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Primer acto
El comendador llega a la casa del Maestre [Rodrigo Téllez de Girón], que lo recibe y entablan una
conversación sobre la conquista de Ciudad Real por las tropas a las órdenes que éstos ostentan
con objetivo de liberar la ciudad para el rey, siendo ésta un punto estratégico muy preciado entre
Castilla y Andalucía. En este acto se empieza a dar muestra de la rebeldía del pueblo ante los
Reyes Católicos. Además se nota la unión que existía entre el pueblo para derrotar la tiranía y la
injusticia expuesta crudamente a finales del siglo XV y principios del XVI.
En este momento se ve el carácter de personaje del Comendador por ciertas frases ilícitas que
éste sugiere al Maestre. En todo momento Fernán Gómez recuerda al joven Maestre la forma que
obtuvo su puesto por la muerte de su padre ya que su gobierno quedó mediado por la supervisión
de otra persona que prontamente falleció, y ahora en su todavía juventud él tiene que gobernar sin
ningún consejo, ni supervisión. Esta juventud (cosa que recalca Lope a lo largo de la obra) hace al
Maestre confiar de pleno en todo lo que dice el Comendador y lo cual en cierto modo (cosa que
también Lope pone mucho énfasis en denotar) lo exime de toda responsabilidad en los futuros
acontecimientos.
Más tarde hay una situación entre las más importantes del acto: la conversación de dos mujeres de
Fuente Ovejuna: Pascuala y Laurencia. La conversación trata de la posibilidad que tiene Laurencia
de convertirse en amante de Fernán Gómez, ya que éste había insistido en estar con ella por
mucho tiempo antes de irse a la guerra. Sin embargo ella dice que no iba ella a rendirse ante él
sólo por ser inferior, porqué sabe que él no tiene intención de casarse sino, como ella afirma
duramente, para tenerla un tiempo y dejarla como había hecho ya con muchas otras. Aparecen a
este punto Frondoso, Barrildo y Mengo, otros tres convecinos que están discutiendo un tema sobre
el cual las dos mujeres se interesan escuchando las apuestas que ellos hacen sobre quien tenía
razón: el tema, bastante curioso, resulta ser si existe o no el amor, como Mengo afirma que no
existe nada más que el amor por uno mismo y los otros dos le contradicen. Se establece un debate
entre los cinco personajes, no sacando nada en claro. Ahí aparece Flores, uno de los “ayudantes”
del Comendador, el cual empieza a relatar las maravillas de la guerra recién terminada y que había
sido vencida por el bando del jefe, hablando de éste y del Maestre.
Dirigiéndose después de la charla a la casa de la encomienda, el Comendador encuentra a
Laurencia en la puerta por casualidad. Éste la intenta convencer de que entre con él con la excusa
y grandiosidad de su reciente victoria en batalla. Ella lo ignora de mala manera y él, cuando se da
cuenta, deja las palabras y pasa a los hechos, tratando de forzarla a rendirse. Frondoso viene y la
rescata al final del acto.
Segundo acto
El acto comienza con un diálogo sobre la astrología, al que luego Leonelo y Barrildo se incorporan,
cambiando el tema a la utilidad de la enseñanza de la universidad salmantina. Llega pues Juan
Rojo quejándose de la poca abundancia de bienes (cosecha) que hay en el pueblo, y achacando el
mal al que dirige el pueblo desde más arriba, es decir, al Comendador. Esto no saca pues el tema
de los agravios de éste y del poco bien, además que trae al pueblo. Sale pues el hombre del que
todos hablaban acompañado, como no, de sus dos mancebos. El Comendador les hace sentarse
para que escuchen lo que les tenía que decir, que no era sino la queja de que la hija del alcalde,
Laurencia, no quería nada con él y la aún más fuerte y malhumorada queja de la necesidad del
prendimiento de Frondoso por el agravio realizado en el campo contra él. Los ciudadanos
presentes, con su alcalde, además de hacer caso omiso a las quejas del mandatario, le echan en
cara todos los inconvenientes que éste está trayendo al pueblo. Fernán Gómez se enciende y les
echa con malos modos del lugar de reunión prometiendo una satisfacción de su parte. Poco
después de este suceso aparece un soldado para advertir al jefe de la Encomienda que Ciudad
Real está casi tomada por los Reyes Católicos y que tendrá que darse prisa si quiere impedirlo; así
Fernán reúne a todos sus hombres y marcha apresuradamente hacia la Ciudad Castellano
Manchega. Antes de marchar el Comendador trata de llevar a Jacinta con el ejército por su propia
diversión. Mengo, siendo el único hombre presente, impide el hecho a costa de un montón de
latigazos. Frondoso vuelve a pedir el amor de Laurencia, que está ya más conmovida por su
actuación valerosa frente al Comendador, medio accede. En esos momentos llega el padre de
Laurencia, el alcalde, y dándose cuenta de la situación da la mano de Laurencia a Frondoso.
En Fuente Ovejuna se celebra la boda entre Frondoso y Laurencia, con cantos, bailes y alegría. En
el medio de la celebración aparece el Comendador y sus esbirros y pide a sus ayudantes que los
meta presos a Frondoso y a Laurencia frente a todo el pueblo que observa admirado.
Tercer acto
El tercer y último acto comienza con la reunión del pueblo con un tema principal: analizar el
comportamiento del Comendador y si éste es en realidad merecedor de castigo; y, en ese caso,
cómo se puede aplicar.
Ahí aparece Laurencia toda maltrecha, recién escapada de su prisión, reclamando a gritos poder
tomar parte en el consejo de hombres que allí se está realizando. Con esto se recuerda además la
prisión de Frondoso por defender sus derechos y los problemas que el Comendador siempre
origina con las mujeres. Por otro lado Mengo suma su voz recordando los latigazos que le fueron
propinados por otra razón semejante.
El pueblo se organiza en un revuelo y decide tomar la justicia por su mano, tomando por la fuerza
el palacio de la Encomienda y asesinar al Comendador por sus maldades. Las dudas en cierto
momento surgen por la carencia de armas en comparación de los guardianes de la residencia del
Comendador y en nombre de quién realizarían la acción. Deciden pues hacerlo en nombre de
Fuente Ovejuna y de los Reyes Católicos pensando que si a los reyes el poder les viene de Dios,
un Comendador no puede poseer algún mando para estar contra el rey.
Llegados pues al palacio, derrotan las puertas y a sus guardianes y matan al Comendador
clavando posteriormente su cabeza en una pica. A sus sirvientes, Flores y Ortuño, les dan buena
cuenta las mujeres.
En Fuente Ovejuna sus pobladores prometen decir que el Comendador fue matado por Fuente
Ovejuna. Entonces, cuando el juez llega al pueblo, lo único que consigue sacar por medio de
tortura, engaños y demás es: ¿Quién mató al comendador?, Fuente Ovejuna, señor.
Después de un exhaustivo interrogatorio el juez vuelve pues al palacio del rey. Éste, al no entender
lo ocurrido, deja paso para que el mismo pueblo se lo explique. El pueblo de Fuente Ovejuna le
dice que todo había sido por los agravios que el Comendador les hacía y que todo lo hicieron en el
nombre del rey mismo y de la reina. Don Fernando de Aragón, al oír esto, no encuentra otro
remedio que absolver al pueblo de toda culpa, y así se hizo.
Ejercicios:
Contestar las siguientes preguntas:
-Elige cual de los adjetivos califica mejor a Laurencia. Explica
Impulsiva y extrovertida
Amorosa, dulce y soñadora
Valiente, solidaria y tenaz
¿Por que? Laurencia es valiente al decir lo que pensaba, que en cierto modo era verdad ya que la
mentalidad de los hombres en aquella época era proteger siempre a las mujeres y cosa que su
padre no hace. Más tarde, Laurencia organiza un ejército de mujeres que da resultado.
-Responde y argumenta.
• ¿Por qué Laurencia manifiesta las características de lideresa que lucha por los
derechos de las personas? Demuestra valentía, mucha más de lo que demuestran los
hombres del pueblo. Laurencia es la mujer más significativa, tiene fuerza y no tiene miedo,
tiene amor propio, por ser campesina y se defiende. Laurencia es como una heroína al igual
que Jacinta, ambas fuertes, decididas hacen valer la honra de la mujer.
• ¿Por qué Laurencia simboliza la voz de la unidad, solidaridad y fuerza? Ella lucha
por sus derechos como mujer y por el pueblo fuente ovejuna. Incita a las mujeres a hacer
justicia, y vengar todas las veces que fueron violadas y azotadas.
• ¿Consideras que se debe luchar para que exista el respeto a la integridad física y
moral? Sí. De no ser por mujeres y hombres que levantaron la voz para defender sus
derechos muchas leyes que nos defienden ante injusticias no existirían.
• ¿Crees que es justificable la venganza ante la tiranía y la traición? la respuesta puede
variar
• ¿Consideras que la justicia debe tomarse con las propias manos y hacerse valer por
la fuerza? la respuesta puede variar
ESCRIPCIÓN DE LOS PERSONAJES
(por Brenda Swart)
Se ha mencionado que los personajes en las obras de la Edad de Oro carecen de
personalidad e individualidad ya que éstos terminan siendo estereotipos de
personajes de otras obras. Esto podría haber sido el caso en la obra de Lope de
Vega, Fuenteovejuna, ya que como cualquier obra tiene todas las características
típicas de la comedia de su época. A diferencia de otras obras, hay un detalle
dentro de la creación de Fuenteovejuna,y éste es que la trama está basada en
hechos históricos lo cual le da a sus personajes una cierta individualidad. Ya
que Fuenteovejuna está basada en un evento histórico en donde el tema es socio-
político y moral evidentemente, esto se deja ver en las características de los
personajes. Las obras de teatro no sólo servían para entretener sino para edificar
en donde la acción mostraba un tema universal e importante en donde se buscaba
un tipo de juzgamiento por parte de la audiencia.
Auque cabe la duda de quien en realidad podría ser el personaje principal de la
obra, ya sea el pueblo o el Comendador, es necesario enfatizar que el
Comendador, Fernán Gómez de Guzmán, es hasta un cierto punto el personaje
central de la obra. Este detalle, es otra de las características peculiares
de Fuenteovejuna ya que a diferencia de otras obras, el villano y sus acciones son
el motor principal que hace que la trama se mueva por si sola. Aunque los reyes
son los que tienen la autoridad, es importante mencionar los Reyes eran muy
jóvenes y esto se ha mal interpretado en la algunas puestas en escena. Esa podría
se una de las razones el porqué el Comendador abusaba de su poder. Pero al
momento de que la gente hizo justicia, esto se podría ver como simbolismo de
devolución de la autoridad a los reyes por parte del pueblo.
En esta obra, es necesario que cada uno de sus personajes tenga características
específicas ya que no sólo están representando a personajes creados para una
obra de teatro sino que están representando la situación social, cultural y la vida
real de individuos que sufrieron a causa de los deseos lascivos del Comendador.
Reina ISABEL de Castilla: La reina Católica que interviene como factor de
complemento de su marido el rey Fernando. Aparece en plano secundario pero
es igual de importante como el Rey ya que ambos ayudan a descifrar el verdadero
significado de la obra. Junto con el Rey, ellos representan la autoridad y el orden
y quien mandan a sus hombres a poner orden a los excesos del Comendador en
Cuidad Real.
El REY Fernando de Aragón: Él es el famoso rey Católico y su labor más
importante en la obra es tener lo que el Comendador desea conquistar. Su
función es absolver al pueblo de Fuenteovejuna de su asesinato. Aunque su
pareja, la Reyna, aparece en un plano secundario a comparación del Rey, ambos
sancionan el hecho de Fuenteovejuna y hacen que la comedia represente un
significado auténtico.
Rodrigo Tellez Girón, el MAESTRE de la Orden de Calatrava: Este
personaje se caracteriza por el engaño sufrido a manos del Comendador. Tal
engaño, Lope trata de disculparlo enfatizando la inocencia por la juventud de
Rodrigo.
Fernán Gómez de Guzmán, COMENDADOR Mayor de la Orden de
Calatrava: Es quizás el personaje principal de la obra a quien lo caracteriza una
arrogancia natural y enfermiza. Él es el Comendador de la orden de Calatrava.
