Discernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptx
Libros poéticos o sapienciales
1.
2. Señor Jesucristo,
Camino, Verdad y vida,
rostro humano de Dios
y rostro divino del hombre,
enciende en nuestros
corazones
el amor al Padre que está en
el cielo
y la alegría de ser cristianos.
3. Ven a nuestro encuentro
y guía nuestros pasos
para seguirte y amarte
en la comunión de tu
Iglesia,
celebrando y viviendo
el don de la Eucaristía,
cargando con nuestra cruz,
y urgidos por tu envío.
4. Danos siempre el fuego
de tu Santo Espíritu,
que ilumine nuestras
mentes
y despierte entre nosotros
el deseo de contemplarte,
el amor a los hermanos,
sobre todo a los afligidos,
y el ardor por anunciarte
al inicio de este siglo.
5. Ven Discípulos y misioneros
tuyos,
queremos remar mar adentro,
para que nuestros pueblos
tengan en Ti vida abundante,
y con solidaridad construyan
la fraternidad y la paz.
Señor Jesús, ¡Ven y envíanos!
María, Madre de la Iglesia,
ruega por nosotros.
Amén.
6.
7. Son llamados didácticos (por su enseñanza) o poéticos (por su
forma) o sapienciales (por su contenido espiritual). Son
denominados sapienciales, porque las enseñanzas e
instrucciones que Dios nos ofrece en ellos, forman lo que en el
Antiguo Testamento se llama Sabiduría, que es el fundamento
de la piedad.
8. Temer ofender a Dios nuestro
Padre, y guardar sus
mandamientos con amor filial,
esto es el fruto de la verdadera
sabiduría. Es decir, que si la
moral es la ciencia de lo que
debemos hacer, la sabiduría es el
arte de hacerlo con agrado y con
fruto.
«A su palabra el agua se detuvo como una
masa,a su voz se formaron los
depósitos de las aguas»
(Eclo. 39, 17)
9. Su tema es la reflexión, la
prudencia, el estudio, la
oración, las enseñanzas morales
y religiosas que tienden a
dirigir la vida individual:
indagan sobre la naturaleza del
hombre y meditan sobre el
misterio de Dios.
Sus autores son considerados
como «sabios».
10.
11. Job, un varón justo y temeroso de
Dios, está acosado por
tribulaciones de tal manera que,
humanamente, ya no puede
soportarlas. Sin embargo, no
pierde la paciencia, sino que
resiste a todas las tentaciones de
desesperación, guardando la fe en
la divina justicia y providencia
( Cf. Jb 2,10) , dando un bello
mensaje sobre el dolor.
12. El autor inspirado que
compuso el poema, reuniendo
en forma sumamente artística
las tradiciones acerca de
Job, vivió en una época, en la
cual la literatura religiosa
estaba en pleno
florecimiento, es decir, antes
del cautiverio babilónico.
13. No es de negar que el estilo
del libro tiene cierta
semejanza con el del
profeta Jeremías, por lo
cual algunos consideran a
éste como autor, aunque
está claro que Jeremías es
posterior y reproduciría
pasajes de Job.
14. Job, cubierto de
llagas, insultado por sus
amigos, padeciendo sin
culpa, y presentando a Dios
quejas tan desgarradoras
como confiadas, es imagen de
Jesucristo, y sólo así podemos
descubrir el abismo de este
Libro que es una maravillosa
prueba de nuestra fe.
15. El libro posee 42 capítulos distribuidos en cuatro partes:
1. Prólogo: felicidad y prosperidad de Job: 1-2
2. El diálogo con tres ciclos de discursos: 3-27
Primer ciclo de discursos: 3-14
Segundo ciclo de discursos: 15-21
Tercer ciclo de discursos: 22-27
Intermedio: elogio de la sabiduría: 28
Conclusión del diálogo: 29-31
3. Los discursos de Elihú: 32-37
4. Los discursos de Yahveh: 28-42
Epílogo: 42, 7-16
16. Este libro es una colección preciosa
de himnos y canciones
sagradas, con los cuales el
Pueblo de Dios entonaba
alabanzas al Señor, le tributaba
acciones de gracias y le
imploraba misericordia en sus
fallas y necesidades.
