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E. Sálesman y G. Barclay y un grupo de Especalistas Octava
Edición
DE PASGUA A PENTEcosrÉsn crclos A, B Y c
ffi
LAS GLORTAS DE iT/ARfA
Por San Alfonso. Edición No. B0B.
El ilibro Mariano más famoso
del mundo.
Y MARÍA AUXLIADOR/A
,'8a. Edición. Impresionante.
, Emociona a quien lo !ee.
LOS AUTORES DE ESTOS COMENTARIOS:
1. Guillermo Barclay: Profesor de S. Escritura en
Inglaterra, Director de Cursillos Bíblicos Vacaciottales en
Puerto Rico, Autor del Guión de la famosa película "Jesús
de Nazareth y del libro del mismo nombre.
2. S. Juan Crisóstomo, S. Agustín, S. Gregorio, S.
Bernardo, Fray Luis de Granada, S. Francisco de Sales,
Santa Teresa de Avila, San Antonio M, Claret, S. Cur¿r de
Ars, SanJuan Bosco y Santa Teresita.
3. Fulton Sheen, Benetti, üTilkerson, P.Junquera y
.1.M. Escrivá de Balaguer.
Recopiló: P. Eliécer Salesman.
CON IAS DEBIDAS LICENCTAS ECLESIASTICAS
II{DICT
I']írg
Detalles para triunfirr en preclicación 7
2o. Donürlgo cle Pascun: IncrecltrlicLrcl clc Tonríts l9
2o. Domingo: LA FE ... 31
3er. Doningo Ciclo A: Discíptrlos cle Emnrirús 39
El virlor ctel Sufrinúe nto . 5l
3er. Dorningo Ciclo B: Apariciou a los 11 .... 6l
3er. Donúngo Ciclo C: Aparición eu el Lago 69
4o. Donüngo Ciclo A: El Btren P:rstor t]1
4o. Donüngo Ciclo B: El Pastor cla str vicla .. tl9
4o. Domingo Ciclo C: Conozco a mis ovejas 102
Día cle las Vocacioi)es . i i i
5o. Donüngo Ciclo A: Me voy a prep:lr.rros sitio .. l2l
5o. Dorningo Ciclo B: La Vicl y los sarmientos 115
5o. Domingo Cic:lo C: lJn nr¿lnclrtmiento nuevo 177
6o. Domingo Ciclo A: L¿r Prornesa clel Espírittr Santo .... 181
6o. Dorningo Ciclo B: Permanececl en mi amor 193
6o. Domingo Ciclo C: Al que nre atna, Mi Paclre lo amar-á 221
ASCENSTON DEJESUS .. 233
Ciclo A: Todo pocler se me ha cLrdo 245
Ciclo B: Id por todo el mtrnclo 249
Ciclo C: Ascensión: Fiesta de Esper.tnza, .. 259
Domingo 7o. Ciclo A: Toclo poder se me ha daclo ........ 318
Domingo 7o. Ciclo B: Oración sacerdotal de Jesúrs....... 271
Domingo 7o. Dí¡ de la Comunicación Social 283
Domingo 7o. Ciclo C: Que sean uno como nosotros.... 289
PENTECOSTES..... 297
Sma. Trinidad Ciclo A. Tanto amó Dios al mundo ........ 311
Sma. Trinidad Ciclo B: Id por todo el mundo 317
Srna. Triniclacl Ciclo C: Cuando venga el espírittr,
os guiará ..... 32t
3
Al amable lector:
Presentamos nuestro Tomo Tercero clel "EVANGE-
LIO EXPLICADO FRASE POR FITASE". EStC tOMO Con-
tiene los pasajes evangélicos más difrciles, flás
sublimes, y menos conocidos y explicados: L¿ts Pirla-
br¿rs de.Je súrs, segirn el Evangelio cle San Juan.
Hemos puesto todo nuestro interés por corrseguir los
comentarios más penetrantes de los Santos Paclres 1'de los
autores moderrros.
Más que como Sermón de clomingo, o Catequesis
semanal, este libro podrá servir como meclitación diaria.
Que los ocho clías anteriores a la f'echa en qlle vamo-s :l
predicar o a clar cateqllesis acerca cle uno clc estos precio-
sospasajes evangélicos, vayamos leyendo y meclitanclo los
comentarios cle los grandes exégetas. Esto enricltrec:er:i clc
manera insospechada nLlestra preclicación y nuestra cate-
quesis.
Queremos repetir las Palabras que.Jtran Pablo lI clijcl
en 1980 en su peregrinación a la "Aparecicl;1" en Brasil:
'OhVirgen Santa María: ayúdales a todos lcls evangelizado-
res a enseñar siempre, no lo qLle a cada uno se le ocur:ra,
sino lo que Cristo dice. Haz que nosotros los evirngelizaclo-
res comprendamos que más allá cle las estrategias 1, de las
técnicas, está "el que abre los ojos para comprender las
escrituras". Señora de laverdad 1,de la bonclad: ayuda a los
pilstores de la Iglesia a ser evangelizaclores segúrrr el
corazón de Dios". Amén.
5
DETALLES PEDAGOGICOS
EN LA PREDICACION Y EN
PARA TRIUNFAR
LA CATEQUESIS
1o. EL PODER DE CONVICCION DEPENDE DE LA
CAPACIDAD DE ESTIMULAR:
Por eso hay que preocuparse por saber: cómo atraer
el interés de un oyente acerca del tema que le vamos
a exponer. Antes de hablar sobre Lut tema hay que
hacerse est¿rs preguntas: "¿.Qué es? LPara qr-ré sirve? ¿.Cuá-
les son sus efectos? ¿Qué ventaias tiene si se consigue?
¿Qué pérdidas sufre quierr no lo acepta?
Y preguntarse: ¿Qué podré hacer para estimular a los
oyentes ¿rcerca de este tema? Si sal>emos despertar el
interés del oyente por el tema, lo tendremos ¿ltento, y si
logramos estimularlo hacia él lograremos convencerlo de
lo que decimos.
2o. Para eso hay que reducir la predicación o
catequesis a muy poquitos temas cada vlez, y oialá ir
uno solo. Porque si hablamos de diez temas distintos en
una sola charla, por cuál de ellos habremos logrado
entusiasmar? Carnegie cuenta que en Lln sermón le habla-
ron de una obra misionera y se entllsiasmó y se propltso
regalar cien dólares para dicha obra. Pero el preclicaclor
pasó a hablar de otra obra y entonces él se dijo: "Daré
cincuenta dólares para cada una de las dos. Enseguida
empezó el chadista a ponderar una tercera y un¿l cLlarta,
6
y cuando ya iba en 25 obras, el fatigado oyente se retiró y
dijo: No me alcanze- el dinero para t¿lntas, y si sigo escll-
chando, me vuelvo loco'. Y no dio nada. El que mucho
abarca,..
El oyente ordinario no es capazde captar más de
tres ideas distintas enunasolachada. SanJuan Bosco
decía: "Si lrablas de un solo tema se entusiasmarán por lo
que has dicho, porqLle tu para prepararte tuviste qLle
entusiasmarte antes por lo que ibas a decirles, y si no, no
habrías sido capaz de hablar solo de este tema en toda la
charla. Si les hablas de dos temas, olvidarán el uno y se
quedarán solo con el otro. Pero si les habl¿rs de cinco
temas, se quedarán sirr ninguno en sll memoria".
Recorclemos qlre hay oradores que han fracasado
por descuidar estas dos ideas claves: buscar algo
interes;rnte qué decir, estimulánclolos por lo clue se les
clice: .v hablar solo de e se tema sin perderse en otros temas
secundarios. Porque saber hablar no es saber deslum-
brar por lo mucho que sabemos, sino tener algo
interesante qué decir y decido en el momento oportuno
y de tal m¿lnera que los demás se convenzan de lo que
recomendamos.
3o. BLISCAR: NO EL AUMENTO QLIE SE PRODUCE
EN I¿. TIERRA, SINO EL AIIMENTO QUE VIENE DEL
CIELO. (San Juan 6)
No busquemos el alimento para nllestros sermones
en solo lo que es de la tierra: periódicos, revistas munda-
nas, noticieros, etc. Eso sería alimentar al pueblo con solo
viento, o al menos con solo papel. Busquemos lzts f'uentes
de la preclicación y de la catequesis ante todo en la Sagrada
Escritura. San Vicente Ferrer predicaba evangelio y solo
evangelio y obtenía resultados estupendos. San Agustín
cuenta que desde que se dedicó a buscar en la Biblia los
ejemplos paru sus sermones y cateqLlesis, el resultado ftre
muy consolador. Aveces en un sermón oye uno nombr¿rr
diez veces al sicólogo o sociólogo qlle está de moda, y ni
una vez a Jesucristo.
Pero pidamos aJesús que a los que hablamos y a los
que escuchan nos conceda el favor maravilloso que
regaló asrrs discipulos después de su resurrección: "Les
abrió la inteligencia, para que comprendieran las Escritu-
ras" (S. Lucas 24).Pidamos mucho esta gracia. El Espíritu
santo vendrá con gusto a concederla, porqLre tenemos una
promesa infalible de Cristo: 'Todo el que pida el buen
espíritu lo obtendrá" (S. Lucas 11, 13).
Jesús decía: "El maestro bien instruido saca de sus
tesoros lo antiguo y lo nuevo". (S. Mateo 13, 52).Muybien
que el que predica o enseña catecismo vaya trayendo
ejemplos actuales e interesantes. Así lo hacía también el
Divino Maestro. Pero no olvidar que lo "antiguo", lo que
está en la Sagrada Escritura, es y será siempre, lo más
nuevo y actual que se pueda encontrar paraentusiasmar y
hacer bien a los oyentes.
4o. PARA PODER HABLAR BIEN, en la predicación o
en la catequesis, HAY QUE SABER CONTEMPLAR.
Contemplar era en los tiempos antiguos "entrar al
templo y averiguar qué opinaba el cielo acerca de
determinado asunto". Los paganos lo averiguaban por
medio de los augurios y de los oráculos. Los cristianos lo
averiguamos por medio de la oración, la lectura de la S.
Escritura y la meditación.
I-(
Lr capacidad de contemplary de pensar en lo eterno,
es lo que lleva a Ia verdadera sabiduría.
Vivir con la gente de murrdo pensando como ellos y
hablando como ellos, sin trascendedos, es convertirse en
mundo, así a secas.
Hay que pasar por la prueba de la soledad. No hay
contemplación si no hay soledad. Los grandes sabios que
el mundo ha tenido, dedicaron mucho tiempo a pensaren
la soledad. Pero esos "sacos llenos de palabras", en los
cuales ya nadie cree, dedican más tiempo a charlar que a
pensar, y por eso la eficacia de lo que dicen es totalmente
nula.
Sin contemplación, sin tiempos de silencio par¿ pen-
sar y ponernos en comunicación con Dios, la gente
¡otari que en nuestra predicación y en nuestra
catequesis falta algo.A mayor contemplación, medita-
ción y oración, más poder habí¿ en nuestras palabras.
El siglo pasado hubo dos predicadores mLly famosos
y contemporáneos. El uno sacaba sus sermones de las
últimas noticias de la prensa y de las más actuales modas
de sicologít y sociotogía. La gente le escuchaba boquia-
bierta y decían: "Qué admirable". Pero salían de aquellos
sermones a seguir siendo lo mismo de sinvergüenzas que
antes. Mientras tanto el otro, el Santo Cura de Ars, emplea-
ba diez horas en preparar un sermón; dos horas leyendo,
dos horas escribiéndolo. Dos horas recitándolo a los
árboles del campo, para aprendérselo, y cuatro horas de
rodillas ante el Señor pidiéndole que por medio de su voz
le hablara a aquellas almas. Y la gente no salía del sermón
diciendo: "Qué grafi orador, qué sabio maravilloso, qué
moderno!". Pero sí salían arrepentidos cle sus pecados,
entusiasmados por Dios y por la eternidad, y el c¿rmbio se
notaba enseguida en su co portamiento. Y cnando al-
guien le preguntaba: "Padre ¿dóncle aprendió usted es¿r
sublime sabiduría de sus palabras? el humilde crlrA de Ars
lo llevaba a su reclinatorio y le clecía: "Aquí, de rodillas, es
como se aprende". En él sí que se cumplía la bella frase de
Gar Mar: .Cuando alguien inclina su cabez.a ante Dios,
Dios se la corona". Hay que ponerse en conversación
con el Poderoso Espíritu de Dios, antes de entablar chada
con las débiles criaturas que nos tienen qlle escLlchar. Así
llegaremos a los oyentes como Moisés al bajar del Sinaí:
"llevando en el rostro la señal de haber hablado con Dios".
Santo Domingo y su orclen de predicadorcs tuvicron
siempre como lema: "Contemplata allis tradere ": primero
contemplar y después predicar.
En la costa oriental de Estados Unidos hay unas t'lores
qne durante el día absorben la luz clel soly por la noche la
exhalan en forma de resplandores. Bello símbolo de lo que
hacemos cuando primero dedicamos tiempo a la contem-
plación en la oración. Desp és espontáneamente salclrá
de nuestros labios la luz del mensaje del Señor.
5o. NO HABIá.R DEMASIADO: desconfiar de ser de-
masiado chadador. Si se es Lrn saco vacío de pensamientos
serios, será un saco lleno de palabras huecas. Algunos
fracasan por hablar demasiado. A muchos catequistas y
predicadores les convendría recordar las palabras de Je-
sús: "De toda palabra ociosa se os tomará cuenta en el clía
del iuicio" (San Mateo 12,36).Avece s el hablar demasiadg
es unzumbidoproducido por la desconfi?nzaensí mismo.
Hablar demasiado es con frecuencia debido a neryiosismo
10 11
o a sensación de inseguridad. La lengua mlly movediza
puede est¿lr señalando el mal estado en que se encllentra
la maquinaria del cráneo que la alberga.
En Esparta a un orador que vino a conmover A esil
gente tan sobria, acerca de una ayuda que debían prest¿lr,
uno de los sabios le respondió: "No pudimos recordar lo
que dijiste al principio de tu discurso, por lo excesivamen-
te largo qLle estuvo el final. Por eso no entendimos lo que
nos quisiste decir". Qué retrato tan fiel respecto al modo
qLre tenemos algunos para predicar.
IJna de las reglas esenciales para la eficacia dela
predicación es no exceder el límite de aguante qLle
tienen los oyentes. La mente humana logra estar fuerte-
mente atenta no más de quince minutos. Después vienen
el cansancio y la dispersión.
De algurnos predicadores se h¿r dicho que predican
estilo iet: con mucho ruido y siempre por las nubes.
Hablar mucho puede ser señal de inferioridad. Quizá
si en,vez de hablar tanto hiciéramos algunas preguntas, el
efecto sería inmensamente superior, y se redoblaría la
atención. Hagamos hablar a los interlocutores y tomarán
interés por nuestra chada.
No pretepdemos que el sermón sea de cinco minutos,
pues en este corto tiempo no seremos capaces de hablar
strficientemente de un tema importante, a no ser que
tengamos una excepcional capacidad de síntesis. Pero
cuando se pasa del cuarto de hora en Lln sermón domini-
cAl, o de la media hora en una charla, hay que irpensando
que el efecto puede disminuirse enormemente por el
cansancio y el hastío de los oyentes.
6o. TENER RECTITUD DE INTENCION: O SEA BU}
CAR UNICAMENTE I.A. GLORIA DE DIOS Y EL BIEN DE
LAS AIMAS, yno nuestra propiavanidad, enlapredicación
y en la catequesis,
Hace poco a Lln sacerclote moribundo le decían sus
compañeros: "Qué alegría poder presentarle a nuestro
Señor a la hora del juicio tantos serrnones, tan elocllentes
que usted pronunció durante su vida". Y el enfermo, con
la sinceridad que se consigue en la cercanía de la muerte,
exclamó: "¿Mis sermones? Si Dios no me los nombra, yo
tampoco los nombro. Porque en ellos no buscaba la gloria
de Dios sino mi propia vanagloria". Qué terrible oír que el
Señor nos diga: 'Ya recibiste tu recompensa @Iateo 6, 3)
porqlle lo que buscabas era solamente engordar tu orgullo
y vanidad.
Cuentan del célebre predicador Taulero, gloria cle la
predicación antigua, que una noche al bajar del púrlpiro en
Colonia, después de un grandioso sermón, se le acercó un
desconocido con rostro de asceta penitente y le dijo: "¿Me
permite decide algo con toda fran queza?". Dígalo tranqui-
lamente. "A usted le dominayle guía en sus sermotles un
secreto orgullo. Usted en su predicación no busca a Dios.
Se busca a sí mismo. Por eso la palabra Divina al pasar por
los labios de usted pierde su fuerza y llega sin eficacia ilas
almas sedientasynecesitadas". yse retiró. Taulero dejó cte
predicar por dos años y se dedicó ala contemplación, a la
meditación y a la oración humilde , hasta purificar total-
mente su intención, de manera que nunca jamás se le
ocurriera buscar su propio orgullo al evangelizar. cuando
voMó a predicar ya era otro totalmente, transformado en
apóstol deDios. A nosotros nos haríafalta un desconocido
l2 13
que nos dijera de vez en cuando las palabras que cambia-
ron el modo de ser de aquel gran orador.
7o. REPASEMOS DE vEZ EN CUANDO LO QUE EL
CONCILIO RECOMIENDA A LOS PREDICADORES Y CA-
TEQUISTAS.
Veamos una pequeña muestra: "Recuerden los predi-
cadores y catequistas que es siempre su deber enseñar,
no su propia sabtdr¡ría sino la Palabra de Dios, e
invitar a todos a la conversión y aLa santificación. Deben
exponer la Palabra de Dios, no abstractam.ente, sino
adaptíndola a las circunstancias concretas. Traten
los problemas actuales a la luz de Cristo. Lleven a los
dcrnás al fervor por medio de su buen cjertrplo, per'o
prediquen también abiertamente y sin temor, y no se
cansen nunca de enseñar catecismo y de exponer
Ias verdades sobrenaturales. Ia predicación trae la
salvación de la fe a los no creyentes, y a los que creen les'
mueve a conyersión y robu§tece sLrs creencias. El Pueblo
de Dios tiene üodo derecho a esperar de los sacerdo-
tes la Pala;bra del Señor, y ellos tienen la obligación de
anunciar a todos el Evangelio, cumpliendo el mandato de
' Cristo: "Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a
toda criatura" @resb. Ord. Cap. 2).
T4 1s
Tomírs: porqLle has
visto has creído
" Bien aYenturados
lo s qLle sin ver
creyeren "
(esncristo. S. .[uan
20)
SEÑOR
MIO
Y
DIOS
MIO
Segundo Domingo de
Pascua
20. Domingo de Pascua
Aparrcion de Jesús a los oncc
Apóstoles
(S. Juan 20, 19-3 I )
AL ANOCHECER DE AQUEL DIA, EL DIA
PRIMERO DE LA SEMANA:
Eril entonce s domingo por la noche. Quizá de 8 a 9 cle
la noche. Para los israelitas el sírbado era el clía séptimo, v
el domingo el primer día de la sem¿rn¿r. Nosotros celebra-
mos el DOMINGO, porque en este día resucitóJesucristo.
ESTABAN LOS DISCIPULOS EN UNA CASA, CON LAS
PUERTAS CERRADAS, POR MIEDO A LOS ]UDIOS.
Lo más probable es que los discípulos continuaban
reuniéndose en el "aposento alto" o "Sala grande en el
segundo piso", donde según S. Lucas y S, Marcos fue
celebrada la Ultima Cena (N,Ic 14, t5; Ir. 22, 12).
Pero se reunían con un sentimiento semejante al
terror. Tenían mieclo. Conocían el rencor fetoz cle los
judíos, los cu¿rles habían planeado la muerte cleJe sucristo,
y temían que ahora siguieran con ellos. Ademírs como Ios
jefes de los fariseos habían hecho correr ltvoz de que los
18 (. 19
cliscípr,rlos se habían robado el cadírver de Jesúrs, la ley
podía venir a perseguirlos por semejante delito. De mane-
ra qlle se reunían con temor. Escuchaban con atención
pzrra descubrir Lln paso en la escalera o un golpe en la
puerta, pensando que los policías del Sanedrín pudieran ir
a arrestarlos.
EN ESTO ENTRÓJESUS y SE PUSO EN MEDIO. Jesírs
apareció de repente en medio de ellos. Como un rayo de
luz traspasa los cristales, y la voz las paredes, y el radium
cr-ralquier sólido, así Jesirs penetró en aquel salón, sin
rumor alguno, sin necesidad de abrir las puertas. Y apare-
ce de pie, en medio de sus discípulos, majestuoso y
amable, como un reyvictorioso en medio de sus súrbditos,
como un padre cariñoso cn medio de sus hijos muy
amados.
Los especialistas enseñan TRES CUAIIDADES DEL
CUERPO RESUCITADO: Agilidad en los movimientos. Ll
rapidez propia del pensar y del querer, porque el cuerpo
resucitado no se halla sujeto a la ley ñsica de la gravedad,
ni de la pesantez. Sutileza: el cuerpo resucit¿rdo no
encontrará ya obstáculos que se opongan a sus movimien-
tos, porque ya no está sujeto a la ley de la impenetrabili-
dad. Impasibiüdad: el cuerpo resucitado no está sujeto
a dolor, ni enfermedad, ni tampoco a la ley de la muerte,
ni del desgaste físico (Fichero Catequético).
Y LES DIJO: PAz A VOSOTROS
Pronunció el saludo normal y cotidiano de los orien-
tales. "Shalon". "Paza,vosotros". Significa mucho más que
"Os deseo que no tengáis problemas". Quiere decir: 'Que
Dios os conceda todo lo necesario para vivir en amistad
2o. Domingo de Pascua
con El, en fraternidad con el próiimo, y calma dentro cle sí
mismo".
Oh Cristo: dinos también a cada uno de nosotros ese
hermoso saludo: ¡Si Tír puedes darnos ltr pirzt.
la paz de Cristo es un don, un regalo maravilloso de
Dios. Y solo El puede darla. Nunca la darit el mundo.
LA PAZ DE CRISTO:
f-a paz que Jesúrs vino a traer tiene ciertas cu¿rliclade s.
a) Excluye elmiedo. El dice enseguid¿l: "No temáis".
No excluye el "Temor de Dios" tan alabado en la S.
Escritura y qlle nos m¿lntiene lejcs Ce todc lc que pueCa
disgustar a nLrestro Padre Celestial, pero sí excluye los
terrores, y miedos injustificados a las creaturas.
b) Exige una gran fraternidad. Los Hechos de los
Apóstoles insisten en que los cristianos clespués cle la
reslrrrección de Jesírs "pensaban y sentían toclos lo
misrno; nadie llamaba propio nada de lo que tenía y
ninguno pasaba necesidades pues los que tenían bierres
losvendían y se repartían entre los necesitados". (Hechos)
Donde hay fratemidad, necesariamente babrá paz.
c) Exige calma. Para tener pazcon los demírs hay que
tener paz consigo mismo. Si no tenemos p¿lz con nosotros
mismos romperemos muy fácilmente la paz con los de-
más, que es demasiado frágil. Si intemamente estamos
intranquilizados p r Llna pasión, por ejemplo: envidia,
cólera, lujuria, íra, avaricia, etc., nos agriamos hacia los
otros y chocamos con ellos, y la frírgil paz queda hecha
pedazos.
2t
Qué hermoso que de nosotros se pudiera decir lo que
los Hechos de los Apóstoles afirman de la primera comu-
nidad cristiana: "L,os creyentes vivían todos unidos".
Los holandeses tienen una medalla como símbolo nacio-
nal y por un lado representa dos bueyes arando, con esta
leyenda: 'Unidos progresamos". Por el otro lado tiene dos
vasos de vidrio flotando sobre las olas, y una leyenda que
dice: "Si chocamos nos destruimos'. Buen símbolo.
Pidamos a ese Cristo que nos dijo "Ia paz sea con
vosotros. Mipaz osdejo, mipazosdoy.... Señor,lapaz que
nos deiaste se rompió en nuestras manos. Aquí te traemos
lo pedazos para que la reconstruyas'. Y el Señor al ver
nuestros esfuerzos por tener de nueñro lapaz, nos regalará
unverdadero amorfraterno yhaútel milagro de lapaz, una
pazmáshermosa que la de antes. Porque El, cuando hace
favores los hace bien hechos.
La pu hay que rehaceda cadadía, diio el Papa. Y
si cada uno pone un granito de arena,plrareconstruirla en
su familia con su bondad, en su bar.rio con su buen
ejemplo y en el mundo entero con su oración, Dios lahrari
resucitar.
En este día sí que debiéramos recitar con verdadera
unción aquella fervorosa plegaria: "Cordero de Dios que
quitas el pecado. . . DADNOS I,A PAZ, y responder con toda
el alma en esa bella oración que trae la carta de San Pablo
que el sacerdote nos dice al empezar la S. Misa: "La.gracia
y la paz de Dios Nuestro Padre, y del Señor Jesucristo,
estén con todos vodotros" (1 Cor. 1).
Y DICIENDO ESTO LES ENSEÑO T¿.S MANOS Y EL
COSTADO:
20. Domingo de Pascua
Los héroes de las grandes batallas enseñan con honor
las cicatrices de las heridas sufridas por salvar la patria. Ya
el profeta Isaías había dicho deJesirs: "Sus hericlas curaron
las nuestras". Esas heridas gloriosas serán par¿r siernpre
una demostración del inmenso amor qLle tLrvo h¿rcia noso-
tros.
Bossuet dice: " ¿Para qué conservó Jesúrs las llagas de
sus manos y costado? Par¿ cLlrar la duda de los que no
creen en sLr resurrección. Como recuerdo cle su lucha
gloriosa que nos salvó de Ia muerte eterna. Para present¿tr-
las frecuentemente al Padre, interpelando por nosotros ),
para aumentar nuestra confianza en tan potente interce-
sor. Que estas llagas enciendan uLlestro Amor, de manera
quc amcmos a cluien tanto nos ha amado y iogremos
también nosotros presentarnos a El con muchas cicatrices
invisibles soportadas por extencler su reino".
LOS DISCIPLILOS SE LLENARON DE ALEGRIA AIVER
AL SEÑOR.
Es una alegría que nadie podrá explicarla si no la ha
sentido semejante. Imaginarse que Cristo ha fracaso, que
su obra quizá se hundió y^ para siempre. Que... y de un
momento a otro verlo resr¡citado, glorioso, presente ami-
gablemente junto a ellos. ¿Quién poclrír meclir la inmensi-
dad de una alegría semeiante? El médico S. Lucas dice que
"de pura alegría no se atrevían a creer' (lr 24,41). Les
parecía lo que dice el refrán: "Demasiado lrermoso para
.1ue Sel verdad".
Nunca se estima tanto un bien como cuando se ha
perdido. Por eso después de aquellos tres clías amargos de
ausencia deJesús, ahora sll prese ncia les produce Lrn gozo
22 2'
imposible de describir. Se empieza a cumplir su amable
promesa "Vuestra tristeza se convertirá en alegría" en.16,
20).
