 83 eran familiares los donantes, 16 donantes retribuidos y 29 voluntarios. Cuando llegan los primeros heridos de los frentes en 1936 se aprecia lo insuficiente de estos métodos para transfundir, por ello el Servicio de Sanidad del ejercito, crea en octubre de ese mismo año el primer Servicio de Transfusión del país, Duran Jordá parte de los trabajos del ruso Jeudine, en cuanto a todo el proceso de lavado esterilizado, etc Los donantes son reclutados mediante mensajes radiados por dos emisoras locales, una vez registrados se les avisaba mediante cartas en las cuales se les instruía sobre horario y condiciones para donar. Al final se les expedía un carné que en la zona republicana tenia la consideración de salvoconducto, también se les obsequiaba con lotes de alimentos. Posteriormente el reclutamiento se extendió a las fábricas y poblaciones cercanas. La sangre se enviaba a los hospitales tanto de Barcelona como del frente en un antiguo camión de pescado que disponía de dos grupos electrógenos para mantener la baja temperatura. Al final de la guerra se habían realizado 27.000 extracciones, solo en junio del 1938 se extrajeron 1.037 unidades
Federico Duran Jordá, marcha al exilio y pasa a través de Francia a Inglaterra, a casa de Janet Vaughan patóloga que había trabajado con el en Barcelona como cooperante durante la guerra. Vaughan intentaba convencer al Ministerio de las virtudes de la experiencia de Duran Jordá, cosa que finalmente consiguió, de esta manera cuando estalla la segunda guerra mundial existe un servicio a imagen y semejanza del español.
Como vemos son las necesidades de sangre las que empujan hacia delante, primero son las necesidades puntuales y después una vez solventado los problemas de la compatibilidad de grupo, la anticoagulación, y la conservación, lo siguiente era la obtención a gran escala, para ello se necesitaba de toda una organización y ese es el merito de Duran Jordá, conjugar todos los elementos, saber elegir un grupo de colaboradores e innovar con una visión de futuro.
La entrada de Estados Unidos en la contienda, el envío de tropas al continente europeo, trajo consigo aparejado también el problema de envío de sangre, un problema sobretodo logístico, la ayuda bélica al continente europeo desde Norteamérica, excedía en días al período de conservación de la sangre en aquel tiempo. Se pensó en el plasma como un sustituto de la sangre, aunque sin células, pero el plasma tenia una gran propensión a contaminarse una vez separado del resto de componentes. El químico de Harvard Edwin J. Cohn experto en el estudio de las proteínas, aplica un proceso análogo al de la destilación del petróleo para la obtención de la gasolina, el método de Cohn aun se utiliza. Con él se obtiene plasma liofilizado y albúmina, así como otros componentes como son las gammaglobulinas.
Durante la Guerra Civil española un médico barcelonés, Durán Jordá, y ante las necesidades de sangre tanto en el frente como entre la población civil y la escasez de donantes, estudia y organiza como almacenar la sangre para su posterior distribución.
Crea el primer banco de sangre.
La peculiaridad de este banco es que solo almacena sangre del grupo O, de esta manera se evitan las pruebas de compatibilidad donante-receptor y la transfusión se puede realizar mas rápida.
En el exilio, al terminar la guerra en España, exporta su idea a Londres donde se pondrá en marcha para la II Guerra Mundial.
Conforme se solucionaba un problema, como es la compatibilidad de los grupos sanguíneos de donante y receptor, otros nuevos aparecían. El mayor y de orden logística se dio con el inicio de la primera gran guerra, la cantidad y gravedad de los heridos de los frentes de batalla puso de manifiesto que la transfusión directa no era un remedio eficaz, no se podían enviar a los donantes al frente de batalla, ni por supuesto se podían estar sangrando una y otra vez al personal que prestaba servicio en los hospitales
La solución era obtener la sangre y enviarla después al frente, esto es el método indirecto, Luis Agote ( Argentina ), Albert Hustin ( Bélgica) y Richard Lewishon ( EEUU) en 1914, fueron los pioneros al mezclar citrato sádico, un anticoagulante, guardar en frío los frascos de vidrio y adicionar glucosa para alargar la vida de las células sanguíneas..
En este momento se separan donante y receptor del acto transfusional, acaba de inventarse el concepto de banco de sangre y de donantes de sangre
Diapo.-6
Como cada guerra trae un avance importante, la II Guerra Mundial no es menos. Las necesidades transfusionales en el frente, dada la alta mortalidad por shock hipovolémico entre las tropas, hacen que se desarrolle la industria del plasma y sus componentes.
Son productos sanguíneos que una vez liofilizados son fáciles de transportar al frente sin los problemas que ocasiona el envío de sangre total, y una vez reconstituidos están rápidamente aptos para su transfusión.
El fraccionamiento del plasma salvó la vida a muchos soldados, pero también creo una industria alrededor de la cual se movió más dinero que entorno al petróleo.
Esta industria frenó también de alguna manera la investigación sobre el transporte y conservación de la sangre que habría sido necesaria para muchos otros soldados que murieron.
En España, la donación de sangre experimenta los mismos estadios en su evolución hacia la donación altruista. Primero se buscan donantes familiares, luego ambulantes, retribuidos y finalmente los altruistas. Al principio, los requerimientos de sangre que los hospitales iban demandando eran cubiertos por los propios trabajadores del hospital, a los que se sumaban familiares de los enfermos. Se formaron poco a poco grupos de personas dispuestas a donar sangre cada vez que fuera necesario. Hubo un período en que se remuneró la donación e incluso se corría con los gastos de desplazamiento que se le ocasionaban al donante. Aún así fueron insuficientes para una demanda que no dejaba de crecer, por lo que tuvieron que organizarse para salir a “buscar” sangre a la calle. Los propios servicios de hematología de los hospitales a los que estaban vinculados les facilitó instalaciones y una cierta infraestructura que les permitieron convertirse en asociaciones de donantes. El Hospital financiaba las campañas de recolección de sangre en empresas y pueblos, proveyendo el personal sanitario y administrativo que se necesitaba para las extracciones