En ellos existe un rico contenido de
las obras y sucesos grandes que
el Señor venía haciendo en el
pueblo hebreo.
17. Los epígrafes, aunque no hayan formado parte del texto primitivo, son
antiquísimos; de otro modo no los pondría la versión griega de los
Setenta. Según éstos, el principal autor del Salterio es David; siendo
atribuidos al Real Profeta, en el texto latino, 85 Salmos, 84 en el
griego y 73 en el hebreo. A más de David, se mencionan como autores
de Salmos: Moisés, Salomón, Asaf, Hemán, Etán y los hijos de Coré.
18. Se ha dicho que los Salmos son
como un resumen de toda la
Biblia: historia y profecía,
doctrina y oración. En ellos
habla el Espíritu Santo y nos
enseña lo que hemos de pensar,
sentir y querer con respecto a
Dios, a los hombres y a la
naturaleza, y también nos
enseña la conducta que más nos
conviene observar en cada
circunstancia de la vida.
19. A veces el divino Espíritu nos habla
aquí con palabras del Padre
celestial; a veces con palabras del
Hijo. En algunos Salmos, el
mismo Padre habla con su
Hijo, como nos lo revela San
Pablo respecto del sublime
Salmo 44 (Hb. 1, 8; Sal 44, 7s.);
en otros muchos, es Jesús quien
se dirige al Padre.
Sorprendemos así el secreto del
Amor infinito que los une, o sea
los secretos más íntimos de la
Trinidad,
20. y vemos anunciados, mil años antes
de la Encarnación del Verbo:
los misterios de Cristo doliente
(Sal 21; 34; 39; 68, etc.) y los
esplendores de su triunfo (Sal 2;
44; 67; 71; 109, etc.);
la historia del pueblo
escogido, con sus ingratitudes
(Sal 104-106); sus pruebas (Sal
101; 117, etc.);
el grandioso destino deparado a
él, y a la Iglesia de Cristo (Sal 64;
92-98), etc.
21. Todo el Salterio consta de 150 salmos divididos en el texto hebreo en
cinco libros, así:
1. Primer libro: Salmos 1-40
2. Segundo libro: Salmos 41-71
3. Tercer libro: Salmos 72-88
4. Cuarto libro: Salmos 89-105
5. Quinto libro: Salmos 106-150
22. No es preciso decir que el género
literario de los Salmos es el
poético. La poesía hebrea no
cuenta con rima ni con metro en
el sentido riguroso de la
palabra, aunque sí con cierto
ritmo silábico; mas lo que
constituye su esencia, es el ritmo
de los
pensamientos, repitiéndose el
mismo pensamiento dos y hasta
tres veces. Llámese este sistema
simétrico de frases paralelismo
de los miembros.
23. Los salmos van enunciados por un
número., tanto en la Biblia
hebrea, como en la griega y
vulgata, sin embargo a partir del
salmo 9, las dos últimas adoptan
una numeración distinta hasta el
salmo 147. Por tal
motivo, algunas biblias católicas
señalan un numero inferior que
el de las biblias usadas por los
protestantes.
24. El Libro de los Proverbios debe su nombre al versículo 1, 1, donde se
dice que su contenido constituyen las "parábolas" o "proverbios" de
Salomón. Sin embargo, ni el hombre de parábola, ni el de proverbio,
corresponde al hebreo "maschal" (plural meschalim).
La Sagrada escritura llama maschal no sólo a las parábolas o
semejanzas, sino más bien a todos los poemas didácticos, y en
particular a las sentencias y máximas que encierran una enseñanza.