Nosotros, como todos ellos, podemos repetirgozosos
las palabras de S. Pedro: .Bendito sea Dios, padre 'de
Nuestro Señor Jesucristo, que en su grln misericordia,
por la resurrección de Jesucristo entre los muertos,
nos ha hecho nacer de nuevo pfra una esperat:rza
viv4 p ¿rra una herencia incornrptible, pura, impere-
cedera, que nos está reservada en el Cielo. (1 pedro, 3).
COMO Et PADRE ME }IA ENVIADO ASI TAMBIEN OS
ENVIO YO
Esta frase famosa es lo que se llama la "misión" de la
Iglesia. Cl{isión significa: acción de enviar. Poder dado a
alguno para desempeñar un oficio).
Esto significa queJesucristo ha querido necesitar de
su Iglesia para llegar a todas las gentes. El vino con un
Mensaje para todos. Ahora vuelve al Padre, y su mensaje
no puede llegar a las gentes si no deja una Iglesia encarga-
da de hacerlo. En adelante la Iglesia será la boca por la que
hrblaráJesús, los pies que llevarán sus mensaies, las manos
que haún sus trabajos (Iglesia es la reunión de tos que
creen en Jesús y tratan de cumplir sus mandatos). El
Mensaje de Jesús quedó en manos de la Iglesia para ser
llevado por todo el mundo, y éste no puede conocer y
amur a Jesús si no hay una Iglesi4 que le lleve su historia.
Os envío Yo: La Iglesia (nosotros) necesita alguien
que le envíe y que le de fuerzas para llevar su mensaje. Es
Jesús. Sin El no tiene mensaje ni tiene poder. Sin El no tiene
2o. Domingo de Pascua
hacia cluién clirigirse cuando ticneproblernas, no le queda
quién le ilumine, quien la oriente, tlue dé pocler a su braz«>
yqlle tnime su c«¡razón". 'Sin Mí nada pocléis h¿lcer", clijo
Jesírs, y la Iglesia lo experimenta momento por momento,
Como el Padre me ha enviado: el envío queJesúrs
h¿rce cle su lglesia a las gentes, corre paralelo al envío que
el Paclre le hizo a El. Y en todo este 4o. Evarrgelio se hace
notar que la relacióir de Jesirs con su Padre, Dios, es
siempre: obediencia, sumisión y el amor mírs perfecto.
"Por eso me Ama el Padre, porque Yo siempre hago [o clue
a El le irgrada". De aquí se deduce qlle la rel¿rción cle la
Iglesia (o sea nosotros) hacia.Jesúrs tiene que ser l¿r misma:
solo seremos Iglesia si lo amamos, si le obedecemos, si
tratamos de lracer lo que a El más le agracla. "Yo no hablo
nacla por mí mismo", decíaJesúrs. Otro tanto debe clecir la
Iglesi;r; n:rda trato de resolver por mis propias opiniones
porqlle sería una solución thlsa: solo cluiero clecir lo qr-re
dijo el Señor, y nada más",
En un pasaje de Isaías el Padre dice a Cristo una frase
queJesúrs nos repite a cada uno de nosotros: "Te hago luz
de las naciones, para que mi salvación alc.ance a toda la
tierra (tsaías 49).
San Gregorio explica: 'Como mi Padre me envió: o sea
con el mismo fin: salvar el mnndo. Con la misma universa-
lidacl, a todas las gentes. Con el mismo amor, y
exponiéndoos a los mismos peligros". Meclitad oh cristia-
nos la grandeza de vuestra misión!
Como mi Padre: con esa autoridad plena para ense-
ñar y perdonar -oh apóstoles-. Mi Padre me envió a conso-
lar y a corregir, a enseñar con palabras y a dar buen
24 2s
ejemplo. Meclitemos admirados esta sublime misión que
Cristo ha concedido a su Iglesia en todos los tiempos.
DICHO ESTO EXHALO SU AIIENTO SOBRE ELLOS Y
LES DIJO: RECIBID EL ESPIRITU SANTO. Sin duda el
evaugelista San Juan al narrar este hecho recordaba el
relato de la creación del hombre cuando el Libro Santo
dice en el Génesis: "Entonces Yahveh Dios formó al
hombre cle la tierra y exhaló su aliento sobre éI y se
convirtió en ser viviente" (Gen. 2, 7). I¿ venida del
Espíritu Santo es como un despe rtar a la verdadera vida.
Cuando el Espíritu Santo viene a sus discípulos parece
como que clespiertan, como que son creados de nuevo
para Llna vida nueva.
Para los israelitas la inspiración del aliento hacia otro
significaba la comunicación de algo mLly íntimo al dador,
y muy vital . Era un gesto de much o simbolismo y profunclo
significaclo. Aquí Jesucristo con su soplo comunica el
Espíritu Santo. Fue su mejor regalo de Pascua de Resurrec-
ción. Y quiere seguir repitiendo este regalo.
A QUIENES LES PERDONEIS LOS PECADOS LES QTIE-
DAN PERDONADOS Y A QUIENES SE LOS RETENGAIS
LES QI-IEDAN RETENIDOS.
Ridículo sería ese poder de perdonar, si para ser
perdonados bastara solo un acto de fe, como dicen los
protestantes.
El apóstol de Cristo recibe el derecho de llevar un
maravilloso mensaje de Jesús: si sabe que alguien es
verdaderamente penitente y está arrepentido y displlesto
a etnpezar Llna vida como Dios la quiere, el apóstol
puede anunciade conseguridad elperdón de Cristo.
2o. Domingo de Pascua
Y si sabe que alguien no qr,riere clejar su vida cle pecado .v
r'ro siente arrepentimiento alguno por slls malclades, y
juega con la bondad y la misericorcli¿r de Dios, el apóstol
deJesúrs puede decirle que mientras no cambíe sus malas
disposiciones, no espere ningúrn perdón de Dios. Es una
frase tremenda qLle impone a los ministros cle Cristo la
obligación de lleyar el perdón ¿t los que demllestr2ln Lrn
corazón arrepentido y señales de clue sí dejarán su mala
conducta, y de advertir a quienes no se arrepienten ni
quieren c¿rmbiar su rnala vida, qlle es inúrtil tratar de iugar
con la misericordia cle Dios, porqlte "con Dios, el que
iuega, la piercle siempre", y .naclie jugó nr-rnca con Dios y
gilnó". Con Dios a las buenas, toclo se obtiene, decía Sant;r
Teresa. pero a las malas no se consiguen sino amargllras.
... El ideal de todo apóstol Monseñor cle Segur.
thmoso apóstol, cuando estaba ,ya muy ancianito, ¿l sus
familiares que querían eximirlo cle confesar les decíir:
"Dejaclme bendecir,v perdonar hasta mi clemolición com-
pletA". Este debería ser el ideal cle toclo apóstol de Cristo:
perdonar, no cansarse nllnca cle repetir el perdón del
Señor, porqlre hay una promesa infalible carpirz de cltritar
la pereza hasta al mírs indiferente: "Al que le perdonéis
vosotros, queda perdonado por Dios".
TOMAS, UNO DE LOS DOCE, NO ESTABA CON
ELLOS CTJANDO VrNO JESrrS.
Tomás cometió un error, Se alejó de la comunidad
cristiana. Y como no estaba junto con slrs hermanos
cristianos se perdió la primera visita de Jesírs. Perdemos
mucho cuando nos separ¿lmos cle la comunidad cristiana
y tratamos de obrar aislaclos. No hay persona peor
informada que la persona ar¡sente. Nos pueden venir
:
27
ciertas bendiciones clentro de la comunidad cristiana que
no nos sucederán si nos aislamos. La persona humana no
nació para ser una isla. "No podemos vivir como cardos,
cada Llno separado. Tenemos que vivir como una colonia
de abejas o de hormigas, si queremos participar cle los
tesoros de la comunidad" (Monseñor He lder Camara). Los
Hechos presentan el ideal de vida comunitaria: "En el
grupo de los creyentes, todos pensaban y sentían lo
mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo
propio nadt de lo que tenía" ([Iechos 4,32). Eso es lo que
se llama "no aislarse", sinoviviren cristiana comunicación
con todos.
SI NO VEO EN SUS MANOS I.A SEÑAL DE LOS CIA-
VOS Y NO NIETO LA MANO EN SU COSTADO, NO CREO.
En este pasaje se pinta a Tomás t¿rl como eran los nrdos
discípulos cle JesÚrs, testarudos, razonadores, y a Jesírs
siempre misericordioso para con los que dudan, Pocos
pasaies como éste más consoladores para la debilidad
humana y qlle dejen mayor esper¿rnza y apoyo al corazón
alterado por las dudas @. Rops).
Tomás tenía una virtud: se negaba a creer sin mírs
ni más, solo porque otros lo dijeran. Jamás clecía que sí
entendía cuando no entendía o que sí creía cuando no
creía. No apagaba las dudas diciendo qLre no quería tratar
ese tema. No. Nunca iba a recitar el Credo como un loro,
sin entender ni creer lo que recitaba. De él se poclía clecir
lo que un sabio afirmaba: 'Me ¡¡ustan más los que se
esfuerzan por salir de sus dudas, que los que nunca se
preocLlpan por profundizar en lo que creen. Me agradan
más los que insisten en entender más y más su fe , que los
que repiten maquinalmente cosas que jamás tran pensado
2o. Domingo de Pascua
y en las cuales no creen, Estos que cluclan ,v buscan
cerciorarse, llegan a la certeza".
Pero Tomás tenía otra gran cualidad: qlle cuandct
se convencía en sus creencias las seguía hasta el tin¿rl, con
todas slrs corlsecuenci:rs. Al ver a Jesús gritó: "Señor mío
yDios mío". No había meclias tintas para é1. Dudó mientras
no estLlvo seguro, pero ahora SLI entrega ¿r la certez¿t cle la
fe es total. Muchos en la vida viven trveriguanclo si en
verclad Jesúrs es el Señor, el Hijo de f)ios, el Redentor, la
Unica Esperanza, pero una vez qLle se conve ncen ya nadie
los irtaia en la cirrrera de sus creencias, y cliriin como había
dicho Tomás antes cle la Pasión cuanclo Cristo les propuso
subir aJerusalén: "Vayamos y mrlramos colt El". De estos
atrevidos, qrie en un tiempo duclarori peiü que tihoi::i io
arriesgan todo porel Hijo de Dios, se estíl llenanclo el Reino
de los cielos. Gracias a Dios,
Hay algo muy amable y digno de admiración en
Tomás: La fe nlutcíl le resultó fírcil; tampoco le surgía
espontáneamente el creer en toclo lo c¡,re le clecían. Era un
hombre a quien le costaba llegar ¿l cst¿rr segLrro, Un santo
decía que "aquel para quien la fe no es oscura es porque
no tiene fe verdadera". Pero como lo que más cuesta mírs
se aprecia, Tomás una vez qlle se convencía era ¿rrriesgaclo
hasta el extremo, en su fe. Por algo lo habría escogiclo
Cristo, para ser su apóstol. Jesirs tiene buen ojo para
escoger!
DICHOSOS LOS QI.IE CREEN SIN HABER VISTO.
Es una nueva bienaventnrirnza proclamada porJesús.
La primera bienaventllranza qLle se oye en el evangelio es
la que Isabel dice a María: "Dichos¿r túr, porque has creiclo",
Luego siguen las 8 bienaventuranzas con las cuales empie-
28
za el Sermón de la Montaña. Dichosos los pobres, los que
sufien con paciencia, los que tienerr gran deseo de ser
buenos, los pacíficos, los puros... Mírs tarde Cristo procla-
m¿r: "Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la
cumplen... y ahora después de resucitado, pone broche de
oro a la maravillosa serie de "bienaventLlranzas" con ésta
que meditamos hoy: "dichosos los que crean sin haber
visto". Es curioso que en la Biblia Dios nunca pide nada
gratis a nadie. No quiere que le trabajemos de valde, y
siempre se pasa laruyade la generosid¿rd al pagar a los que
lo siguen. En vez del 'salario mínimo" prefiere siempre
pagar el "salario máximo'. ¿Y qué mayor pago se puede
obtener que "ser f.eliz"? Este es el salario prometido a
quienes crean sin ver: serán clichosos; poseerán Ia
felicídad. No promete riquezas, ni falta de problemas, ni
salud perfecta, ni altos honores en la tierril, ni nada de lo
cllle no llena, sino felicidad: ser dichoso. Buena recompe n-
sa, digna de tratar de conseguirla, cueste lo que cueste! Y
solo pone ulla condición: ahora: creer, allnqLte no vea-
mos.
Nadie nunca podrá afirmar que Dios se quedó con
parte del salario que le había prometido. Pues bien: ya
sabemos que al que crea sin ver le dará nn precioso don:
ser feliz.
San Gregorio Papa exclamaba: Oh preciosa duda de
Tomás que nos obhrvo tan gran promesa.
::::i::::i:::i::i:::'':i:::i:i:tltQüi'.iUtO§'i'§nlitA::COROfSfi:iii:::i:i:¡:::::i::.::i':::i:::i:i:i:i'ii
2o. Domingo de Pascua
LA FE
"Est¿l es la victoria que vence al munclo, nLlestr¿l f'e",
clice San.Juan (1 .[n 5).
.Jesúrs nos regaló en su aparicion del clomingo de
Pascua una t'rase que ha dado millones de veces la vuelta
al munclo llenando cle alegría Ios corazones: "Dichosos los
qLle cre¿ln sin haber visto". Nosotros tenemos el honor de
pertenecer a ese grLU)o de predilectos. No hemos visto a
Cristo y creemos en El. No lo vemos en la Euc:tristía, r,
c.reemos en su presencia allí.
Pero antes que nosotros hubo otros que creye-
ron sin ver, y de una manera asombrosa. Por cj.
Abraham. Cree sin ver y sin entender. Tiene qLle creer
que sll tamilia ser¿i la mírs numerosa clel mundo, pero a los
ochenta años no tiene hijos. Se le pide creer que sLr firmilia
nLlnca se acabará, pero apenas su hijo único tiene 12 años
tiene que irse a una montaña a sacriticarlo... Sin embargo
Abraham sabía que "lo que es imposible para la creatLlra
humana es posible para Dios", y esperó contra toda
esperanza, y est¿I creencia suy¿r total le fue sLrmamente
agradable a Dios. T¿rmbién nosotros tendremos qLle pasar
por circunstancias pareciclas. Que sí, que nos escucha
Dios. Pero esas borracheras no se acaban, y la situación
ecorrómica sigue de mal en peor, y tenemos qLle clecir al
Señor: Hemos ectraclo la recl tocla la noche y naclzr hemos
logrado. Entonces seguirá oyénclose su emocionante noti-
ci¿t: "Para Dios nada hay imposible".
30 -(
La Virgen María recibió una bella telicitación de
Isabel: "Dichosa Tú porque has creíclo". Así se nos clirá a
nosotros cr-rando lleguemos a la Patria Celestial: oiremos
una felicitación, un aplauso: dichoso tLt por haber creído
a Cristo cuando clijo: pedid y recibiréis, venicl a Mí los qr-re
penáis y sr,rfrís y Yo os aliviaré... Dichoso serás para
siempre ...
Jesús ponía como condició n pata hacer sus
milagros: ¿"Crees que puedo hacerlo"-/ Y a los enfermos
les clecía una fiase que no se nos debe olvidar: "Segúrn sea
tu f'e, así serán las cosas que te sucederírn". Y regañó a los
discípulos cle la barca por sll poca t'e: acaso es qLle se puede
hundir alguno que viaje con el Hijo de Dios?". A nosotros
en las tempestades de la vida nos quedan dos caminos:
uno, echar remo, sudar, asLlstarllos y luego... hunclirnos
sin remedio. Y el otro: tener f'e enJesúrs, llamarlo en nues-
tra a1'ucla, y, llegar así triunfantes ¿l l¿r otr¿r orilla @vely).
"Si tuvierais fe como un granito de mostaza, le
diríais a un monte lár¡zate al mar y os obedeceria" .
Qué compañía por poderosa que sea se compromete a
lanzltr Lln monte al mar? La irnica que lo puede hacer es la
Fe. Nosotros tenemos mont¿lñas imponentes y tenebrosas
de problemas y dificultades. Jesús nos deió el buldozer
atómico para derribadas: tener fe en el poder de Dios.
Creer qr,re El sí puede, y sí quiere ayudarnos. Algunos
creen que Dios puede ayudarlos, pero dudan de que
quiera echarles Lrna mano, por ser tan pecaclores. Como
si Dios solo tuviera guardados sus tesoros para los hijos
qlle nlrnca han sido pródigos. Otros creen que Dios sí los
quiere itprdar, pero dudan de si podrá en verdad solu-
cionar sus problemotas. Es vergonzoso lo chiquito qlle
2o. Domingo de Pascua
nosotros creemos a riltos el pocler cle Dios. Le pedimos
migajas porqLle se nos olvida lo poderoso qlle es sll brazo,
y lo millonarios que son sLls tesoros. Nos atrevemos a peclir
al Pitdre Celestiirl.
Una religiosa superiora cle un colegio clecí¿r: "Yo, -
antes- cuando veía en un libro un título ul¿l
Fe", lo saltaba,
porque me decía: "Yo ya tengo t'e". Pero ahora me conven-
cí de que mi fe es lo más raquítico que existe, y cuando en
nna obra veo un cirpítulo acerca cle la fe, es el primero qLle
leo con atención, porqlle se por experiencia que la pobre-
za de mis obras se debe irl raqr-ritismo de mi poca f'e". Es
algo lastimoso qlte rlos sucede a toclos!
Los santos eran personas mLly orclinarias en su vicla
diaria, y a veces hasta riciículos e impruclelttes. Pero todos
coinciden en Llna cualiclad: tuvieron una fe gr:rnde, inmen-
sa, )i ella los llevó al triurrfo. Los qLle no sorrros s,llttos
terlemos nn montón cle cnalidacles brillantes, cluizii, pero
nlrestr¿l falta cle f'e nos deja sin obtener milagros ni progre-
sos espirituales.
Es curioso queJesús, el ser más alegre qlle ha cxistido,
r"rn día tllvo su clisgusto mayúsculo, y como qLle se sintió
fastidiado en esta tierra. Fue cuando los apóstoles no
lograrcln echar un mal e spíritu cle un muchacho porque no
les alcanzó la fe. Entonces el amable Maestro exclamó:
"Oh, gente sin fe, ¿hasta cuándo tendré que agLtantaros'/
(trIarcos 8, 19). Se ve qLle no le caen mLly en gracia los que
tienen poca f'e,
Quizá al final cle la vicla nos tendrán que clecir a cacla
uno la frase que Santo Domingo Savio le dijo ¿l San.]uan
Ilosco al aparecérsele después de muerto: "Si hubieras
tenido r-rn poquito más de fe, habrías hecho el cloble cle
obras de las que has logrado hacer".
I
I,
ti
¿Y QUE HACER PARA QTIE ATIMENTE NUESTIIA FE?
Desde 1962 hasta 1965 se reunieron en Roma los
2.000 obispos, los 500 arzobispos y los 100 cardenales
católicos con el Papa, en lo que se llamó Concilio Vatica-
no, y ellos enviaron este mensaje al mundo: Quien
desee aumentar su fe debe usar tres medios formida-
bles: Pedirla orando, Recibir los Sacramentos y Irer la S.
Biblia,
1) I']EDIRI-A. ORANDO: Si rezamos más, creeremos
mírs. Hay una oración que deberíamos repetir constante-
mente: "Señor auméntanos l¿t fe", "Señor, yo creo, pero
ayuda mi incredulidad (Mc 8). ¿Cuántas veces la hemos
ciiciro en este mes? Jesús dejó una promesa inihlible:
"Toclo lo que pidáis en l¿r oración lo conseguiréis. Todo lo
clue piclíris al Padre en mi nombre os lo conceclerí". ¿Le
peclimos la fe? ¿De veras? ¿Cuántas veces?. Piclírmosle qlle
rlllestra t'e no sea una fe muerta, sin obras, sino urra f'e
qlle se trirdllzca en santidad de vid¿r.
2) RECIBIR LOS SACRAMENTOS. En Africa creen que
el rriño que coma el corazón de un león se vuelve admira-
l¡lemente valiente. Nosotros logramos comer el corazón
del más valiente de los valientes: Jesús, el cr¡¿rl nos clijo:
"Qnien coma mi cuerpo, tendrír la vida eterna". Qué
distinta será la fe si comulgamos mírs y con mejor prepa-
ración; si nos confesilmos con verdaclera humildad 1,
arrepentimiento... Si asistimos míts frecllentemente a la
Santa Misa, que es el manantial desde clonde brota a
borbotones la ftrente de la fe.
3) LEER LA S. BIBLIA. Es nn remedio clue el Concilio
V¿ticano recomienda para ¿rumentar la fe. Y el concilio
2o. Domingo de Pascua
sabe muy bierr lo c¡-re clice. Millorres cle 1;ersottas cn el
mundo lo han experimentado: si se cledican a leer al
menos una página cle la S. Biblia cacla semanil su fe no se
les puede quedar dormida. No oiremos qlle Lrna perso-
na leyó un libro de geografia y empezó a ser santa, o qLle
alguien leyó una novela y se convirtió (antes serít lo
contr¿lrio, quizá). Pero sí se dan cliariamente millones cle
casos cle personas qlle tenían la t'e clormicla y al cledicarse
a leer el Libro Santo sintieron como un pocleroso empujrin
que las elevó hacia la santidad. Por eso el enemigo clel alma
cadadía nos pone una trampa de mentira. I L'r clía nos
clice : Hoy no lea que estíl c¿ursado. Al clía siguiente : hoy no
se lee porque esto no se entiende (c1ué insultcl Para Dios,
clecirle que ellibro que El compuso no se le entiencle. ¡Qr-ré
horror!! Al otro día nos repite: "No clAn ganas cle leer" y itsí
pasa el año sin leer y la fe sigue mtriénclose de racluitismo
¡ror fhlta de combustible, Qué lírstima. IIno se encLlentrA
con Luril vencleclora cle repollos, y si es protcstiutte le recitir
cien fiirses de la Biblia. Pero pregúntele a ttna señora
católica de la "jai lai", si ha leído los Cr.ratro Evangelios, y,
le responclerá: Uf, ¿.yn son cllatro? En mis tiempos cle
colegiala 11o era sino uno. Cómo cambien la religicin! Ypor
eso se quedan en el sótano clel eclificio cle la santidad _v
nlrnca llegan ni siqttiera al mezaniue,..
Quien no ha leído la Biblia exclrmarít: "LI,y, clr.ré
remedio tan indigesto me están acons janclo", Pero cluien
ya la está leyendo no poclrá menos de exclamar: "Ah, c1ué
maravillosa es esta vitamina para fortalecer mi fe". Muchos
cle nosotros ya vamos andanclo por este camino cle leer
cada semanir Llnas pírg,inas cle la Biblia. Ahora hágalo ustecl
también y va a quedar mlry satisfecho cle haberlo intet-rta-
do. Amén.
Los discípulos
cle Emaús
IP
: ' * '*u 'l
1. Aquel mismo día, por la tarde, se dirigían clos cliscípulos a Em¿rírs, una aldea que dista
poco de ]erusalén. Y Jesús se acercó e iba con ellos, pero sus ojos no porlían reconocerle.
Y les preguntó: n¿Por qué est¿iis tan tristes?,
3er. Domingo de Pascua o Ciclo A
Los DiscípLllos dc Emmaús
Este es uno de los relatos breves más inmortales, en
toda la literatura de la humaniclad.
En aquel mismo día: o sea e I Domingr> cie ltesnrrec-
ción.
Iban dos discípulos a nn pueblo llarnado
Emrnaús, distante unos Ll kilórnetros cleJemsalén.
Emmairs signitica: "Fuente cle aguas calientes". En
verclacl qr.re de irllí brotaron aquel clía corrientes cle c¿rluro-
so fervor para slls corazones y para toclos los nuestro's,
Y conversaban acerca de lo que había sucediclo
aquellos días. ñmientras de esto conversaban se
acercóJesús y siguió con ellos (Lc 24, l4),
El tema qLle trataban era verdacleramente digno de
queJesucristo viniera a hacedes cornpañía. Much¿rs veces
las personas atraen a Dios hacia su grupo al entablar
conversación acercade losmisterios divinos. Aquí se
cumple lo queJesús habíaprometiclo: "Cn¿rnclo dos o más
se reirnan en mi nombre, allíestaré Yo en medio de ellos",
2. Uno de ellos le dijo: «¿Eres el único
forastero elr Jerusalén qlle ignora lo ocurri-
do con Jesús de N¿rzaret? Nosotros esperába-
rlos que sería EI quien rescataría a Israel...
3. ...pero Io han crucificado y su cadáver
h¿r desaparecido. Unas mujeres nos contaron
que Lul airrgel les arseguró qlre vivía r . En.
tonces Jesús les citó la Escritura.
4. Y les dijo : «
¿ No era necesario
Mesías padeciese esto y entrase en
ri¿r?, Cuando llegaron a Emaús, los
los le rogaron que se quedar¿r con
5. Sentado con ellos a la me.s¿l, tomó el pan,
lcr bendijo, Io partió y se Io dió. Entonces
se abrieron sus ojos y lo reconocieron. Pero
Él desapareció de su presencia.
qlre el
su glo-
discípu-
ellos.
i
I
t,i
t;
tli
En su nombre estaban reunidos estos dos, porque de El
hablaban: de su Pasión y Muerte. Cada uno est¿rba practi-
cando el consejo que muchos siglos después iba a hacer
tan popular el precioso librito de la Imitación de Cristo:
*Toda co nversac ión ac erc a del Seño r óyela co n gusto " .
Un notable apóstol, el P. García Herreros, comentab¿r
un día: "Es triste ver qlle a nosotros nos da penzr hablar de
Jesucristo. Casi no nos atrevemos a hablar de El en nLres-
tros grupos". Pero a quienes sí se atreven a tener como
tema de sus conversaciones a Cristo y sus misterios, les
sucederá como a estos dos afortunados discípulos: 'Jesúrs
vendrá y estará ilurto a ellos, aunque ninguno se dé cuent¿l
de ello por el momento.
Pero sus ojos estaban impedtdos para que no lo
reconocieran Q-c 24,16).
Es el modo eterno que Dios tiene de viajar ¿r nlrestro
lado. Pasar casi desapercibido como Dios. Está mírs cerca
de cada uno que el aire que respiramos, pero muchísimas
veces no nos damos cuenta de su presencia. El es como el
aire y como laluz: callado, refrescante, iluminador y dador
de vida, pero su presencia a nadie le es deslumbradora, y
para muchos casi desconocida. Cada uno podrá decir
siempre a Dios, y a su Cristo bendito, las palabras del S¿rlmo
138: "Me envuelves por doquier, me cubres con tLr mano.
Si subo a las alturas allí estás Tu. Si de§ciendo a los abismos
allí te enclrentro. Si viajo hasta dondb hace la aurora, allí
me alcanzzrá tu izquierda, y si emigro hasta occidente,
donde se acaba el mar, allá llegará tu derecha hasta mí",
Qué halagadora es esta noticia. Hay un Dios que viaja
siempre junto a nosotros, aunque nuestros ojos cegados
por el materialismo no lo reconozcan.
3er. Domingo de Pascua o Ciclo A
. El les difo: ¿De qué vais discutiendo entre voso-
tros mientras vais andando?". Ellos se detuvieron
entristecidos.
