Este documento discute tres técnicas para establecer límites firmes con los niños: el procedimiento de verificación, la técnica del corte y la tregua. También describe errores comunes como establecer límites blandos y la importancia de actuar con consistencia. Finalmente, advierte sobre el síndrome del emperador y la necesidad de poner límites desde una edad temprana para evitar problemas mayores.
4. El procedimiento de Verificación:
– OBJETIVO: asegurarnos que el niño ha entendido lo que le hemos pedido
que haga
EJEMPLO: en ocasiones damos una orden o petición y vemos que el niño
está enfrascado en un juego o actividad. En ese momento al ver que no
responde a nuestras demandas nos queda la duda de si nos ha oído. Mejor
que esperar o comenzar a repetir una y otra vez, será ponernos enfrente de
él y verificar: ¿Puedes decirme lo que te he dicho?, o ¿Has entendido lo que
dije?, o ¿Qué te he dicho?.
– En cuanto que nos responda que lo ha entendido ya estamos seguros que
asume la responsabilidad de hacer lo que le hemos dicho o las
consecuencias por no hacerlo.
5. La técnica del Corte:
– OBJETIVO: poner fin a las quejas, intentos de negociación,
discusiones, etc., con las que el niño intenta dejar de cumplir lo
que se le ha ordenado.
– Con la técnica del Corte, “cortamos” dichas quejas, etc.,
diciéndole que si continúan aplicaremos una consecuencia.
– EJEMPLO: recordamos a un niño que tiene que sacar la basura.
El niño responde que le toca a su hermano, que lo hará luego,
etc. Con esta técnica se le diría: “Puedes sacar la basura o
quedarte sin ver la TV el resto de la tarde. ¿Qué prefieres?
7. La técnica de la Tregua:
– OBJETIVO: aplazar la solución de un problema surgido
en la relación padres‐hijos hasta que ambas partes se
calmen y recuperen el autocontrol.
– El actuar bajo los efectos de la ira o el enfado hace que
se tomen decisiones cargadas de emoción y
precipitadas de las que probablemente nos
arrepintamos una vez recobrada la calma.
8. – Si son los padres los que se encuentran alterados pueden decir en esas
circunstancias; “estoy muy enfadado y necesito que se me pase antes de
poder solucionar esto. Me iré a mi habitación y un ves que me calme
trataremos este asunto”.
– En el caso de que el que se encuentre alterado sea el niño podemos
decirle: “Te veo algo nervioso. Dentro de un rato cuando te hayas
calmado continuaremos hablando”.
– Con esta tregua se consigue que los problemas se vean más con más
serenidad y sea más fácil llegar a una solución constructiva.
11. A FAVOR de los límites: ERRORES más comunes:
• la convivencia es más armónica • algunos padres establecen
• los niños son los primeros “límites blandos
interesados y beneficiados de • límites blandos como “cuando
que se les marquen normas NO significa SI, A VECES, o
• les infunden seguridad y QUIZÁ”. Es decir, le estamos
• Les permiten adaptarse mejor a diciendo “no” al niño, pero al no
las normas y límites sociales en hacerlo con firmeza, el resultado
su vida social y adulta. es que el niño sigue portándose
mal, no obedece, discute, etc.
12. • EJEMPLO del establecimiento de límite blando:
cuando los padres tienen que repetir una y otra vez
las cosas al niño y hasta que no le dan un grito, éste
no termina de hacerles caso.
• Estableces límites firmes no significa emplear
castigos u otros métodos punitivos sino, al contrario,
actuar con serenidad pero con firmeza y de manera
consistente.
13. 1. El mensaje o la norma debe centrarse sobre la conducta:
– Si queremos que un niño haga o deje de hacer algo hay que
decírselo con claridad, centrándose en lo que queremos que
haga o deje de hacer, es decir, en la conducta en cuestión, no
en la actitud o en la valía del niño.
– Por ejemplo, si el niño nos interrumpe cuando estamos
hablando con otra persona habría que decirle “espera a que
termine de hablar” o “no me interrumpas cuando hablo con
otra persona”, en vez de “no seas pesado” o “compórtate
como un niño mayor”.
14. 2. Ser lo más concreto posible, es decir, ir al grano:
A la hora de establecer el horario de llegada a casa de un
adolescente habría que concretar, por ejemplo:”vuelve a
casa antes de las 10”. No sería adecuado el mensaje
“vuelve pronto” o “no llegues tarde”.
3. Hablar con calma, no hace falta gritar:
Dar las ordenes o instrucciones en un tono de voz normal
puede transmitir más firmeza que dar un grito, que solo
significa que se empieza a perder el control en uno mismo.
15. 4. Si es necesario, fijar la consecuencia que traerá
consigo el incumplimiento de la norma o límite:
En el ejemplo anterior del horario, si pensamos
que el adolescente puede saltarse la norma
sería bueno el recordarle la consecuencia: “ya
sabes que si llegas más tarde de las 10 el
próximo sábado no podrás salir”.
16. 5. Y lo más importante: Actuar en consecuencia.