25. El autor del Libro, con
excepción de los apéndices, es,
según los títulos (1, 1; 10, 1; 25,
1), el rey Salomón, quien en
sabiduría no tuvo igual,
atribuyéndole la Sagrada
Escritura "3.000 sentencias y 1.005
canciones". Los apéndices podrían
ser de Agur y Lemuel.
Los exégetas creen que la última
redacción del libro se hizo en
tiempos de Esdras.
26. El Libro de los Proverbios no
es un código de
obligaciones, sino un tratado
de felicidad. Dios no habla
para ser obedecido como
déspota, sino para que le
creamos cuando nos
entrega, por boca del más
sabio de los hombres, los más
altos secretos de la Sabiduría
(en hebreo jokmah).
27. Se trata de una sabiduría
eminentemente práctica, que
desciende a veces a los
detalles, enseñándonos aún, por
ejemplo:
a evitar las fianzas imprudente
(cf. 6, 1 y nota; 17, 18);
a desconfiar de las fortunas
improvisadas (13, 11; 20, 21); del
crédito (22, 7) y de los hombres
que adulan o prometen grandes
cosas (20, 19);
a no frecuentar demasiado la
casa del amigo, porque es propio
de la naturaleza humana que él se
harte de nosotros y nos cobre
odio (25, 17).
28. La sabiduría de la Sagrada
Escritura es inspirada por Dios, lo
cual implica su inmenso valor.
Porque no es ya sólo dar fórmulas
verdaderas en sí mismas, que
pueden hacer del hombre el autor
de su propia felicidad, a la manera
insensible; sino que es como
decir:
Yo tu Dios, que soy también tu
amantísimoPadre, me obligo a hacerte
feliz, comprometiendoen ello todami
omnipotencia.
29. De ahí el carácter y el valor
eminentemente religiosos de
este Libro, aun cuando no
habla de la vida futura sino de
la presente, ni trata de
sanciones o premios eternos
sino temporales. Los
Proverbios son para la vida
práctica.
La nota clave de este libro está
en esta frase: “El temor de Dios
es el principio de la sabiduría”
30. El libro de los Proverbios contiene solamente 550, cuarenta de las
cuales repetidas casi textualmente. Puede dividirse en cinco partes:
1. Elogio de la Sabiduría: 1-9.( “Hijo mío”)
2. Colección de Proverbios: 10-22.
3. Dichos de sabios, cuyo origen no se puede precisar: 22-24
4. Segunda colección de proverbios de Salomón: 25-29. (Ezequías)
5. Adiciones diversas a la recopilación primitiva, o apéndice: 30-31
Palabras de Agur: 30
Palabras de Lemuel: 31, 1-9
Poema acróstico o alabanza de la mujer fuerte: 31, 10-31
31. En hebreo se le denomina Qohélet, significa predicador, o sea el que
habla en la Iglesia o Asamblea; nombre que corresponde por todos
conceptos a su contenido, porque predica en forma de sentencias y
consejos, en prosa y verso, la vanidad de las cosas creadas.
Se llama a este libro Eclesiastés porque llegó a ser un libro muy leído
en la Iglesia cristiana primitiva, pero los biblistas continúan sin
resolver el misterio de este nombre.
El autor del libro habla, desde el título, como hijo de David, por lo cual
las tradiciones judía y cristiana, que siempre reconocieron su
canonicidad, lo atribuyeron a Salomón.
32. Aunque se debe admitir que ciertos
pasajes podrían ser de una época
posterior a Salomón (p. ej. las
referencias sobre la tiranía de los
reyes, la corrupción de los
magistrados, la opresión de los
súbditos). Señalan, además, que el
lenguaje y el estilo no son los del
tiempo salomónico.
Numerosos exégetas católicos
piensan que el autor se sirvió del
nombre de "hijo de David" sólo con
el fin de dar más realce a la obra, y
fijan la composición del Eclesiastés
entre los años 300-200 a. C.