Te nían ra ón para estarentristecidos. La mLlerte cle un
ser cluerido es Llna pena tan gmncle qLle solo cluien ya la htr
experimentado la puede v¿rlorar. Pero la muerte de un
Padre y Maestro como Jesúrs debió ser Lln¿l pena tan
inmensa para sus cliscípulos como uosotros uo sontos
capaces de imaginar. Porque nLtncA nadie jamírs amó y tire
amado cle manera tan radical y total como Cristo. Por eso
su desaparición debió prod cir en sus amigos LlnA clepre-
sión y pena inconmensurables.
Además, con la mLlerte de Jesús clesaparecerían las
esperirnzas y sueños de sus discípulos. ¿Cómo hubieran
podiclo nLlnca imaginar que unJefe tan rnaravilloso terrni-
nara y desapareciera de una maneril t;rn horrencla'/ Esto era
para llen¿rrse de melancolía. Por eso clice cl evangelista:
"Se cletuvieron entristecidos". ¡Tenían por c¡-ré cstarlo!
Ellos le dijeron: "Eres Tú el único residente en
Jenrsalén que no sabe las cosas que en estos días han
pasado aTli?
Jesúrs había escogido para ser cruciticaclo la fiesta mírs
popular de los judíos, la fiesta de su inclefenclencia, cle su
nacimiento como patria: las fiestas cle Pascua. En aquellos
días tocla la gente estaba pencliente de cualquier hecho
público para enterarse yparticipar eu toclo lo que suceclía
porque e n toda esa fiest¿r nadie se cleclicaba a nada que no
fueran ¿rctos masivos de nacionaliclad y cle religión. por eso
la pasión y mllerte del Señor fue algo totalmente notorio
para todos sLls correligionarios israelitas, t¿rnto los que
habitaban Jerusalén como los miles y miles que habían
40 4L
venido de diversos países a la fiesta nacional de Pascua.
Para sus grandes milagros escogió ocasiones más humil-
des, pero para slr máxima humillación, desprecio y abati-
miento, eligió el día más resonante de todos.
El les dijo: ¿Qué ha pasado? Ellos le dijeron: Lo
deJesús de Nazareth que fue un Profeta poderoso en
obras y en palabras Qc24, l9).
En el Nuevo Testamento hay una insistencia en qLle
Jesús no solo fue poderoso en palabras, sino también en
obras. Que sus palabras fueron poderosísimas lo prueban
Ios enfermos curados con una frase suyA, y el mar calmado
con solo escuchaile una palabra. Pero sobre todo el efecto
maravilloso y transformador que slrs discursos producían
en los que los escuchaban de buena voluntacl. Con razón
los policías enviados por los jefes de Israel a llevar preso
a Jesús volvieron sirr é1, y respondieron a los que les
pregllntaban por qué no lo habían llevado prisionero: "Es
que nLlnca jamás Llna persona ha hablado tan maravillosa-
mente como habla este hombre" fln 7). Todos los que
leemos con cariño y fe las palabras deJesús tenemos qlre
exclamar lo mismo, y decirle como la mujer entusiasmada
en el evangelio de San Lucas: 'Dichosa la madre que te
trajo al mundo' (Lc 11).
Pero Jesús tire también muy poderoso en obras. La
Biblia dice que empezó haciendo y enseñando. Primero
haciendo. Decían los antiguos: "Admiramos a quienes
hablan bien, pero amamos a los que nos hacen favores". A
Jesús se le admira por lo bien que habla y se le ama por los
incontables favores qlle prodiga sin cesar. El sabe muy
bien que las palabras hermosas tienen poco valor si no van
respaldadirs por obras buenas que garanticen el valor de lo
3er. Domingo de Pascua . Giclo A
qLle se predica. De El n¿rdie poclrír decir lo qr-re de algr-rnos
predicadores se mLlrmura; "No puedo oír lo bueno clue
clices, por el ruido que produce lo malo cltte h:rces". Err
.Jesíts las palabras son poderosas, pero sus obras bue nas lo
son mucho más. Da gllsto tener un Jet'e así!
Nosotros esperábamos que sería El quien iba a
librar a Israel. Pero llevamos ya tres días desde que
esto pasó Qc 24, 2l).
Tod¿r esta terrible situación parecía no tener explica-
ción para estos hombres. En sus palabrits se refleja su
desilusión y su desconcierto. Son pirlirbras cle hombres
cuyas esperanzas parecen mLlert¿rs. Es "la noche oscLlra
del alm¿r" de que hablan los santos, Y por ese noche to.dos
tenemos que pasar. Cuando todo parece tan absurdo, tillr
sin razón. La noche oscura del alma por la cual pasó lob
cuando maldecía la hora er1 que nació. Hay ratos en qlle
"Dios no nos consult¿r primero" para hacer o permitir li>
qtre más nos conviene, y elltollces nlrestra razón se rebela
contra sus designios. Para estas horas grises es cuando mírs
necesitaremos la presencia de Cristo en nLlestras vidas.
El les dijo: "Oh insensatos y tardos de corazón
para creer todo lo que dijeron los profetas. No era
necesario que Cristo padeciera para que entrara en
srr gloria? CLc 21,25).
Jesús tiene una verdadera habilidacl para darle signifi-
cado a las cosas. Los discípulos que hasta hace un momen-
to no le encontraban ninguna nzón a este aparente
fracaso del Redentoral moriren la cruz, ahora al oíraJesúrs,
ven con claridad el significado de la vida, y sLr antiglla
oscuriclad se les convierte en luz. Con razón dijo Lrn poetil:
42 43
"NLlnca habíamos sabiclo lo que significaba la vicla hasta
que lo oímos de tus labios". Solo en las enseñanzas deJesúrs
encontraremos siempre la explicación de las misteriosas
tragedias qLle sLlceden en la vid¿r,
Era necesario que Cristo padeciera para que
entrara en su gloria. Jesúrs síempre que habla de sufri-
mientos recuerda I s premios qLle venclrírn después, Cuan-
do anunció a sus discípulos las persecLtsiones que les
esperaban les advirtió: "Alegraos porque muy grande será
vLlestro premio, en los cielos" Crvlt.. 5). Cuando les pide
que clejen padre, madre, thmilia y bienes por sLl amor, les
promete: te¡rdréis cien veces más y la vida eternÍI". A sns
seguidores les anurrcia: "A quien me honra, mi Pirdre lo
honrará". Y ahora recuerda qlle sLls st¡frimientos (y los de
todos sus seguidores) no son algo inútil o dañoso sino una
tbrmidable escalera para subir muy alto en los graclos cle la
gloria eterna.
Es un mensaje alentador de Jesús: qlte no se sufie por
suftir, sino porque con el sufiimiento se gana la gloria
celestial. Esto cambia totalmente el rostro del dolor. Ante
semejante perspectiva ya no srfriremos entre rabia y
maldición, sino con la serena esperanza de que después de
la fatiga del combate y del camino, vendrá la corona
inm¿rrcesible cle los vencedores.
Basta echar una ojeada ala vida cle los grandes "tritu-
rados" por los padecimientos: Moisés, David, Job, Jesu-
cristo, la Virge n María, San Pablo, etc,, para constiltar que
en cada Lrno se han cumplido a la letra las palabras del
Redentor Re sucitado :' Era necesari o que paclec iera n, para
qLle entraran en su gloria". Lo mismo dirá un día de
muchos de nosotros. Y repetiremos también con San
3er. Domingo de Pascua o Ciclo A
Pablo: "No son comparables las penas de est¿r vida con el
peso incomparable de gloria qlle nos espera" (Rom. 8) y
aquella frase tan hermosa que el Apóstol iba repitiendo de
iglesia en iglesia: "Era necesario que pasáramos por mu-
chas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios".
Y le dijeron: *Quédate con nosotros porque
atardece , el {ra ya ha declinado " (Lc 24 , 28)
Es una frase bellísima que todos debemos repetirle a
Jesús todos los días de nuestra vida. Aquí aparece una vez
más la cortesía deJesús. Hizo ademán de seguir aclelante.
No quiso forzarlos. Esperó la invitación. El siempre da a
todos y cada uno el más grande y peligroso poder del
mundo: el poderde elegirlibremente si aceptamos seguir
en su compañía o no. Podemos utilizado para invitar a
Cristo a seguir formando parte activa de nuestras vidas, o
para dejar que pase adelante sirr aceptarlo como huésped
en nuestta alma. "Temo al Señor que pasa", decía San
Agustín.
Hay una oración sencilla, muy usada en la Iglesia
Católica, para los que no pueden comulgar sacramental-
mente, yque es como una repetición de la invitación de los
discípulos al Señor en Emmaús. Se llama la 'Comunión
Espiritual" .Haríamos bien en repetirla individual y colec-
tiyamente de vez en cuando. Dice así: Je sús mío: cre o que
estás realmente en el Santísimo Sacramento del altar. Te
amo sobre todas las cosas, y no pudiendo recibirte ahora
sacramentalmente, deseo que vengas al menos espiritual-
mente a mi tcorazón (pausa). Como si ya te ñubiese
recibido, te doy las gracias y rea-firmo mi voluntad de
permanecer en tu amist¿rd por todos los días de mi vida.
Haz que nunca me separe de Tí. Amén".
Y empezando por Moisés y continuando por
todos los Profetas, les explicó lo que habiaacerca de
El en todas las Escrituras" (Lc 24,27)
Es algo muy del gusto de los israelitas: un repaso
general de lo que dicen las S. Escrituras. Quizá nada nos
haga tanto provecho como el que se nos repase lo que
Dios tra dicho eu la S. Biblia. "El único medio infalible que
hay para aprender decía líapoleón- es repetir", Sólo
aquello que se repite muchas veces logra grabarse en la
memoria. Por eso los israelitas narraban cien, y mil veces
a sus hiios y a sus discípulos las historias y enseñanzas cle
la Biblia. Y hasta en los Salmos que debían aprender de
memoria para recitarlos en la oración, colocaron esas
lristorias, para que de tanto declamadas llegaran a formar
parre del haber intelectual de cada uno.
Qué hermosa labor hace la person¿r que en strs charlas,
clases, predicaciones o lecturas que difunde, vA imitando
a Jesús Resucitado en Emmaús: repitiendo a los demás y
recordárrdoles lo que la Escritura narrA y enseña.
San Pedro en sus cartas y San Pablo en sus sermones,
se preocupaban mucho de ir repitiendo las historias y
enseñanzas de la Biblia, porque estas enseñanzas siempre
producen efecto saludable en quienes las escuchan con
sincero corazón.
Cuando se puso a lamesa, tomó e[ pan, pronun-
ció labendición, lo partió yse lo dio. Entonces se les
abrieron los ojos y lo reconocieron Gc24,30).
Fue como Lrna repetición de las ceremonias de la
Ultima Cena. Y algo muy semejante a lo que Jesús había
3er. Domingo de Pascua o Giclo A
hecho en la multiplicación de los panes: tomó el pan, lo
bendijo, y se lo dio.
La fórmula de bendición qLle los israelitas usaban pilra
el pan era ésta: "Bendito seas, Señor, por este pan, fittto cle
la tierra yde tr-r inmensa bondad. Bendito seas por siempre
Señor". Esta bendición se conserva en los míts arrtiguos
escritos de los judíos.
Lo reconocieron al partir el pan, Ia Iglesia católic¿r
siempre por medio de sus más grandes santos y doctores
ha visto aquí una referencia al Sacramento: IesÚrs qLle se
hace presente en la Eucaristía. Allí a los ojos de la fe se hace
visible y reconocible. Aquel a quien por los ojos materiales
no lográbamos determinar.
Qué consolador resulta para un crelrente el saber que
en la Eucaristía se encuentr¿r JesLrcristo tan realmente
presente como lo estuvo ante los ojos exultantes cle goz.o
de aquellos dos afortunados discípulos de Emmaúrs!
Se diieron uno a otro: ¿No estaba ardiendo nuestro
corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el
camino y nos explicabalas Escrituras? CLc 24,32).
Es lo que sigue sucediendo a los que oyen aJesús con
espíritu de fe y humildad. Un día en que el libertador de l¿r
India, M. Gandhi,viajabt en un tren en una de sus correrías
toda la nación pzra entusiasmar al pueblo por la libertad,
M. Matías, un senador del reino, lo vio suspirar emociona-
do mientras leía un pequeño libro. Lleno de curiosidad
Matías se le acercó y le preguntó: Excelencia, qué libro lee ,
que tanto le impresiona?" Y Gandhi respondió: -Estoy
leyendo el Sermón de la Montaña, de Jesucristo. -Ah, le
digo que esto es lo más impresion¿lnte que he leído. Si los
cristianos practicaran lo que.|esús les dice en sll Evangelio,
serí¿rn todos santos, y transformarían a l¿r humanidad'.
kamos el evangelio con humildad yfe, yrepetiremos
con los discípulos en Emmaus: "NLlestro corazón ardía
cuando Jesús nos hablaba durante todo el trecho de
camino que todavía nos queda por recorrer en esta vida.
Y por medio del Espíritu Santo irá explicárrdonos
las Escrituras si así se lo suplicarnos. En el camino de
la Vida, Cristo sigue hablando cada día y a cada paso a
quienes saben tomarse la molestia de abrir el santo libro de
sus Evangelios.
Y se votvieron aJems alény contaron lo que les
hrabia sucedido por el camino y cómo habían reco-
nocido aJesús al partir el pan. Qc. 24,33),
Sevolvieron inmediatamente. Eran 1 1 kilómetros qlle
tenían que desandar, pero el deseo cle transmitir un
mensaje tan saludable no les dejaba queclarse aquellit
noche descansando tranquilamente. Son dos hombres
que al recibir su gozo se dieron prisa pzríL compartirlo. No
podían guardarse para ellos solos tan buenas noticias.
Jamás podremos decir que verdaderamente estamos entu-
siasmados por los mensajes de Cristo si no hacemos nada
por hacerlos llegar a otros. "De la abund¿rncia del corazón
habla la boca" (Lucas 6). Si en verclad nos entusiasman las
enseñanzas deJesús y sus grandes hazirñas lo comentare-
mos con otras personas o al menos tratirremos de que los
demás lean estas interesantes historias. Pero si nunca
nadie puede ponernos la mano sobre el hombro y decir-
nos: "Gracias: por tu interés y por tlls consejos, he leído
algo mírs acerca de Cristo y conozco ur1 poco más al
3er. Domingo de Pascua o Ciclo A
Señor"; tengamos cuidado, porque probablemente el en-
tusiasmo por Dios se estír apagando en nuestro corazón. Si
nuncA hablamos de Dios ni llevamos sus mensirjes a los
demás no nos atrevamos a asegLlrar que en verdad estamos
entusiasmados por El. Esto serír especialmerlte valedero
para los paclres de familia, para los maestros, para los
hermanos mayores en el hogar, los slrperiores en las
fábricas ylos que participan en reuniones amigables. "Que
jamás alguien se aleje de un cristiano después de haberlo
tratado por algún tiempo, sin recibir de sus labios alguna
insinuación que le anime a ser más amigo de Nuestro
Señor", decía S. J. Bosco.
Y encontraron reunidos a los Once y a los que
estaban con ellos, que decían: "Es verclad: eI Señor
ha resucitado y se ha aparecido a Simón" CLc 24,34).
Cuando llegaron aJerusalén encontraron a otros qlle
habían tenido una experienci¿r muy similar a la cle ellos
dos. Era una comunid¿td qLle gozaba con una noticia clue
alegrabzr a todos. Se ha dicho que la verdadera amistad se
reconoce en que las personas compartelt un recuerdo
común y se dicen emocionados: "¿Recuerdas?". Es lo que
aquel primer Domingo de Pascua de Resurrección se
fueron pregllntando los amigos cristianos. Y es lo que hoy
nos une a tantos de tirn diversas üLZas, naciones, partidos
y clases sociales: unos mismos recuerdos, Lluas mismas
alegrías, y todo, resumido en Lln mismo nombre: Jesu-
cristo.
Yse laaaparecido a Sirnón: Dicen los historiaclores
que esta es Llna de las grandes historias no relatadas clel
mundo. Pero es muy hermoso saber queJesús hizo una
de sus primeras apariciones ante el hombre que lo ttabía
negado tres rreces, ¡Qué grande este Cristo en su bondad!
Una de las glorias más admirables deJesús es qlte El goza
devolviendo al pecador arrepentido su antiglla dignidad
de amigo de Dios. En Pedro estamos retratados mu-
chos, que hemos negado con nLlestra vida de pecado al
Señor. Y en la aparición de Jesús a Simón está retratada
también la conducta que El sie mpre quiere tener para con
cada uno de los arrepentidos: olvidar lo que queda atrás y
empezar una nueva página luminosa de amistad con
nosotros, como si nada malo hubiéramos hecho hasta
ahora. Es agradable tener amigos de esa talla, amigos de
corazónperdonador. Gracias, oh Cristo por tus perdones!
El Yalor del Sufrimicnto
ES I{ECESARIO QUE PASEIvtOS NILICIlOS
SUFRIIVIIENTOS PARA ENTRAR EN EL
R-EINO DE DIOS (He clros 1,4.22.
Con gran griterío arremetie ron contra é1, [o arrojrron fuer:r cle [a ciudad
y lo ape dre aron. Pe ro él rogaba de rodillas diciendo: "Scñor.|esús,
recibe mi espíritu. No les imputes este pecado". Y murió, ctíchas estas
palabras. Los que la apedreaban habían puesto sus vestictos a los pies
de un nlancebo que se llamaba Sarrlo.
50
EL VALOR DEL SUFRIMIENTO
Era necesario que Cristo padeciera, para que
entrara así en su gloria Q-c 24,26).
De cada cristiano se puede repetir otro tanto: "Es
necesario que sufra , para que pueda entrar en el cielo'.
¿Por qué el sufrimiento? Unos lo consideran
como una iniusticia y maldicen. Son quizá como ese
ladrón de la izquierda de la cruz, que muere burlándose
del Salvador. O como aquellos desdichados de los cuales
cLlenta el Apocalipsis que al recibir los sufrimientos de las
siete plagas del final de los tiempos, maldicen por sus
sufrimierrtos, pero no se arrepienten por sus pecados, ni
le dan gloria ¿r Dios (Apoc 15, 9).
Otros consideran los sufrimientos como una
fataltdad. "A cada uno le toca sufrirpor algo. Aguantemos
que no hay más remedio". "I¿ única medicina que le
recetamos a la gente es la pomada"aguante" dicen. Sufren
como Helí en la Biblia, quien al recibir la noticia de los
sufrimientos que se le acercaban, no se apresuró a ofrecer
aquello a Dios, y a mejorar su vida, sino que se contentó
con exclamar: "Dios es el Dueño, que haga como a El le
parezc (1 Sam 3). No hay-duda de que esto es ya Lln gran
paso, pero todavía se está lejos de lo que debe ser la
conducta de un cristiano ante el sufrimiento. Hasta aquí
estamos todavía en el estoicismo.
Hay quienes br¡scan medios para zafarse del
sufrimiento a toda costa, para evadirse y huir de lo que
3er. Dorningo de Pascua o Ciclo A
hace padecer. Buscan las drogas para obtener un paraíso
artificial, que de artiticial tiene mucho, pero cle paraíso
muy poco. O buscan olvidar sus srfrimientos con el trago,
la cerveza, los discos a todo volumen, el baile , e[ sexo. Pero
les pasa como al que viajaen un caballo muy cansado. Usa
la espuela y así lo hace coffer un poco, pero más pronta-
mente se le agota y queda exhausto. Después de cada dosis
de drogas, o de cada parranda o vicio, quecla el espíritu
más amargado, y con mayor inclinación y facilidad lracia el
pecado y el vicio, el vicio lleva a la tristez?, y así hasta no
acabar nunca, si no se presenta una persona que le señale
otro camino que es Ia verdadera solución. Afortuna-
damente hay millones de personas que ya encontraron
este nLlevo modo de enfrent¿lrse al sufrimiento. ¿Quiénes?
Son los que hacen como los discípulos de
Emmairs: oyen aJesús.
Lo dejan hablar. Se acercan a El. Aprenden que el
sufrimiento es un medio necesario ymuy útil para obtener
personalidad en la tierra y gloria en el cielo, y cambian su
reacción: de maldición en bendición; de clesesperación en
santa paciencia y alegría.
Pero dicen algunos: "¿Por qué siendo Dios tan
bueno, permite que sus hijos, a quienes tanto arrta,
sufran tanto?". Jesirs mismo lo explicó: "Mi padre al
árbol que da másfruto lo poda más, para que produzca más
fruto" (S. Juan 15,2) y la Carta a los Hebreos, repitiendo
una frase del Libro de los Proverbios dice que Dios al hijo
que más ama, más lo corrige, y al que acepta por hijo lo
azota con sufrimientos (Hebr. 12 Pr 3).
s2 s3
Dios permite el suliimiento porqlle el dolor es el
mejor purificador que existe (despr"rés de la Sangre de
Cristo) para borrar la inmensa mancha de nuestros peca-
dos, y porqLle cada padecimiento es una joya más, qne
lucirá en nLlestro traje de gloria en la eternidad y un nuevo
escalón por el que se sube a un altísimo puesto en la
Jerusalén Celestial.
Claro está que si sufrimos con paciencia, porque
como clijo el más grande educador del úrltimo siglo: "Lo
que consigue méritos para el cielo no es solo el sufrir, es
el sufrir con paciencia".
El sufrimiento sirve para pagar deudas. Es como
cl virle de caja que atestigua en la entrad¿r del Paraíso que
lo que debíamos por nllestras faltas ya qLle se ha cancelado
con padecimientos bien sufridos. A cada uno de nosotros
nos puede repetir el Señor lo que dijo a una gr¿ln santa,
mostrándole dos coronas, una de rosas y otra de espinas:
"¿Cuál corona escoges para esta vida? Si aquí prefieres la
de espinas, te reseryo la de rosas para la eternidad. Pero si
prefieres acá la corona de rosas, te quedará la de espinas
para después de la muerte". Afortunadamente aquella
mujer era de buena inteligencia y aceptó en la tierra la
corona de espinas, y lleva ya varios siglos gozando de las
rosas de la felicidad eterna. Para los qlle estamos en este
valle de lágrimas el aceptar ahora las espinas plrnzantes de
nlrestras penas y strfrirlas sin rene gar, y por amor de Dios
y la salvación de las almas, será una garantía de que un día
se cumplirá en nuestra persona la promesa del Libro
Santo: "No tendrán ya nunca más ni llanto, ni gritos ni
fatigas, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos" (Apoc.
2l). Amén.
3er. Domingo de Pascua . Ciclo A
Cr.rando sr-rfrimos pzrcientemellte por ilmol. de Dios,
estamos cumpliendo el prudente consejo cleJesúrs: pagar
la multa rebaiadacuando todavía yamos por el camino,
antes de llegar al juzgado, porqLle allá 1'zt no habrá rebaja
ningnna y pagaremos entonces sí hasta el irltimo centavo
de ntrestras cleudas (tr{ateo 5,25).
Aunque parezca ttna ironía, EL SUFIUMIENTO ES
SEÑAL DE PREFERENCIA DE DIOS. "Porclue eras pret'eri-
do por Dios, por eso te vinieron tantos sufrimie ntos", dijo
el Arcángel Rafael a Tobías, según ttna autigtt¿r versión.
Solo después de nuestra muerte sabremos por qué un Dios
tan extraordinariamente bueno y que nos ama con Lln
amor total. ha permitido que suframos tilnto, Y veremos
entonces que sí fue cierto, ciertísimo, lo que ;rfirmó San
Pablo: *Todo redunda en bien de los que aman a
Dios" (ltom B, 28). ¿A quién ha podido amar Dios más
que a Cristo? ¿Y a quién ha hecho sufrir tanto como
a éste su querid-lsirno Hijo? A qtré mujer puede haber
preferido más Nuestro Señor que la Maclre Santísima cle su
Unico Hijo? ¿Y a qué mujer le ha mandado sufrimientos
más t'uertes que los que permitió que sufriera la Virgen
María cuando presenció el atroz asesinato de su Hijo
Inocente ante sus propios ojos y lo vio agonizar minuto
por minuto durante tres horas sin poclerle brindar más
ayuda que la de sus lágrimas inconsolables? Hagamos la
lista de los grandes preferidos de Dios, en la Biblia, y
en la historia de la Iglesia, y veremos qlle sou las personas
que más fuertes cruces de padecimientos han tenido que
soportar! ¡Por algo lo habrá permitido el Dios Sabio que
busca siempre lo mejor, y solo lo mejor, para slls preferi-
dos!
54 - ,)> 55
EL ST]FRIMIENTO LIBERA DE MLICHOS PECADOS:
Cuando en 1917 los tres niños de Fátima Ie piclieron
a la Virgen en unade sus apariciones qlle les quitara ciertas
enfermedades a algunas personas, Ella les respondió: "Es
que si les quito esa enfermedad se vuelven unos
perdidos y se condenan". Otro tanto respondió San
Juan Bosco cuando en un hospital fue bendiciendo yarios
enfermos y se curaban. Al llegar junto a una mujer joven
le dijo: 'El Señor no te concede la salud porque si te curas
te vLlelves mala y te condenas". Y enferma continuó pero
llegó a un grado de santidad envidiable.
¿Cuántos hay que si no fuera porque sufren del
hígado y cada trago los pone a agonizar serian Llnos
borrachos empedernidos? Merced a esta enfermedad del
hígado se han visto libres del vicio de la embriaguez.
Si no fueras pobre ¡cómo serías de orgulloso y
creído! Si no fuera porque te escasea tanto el dinero,
cómo te dedicarías a toda clase cle sinvergriencerías.
Pero ahora que sufres tu pobreza eres más humilde,
te acuerdas más de Dios, y no puedes darte el lujo de
andar despreciando a los demás o dedicándote a
molrtones de yicios. Siempre es que el sufrimiento de
la pobreza te trajo bienes!
Si no tuvieras tentaciones ¿cómo podrías demos-
trar a tu Dios que lo prefieres a El, antes qLle lo malo?
¿Rezarías con tanta humildad si no fuera por esas tentacio-
nes que tanto te hacen padecer? ¿Y serías humilde? "La
tentación demuestra a cada uno lo débil que es" dice el
Libro de la Imitación de Cristo. El apóstol Pablo, solamente
cuando fue atacado por la tentación supo que de por sí
3er. Domingo de Pascua o Ciclo A
solo, nacla podía hacer, y qLle sin el auxilio cle Cristo solo
podemos pecar y ser malvaclos.
EL SUFRIM¡ENTO HACE RESALTAR
EL PODER DE DIOS:
f)ios mismo se lo dijo a San Pablo: "En la debiliclad
aparece mi gracia y mi poder" (2 Cor. 12). Y al aparecer
más claramente cuán grande es su potencia en favorde los
qLle estamos necesit¿rdos, diremos como Tobías cuando
fue curado de su ceguera por el ángel: 'Te alabo Señor,
porque me habías azotado con sufrimientos, pero ahora
has demostrado tu gran bondad, tr-r pieclad para con los
que sufren" CIob. 11).