Es de edad avanzada y según se puede leer en la obra, no es buen mozo. Lo que
lo caracteriza es su personalidad ya que éste es el tirano de la historia. Él es de
carácter lascivo perverso y manipulador quien influye negativamente en todos
aquellos con los que trata a lo largo del relato. El Comendador es el monstruo de
la comedia a quien lo caracteriza su soberbia, su orgullo y su lujuria. Como lo
muestra Lope, Fernán Gómez no goza de cualidades positivas. A este personaje
no se le muestra como un seductor quien podría mentir para poder obtener lo que
más busca de una mujer, sino al contrario, él no sería capaz de cortejar a alguien
quien en su opinión sólo serviría para satisfacer sus bajos instintos. El
Comendador presenta una evolución en el segundo acto, esta evolución
representa el producto. El Comendador es el reflejo de las personas que nunca
han tenido poder y que cuando lo tienen no son capaces de usarlo a tal grado que
la propia dignidad como ser humano ya no existe. Al momento de su asesinato,
éste no muestra ningún tipo de arrepentimiento.
Don Gómez MANRIQUE: Este personaje ejerce la función de informante y de
consejero de los reyes. Manrique, con sus méritos, su obediencia, eficacia y
prudencia se gana el respeto. La situación de Manrique, es un buen ejemplo para
enfatizar que aquel que busca el bienestar y demuestre fidelidad hacia la corona
se gana el respeto y son admirados por los reyes y aquel que conspira en contra
del estado debe de morir.
Juez: La persona que manda el Rey Fernando de Aragón para que haga las
averiguaciones de lo que sucedió en Fuenteovejuna.
ORTUÑO, criado del Comendador: Criado, esbirro, o un simple acompañante
del Comendador quien carece de personalidad y hasta un cierto punto muestra un
poco de estupidez. Su papel es el de ejercer las órdenes del Comendador y causa
de esto, Lope muestra una crítica continua a lo largo de la obra.
FLORES, criado del Comendador: El otro esbirro del Comendador. A
diferencia de Ortuño, éste muestra una mayor iniciativa. También, muestra más
inteligencia y a causa de esto el Comendador muestra más confianza en él para
ejercer sus mandatos. Aunque no es un personaje muy importante dentro de la
obra, sí se puede ver su influencia en los eventos.
ESTEBAN, Alcaide de Fuenteovejuna: Este personaje es uno de los alcaldes
del pueblo y es el padre de Laurencia. Es un hombre de edad avanzada, hombre
de honor y es un hombre a quien lo caracteriza su honradez. Esteban, es uno de
los personajes, quien a comparación de otros en otras obras, Lope le muestra una
cierta veneración. Esteban, ya sea por su edad o por su rol de Alcalde, es un
personaje orgulloso y un poco caprichoso. A causa de su estatus social, haciendo
uso de su linaje, éste no presenta ningún tipo de sumisión hacia el Comendador.
Como hombre honorable, él se queda con la responsabilidad del juez de la
realeza hasta que se anuncie el nuevo juez.
ALONSO, un regidor de Fuenteovejuna: Alonso es el otro alcalde de
Fuenteovejuna. Su importancia es mucho más mínima que la de Esteban. Él
interviene de vez en cuando dentro de la obra y sirve de intermediario entro el
Comendador y Esteban.
Dos REGIDORES de Cuidad Real: Éstos son los dos regidores de
Fuenteovejuna. Muestran ser unos personajes inteligentes quien a la misma vez
suelen servir de intermediarios en todos los asuntos del Comendador. Personajes
quienes al final también se involucran en la campaña para asesinar al
Comendador.
LAURENCIA, labradora de Fuenteovejuna, hija de Esteban: Laurencia es la
mujer guapa del pueblo e hija del alcalde Esteban. Laurencia es la principal
afectada por la lascivia el Comendador. Más tarde se convierte en esposa de
Frondoso. Su carácter es bastante frío sobre todo en temas de amor quien pone a
los hombres de la obra a un bajo nivel, pero esto cambia cuando decide darle su
mano a Frondoso y se casa con él. Aunque es campesina, así como otras
heroínas de Lope, ésta defiende su honor como si fuera una dama de alcurnia. Al
principio no muestra algún interés por Frondoso y esconde sus sentimientos, pero
después abre su corazón y da a conocer sus verdaderos sentimiento hacia
Frondoso cuando éste se encuentra en peligro de muerte.
JACINTA, labradora de Fuenteovejuna: Labradora de Fuenteovejuna que en
cierto momento de la obra, a causa del dueño de la encomienda, se siente en un
mal estado físico o moral y quien al final es salvada por Mengo.
PASCUALA, labradora de Fuenteovejuna: Vecina de Fuenteovejuna y amiga
de Laurencia. También quien es víctima de las tentaciones del Comendador. De
acuerdo a las descripción del personaje en la obra, Pascuala es una mujer bella,
sensata y de un carácter dulce. A comparación de Laurencia, Pascuala es menos
decidida, hasta un cierto su carácter es menos frío, pero a la misma vez siente los
mismos deseos de venganza que Laurencia.
JUAN ROJO, labrador: Es el tío de Laurencia. Éste es un hombre que siempre
interviene y quien muestra una dada sabiduría. Aunque no es un personaje muy
importante dentro de la obra, éste sí influyente en los personajes dentro de la
trama.
FRONDOSO, labrador: Este es el hombre que se casa con Laurencia. Hasta
cierto punto es el galán de Fuenteovejuna. Es un hombre enamorado de
Laurencia y quien le declara su amor a ésta dos veces hasta que consigue que ésta
le de su mano. Es el valiente enamorado de Laurencia quien al principio de la
obra muestra una personalidad tímida pero después saca su valor para defender a
Laurencia y muestra su valor al amenazar al Comendador para salvarla.
MENGO, Labrador gracioso: Según se puede ver es otro vecino del pueblo.
Según la descripción que se le puede seguir dentro de la obra este es un personaje
gordito y bonachón, y quien a veces carece de audacia. Aunque pareciera que
Mengo carece de un carácter fuerte o de valor, esto cambia en la escena de los
garrotes. Al momento de azotar, Mengo demuestra su valentía al momento de
defender a una mujer, a Pascuala. Mengo, también es el gracioso de la obra
quien sigue el patrón de los graciosos en otras obras. Una de las características
peculiares de Mengo es que éste hace burla del amor y lo describe como
egoísmo. Así como Frondoso, a Mengo se le nota un altruismo el cual él no se
había dado cuenta que existía cuando heroicamente defiende Jacinta así como
Frondoso defendió a Laurencia. A diferencia de otras obras, cuando Mengo
defiende a Jacinta muestra un cierto heroísmo el cual no es muy común en los
graciosos en las obras de Lope.
BARRILDO, labrador: Habitante de Fuenteovejuna y amigo de Frondoso. Es
un personaje que aunque no se menciona mucho, sus opiniones son de gran
importancia dentro de la obra. Aunque ni siquiera hace algo importante, lo que
dice en es sus diálogos es lo que lo hace notar en el transcurso de la obra.
LEONELO, Licenciado de derecho: Es el abogado de Fuenteovejuna.
CIMBRANO, soldado: Es el soldado que informa al Comendador de lo que
sucede en Ciudad Real y quien sirve de mensajero. Hasta un cierto punto él es
quien, con sus informes lleva al Comendador hacia la batalla.
LABRADORES y LABRADORAS: Aunque a los labradores se les ve
actuando en grupo, a estos también se les podría ver individualmente. A los ojos
de los personajes con poder como el Comendador o los Reyes, los labradores
sólo son el pueblo o villanos. Aunque estos son personajes inventados, estos
representan la voz del pueblo, del evento que sucedió siglos atrás en
Fuenteovejuna. Al final, no sólo hacen justicia en el pueblo sino que le
devuelven la autoridad a los reyes.
Introducción
Dentro de la inmensa producción teatral de Lope de Vega, FUENTE OVEJUNA goza de un prestigio
especial: en general, esta comedia se considera una de sus obras maestras.
En primer lugar, observaremos que esta obra parece corresponder a las características que el propio Lope
perfiló en su Arte Nuevo, que es de 1609 y que, aunque no constituye un verdadero tratado canónico sobre
la comedia, reúne una serie de reflexiones acerca de la misma, sugeridas por la viva experiencia poética y
teatral de Lope, que trazan una teoría implícita de la forma de obrar del poeta. FUENTE OVEJUNA obedece,
en efecto, a la sugerencia de distribuir la acción en tres actos, procurando «...en cada uno / no interrumpir el
término del día», buscar la unidad de acción evitando el carácter episódico («mirando que la fábula / de
ninguna manera sea episódica»), e intentando mantener constante la atención de los espectadores sin que
estos descubran demasiado pronto la resolución del nudo dramático («ponga la conexión desde el
principio / hasta que vaya declinando el paso / pero la solución no la permita / hasta que llegue
la [10] postrera escena»... «en el acto primero ponga el caso / en el segundo enlace los sucesos / de suerte
que hasta medio del tercero / apenas juzgue nadie en lo que para»).
Desde este punto de vista, FUENTE OVEJUNA parece representar de manera ejemplar el concepto que
Lope tenía de la comedia, como espectáculo y a la vez género literario.
FUENTE OVEJUNA se configura como una obra temática y estructuralmente compleja: a Lope se le
presentaba especialmente difícil la labor de dar unidad dramática a una acción proyectada alrededor de tres
núcleos temáticos fundamentales, todos ellos importantes en la estructura de la composición, cuyo valor, en
el plano dramático, consiste en la feliz fusión de la variada sucesión de temas en una trama sabiamente
articulada.
En FUENTE OVEJUNA existe un núcleo temático de fondo de carácter histórico. La acción se desarrolla en
la España de finales del siglo XV, y más exactamente en 1476. El rey Enrique IV había muerto en 1474, y la
sucesión al trono había provocado una contienda que llevaría a una guerra civil. Aspiraba al trono la hija del
Rey, doña Juana, casada con Alfonso V de Portugal y apoyada por una parte de la nobleza castellana, pero a
ella se oponía, respaldada por otra parte de la aristocracia, la hermana del Rey, Isabel, casada con Fernando
de Aragón (los soberanos que más tarde recibirían el nombre de Reyes Católicos). Este partido negaba el
derecho de doña Juana a acceder al trono, puesto que no la consideraban hija de Enrique IV, sino de un
cortesano, don Beltrán de la [11] Cueva, por lo que se referían a ella despectivamente como la Beltraneja.
En el conflicto que, como hemos dicho, dividía a la nobleza castellana, también afloraba el choque entre
la vieja ideología feudal y la naciente ideología que sostenía la necesidad de construir una monarquía fuerte,
que sin anular el aristocraticismo subyacente se proponía dar al Estado una firme unidad, concentrando el
poder en las manos del rey, con la evidente reducción de los poderes feudales. En resumen, una visión más
moderna de la realidad política, que ponía en marcha el proceso constitutivo de la monarquía absoluta. Hay
que subrayar también la circunstancia de que la mencionada guerra civil se complicaba debido al hecho de
que doña Juana estuviera casada con el rey de Portugal, lo que confería al conflicto carácter internacional:
Isabel y Fernando aparecían como defensores de la libertad de Castilla.
Cuando Lope, a ciento cuarenta años de distancia de los hechos, escribe FUENTE OVEJUNA, en España se
había afirmado sustancialmente la monarquía absoluta, que, como hemos visto, se había originado en la
política de los Reyes Católicos. Lope siempre defendió el sistema político dominante en su tiempo. Por
consiguiente, en la comedia los Reyes Católicos están representados como vigorosos y sabios fautores de un
justo concepto del Estado, fuertes defensores de una España que pretende afirmarse contra las potencias
extranjeras, fundadores de la gran España imperial de la época de Lope. Por otra parte, el poeta era
consciente del hecho de que su público compartía sus ideas: se movía en el ámbito de un patrimonio
ideológico común. [12]
Naturalmente, en el plano histórico, se servía de fuentes bien precisas. Del episodio ocurrido en Fuente
Ovejuna en 1476, es decir, el asesinato, a manos del pueblo enfurecido, del señor de la aldea, Fernán
Gómez, comendador de la Orden de Calatrava, a causa de su comportamiento deshonesto y violento,
existen versiones contrapuestas. Mientras que Alfonso Fernández de Palencia, contemporáneo de los
hechos, se muestra en su Crónica favorable al comendador, a quien juzga fiel súbdito de los Reyes Católicos,
otro cronista, Francisco de Rades y Andrade, que en 1572, a distancia de un siglo y en época más cercana a
la de Lope, publica una Chrónica de las tres Órdenes y Caballerías de Santiago, Calatrava y Alcántara, ofrece
una visión opuesta, representando a Fernán Gómez como adepto a la causa de la Beltraneja y mal señor de
Fuente Ovejuna.