33. Podemos admitir la posibilidad de esta fecha, puesto que el Libro
Sagrado no se presenta como escrito por Salomón, sino por un autor
anónimo que nos refiere dichos del sabio rey. No dice, en efecto: yo, el
hijo de David, sino que pone como título:
Palabras del Eclesiastés (Predicador), hijo de David, rey de Jerusalén
(1, 1)
y empieza mencionándolo en tercera persona:
"Dijo el Eclesiastés" (1, 2), para hacerlo hablar luego en primera
persona (1, 12 ss.).
No hay, pues, pura ficción en el autor de este divino Libro del
Eclesiastés, sino que, reconociendo su inspiración
sobrenatural, debemos creer que quiere transmitirnos las palabras y
sabiduría de Salomón, tal como lo hicieron con Cristo los escritores del
Nuevo Testamento, aun aquellos que no lo habían escuchado
directamente.
34. El Eclesiastés más que un libro
ordenado, es un carné de notas
donde el maestro de sabiduría ha
ido escribiendo durante un periodo
difícil de fijar, pero quizá largo, sus
reflexiones, y no se tiene la misma
idea de las cosas todos los días.
Hay en él expresiones claves como:
vanidad, interés, pena, trabajo,
preocupación bajo el sol, alegría,
felicidad, placer…
Es la confesión o el grito de un
hombre que después de haber
gozado todo lo que pudo, alcanza a
ver la realidad de lo fugaz que es la
vida y acaba odiando esta misma
vida.
35. Los 12 capítulos que contiene este libro pueden dividirse en dos partes:
1. Vanidades terrenales: 1-6, se tratan los temas del trabajo, el saber, el
placer, la riqueza, la vida, los esfuerzos humanos, las vicisitudes
humanas, la buena fama, etc.
2. Sabiduría práctica: 7-12, se tratan también temas muy interesantes y
prácticos, como el de la paciencia, el temor de Dios, la
obediencia, etc.
Los hebreos dividían los libros sagrados en tres grupos: La Torah (Ley);
los Nebiyim (Profetas) y los Ketubim (Hagiógrafos). A este tercer
grupo pertenece el Eclesiastés, que era contacto también entre los
cinco Meghillot, o sea libros pequeños que se escribían en rollos
aparte, para uso litúrgico.
36. El título "Cantar de los Cantares" (en hebreo SchirHaschirim) equivale,
en el lenguaje bíblico, a un superlativo como:
"vanidad de vanidades" (Eclesiastés 1, 2),
“el más bello de los poemas”;
Rey de Reyes y Señor de Señores" (Apoc. 19, 16), etc., y quiere decir
que esta canción es superior a todas.
"El Alto Canto" se le llama en alemán; en italiano "La Cántica" por
excelencia, etc.
37. Los expositores antiguos
miraron siempre como autor
del libro al rey Salomón cuyo
nombre figura en el título:
"Cantar de los Cantares de
Salomón" y fue respetado por
el traductor griego. La Vulgata
no pone nombre de autor, y
diversos exégetas católicos
remiten la composición del
Cantar a tiempos posteriores a
Salomón.
38. El Cantar de los Cantares
posee una particularidad: no
aparece la palabra “Dios”; lo
que hizo dudar a muchos
biblistas sobre su canonicidad.
Sin embargo, parece se que
Cristo y sus discípulos lo
reconocieron como tal, y en Mt
25, 1-10, la parábola de las diez
jóvenes o doncellas nos
recuerda el lenguaje del Cantar
de los Cantares.
39. Intervienen en el "Cantar de los
Cantares", mediante diálogos y a
veces en forma dramática, la
Esposa (Sulamita) y el
Esposo, denominados también en
ocasiones hermano y hermana.
Aparecen además otros personajes:
los "hermanos", las "hijas de
Jerusalén", etc., que forman algo así
como el coro de la antigua tragedia
griega.
La manera en que se tratan el
Amado y la Amada muestra
claramente que no son simples
amantes, porque entre los israelitas
solamente los esposos podían
tratarse tan estrechamente.