Pero no olvidemos que LO QUE MAS AGRANDA EL
VALOR DEL SUFRIMIENTO ES: QTIE NOS ASEMEJA A
CRISTO. Y ya sabemos que cuanto mayor sea nuestra
semejanza con el Divino Salvador en esta tierra, mayor serír
nuestra cercanía a su inmensa gloria en el cielo. Para
señalamos el sitio qLle nos corresponda en la eternidad
habrá una medida infalible: ¿Cuánto te asemejas a mi
Hijo?", preguntari el Padre Celestial. Y según sea el grado
de nuestra semejanza a Jesucristo, tal será el grado de
gloria ycercanía a sugloria inmortal. Poreso los santos que
eran los seres más "vivos", inteligentes, y buenos "calcn-
ladores" que ha tenido la tierra, se sentían plenos, realiza-
dos, gloriosos, cadavez que podían asemejarse a Cristo en
sus padecimientos, porqlle sabían que "Dios a los que
predestinó a gozar de su gloria, los ha predestinado
también pffa reproducir en su propiir vida la imagen cle
i
E-
11
,
s8
"Verdaderamente ha resuc ftado"
cl camino? " Ptcsurosos volücron a Jcrusalón para refcrir cl cncuentro Los apóstoles lcs diicron:
'Verdadcramcntc ha rcsucitado cl Scñor y sc ha aparccido a pcdro"
Z Y los dos discípulos contaron lo que lcs había acontecido en el camino y cómo lo habían
re conocido en la fracción dcl pan. Mientras hablabafi sc presentó Jesús en medio de cllos y
les diio: "I-a.paz sea con yo6otro§'. Se asustaron y creyeron ver un cspíritu Pero El lcs dijo:
'Ved mis manos y mis pies y tocadlos".
3er. Domingo de Pascua o Ciclo B
LaAparición dc Jcsús cl día dc
Pascua alosApóstolcs
S. Lucas 21 , 3518
Contaban los discípulos lo que les había aconte-
cido en el carnino y cómo reconocieron aJesús en el
partir el pan:
Fue la experiencia maravillosa que tuvieron camino
de Emmaús dondeJesús vino a explicades cómo era muy
conveniente que el Hijo de Dios hubiera sufrido por
salvarnos. Estos dos discípulos podían repetir a Jesús la
frase del poeta: "Nunca supe lo que significa la vida hasta
que la ví en tus oios" . Solo cuandoJesús les hubo explicado
los planes de Dios, cambiaron su desilusión en esperanza.
Los discípulos reconocieron aJesús en la f¡acción
delpan, porque es allí doncle siempre nos está esperando
para encontrarse con nosotros: en la Eucaristía. Estos dos
hornbres se dieron prisa para volverse a Jerusalén a com-
partir con los demás tan emocionante noticia. Evangelio
significa: 'Buenas noticias". Lo que ellos vinieron a contar
esa noche a los demás discípulos ftre un alegre "evange-
lio'. La verdadera amistad goza compartienclo recuerdos
amables y provechosos. Cada uno de nosotros está llama-
h--
do a compartirdevezeicuando con los demás los grandes
"recuerdos" de nuestra religión. Cada vez que repetlmos
hechos gloriosos de la religión e historias bíblicas, gsta-
mos uevangelizando', o sea: narrando buenas noticias. A
base de esos recuerdos agradables y provechosos lograron
los israelitas pasar la religión de padres a hijos durante
muchos siglos. No hay sermón israelita que no se base en
eso: narar recuerdos gloriosos y edificantes de la religión,
Es el mejor sermón para entLlsiasmar a los discípulos y ala
gente joven.
Y les dijo: "Paz a vosotros".
El Papa desea que hablemos de la prz.
la paz es un regalo de Dios y a El hay que pedirle paz
en el mundo. Para ciertas regiones clel mnndo nosotros lo
único que podemos hacer porque les llegue la paz es
pedirla a Dios. Pero esta es una ayuda mLl.y eficaz.
Paz ett nuestro ambiente: La necesitamos como el
aire pzrra respirar. Paz sin peleas, sin odios, sin violencias.
Cada uno puede contribuir, yJesús le promete un bello
premio: "Dichosos los que buscan la ptz, porque ellos
serán llamados hijos de Dios" CA{t. 5). ¡A qué mejor título
podemos aspirar! ¡Bien vale la pena trabaiar por la pazr.
Paz consigo mismo: esa paz se obtiene ante todo
viviendo en paz con Dios, en gracia, sin pecados graves.
Esto produce una gran alegría. Saber que Dios es amigo,
produce la verdadera paz.
El les dijo: MIRAD MIS MANOS Y MIS PIES: SOY YO
EN PERSONA. UN FANTASMA NO TIENE CARNE Y HUE-
sos, coMo vErs QIJE Yo TENGo.
63
3er. Domingo de Pascua . Ciclo B
Este pasaje acentúa l¿r reirlidad cle la resurrección, El
Señor resucitado no er¿l un f;rntasmil, ni un espíritu, ni unlr
alucinación. Era real. ElJesús que mr,rrió era realmente el
Cristo qlle resLlcitó. El cristianismo no se tlncla en sueños
de mentes trastornAdas, ni en visiones cle ojos atiebrados,
sino en alguien qlle en la realidad histórica enfrentó la
muerte, luchó con ella, la venció y resr-rcitó 0)í B.)
LES MOSTRO LAS MANOS Y LOS PIES:
Pedro repetiría después ¿lnte la multitucl en el remplo,
al curar al paralítico: "AJesÚrs el santo, el justo, el autor cle
la vida, al que vosotros matasteis, Dios lo resucitó de
entre los muertos, y nosotros somos testigos (tle-
chos 3). Lo habían visto, lo iiabíarr oído. I¡ dieroil utr
trozo de pez asado, y El lo comió delante de ellos.
¿Qué más pruebas se podían pedir? Poreso ellos ¿rfirmar;in
hasta sellarlo con slr propia sangre: 'Somos testigos cle clue
sí resucitó y estít vivo".
Y SanJu:rn, emocion¿ldo, ¿rl final de su yida, recorclan-
do que este amigo Cristo está yivo, a la derecha clel Padre,
escribirá a sus discípulos, ya todos nosotros: "Hijitos míos:
si alguno peca, tenemos a un Abogado ante el Padre: es
Jesucristo, el Justo? (1 Jn. 2).
Y les dijo: TODO LO ESCRITO EN Iá. LEY Y EN LOS
PROFETASY SAIMOS, ACERCA DE MI, TENI.A QTIE CUM-
PURSE.
Uno de los trabajos más emocionantes es dedicarse a
averiguar a través de la S. Biblia todas las profecías clue se
hicieron en tantos siglos acerca de Jesús, y ver sLl exacto
cumplimiento. El único personaje en el mundo que al
nacer y a teflia escrita su biograflra co n todo deta ll e f ue
Jesucristo. Isaías dijo que nacería de una Virgen. Miqueas
anunció que el lugar de su nacimiento sería Belén. Jacob
anunció que sería de la tribu de Judá. Natan señaló que
nacería de la familia de David. Ezequiel predijo que tendría
que ir a Egipto: 'De Egipto llamé a mi hijo". David con
precisión matemáticayaanunciando que le darán a beber
hiel y vinagre, que se repartirían sus vestidos y se sortea-
rían su túnica, que le traspasarían las manos y los pies y se
podrían contar todos sus huesos...
Basta leer con atención el capítulo 53 de Isaías, escrito
bastantes siglos antes del nacimiento de Jesúrs, y nos
parece encontrarnos ante un reportero que esté presen-
ciando la pasión y muerte de Jesús. Es fascinante esta
lectura: "El Siervo de Yavé: lo vimos desfigurado, varón de
dolores, llevaba en sí nLlestras dolencias, Azotado, humilla-
do. Herido por nLtestras rebeldías, molido por nuestras
culpas. No abrió la boca, como cordero llevado al matade-
ro. Colocado entre los malhechores. Sus sufrimientos
santificarin a muchos. Y será enaltecido, levantado y
ensalzado sobre manera... (Is. 53).
Si el lector se exige el esfuerzo de ir buscando profe-
cías del Antiguo Testamento acerca det Mesías, verá que sí
es completamente cierto lo que dijo Jesús: 'Todo lo
escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los
salmos, tenía que cumplirse". Y se cumplió a la letra. Esta
es una de las pruebas más claras de que si es Cristo el Hijo
de Dios Vivo, que vive por los siglos.
ASI ESTABA ESCRITO: EL MESIAS PADECERA Y AL
TERCER DIA RESUCITARA:
64
L.
3er. Domingo de Pascua o Ciclo B
.Jesúrs al hacer esta declaración quiere demostr¿rr qlre
toda la Escritura mira hacia el Calvario, hacia la Cmz. Qtre
su pasión y muerte no fue algo tbrzado parra Dios, qlle no
fue una medida de emergencia cuando todo lo demírs
había fracasado y cuando los planes habían salido mal. Era
parte del plan de Dios, porqLle la Cruz es el sitio central
de toda la tierradonde en undeterminado momento brilló
con incontenible vehemencia el amor eterno de Dios
hacia nosotros.
ENTONCES LES ABRIO EL ENTENDIMIENTO PARA
QUE COMPRENDIERAN I-A.S ESCRITI]RAS:
Es este uno de los más prodigiosos regalos del Señor
Resucitado. En adelante la Palabra de Dios nt¡ será paril
ellos un libro cerrado y sellado con siete sellos, sino nn
lvfensaje del cielo que ellos podrírn descifrar palabra por
palabra. ¡Qué regalazo de Pascuas!
De todas las gracias qlle nosotros podamos pedir a
Jesúrs resucitado, pocas que nos puedan traer un cambio
tan radical como esta "Que nos abra el entendimie nto p¿rra
que podamos comprender las Escrituras'. El lo hará por
medio del Espíritu Santo si le pedimos muchas veces tan
grande favor. Lo ha hecho con muchos discípulos. El paso
definitivo lo dio Francisco de Asís hacia la santidad el día
en que logró comprender una piginadel evangelio Q.ucas
9) y San Bernardino cuenta que su conversión se debió a
una gracia de Dios que le hizo tmar y entender la S. Biblia.
Santas ha habido como Santa Catalina de Siena, que sin
haber hecho estudios especiales comprendían con pas-
mosa sabiduría el Libro Santo, solo porque Jesucristo les
concedió la gncia tan grande. Cadavez que abrimos la S,
Biblia para leer una pág¡na pidamos al Señor su regalo de
Pascua: "Abre lluestro entendimieuto, paril qLle podamos
comprender las Escrituras" .
Y EN SU NOMBRE SE PREDICARA LA CONVERSION
YELPERDON DE LOS PECADOS ATODOS LOS PUEBLOS:
Jesirs insiste en la urgencia de esta tarea. El gran
llamado al arrepentimiento y el ofrecimiento del perdón
tenía que ir a todas las personas de la tierra. Sus discípulos
no se podían quedar en aqLlel "Aposento Alto" donde
estaban. Quedabarr enviados a evangelizu el mundo. Al
salir de allí tenían por misión el extender mundialmente el
mensaje cle perdón y arrepentimiento. Ya habían pasado
los días de miedo y de tristeza, alrrota llegaba la hora de
llevar a todos la más alegre de las noticias: el Evangelio.
Sirr embargo les recomendó que se quedaran unos
clías en Ierusalén mientr¿rs recibían el Espíritu Sarrto. Ha,v
momentos en qlre parece qr-re el Apóstol, el cristia¡O, estíl
perclienclo el tiempo, cuando debe esperar en oraciórr y
meclitación, Hay momentos para oír a Dios y momentos
para trabajar por El. Los momentos silenciosos en qLle
clejamos a Dios que nos hable, nunca son perdidos. En esos
momentos en que por escuchar al Señor dejamos las tareas
de la vida, es cuando esas mismas tareas reciben las más
espléndidas bendiciones del cielo'
I¿ conversión y el perdón de los pecados: Oigá-
moslo bien: eSoS son los temas queJesús resucitado quiere
que prediquemos. No es sociología, niltotizontalismo, ni
violéncia, ni temas meramente materiales. Si porpredicar
lo que la moda nos aconseia deiamos de insistir en lá
conversión y en el perdón de los pecados, estamos sie ndo
infieles al evangelio.
66
L*_
G7
Peclro y Jesúrs resllcitado
1 Los di-scípulos volyicron a Galilea En el lago de Genesítret dijo Pcdro: "Voy a Pesc?-
" Los
demás fueron con él Pero aquella noche rlo pescaron nade Cuando, de día, se accrcaron a la
ribera. vie ron a algtrirn en la orilla.
3er. Domingo de Pascua o Giclo C
LaAparición dc Jcsús a orillas
del LagoTiberíadcs
S. JuAn 2L, 19
El evangelio de hoy nos trae un capíturlo muy especial
de San Juan. Es un capítulo totalmente dedicado a
probar que Jesucristo sí resucitó realmente. Había
personas que afirmaban que las apariciones de Jesús
resucitado no eran más que visiones cle los discípulos, Y
algunos aun, más descreídos, se atrevían a atirmar que las
apariciones de Jesús eran meras alucinaciones cle sus
seguidores. (Alucinación: imaginaciones que no corres-
ponden a la realidad). Ahor¿r bien, los evangelios se pre-
ocupan de manera especial en probar qlle Cristo Resuci-
tado rro era una visión, ni una alucinación ni siquiera un
mero espíritu, sino una persona real. Afirman que el
sepulcro estaba vació; que el Cristo resucitado tenía las
señales de los clavos y de la lanza. Y ahora lo presenta el
evangelista apareciéndose realmente con su ser corporal
a los discípulos que están pescando en el lago. Una visión
no asa pescados a la orilla del mar.
Est aban S imón Pedro, Tomás el Mellizo, Nat anael
de Caná, los dos hijos de Zebedeo, y otros dos
discipulos, erl el mar de Tiberiades.
¿ i' ,:l hontbre les preguntó: -¿'l'enéis alg<r
qtre comcrl" "No", resPondieron "Echad ia
red al lado derecho dc la barca"
4.Y aJ punto se cino Pedro la. zanarra y se
cchó al mar Los denrás llegaron con la barca'
Jesús les diio: "Trae dme de los peces que
habéis Pesca«lo allora"
:i I.o hicieron ttl como lcs había dicho cl
dcs<-ott,x:ido y la red se llerló cle peces.
Ihtonces Juan «lif o a Pedro: "Es e l Se ñor!"
5. Así lo hizo Pedro. Jesús les rnvtto a comer
Ninguno se atreYió a pregr¡ntarle quién era,
pues sabían que era e I Señor &rtonces Jesús
les dio Pan Y Pescaclo
Siete amigos muy unidos, Simón, Juan y Santiago,
inseparables siempre. Los tres más adictos amigos que
turro.lesús. Sus preferidos. Simón el más arriesgado, Juan
el puro, el amigo fiel, hasta la cruz. Santiago, el que
primero va a deramar su sangre por amor a Cristo. Tomás
el que dudó una vez, pero que después proclamó solem-
nemente Ia divinidad deJesús exclamando: "Señor mío y
Dios mío". Natanael o Bartolomé, de cluien dijo Jesús:
"Este sí es un verdadero israelita en quien no hay engaño'
0n 1 , 47), y otros dos afortunados discípulos. Jesírs siem-
pre demuestra sus preferencias a quienes lo prefieren a El
antes que a los demás. Cuando uno lee la S. Escritura
constata fácilmente que Dios no trat? igualmente a todos.
Sino que a los que le demuestran más amor, El también les
manifiesta mayor preferencia. En nuestras relaciones con
Dios se cumple también lo que dijo elLibro del Eclesiírsti-
co: "Como cada uno trate, así será tratado".
Esto lo hacemos notar porque a veces algunos se
im;rginan que Dios es solo dulzura y miel, y qLle no importa
cómo lo tratemos a El, que de todos modos siempre será
todo amabilidad para con nosotros sus pobres criaturas,
Pero esta no es la conclusión que Llno saca de la lectura de
la Biblia y de la historia de la Iglesia: la conclusión es otra:
que sí en verdad el Señor es inmensamente amable y
generoso con toda sus criaturas, pero que a quienes le
demuestran más consagración y amor, El también les
demuestra preferencias inmensamente mayores que a los
demás. Ejemplos: Noé, Abraham, Moisés, David, María
Santísima, San Pablo, y... estos discípulos del evangelio de
hoy. Por eso que no es poco negocio dedicarse uno
totalmente a un Dios que sabe pagar de manera tan
formidable el amor que le demostramos.
70 7t
3er. Domingo de Pascua. Ciclo C
Estaban a orillas del mar de Tiberíades. Al norte
de Palestina, en Galilea, obedeciendo la orden que Jesús
les dio el día de la resurrección de trasladarse a Galilea, al
norte, porque e nJudea, al sur, había mucha pasión y odio
contr¿lJesÚrs y sus amigos; en cambio en Galilea las gentes
estimaban grandemente al Maestro y a sus seguidores.
Simón Pedro dijo: *Voy a pescar". I,e contesta-
ron los otros: "También nosotros vamos contigo" (S.
Juan 21,3).
La iniciativa parte siempre de Pedro. Este hombre
clebió tener Llna verdadera alma de líder, pLles aún despr-rés
de sus vergonzosas negaciones del Jueves Santo, sigue
aglutinando junto a sí a los demás discípulos. Debió ser
uno de esos seres que no viven para sí mismos sino parir
los demírs, y que por lo mismo siempre atraen iunto ir sí
fuertes grLlpos de amigos y seguiclores.
Esta exclamación de Pedro la han repeticlo después
millones de líderes cristianos en toclos los países y afortu-
nadamente han encontrado gentes de buena voluntad que
les han respondido: 'También nosotros vamos contigo',.
Pablo encontró a Marcos, LLlcas, Timoteo, Tito y tantos
colaboradores más que él cita en sus cartas y que lo
siguieron con ánimo decidido lanzando las recles para
pescar almas por toda el Asia Menor. san Benito encontró
a Mauro, a Santa Escolástica y esa inmensa legión cle
pescadores de almas que han venido imitando durante
siglos su labor de echar las redes para llevar almas a cristo.
San Francisco, Santo Domingo, San Ignacio de Loyola, San
Vicente de Paul, San Antonio Claret, Don Bosco y el p.
Alberione, y tantos egregios fundadores dijeron un día:
.Voy a pescar', y sus incondicionales amigos les respon_
clieron y les siguen responcliendo: "Taml¡ién nosotros
vamos contigo' y la pesca ha seguido iucansable y seguirá
laboriosa y llena dé trir-rnfos hast¿r el tirr cle los siglos,
párqu. en la orilla del peligroso mar está Cristo dirigie.do
los peces hacia la red.
Pero aquellanoche no pescaron nada(S'Juan 21'3)'
Mtrchirsvecesalosgrandeséxitosprecederrgrandes
decepciones,Comoclijoelsalmo:*Nosprecedeelllarrto,
ñ;;^¿rpués viene la alegría". Antes ruvo -)osé que ser
venclido y ser llevaclo a la prisión, para poder llegar
clespués á Vitt.y cle Egipto' Después de la escasez se
aprecia mejor la cosecha.
Debeserdecepcionantetr;rbajartoclalanochelan-
zanclo las recles al mar con toda la inmerrsa fatiga qlle ese
pesaclo trabajo su one, y no conseguir ni siquiera Lln par
á. pescirdos para clesayunar' Este trirbirio era rttdo y
agotaclor.Poresoestospescacloresnotuvierondespués
temofalasfatig¿rsdelpenosotrabajoclellevangelización'
Estaban curtidós p"*it trabajoyyzr se habían acostumbra-
do a no .orrr.g.ri, triunfos fáciles y sin dtlros trabajos'
AlamanecerestabaJesúsenlaorilla'aunquelos
discipulos no sabían que frese El' Díceles Jesús:
"lrodnu"hos, ¿tenéis pescado? Le contestaron
*no".
El les dijo: *róhad hled a la derecha de la barca y
encontraréis" Q¡ 21, 4)'
NoloreconocieronporqueJesírsdespuésderesuci-
taclo debió estar quizitodavía más esbelto y elegante que
antes (sí es que esto era Posible)'
Echar[aredaladerecha:seguirenlapescaespiri-
3er. Domingo de Pascua o Giclo C
tual las orientaciones cle los qLlc representAl-r a Cristo, y lir
promesa del Señor nltnca thlla: "Encontraréis". Así lct
entendió San FranciscoJavier cu¿rnclo obeclecienclo a San
Ignacio se te a la India a predicirr y encont«i una pesca
asombrosa. Fue lo que San Peclro Claver hizcl al obeclecer
a San Simón Rodrígr-rez que le aconsejaba tirar sn recl cle
pescador cle hombres hacia Colombia, y allí le esperaba
una pesca cle 300.000 negros para Dios.
"Obedece en el apostolado a tLls superiores, clecía el
Sagritdo Corazón a Santa Margarita, pol'qLle el clemr>nio
nada puecle contra los obeclie ntes".
fln grztn santo decía: "EI Señor r1o nos tomar¿i cLteltta
de lo que hacemos por obecliencia. Dios premia a los
obcdientes. Tengo gran temor cle qlle te engañe el cliablo
hacienclo que te rijas por tu propio parecer; clue cuanclcr
no ¡ruede obtener que uno'haga obras mal'.Is, hace qlre no
haga las buenas segúrn la obecliencia" (S..J. cle A.).
Echaron la red, y ya no podían recogerla por la
abundancia de peces' Qn 21, 6).
Los Santos Paclres siempre han visto en este ejemplo
un premio a la obedie ncia. A muchos seguiclores cle Jesúrs
les ha bastadcl seguir el mandato de la obediencia para
obtener pescas espirituales que jamírs habían sicluiera
imaginado.
San furtonio Claret dice: "En mis viajes a preclicar
siempre obeclecía lo que me mandaba mi obispo. A cloncle
él me dijera que fuera, allá me iba, y aunque humanamente
pareciera una tontería, los resultados que se conseguían
eran maravillosos".
72
73
Nacla sin la Iglesia. Nada cotltra la Iglesia. Cu¿r¡clo el
Papa o los obispos hablan, es Cristo que habla por su
médio. Nosotros no lo veremos a El directztmente a la orilla
cle nuestras pescaderías, clanclo órclenes. Pero I-ra deiado a
SLIS representantes, y de elloS ha dicho: "El que a vOSotrOS
os escgche, a Mí me escLlch¿I, pero el que a vosotros
clesprecie, a Mí me clesprecia" (Lc 10, 16).
En la famosa carta qLte sanJuan cle Avila escribió a san
.lnan de Dios, Ie dice: 'En el apostolado hay que sujetarse
al parecer de los sr,rperiores, y aunque nos parezca bueuo
lo (ue estamos haciendo hay que consultar a quienes Dios
pgso a clirigir su lglesia. Nuestro SeñorJesucristo eS mlly
amigo de ta obediencia, yEl mismo obedeció a María yJosé
par¿clarnos ejemplo cle qr-re si El mismo obedecía a los que
ie eror-, inf'eriores, también nosotros debemos obedecer a
los superiores".
Cuando Pedro oyó: "Es el Señor", se puso el
vestido de encima -pues estaba semidesnudo- y se
lanz6 al mar" (S, Juan 21,7)-
La ley iudía establecía que la acción de saludaf efa un
acto religioso y pafa llevarlo a cabo había que estar
vestido, pedro apé.ras tenía sobre sí su pantalón corto de
pescador. Por eso antes de dirigirse a JesÚrs se ptlso sLl
iúrnica de buen israelita, y se clirigió pre suroso a saludar de
primero al Señor. Juan era el más puro y reconoció de
primero al Maestro. Peclro era el más arriesgado y tuvo el
gusto de ser el primero en salucl¿rrlo.
Al saltar ttierraven que había unas brasas, un
pez Sobre ella§ y pan 0n27, 9). El resucitado no era Llna
.simple visión o alucinación. Una visión no enciencle fuego
3er. Domingo de Pascua . Ciclo C
en la orilla cle nn lago, r'ri preparit brasas ni pan. Pr>r eso San
Ignacio cle furtiociuízt, que es cle la iglesia rnás itntigua,
escribe a sus cliscípulos: "Sé y esto,v segLlro cle clue.Jesúrs
tenía Lur cuerpo, inclusive después cle la resurreccirin.
Después cle la restrrrección comió y bebió con sLrs cliscípu-
los como alguien clue tiene cLlerpo. Y les clijo: "Tóquenme
y vean qlle soy Lln cuerpo y no un espíritll apareciclo".
Sirnón Pedro sacó [a red a tierra, Ilena de ciento
cincuenta y tres peces grancles" (lt't 21, 1 1).
Sirn.Jerónimo clice que segúrn los estucliosos cle ese
tiempo, en el mar había 153 clases cle pece s. Y c1r-re de esa
nlanerr este núlmero simboliza el hecho cle c¡-re algún día
los hombres cle tod,.>s l,r-.s países se reunirían enJes'-rcristo.
C)tro santo antiguo ¿üirma que las naciones serían unAS
153 (y casi c:oir-rcide con las quetbrman ho,v la ()NII) / cllre
esta pesca e s Llnir tigr-rra del futu«> cle la Iglesiu cle Cristo
cloncle toclas las naciones clel munclo estaríal"l iLurtas en la
red clel Divinr> Pescaclor para ser llev¿rclc>s :r la salvacirin.
Fue Sirnón Pedro quien llevó la red a tierra. Es
siempre y será, elVicario de Cristo el cpre clirija con mano
fuerte y segLlra la obra de la salvación ), de las pescas
espirituales en la Iglesia Universal.
Y aún siendo tantos, no se rompió la red (Jn 2 1 , 1 I ).
Los comentilristas dicen que la red que mantiene a
todos sin romperse es la Iglesia, En ella hay sitio para toclas
las personas de todas las naciones, Inclusive si entr¿rn
toda.s l¿ls ge ntes clel mturclo, la Iglesia es lo strficientemente
grancte para contenerlas.
Este evangelio con slr estilo sutil nos estír clicienclo qne
Ia Iglesia es bastante grarrde como para incluir en sus
brazos a las gentes de todas las naciones. Nos habla cle la
universalidad de la Iglesia. No hay exclusivismo en ella.
Para ella todos son "peces grandes". Es el único sitio donde
todos somos iguales. Allí no hay barreras de razas, clases
sociales ni partidos. El abrazo de la Iglesia es t¿ln universal
como el amor de Dios en Jesucristo.
DijoJesús a Sirnón Pedro: *Simón, hijo deJuan:
¿me amzrs más que estos? Qn 21,l5).
Esta es una escena que debe haber quedado grabada
para siempre en la mente de Pedro.
¿Más que estos? No eran unos "cualquieras". Allí
estaban Juan, el que amaba a Jesús mírs que a todo lo
clemíts. Estaba Santiago, el que poco despr.rés iba a demos-
trarde primero que pret'ería derramar tocla su s¿rngre ¿llttes
que renLlnciar al amor de Cristo. Estaba Natan¿rel, el
verdadero israelita, y Tomás. I¿ comparación era con
gente de primera clase en el amor al Salvador.
Pedro no se atreve a hacer comparaciones. Estima
demasiado a sus compañeros para atreverse a decir que los
supera en amor al Señor. Pero se siente s¿rtisfecho con
atreverse ¿r decir: 'Señor, tu sabes que te amo",
Ie dice éL "Señor, tu sabes que te amo". Le dice
Jesús: "apacienta mis corderos 0n 21,15).