Lope elige esta segunda interpretación de los hechos: en muchos puntos sigue fielmente la versión de
Rades, aunque en otros no duda en alejarse de la Chrónica modificándola en algunos detalles, puesto que en
su libertad creativa le interesa más representar la verosimilitud poética que la verdad histórica. En cualquier
caso, sigue a Rades al juzgar a Fernán Gómez culpable no sólo de abusos hacia sus súbditos, sino de traición
respecto al Rey y a la Reina, al haber apoyado al partido contrario combatiendo contra ellos en Ciudad
Rodrigo.
Hay que señalar que, además de las crónicas, Lope dispuso también de otras fuentes. En primer lugar, era
de dominio común el dicho «Fuente Ovejuna lo hizo», que Sebastián de Covarrubias recoge en su Tesoro de
la lengua castellana (1611), con la siguiente explicación: «Fueron enviados jueces pesquisidores,
que [13] atormentaron a muchos, así hombres como mujeres; no les pudieron sacar otra palabra más desta:
Fuente Ovejuna lo hizo». El mismo Covarrubias había publicado el año anterior los Emblemas morales; en
uno de ellos se representa el motivo de la incertidumbre del juez que ha de emitir la sentencia sobre el caso
atroz de Fuente Ovejuna, donde una entera población «con atrevida y vengativa mano / sin Dios, sin Rey, sin
ley, toda se aúna / de hecho a un hecho bárbaro, inhumano». Y puesto que no se demuestra quién es el
culpable, precisamente porque culpables se confiesan todos, el juez se ve obligado a absolver a toda la
población, siguiendo el lema que acompaña al emblema extraído de Lucano: Quidquid multis peccatur,
inultum est.
También es probable que el episodio fuera conocido por la gente al haberse difundido mediante cuentos
populares o romances, y que Lope lo hubiese elegido como argumento de su comedia intuyendo el interés y
la sugestión que habría provocado en el público.
Al núcleo histórico que hemos intentado exponer sintéticamente, se une otro núcleo temático, el que se
refiere al aspecto más propiamente político.
En el conflicto entre la aristocracia feudal y los Reyes Católicos, ocupaban una posición especialmente
delicada las órdenes religioso-militares, como la de Calatrava, que también poseían una estructura feudal.
En el proceso de degeneración del feudalismo estas órdenes habían venido a encontrarse, a menudo,
enfrentadas a los soberanos: muchos de sus miembros habían llegado a cometer verdaderos abusos. Por
otra [14] parte, en la época de Lope las prevaricaciones de los nobles no se habían extinguido por completo.
Hay que tenerlo en cuenta para comprender el fuerte impacto que el tema propuesto tenía en un público
que sin duda sabía captar en la representación de unos hechos lejanos las referencias al presente. La época
era también la de la creciente importancia social de la clase de los labradores, terratenientes que
reivindicaban una particular posición social que los acercaba a la nobleza, en función de una
afirmada limpieza de sangre a la que iba unido el concepto de su honorabilidad. La monarquía, por otra
parte, veía en ellos un posible apoyo a su política, orientada hacia la eliminación de los últimos residuos
feudales: también éste era un motivo idóneo para suscitar el interés del público, gracias a su «actualidad».
En la escena que da fin a la comedia, el Rey parece aceptar la justificación que en nombre de todas las
gentes de Fuente Ovejuna pronuncia el alcalde Esteban: «La sobrada tiranía / y el insufrible rigor / del
muerto Comendador / que mil insultos hacía, / fue el autor de tanto daño. / Las haciendas nos robaba / y las
doncellas forzaba / siendo de piedad extraño», y absuelve al pueblo porque no es posible determinar la
identidad de los culpables concretos: «Pues no puede averiguarse / el suceso por escrito, / aunque fue grave
el delito / por fuerza ha de perdonarse». Se afirma, pues, en el plano político, por una parte, que el derecho
de hacer justicia le corresponde al rey y, por otra, que la justicia no puede desligarse del respeto de unos
principios morales determinados. Indirectamente, se justifica el levantamiento popular. Así pues, la
conclusión ofrecida por Lope es coherente con el sistema político vigente, pero también es
indudable [15] que poética e ideológicamente comparte la causa del pueblo que se rebela ante la injusticia.
Por encima de todo, queda bien representado en el plano dramático, encarnado por los personajes, el
conflicto entre los conceptos de justicia y libertad por una parte, y de la autoridad que debería garantizarlas
por otra, cosa que no ocurre porque la autoridad degenera en una injusta tiranía. Esto hace que el
mencionado conflicto sobrepase las fronteras de un ámbito limitado en el tiempo y en el espacio: hace que
adquiera una dimensión universal de la que deriva el poder de resonancia del tema en el público de épocas y
condiciones históricas distintas.
Existe luego, indisolublemente ligado a los otros dos, un tercer núcleo temático. Se trata del que yo
definiría como núcleo moral, y que encuentra su expresión concreta en el pueblo de Fuente Ovejuna,
personaje entre los personajes, precisamente porque son los labradores, las gentes sencillas del campo,
quienes encarnan los valores fundamentales de la vida honrada, esos valores que descienden de Dios y que
Lope expresa sabiamente a través de las acciones y también de los discursos de los hombres y mujeres del
pueblo. Estos, elevados por Lope a un elaborado plano literario con evidentes ecos de la tradición pastoril,
impregnada de platonismo, debaten el tema de la aldea que se opone a la corte, el tema del honor que se
diferencia del deshonor, así como se diferencia, por otra parte, el verdadero amor de la pasión ciega. De
manera sabiamente gradual, la virtud de quienes viven en el campo y custodian los valores fundamentales
de nuestra condición humana surge del contexto dramático, [16] y la escena final de la conciliación parece
volver a proponer, en términos políticos, lo que es el perseguido ideal de una armonía que la población del
campo conocía, pero que había sido violado por una autoridad injusta y tiránica.
Si tres son los núcleos fundamentales de la comedia, no creo que sea oportuno aislar uno de ellos como
principal y considerar a los demás como secundarios (como se ha hecho algunas veces); considero más bien
que el sagaz espectador (o lector) debería reflexionar sobre la forma en que los tres temas se entrelazan y se
funden para llegar a componer una única sustancia dramática. De esta manera, también se verá facilitado el
reconocimiento de los valores literarios y poéticos que dan alma y sustancia a la acción escénica. Se trata de
elementos inseparables; desde luego, hoy en día raramente se nos ofrece la posibilidad de asistir a una
representación de FUENTE OVEJUNA (y a veces los directores se encargan de ofrecer una interpretación
apartada del espíritu con que Lope la escribiera). En la actualidad, prácticamente, la comedia sólo se puede
leer, pero no cabe duda de que no hay que leerla solamente como obra literaria, sino teniendo en cuenta
constantemente, aunque resulte difícil, los valores teatrales coexistentes. No hay que olvidar, por otra parte,
que en España la comedia siempre ha sido un espectáculo para ver y escuchar en escena, pero también un
género literario, una composición para leer: existe al respecto una larga tradición de impresión y
reimpresión de comedias muy significativa. [17]
Por lo que respecta a FUENTE OVEJUNA, hay que destacar que inicialmente tuvo poca fortuna: no hay
noticias de que se hicieran muchas representaciones en su siglo, ni de reimpresiones del texto. La comedia
sólo se volvió a imprimir en el siglo XIX, y luego, en nuestro siglo, gozó de una amplia difusión y fue leída y
representada con frecuencia. La crítica se ha ejercitado abundantemente en interpretaciones a menudo
contrapuestas, si bien en los últimos tiempos se va orientando cada vez más hacia el reconocimiento del
universal valor poético y teatral de la obra, más allá de los condicionamientos ideológicos que en ocasiones
habían falseado su interpretación.
Así como tres son los núcleos temáticos de la comedia, tres son también los ámbitos sociales en los que
se desarrolla la acción. El primer ámbito es el de la sociedad feudal tardía, en la que se inscribe la vida del
pueblo de Fuente Ovejuna, sometido no a la monarquía, sino a la Orden de Calatrava. El comendador que la
gobierna no ejerce su poder en el respeto de las leyes, y por consiguiente traiciona los mismos principios
feudales de los que deriva su autoridad. No se presenta como un señor, sino como un tirano.
El segundo ámbito es el del pueblo: en Fuente Ovejuna, el pueblo es víctima de la prevaricación del
tirano, pero se convierte en protagonista de una reacción ilegal en sí misma, aunque capaz de restablecer la
condición moral, el orden y la armonía que deben constituir la base de una correcta organización social.
Precisamente porque el pueblo ha conservado puras sus costumbres, porque lleva una vida sencilla, opuesta
a la vida corrupta de la ciudad, profundamente [18] respetuosa de la ley cristiana, acabará por ver
reconocidos sus derechos. Pero ello ocurrirá también porque, a su vez, se mostrará dispuesto a reconocer la
autoridad del Rey.
La monarquía, que ha sabido imponerse sobre el particularismo feudal y ha reunido a su alrededor lo
mejor de la aristocracia, es el tercer ámbito social en que se mueve la acción de la comedia: constituye el
elemento capaz de reconciliar los valores de la aristocracia y del pueblo. La comedia concluye, en efecto, con
el triunfo de los Reyes Católicos, garantes de la justicia: ellos, al promover la paz, restablecen la armonía
entre todos los súbditos.
Los tres ámbitos sociales que se entrecruzan y contraponen en el curso de la acción (y que se distinguen
en la obra por la variedad del lenguaje, por la diversidad de los trajes que lucen los personajes, por la
diferenciación de los gestos), confluyen en la escena que pone fin a la comedia, salvando así la unidad
teatral. La conciliación de los conflictos sancionada al final es a la vez una solución ideológica y dramática: el
final feliz no es un expediente o convención escénica, sino que constituye más bien la lógica conclusión de la
acción.
Si nos acercamos, ahora, más directamente al texto de la comedia, observaremos, ya en la primera
escena del primer acto, la prontitud con la que Lope introduce a los personajes, generando la acción a través
de sus diálogos. En las redondillas iniciales, en efecto, en un diálogo de tono aparentemente menor y casi
convencional entre el Comendador y dos de sus criados, se aborda dialécticamente la oposición entre los
conceptos [19] de cortesía y descortesía, o, en otras palabras, el contraste entre trato exterior y conciencia
interior. Precisamente el Comendador, que sostiene el concepto de la indispensabilidad de la cortesía en las
relaciones humanas, acabará por negar sus declaraciones de principios en función de una serie de
actuaciones sucesivas que el público advertirá como inmorales. En la base de estas actuaciones se encuentra
fundamentalmente una mal entendida conciencia estamental: es decir, el concepto de que el señor lo puede
todo y el vasallo tiene que aguantarlo todo. Lope representa sin duda, en el Comendador, una ideología en
declive: el señor feudal que ha traicionado el ideal del caballero medieval. Esto se manifestará más
claramente en el curso de la acción de la comedia, pero Lope introduce ya en el espectador (o en el lector),
en esta primera escena, la duda sobre la sinceridad del personaje: el defensor de la cortesía, en efecto, se
esfuerza por convencer al Maestre de Calatrava, en un largo romance, de que cometa un acto de felonía, es
decir, el de tomar las armas contra el Rey.
Con un rápido cambio de escena, y con la consabida técnica de presentarnos directamente los personajes
y la acción in medias res, Lope nos transporta del ámbito señorial al popular: la gente del pueblo de Fuente
Ovejuna se nos presenta mientras sostiene, discretamente, un debate sobre el concepto de cortesía y sobre
los enmascaramientos hipócritas de la misma «allá en la ciudad», y sobre la oposición entre el concepto de
amor como egoístico amor sui y el amor postulado por Platón («que nos enseñaba a amar; / que éste amaba
el alma sola / y la virtud de lo amado»). No se trata, no obstante, de una escena aislada:
está [20] estrechamente vinculada con el argumento, puesto que está precedida por un diálogo entre dos
aldeanas con una referencia precisa a las insidias que el Comendador suele tender a tantas mujeres del
pueblo. Las dos mujeres expresan en dramática oposición dos actitudes distintas: Laurencia es la que se
proclama segura por su fuerza moral de poder hacer frente a la insidia, mientras que Pascuala es la que se
muestra más débil y remisa, considerando incluso imposible resistirse.