40. Los comentadores bíblicos afirman que este libro es imagen de:
las relaciones de Yahvéh con su esposa Israel,
a las de su Hijo Jesús, espejo perfectísimo del Padre (Hb. 1, 3), con la
Iglesia que El fundó, y con cada una de las almas que la forman, en su
peregrinación actual en busca del Esposo (cf. 4, 7; 3, 3; 5, 6);
en la misteriosa unión anticipada de la vida eucarística
(cf. 2, 6);
y finalmente en su bienaventurada esperanza
(cf. 1, 1; 8, 13s; Tt 2, 13);
cuya realización anhela ella desde el principio con un que no es
sino el que repetimos cada día en el Padre Nuestro enseñado por el mismo
Cristo, y el que los primeros cristianos exhalaban en su oración que desde el
siglo primero nos ha conservado la "Didajé" o "Doctrina de los doce
Apóstoles":
41. Este libro contiene ocho capítulos, distribuidos así:
1. Reunión de los amantes: 1-2, 7
2. Cantode la Sulamita:2, 8-3. 5
3. Esponsalesreales: 3, 6-5, 1
4. El amor perdidoy hallado:5, 2-6, 9
5. Cánticode Salomón:6, 10-8, 4
6. La vida unida: 8, 5-14
42.
43. El libro de la Sabiduría fue escrito
en griego y pertenece, por tanto, a
los Libros deuterocanónicos de la
Biblia. Fue compuesto
probablemente no en Palestina
sino en Egipto, donde había
muchos judíos que ya no
comprendían el hebreo, y por
consiguiente usaban los Libros
Santos en lengua griega.
El texto griego señala como autor
al rey Salomón; no así la Vulgata,
la cual no pone nombre de autor.
44. La opinión de que el Libro
fuese escrito por Salomón fue
abandonada ya en los primeros
siglos, y esto con toda razón.
Ahora bien, como Salomón
aparece hablando en los
capítulos 7, 8 y 9, nada impide
que miremos esas palabras
como propias del sapientísimo
rey y trasmitidas
posteriormente.
45. El verdadero
autor, desconocido, debió de ser
un varón piadoso que buscaba
consuelo en la contemplación de
los misterios de Dios, y parece
que se propuso fortalecer a las
víctimas de una persecución, para
lo cual el Libro es de una
inspiración incomparable.
46. El tiempo de la composición
no ha de fijarse antes del año
300 a. C. Lo más probable es
que se escribiera hacia el año
200 a. C.
A esta conclusión llegan los
exégetas en atención a que el
libro fue compuesto en
griego, y que es uno de los
libros más esencialmente
sobrenaturales de la
Escritura, como vemos por su
altísima teología que parece un
anticipo del Nuevo
Testamento.
47. El Libro de la Sabiduría forma
juego con los libros de los
Proverbios y Eclesiastés.
Trata de la Sabiduría, pero
presentándola no ya como aquél
-en forma de virtud de orden
práctico que desciende al detalle
de los problemas temporales-, ni
tampoco, según hace éste, como
un concepto general y
antihumanista de la vida, en sí
misma, sino como una sabiduría
toda espiritual y sobrenatural,
verdadero secreto revelado
amorosamente por Dios.
48. Más que otros libros del
Antiguo Testamento, tiene
éste por objeto inculcar a los
reyes y dirigentes la noción de
su cometido, su alto destino y
su tremenda responsabilidad
ante Dios, y a todos la
admiración y el amor de la
sabiduría,
la cual aparece dotada de
personalidad y atributos
divinos, como que no es sino
el Verbo eterno del Padre, que
había de encarnarse por obra
del Espíritu Santo para
revelarse a los hombres.
49. Los 19 capítulos del libro de pueden distribuir en 3 partes:
1. La sabiduría divina se ha manifestado por el destino final de los
justos e impíos: 1-5.