Debemos tener en Cuenta Cuántas veces formuló
Jesús la pregunta. Lo hizo tres veces. Y segúrn San Agustín
había una razón para ello: Pedro negó al Señor tres veces
y éste le dio la oportunidad de afirmar su amor otras tres
3er. Domingo de pascua o Ciclo C
veces. con su inmensa bondacl, .lesúrs ctio a peclro Ia
oportunidacl de borrar el recuerclo cle la triple negación
mediante una triple declaración de Amor.
..Si me amas: apacienta mis corderos: Solo pocle_
mos demostrar que amamos a.[esírs amanclo a los clemírs e
interesánclonos por su salvacion. El arnor es el ma,yor
privilegio del mundo, pero ¿lcarre¿l también serias respon-
sabilidades.
Vuelve a decide por segunde-vezz..Simón, hijo
deJuan, me amas?".Le dice éL .,Sí, Señor, tu sabes
que te amo'. Le diceJesús. "Apacienta rnis ovejas" en
27, t7).
L, examina acerca del arnor para clccir qué r.cspul)sii-
biliclades le va a conferir.
La Iglesia ha visto en Ia palabra "c:<)rclero" ¿l los simpres
fieles, y'en la palabra 'ovejas" a los clirectivos o jet'es cle la
cristiandacl. Era muy import¿lnte clue .[esús encomenclara
a Pedro no solo el apacentar a los corcrerillos, sino también
a las ovejas grandes. yel evangelio no anota este inciclente
porque sí. Lo hace para mostrar a peclro (y a sus sucesores)
como el gran pastor del pueblo de cristo. porclue segura-
mente iban a venir las comparaciones. flnos pódían decir
que Juan era más importante porque sus pensamientos
eran más profundos. otros poclían ¿rfirmar que más impor-
tante era Pablo porque viajó hasta los contjnes del munclo
ganando prodigiosamente almas para cristo. Algunos pen-
sarían que santiago por su venerable ancianidaá tenía que
ser el jefe. Pero en este capítulo clel evangelio cristo señala
a Pedro (y a su sucesor en cada época cle la historia) su
lugar preciso: el primero, no solo respecto a los corderos,
sino también respecto a las ovejas.
77
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 3 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
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LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 3 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN

  • 1. E. Sálesman y G. Barclay y un grupo de Especalistas Octava Edición DE PASGUA A PENTEcosrÉsn crclos A, B Y c ffi
  • 2. LAS GLORTAS DE iT/ARfA Por San Alfonso. Edición No. B0B. El ilibro Mariano más famoso del mundo. Y MARÍA AUXLIADOR/A ,'8a. Edición. Impresionante. , Emociona a quien lo !ee.
  • 3. LOS AUTORES DE ESTOS COMENTARIOS: 1. Guillermo Barclay: Profesor de S. Escritura en Inglaterra, Director de Cursillos Bíblicos Vacaciottales en Puerto Rico, Autor del Guión de la famosa película "Jesús de Nazareth y del libro del mismo nombre. 2. S. Juan Crisóstomo, S. Agustín, S. Gregorio, S. Bernardo, Fray Luis de Granada, S. Francisco de Sales, Santa Teresa de Avila, San Antonio M, Claret, S. Cur¿r de Ars, SanJuan Bosco y Santa Teresita. 3. Fulton Sheen, Benetti, üTilkerson, P.Junquera y .1.M. Escrivá de Balaguer. Recopiló: P. Eliécer Salesman. CON IAS DEBIDAS LICENCTAS ECLESIASTICAS II{DICT I']írg Detalles para triunfirr en preclicación 7 2o. Donürlgo cle Pascun: IncrecltrlicLrcl clc Tonríts l9 2o. Domingo: LA FE ... 31 3er. Doningo Ciclo A: Discíptrlos cle Emnrirús 39 El virlor ctel Sufrinúe nto . 5l 3er. Dorningo Ciclo B: Apariciou a los 11 .... 6l 3er. Donúngo Ciclo C: Aparición eu el Lago 69 4o. Donüngo Ciclo A: El Btren P:rstor t]1 4o. Donüngo Ciclo B: El Pastor cla str vicla .. tl9 4o. Domingo Ciclo C: Conozco a mis ovejas 102 Día cle las Vocacioi)es . i i i 5o. Donüngo Ciclo A: Me voy a prep:lr.rros sitio .. l2l 5o. Dorningo Ciclo B: La Vicl y los sarmientos 115 5o. Domingo Cic:lo C: lJn nr¿lnclrtmiento nuevo 177 6o. Domingo Ciclo A: L¿r Prornesa clel Espírittr Santo .... 181 6o. Dorningo Ciclo B: Permanececl en mi amor 193 6o. Domingo Ciclo C: Al que nre atna, Mi Paclre lo amar-á 221 ASCENSTON DEJESUS .. 233 Ciclo A: Todo pocler se me ha cLrdo 245 Ciclo B: Id por todo el mtrnclo 249 Ciclo C: Ascensión: Fiesta de Esper.tnza, .. 259 Domingo 7o. Ciclo A: Toclo poder se me ha daclo ........ 318 Domingo 7o. Ciclo B: Oración sacerdotal de Jesúrs....... 271 Domingo 7o. Dí¡ de la Comunicación Social 283 Domingo 7o. Ciclo C: Que sean uno como nosotros.... 289 PENTECOSTES..... 297 Sma. Trinidad Ciclo A. Tanto amó Dios al mundo ........ 311 Sma. Trinidad Ciclo B: Id por todo el mundo 317 Srna. Triniclacl Ciclo C: Cuando venga el espírittr, os guiará ..... 32t 3
  • 4. Al amable lector: Presentamos nuestro Tomo Tercero clel "EVANGE- LIO EXPLICADO FRASE POR FITASE". EStC tOMO Con- tiene los pasajes evangélicos más difrciles, flás sublimes, y menos conocidos y explicados: L¿ts Pirla- br¿rs de.Je súrs, segirn el Evangelio cle San Juan. Hemos puesto todo nuestro interés por corrseguir los comentarios más penetrantes de los Santos Paclres 1'de los autores moderrros. Más que como Sermón de clomingo, o Catequesis semanal, este libro podrá servir como meclitación diaria. Que los ocho clías anteriores a la f'echa en qlle vamo-s :l predicar o a clar cateqllesis acerca cle uno clc estos precio- sospasajes evangélicos, vayamos leyendo y meclitanclo los comentarios cle los grandes exégetas. Esto enricltrec:er:i clc manera insospechada nLlestra preclicación y nuestra cate- quesis. Queremos repetir las Palabras que.Jtran Pablo lI clijcl en 1980 en su peregrinación a la "Aparecicl;1" en Brasil: 'OhVirgen Santa María: ayúdales a todos lcls evangelizado- res a enseñar siempre, no lo qLle a cada uno se le ocur:ra, sino lo que Cristo dice. Haz que nosotros los evirngelizaclo- res comprendamos que más allá cle las estrategias 1, de las técnicas, está "el que abre los ojos para comprender las escrituras". Señora de laverdad 1,de la bonclad: ayuda a los pilstores de la Iglesia a ser evangelizaclores segúrrr el corazón de Dios". Amén. 5
  • 5. DETALLES PEDAGOGICOS EN LA PREDICACION Y EN PARA TRIUNFAR LA CATEQUESIS 1o. EL PODER DE CONVICCION DEPENDE DE LA CAPACIDAD DE ESTIMULAR: Por eso hay que preocuparse por saber: cómo atraer el interés de un oyente acerca del tema que le vamos a exponer. Antes de hablar sobre Lut tema hay que hacerse est¿rs preguntas: "¿.Qué es? LPara qr-ré sirve? ¿.Cuá- les son sus efectos? ¿Qué ventaias tiene si se consigue? ¿Qué pérdidas sufre quierr no lo acepta? Y preguntarse: ¿Qué podré hacer para estimular a los oyentes ¿rcerca de este tema? Si sal>emos despertar el interés del oyente por el tema, lo tendremos ¿ltento, y si logramos estimularlo hacia él lograremos convencerlo de lo que decimos. 2o. Para eso hay que reducir la predicación o catequesis a muy poquitos temas cada vlez, y oialá ir uno solo. Porque si hablamos de diez temas distintos en una sola charla, por cuál de ellos habremos logrado entusiasmar? Carnegie cuenta que en Lln sermón le habla- ron de una obra misionera y se entllsiasmó y se propltso regalar cien dólares para dicha obra. Pero el preclicaclor pasó a hablar de otra obra y entonces él se dijo: "Daré cincuenta dólares para cada una de las dos. Enseguida empezó el chadista a ponderar una tercera y un¿l cLlarta, 6
  • 6. y cuando ya iba en 25 obras, el fatigado oyente se retiró y dijo: No me alcanze- el dinero para t¿lntas, y si sigo escll- chando, me vuelvo loco'. Y no dio nada. El que mucho abarca,.. El oyente ordinario no es capazde captar más de tres ideas distintas enunasolachada. SanJuan Bosco decía: "Si lrablas de un solo tema se entusiasmarán por lo que has dicho, porqLle tu para prepararte tuviste qLle entusiasmarte antes por lo que ibas a decirles, y si no, no habrías sido capaz de hablar solo de este tema en toda la charla. Si les hablas de dos temas, olvidarán el uno y se quedarán solo con el otro. Pero si les habl¿rs de cinco temas, se quedarán sirr ninguno en sll memoria". Recorclemos qlre hay oradores que han fracasado por descuidar estas dos ideas claves: buscar algo interes;rnte qué decir, estimulánclolos por lo clue se les clice: .v hablar solo de e se tema sin perderse en otros temas secundarios. Porque saber hablar no es saber deslum- brar por lo mucho que sabemos, sino tener algo interesante qué decir y decido en el momento oportuno y de tal m¿lnera que los demás se convenzan de lo que recomendamos. 3o. BLISCAR: NO EL AUMENTO QLIE SE PRODUCE EN I¿. TIERRA, SINO EL AIIMENTO QUE VIENE DEL CIELO. (San Juan 6) No busquemos el alimento para nllestros sermones en solo lo que es de la tierra: periódicos, revistas munda- nas, noticieros, etc. Eso sería alimentar al pueblo con solo viento, o al menos con solo papel. Busquemos lzts f'uentes de la preclicación y de la catequesis ante todo en la Sagrada Escritura. San Vicente Ferrer predicaba evangelio y solo evangelio y obtenía resultados estupendos. San Agustín cuenta que desde que se dedicó a buscar en la Biblia los ejemplos paru sus sermones y cateqLlesis, el resultado ftre muy consolador. Aveces en un sermón oye uno nombr¿rr diez veces al sicólogo o sociólogo qlle está de moda, y ni una vez a Jesucristo. Pero pidamos aJesús que a los que hablamos y a los que escuchan nos conceda el favor maravilloso que regaló asrrs discipulos después de su resurrección: "Les abrió la inteligencia, para que comprendieran las Escritu- ras" (S. Lucas 24).Pidamos mucho esta gracia. El Espíritu santo vendrá con gusto a concederla, porqLre tenemos una promesa infalible de Cristo: 'Todo el que pida el buen espíritu lo obtendrá" (S. Lucas 11, 13). Jesús decía: "El maestro bien instruido saca de sus tesoros lo antiguo y lo nuevo". (S. Mateo 13, 52).Muybien que el que predica o enseña catecismo vaya trayendo ejemplos actuales e interesantes. Así lo hacía también el Divino Maestro. Pero no olvidar que lo "antiguo", lo que está en la Sagrada Escritura, es y será siempre, lo más nuevo y actual que se pueda encontrar paraentusiasmar y hacer bien a los oyentes. 4o. PARA PODER HABLAR BIEN, en la predicación o en la catequesis, HAY QUE SABER CONTEMPLAR. Contemplar era en los tiempos antiguos "entrar al templo y averiguar qué opinaba el cielo acerca de determinado asunto". Los paganos lo averiguaban por medio de los augurios y de los oráculos. Los cristianos lo averiguamos por medio de la oración, la lectura de la S. Escritura y la meditación. I-(
  • 7. Lr capacidad de contemplary de pensar en lo eterno, es lo que lleva a Ia verdadera sabiduría. Vivir con la gente de murrdo pensando como ellos y hablando como ellos, sin trascendedos, es convertirse en mundo, así a secas. Hay que pasar por la prueba de la soledad. No hay contemplación si no hay soledad. Los grandes sabios que el mundo ha tenido, dedicaron mucho tiempo a pensaren la soledad. Pero esos "sacos llenos de palabras", en los cuales ya nadie cree, dedican más tiempo a charlar que a pensar, y por eso la eficacia de lo que dicen es totalmente nula. Sin contemplación, sin tiempos de silencio par¿ pen- sar y ponernos en comunicación con Dios, la gente ¡otari que en nuestra predicación y en nuestra catequesis falta algo.A mayor contemplación, medita- ción y oración, más poder habí¿ en nuestras palabras. El siglo pasado hubo dos predicadores mLly famosos y contemporáneos. El uno sacaba sus sermones de las últimas noticias de la prensa y de las más actuales modas de sicologít y sociotogía. La gente le escuchaba boquia- bierta y decían: "Qué admirable". Pero salían de aquellos sermones a seguir siendo lo mismo de sinvergüenzas que antes. Mientras tanto el otro, el Santo Cura de Ars, emplea- ba diez horas en preparar un sermón; dos horas leyendo, dos horas escribiéndolo. Dos horas recitándolo a los árboles del campo, para aprendérselo, y cuatro horas de rodillas ante el Señor pidiéndole que por medio de su voz le hablara a aquellas almas. Y la gente no salía del sermón diciendo: "Qué grafi orador, qué sabio maravilloso, qué moderno!". Pero sí salían arrepentidos cle sus pecados, entusiasmados por Dios y por la eternidad, y el c¿rmbio se notaba enseguida en su co portamiento. Y cnando al- guien le preguntaba: "Padre ¿dóncle aprendió usted es¿r sublime sabiduría de sus palabras? el humilde crlrA de Ars lo llevaba a su reclinatorio y le clecía: "Aquí, de rodillas, es como se aprende". En él sí que se cumplía la bella frase de Gar Mar: .Cuando alguien inclina su cabez.a ante Dios, Dios se la corona". Hay que ponerse en conversación con el Poderoso Espíritu de Dios, antes de entablar chada con las débiles criaturas que nos tienen qlle escLlchar. Así llegaremos a los oyentes como Moisés al bajar del Sinaí: "llevando en el rostro la señal de haber hablado con Dios". Santo Domingo y su orclen de predicadorcs tuvicron siempre como lema: "Contemplata allis tradere ": primero contemplar y después predicar. En la costa oriental de Estados Unidos hay unas t'lores qne durante el día absorben la luz clel soly por la noche la exhalan en forma de resplandores. Bello símbolo de lo que hacemos cuando primero dedicamos tiempo a la contem- plación en la oración. Desp és espontáneamente salclrá de nuestros labios la luz del mensaje del Señor. 5o. NO HABIá.R DEMASIADO: desconfiar de ser de- masiado chadador. Si se es Lrn saco vacío de pensamientos serios, será un saco lleno de palabras huecas. Algunos fracasan por hablar demasiado. A muchos catequistas y predicadores les convendría recordar las palabras de Je- sús: "De toda palabra ociosa se os tomará cuenta en el clía del iuicio" (San Mateo 12,36).Avece s el hablar demasiadg es unzumbidoproducido por la desconfi?nzaensí mismo. Hablar demasiado es con frecuencia debido a neryiosismo 10 11
  • 8. o a sensación de inseguridad. La lengua mlly movediza puede est¿lr señalando el mal estado en que se encllentra la maquinaria del cráneo que la alberga. En Esparta a un orador que vino a conmover A esil gente tan sobria, acerca de una ayuda que debían prest¿lr, uno de los sabios le respondió: "No pudimos recordar lo que dijiste al principio de tu discurso, por lo excesivamen- te largo qLle estuvo el final. Por eso no entendimos lo que nos quisiste decir". Qué retrato tan fiel respecto al modo qLre tenemos algunos para predicar. IJna de las reglas esenciales para la eficacia dela predicación es no exceder el límite de aguante qLle tienen los oyentes. La mente humana logra estar fuerte- mente atenta no más de quince minutos. Después vienen el cansancio y la dispersión. De algurnos predicadores se h¿r dicho que predican estilo iet: con mucho ruido y siempre por las nubes. Hablar mucho puede ser señal de inferioridad. Quizá si en,vez de hablar tanto hiciéramos algunas preguntas, el efecto sería inmensamente superior, y se redoblaría la atención. Hagamos hablar a los interlocutores y tomarán interés por nuestra chada. No pretepdemos que el sermón sea de cinco minutos, pues en este corto tiempo no seremos capaces de hablar strficientemente de un tema importante, a no ser que tengamos una excepcional capacidad de síntesis. Pero cuando se pasa del cuarto de hora en Lln sermón domini- cAl, o de la media hora en una charla, hay que irpensando que el efecto puede disminuirse enormemente por el cansancio y el hastío de los oyentes. 6o. TENER RECTITUD DE INTENCION: O SEA BU} CAR UNICAMENTE I.A. GLORIA DE DIOS Y EL BIEN DE LAS AIMAS, yno nuestra propiavanidad, enlapredicación y en la catequesis, Hace poco a Lln sacerclote moribundo le decían sus compañeros: "Qué alegría poder presentarle a nuestro Señor a la hora del juicio tantos serrnones, tan elocllentes que usted pronunció durante su vida". Y el enfermo, con la sinceridad que se consigue en la cercanía de la muerte, exclamó: "¿Mis sermones? Si Dios no me los nombra, yo tampoco los nombro. Porque en ellos no buscaba la gloria de Dios sino mi propia vanagloria". Qué terrible oír que el Señor nos diga: 'Ya recibiste tu recompensa @Iateo 6, 3) porqlle lo que buscabas era solamente engordar tu orgullo y vanidad. Cuentan del célebre predicador Taulero, gloria cle la predicación antigua, que una noche al bajar del púrlpiro en Colonia, después de un grandioso sermón, se le acercó un desconocido con rostro de asceta penitente y le dijo: "¿Me permite decide algo con toda fran queza?". Dígalo tranqui- lamente. "A usted le dominayle guía en sus sermotles un secreto orgullo. Usted en su predicación no busca a Dios. Se busca a sí mismo. Por eso la palabra Divina al pasar por los labios de usted pierde su fuerza y llega sin eficacia ilas almas sedientasynecesitadas". yse retiró. Taulero dejó cte predicar por dos años y se dedicó ala contemplación, a la meditación y a la oración humilde , hasta purificar total- mente su intención, de manera que nunca jamás se le ocurriera buscar su propio orgullo al evangelizar. cuando voMó a predicar ya era otro totalmente, transformado en apóstol deDios. A nosotros nos haríafalta un desconocido l2 13
  • 9. que nos dijera de vez en cuando las palabras que cambia- ron el modo de ser de aquel gran orador. 7o. REPASEMOS DE vEZ EN CUANDO LO QUE EL CONCILIO RECOMIENDA A LOS PREDICADORES Y CA- TEQUISTAS. Veamos una pequeña muestra: "Recuerden los predi- cadores y catequistas que es siempre su deber enseñar, no su propia sabtdr¡ría sino la Palabra de Dios, e invitar a todos a la conversión y aLa santificación. Deben exponer la Palabra de Dios, no abstractam.ente, sino adaptíndola a las circunstancias concretas. Traten los problemas actuales a la luz de Cristo. Lleven a los dcrnás al fervor por medio de su buen cjertrplo, per'o prediquen también abiertamente y sin temor, y no se cansen nunca de enseñar catecismo y de exponer Ias verdades sobrenaturales. Ia predicación trae la salvación de la fe a los no creyentes, y a los que creen les' mueve a conyersión y robu§tece sLrs creencias. El Pueblo de Dios tiene üodo derecho a esperar de los sacerdo- tes la Pala;bra del Señor, y ellos tienen la obligación de anunciar a todos el Evangelio, cumpliendo el mandato de ' Cristo: "Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura" @resb. Ord. Cap. 2). T4 1s
  • 10. Tomírs: porqLle has visto has creído " Bien aYenturados lo s qLle sin ver creyeren " (esncristo. S. .[uan 20) SEÑOR MIO Y DIOS MIO Segundo Domingo de Pascua
  • 11. 20. Domingo de Pascua Aparrcion de Jesús a los oncc Apóstoles (S. Juan 20, 19-3 I ) AL ANOCHECER DE AQUEL DIA, EL DIA PRIMERO DE LA SEMANA: Eril entonce s domingo por la noche. Quizá de 8 a 9 cle la noche. Para los israelitas el sírbado era el clía séptimo, v el domingo el primer día de la sem¿rn¿r. Nosotros celebra- mos el DOMINGO, porque en este día resucitóJesucristo. ESTABAN LOS DISCIPULOS EN UNA CASA, CON LAS PUERTAS CERRADAS, POR MIEDO A LOS ]UDIOS. Lo más probable es que los discípulos continuaban reuniéndose en el "aposento alto" o "Sala grande en el segundo piso", donde según S. Lucas y S, Marcos fue celebrada la Ultima Cena (N,Ic 14, t5; Ir. 22, 12). Pero se reunían con un sentimiento semejante al terror. Tenían mieclo. Conocían el rencor fetoz cle los judíos, los cu¿rles habían planeado la muerte cleJe sucristo, y temían que ahora siguieran con ellos. Ademírs como Ios jefes de los fariseos habían hecho correr ltvoz de que los 18 (. 19
  • 12. cliscípr,rlos se habían robado el cadírver de Jesúrs, la ley podía venir a perseguirlos por semejante delito. De mane- ra qlle se reunían con temor. Escuchaban con atención pzrra descubrir Lln paso en la escalera o un golpe en la puerta, pensando que los policías del Sanedrín pudieran ir a arrestarlos. EN ESTO ENTRÓJESUS y SE PUSO EN MEDIO. Jesírs apareció de repente en medio de ellos. Como un rayo de luz traspasa los cristales, y la voz las paredes, y el radium cr-ralquier sólido, así Jesirs penetró en aquel salón, sin rumor alguno, sin necesidad de abrir las puertas. Y apare- ce de pie, en medio de sus discípulos, majestuoso y amable, como un reyvictorioso en medio de sus súrbditos, como un padre cariñoso cn medio de sus hijos muy amados. Los especialistas enseñan TRES CUAIIDADES DEL CUERPO RESUCITADO: Agilidad en los movimientos. Ll rapidez propia del pensar y del querer, porque el cuerpo resucitado no se halla sujeto a la ley ñsica de la gravedad, ni de la pesantez. Sutileza: el cuerpo resucit¿rdo no encontrará ya obstáculos que se opongan a sus movimien- tos, porque ya no está sujeto a la ley de la impenetrabili- dad. Impasibiüdad: el cuerpo resucitado no está sujeto a dolor, ni enfermedad, ni tampoco a la ley de la muerte, ni del desgaste físico (Fichero Catequético). Y LES DIJO: PAz A VOSOTROS Pronunció el saludo normal y cotidiano de los orien- tales. "Shalon". "Paza,vosotros". Significa mucho más que "Os deseo que no tengáis problemas". Quiere decir: 'Que Dios os conceda todo lo necesario para vivir en amistad 2o. Domingo de Pascua con El, en fraternidad con el próiimo, y calma dentro cle sí mismo". Oh Cristo: dinos también a cada uno de nosotros ese hermoso saludo: ¡Si Tír puedes darnos ltr pirzt. la paz de Cristo es un don, un regalo maravilloso de Dios. Y solo El puede darla. Nunca la darit el mundo. LA PAZ DE CRISTO: f-a paz que Jesúrs vino a traer tiene ciertas cu¿rliclade s. a) Excluye elmiedo. El dice enseguid¿l: "No temáis". No excluye el "Temor de Dios" tan alabado en la S. Escritura y qlle nos m¿lntiene lejcs Ce todc lc que pueCa disgustar a nLrestro Padre Celestial, pero sí excluye los terrores, y miedos injustificados a las creaturas. b) Exige una gran fraternidad. Los Hechos de los Apóstoles insisten en que los cristianos clespués cle la reslrrrección de Jesírs "pensaban y sentían toclos lo misrno; nadie llamaba propio nada de lo que tenía y ninguno pasaba necesidades pues los que tenían bierres losvendían y se repartían entre los necesitados". (Hechos) Donde hay fratemidad, necesariamente babrá paz. c) Exige calma. Para tener pazcon los demírs hay que tener paz consigo mismo. Si no tenemos p¿lz con nosotros mismos romperemos muy fácilmente la paz con los de- más, que es demasiado frágil. Si intemamente estamos intranquilizados p r Llna pasión, por ejemplo: envidia, cólera, lujuria, íra, avaricia, etc., nos agriamos hacia los otros y chocamos con ellos, y la frírgil paz queda hecha pedazos. 2t
