1. Hoy, tras muchos meses de incertidumbre y de trampas legislativas, el Senado brasileño ha
votado por el impeachment (la destitución) de la Presidenta de la República Brasileña, Dilma
Rousseff. Nuestro compromiso con la democracia se mantuvo, se mantiene y se mantendrá
siempre firme, y tenemos claro que hay una máxima que guarda poco lugar para la
interpretación: en democracia los mandatos se ganan y se cambian en las urnas.
En el día de hoy, una institución en la que alrededor del 60% de sus integrantes tiene
abiertos casos de corrupción, ha destituido a la Presidenta de la República, elegida
democrática y legítimamente hace apenas dos años por más de 54 millones de brasileños y
brasileñas. La ingeniería legislativa y los vericuetos parlamentarios han doblegado la
voluntad democrática del pueblo brasileño y es responsabilidad de la comunidad
internacional no reconocer un gobierno que ha preferido llegar al poder por esta vía ilegítima
en lugar de esperar a una nueva celebración electoral. Resulta paradigmático que sea
precisamente el Gobierno ilegítimo e interino de Michel Temer el que ya ha sacrificado a tres
de sus ministros (siendo la última baja la de Henrique Eduardo Alves, envuelto en el mismo
esquema de corrupción de Petrobras que afecta tanto al propio Temer como al presidente de
la cámara brasileña, Eduardo Cunha).
Lo dijimos en abril cuando se oficializó la infamia del proceso de impeachment contra Dilma
Rousseff, y lo mantendremos siempre. Es imprescindible que se respete la voluntad del
pueblo brasileño o que se modifique ese mandato por la única vía democráticamente
aceptable: vencer en las urnas.
Desde Podemos exhortamos al Gobierno de España a no reconocer al gobierno brasileño
que se conforme de manera ilegítima como consecuencia de la destitución de la Presidenta
Dilma. Exhortamos a nuestro Gobierno a que no olvide el compromiso con la democracia que
ha de guiar como principio fundamental nuestra política exterior. Así mismo, reiteramos la
petición que elevamos en el mes de mayo a la Alta Representante, Federica Mogherini, por la
que le solicitábamos que la UE mantuviera al margen de las negociaciones comerciales con
el Mercosur a la República del Brasil.
No podemos permitir que los intentos de restauración conservadora en América Latina, que
buscan poner fin a una década larga de reducción de las desigualdades, inclusión ciudadana
de los sectores más marginados y avances de la integración regional y la soberanía, pongan
en jaque la democracia en nuestro continente hermano.