Así pues, Lope sabe anticipar a su público, aun sólo mediante rápidos trazos, el comportamiento
deshonesto del señor, y por contra señala la fundamental virtud y moralidad del pueblo. El tirano que
acecha a las muchachas y que se considera, por su nobleza, depositario exclusivo del honor, se ve vencido
por la gente sencilla, los villanos que, en su aparente tosquedad, son más puros de corazón, los verdaderos
depositarios del honor. La concienciación por parte del público de los significados profundos implícitos en la
comedia es preparada por Lope poco a poco.
En este punto interrumpe la conversación de los labradores la llegada de uno de los criados del
Comendador, Flores, que en un largo romance nos reconduce al tema histórico: relata la empresa del
Maestre de Calatrava, que con la ayuda de las tropas del Comendador ha conquistado Ciudad Real. La
narración tiene una especial fuerza representativa, especialmente allí donde se detiene en el violento asalto
a la ciudad y en las crueles represalias hacia los ciudadanos. En esta narración triunfalista, sin embargo, Lope
no desperdicia la ocasión de introducir hábiles contrapuntos críticos, puesto que, junto a la exaltación de las
proezas militares de los vencedores, presenta también [21] el testimonio de la firme lealtad de la ciudad a la
Corona, y la desesperada defensa de sus bienes: «La ciudad se puso en armas; / dicen que salir no quieren /
de la corona real / y el patrimonio defienden»; pero, sobre todo, con guiños de complicidad al público, que
sabe dirigir a donde quiere, pone en boca del narrador la mordaz observación de que las empresas de una
orden religioso-militar deben dirigirse a combatir y derrotar a los moros («porque la Cruz roja obliga /
cuantos al pecho la tienen, / aunque sean de orden sacro; / mas contra moros, se entiende»). El espectador
(y el lector) bien saben que la conquista de Ciudad Real constituye, por el contrario, un episodio de una
guerra exclusivamente civil.
El relato de Flores precede a la celebración de una fiesta que el pueblo tributa coralmente a su señor:
acompañado por música y cantos, un cortejo avanza encomiando al Comendador, ofreciendo abundantes,
aunque sencillas, ofrendas rústicas. ¿Merece el Comendador todo esto? Por lo que Lope ha venido
sugiriendo hasta ahora, desde luego se diría que no. Pero no creo que exista ninguna contradicción dentro
del drama. En esta escena el dramaturgo quiere subrayar la honrada fidelidad del pueblo hacia la autoridad
establecida. De esta manera, el grosero comportamiento del Comendador, que al final de la fiesta quiere
retener a Laurencia y a Pascuala, resultará aún más grave. Lope muestra ahora a su público de forma más
abierta cómo Fernán Gómez va traicionando su condición de caballero cruzado. Desea apoderarse de las
mujeres de la misma manera que captura a los animales cuando va de caza. En su degenerado orgullo de
señor piensa que las campesinas son cosas que le pertenecen: «¿Mías no sois?» [22]
En este momento, y con la consabida habilidad teatral, Lope interrumpe la acción en la aldea y nos
introduce por primera vez y por brevísimo tiempo en el ámbito social más elevado: el de los soberanos que
reciben en audiencia a dos regidores de Ciudad Real, y por ellos se enteran de la caída de la ciudad.
Inmediatamente, el Rey da las disposiciones necesarias para la reconquista de la misma. La acción vuelve
inmediatamente a la aldea, donde el Comendador lleva a cabo un nuevo abuso contra Laurencia: tras
haberla cortejado inútilmente, intenta retenerla empleando la violencia: «Pongo la ballesta en tierra / y a la
práctica de manos / reduzgo melindres». En este momento la acción roza la tragedia: el prometido de
Laurencia, Frondoso, llega a tiempo para recoger la ballesta y apuntar con ella al Comendador. No disparará
la flecha, pero permitirá la huida de Laurencia y obligará a marcharse a su perseguidor.
El acto se cierra en una atmósfera de suspense. Con extraordinaria capacidad de experto metteur en
scene, Lope ha sabido presentarnos en este primer acto los temas y los personajes principales, y ha creado
una ansiosa tensión en los espectadores, capturándolos en el plano emotivo.
Al comienzo del segundo acto el espectador se esperaría la continuación inmediata del choque dramático
con que se había cerrado el primero. En su lugar, se encuentra frente a otra pausada conversación entre
labradores: están discutiendo sobre problemas de su trabajo, como la siega del trigo, pero abordan también
temas más profundos, como la credibilidad de las previsiones astrológicas, que es puesta en duda [23] como
producto de una falsa ciencia. Se halla también entre ellos un estudiante de Salamanca, Leonelo (personaje
cuya presencia no tiene continuación en la acción), que protesta por la excesiva facilidad con que se
publican libros, y por la vanidad de quienes presumen de ser sabios sin serlo realmente. Se diría que se trata
de una escena desgajada del contexto dramático. Yo no lo creo así. La escena sirve para presentarnos mejor
las características del pueblo. Leonelo es un bachiller: aunque ha manejado libros, ha permanecido cerca de
la mentalidad de su gente, de su sencillez y autenticidad natural, no exenta de sabiduría. Además, la escena
crea una pausa de serenidad que prepara hábilmente, por contraste, el efecto dramático que irrumpe poco
después con la entrada del Comendador, que pretende nada menos que el alcalde Esteban, padre de
Laurencia, regañe a su hija por no haber querido ceder a sus deseos. Ante el rechazo del alcalde y las
decididas protestas de éste y del Regidor, junto con la afirmación de la honra de los labradores de Fuente
Ovejuna, el Comendador no sabe sino oponer exclamaciones irónicas («¡Oh, qué villano elocuente!») o
violentos insultos («¡Qué cansado villanaje!»), y cuando poco después llega la noticia de que tendrá que
volver a partir para la guerra porque Ciudad Real ha sido rodeada por las tropas reales, no renuncia a
cometer un nuevo abuso ordenando capturar a la joven Jacinta. Y aún más, mientras se celebra
apresuradamente la boda de Laurencia y Frondoso, con la esperanza de que pueda convencer al
Comendador para que desista de sus prepotencias (idílica escena en que una vez más se celebra el clima de
la vida feliz y serena de una aldea dibujada con tintes arcádicos, y donde el romance cantado por los
músicos, [24] Al val de Fuente Ovejuna, tal vez anterior a la comedia y conocido por los espectadores, se
presenta en su levedad celebrando la fuerza irresistible del amor, como un delicado contrapunto lírico al
tema de la violencia tan brutalmente representada en la propia comedia), se consuma la última y mayor
violencia: el arresto de Laurencia. La tragedia incumbe: «¡Volviose en luto la boda!»
Lope ha puntualizado claramente, en el curso del segundo acto, los temas esenciales del drama: al final
del acto ha llevado la tensión al límite más alto.
El tercer acto se abre con la representación de una junta de los ciudadanos de Fuente Ovejuna: tras los
últimos sucesos ha aumentado la rabia y el deseo de venganza del pueblo. Con la solemnidad métrica de los
tercetos, Lope nos introduce directamente en el debate en que se abordan los temas de la lealtad hacia el
señor, la condena de su comportamiento inmoral, el deseo de una venganza que es justicia, el miedo a las
consecuencias de una eventual actuación violenta. Quienes toman parte en el debate se expresan con
sencillez, pero se muestran provistos de sensatez y de equilibrio, y por ello bastante inseguros sobre la
decisión que deben tomar. En este punto es donde irrumpe en escena Laurencia, que ha conseguido huir de
su perseguidor, y con un apasionado a la vez que agresivo discurso arrastra a todos a decidir la muerte del
Comendador y la entrega de la aldea a los Reyes Católicos. La violencia verbal del discurso genera una
adecuada respuesta del pueblo, que se subleva unánimemente. [25]
El gracioso Mengo, el que al principio de la discusión se mostraba más miedoso, sanciona así la decisión:
«Ir a matarle sin orden. / Juntad el pueblo a una voz; / que todos están conformes / en que los tiranos
mueran». También las mujeres y los niños se organizan en piquetes armados.
La acción se desplaza a una sala de la casa del Comendador. Mientras éste ordena que ahorquen a
Frondoso, la casa es asaltada por el pueblo enfurecido. La ejecución de Fernán Gómez no se produce en
escena: el espectador es informado indirectamente por los ruidos y las voces que llegan desde detrás del
escenario y por los comentarios de quienes permanecen en él. Después, un brusco salto: Lope nos conduce
nuevamente al palacio real, donde los soberanos son informados de la reconquista de Ciudad Real, y poco
después llega también, por boca de Flores, que ha huido herido de la aldea, la noticia de la ejecución del
Comendador. El Rey ordena que un juez vaya a Fuente Ovejuna para aclarar los hechos y buscar a los
culpables de «tan grave atrevimiento», que merece un «castigo ejemplar».
Con un brusco regreso al ámbito de la aldea, Lope nos hace asistir al regocijo de los labradores que,
llevando la cabeza de Fernán Gómez ensartada en una lanza, celebran la muerte del tirano. La noticia de la
llegada inminente de un pesquisidor abre un debate: rápidamente, se decide que la aldea enarbolará las
insignias reales, y que no se le dará al juez el nombre de ningún culpable. En una especie de ensayo general
del juicio, todos se comprometen a afirmar que «Fuente Ovejuna lo hizo». Cuando llega el
pesquisidor [26] no consigue arrancar a las bocas de los aldeanos, ni aun con la tortura, nada más que esto.
La tortura no se representa en escena: la sugieren las voces de los torturados que llegan de detrás del
escenario, firmes en pronunciar únicamente el nombre de Fuente Ovejuna, y la voz del verdugo, cada vez
más irritado y casi sádico en el cumplimiento de su labor. Lope no carga las tintas, al contrario: disuelve el
episodio cruel en una tonalidad cómica cuando Mengo, el gracioso, con una inesperada actitud heroica, se
burla irónicamente del juez, y a la pregunta de «¿Quién le mató?», contesta: «¡Señor, Fuente Ovejunita!»
Frente al decidido comportamiento de toda la aldea, que causa admiración, el juez no puede sino
renunciar a proseguir su investigación, y el pueblo, que ha triunfado, puede celebrar alegremente su
victoria, al tiempo que Laurencia y Frondoso bromean felizmente sobre el final de sus penalidades. Rápido,
casi apresurado, se sucede el desenlace. Los soberanos conceden el perdón al Maestre de Calatrava, que se
declara arrepentido de sus errores, debidos a la inexperiencia de su joven edad, y aceptan la declaración de
vasallaje de la aldea de Fuente Ovejuna, sustraída a la Orden de Calatrava. La justicia, aun a través de una
acción ilegal del pueblo, ha triunfado: así, todo queda resuelto. Los núcleos dramáticos se deshacen en una
conclusión lógica y coherente en el plano histórico, político y moral.
Lo expuesto hasta ahora nos lleva al reconocimiento de la sustancial unidad de la comedia, sabiamente
alcanzada mediante la calculada alternancia de los temas, la equilibrada variedad de los espacios
escénicos [27] y la representación de distintos ámbitos sociales.
También el lenguaje poético, que alterna el estilo culto, a veces exquisitamente lírico, con el habla
cotidiana o incluso rústica hasta la vulgaridad, se adapta a la necesaria diferenciación de los personajes en
las distintas situaciones dramáticas, y a la oportuna exposición de los contrastes de sentimientos y pasiones.
El poeta emplea los expedientes de una sabia, pero no pedante, retórica literaria: puede hacer gala, en
ocasiones, de eruditas citas mitológicas o de un rebuscado uso de los símbolos, pero también hay, en sus
versos, abundantes enunciados sentenciosos, aforismos y refranes populares. Esto permite el desarrollo
continuo de una moralidad que invade todo el texto y que aflora sin dejarse notar nunca, porque nunca se
yergue con finalidades abiertamente amonestadoras o didácticas.
Las distintas formas métricas son empleadas de acuerdo con las convenciones enunciadas por el mismo
Lope en el Arte Nuevo, pero sin rigor, es más, con una notable libertad, que no se encuentra en otras
comedias coetáneas suyas. El mismo verso obedece a este criterio de libertad, y se carga en los momentos
más dramáticos de una fuerte tensión, por ejemplo con frecuentes cortes en su interior, llegando a
comunicar al público una notable emotividad.