  • 13. Qué hermoso que de nosotros se pudiera decir lo que los Hechos de los Apóstoles afirman de la primera comu- nidad cristiana: "L,os creyentes vivían todos unidos". Los holandeses tienen una medalla como símbolo nacio- nal y por un lado representa dos bueyes arando, con esta leyenda: 'Unidos progresamos". Por el otro lado tiene dos vasos de vidrio flotando sobre las olas, y una leyenda que dice: "Si chocamos nos destruimos'. Buen símbolo. Pidamos a ese Cristo que nos dijo "Ia paz sea con vosotros. Mipaz osdejo, mipazosdoy.... Señor,lapaz que nos deiaste se rompió en nuestras manos. Aquí te traemos lo pedazos para que la reconstruyas'. Y el Señor al ver nuestros esfuerzos por tener de nueñro lapaz, nos regalará unverdadero amorfraterno yhaútel milagro de lapaz, una pazmáshermosa que la de antes. Porque El, cuando hace favores los hace bien hechos. La pu hay que rehaceda cadadía, diio el Papa. Y si cada uno pone un granito de arena,plrareconstruirla en su familia con su bondad, en su bar.rio con su buen ejemplo y en el mundo entero con su oración, Dios lahrari resucitar. En este día sí que debiéramos recitar con verdadera unción aquella fervorosa plegaria: "Cordero de Dios que quitas el pecado. . . DADNOS I,A PAZ, y responder con toda el alma en esa bella oración que trae la carta de San Pablo que el sacerdote nos dice al empezar la S. Misa: "La.gracia y la paz de Dios Nuestro Padre, y del Señor Jesucristo, estén con todos vodotros" (1 Cor. 1). Y DICIENDO ESTO LES ENSEÑO T¿.S MANOS Y EL COSTADO: 20. Domingo de Pascua Los héroes de las grandes batallas enseñan con honor las cicatrices de las heridas sufridas por salvar la patria. Ya el profeta Isaías había dicho deJesirs: "Sus hericlas curaron las nuestras". Esas heridas gloriosas serán par¿r siernpre una demostración del inmenso amor qLle tLrvo h¿rcia noso- tros. Bossuet dice: " ¿Para qué conservó Jesúrs las llagas de sus manos y costado? Par¿ cLlrar la duda de los que no creen en sLr resurrección. Como recuerdo cle su lucha gloriosa que nos salvó de Ia muerte eterna. Para present¿tr- las frecuentemente al Padre, interpelando por nosotros ), para aumentar nuestra confianza en tan potente interce- sor. Que estas llagas enciendan uLlestro Amor, de manera quc amcmos a cluien tanto nos ha amado y iogremos también nosotros presentarnos a El con muchas cicatrices invisibles soportadas por extencler su reino". LOS DISCIPLILOS SE LLENARON DE ALEGRIA AIVER AL SEÑOR. Es una alegría que nadie podrá explicarla si no la ha sentido semejante. Imaginarse que Cristo ha fracaso, que su obra quizá se hundió y^ para siempre. Que... y de un momento a otro verlo resr¡citado, glorioso, presente ami- gablemente junto a ellos. ¿Quién poclrír meclir la inmensi- dad de una alegría semeiante? El médico S. Lucas dice que "de pura alegría no se atrevían a creer' (lr 24,41). Les parecía lo que dice el refrán: "Demasiado lrermoso para .1ue Sel verdad". Nunca se estima tanto un bien como cuando se ha perdido. Por eso después de aquellos tres clías amargos de ausencia deJesús, ahora sll prese ncia les produce Lrn gozo 22 2'
  • 14. imposible de describir. Se empieza a cumplir su amable promesa "Vuestra tristeza se convertirá en alegría" en.16, 20). Nosotros, como todos ellos, podemos repetirgozosos las palabras de S. Pedro: .Bendito sea Dios, padre 'de Nuestro Señor Jesucristo, que en su grln misericordia, por la resurrección de Jesucristo entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo pfra una esperat:rza viv4 p ¿rra una herencia incornrptible, pura, impere- cedera, que nos está reservada en el Cielo. (1 pedro, 3). COMO Et PADRE ME }IA ENVIADO ASI TAMBIEN OS ENVIO YO Esta frase famosa es lo que se llama la "misión" de la Iglesia. Cl{isión significa: acción de enviar. Poder dado a alguno para desempeñar un oficio). Esto significa queJesucristo ha querido necesitar de su Iglesia para llegar a todas las gentes. El vino con un Mensaje para todos. Ahora vuelve al Padre, y su mensaje no puede llegar a las gentes si no deja una Iglesia encarga- da de hacerlo. En adelante la Iglesia será la boca por la que hrblaráJesús, los pies que llevarán sus mensaies, las manos que haún sus trabajos (Iglesia es la reunión de tos que creen en Jesús y tratan de cumplir sus mandatos). El Mensaje de Jesús quedó en manos de la Iglesia para ser llevado por todo el mundo, y éste no puede conocer y amur a Jesús si no hay una Iglesi4 que le lleve su historia. Os envío Yo: La Iglesia (nosotros) necesita alguien que le envíe y que le de fuerzas para llevar su mensaje. Es Jesús. Sin El no tiene mensaje ni tiene poder. Sin El no tiene 2o. Domingo de Pascua hacia cluién clirigirse cuando ticneproblernas, no le queda quién le ilumine, quien la oriente, tlue dé pocler a su braz«> yqlle tnime su c«¡razón". 'Sin Mí nada pocléis h¿lcer", clijo Jesírs, y la Iglesia lo experimenta momento por momento, Como el Padre me ha enviado: el envío queJesúrs h¿rce cle su lglesia a las gentes, corre paralelo al envío que el Paclre le hizo a El. Y en todo este 4o. Evarrgelio se hace notar que la relacióir de Jesirs con su Padre, Dios, es siempre: obediencia, sumisión y el amor mírs perfecto. "Por eso me Ama el Padre, porque Yo siempre hago [o clue a El le irgrada". De aquí se deduce qlle la rel¿rción cle la Iglesia (o sea nosotros) hacia.Jesúrs tiene que ser l¿r misma: solo seremos Iglesia si lo amamos, si le obedecemos, si tratamos de lracer lo que a El más le agracla. "Yo no hablo nacla por mí mismo", decíaJesúrs. Otro tanto debe clecir la Iglesi;r; n:rda trato de resolver por mis propias opiniones porqlle sería una solución thlsa: solo cluiero clecir lo qr-re dijo el Señor, y nada más", En un pasaje de Isaías el Padre dice a Cristo una frase queJesúrs nos repite a cada uno de nosotros: "Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alc.ance a toda la tierra (tsaías 49). San Gregorio explica: 'Como mi Padre me envió: o sea con el mismo fin: salvar el mnndo. Con la misma universa- lidacl, a todas las gentes. Con el mismo amor, y exponiéndoos a los mismos peligros". Meclitad oh cristia- nos la grandeza de vuestra misión! Como mi Padre: con esa autoridad plena para ense- ñar y perdonar -oh apóstoles-. Mi Padre me envió a conso- lar y a corregir, a enseñar con palabras y a dar buen 24 2s
  • 15. ejemplo. Meclitemos admirados esta sublime misión que Cristo ha concedido a su Iglesia en todos los tiempos. DICHO ESTO EXHALO SU AIIENTO SOBRE ELLOS Y LES DIJO: RECIBID EL ESPIRITU SANTO. Sin duda el evaugelista San Juan al narrar este hecho recordaba el relato de la creación del hombre cuando el Libro Santo dice en el Génesis: "Entonces Yahveh Dios formó al hombre cle la tierra y exhaló su aliento sobre éI y se convirtió en ser viviente" (Gen. 2, 7). I¿ venida del Espíritu Santo es como un despe rtar a la verdadera vida. Cuando el Espíritu Santo viene a sus discípulos parece como que clespiertan, como que son creados de nuevo para Llna vida nueva. Para los israelitas la inspiración del aliento hacia otro significaba la comunicación de algo mLly íntimo al dador, y muy vital . Era un gesto de much o simbolismo y profunclo significaclo. Aquí Jesucristo con su soplo comunica el Espíritu Santo. Fue su mejor regalo de Pascua de Resurrec- ción. Y quiere seguir repitiendo este regalo. A QUIENES LES PERDONEIS LOS PECADOS LES QTIE- DAN PERDONADOS Y A QUIENES SE LOS RETENGAIS LES QI-IEDAN RETENIDOS. Ridículo sería ese poder de perdonar, si para ser perdonados bastara solo un acto de fe, como dicen los protestantes. El apóstol de Cristo recibe el derecho de llevar un maravilloso mensaje de Jesús: si sabe que alguien es verdaderamente penitente y está arrepentido y displlesto a etnpezar Llna vida como Dios la quiere, el apóstol puede anunciade conseguridad elperdón de Cristo. 2o. Domingo de Pascua Y si sabe que alguien no qr,riere clejar su vida cle pecado .v r'ro siente arrepentimiento alguno por slls malclades, y juega con la bondad y la misericorcli¿r de Dios, el apóstol deJesúrs puede decirle que mientras no cambíe sus malas disposiciones, no espere ningúrn perdón de Dios. Es una frase tremenda qLle impone a los ministros cle Cristo la obligación de lleyar el perdón ¿t los que demllestr2ln Lrn corazón arrepentido y señales de clue sí dejarán su mala conducta, y de advertir a quienes no se arrepienten ni quieren c¿rmbiar su rnala vida, qlle es inúrtil tratar de iugar con la misericordia cle Dios, porqlte "con Dios, el que iuega, la piercle siempre", y .naclie jugó nr-rnca con Dios y gilnó". Con Dios a las buenas, toclo se obtiene, decía Sant;r Teresa. pero a las malas no se consiguen sino amargllras. ... El ideal de todo apóstol Monseñor cle Segur. thmoso apóstol, cuando estaba ,ya muy ancianito, ¿l sus familiares que querían eximirlo cle confesar les decíir: "Dejaclme bendecir,v perdonar hasta mi clemolición com- pletA". Este debería ser el ideal cle toclo apóstol de Cristo: perdonar, no cansarse nllnca cle repetir el perdón del Señor, porqlre hay una promesa infalible carpirz de cltritar la pereza hasta al mírs indiferente: "Al que le perdonéis vosotros, queda perdonado por Dios". TOMAS, UNO DE LOS DOCE, NO ESTABA CON ELLOS CTJANDO VrNO JESrrS. Tomás cometió un error, Se alejó de la comunidad cristiana. Y como no estaba junto con slrs hermanos cristianos se perdió la primera visita de Jesírs. Perdemos mucho cuando nos separ¿lmos cle la comunidad cristiana y tratamos de obrar aislaclos. No hay persona peor informada que la persona ar¡sente. Nos pueden venir : 27
  • 16. ciertas bendiciones clentro de la comunidad cristiana que no nos sucederán si nos aislamos. La persona humana no nació para ser una isla. "No podemos vivir como cardos, cada Llno separado. Tenemos que vivir como una colonia de abejas o de hormigas, si queremos participar cle los tesoros de la comunidad" (Monseñor He lder Camara). Los Hechos presentan el ideal de vida comunitaria: "En el grupo de los creyentes, todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nadt de lo que tenía" ([Iechos 4,32). Eso es lo que se llama "no aislarse", sinoviviren cristiana comunicación con todos. SI NO VEO EN SUS MANOS I.A SEÑAL DE LOS CIA- VOS Y NO NIETO LA MANO EN SU COSTADO, NO CREO. En este pasaje se pinta a Tomás t¿rl como eran los nrdos discípulos cle JesÚrs, testarudos, razonadores, y a Jesírs siempre misericordioso para con los que dudan, Pocos pasaies como éste más consoladores para la debilidad humana y qlle dejen mayor esper¿rnza y apoyo al corazón alterado por las dudas @. Rops). Tomás tenía una virtud: se negaba a creer sin mírs ni más, solo porque otros lo dijeran. Jamás clecía que sí entendía cuando no entendía o que sí creía cuando no creía. No apagaba las dudas diciendo qLre no quería tratar ese tema. No. Nunca iba a recitar el Credo como un loro, sin entender ni creer lo que recitaba. De él se poclía clecir lo que un sabio afirmaba: 'Me ¡¡ustan más los que se esfuerzan por salir de sus dudas, que los que nunca se preocLlpan por profundizar en lo que creen. Me agradan más los que insisten en entender más y más su fe , que los que repiten maquinalmente cosas que jamás tran pensado 2o. Domingo de Pascua y en las cuales no creen, Estos que cluclan ,v buscan cerciorarse, llegan a la certeza". Pero Tomás tenía otra gran cualidad: qlle cuandct se convencía en sus creencias las seguía hasta el tin¿rl, con todas slrs corlsecuenci:rs. Al ver a Jesús gritó: "Señor mío yDios mío". No había meclias tintas para é1. Dudó mientras no estLlvo seguro, pero ahora SLI entrega ¿r la certez¿t cle la fe es total. Muchos en la vida viven trveriguanclo si en verclad Jesúrs es el Señor, el Hijo de f)ios, el Redentor, la Unica Esperanza, pero una vez qLle se conve ncen ya nadie los irtaia en la cirrrera de sus creencias, y cliriin como había dicho Tomás antes cle la Pasión cuanclo Cristo les propuso subir aJerusalén: "Vayamos y mrlramos colt El". De estos atrevidos, qrie en un tiempo duclarori peiü que tihoi::i io arriesgan todo porel Hijo de Dios, se estíl llenanclo el Reino de los cielos. Gracias a Dios, Hay algo muy amable y digno de admiración en Tomás: La fe nlutcíl le resultó fírcil; tampoco le surgía espontáneamente el creer en toclo lo c¡,re le clecían. Era un hombre a quien le costaba llegar ¿l cst¿rr segLrro, Un santo decía que "aquel para quien la fe no es oscura es porque no tiene fe verdadera". Pero como lo que más cuesta mírs se aprecia, Tomás una vez qlle se convencía era ¿rrriesgaclo hasta el extremo, en su fe. Por algo lo habría escogiclo Cristo, para ser su apóstol. Jesirs tiene buen ojo para escoger! DICHOSOS LOS QI.IE CREEN SIN HABER VISTO. Es una nueva bienaventnrirnza proclamada porJesús. La primera bienaventllranza qLle se oye en el evangelio es la que Isabel dice a María: "Dichos¿r túr, porque has creiclo", Luego siguen las 8 bienaventuranzas con las cuales empie- 28
  • 17. za el Sermón de la Montaña. Dichosos los pobres, los que sufien con paciencia, los que tienerr gran deseo de ser buenos, los pacíficos, los puros... Mírs tarde Cristo procla- m¿r: "Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen... y ahora después de resucitado, pone broche de oro a la maravillosa serie de "bienaventLlranzas" con ésta que meditamos hoy: "dichosos los que crean sin haber visto". Es curioso que en la Biblia Dios nunca pide nada gratis a nadie. No quiere que le trabajemos de valde, y siempre se pasa laruyade la generosid¿rd al pagar a los que lo siguen. En vez del 'salario mínimo" prefiere siempre pagar el "salario máximo'. ¿Y qué mayor pago se puede obtener que "ser f.eliz"? Este es el salario prometido a quienes crean sin ver: serán clichosos; poseerán Ia felicídad. No promete riquezas, ni falta de problemas, ni salud perfecta, ni altos honores en la tierril, ni nada de lo cllle no llena, sino felicidad: ser dichoso. Buena recompe n- sa, digna de tratar de conseguirla, cueste lo que cueste! Y solo pone ulla condición: ahora: creer, allnqLte no vea- mos. Nadie nunca podrá afirmar que Dios se quedó con parte del salario que le había prometido. Pues bien: ya sabemos que al que crea sin ver le dará nn precioso don: ser feliz. San Gregorio Papa exclamaba: Oh preciosa duda de Tomás que nos obhrvo tan gran promesa. ::::i::::i:::i::i:::'':i:::i:i:tltQüi'.iUtO§'i'§nlitA::COROfSfi:iii:::i:i:¡:::::i::.::i':::i:::i:i:i:i'ii 2o. Domingo de Pascua LA FE "Est¿l es la victoria que vence al munclo, nLlestr¿l f'e", clice San.Juan (1 .[n 5). .Jesúrs nos regaló en su aparicion del clomingo de Pascua una t'rase que ha dado millones de veces la vuelta al munclo llenando cle alegría Ios corazones: "Dichosos los qLle cre¿ln sin haber visto". Nosotros tenemos el honor de pertenecer a ese grLU)o de predilectos. No hemos visto a Cristo y creemos en El. No lo vemos en la Euc:tristía, r, c.reemos en su presencia allí. Pero antes que nosotros hubo otros que creye- ron sin ver, y de una manera asombrosa. Por cj. Abraham. Cree sin ver y sin entender. Tiene qLle creer que sll tamilia ser¿i la mírs numerosa clel mundo, pero a los ochenta años no tiene hijos. Se le pide creer que sLr firmilia nLlnca se acabará, pero apenas su hijo único tiene 12 años tiene que irse a una montaña a sacriticarlo... Sin embargo Abraham sabía que "lo que es imposible para la creatLlra humana es posible para Dios", y esperó contra toda esperanza, y est¿I creencia suy¿r total le fue sLrmamente agradable a Dios. T¿rmbién nosotros tendremos qLle pasar por circunstancias pareciclas. Que sí, que nos escucha Dios. Pero esas borracheras no se acaban, y la situación ecorrómica sigue de mal en peor, y tenemos qLle clecir al Señor: Hemos ectraclo la recl tocla la noche y naclzr hemos logrado. Entonces seguirá oyénclose su emocionante noti- ci¿t: "Para Dios nada hay imposible". 30 -(
  • 18. La Virgen María recibió una bella telicitación de Isabel: "Dichosa Tú porque has creíclo". Así se nos clirá a nosotros cr-rando lleguemos a la Patria Celestial: oiremos una felicitación, un aplauso: dichoso tLt por haber creído a Cristo cuando clijo: pedid y recibiréis, venicl a Mí los qr-re penáis y sr,rfrís y Yo os aliviaré... Dichoso serás para siempre ... Jesús ponía como condició n pata hacer sus milagros: ¿"Crees que puedo hacerlo"-/ Y a los enfermos les clecía una fiase que no se nos debe olvidar: "Segúrn sea tu f'e, así serán las cosas que te sucederírn". Y regañó a los discípulos cle la barca por sll poca t'e: acaso es qLle se puede hundir alguno que viaje con el Hijo de Dios?". A nosotros en las tempestades de la vida nos quedan dos caminos: uno, echar remo, sudar, asLlstarllos y luego... hunclirnos sin remedio. Y el otro: tener f'e enJesúrs, llamarlo en nues- tra a1'ucla, y, llegar así triunfantes ¿l l¿r otr¿r orilla @vely). "Si tuvierais fe como un granito de mostaza, le diríais a un monte lár¡zate al mar y os obedeceria" . Qué compañía por poderosa que sea se compromete a lanzltr Lln monte al mar? La irnica que lo puede hacer es la Fe. Nosotros tenemos mont¿lñas imponentes y tenebrosas de problemas y dificultades. Jesús nos deió el buldozer atómico para derribadas: tener fe en el poder de Dios. Creer qr,re El sí puede, y sí quiere ayudarnos. Algunos creen que Dios puede ayudarlos, pero dudan de que quiera echarles Lrna mano, por ser tan pecaclores. Como si Dios solo tuviera guardados sus tesoros para los hijos qlle nlrnca han sido pródigos. Otros creen que Dios sí los quiere itprdar, pero dudan de si podrá en verdad solu- cionar sus problemotas. Es vergonzoso lo chiquito qlle 2o. Domingo de Pascua nosotros creemos a riltos el pocler cle Dios. Le pedimos migajas porqLle se nos olvida lo poderoso qlle es sll brazo, y lo millonarios que son sLls tesoros. Nos atrevemos a peclir al Pitdre Celestiirl. Una religiosa superiora cle un colegio clecí¿r: "Yo, - antes- cuando veía en un libro un título ul¿l Fe", lo saltaba, porque me decía: "Yo ya tengo t'e". Pero ahora me conven- cí de que mi fe es lo más raquítico que existe, y cuando en nna obra veo un cirpítulo acerca cle la fe, es el primero qLle leo con atención, porqlle se por experiencia que la pobre- za de mis obras se debe irl raqr-ritismo de mi poca f'e". Es algo lastimoso qlte rlos sucede a toclos! Los santos eran personas mLly orclinarias en su vicla diaria, y a veces hasta riciículos e impruclelttes. Pero todos coinciden en Llna cualiclad: tuvieron una fe gr:rnde, inmen- sa, )i ella los llevó al triurrfo. Los qLle no sorrros s,llttos terlemos nn montón cle cnalidacles brillantes, cluizii, pero nlrestr¿l falta cle f'e nos deja sin obtener milagros ni progre- sos espirituales. Es curioso queJesús, el ser más alegre qlle ha cxistido, r"rn día tllvo su clisgusto mayúsculo, y como qLle se sintió fastidiado en esta tierra. Fue cuando los apóstoles no lograrcln echar un mal e spíritu cle un muchacho porque no les alcanzó la fe. Entonces el amable Maestro exclamó: "Oh, gente sin fe, ¿hasta cuándo tendré que agLtantaros'/ (trIarcos 8, 19). Se ve qLle no le caen mLly en gracia los que tienen poca f'e, Quizá al final cle la vicla nos tendrán que clecir a cacla uno la frase que Santo Domingo Savio le dijo ¿l San.]uan Ilosco al aparecérsele después de muerto: "Si hubieras tenido r-rn poquito más de fe, habrías hecho el cloble cle obras de las que has logrado hacer". I I, ti
  • 19. ¿Y QUE HACER PARA QTIE ATIMENTE NUESTIIA FE? Desde 1962 hasta 1965 se reunieron en Roma los 2.000 obispos, los 500 arzobispos y los 100 cardenales católicos con el Papa, en lo que se llamó Concilio Vatica- no, y ellos enviaron este mensaje al mundo: Quien desee aumentar su fe debe usar tres medios formida- bles: Pedirla orando, Recibir los Sacramentos y Irer la S. Biblia, 1) I']EDIRI-A. ORANDO: Si rezamos más, creeremos mírs. Hay una oración que deberíamos repetir constante- mente: "Señor auméntanos l¿t fe", "Señor, yo creo, pero ayuda mi incredulidad (Mc 8). ¿Cuántas veces la hemos ciiciro en este mes? Jesús dejó una promesa inihlible: "Toclo lo que pidáis en l¿r oración lo conseguiréis. Todo lo clue piclíris al Padre en mi nombre os lo conceclerí". ¿Le peclimos la fe? ¿De veras? ¿Cuántas veces?. Piclírmosle qlle rlllestra t'e no sea una fe muerta, sin obras, sino urra f'e qlle se trirdllzca en santidad de vid¿r. 2) RECIBIR LOS SACRAMENTOS. En Africa creen que el rriño que coma el corazón de un león se vuelve admira- l¡lemente valiente. Nosotros logramos comer el corazón del más valiente de los valientes: Jesús, el cr¡¿rl nos clijo: "Qnien coma mi cuerpo, tendrír la vida eterna". Qué distinta será la fe si comulgamos mírs y con mejor prepa- ración; si nos confesilmos con verdaclera humildad 1, arrepentimiento... Si asistimos míts frecllentemente a la Santa Misa, que es el manantial desde clonde brota a borbotones la ftrente de la fe. 3) LEER LA S. BIBLIA. Es nn remedio clue el Concilio V¿ticano recomienda para ¿rumentar la fe. Y el concilio 2o. Domingo de Pascua sabe muy bierr lo c¡-re clice. Millorres cle 1;ersottas cn el mundo lo han experimentado: si se cledican a leer al menos una página cle la S. Biblia cacla semanil su fe no se les puede quedar dormida. No oiremos qlle Lrna perso- na leyó un libro de geografia y empezó a ser santa, o qLle alguien leyó una novela y se convirtió (antes serít lo contr¿lrio, quizá). Pero sí se dan cliariamente millones cle casos cle personas qlle tenían la t'e clormicla y al cledicarse a leer el Libro Santo sintieron como un pocleroso empujrin que las elevó hacia la santidad. Por eso el enemigo clel alma cadadía nos pone una trampa de mentira. I L'r clía nos clice : Hoy no lea que estíl c¿ursado. Al clía siguiente : hoy no se lee porque esto no se entiende (c1ué insultcl Para Dios, clecirle que ellibro que El compuso no se le entiencle. ¡Qr-ré horror!! Al otro día nos repite: "No clAn ganas cle leer" y itsí pasa el año sin leer y la fe sigue mtriénclose de racluitismo ¡ror fhlta de combustible, Qué lírstima. IIno se encLlentrA con Luril vencleclora cle repollos, y si es protcstiutte le recitir cien fiirses de la Biblia. Pero pregúntele a ttna señora católica de la "jai lai", si ha leído los Cr.ratro Evangelios, y, le responclerá: Uf, ¿.yn son cllatro? En mis tiempos cle colegiala 11o era sino uno. Cómo cambien la religicin! Ypor eso se quedan en el sótano clel eclificio cle la santidad _v nlrnca llegan ni siqttiera al mezaniue,.. Quien no ha leído la Biblia exclrmarít: "LI,y, clr.ré remedio tan indigesto me están acons janclo", Pero cluien ya la está leyendo no poclrá menos de exclamar: "Ah, c1ué maravillosa es esta vitamina para fortalecer mi fe". Muchos cle nosotros ya vamos andanclo por este camino cle leer cada semanir Llnas pírg,inas cle la Biblia. Ahora hágalo ustecl también y va a quedar mlry satisfecho cle haberlo intet-rta- do. Amén.
  • 20.