Condición para adquirir la sabiduría: 1
Raciocinio de los impíos: 2-5
2. El seudo-Salomón describe la sabiduría: 6-9
Origen, naturaleza, acción y medios.
3. La sabiduría divina actúa en la historia: 10-19
De Adán a Moisés: 10
Paciencia de Dios con los cananeos: 12
Locura de los idólatras: 13-14
Sabiduría de Israel, fiel al único Dios: 15ss.
50. El nombre de este libro: "El Eclesiástico", es debido al constante uso
que de él se hacía en la Iglesia, especialmente en la instrucción del
pueblo y de los catecúmenos que iban a ser bautizados.
Basta, pues, este nombre para mostrarnos el aprecio que la Iglesia tenía
de su utilidad como arsenal de doctrina y de piedad; y para darnos
idea de lo familiarizados que estaban los fieles en los tiempos de fe,
con el conocimiento de este divino tesoro de sabiduría.
El nombre de "Libro de Jesús, hijo de Sirac", o "Sabiduría de Sirac", le
viene de su autor Jesús (Josué), descendiente de un cierto Sirac
(50, 29) que vivía en Palestina al comienzo del siglo II a. C.
51. El libro fue, pues, escrito por los
años 200-170 a. C.
San Jerónimo conocía todavía el
texto hebreo, pero poco después éste
se perdió. Recién en nuestros
días, en 1896-1900, fue hallado en
una sinagoga de El Cairo un
manuscrito que contiene más de la
mitad del texto hebreo.
Ello muestra, por otra parte, que este
Libro deuterocanónico, aunque no
forma parte del canon judío, fue
tenido siempre en grande estima por
Israel, cuyos maestros lo citan hasta
hoy como fuente de suma autoridad.
52. El objeto del Eclesiástico es
enseñar la sabiduría, es decir, las
reglas para hallar la felicidad en la
vida de amistad con Dios.
De ahí que se le ha llamado
"tratado de ética a lo divino", es
decir, expuesto no en forma
sistemática sino con esa
pedagogía sobrenatural que San
Pablo llama: "mostrar el espíritu y
la virtud" de Dios (I Cor. 2, 4),
53. Para ilustrar su doctrina, recorre
finalmente el autor en los capítulos
44-50 la historia del pueblo
escogido, presentándonos con
elogio los varones sabios y justos
desde Abraham hasta Simón, hijo
de Onías.
Termina con una oración y una
maravillosa exhortación para que
todos aprendan y aprovechen de la
sabiduría que a todos se brinda
gratuitamente para saciar la sed del
corazón.
54. Posiblemente el autor Ben Sirá compuso este libro con sus 51 capítulos
en tres etapas:
1. Primera recopilación: 1-24.
Introducción general sobre la sabiduría: 1-3
La sabiduría instruye a sus hijos: 4-5
Buscar la sabiduría y rechazar el mal: 6-7
Prudencia en las relaciones: 8-9
Reflexiones sobre el poder, la riqueza, la felicidad: 10ss.
2. Segunda recopilación: 25-33.
Matrimonios felices y desgraciados.
Negocios y relaciones humanas: 27-30
Cuestiones de educación: 30ss.
55. 3. Tercera recopilación: 33-50.
Autoridad del Padre: 33-36
Sufrimientos humanos y muerte: 40-41
La sabiduría en la historia de su pueblo: 42-50
56. MIRANDA J.M. Lecciones Bíblicas. 23ª. ed. San Pablo. Bogotá:
2010, pp. 137-148.
www.aciprensa.com
es.catholic.net/conocetufe/804/.../articulo.php?id
www.autorescatolicos.org/thomaskevinkraft20.pdf
www.auladebiblia.com/at/tema9/tema9.html
www.serviciocatolico.com/files/tema_7.htm
http://es.catholic.net/sapienciales-libros/
http://rsanzcarrera2.wordpress.com/2007/06/04/libros-sapienciales-
y-poeticos-del-at/
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