Cabe observar que la caracterización de los personajes se produce de forma más bien rápida y casi, a
veces, expeditiva; en efecto, Lope se preocupa más de mover la acción a través de ellos que de ahondar a
fondo en el alma de cada uno, pero también es cierto que su caracterización, por así decirlo, de soslayo, es
suficiente, en el plano dramático, para dejar aflorar [28] las diferencias entre cada personalidad. En un texto
teatral que se preocupaba, sobre todo, de representar el alma del pueblo en una situación histórica y social
bien precisa, se presentaba como más importante la definición de sentimientos corrientes que no la
profundización de personalidades individuales. Pero, más allá de los condicionamientos históricos y sociales,
la presencia de sentimientos e ideales propios de la humanidad en todas las épocas, como el honor, la
virtud, el amor, la justicia, la libertad, ha hecho que la comedia adquiriese resonancia universal. En el fondo,
satisface la eterna aspiración del hombre a alcanzar la armonía, en un soñado orden superior.

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  • 1.
  • 2. Primer acto El comendador llega a la casa del Maestre [Rodrigo Téllez de Girón], que lo recibe y entablan una conversación sobre la conquista de Ciudad Real por las tropas a las órdenes que éstos ostentan con objetivo de liberar la ciudad para el rey, siendo ésta un punto estratégico muy preciado entre Castilla y Andalucía. En este acto se empieza a dar muestra de la rebeldía del pueblo ante los Reyes Católicos. Además se nota la unión que existía entre el pueblo para derrotar la tiranía y la injusticia expuesta crudamente a finales del siglo XV y principios del XVI. En este momento se ve el carácter de personaje del Comendador por ciertas frases ilícitas que éste sugiere al Maestre. En todo momento Fernán Gómez recuerda al joven Maestre la forma que obtuvo su puesto por la muerte de su padre ya que su gobierno quedó mediado por la supervisión de otra persona que prontamente falleció, y ahora en su todavía juventud él tiene que gobernar sin ningún consejo, ni supervisión. Esta juventud (cosa que recalca Lope a lo largo de la obra) hace al Maestre confiar de pleno en todo lo que dice el Comendador y lo cual en cierto modo (cosa que también Lope pone mucho énfasis en denotar) lo exime de toda responsabilidad en los futuros acontecimientos. Más tarde hay una situación entre las más importantes del acto: la conversación de dos mujeres de Fuente Ovejuna: Pascuala y Laurencia. La conversación trata de la posibilidad que tiene Laurencia de convertirse en amante de Fernán Gómez, ya que éste había insistido en estar con ella por mucho tiempo antes de irse a la guerra. Sin embargo ella dice que no iba ella a rendirse ante él sólo por ser inferior, porqué sabe que él no tiene intención de casarse sino, como ella afirma duramente, para tenerla un tiempo y dejarla como había hecho ya con muchas otras. Aparecen a este punto Frondoso, Barrildo y Mengo, otros tres convecinos que están discutiendo un tema sobre el cual las dos mujeres se interesan escuchando las apuestas que ellos hacen sobre quien tenía razón: el tema, bastante curioso, resulta ser si existe o no el amor, como Mengo afirma que no existe nada más que el amor por uno mismo y los otros dos le contradicen. Se establece un debate entre los cinco personajes, no sacando nada en claro. Ahí aparece Flores, uno de los “ayudantes” del Comendador, el cual empieza a relatar las maravillas de la guerra recién terminada y que había sido vencida por el bando del jefe, hablando de éste y del Maestre. Dirigiéndose después de la charla a la casa de la encomienda, el Comendador encuentra a Laurencia en la puerta por casualidad. Éste la intenta convencer de que entre con él con la excusa y grandiosidad de su reciente victoria en batalla. Ella lo ignora de mala manera y él, cuando se da cuenta, deja las palabras y pasa a los hechos, tratando de forzarla a rendirse. Frondoso viene y la rescata al final del acto. Segundo acto El acto comienza con un diálogo sobre la astrología, al que luego Leonelo y Barrildo se incorporan, cambiando el tema a la utilidad de la enseñanza de la universidad salmantina. Llega pues Juan Rojo quejándose de la poca abundancia de bienes (cosecha) que hay en el pueblo, y achacando el mal al que dirige el pueblo desde más arriba, es decir, al Comendador. Esto no saca pues el tema de los agravios de éste y del poco bien, además que trae al pueblo. Sale pues el hombre del que todos hablaban acompañado, como no, de sus dos mancebos. El Comendador les hace sentarse para que escuchen lo que les tenía que decir, que no era sino la queja de que la hija del alcalde, Laurencia, no quería nada con él y la aún más fuerte y malhumorada queja de la necesidad del prendimiento de Frondoso por el agravio realizado en el campo contra él. Los ciudadanos presentes, con su alcalde, además de hacer caso omiso a las quejas del mandatario, le echan en cara todos los inconvenientes que éste está trayendo al pueblo. Fernán Gómez se enciende y les echa con malos modos del lugar de reunión prometiendo una satisfacción de su parte. Poco después de este suceso aparece un soldado para advertir al jefe de la Encomienda que Ciudad Real está casi tomada por los Reyes Católicos y que tendrá que darse prisa si quiere impedirlo; así Fernán reúne a todos sus hombres y marcha apresuradamente hacia la Ciudad Castellano Manchega. Antes de marchar el Comendador trata de llevar a Jacinta con el ejército por su propia diversión. Mengo, siendo el único hombre presente, impide el hecho a costa de un montón de latigazos. Frondoso vuelve a pedir el amor de Laurencia, que está ya más conmovida por su actuación valerosa frente al Comendador, medio accede. En esos momentos llega el padre de Laurencia, el alcalde, y dándose cuenta de la situación da la mano de Laurencia a Frondoso. En Fuente Ovejuna se celebra la boda entre Frondoso y Laurencia, con cantos, bailes y alegría. En el medio de la celebración aparece el Comendador y sus esbirros y pide a sus ayudantes que los meta presos a Frondoso y a Laurencia frente a todo el pueblo que observa admirado.
  • 3. Tercer acto El tercer y último acto comienza con la reunión del pueblo con un tema principal: analizar el comportamiento del Comendador y si éste es en realidad merecedor de castigo; y, en ese caso, cómo se puede aplicar. Ahí aparece Laurencia toda maltrecha, recién escapada de su prisión, reclamando a gritos poder tomar parte en el consejo de hombres que allí se está realizando. Con esto se recuerda además la prisión de Frondoso por defender sus derechos y los problemas que el Comendador siempre origina con las mujeres. Por otro lado Mengo suma su voz recordando los latigazos que le fueron propinados por otra razón semejante. El pueblo se organiza en un revuelo y decide tomar la justicia por su mano, tomando por la fuerza el palacio de la Encomienda y asesinar al Comendador por sus maldades. Las dudas en cierto momento surgen por la carencia de armas en comparación de los guardianes de la residencia del Comendador y en nombre de quién realizarían la acción. Deciden pues hacerlo en nombre de Fuente Ovejuna y de los Reyes Católicos pensando que si a los reyes el poder les viene de Dios, un Comendador no puede poseer algún mando para estar contra el rey. Llegados pues al palacio, derrotan las puertas y a sus guardianes y matan al Comendador clavando posteriormente su cabeza en una pica. A sus sirvientes, Flores y Ortuño, les dan buena cuenta las mujeres. En Fuente Ovejuna sus pobladores prometen decir que el Comendador fue matado por Fuente Ovejuna. Entonces, cuando el juez llega al pueblo, lo único que consigue sacar por medio de tortura, engaños y demás es: ¿Quién mató al comendador?, Fuente Ovejuna, señor. Después de un exhaustivo interrogatorio el juez vuelve pues al palacio del rey. Éste, al no entender lo ocurrido, deja paso para que el mismo pueblo se lo explique. El pueblo de Fuente Ovejuna le dice que todo había sido por los agravios que el Comendador les hacía y que todo lo hicieron en el nombre del rey mismo y de la reina. Don Fernando de Aragón, al oír esto, no encuentra otro remedio que absolver al pueblo de toda culpa, y así se hizo. Ejercicios: Contestar las siguientes preguntas: -Elige cual de los adjetivos califica mejor a Laurencia. Explica Impulsiva y extrovertida Amorosa, dulce y soñadora Valiente, solidaria y tenaz ¿Por que? Laurencia es valiente al decir lo que pensaba, que en cierto modo era verdad ya que la mentalidad de los hombres en aquella época era proteger siempre a las mujeres y cosa que su padre no hace. Más tarde, Laurencia organiza un ejército de mujeres que da resultado. -Responde y argumenta. • ¿Por qué Laurencia manifiesta las características de lideresa que lucha por los derechos de las personas? Demuestra valentía, mucha más de lo que demuestran los hombres del pueblo. Laurencia es la mujer más significativa, tiene fuerza y no tiene miedo, tiene amor propio, por ser campesina y se defiende. Laurencia es como una heroína al igual que Jacinta, ambas fuertes, decididas hacen valer la honra de la mujer. • ¿Por qué Laurencia simboliza la voz de la unidad, solidaridad y fuerza? Ella lucha por sus derechos como mujer y por el pueblo fuente ovejuna. Incita a las mujeres a hacer justicia, y vengar todas las veces que fueron violadas y azotadas. • ¿Consideras que se debe luchar para que exista el respeto a la integridad física y moral? Sí. De no ser por mujeres y hombres que levantaron la voz para defender sus derechos muchas leyes que nos defienden ante injusticias no existirían.
  • 4. • ¿Crees que es justificable la venganza ante la tiranía y la traición? la respuesta puede variar • ¿Consideras que la justicia debe tomarse con las propias manos y hacerse valer por la fuerza? la respuesta puede variar ESCRIPCIÓN DE LOS PERSONAJES (por Brenda Swart) Se ha mencionado que los personajes en las obras de la Edad de Oro carecen de personalidad e individualidad ya que éstos terminan siendo estereotipos de personajes de otras obras. Esto podría haber sido el caso en la obra de Lope de Vega, Fuenteovejuna, ya que como cualquier obra tiene todas las características típicas de la comedia de su época. A diferencia de otras obras, hay un detalle dentro de la creación de Fuenteovejuna,y éste es que la trama está basada en hechos históricos lo cual le da a sus personajes una cierta individualidad. Ya que Fuenteovejuna está basada en un evento histórico en donde el tema es socio- político y moral evidentemente, esto se deja ver en las características de los personajes. Las obras de teatro no sólo servían para entretener sino para edificar en donde la acción mostraba un tema universal e importante en donde se buscaba un tipo de juzgamiento por parte de la audiencia. Auque cabe la duda de quien en realidad podría ser el personaje principal de la obra, ya sea el pueblo o el Comendador, es necesario enfatizar que el Comendador, Fernán Gómez de Guzmán, es hasta un cierto punto el personaje central de la obra. Este detalle, es otra de las características peculiares de Fuenteovejuna ya que a diferencia de otras obras, el villano y sus acciones son el motor principal que hace que la trama se mueva por si sola. Aunque los reyes son los que tienen la autoridad, es importante mencionar los Reyes eran muy jóvenes y esto se ha mal interpretado en la algunas puestas en escena. Esa podría se una de las razones el porqué el Comendador abusaba de su poder. Pero al momento de que la gente hizo justicia, esto se podría ver como simbolismo de devolución de la autoridad a los reyes por parte del pueblo. En esta obra, es necesario que cada uno de sus personajes tenga características específicas ya que no sólo están representando a personajes creados para una obra de teatro sino que están representando la situación social, cultural y la vida real de individuos que sufrieron a causa de los deseos lascivos del Comendador. Reina ISABEL de Castilla: La reina Católica que interviene como factor de complemento de su marido el rey Fernando. Aparece en plano secundario pero es igual de importante como el Rey ya que ambos ayudan a descifrar el verdadero significado de la obra. Junto con el Rey, ellos representan la autoridad y el orden y quien mandan a sus hombres a poner orden a los excesos del Comendador en Cuidad Real.