  • 21. Los discípulos cle Emaús IP : ' * '*u 'l 1. Aquel mismo día, por la tarde, se dirigían clos cliscípulos a Em¿rírs, una aldea que dista poco de ]erusalén. Y Jesús se acercó e iba con ellos, pero sus ojos no porlían reconocerle. Y les preguntó: n¿Por qué est¿iis tan tristes?, 3er. Domingo de Pascua o Ciclo A Los DiscípLllos dc Emmaús Este es uno de los relatos breves más inmortales, en toda la literatura de la humaniclad. En aquel mismo día: o sea e I Domingr> cie ltesnrrec- ción. Iban dos discípulos a nn pueblo llarnado Emrnaús, distante unos Ll kilórnetros cleJemsalén. Emmairs signitica: "Fuente cle aguas calientes". En verclacl qr.re de irllí brotaron aquel clía corrientes cle c¿rluro- so fervor para slls corazones y para toclos los nuestro's, Y conversaban acerca de lo que había sucediclo aquellos días. ñmientras de esto conversaban se acercóJesús y siguió con ellos (Lc 24, l4), El tema qLle trataban era verdacleramente digno de queJesucristo viniera a hacedes cornpañía. Much¿rs veces las personas atraen a Dios hacia su grupo al entablar conversación acercade losmisterios divinos. Aquí se cumple lo queJesús habíaprometiclo: "Cn¿rnclo dos o más se reirnan en mi nombre, allíestaré Yo en medio de ellos", 2. Uno de ellos le dijo: «¿Eres el único forastero elr Jerusalén qlle ignora lo ocurri- do con Jesús de N¿rzaret? Nosotros esperába- rlos que sería EI quien rescataría a Israel... 3. ...pero Io han crucificado y su cadáver h¿r desaparecido. Unas mujeres nos contaron que Lul airrgel les arseguró qlre vivía r . En. tonces Jesús les citó la Escritura. 4. Y les dijo : « ¿ No era necesario Mesías padeciese esto y entrase en ri¿r?, Cuando llegaron a Emaús, los los le rogaron que se quedar¿r con 5. Sentado con ellos a la me.s¿l, tomó el pan, lcr bendijo, Io partió y se Io dió. Entonces se abrieron sus ojos y lo reconocieron. Pero Él desapareció de su presencia. qlre el su glo- discípu- ellos. i I t,i t; tli
  • 22. En su nombre estaban reunidos estos dos, porque de El hablaban: de su Pasión y Muerte. Cada uno est¿rba practi- cando el consejo que muchos siglos después iba a hacer tan popular el precioso librito de la Imitación de Cristo: *Toda co nversac ión ac erc a del Seño r óyela co n gusto " . Un notable apóstol, el P. García Herreros, comentab¿r un día: "Es triste ver qlle a nosotros nos da penzr hablar de Jesucristo. Casi no nos atrevemos a hablar de El en nLres- tros grupos". Pero a quienes sí se atreven a tener como tema de sus conversaciones a Cristo y sus misterios, les sucederá como a estos dos afortunados discípulos: 'Jesúrs vendrá y estará ilurto a ellos, aunque ninguno se dé cuent¿l de ello por el momento. Pero sus ojos estaban impedtdos para que no lo reconocieran Q-c 24,16). Es el modo eterno que Dios tiene de viajar ¿r nlrestro lado. Pasar casi desapercibido como Dios. Está mírs cerca de cada uno que el aire que respiramos, pero muchísimas veces no nos damos cuenta de su presencia. El es como el aire y como laluz: callado, refrescante, iluminador y dador de vida, pero su presencia a nadie le es deslumbradora, y para muchos casi desconocida. Cada uno podrá decir siempre a Dios, y a su Cristo bendito, las palabras del S¿rlmo 138: "Me envuelves por doquier, me cubres con tLr mano. Si subo a las alturas allí estás Tu. Si de§ciendo a los abismos allí te enclrentro. Si viajo hasta dondb hace la aurora, allí me alcanzzrá tu izquierda, y si emigro hasta occidente, donde se acaba el mar, allá llegará tu derecha hasta mí", Qué halagadora es esta noticia. Hay un Dios que viaja siempre junto a nosotros, aunque nuestros ojos cegados por el materialismo no lo reconozcan. 3er. Domingo de Pascua o Ciclo A . El les difo: ¿De qué vais discutiendo entre voso- tros mientras vais andando?". Ellos se detuvieron entristecidos. Te nían ra ón para estarentristecidos. La mLlerte cle un ser cluerido es Llna pena tan gmncle qLle solo cluien ya la htr experimentado la puede v¿rlorar. Pero la muerte de un Padre y Maestro como Jesúrs debió ser Lln¿l pena tan inmensa para sus cliscípulos como uosotros uo sontos capaces de imaginar. Porque nLtncA nadie jamírs amó y tire amado cle manera tan radical y total como Cristo. Por eso su desaparición debió prod cir en sus amigos LlnA clepre- sión y pena inconmensurables. Además, con la mLlerte de Jesús clesaparecerían las esperirnzas y sueños de sus discípulos. ¿Cómo hubieran podiclo nLlnca imaginar que unJefe tan rnaravilloso terrni- nara y desapareciera de una maneril t;rn horrencla'/ Esto era para llen¿rrse de melancolía. Por eso clice cl evangelista: "Se cletuvieron entristecidos". ¡Tenían por c¡-ré cstarlo! Ellos le dijeron: "Eres Tú el único residente en Jenrsalén que no sabe las cosas que en estos días han pasado aTli? Jesúrs había escogido para ser cruciticaclo la fiesta mírs popular de los judíos, la fiesta de su inclefenclencia, cle su nacimiento como patria: las fiestas cle Pascua. En aquellos días tocla la gente estaba pencliente de cualquier hecho público para enterarse yparticipar eu toclo lo que suceclía porque e n toda esa fiest¿r nadie se cleclicaba a nada que no fueran ¿rctos masivos de nacionaliclad y cle religión. por eso la pasión y mllerte del Señor fue algo totalmente notorio para todos sLls correligionarios israelitas, t¿rnto los que habitaban Jerusalén como los miles y miles que habían 40 4L
  • 23. venido de diversos países a la fiesta nacional de Pascua. Para sus grandes milagros escogió ocasiones más humil- des, pero para slr máxima humillación, desprecio y abati- miento, eligió el día más resonante de todos. El les dijo: ¿Qué ha pasado? Ellos le dijeron: Lo deJesús de Nazareth que fue un Profeta poderoso en obras y en palabras Qc24, l9). En el Nuevo Testamento hay una insistencia en qLle Jesús no solo fue poderoso en palabras, sino también en obras. Que sus palabras fueron poderosísimas lo prueban Ios enfermos curados con una frase suyA, y el mar calmado con solo escuchaile una palabra. Pero sobre todo el efecto maravilloso y transformador que slrs discursos producían en los que los escuchaban de buena voluntacl. Con razón los policías enviados por los jefes de Israel a llevar preso a Jesús volvieron sirr é1, y respondieron a los que les pregllntaban por qué no lo habían llevado prisionero: "Es que nLlnca jamás Llna persona ha hablado tan maravillosa- mente como habla este hombre" fln 7). Todos los que leemos con cariño y fe las palabras deJesús tenemos qlre exclamar lo mismo, y decirle como la mujer entusiasmada en el evangelio de San Lucas: 'Dichosa la madre que te trajo al mundo' (Lc 11). Pero Jesús tire también muy poderoso en obras. La Biblia dice que empezó haciendo y enseñando. Primero haciendo. Decían los antiguos: "Admiramos a quienes hablan bien, pero amamos a los que nos hacen favores". A Jesús se le admira por lo bien que habla y se le ama por los incontables favores qlle prodiga sin cesar. El sabe muy bien que las palabras hermosas tienen poco valor si no van respaldadirs por obras buenas que garanticen el valor de lo 3er. Domingo de Pascua . Giclo A qLle se predica. De El n¿rdie poclrír decir lo qr-re de algr-rnos predicadores se mLlrmura; "No puedo oír lo bueno clue clices, por el ruido que produce lo malo cltte h:rces". Err .Jesíts las palabras son poderosas, pero sus obras bue nas lo son mucho más. Da gllsto tener un Jet'e así! Nosotros esperábamos que sería El quien iba a librar a Israel. Pero llevamos ya tres días desde que esto pasó Qc 24, 2l). Tod¿r esta terrible situación parecía no tener explica- ción para estos hombres. En sus palabrits se refleja su desilusión y su desconcierto. Son pirlirbras cle hombres cuyas esperanzas parecen mLlert¿rs. Es "la noche oscLlra del alm¿r" de que hablan los santos, Y por ese noche to.dos tenemos que pasar. Cuando todo parece tan absurdo, tillr sin razón. La noche oscura del alma por la cual pasó lob cuando maldecía la hora er1 que nació. Hay ratos en qlle "Dios no nos consult¿r primero" para hacer o permitir li> qtre más nos conviene, y elltollces nlrestra razón se rebela contra sus designios. Para estas horas grises es cuando mírs necesitaremos la presencia de Cristo en nLlestras vidas. El les dijo: "Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas. No era necesario que Cristo padeciera para que entrara en srr gloria? CLc 21,25). Jesús tiene una verdadera habilidacl para darle signifi- cado a las cosas. Los discípulos que hasta hace un momen- to no le encontraban ninguna nzón a este aparente fracaso del Redentoral moriren la cruz, ahora al oíraJesúrs, ven con claridad el significado de la vida, y sLr antiglla oscuriclad se les convierte en luz. Con razón dijo Lrn poetil: 42 43
  • 24. "NLlnca habíamos sabiclo lo que significaba la vicla hasta que lo oímos de tus labios". Solo en las enseñanzas deJesúrs encontraremos siempre la explicación de las misteriosas tragedias qLle sLlceden en la vid¿r, Era necesario que Cristo padeciera para que entrara en su gloria. Jesúrs síempre que habla de sufri- mientos recuerda I s premios qLle venclrírn después, Cuan- do anunció a sus discípulos las persecLtsiones que les esperaban les advirtió: "Alegraos porque muy grande será vLlestro premio, en los cielos" Crvlt.. 5). Cuando les pide que clejen padre, madre, thmilia y bienes por sLl amor, les promete: te¡rdréis cien veces más y la vida eternÍI". A sns seguidores les anurrcia: "A quien me honra, mi Pirdre lo honrará". Y ahora recuerda qlle sLls st¡frimientos (y los de todos sus seguidores) no son algo inútil o dañoso sino una tbrmidable escalera para subir muy alto en los graclos cle la gloria eterna. Es un mensaje alentador de Jesús: qlte no se sufie por suftir, sino porque con el sufiimiento se gana la gloria celestial. Esto cambia totalmente el rostro del dolor. Ante semejante perspectiva ya no srfriremos entre rabia y maldición, sino con la serena esperanza de que después de la fatiga del combate y del camino, vendrá la corona inm¿rrcesible cle los vencedores. Basta echar una ojeada ala vida cle los grandes "tritu- rados" por los padecimientos: Moisés, David, Job, Jesu- cristo, la Virge n María, San Pablo, etc,, para constiltar que en cada Lrno se han cumplido a la letra las palabras del Redentor Re sucitado :' Era necesari o que paclec iera n, para qLle entraran en su gloria". Lo mismo dirá un día de muchos de nosotros. Y repetiremos también con San 3er. Domingo de Pascua o Ciclo A Pablo: "No son comparables las penas de est¿r vida con el peso incomparable de gloria qlle nos espera" (Rom. 8) y aquella frase tan hermosa que el Apóstol iba repitiendo de iglesia en iglesia: "Era necesario que pasáramos por mu- chas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios". Y le dijeron: *Quédate con nosotros porque atardece , el {ra ya ha declinado " (Lc 24 , 28) Es una frase bellísima que todos debemos repetirle a Jesús todos los días de nuestra vida. Aquí aparece una vez más la cortesía deJesús. Hizo ademán de seguir aclelante. No quiso forzarlos. Esperó la invitación. El siempre da a todos y cada uno el más grande y peligroso poder del mundo: el poderde elegirlibremente si aceptamos seguir en su compañía o no. Podemos utilizado para invitar a Cristo a seguir formando parte activa de nuestras vidas, o para dejar que pase adelante sirr aceptarlo como huésped en nuestta alma. "Temo al Señor que pasa", decía San Agustín. Hay una oración sencilla, muy usada en la Iglesia Católica, para los que no pueden comulgar sacramental- mente, yque es como una repetición de la invitación de los discípulos al Señor en Emmaús. Se llama la 'Comunión Espiritual" .Haríamos bien en repetirla individual y colec- tiyamente de vez en cuando. Dice así: Je sús mío: cre o que estás realmente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas, y no pudiendo recibirte ahora sacramentalmente, deseo que vengas al menos espiritual- mente a mi tcorazón (pausa). Como si ya te ñubiese recibido, te doy las gracias y rea-firmo mi voluntad de permanecer en tu amist¿rd por todos los días de mi vida. Haz que nunca me separe de Tí. Amén".
  • 25. Y empezando por Moisés y continuando por todos los Profetas, les explicó lo que habiaacerca de El en todas las Escrituras" (Lc 24,27) Es algo muy del gusto de los israelitas: un repaso general de lo que dicen las S. Escrituras. Quizá nada nos haga tanto provecho como el que se nos repase lo que Dios tra dicho eu la S. Biblia. "El único medio infalible que hay para aprender decía líapoleón- es repetir", Sólo aquello que se repite muchas veces logra grabarse en la memoria. Por eso los israelitas narraban cien, y mil veces a sus hiios y a sus discípulos las historias y enseñanzas cle la Biblia. Y hasta en los Salmos que debían aprender de memoria para recitarlos en la oración, colocaron esas lristorias, para que de tanto declamadas llegaran a formar parre del haber intelectual de cada uno. Qué hermosa labor hace la person¿r que en strs charlas, clases, predicaciones o lecturas que difunde, vA imitando a Jesús Resucitado en Emmaús: repitiendo a los demás y recordárrdoles lo que la Escritura narrA y enseña. San Pedro en sus cartas y San Pablo en sus sermones, se preocupaban mucho de ir repitiendo las historias y enseñanzas de la Biblia, porque estas enseñanzas siempre producen efecto saludable en quienes las escuchan con sincero corazón. Cuando se puso a lamesa, tomó e[ pan, pronun- ció labendición, lo partió yse lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron Gc24,30). Fue como Lrna repetición de las ceremonias de la Ultima Cena. Y algo muy semejante a lo que Jesús había 3er. Domingo de Pascua o Giclo A hecho en la multiplicación de los panes: tomó el pan, lo bendijo, y se lo dio. La fórmula de bendición qLle los israelitas usaban pilra el pan era ésta: "Bendito seas, Señor, por este pan, fittto cle la tierra yde tr-r inmensa bondad. Bendito seas por siempre Señor". Esta bendición se conserva en los míts arrtiguos escritos de los judíos. Lo reconocieron al partir el pan, Ia Iglesia católic¿r siempre por medio de sus más grandes santos y doctores ha visto aquí una referencia al Sacramento: IesÚrs qLle se hace presente en la Eucaristía. Allí a los ojos de la fe se hace visible y reconocible. Aquel a quien por los ojos materiales no lográbamos determinar. Qué consolador resulta para un crelrente el saber que en la Eucaristía se encuentr¿r JesLrcristo tan realmente presente como lo estuvo ante los ojos exultantes cle goz.o de aquellos dos afortunados discípulos de Emmaúrs! Se diieron uno a otro: ¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicabalas Escrituras? CLc 24,32). Es lo que sigue sucediendo a los que oyen aJesús con espíritu de fe y humildad. Un día en que el libertador de l¿r India, M. Gandhi,viajabt en un tren en una de sus correrías toda la nación pzra entusiasmar al pueblo por la libertad, M. Matías, un senador del reino, lo vio suspirar emociona- do mientras leía un pequeño libro. Lleno de curiosidad Matías se le acercó y le preguntó: Excelencia, qué libro lee , que tanto le impresiona?" Y Gandhi respondió: -Estoy leyendo el Sermón de la Montaña, de Jesucristo. -Ah, le
  • 26. digo que esto es lo más impresion¿lnte que he leído. Si los cristianos practicaran lo que.|esús les dice en sll Evangelio, serí¿rn todos santos, y transformarían a l¿r humanidad'. kamos el evangelio con humildad yfe, yrepetiremos con los discípulos en Emmaus: "NLlestro corazón ardía cuando Jesús nos hablaba durante todo el trecho de camino que todavía nos queda por recorrer en esta vida. Y por medio del Espíritu Santo irá explicárrdonos las Escrituras si así se lo suplicarnos. En el camino de la Vida, Cristo sigue hablando cada día y a cada paso a quienes saben tomarse la molestia de abrir el santo libro de sus Evangelios. Y se votvieron aJems alény contaron lo que les hrabia sucedido por el camino y cómo habían reco- nocido aJesús al partir el pan. Qc. 24,33), Sevolvieron inmediatamente. Eran 1 1 kilómetros qlle tenían que desandar, pero el deseo cle transmitir un mensaje tan saludable no les dejaba queclarse aquellit noche descansando tranquilamente. Son dos hombres que al recibir su gozo se dieron prisa pzríL compartirlo. No podían guardarse para ellos solos tan buenas noticias. Jamás podremos decir que verdaderamente estamos entu- siasmados por los mensajes de Cristo si no hacemos nada por hacerlos llegar a otros. "De la abund¿rncia del corazón habla la boca" (Lucas 6). Si en verclad nos entusiasman las enseñanzas deJesús y sus grandes hazirñas lo comentare- mos con otras personas o al menos tratirremos de que los demás lean estas interesantes historias. Pero si nunca nadie puede ponernos la mano sobre el hombro y decir- nos: "Gracias: por tu interés y por tlls consejos, he leído algo mírs acerca de Cristo y conozco ur1 poco más al 3er. Domingo de Pascua o Ciclo A Señor"; tengamos cuidado, porque probablemente el en- tusiasmo por Dios se estír apagando en nuestro corazón. Si nuncA hablamos de Dios ni llevamos sus mensirjes a los demás no nos atrevamos a asegLlrar que en verdad estamos entusiasmados por El. Esto serír especialmerlte valedero para los paclres de familia, para los maestros, para los hermanos mayores en el hogar, los slrperiores en las fábricas ylos que participan en reuniones amigables. "Que jamás alguien se aleje de un cristiano después de haberlo tratado por algún tiempo, sin recibir de sus labios alguna insinuación que le anime a ser más amigo de Nuestro Señor", decía S. J. Bosco. Y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: "Es verclad: eI Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón" CLc 24,34). Cuando llegaron aJerusalén encontraron a otros qlle habían tenido una experienci¿r muy similar a la cle ellos dos. Era una comunid¿td qLle gozaba con una noticia clue alegrabzr a todos. Se ha dicho que la verdadera amistad se reconoce en que las personas compartelt un recuerdo común y se dicen emocionados: "¿Recuerdas?". Es lo que aquel primer Domingo de Pascua de Resurrección se fueron pregllntando los amigos cristianos. Y es lo que hoy nos une a tantos de tirn diversas üLZas, naciones, partidos y clases sociales: unos mismos recuerdos, Lluas mismas alegrías, y todo, resumido en Lln mismo nombre: Jesu- cristo. Yse laaaparecido a Sirnón: Dicen los historiaclores que esta es Llna de las grandes historias no relatadas clel mundo. Pero es muy hermoso saber queJesús hizo una
  • 27. de sus primeras apariciones ante el hombre que lo ttabía negado tres rreces, ¡Qué grande este Cristo en su bondad! Una de las glorias más admirables deJesús es qlte El goza devolviendo al pecador arrepentido su antiglla dignidad de amigo de Dios. En Pedro estamos retratados mu- chos, que hemos negado con nLlestra vida de pecado al Señor. Y en la aparición de Jesús a Simón está retratada también la conducta que El sie mpre quiere tener para con cada uno de los arrepentidos: olvidar lo que queda atrás y empezar una nueva página luminosa de amistad con nosotros, como si nada malo hubiéramos hecho hasta ahora. Es agradable tener amigos de esa talla, amigos de corazónperdonador. Gracias, oh Cristo por tus perdones! El Yalor del Sufrimicnto ES I{ECESARIO QUE PASEIvtOS NILICIlOS SUFRIIVIIENTOS PARA ENTRAR EN EL R-EINO DE DIOS (He clros 1,4.22. Con gran griterío arremetie ron contra é1, [o arrojrron fuer:r cle [a ciudad y lo ape dre aron. Pe ro él rogaba de rodillas diciendo: "Scñor.|esús, recibe mi espíritu. No les imputes este pecado". Y murió, ctíchas estas palabras. Los que la apedreaban habían puesto sus vestictos a los pies de un nlancebo que se llamaba Sarrlo. 50
  • 28. EL VALOR DEL SUFRIMIENTO Era necesario que Cristo padeciera, para que entrara así en su gloria Q-c 24,26). De cada cristiano se puede repetir otro tanto: "Es necesario que sufra , para que pueda entrar en el cielo'. ¿Por qué el sufrimiento? Unos lo consideran como una iniusticia y maldicen. Son quizá como ese ladrón de la izquierda de la cruz, que muere burlándose del Salvador. O como aquellos desdichados de los cuales cLlenta el Apocalipsis que al recibir los sufrimientos de las siete plagas del final de los tiempos, maldicen por sus sufrimierrtos, pero no se arrepienten por sus pecados, ni le dan gloria ¿r Dios (Apoc 15, 9). Otros consideran los sufrimientos como una fataltdad. "A cada uno le toca sufrirpor algo. Aguantemos que no hay más remedio". "I¿ única medicina que le recetamos a la gente es la pomada"aguante" dicen. Sufren como Helí en la Biblia, quien al recibir la noticia de los sufrimientos que se le acercaban, no se apresuró a ofrecer aquello a Dios, y a mejorar su vida, sino que se contentó con exclamar: "Dios es el Dueño, que haga como a El le parezc (1 Sam 3). No hay-duda de que esto es ya Lln gran paso, pero todavía se está lejos de lo que debe ser la conducta de un cristiano ante el sufrimiento. Hasta aquí estamos todavía en el estoicismo. Hay quienes br¡scan medios para zafarse del sufrimiento a toda costa, para evadirse y huir de lo que 3er. Dorningo de Pascua o Ciclo A hace padecer. Buscan las drogas para obtener un paraíso artificial, que de artiticial tiene mucho, pero cle paraíso muy poco. O buscan olvidar sus srfrimientos con el trago, la cerveza, los discos a todo volumen, el baile , e[ sexo. Pero les pasa como al que viajaen un caballo muy cansado. Usa la espuela y así lo hace coffer un poco, pero más pronta- mente se le agota y queda exhausto. Después de cada dosis de drogas, o de cada parranda o vicio, quecla el espíritu más amargado, y con mayor inclinación y facilidad lracia el pecado y el vicio, el vicio lleva a la tristez?, y así hasta no acabar nunca, si no se presenta una persona que le señale otro camino que es Ia verdadera solución. Afortuna- damente hay millones de personas que ya encontraron este nLlevo modo de enfrent¿lrse al sufrimiento. ¿Quiénes? Son los que hacen como los discípulos de Emmairs: oyen aJesús. Lo dejan hablar. Se acercan a El. Aprenden que el sufrimiento es un medio necesario ymuy útil para obtener personalidad en la tierra y gloria en el cielo, y cambian su reacción: de maldición en bendición; de clesesperación en santa paciencia y alegría. Pero dicen algunos: "¿Por qué siendo Dios tan bueno, permite que sus hijos, a quienes tanto arrta, sufran tanto?". Jesirs mismo lo explicó: "Mi padre al árbol que da másfruto lo poda más, para que produzca más fruto" (S. Juan 15,2) y la Carta a los Hebreos, repitiendo una frase del Libro de los Proverbios dice que Dios al hijo que más ama, más lo corrige, y al que acepta por hijo lo azota con sufrimientos (Hebr. 12 Pr 3). s2 s3
  • 29. Dios permite el suliimiento porqlle el dolor es el mejor purificador que existe (despr"rés de la Sangre de Cristo) para borrar la inmensa mancha de nuestros peca- dos, y porqLle cada padecimiento es una joya más, qne lucirá en nLlestro traje de gloria en la eternidad y un nuevo escalón por el que se sube a un altísimo puesto en la Jerusalén Celestial. Claro está que si sufrimos con paciencia, porque como clijo el más grande educador del úrltimo siglo: "Lo que consigue méritos para el cielo no es solo el sufrir, es el sufrir con paciencia". El sufrimiento sirve para pagar deudas. Es como cl virle de caja que atestigua en la entrad¿r del Paraíso que lo que debíamos por nllestras faltas ya qLle se ha cancelado con padecimientos bien sufridos. A cada uno de nosotros nos puede repetir el Señor lo que dijo a una gr¿ln santa, mostrándole dos coronas, una de rosas y otra de espinas: "¿Cuál corona escoges para esta vida? Si aquí prefieres la de espinas, te reseryo la de rosas para la eternidad. Pero si prefieres acá la corona de rosas, te quedará la de espinas para después de la muerte". Afortunadamente aquella mujer era de buena inteligencia y aceptó en la tierra la corona de espinas, y lleva ya varios siglos gozando de las rosas de la felicidad eterna. Para los qlle estamos en este valle de lágrimas el aceptar ahora las espinas plrnzantes de nlrestras penas y strfrirlas sin rene gar, y por amor de Dios y la salvación de las almas, será una garantía de que un día se cumplirá en nuestra persona la promesa del Libro Santo: "No tendrán ya nunca más ni llanto, ni gritos ni fatigas, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos" (Apoc. 2l). Amén. 3er. Domingo de Pascua . Ciclo A Cr.rando sr-rfrimos pzrcientemellte por ilmol. de Dios, estamos cumpliendo el prudente consejo cleJesúrs: pagar la multa rebaiadacuando todavía yamos por el camino, antes de llegar al juzgado, porqLle allá 1'zt no habrá rebaja ningnna y pagaremos entonces sí hasta el irltimo centavo de ntrestras cleudas (tr{ateo 5,25). Aunque parezca ttna ironía, EL SUFIUMIENTO ES SEÑAL DE PREFERENCIA DE DIOS. "Porclue eras pret'eri- do por Dios, por eso te vinieron tantos sufrimie ntos", dijo el Arcángel Rafael a Tobías, según ttna autigtt¿r versión. Solo después de nuestra muerte sabremos por qué un Dios tan extraordinariamente bueno y que nos ama con Lln amor total. ha permitido que suframos tilnto, Y veremos entonces que sí fue cierto, ciertísimo, lo que ;rfirmó San Pablo: *Todo redunda en bien de los que aman a Dios" (ltom B, 28). ¿A quién ha podido amar Dios más que a Cristo? ¿Y a quién ha hecho sufrir tanto como a éste su querid-lsirno Hijo? A qtré mujer puede haber preferido más Nuestro Señor que la Maclre Santísima cle su Unico Hijo? ¿Y a qué mujer le ha mandado sufrimientos más t'uertes que los que permitió que sufriera la Virgen María cuando presenció el atroz asesinato de su Hijo Inocente ante sus propios ojos y lo vio agonizar minuto por minuto durante tres horas sin poclerle brindar más ayuda que la de sus lágrimas inconsolables? Hagamos la lista de los grandes preferidos de Dios, en la Biblia, y en la historia de la Iglesia, y veremos qlle sou las personas que más fuertes cruces de padecimientos han tenido que soportar! ¡Por algo lo habrá permitido el Dios Sabio que busca siempre lo mejor, y solo lo mejor, para slls preferi- dos! 54 - ,)> 55
