Tema 4 LA ULTIMA ARCA MAS ALLA DE LA OPCIONES QUE EL MUNDO DApdf
Santiago y la lucha de clases sociales parte 1
1. Santiago y la lucha de clases sociales (parte 1)
Autor:Paulo Arieu
A) Introducción
1. Situación actual
La pobreza es uno de los problemas más graves del mundo moderno, que aumenta a nivel
mundial y se extiende incluso en países ricos, como Alemania. Actualmente, en los países del sur
de Europa (España, Grecia), el empobrecimiento desencadenado por la deuda y la crisis
financiera es dramático. A través de los medios de comunicación nos damos cuenta que gracias
al modelo económico capitalista neo-liberal que hoy en día rige el mundo, una gran mayoría de
personas se hunde en la pobreza rápidamente mientras una minoría se enriquece
progresivamente. La riqueza del 1% es casi superior a la del 99%:
La riqueza acumulada del 1% de los habitantes más ricos del planeta está hoy a punto de
superar la poseída por el 99% restante. En los países desarrollados, los salarios no han cesado
de estancarse o de disminuir desde hace un cuarto de siglo, obligando a los asalariados a
endeudarse cada vez más para conservar su nivel de vida, con los resultados que sabemos.[0]
2. Bernie Sanders, el “socialista democrático” que aspira a contender por la Casa Blanca
abanderado por el Partido Demócrata, ha dicho recientemente que la democracia en este
país (EE.UU).ha sido secuestrada por la “clase multimillonaria”.[1]
2. Israel
Es importante que como Iglesia, recordemos que la pobreza es un problema actual
profundamente social; pero además, también es un problema profundamente teológico y en las
escrituras encontramos muchas referencias importantes,no solo en el nuevo testamento sino
también en el A.T.
a) La Torah
En la Biblia leemos que la lucha de clases sociales no comenzó en la época novotestamentaria
sino que muchas veces hubo conflicto en Israel con los pobres. La Torah disponía que los
sacrificios religiosos realizados por los pobres debían ser más económicos que los llevados a
cabo por los ricos (Lev. 12: 6, 8;Lucas 2:24). Dado que el Dios de Israel es un Dios de los
pobres, vemos que Moisés esperaba alcanzar una sociedad sin pobres (“no debería haber
ningún pobre junto a ti, porque Yahvé te bendecirá en la tierra que Yahvé, tu Dios te da en
herencia”, Deut. 15:4). Sin embargo, y en contraste con el contexto de la misma ley, viene la
constatación realista: “Ciertamente nunca faltarán pobres en este país” (Deut.
15.11). Obviamente, esto sucedería siempre que el pueblo escuchase la voz de su Dios y
cumpliera sus mandamientos.
b) En los profetas de Israel
Desatender estas disposiciones aparece con graves consecuencias prometidas no sólo en la Torah
(Deut. 11:26-28; Deut. 30:15-20) sino también en los profetas como una vía directa a la
desgracia nacional (Amós 2: 6-8; Amós 8:4ss; Miq. 2:2,9).
3. c) En los salmos
En el Salmo 82, en forma irónica, se describe con tonos míticos una reunión de dioses. El Dios
de Israel reta a los dioses de los pueblos a ayudar a los pobres y, como no pueden, dejan de ser
dioses. Es que solo puede pretender ser el Dios verdadero aquél que está de parte de los pobres.
3. En la epístola de Santiago.
Pero a pesar de todas estos mandamientos dados al pueblo de Israel, vemos en Santiago que los
ricos judíos seguían oprimiendo a los pobres. Oprimian los ricos a los pobres, a pesar de que
ellos como nación recordarían seguramente cada Pascua cuando habían salido de Egipto y como
Dios les había dado gracia para despojar de sus riquezas a los egipcios que los habían oprimido
por 4 siglos en Egipto (Ex. 12:35-36).Pero los judíos tenían fuertes tendencias a olvidarse
rápidamente del Dios que los rescató de Egipto (Num. 11:18).
Santiago escribe una carta epistolar a las 12 tribus de Israel dispersas por toda Asia Menor. En su
comentario bíblico, el teólogo William Barclay comenta que
no cabe duda que habría problemas sociales en la Iglesia Primitiva. La Iglesia primitiva era el
único lugar del mundo antiguo en el que no existían diferencias. Seguramente que al principio
tiene que haber habido alguna timidez inicial cuando el amo se sentaba en el mismo banco que
su esclavo, o cuando llegaba el amo y se encontraba que era su esclavo el que estaba dirigiendo
el culto y administrando los sacramentos. La sima entre el esclavo -que para la ley no era más
que una herramienta viva- y el amo era tan profunda que causaría problemas por los dos lados.
Además, en sus principios la Iglesia era predominantemente pobre y humilde; y por tanto, si un
rico se convertía e incorporaba a la comunión fraternal, existiría la tentación de darle
importancia y tratarle como un trofeo especial del Señor.[2]
4. Barclay también comenta acerca de las costumbres sociales y judiciales de esa época y nos dice
que en la sociedad en la que vivía Santiago “el rico vivía del pobre y el pobre de su trabajo”…
Pero además
los ricos oprimían a los pobres. Los arrastraban a los tribunales, probablemente por deudas. En
el límite inferior de la escala social la gente era tan pobre que a duras penas podía vivir, y los
prestamistas eran abundantes y despiadados. En el mundo antiguo existía la costumbre del
arresto sumario. Si un acreedor se encontraba con un deudor en la calle, le podía agarrar por el
cuello de la ropa, casi ahogándole, y llevarle a rastras literalmente al tribunal. Eso era lo que
los ricos hacían con los pobres. No tenían compasión; querían hasta el último céntimo. [3]
Conclusión
No hay dudas que había una lucha de clases en el mundo de la epístola de Santiago y la situación
del pobre era caótica.El rico abusaba socialmente del pobre y las injusticias sociales eran
comunes. En esta serie de artículos comentaré como en la epístola de Santiago se critica
la discriminación de clases sociales y el peligro de hacer favoritismo a favor de los ricos y en
prejuicio de los pobres.Recordemos que “no es la riqueza lo que condena Santiago, sino la
conducta de los ricos despiadados”[4] y que, como dijo Publio Siro, escritor latino de la antigua
Roma: “el dinero es tu esclavo si sabes emplearlo; tu amo si no sabes”.
Dios le bendiga y un fuerte abrazo!
Continúa…
Notas
[0] http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=5142