  • 5. El REY Fernando de Aragón: Él es el famoso rey Católico y su labor más importante en la obra es tener lo que el Comendador desea conquistar. Su función es absolver al pueblo de Fuenteovejuna de su asesinato. Aunque su pareja, la Reyna, aparece en un plano secundario a comparación del Rey, ambos sancionan el hecho de Fuenteovejuna y hacen que la comedia represente un significado auténtico. Rodrigo Tellez Girón, el MAESTRE de la Orden de Calatrava: Este personaje se caracteriza por el engaño sufrido a manos del Comendador. Tal engaño, Lope trata de disculparlo enfatizando la inocencia por la juventud de Rodrigo. Fernán Gómez de Guzmán, COMENDADOR Mayor de la Orden de Calatrava: Es quizás el personaje principal de la obra a quien lo caracteriza una arrogancia natural y enfermiza. Él es el Comendador de la orden de Calatrava. Es de edad avanzada y según se puede leer en la obra, no es buen mozo. Lo que lo caracteriza es su personalidad ya que éste es el tirano de la historia. Él es de carácter lascivo perverso y manipulador quien influye negativamente en todos aquellos con los que trata a lo largo del relato. El Comendador es el monstruo de la comedia a quien lo caracteriza su soberbia, su orgullo y su lujuria. Como lo muestra Lope, Fernán Gómez no goza de cualidades positivas. A este personaje no se le muestra como un seductor quien podría mentir para poder obtener lo que más busca de una mujer, sino al contrario, él no sería capaz de cortejar a alguien quien en su opinión sólo serviría para satisfacer sus bajos instintos. El Comendador presenta una evolución en el segundo acto, esta evolución representa el producto. El Comendador es el reflejo de las personas que nunca han tenido poder y que cuando lo tienen no son capaces de usarlo a tal grado que la propia dignidad como ser humano ya no existe. Al momento de su asesinato, éste no muestra ningún tipo de arrepentimiento. Don Gómez MANRIQUE: Este personaje ejerce la función de informante y de consejero de los reyes. Manrique, con sus méritos, su obediencia, eficacia y prudencia se gana el respeto. La situación de Manrique, es un buen ejemplo para enfatizar que aquel que busca el bienestar y demuestre fidelidad hacia la corona se gana el respeto y son admirados por los reyes y aquel que conspira en contra del estado debe de morir. Juez: La persona que manda el Rey Fernando de Aragón para que haga las averiguaciones de lo que sucedió en Fuenteovejuna. ORTUÑO, criado del Comendador: Criado, esbirro, o un simple acompañante del Comendador quien carece de personalidad y hasta un cierto punto muestra un poco de estupidez. Su papel es el de ejercer las órdenes del Comendador y causa de esto, Lope muestra una crítica continua a lo largo de la obra. FLORES, criado del Comendador: El otro esbirro del Comendador. A diferencia de Ortuño, éste muestra una mayor iniciativa. También, muestra más inteligencia y a causa de esto el Comendador muestra más confianza en él para
  • 6. ejercer sus mandatos. Aunque no es un personaje muy importante dentro de la obra, sí se puede ver su influencia en los eventos. ESTEBAN, Alcaide de Fuenteovejuna: Este personaje es uno de los alcaldes del pueblo y es el padre de Laurencia. Es un hombre de edad avanzada, hombre de honor y es un hombre a quien lo caracteriza su honradez. Esteban, es uno de los personajes, quien a comparación de otros en otras obras, Lope le muestra una cierta veneración. Esteban, ya sea por su edad o por su rol de Alcalde, es un personaje orgulloso y un poco caprichoso. A causa de su estatus social, haciendo uso de su linaje, éste no presenta ningún tipo de sumisión hacia el Comendador. Como hombre honorable, él se queda con la responsabilidad del juez de la realeza hasta que se anuncie el nuevo juez. ALONSO, un regidor de Fuenteovejuna: Alonso es el otro alcalde de Fuenteovejuna. Su importancia es mucho más mínima que la de Esteban. Él interviene de vez en cuando dentro de la obra y sirve de intermediario entro el Comendador y Esteban. Dos REGIDORES de Cuidad Real: Éstos son los dos regidores de Fuenteovejuna. Muestran ser unos personajes inteligentes quien a la misma vez suelen servir de intermediarios en todos los asuntos del Comendador. Personajes quienes al final también se involucran en la campaña para asesinar al Comendador. LAURENCIA, labradora de Fuenteovejuna, hija de Esteban: Laurencia es la mujer guapa del pueblo e hija del alcalde Esteban. Laurencia es la principal afectada por la lascivia el Comendador. Más tarde se convierte en esposa de Frondoso. Su carácter es bastante frío sobre todo en temas de amor quien pone a los hombres de la obra a un bajo nivel, pero esto cambia cuando decide darle su mano a Frondoso y se casa con él. Aunque es campesina, así como otras heroínas de Lope, ésta defiende su honor como si fuera una dama de alcurnia. Al principio no muestra algún interés por Frondoso y esconde sus sentimientos, pero después abre su corazón y da a conocer sus verdaderos sentimiento hacia Frondoso cuando éste se encuentra en peligro de muerte. JACINTA, labradora de Fuenteovejuna: Labradora de Fuenteovejuna que en cierto momento de la obra, a causa del dueño de la encomienda, se siente en un mal estado físico o moral y quien al final es salvada por Mengo. PASCUALA, labradora de Fuenteovejuna: Vecina de Fuenteovejuna y amiga de Laurencia. También quien es víctima de las tentaciones del Comendador. De acuerdo a las descripción del personaje en la obra, Pascuala es una mujer bella, sensata y de un carácter dulce. A comparación de Laurencia, Pascuala es menos decidida, hasta un cierto su carácter es menos frío, pero a la misma vez siente los mismos deseos de venganza que Laurencia.
  • 7. JUAN ROJO, labrador: Es el tío de Laurencia. Éste es un hombre que siempre interviene y quien muestra una dada sabiduría. Aunque no es un personaje muy importante dentro de la obra, éste sí influyente en los personajes dentro de la trama. FRONDOSO, labrador: Este es el hombre que se casa con Laurencia. Hasta cierto punto es el galán de Fuenteovejuna. Es un hombre enamorado de Laurencia y quien le declara su amor a ésta dos veces hasta que consigue que ésta le de su mano. Es el valiente enamorado de Laurencia quien al principio de la obra muestra una personalidad tímida pero después saca su valor para defender a Laurencia y muestra su valor al amenazar al Comendador para salvarla. MENGO, Labrador gracioso: Según se puede ver es otro vecino del pueblo. Según la descripción que se le puede seguir dentro de la obra este es un personaje gordito y bonachón, y quien a veces carece de audacia. Aunque pareciera que Mengo carece de un carácter fuerte o de valor, esto cambia en la escena de los garrotes. Al momento de azotar, Mengo demuestra su valentía al momento de defender a una mujer, a Pascuala. Mengo, también es el gracioso de la obra quien sigue el patrón de los graciosos en otras obras. Una de las características peculiares de Mengo es que éste hace burla del amor y lo describe como egoísmo. Así como Frondoso, a Mengo se le nota un altruismo el cual él no se había dado cuenta que existía cuando heroicamente defiende Jacinta así como Frondoso defendió a Laurencia. A diferencia de otras obras, cuando Mengo defiende a Jacinta muestra un cierto heroísmo el cual no es muy común en los graciosos en las obras de Lope. BARRILDO, labrador: Habitante de Fuenteovejuna y amigo de Frondoso. Es un personaje que aunque no se menciona mucho, sus opiniones son de gran importancia dentro de la obra. Aunque ni siquiera hace algo importante, lo que dice en es sus diálogos es lo que lo hace notar en el transcurso de la obra. LEONELO, Licenciado de derecho: Es el abogado de Fuenteovejuna. CIMBRANO, soldado: Es el soldado que informa al Comendador de lo que sucede en Ciudad Real y quien sirve de mensajero. Hasta un cierto punto él es quien, con sus informes lleva al Comendador hacia la batalla. LABRADORES y LABRADORAS: Aunque a los labradores se les ve actuando en grupo, a estos también se les podría ver individualmente. A los ojos de los personajes con poder como el Comendador o los Reyes, los labradores sólo son el pueblo o villanos. Aunque estos son personajes inventados, estos representan la voz del pueblo, del evento que sucedió siglos atrás en Fuenteovejuna. Al final, no sólo hacen justicia en el pueblo sino que le devuelven la autoridad a los reyes.
  • 8. Introducción Dentro de la inmensa producción teatral de Lope de Vega, FUENTE OVEJUNA goza de un prestigio especial: en general, esta comedia se considera una de sus obras maestras. En primer lugar, observaremos que esta obra parece corresponder a las características que el propio Lope perfiló en su Arte Nuevo, que es de 1609 y que, aunque no constituye un verdadero tratado canónico sobre la comedia, reúne una serie de reflexiones acerca de la misma, sugeridas por la viva experiencia poética y teatral de Lope, que trazan una teoría implícita de la forma de obrar del poeta. FUENTE OVEJUNA obedece, en efecto, a la sugerencia de distribuir la acción en tres actos, procurando «...en cada uno / no interrumpir el término del día», buscar la unidad de acción evitando el carácter episódico («mirando que la fábula / de ninguna manera sea episódica»), e intentando mantener constante la atención de los espectadores sin que estos descubran demasiado pronto la resolución del nudo dramático («ponga la conexión desde el principio / hasta que vaya declinando el paso / pero la solución no la permita / hasta que llegue la [10] postrera escena»... «en el acto primero ponga el caso / en el segundo enlace los sucesos / de suerte que hasta medio del tercero / apenas juzgue nadie en lo que para»). Desde este punto de vista, FUENTE OVEJUNA parece representar de manera ejemplar el concepto que Lope tenía de la comedia, como espectáculo y a la vez género literario. FUENTE OVEJUNA se configura como una obra temática y estructuralmente compleja: a Lope se le presentaba especialmente difícil la labor de dar unidad dramática a una acción proyectada alrededor de tres núcleos temáticos fundamentales, todos ellos importantes en la estructura de la composición, cuyo valor, en el plano dramático, consiste en la feliz fusión de la variada sucesión de temas en una trama sabiamente articulada. En FUENTE OVEJUNA existe un núcleo temático de fondo de carácter histórico. La acción se desarrolla en la España de finales del siglo XV, y más exactamente en 1476. El rey Enrique IV había muerto en 1474, y la sucesión al trono había provocado una contienda que llevaría a una guerra civil. Aspiraba al trono la hija del Rey, doña Juana, casada con Alfonso V de Portugal y apoyada por una parte de la nobleza castellana, pero a ella se oponía, respaldada por otra parte de la aristocracia, la hermana del Rey, Isabel, casada con Fernando de Aragón (los soberanos que más tarde recibirían el nombre de Reyes Católicos). Este partido negaba el derecho de doña Juana a acceder al trono, puesto que no la consideraban hija de Enrique IV, sino de un cortesano, don Beltrán de la [11] Cueva, por lo que se referían a ella despectivamente como la Beltraneja. En el conflicto que, como hemos dicho, dividía a la nobleza castellana, también afloraba el choque entre la vieja ideología feudal y la naciente ideología que sostenía la necesidad de construir una monarquía fuerte, que sin anular el aristocraticismo subyacente se proponía dar al Estado una firme unidad, concentrando el poder en las manos del rey, con la evidente reducción de los poderes feudales. En resumen, una visión más moderna de la realidad política, que ponía en marcha el proceso constitutivo de la monarquía absoluta. Hay que subrayar también la circunstancia de que la mencionada guerra civil se complicaba debido al hecho de que doña Juana estuviera casada con el rey de Portugal, lo que confería al conflicto carácter internacional: Isabel y Fernando aparecían como defensores de la libertad de Castilla. Cuando Lope, a ciento cuarenta años de distancia de los hechos, escribe FUENTE OVEJUNA, en España se había afirmado sustancialmente la monarquía absoluta, que, como hemos visto, se había originado en la política de los Reyes Católicos. Lope siempre defendió el sistema político dominante en su tiempo. Por consiguiente, en la comedia los Reyes Católicos están representados como vigorosos y sabios fautores de un justo concepto del Estado, fuertes defensores de una España que pretende afirmarse contra las potencias extranjeras, fundadores de la gran España imperial de la época de Lope. Por otra parte, el poeta era consciente del hecho de que su público compartía sus ideas: se movía en el ámbito de un patrimonio ideológico común. [12] Naturalmente, en el plano histórico, se servía de fuentes bien precisas. Del episodio ocurrido en Fuente Ovejuna en 1476, es decir, el asesinato, a manos del pueblo enfurecido, del señor de la aldea, Fernán Gómez, comendador de la Orden de Calatrava, a causa de su comportamiento deshonesto y violento, existen versiones contrapuestas. Mientras que Alfonso Fernández de Palencia, contemporáneo de los hechos, se muestra en su Crónica favorable al comendador, a quien juzga fiel súbdito de los Reyes Católicos, otro cronista, Francisco de Rades y Andrade, que en 1572, a distancia de un siglo y en época más cercana a la de Lope, publica una Chrónica de las tres Órdenes y Caballerías de Santiago, Calatrava y Alcántara, ofrece una visión opuesta, representando a Fernán Gómez como adepto a la causa de la Beltraneja y mal señor de Fuente Ovejuna.
