3. Ese concepto de arquitectura
moderna o arquitectura
contemporánea entendida como
algo estilístico y no cronológico, se
caracterizó por la simplificación de
las formas, la ausencia de ornamento y la
renuncia consciente a la composición
académica clásica, que fue sustituida por
una estética con referencias a las distintas
tendencias del
denominado artemoderno (cubismo, expresi
onismo, neoplasticismo, futurismo, etc.).
Pero fue, sobre todo, el uso de los
nuevos materiales como el acero y
el hormigón armado, así como la aplicación
de las tecnologías asociadas, el hecho
determinante que cambió la manera
de proyectar y construir los edificios o
los espacios para la vida y la actividad
humana.
7. La arquitectura occidental hereda sus
formas básicas de la griega. La inspiración
para crear edificios con estilo, proviene del
esplendor de la cultura helénica.
A partir del siglo quinto antes de Cristo y
durante seiscientos años, Grecia alcanza un
nivel de diseño y calidad arquitectónica que
conmueve a toda Europa. Constructores y
artistas vecinos admiran las creaciones de
sus pares griegos y adoptan de ellos un
punto común para concebir la estética de
sus edificios.
8. Durante los primeros dos siglos de nuestra
era nace la arquitectura clásica occidental.
Las construcciones de los Etruscos, pueblo
itálico anterior y contemporáneo a los
romanos, dan identidad a los edificios del
imperio que más adelante dominaría el
mundo. En el año 200 anterior a Cristo, los
griegos solicitan a los romanos una fuerza
que los proteja de conquistadores
Macedonios. Después de vencerlos, los
itálicos declaran la independencia del
pueblo griego, que sólo tres décadas más
tarde conquistan, como parte de su
camino para alcanzar el dominio de Asia
menor.
9. la arquitectura futurista se caracterizó en sus
inicios por el anti historicismo y largas líneas
horizontales que sugerían velocidad,
movimiento y urgencia. Entre los temas
predilectos de los futuristas se contaban la
tecnología e incluso la violencia. El
movimiento futurista fue fundado por el
poeta Filippo Tommaso Marinetti, que firmó
el Manifiesto del futurismo en 1909. El
movimiento atrajo a poetas, músicos y artistas
(como Umberto Boccioni, Giacom
Balla, Fortunato Depero y Enrico Prampolini) y
también a arquitectos, entre los que se
encontraba Antonio Sant'Elia, que, aunque
construyó poco, tradujo la visión futurista al
entorno urbano.