Un límite es firme si siempre lleva aparejada la
consecuencia. La consistencia es el punto más
importante del establecimiento de límites: cuando
el niño sabe que siempre sus padres actúan como
han acordado, tendrá en cuenta la norma y la
respetará.
18. La tiranía de estos pequeños puede adoptar muchas formas:
– No hacer caso a la primera, ni a la segunda, ni…., se trata de esperar
al grito a la amenaza, etc., para hacer lo que se les pide (ir a comer,
lavarse las manos, recoger los juguetes, etc.). ¿para qué obedecer si
saben que pueden disponer de más tiempo hasta que se enfaden
sus padres?
– Discutir las normas y/o los castigos. Tachar a los padres de injustos,
malos padres, etc. Si hacen eso debe ser porque trae alguna
compensación (ante el sentimiento de culpa de los padres y otorgan
más privilegios).
19. La tiranía puede adoptar muchas formas:
– Reclamar constantemente la atención con un
comportamiento molesto, o con continuas discusiones
entre los hermanos.
– Pedir, pedir y pedir. Una vez conseguido, muestran su
insatisfacción y vuelven a querer más cosas.
20. EL SÍNDROME DEL EMPERADOR
• Estas dificultades cotidianas acaban con la paciencia de
los padres y crean un cúmulo de tensiones que hace que
la convivencia familiar se convierta para estas familias en
un autentico infierno.
• El problema que estos padres tienen es que no saben
cómo poner límites a la conducta de sus hijos. Estos
saben sacar partido de esta circunstancia y obtienen el
“beneficio” de saltarse las normas constantemente.
26. • En todas estas y otras situaciones parecidas el papel de los
padres es simplemente permitir que el niño aprenda de las
consecuencias naturales que su conducta tiene. No es
necesario sermonearle con el clásico “ya te lo decía yo”.
• Cuando el niño sufre consecuencias negativas intentará
evitarlas en el futuro siendo más cuidadoso. Este es el
poder educativo de las consecuencias naturales.
29. Ejemplos de situaciones en las que se pueden aplicar
consecuencias lógicas:
– EJEMPLO 1: El niño llega tarde a casa después de jugar
en el parque. Los próximos días su hora de llegada se
tendrá que adelantar quince minutos, no volviendo al
horario normal hasta que demuestre que sabe
controlar el tiempo.
– EJEMPLO 2: El niño pinta la pared. Además de
enseñarle dónde debe pintar le hacemos que limpie la
pared hasta dejarla como antes.
30. Ejemplos de situaciones en las que se pueden aplicar
consecuencias lógicas:
– EJEMPLO 3: El niño rompe un juguete de su hermana
a propósito. Sus padres le obligan a comprarle otro
con el dinero de su paga semanal.
– EJEMPLO 4: El niño esta jugando a un juego de mesa
con sus padres y hermanos. Hace trampas porque no
admite perder. Los padres le dejan una partida sin
jugar.
31. A la hora de aplicar consecuencias lógicas se deben seguir
estas pautas:
– Su aplicación debe hacerse de manera tranquila, sin
enfadarse.
– También deben aplicarse inmediatamente.
– Siempre que sea posible, la consecuencia lógica debe
incluirse entre las opciones: “tenéis que jugar sin
pelearos o apagará la videoconsola”
32. SIN CONSECUENCIAS NO HAY LÍMITES
• No es posible educar sin aplicar consecuencias. Tanto buenas como
malas consecuencias.
• Un límite es una norma expresada en palabras: “puedes hacer esto,
pero no esto otro…”.
• Pero es normal y hasta bueno que los niños cuestionen los límites,
se acerquen a ellos y los sobrepasen.
• Los límites físicos también existen y los niños lo cuestionan
igualmente. Pero saltarse los límites físicos lleva aparejado
consecuencias naturales (si corro muy rápido y sin cuidado,
tropiezo y me caigo, si toco el fuego me quemo, etc.).
33. • Lo mismo ocurre con los límites educativos. Si se saltan hay que
aplicar consecuencias. Eso es educar. Si se saltan y no se
aplican consecuencias, lo que se aprende es a saltarse los
límites. Eso es malcriar.
• Cuando aplicamos consecuencia educativas de una manera
coherente y sistemática los niños aprenden que cumplimos lo
que decimos, se portan mejor y colaboran.
• Si por el contrario, nos mostramos débiles y no aplicamos las
consecuencias, los niños se arriesgarán a saltarse los límites e
intentarán que no les vuelva a pasar nada.
34. ¡ Cómo aplicar consecuencias ¡
• La consecuencia hay que aplicarla de manera inmediata a la
conducta inadecuada o al incumplimiento de la norma. Es la mejor
manera de que se asocien conducta y consecuencia.
• La consecuencia hay que aplicarla con respeto. Es decir,
manteniendo la calma, sin criticar ni humillar al niño. La
consecuencia no va contra el niño, sino contra su conducta, que
queremos y creemos que puede mejorar.
• La duración de la consecuencia no debe ser larga. No es necesario
mandar a un niño de 5 años a su habitación madia hora. Es igual, o
más efectivo hacerlo durante 5 minutos.