  • 9. Lope elige esta segunda interpretación de los hechos: en muchos puntos sigue fielmente la versión de Rades, aunque en otros no duda en alejarse de la Chrónica modificándola en algunos detalles, puesto que en su libertad creativa le interesa más representar la verosimilitud poética que la verdad histórica. En cualquier caso, sigue a Rades al juzgar a Fernán Gómez culpable no sólo de abusos hacia sus súbditos, sino de traición respecto al Rey y a la Reina, al haber apoyado al partido contrario combatiendo contra ellos en Ciudad Rodrigo. Hay que señalar que, además de las crónicas, Lope dispuso también de otras fuentes. En primer lugar, era de dominio común el dicho «Fuente Ovejuna lo hizo», que Sebastián de Covarrubias recoge en su Tesoro de la lengua castellana (1611), con la siguiente explicación: «Fueron enviados jueces pesquisidores, que [13] atormentaron a muchos, así hombres como mujeres; no les pudieron sacar otra palabra más desta: Fuente Ovejuna lo hizo». El mismo Covarrubias había publicado el año anterior los Emblemas morales; en uno de ellos se representa el motivo de la incertidumbre del juez que ha de emitir la sentencia sobre el caso atroz de Fuente Ovejuna, donde una entera población «con atrevida y vengativa mano / sin Dios, sin Rey, sin ley, toda se aúna / de hecho a un hecho bárbaro, inhumano». Y puesto que no se demuestra quién es el culpable, precisamente porque culpables se confiesan todos, el juez se ve obligado a absolver a toda la población, siguiendo el lema que acompaña al emblema extraído de Lucano: Quidquid multis peccatur, inultum est. También es probable que el episodio fuera conocido por la gente al haberse difundido mediante cuentos populares o romances, y que Lope lo hubiese elegido como argumento de su comedia intuyendo el interés y la sugestión que habría provocado en el público. Al núcleo histórico que hemos intentado exponer sintéticamente, se une otro núcleo temático, el que se refiere al aspecto más propiamente político. En el conflicto entre la aristocracia feudal y los Reyes Católicos, ocupaban una posición especialmente delicada las órdenes religioso-militares, como la de Calatrava, que también poseían una estructura feudal. En el proceso de degeneración del feudalismo estas órdenes habían venido a encontrarse, a menudo, enfrentadas a los soberanos: muchos de sus miembros habían llegado a cometer verdaderos abusos. Por otra [14] parte, en la época de Lope las prevaricaciones de los nobles no se habían extinguido por completo. Hay que tenerlo en cuenta para comprender el fuerte impacto que el tema propuesto tenía en un público que sin duda sabía captar en la representación de unos hechos lejanos las referencias al presente. La época era también la de la creciente importancia social de la clase de los labradores, terratenientes que reivindicaban una particular posición social que los acercaba a la nobleza, en función de una afirmada limpieza de sangre a la que iba unido el concepto de su honorabilidad. La monarquía, por otra parte, veía en ellos un posible apoyo a su política, orientada hacia la eliminación de los últimos residuos feudales: también éste era un motivo idóneo para suscitar el interés del público, gracias a su «actualidad». En la escena que da fin a la comedia, el Rey parece aceptar la justificación que en nombre de todas las gentes de Fuente Ovejuna pronuncia el alcalde Esteban: «La sobrada tiranía / y el insufrible rigor / del muerto Comendador / que mil insultos hacía, / fue el autor de tanto daño. / Las haciendas nos robaba / y las doncellas forzaba / siendo de piedad extraño», y absuelve al pueblo porque no es posible determinar la identidad de los culpables concretos: «Pues no puede averiguarse / el suceso por escrito, / aunque fue grave el delito / por fuerza ha de perdonarse». Se afirma, pues, en el plano político, por una parte, que el derecho de hacer justicia le corresponde al rey y, por otra, que la justicia no puede desligarse del respeto de unos principios morales determinados. Indirectamente, se justifica el levantamiento popular. Así pues, la conclusión ofrecida por Lope es coherente con el sistema político vigente, pero también es indudable [15] que poética e ideológicamente comparte la causa del pueblo que se rebela ante la injusticia. Por encima de todo, queda bien representado en el plano dramático, encarnado por los personajes, el conflicto entre los conceptos de justicia y libertad por una parte, y de la autoridad que debería garantizarlas por otra, cosa que no ocurre porque la autoridad degenera en una injusta tiranía. Esto hace que el mencionado conflicto sobrepase las fronteras de un ámbito limitado en el tiempo y en el espacio: hace que adquiera una dimensión universal de la que deriva el poder de resonancia del tema en el público de épocas y condiciones históricas distintas. Existe luego, indisolublemente ligado a los otros dos, un tercer núcleo temático. Se trata del que yo definiría como núcleo moral, y que encuentra su expresión concreta en el pueblo de Fuente Ovejuna, personaje entre los personajes, precisamente porque son los labradores, las gentes sencillas del campo, quienes encarnan los valores fundamentales de la vida honrada, esos valores que descienden de Dios y que Lope expresa sabiamente a través de las acciones y también de los discursos de los hombres y mujeres del pueblo. Estos, elevados por Lope a un elaborado plano literario con evidentes ecos de la tradición pastoril, impregnada de platonismo, debaten el tema de la aldea que se opone a la corte, el tema del honor que se
  • 10. diferencia del deshonor, así como se diferencia, por otra parte, el verdadero amor de la pasión ciega. De manera sabiamente gradual, la virtud de quienes viven en el campo y custodian los valores fundamentales de nuestra condición humana surge del contexto dramático, [16] y la escena final de la conciliación parece volver a proponer, en términos políticos, lo que es el perseguido ideal de una armonía que la población del campo conocía, pero que había sido violado por una autoridad injusta y tiránica. Si tres son los núcleos fundamentales de la comedia, no creo que sea oportuno aislar uno de ellos como principal y considerar a los demás como secundarios (como se ha hecho algunas veces); considero más bien que el sagaz espectador (o lector) debería reflexionar sobre la forma en que los tres temas se entrelazan y se funden para llegar a componer una única sustancia dramática. De esta manera, también se verá facilitado el reconocimiento de los valores literarios y poéticos que dan alma y sustancia a la acción escénica. Se trata de elementos inseparables; desde luego, hoy en día raramente se nos ofrece la posibilidad de asistir a una representación de FUENTE OVEJUNA (y a veces los directores se encargan de ofrecer una interpretación apartada del espíritu con que Lope la escribiera). En la actualidad, prácticamente, la comedia sólo se puede leer, pero no cabe duda de que no hay que leerla solamente como obra literaria, sino teniendo en cuenta constantemente, aunque resulte difícil, los valores teatrales coexistentes. No hay que olvidar, por otra parte, que en España la comedia siempre ha sido un espectáculo para ver y escuchar en escena, pero también un género literario, una composición para leer: existe al respecto una larga tradición de impresión y reimpresión de comedias muy significativa. [17] Por lo que respecta a FUENTE OVEJUNA, hay que destacar que inicialmente tuvo poca fortuna: no hay noticias de que se hicieran muchas representaciones en su siglo, ni de reimpresiones del texto. La comedia sólo se volvió a imprimir en el siglo XIX, y luego, en nuestro siglo, gozó de una amplia difusión y fue leída y representada con frecuencia. La crítica se ha ejercitado abundantemente en interpretaciones a menudo contrapuestas, si bien en los últimos tiempos se va orientando cada vez más hacia el reconocimiento del universal valor poético y teatral de la obra, más allá de los condicionamientos ideológicos que en ocasiones habían falseado su interpretación. Así como tres son los núcleos temáticos de la comedia, tres son también los ámbitos sociales en los que se desarrolla la acción. El primer ámbito es el de la sociedad feudal tardía, en la que se inscribe la vida del pueblo de Fuente Ovejuna, sometido no a la monarquía, sino a la Orden de Calatrava. El comendador que la gobierna no ejerce su poder en el respeto de las leyes, y por consiguiente traiciona los mismos principios feudales de los que deriva su autoridad. No se presenta como un señor, sino como un tirano. El segundo ámbito es el del pueblo: en Fuente Ovejuna, el pueblo es víctima de la prevaricación del tirano, pero se convierte en protagonista de una reacción ilegal en sí misma, aunque capaz de restablecer la condición moral, el orden y la armonía que deben constituir la base de una correcta organización social. Precisamente porque el pueblo ha conservado puras sus costumbres, porque lleva una vida sencilla, opuesta a la vida corrupta de la ciudad, profundamente [18] respetuosa de la ley cristiana, acabará por ver reconocidos sus derechos. Pero ello ocurrirá también porque, a su vez, se mostrará dispuesto a reconocer la autoridad del Rey. La monarquía, que ha sabido imponerse sobre el particularismo feudal y ha reunido a su alrededor lo mejor de la aristocracia, es el tercer ámbito social en que se mueve la acción de la comedia: constituye el elemento capaz de reconciliar los valores de la aristocracia y del pueblo. La comedia concluye, en efecto, con el triunfo de los Reyes Católicos, garantes de la justicia: ellos, al promover la paz, restablecen la armonía entre todos los súbditos. Los tres ámbitos sociales que se entrecruzan y contraponen en el curso de la acción (y que se distinguen en la obra por la variedad del lenguaje, por la diversidad de los trajes que lucen los personajes, por la diferenciación de los gestos), confluyen en la escena que pone fin a la comedia, salvando así la unidad teatral. La conciliación de los conflictos sancionada al final es a la vez una solución ideológica y dramática: el final feliz no es un expediente o convención escénica, sino que constituye más bien la lógica conclusión de la acción. Si nos acercamos, ahora, más directamente al texto de la comedia, observaremos, ya en la primera escena del primer acto, la prontitud con la que Lope introduce a los personajes, generando la acción a través de sus diálogos. En las redondillas iniciales, en efecto, en un diálogo de tono aparentemente menor y casi convencional entre el Comendador y dos de sus criados, se aborda dialécticamente la oposición entre los conceptos [19] de cortesía y descortesía, o, en otras palabras, el contraste entre trato exterior y conciencia interior. Precisamente el Comendador, que sostiene el concepto de la indispensabilidad de la cortesía en las relaciones humanas, acabará por negar sus declaraciones de principios en función de una serie de actuaciones sucesivas que el público advertirá como inmorales. En la base de estas actuaciones se encuentra fundamentalmente una mal entendida conciencia estamental: es decir, el concepto de que el señor lo puede
  • 11. todo y el vasallo tiene que aguantarlo todo. Lope representa sin duda, en el Comendador, una ideología en declive: el señor feudal que ha traicionado el ideal del caballero medieval. Esto se manifestará más claramente en el curso de la acción de la comedia, pero Lope introduce ya en el espectador (o en el lector), en esta primera escena, la duda sobre la sinceridad del personaje: el defensor de la cortesía, en efecto, se esfuerza por convencer al Maestre de Calatrava, en un largo romance, de que cometa un acto de felonía, es decir, el de tomar las armas contra el Rey. Con un rápido cambio de escena, y con la consabida técnica de presentarnos directamente los personajes y la acción in medias res, Lope nos transporta del ámbito señorial al popular: la gente del pueblo de Fuente Ovejuna se nos presenta mientras sostiene, discretamente, un debate sobre el concepto de cortesía y sobre los enmascaramientos hipócritas de la misma «allá en la ciudad», y sobre la oposición entre el concepto de amor como egoístico amor sui y el amor postulado por Platón («que nos enseñaba a amar; / que éste amaba el alma sola / y la virtud de lo amado»). No se trata, no obstante, de una escena aislada: está [20] estrechamente vinculada con el argumento, puesto que está precedida por un diálogo entre dos aldeanas con una referencia precisa a las insidias que el Comendador suele tender a tantas mujeres del pueblo. Las dos mujeres expresan en dramática oposición dos actitudes distintas: Laurencia es la que se proclama segura por su fuerza moral de poder hacer frente a la insidia, mientras que Pascuala es la que se muestra más débil y remisa, considerando incluso imposible resistirse. Así pues, Lope sabe anticipar a su público, aun sólo mediante rápidos trazos, el comportamiento deshonesto del señor, y por contra señala la fundamental virtud y moralidad del pueblo. El tirano que acecha a las muchachas y que se considera, por su nobleza, depositario exclusivo del honor, se ve vencido por la gente sencilla, los villanos que, en su aparente tosquedad, son más puros de corazón, los verdaderos depositarios del honor. La concienciación por parte del público de los significados profundos implícitos en la comedia es preparada por Lope poco a poco. En este punto interrumpe la conversación de los labradores la llegada de uno de los criados del Comendador, Flores, que en un largo romance nos reconduce al tema histórico: relata la empresa del Maestre de Calatrava, que con la ayuda de las tropas del Comendador ha conquistado Ciudad Real. La narración tiene una especial fuerza representativa, especialmente allí donde se detiene en el violento asalto a la ciudad y en las crueles represalias hacia los ciudadanos. En esta narración triunfalista, sin embargo, Lope no desperdicia la ocasión de introducir hábiles contrapuntos críticos, puesto que, junto a la exaltación de las proezas militares de los vencedores, presenta también [21] el testimonio de la firme lealtad de la ciudad a la Corona, y la desesperada defensa de sus bienes: «La ciudad se puso en armas; / dicen que salir no quieren / de la corona real / y el patrimonio defienden»; pero, sobre todo, con guiños de complicidad al público, que sabe dirigir a donde quiere, pone en boca del narrador la mordaz observación de que las empresas de una orden religioso-militar deben dirigirse a combatir y derrotar a los moros («porque la Cruz roja obliga / cuantos al pecho la tienen, / aunque sean de orden sacro; / mas contra moros, se entiende»). El espectador (y el lector) bien saben que la conquista de Ciudad Real constituye, por el contrario, un episodio de una guerra exclusivamente civil. El relato de Flores precede a la celebración de una fiesta que el pueblo tributa coralmente a su señor: acompañado por música y cantos, un cortejo avanza encomiando al Comendador, ofreciendo abundantes, aunque sencillas, ofrendas rústicas. ¿Merece el Comendador todo esto? Por lo que Lope ha venido sugiriendo hasta ahora, desde luego se diría que no. Pero no creo que exista ninguna contradicción dentro del drama. En esta escena el dramaturgo quiere subrayar la honrada fidelidad del pueblo hacia la autoridad establecida. De esta manera, el grosero comportamiento del Comendador, que al final de la fiesta quiere retener a Laurencia y a Pascuala, resultará aún más grave. Lope muestra ahora a su público de forma más abierta cómo Fernán Gómez va traicionando su condición de caballero cruzado. Desea apoderarse de las mujeres de la misma manera que captura a los animales cuando va de caza. En su degenerado orgullo de señor piensa que las campesinas son cosas que le pertenecen: «¿Mías no sois?» [22] En este momento, y con la consabida habilidad teatral, Lope interrumpe la acción en la aldea y nos introduce por primera vez y por brevísimo tiempo en el ámbito social más elevado: el de los soberanos que reciben en audiencia a dos regidores de Ciudad Real, y por ellos se enteran de la caída de la ciudad. Inmediatamente, el Rey da las disposiciones necesarias para la reconquista de la misma. La acción vuelve inmediatamente a la aldea, donde el Comendador lleva a cabo un nuevo abuso contra Laurencia: tras haberla cortejado inútilmente, intenta retenerla empleando la violencia: «Pongo la ballesta en tierra / y a la práctica de manos / reduzgo melindres». En este momento la acción roza la tragedia: el prometido de Laurencia, Frondoso, llega a tiempo para recoger la ballesta y apuntar con ella al Comendador. No disparará la flecha, pero permitirá la huida de Laurencia y obligará a marcharse a su perseguidor.
