6. ¿Quién quiere un juguete? Yo lo vendo por travieso y no porque a nadie ofende; es alegre y juguetón y por las niñas se pierde; niñas, guardaos de enojarle que vive Dios que arremete, y cuando estéis más seguras por vuestro postigo entre. Que ni hiere, ni mata, ni pica, ni muerde. Es alegre a todas horas y amanece o no amanece; hay vecina que daría cuanto tiene por tenerle porque le conoce ya y a fe que son más de siete las noches que por pecar ha amanecido a la muerte. Que ni hiere, ni mata, ni pica, ni muerde.. Es su condición tan noble, y cuando más furia tiene las niñas juegan con él al juego del esconderse; a mí me daba Juanilla, la esposa de Antón Llorente, una hora de descanso por un palmo del juguete. Que ni hiere, ni mata , ni pica, ni muerde
7.
8. Amarrado al duro banco de una galera turquesca, ambas manos en el remo y ambos ojos en la tierra un forzado de Dragut en la playa de Marbella se quejaba al ronco son del remo y de la cadena: «¡Oh sagrado mar de España, famosa playa serena, teatro donde se han hecho cien mil navales tragedias! Pues eres tú el mismo mar que con sus crecientes besas las murallas de mi patria coronadas y soberbias, tráeme nuevas de mi esposa y dime si han sido ciertas las lágrimas y suspiros que me dice por sus letras; porque si es verdad que llora mi cautiverio en tu arena bien puedes al mar del Sur vencer en lucientes perlas. Dame ya, sagrado mar, a mis demandas respuesta, que bien puedes, si es verdad que las aguas tienen lengua; pero, pues no me respondes, sin duda alguna que es muerta, aunque no lo debe ser pues que vivo yo en su ausencia . ¡Pues he vivido diez años sin libertad y sin ella, siempre al remo condenado, a nadie matarán penas!» En esto se descubrieron de la Religión seis velas, y el cómitre mandó usar al forzado de su fuerza Romance
9.
10.
11.
12. No a las palomas concedió Cupido juntar de sus dos picos los rubíes, cuando al clavel, el joven atrevido, las dos hojas le chupa, carmesíes. Cuantas produce Pafo, engendra Gnido, negras víolas, blancos alhelíes, llueven sobre el que Amor quiere que sea tálamo de Acis y de Galatea. Salamandria del Sol, vestido estrellas, latiendo el Can del cielo estaba, cuando - polvo el cabello, húmidas centellas, si no ardientes aljófares sudando - llegó Acis; y de ambas luces bellas dulce occidente viendo al sueño blando, su boca dio, y sus ojos cuanto pudo, al sonoro cristal, al cristal mudo.
13.
14. 4.1.3. Temas de la poesía de Góngora AMOR MITOLOGÍA NATURALEZA Reelaborados originalmente, a veces de un modo satírico, por un escritor al que le gusta la vida, que es refinado y sensual, de lengua afilada y espíritu burlón, atento a la belleza del mundo que lo rodea o a la que él mismo crea. Se trata de un humanista tardío que lleva hasta la exageración los temas clásicos en una época en la que ya no es posible el optimismo propio del Renacimiento. Aunque los modelos de Góngora son los característicos de la literatura renacentista (autores clásicos grecolatinos, autores italianos y los mismos autores del siglo XVII), se aleja de ellos complicando y distorsionando al máximo la lengua poética.