  • 30. EL ST]FRIMIENTO LIBERA DE MLICHOS PECADOS: Cuando en 1917 los tres niños de Fátima Ie piclieron a la Virgen en unade sus apariciones qlle les quitara ciertas enfermedades a algunas personas, Ella les respondió: "Es que si les quito esa enfermedad se vuelven unos perdidos y se condenan". Otro tanto respondió San Juan Bosco cuando en un hospital fue bendiciendo yarios enfermos y se curaban. Al llegar junto a una mujer joven le dijo: 'El Señor no te concede la salud porque si te curas te vLlelves mala y te condenas". Y enferma continuó pero llegó a un grado de santidad envidiable. ¿Cuántos hay que si no fuera porque sufren del hígado y cada trago los pone a agonizar serian Llnos borrachos empedernidos? Merced a esta enfermedad del hígado se han visto libres del vicio de la embriaguez. Si no fueras pobre ¡cómo serías de orgulloso y creído! Si no fuera porque te escasea tanto el dinero, cómo te dedicarías a toda clase cle sinvergriencerías. Pero ahora que sufres tu pobreza eres más humilde, te acuerdas más de Dios, y no puedes darte el lujo de andar despreciando a los demás o dedicándote a molrtones de yicios. Siempre es que el sufrimiento de la pobreza te trajo bienes! Si no tuvieras tentaciones ¿cómo podrías demos- trar a tu Dios que lo prefieres a El, antes qLle lo malo? ¿Rezarías con tanta humildad si no fuera por esas tentacio- nes que tanto te hacen padecer? ¿Y serías humilde? "La tentación demuestra a cada uno lo débil que es" dice el Libro de la Imitación de Cristo. El apóstol Pablo, solamente cuando fue atacado por la tentación supo que de por sí 3er. Domingo de Pascua o Ciclo A solo, nacla podía hacer, y qLle sin el auxilio cle Cristo solo podemos pecar y ser malvaclos. EL SUFRIM¡ENTO HACE RESALTAR EL PODER DE DIOS: f)ios mismo se lo dijo a San Pablo: "En la debiliclad aparece mi gracia y mi poder" (2 Cor. 12). Y al aparecer más claramente cuán grande es su potencia en favorde los qLle estamos necesit¿rdos, diremos como Tobías cuando fue curado de su ceguera por el ángel: 'Te alabo Señor, porque me habías azotado con sufrimientos, pero ahora has demostrado tu gran bondad, tr-r pieclad para con los que sufren" CIob. 11). Pero no olvidemos que LO QUE MAS AGRANDA EL VALOR DEL SUFRIMIENTO ES: QTIE NOS ASEMEJA A CRISTO. Y ya sabemos que cuanto mayor sea nuestra semejanza con el Divino Salvador en esta tierra, mayor serír nuestra cercanía a su inmensa gloria en el cielo. Para señalamos el sitio qLle nos corresponda en la eternidad habrá una medida infalible: ¿Cuánto te asemejas a mi Hijo?", preguntari el Padre Celestial. Y según sea el grado de nuestra semejanza a Jesucristo, tal será el grado de gloria ycercanía a sugloria inmortal. Poreso los santos que eran los seres más "vivos", inteligentes, y buenos "calcn- ladores" que ha tenido la tierra, se sentían plenos, realiza- dos, gloriosos, cadavez que podían asemejarse a Cristo en sus padecimientos, porqlle sabían que "Dios a los que predestinó a gozar de su gloria, los ha predestinado también pffa reproducir en su propiir vida la imagen cle i E-
  • 32. "Verdaderamente ha resuc ftado" cl camino? " Ptcsurosos volücron a Jcrusalón para refcrir cl cncuentro Los apóstoles lcs diicron: 'Verdadcramcntc ha rcsucitado cl Scñor y sc ha aparccido a pcdro" Z Y los dos discípulos contaron lo que lcs había acontecido en el camino y cómo lo habían re conocido en la fracción dcl pan. Mientras hablabafi sc presentó Jesús en medio de cllos y les diio: "I-a.paz sea con yo6otro§'. Se asustaron y creyeron ver un cspíritu Pero El lcs dijo: 'Ved mis manos y mis pies y tocadlos". 3er. Domingo de Pascua o Ciclo B LaAparición dc Jcsús cl día dc Pascua alosApóstolcs S. Lucas 21 , 3518 Contaban los discípulos lo que les había aconte- cido en el carnino y cómo reconocieron aJesús en el partir el pan: Fue la experiencia maravillosa que tuvieron camino de Emmaús dondeJesús vino a explicades cómo era muy conveniente que el Hijo de Dios hubiera sufrido por salvarnos. Estos dos discípulos podían repetir a Jesús la frase del poeta: "Nunca supe lo que significa la vida hasta que la ví en tus oios" . Solo cuandoJesús les hubo explicado los planes de Dios, cambiaron su desilusión en esperanza. Los discípulos reconocieron aJesús en la f¡acción delpan, porque es allí doncle siempre nos está esperando para encontrarse con nosotros: en la Eucaristía. Estos dos hornbres se dieron prisa para volverse a Jerusalén a com- partir con los demás tan emocionante noticia. Evangelio significa: 'Buenas noticias". Lo que ellos vinieron a contar esa noche a los demás discípulos ftre un alegre "evange- lio'. La verdadera amistad goza compartienclo recuerdos amables y provechosos. Cada uno de nosotros está llama- h--
  • 33. do a compartirdevezeicuando con los demás los grandes "recuerdos" de nuestra religión. Cada vez que repetlmos hechos gloriosos de la religión e historias bíblicas, gsta- mos uevangelizando', o sea: narrando buenas noticias. A base de esos recuerdos agradables y provechosos lograron los israelitas pasar la religión de padres a hijos durante muchos siglos. No hay sermón israelita que no se base en eso: narar recuerdos gloriosos y edificantes de la religión, Es el mejor sermón para entLlsiasmar a los discípulos y ala gente joven. Y les dijo: "Paz a vosotros". El Papa desea que hablemos de la prz. la paz es un regalo de Dios y a El hay que pedirle paz en el mundo. Para ciertas regiones clel mnndo nosotros lo único que podemos hacer porque les llegue la paz es pedirla a Dios. Pero esta es una ayuda mLl.y eficaz. Paz ett nuestro ambiente: La necesitamos como el aire pzrra respirar. Paz sin peleas, sin odios, sin violencias. Cada uno puede contribuir, yJesús le promete un bello premio: "Dichosos los que buscan la ptz, porque ellos serán llamados hijos de Dios" CA{t. 5). ¡A qué mejor título podemos aspirar! ¡Bien vale la pena trabaiar por la pazr. Paz consigo mismo: esa paz se obtiene ante todo viviendo en paz con Dios, en gracia, sin pecados graves. Esto produce una gran alegría. Saber que Dios es amigo, produce la verdadera paz. El les dijo: MIRAD MIS MANOS Y MIS PIES: SOY YO EN PERSONA. UN FANTASMA NO TIENE CARNE Y HUE- sos, coMo vErs QIJE Yo TENGo. 63 3er. Domingo de Pascua . Ciclo B Este pasaje acentúa l¿r reirlidad cle la resurrección, El Señor resucitado no er¿l un f;rntasmil, ni un espíritu, ni unlr alucinación. Era real. ElJesús que mr,rrió era realmente el Cristo qlle resLlcitó. El cristianismo no se tlncla en sueños de mentes trastornAdas, ni en visiones cle ojos atiebrados, sino en alguien qlle en la realidad histórica enfrentó la muerte, luchó con ella, la venció y resr-rcitó 0)í B.) LES MOSTRO LAS MANOS Y LOS PIES: Pedro repetiría después ¿lnte la multitucl en el remplo, al curar al paralítico: "AJesÚrs el santo, el justo, el autor cle la vida, al que vosotros matasteis, Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos (tle- chos 3). Lo habían visto, lo iiabíarr oído. I¡ dieroil utr trozo de pez asado, y El lo comió delante de ellos. ¿Qué más pruebas se podían pedir? Poreso ellos ¿rfirmar;in hasta sellarlo con slr propia sangre: 'Somos testigos cle clue sí resucitó y estít vivo". Y SanJu:rn, emocion¿ldo, ¿rl final de su yida, recorclan- do que este amigo Cristo está yivo, a la derecha clel Padre, escribirá a sus discípulos, ya todos nosotros: "Hijitos míos: si alguno peca, tenemos a un Abogado ante el Padre: es Jesucristo, el Justo? (1 Jn. 2). Y les dijo: TODO LO ESCRITO EN Iá. LEY Y EN LOS PROFETASY SAIMOS, ACERCA DE MI, TENI.A QTIE CUM- PURSE. Uno de los trabajos más emocionantes es dedicarse a averiguar a través de la S. Biblia todas las profecías clue se hicieron en tantos siglos acerca de Jesús, y ver sLl exacto cumplimiento. El único personaje en el mundo que al
  • 34. nacer y a teflia escrita su biograflra co n todo deta ll e f ue Jesucristo. Isaías dijo que nacería de una Virgen. Miqueas anunció que el lugar de su nacimiento sería Belén. Jacob anunció que sería de la tribu de Judá. Natan señaló que nacería de la familia de David. Ezequiel predijo que tendría que ir a Egipto: 'De Egipto llamé a mi hijo". David con precisión matemáticayaanunciando que le darán a beber hiel y vinagre, que se repartirían sus vestidos y se sortea- rían su túnica, que le traspasarían las manos y los pies y se podrían contar todos sus huesos... Basta leer con atención el capítulo 53 de Isaías, escrito bastantes siglos antes del nacimiento de Jesúrs, y nos parece encontrarnos ante un reportero que esté presen- ciando la pasión y muerte de Jesús. Es fascinante esta lectura: "El Siervo de Yavé: lo vimos desfigurado, varón de dolores, llevaba en sí nLlestras dolencias, Azotado, humilla- do. Herido por nLtestras rebeldías, molido por nuestras culpas. No abrió la boca, como cordero llevado al matade- ro. Colocado entre los malhechores. Sus sufrimientos santificarin a muchos. Y será enaltecido, levantado y ensalzado sobre manera... (Is. 53). Si el lector se exige el esfuerzo de ir buscando profe- cías del Antiguo Testamento acerca det Mesías, verá que sí es completamente cierto lo que dijo Jesús: 'Todo lo escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos, tenía que cumplirse". Y se cumplió a la letra. Esta es una de las pruebas más claras de que si es Cristo el Hijo de Dios Vivo, que vive por los siglos. ASI ESTABA ESCRITO: EL MESIAS PADECERA Y AL TERCER DIA RESUCITARA: 64 L. 3er. Domingo de Pascua o Ciclo B .Jesúrs al hacer esta declaración quiere demostr¿rr qlre toda la Escritura mira hacia el Calvario, hacia la Cmz. Qtre su pasión y muerte no fue algo tbrzado parra Dios, qlle no fue una medida de emergencia cuando todo lo demírs había fracasado y cuando los planes habían salido mal. Era parte del plan de Dios, porqLle la Cruz es el sitio central de toda la tierradonde en undeterminado momento brilló con incontenible vehemencia el amor eterno de Dios hacia nosotros. ENTONCES LES ABRIO EL ENTENDIMIENTO PARA QUE COMPRENDIERAN I-A.S ESCRITI]RAS: Es este uno de los más prodigiosos regalos del Señor Resucitado. En adelante la Palabra de Dios nt¡ será paril ellos un libro cerrado y sellado con siete sellos, sino nn lvfensaje del cielo que ellos podrírn descifrar palabra por palabra. ¡Qué regalazo de Pascuas! De todas las gracias qlle nosotros podamos pedir a Jesúrs resucitado, pocas que nos puedan traer un cambio tan radical como esta "Que nos abra el entendimie nto p¿rra que podamos comprender las Escrituras'. El lo hará por medio del Espíritu Santo si le pedimos muchas veces tan grande favor. Lo ha hecho con muchos discípulos. El paso definitivo lo dio Francisco de Asís hacia la santidad el día en que logró comprender una piginadel evangelio Q.ucas 9) y San Bernardino cuenta que su conversión se debió a una gracia de Dios que le hizo tmar y entender la S. Biblia. Santas ha habido como Santa Catalina de Siena, que sin haber hecho estudios especiales comprendían con pas- mosa sabiduría el Libro Santo, solo porque Jesucristo les concedió la gncia tan grande. Cadavez que abrimos la S, Biblia para leer una pág¡na pidamos al Señor su regalo de
  • 35. Pascua: "Abre lluestro entendimieuto, paril qLle podamos comprender las Escrituras" . Y EN SU NOMBRE SE PREDICARA LA CONVERSION YELPERDON DE LOS PECADOS ATODOS LOS PUEBLOS: Jesirs insiste en la urgencia de esta tarea. El gran llamado al arrepentimiento y el ofrecimiento del perdón tenía que ir a todas las personas de la tierra. Sus discípulos no se podían quedar en aqLlel "Aposento Alto" donde estaban. Quedabarr enviados a evangelizu el mundo. Al salir de allí tenían por misión el extender mundialmente el mensaje cle perdón y arrepentimiento. Ya habían pasado los días de miedo y de tristeza, alrrota llegaba la hora de llevar a todos la más alegre de las noticias: el Evangelio. Sirr embargo les recomendó que se quedaran unos clías en Ierusalén mientr¿rs recibían el Espíritu Sarrto. Ha,v momentos en qlre parece qr-re el Apóstol, el cristia¡O, estíl perclienclo el tiempo, cuando debe esperar en oraciórr y meclitación, Hay momentos para oír a Dios y momentos para trabajar por El. Los momentos silenciosos en qLle clejamos a Dios que nos hable, nunca son perdidos. En esos momentos en que por escuchar al Señor dejamos las tareas de la vida, es cuando esas mismas tareas reciben las más espléndidas bendiciones del cielo' I¿ conversión y el perdón de los pecados: Oigá- moslo bien: eSoS son los temas queJesús resucitado quiere que prediquemos. No es sociología, niltotizontalismo, ni violéncia, ni temas meramente materiales. Si porpredicar lo que la moda nos aconseia deiamos de insistir en lá conversión y en el perdón de los pecados, estamos sie ndo infieles al evangelio. 66 L*_ G7
  • 36. Peclro y Jesúrs resllcitado 1 Los di-scípulos volyicron a Galilea En el lago de Genesítret dijo Pcdro: "Voy a Pesc?- " Los demás fueron con él Pero aquella noche rlo pescaron nade Cuando, de día, se accrcaron a la ribera. vie ron a algtrirn en la orilla. 3er. Domingo de Pascua o Giclo C LaAparición dc Jcsús a orillas del LagoTiberíadcs S. JuAn 2L, 19 El evangelio de hoy nos trae un capíturlo muy especial de San Juan. Es un capítulo totalmente dedicado a probar que Jesucristo sí resucitó realmente. Había personas que afirmaban que las apariciones de Jesús resucitado no eran más que visiones cle los discípulos, Y algunos aun, más descreídos, se atrevían a atirmar que las apariciones de Jesús eran meras alucinaciones cle sus seguidores. (Alucinación: imaginaciones que no corres- ponden a la realidad). Ahor¿r bien, los evangelios se pre- ocupan de manera especial en probar qlle Cristo Resuci- tado rro era una visión, ni una alucinación ni siquiera un mero espíritu, sino una persona real. Afirman que el sepulcro estaba vació; que el Cristo resucitado tenía las señales de los clavos y de la lanza. Y ahora lo presenta el evangelista apareciéndose realmente con su ser corporal a los discípulos que están pescando en el lago. Una visión no asa pescados a la orilla del mar. Est aban S imón Pedro, Tomás el Mellizo, Nat anael de Caná, los dos hijos de Zebedeo, y otros dos discipulos, erl el mar de Tiberiades. ¿ i' ,:l hontbre les preguntó: -¿'l'enéis alg<r qtre comcrl" "No", resPondieron "Echad ia red al lado derecho dc la barca" 4.Y aJ punto se cino Pedro la. zanarra y se cchó al mar Los denrás llegaron con la barca' Jesús les diio: "Trae dme de los peces que habéis Pesca«lo allora" :i I.o hicieron ttl como lcs había dicho cl dcs<-ott,x:ido y la red se llerló cle peces. Ihtonces Juan «lif o a Pedro: "Es e l Se ñor!" 5. Así lo hizo Pedro. Jesús les rnvtto a comer Ninguno se atreYió a pregr¡ntarle quién era, pues sabían que era e I Señor &rtonces Jesús les dio Pan Y Pescaclo
  • 37. Siete amigos muy unidos, Simón, Juan y Santiago, inseparables siempre. Los tres más adictos amigos que turro.lesús. Sus preferidos. Simón el más arriesgado, Juan el puro, el amigo fiel, hasta la cruz. Santiago, el que primero va a deramar su sangre por amor a Cristo. Tomás el que dudó una vez, pero que después proclamó solem- nemente Ia divinidad deJesús exclamando: "Señor mío y Dios mío". Natanael o Bartolomé, de cluien dijo Jesús: "Este sí es un verdadero israelita en quien no hay engaño' 0n 1 , 47), y otros dos afortunados discípulos. Jesírs siem- pre demuestra sus preferencias a quienes lo prefieren a El antes que a los demás. Cuando uno lee la S. Escritura constata fácilmente que Dios no trat? igualmente a todos. Sino que a los que le demuestran más amor, El también les manifiesta mayor preferencia. En nuestras relaciones con Dios se cumple también lo que dijo elLibro del Eclesiírsti- co: "Como cada uno trate, así será tratado". Esto lo hacemos notar porque a veces algunos se im;rginan que Dios es solo dulzura y miel, y qLle no importa cómo lo tratemos a El, que de todos modos siempre será todo amabilidad para con nosotros sus pobres criaturas, Pero esta no es la conclusión que Llno saca de la lectura de la Biblia y de la historia de la Iglesia: la conclusión es otra: que sí en verdad el Señor es inmensamente amable y generoso con toda sus criaturas, pero que a quienes le demuestran más consagración y amor, El también les demuestra preferencias inmensamente mayores que a los demás. Ejemplos: Noé, Abraham, Moisés, David, María Santísima, San Pablo, y... estos discípulos del evangelio de hoy. Por eso que no es poco negocio dedicarse uno totalmente a un Dios que sabe pagar de manera tan formidable el amor que le demostramos. 70 7t 3er. Domingo de Pascua. Ciclo C Estaban a orillas del mar de Tiberíades. Al norte de Palestina, en Galilea, obedeciendo la orden que Jesús les dio el día de la resurrección de trasladarse a Galilea, al norte, porque e nJudea, al sur, había mucha pasión y odio contr¿lJesÚrs y sus amigos; en cambio en Galilea las gentes estimaban grandemente al Maestro y a sus seguidores. Simón Pedro dijo: *Voy a pescar". I,e contesta- ron los otros: "También nosotros vamos contigo" (S. Juan 21,3). La iniciativa parte siempre de Pedro. Este hombre clebió tener Llna verdadera alma de líder, pLles aún despr-rés de sus vergonzosas negaciones del Jueves Santo, sigue aglutinando junto a sí a los demás discípulos. Debió ser uno de esos seres que no viven para sí mismos sino parir los demírs, y que por lo mismo siempre atraen iunto ir sí fuertes grLlpos de amigos y seguiclores. Esta exclamación de Pedro la han repeticlo después millones de líderes cristianos en toclos los países y afortu- nadamente han encontrado gentes de buena voluntad que les han respondido: 'También nosotros vamos contigo',. Pablo encontró a Marcos, LLlcas, Timoteo, Tito y tantos colaboradores más que él cita en sus cartas y que lo siguieron con ánimo decidido lanzando las recles para pescar almas por toda el Asia Menor. san Benito encontró a Mauro, a Santa Escolástica y esa inmensa legión cle pescadores de almas que han venido imitando durante siglos su labor de echar las redes para llevar almas a cristo. San Francisco, Santo Domingo, San Ignacio de Loyola, San Vicente de Paul, San Antonio Claret, Don Bosco y el p. Alberione, y tantos egregios fundadores dijeron un día: .Voy a pescar', y sus incondicionales amigos les respon_
  • 38. clieron y les siguen responcliendo: "Taml¡ién nosotros vamos contigo' y la pesca ha seguido iucansable y seguirá laboriosa y llena dé trir-rnfos hast¿r el tirr cle los siglos, párqu. en la orilla del peligroso mar está Cristo dirigie.do los peces hacia la red. Pero aquellanoche no pescaron nada(S'Juan 21'3)' Mtrchirsvecesalosgrandeséxitosprecederrgrandes decepciones,Comoclijoelsalmo:*Nosprecedeelllarrto, ñ;;^¿rpués viene la alegría". Antes ruvo -)osé que ser venclido y ser llevaclo a la prisión, para poder llegar clespués á Vitt.y cle Egipto' Después de la escasez se aprecia mejor la cosecha. Debeserdecepcionantetr;rbajartoclalanochelan- zanclo las recles al mar con toda la inmerrsa fatiga qlle ese pesaclo trabajo su one, y no conseguir ni siquiera Lln par á. pescirdos para clesayunar' Este trirbirio era rttdo y agotaclor.Poresoestospescacloresnotuvierondespués temofalasfatig¿rsdelpenosotrabajoclellevangelización' Estaban curtidós p"*it trabajoyyzr se habían acostumbra- do a no .orrr.g.ri, triunfos fáciles y sin dtlros trabajos' AlamanecerestabaJesúsenlaorilla'aunquelos discipulos no sabían que frese El' Díceles Jesús: "lrodnu"hos, ¿tenéis pescado? Le contestaron *no". El les dijo: *róhad hled a la derecha de la barca y encontraréis" Q¡ 21, 4)' NoloreconocieronporqueJesírsdespuésderesuci- taclo debió estar quizitodavía más esbelto y elegante que antes (sí es que esto era Posible)' Echar[aredaladerecha:seguirenlapescaespiri- 3er. Domingo de Pascua o Giclo C tual las orientaciones cle los qLlc representAl-r a Cristo, y lir promesa del Señor nltnca thlla: "Encontraréis". Así lct entendió San FranciscoJavier cu¿rnclo obeclecienclo a San Ignacio se te a la India a predicirr y encont«i una pesca asombrosa. Fue lo que San Peclro Claver hizcl al obeclecer a San Simón Rodrígr-rez que le aconsejaba tirar sn recl cle pescador cle hombres hacia Colombia, y allí le esperaba una pesca cle 300.000 negros para Dios. "Obedece en el apostolado a tLls superiores, clecía el Sagritdo Corazón a Santa Margarita, pol'qLle el clemr>nio nada puecle contra los obeclie ntes". fln grztn santo decía: "EI Señor r1o nos tomar¿i cLteltta de lo que hacemos por obecliencia. Dios premia a los obcdientes. Tengo gran temor cle qlle te engañe el cliablo hacienclo que te rijas por tu propio parecer; clue cuanclcr no ¡ruede obtener que uno'haga obras mal'.Is, hace qlre no haga las buenas segúrn la obecliencia" (S..J. cle A.). Echaron la red, y ya no podían recogerla por la abundancia de peces' Qn 21, 6). Los Santos Paclres siempre han visto en este ejemplo un premio a la obedie ncia. A muchos seguiclores cle Jesúrs les ha bastadcl seguir el mandato de la obediencia para obtener pescas espirituales que jamírs habían sicluiera imaginado. San furtonio Claret dice: "En mis viajes a preclicar siempre obeclecía lo que me mandaba mi obispo. A cloncle él me dijera que fuera, allá me iba, y aunque humanamente pareciera una tontería, los resultados que se conseguían eran maravillosos". 72 73
  • 39. Nacla sin la Iglesia. Nada cotltra la Iglesia. Cu¿r¡clo el Papa o los obispos hablan, es Cristo que habla por su médio. Nosotros no lo veremos a El directztmente a la orilla cle nuestras pescaderías, clanclo órclenes. Pero I-ra deiado a SLIS representantes, y de elloS ha dicho: "El que a vOSotrOS os escgche, a Mí me escLlch¿I, pero el que a vosotros clesprecie, a Mí me clesprecia" (Lc 10, 16). En la famosa carta qLte sanJuan cle Avila escribió a san .lnan de Dios, Ie dice: 'En el apostolado hay que sujetarse al parecer de los sr,rperiores, y aunque nos parezca bueuo lo (ue estamos haciendo hay que consultar a quienes Dios pgso a clirigir su lglesia. Nuestro SeñorJesucristo eS mlly amigo de ta obediencia, yEl mismo obedeció a María yJosé par¿clarnos ejemplo cle qr-re si El mismo obedecía a los que ie eror-, inf'eriores, también nosotros debemos obedecer a los superiores". Cuando Pedro oyó: "Es el Señor", se puso el vestido de encima -pues estaba semidesnudo- y se lanz6 al mar" (S, Juan 21,7)- La ley iudía establecía que la acción de saludaf efa un acto religioso y pafa llevarlo a cabo había que estar vestido, pedro apé.ras tenía sobre sí su pantalón corto de pescador. Por eso antes de dirigirse a JesÚrs se ptlso sLl iúrnica de buen israelita, y se clirigió pre suroso a saludar de primero al Señor. Juan era el más puro y reconoció de primero al Maestro. Peclro era el más arriesgado y tuvo el gusto de ser el primero en salucl¿rrlo. Al saltar ttierraven que había unas brasas, un pez Sobre ella§ y pan 0n27, 9). El resucitado no era Llna .simple visión o alucinación. Una visión no enciencle fuego 3er. Domingo de Pascua . Ciclo C en la orilla cle nn lago, r'ri preparit brasas ni pan. Pr>r eso San Ignacio cle furtiociuízt, que es cle la iglesia rnás itntigua, escribe a sus cliscípulos: "Sé y esto,v segLlro cle clue.Jesúrs tenía Lur cuerpo, inclusive después cle la resurreccirin. Después cle la restrrrección comió y bebió con sLrs cliscípu- los como alguien clue tiene cLlerpo. Y les clijo: "Tóquenme y vean qlle soy Lln cuerpo y no un espíritll apareciclo". Sirnón Pedro sacó [a red a tierra, Ilena de ciento cincuenta y tres peces grancles" (lt't 21, 1 1). Sirn.Jerónimo clice que segúrn los estucliosos cle ese tiempo, en el mar había 153 clases cle pece s. Y c1r-re de esa nlanerr este núlmero simboliza el hecho cle c¡-re algún día los hombres cle tod,.>s l,r-.s países se reunirían enJes'-rcristo. C)tro santo antiguo ¿üirma que las naciones serían unAS 153 (y casi c:oir-rcide con las quetbrman ho,v la ()NII) / cllre esta pesca e s Llnir tigr-rra del futu«> cle la Iglesiu cle Cristo cloncle toclas las naciones clel munclo estaríal"l iLurtas en la red clel Divinr> Pescaclor para ser llev¿rclc>s :r la salvacirin. Fue Sirnón Pedro quien llevó la red a tierra. Es siempre y será, elVicario de Cristo el cpre clirija con mano fuerte y segLlra la obra de la salvación ), de las pescas espirituales en la Iglesia Universal. Y aún siendo tantos, no se rompió la red (Jn 2 1 , 1 I ). Los comentilristas dicen que la red que mantiene a todos sin romperse es la Iglesia, En ella hay sitio para toclas las personas de todas las naciones, Inclusive si entr¿rn toda.s l¿ls ge ntes clel mturclo, la Iglesia es lo strficientemente grancte para contenerlas.
  • 40. Este evangelio con slr estilo sutil nos estír clicienclo qne Ia Iglesia es bastante grarrde como para incluir en sus brazos a las gentes de todas las naciones. Nos habla cle la universalidad de la Iglesia. No hay exclusivismo en ella. Para ella todos son "peces grandes". Es el único sitio donde todos somos iguales. Allí no hay barreras de razas, clases sociales ni partidos. El abrazo de la Iglesia es t¿ln universal como el amor de Dios en Jesucristo. DijoJesús a Sirnón Pedro: *Simón, hijo deJuan: ¿me amzrs más que estos? Qn 21,l5). Esta es una escena que debe haber quedado grabada para siempre en la mente de Pedro. ¿Más que estos? No eran unos "cualquieras". Allí estaban Juan, el que amaba a Jesús mírs que a todo lo clemíts. Estaba Santiago, el que poco despr.rés iba a demos- trarde primero que pret'ería derramar tocla su s¿rngre ¿llttes que renLlnciar al amor de Cristo. Estaba Natan¿rel, el verdadero israelita, y Tomás. I¿ comparación era con gente de primera clase en el amor al Salvador. Pedro no se atreve a hacer comparaciones. Estima demasiado a sus compañeros para atreverse a decir que los supera en amor al Señor. Pero se siente s¿rtisfecho con atreverse ¿r decir: 'Señor, tu sabes que te amo", Ie dice éL "Señor, tu sabes que te amo". Le dice Jesús: "apacienta mis corderos 0n 21,15). Debemos tener en Cuenta Cuántas veces formuló Jesús la pregunta. Lo hizo tres veces. Y segúrn San Agustín había una razón para ello: Pedro negó al Señor tres veces y éste le dio la oportunidad de afirmar su amor otras tres 3er. Domingo de pascua o Ciclo C veces. con su inmensa bondacl, .lesúrs ctio a peclro Ia oportunidacl de borrar el recuerclo cle la triple negación mediante una triple declaración de Amor. ..Si me amas: apacienta mis corderos: Solo pocle_ mos demostrar que amamos a.[esírs amanclo a los clemírs e interesánclonos por su salvacion. El arnor es el ma,yor privilegio del mundo, pero ¿lcarre¿l también serias respon- sabilidades. Vuelve a decide por segunde-vezz..Simón, hijo deJuan, me amas?".Le dice éL .,Sí, Señor, tu sabes que te amo'. Le diceJesús. "Apacienta rnis ovejas" en 27, t7). L, examina acerca del arnor para clccir qué r.cspul)sii- biliclades le va a conferir. La Iglesia ha visto en Ia palabra "c:<)rclero" ¿l los simpres fieles, y'en la palabra 'ovejas" a los clirectivos o jet'es cle la cristiandacl. Era muy import¿lnte clue .[esús encomenclara a Pedro no solo el apacentar a los corcrerillos, sino también a las ovejas grandes. yel evangelio no anota este inciclente porque sí. Lo hace para mostrar a peclro (y a sus sucesores) como el gran pastor del pueblo de cristo. porclue segura- mente iban a venir las comparaciones. flnos pódían decir que Juan era más importante porque sus pensamientos eran más profundos. otros poclían ¿rfirmar que más impor- tante era Pablo porque viajó hasta los contjnes del munclo ganando prodigiosamente almas para cristo. Algunos pen- sarían que santiago por su venerable ancianidaá tenía que ser el jefe. Pero en este capítulo clel evangelio cristo señala a Pedro (y a su sucesor en cada época cle la historia) su lugar preciso: el primero, no solo respecto a los corderos, sino también respecto a las ovejas. 77