  • 12. El acto se cierra en una atmósfera de suspense. Con extraordinaria capacidad de experto metteur en scene, Lope ha sabido presentarnos en este primer acto los temas y los personajes principales, y ha creado una ansiosa tensión en los espectadores, capturándolos en el plano emotivo. Al comienzo del segundo acto el espectador se esperaría la continuación inmediata del choque dramático con que se había cerrado el primero. En su lugar, se encuentra frente a otra pausada conversación entre labradores: están discutiendo sobre problemas de su trabajo, como la siega del trigo, pero abordan también temas más profundos, como la credibilidad de las previsiones astrológicas, que es puesta en duda [23] como producto de una falsa ciencia. Se halla también entre ellos un estudiante de Salamanca, Leonelo (personaje cuya presencia no tiene continuación en la acción), que protesta por la excesiva facilidad con que se publican libros, y por la vanidad de quienes presumen de ser sabios sin serlo realmente. Se diría que se trata de una escena desgajada del contexto dramático. Yo no lo creo así. La escena sirve para presentarnos mejor las características del pueblo. Leonelo es un bachiller: aunque ha manejado libros, ha permanecido cerca de la mentalidad de su gente, de su sencillez y autenticidad natural, no exenta de sabiduría. Además, la escena crea una pausa de serenidad que prepara hábilmente, por contraste, el efecto dramático que irrumpe poco después con la entrada del Comendador, que pretende nada menos que el alcalde Esteban, padre de Laurencia, regañe a su hija por no haber querido ceder a sus deseos. Ante el rechazo del alcalde y las decididas protestas de éste y del Regidor, junto con la afirmación de la honra de los labradores de Fuente Ovejuna, el Comendador no sabe sino oponer exclamaciones irónicas («¡Oh, qué villano elocuente!») o violentos insultos («¡Qué cansado villanaje!»), y cuando poco después llega la noticia de que tendrá que volver a partir para la guerra porque Ciudad Real ha sido rodeada por las tropas reales, no renuncia a cometer un nuevo abuso ordenando capturar a la joven Jacinta. Y aún más, mientras se celebra apresuradamente la boda de Laurencia y Frondoso, con la esperanza de que pueda convencer al Comendador para que desista de sus prepotencias (idílica escena en que una vez más se celebra el clima de la vida feliz y serena de una aldea dibujada con tintes arcádicos, y donde el romance cantado por los músicos, [24] Al val de Fuente Ovejuna, tal vez anterior a la comedia y conocido por los espectadores, se presenta en su levedad celebrando la fuerza irresistible del amor, como un delicado contrapunto lírico al tema de la violencia tan brutalmente representada en la propia comedia), se consuma la última y mayor violencia: el arresto de Laurencia. La tragedia incumbe: «¡Volviose en luto la boda!» Lope ha puntualizado claramente, en el curso del segundo acto, los temas esenciales del drama: al final del acto ha llevado la tensión al límite más alto. El tercer acto se abre con la representación de una junta de los ciudadanos de Fuente Ovejuna: tras los últimos sucesos ha aumentado la rabia y el deseo de venganza del pueblo. Con la solemnidad métrica de los tercetos, Lope nos introduce directamente en el debate en que se abordan los temas de la lealtad hacia el señor, la condena de su comportamiento inmoral, el deseo de una venganza que es justicia, el miedo a las consecuencias de una eventual actuación violenta. Quienes toman parte en el debate se expresan con sencillez, pero se muestran provistos de sensatez y de equilibrio, y por ello bastante inseguros sobre la decisión que deben tomar. En este punto es donde irrumpe en escena Laurencia, que ha conseguido huir de su perseguidor, y con un apasionado a la vez que agresivo discurso arrastra a todos a decidir la muerte del Comendador y la entrega de la aldea a los Reyes Católicos. La violencia verbal del discurso genera una adecuada respuesta del pueblo, que se subleva unánimemente. [25] El gracioso Mengo, el que al principio de la discusión se mostraba más miedoso, sanciona así la decisión: «Ir a matarle sin orden. / Juntad el pueblo a una voz; / que todos están conformes / en que los tiranos mueran». También las mujeres y los niños se organizan en piquetes armados. La acción se desplaza a una sala de la casa del Comendador. Mientras éste ordena que ahorquen a Frondoso, la casa es asaltada por el pueblo enfurecido. La ejecución de Fernán Gómez no se produce en escena: el espectador es informado indirectamente por los ruidos y las voces que llegan desde detrás del escenario y por los comentarios de quienes permanecen en él. Después, un brusco salto: Lope nos conduce nuevamente al palacio real, donde los soberanos son informados de la reconquista de Ciudad Real, y poco después llega también, por boca de Flores, que ha huido herido de la aldea, la noticia de la ejecución del Comendador. El Rey ordena que un juez vaya a Fuente Ovejuna para aclarar los hechos y buscar a los culpables de «tan grave atrevimiento», que merece un «castigo ejemplar». Con un brusco regreso al ámbito de la aldea, Lope nos hace asistir al regocijo de los labradores que, llevando la cabeza de Fernán Gómez ensartada en una lanza, celebran la muerte del tirano. La noticia de la llegada inminente de un pesquisidor abre un debate: rápidamente, se decide que la aldea enarbolará las insignias reales, y que no se le dará al juez el nombre de ningún culpable. En una especie de ensayo general del juicio, todos se comprometen a afirmar que «Fuente Ovejuna lo hizo». Cuando llega el pesquisidor [26] no consigue arrancar a las bocas de los aldeanos, ni aun con la tortura, nada más que esto.
  • 13. La tortura no se representa en escena: la sugieren las voces de los torturados que llegan de detrás del escenario, firmes en pronunciar únicamente el nombre de Fuente Ovejuna, y la voz del verdugo, cada vez más irritado y casi sádico en el cumplimiento de su labor. Lope no carga las tintas, al contrario: disuelve el episodio cruel en una tonalidad cómica cuando Mengo, el gracioso, con una inesperada actitud heroica, se burla irónicamente del juez, y a la pregunta de «¿Quién le mató?», contesta: «¡Señor, Fuente Ovejunita!» Frente al decidido comportamiento de toda la aldea, que causa admiración, el juez no puede sino renunciar a proseguir su investigación, y el pueblo, que ha triunfado, puede celebrar alegremente su victoria, al tiempo que Laurencia y Frondoso bromean felizmente sobre el final de sus penalidades. Rápido, casi apresurado, se sucede el desenlace. Los soberanos conceden el perdón al Maestre de Calatrava, que se declara arrepentido de sus errores, debidos a la inexperiencia de su joven edad, y aceptan la declaración de vasallaje de la aldea de Fuente Ovejuna, sustraída a la Orden de Calatrava. La justicia, aun a través de una acción ilegal del pueblo, ha triunfado: así, todo queda resuelto. Los núcleos dramáticos se deshacen en una conclusión lógica y coherente en el plano histórico, político y moral. Lo expuesto hasta ahora nos lleva al reconocimiento de la sustancial unidad de la comedia, sabiamente alcanzada mediante la calculada alternancia de los temas, la equilibrada variedad de los espacios escénicos [27] y la representación de distintos ámbitos sociales. También el lenguaje poético, que alterna el estilo culto, a veces exquisitamente lírico, con el habla cotidiana o incluso rústica hasta la vulgaridad, se adapta a la necesaria diferenciación de los personajes en las distintas situaciones dramáticas, y a la oportuna exposición de los contrastes de sentimientos y pasiones. El poeta emplea los expedientes de una sabia, pero no pedante, retórica literaria: puede hacer gala, en ocasiones, de eruditas citas mitológicas o de un rebuscado uso de los símbolos, pero también hay, en sus versos, abundantes enunciados sentenciosos, aforismos y refranes populares. Esto permite el desarrollo continuo de una moralidad que invade todo el texto y que aflora sin dejarse notar nunca, porque nunca se yergue con finalidades abiertamente amonestadoras o didácticas. Las distintas formas métricas son empleadas de acuerdo con las convenciones enunciadas por el mismo Lope en el Arte Nuevo, pero sin rigor, es más, con una notable libertad, que no se encuentra en otras comedias coetáneas suyas. El mismo verso obedece a este criterio de libertad, y se carga en los momentos más dramáticos de una fuerte tensión, por ejemplo con frecuentes cortes en su interior, llegando a comunicar al público una notable emotividad. Cabe observar que la caracterización de los personajes se produce de forma más bien rápida y casi, a veces, expeditiva; en efecto, Lope se preocupa más de mover la acción a través de ellos que de ahondar a fondo en el alma de cada uno, pero también es cierto que su caracterización, por así decirlo, de soslayo, es suficiente, en el plano dramático, para dejar aflorar [28] las diferencias entre cada personalidad. En un texto teatral que se preocupaba, sobre todo, de representar el alma del pueblo en una situación histórica y social bien precisa, se presentaba como más importante la definición de sentimientos corrientes que no la profundización de personalidades individuales. Pero, más allá de los condicionamientos históricos y sociales, la presencia de sentimientos e ideales propios de la humanidad en todas las épocas, como el honor, la virtud, el amor, la justicia, la libertad, ha hecho que la comedia adquiriese resonancia universal. En el fondo, satisface la eterna aspiración del hombre a alcanzar la armonía, en un soñado orden superior.