1. Era realmente hermoso
poder contar con una
compañía de hermanos,
que por amor te corrigen,
o f r e c i é n d o t e u n
acompañamiento hondo;
esa forma de amor que se
llama corrección fraterna.
Reflexionando sobre la
c a l i d a d h u m a n a q u e
suponía vivir así, los
discípulos se preguntaron:
sí, perdonar, pero ¿cuánto
tiempo, cuántas veces, con
quiénes? “Acercándose
Pedro a Jesús le preguntó:
si mi hermano me ofende,
¿cuántas veces le tengo
que perdonar? ¿hasta siete
veces?” (Mt 18,21).
No se trataba de limitar el
ejercicio de un amor que se
abre al perdón, sino de
comprender la novedad de
la propuesta de Jesús.
Porque tanta gente vivía
con la “ley del talión”: ojo
por ojo y diente por diente,
que ponía un límite a la
venganza, sin causar más
daño del que a nosotros
nos han podido causar. Y
por extraño que parezca
esta ley protegía a los
culpables del peligro de un
abuso desmedido a la hora
de penalizar sus errores.
Al proponer Jesús su
novedad en un asunto tan
cotidiano como el perdón,
no les repetirá una ley que,
como la del talión, nace
como control abusivo de la
venganza, sino que Jesús
propone una ley que nace
de la abundancia del amor,
capaz de provocar el
estupor: “no te digo hasta
siete veces –que era ya
mucho en la simbología
numérica hebrea–, sino
h a s t a s e t e n t a v e c e s
siete”,es decir, siempre.
Jesús pondrá una breve
parábola en la que quedaba
manifiesta la insuficiencia
de todas las leyes del
t a l i ó n , q u e s i e m p r e
generan inhumanidad,
insolidaridad, una justicia
chata y pobre, porque no
tiene corazón. Entonces
J e s ú s p r o p o n e u n a
modalidad extrema de
perdón, como extremado
fue también su mismo
amor. A la pregunta inicial
de Pedro: “¿cuántas veces
tengo que perdonar a mi
h e r m a n o ? ” , e l S e ñ o r
responderá: tantas como
Dios te ha perdonado a ti,
es decir, siempre.
Los que andan midiendo
los perdones, los que son
proclives a la sanción pura
y dura, los que “perdonan
pero no olvidan”..., no
entenderán la propuesta
de Jesús: perdonar así
como somos perdonados
[…], tratar a los otros tal
c o m o D i o s n o s t r a t a
siempre. Por eso, la gran
pregunta no es saber hasta
dónde puede llegar nuestra
generosidad perdonadora,
sino cuánta experiencia
tenemos de haber sido
perdonados por el Señor.
¿No necesita nuestro
mundo fratricida que entre
en sus calles sople un aire
fresco de esperanza que
v e n g a v e n t i l a d o p o r
q u i e n e s s e s a b e n
perdonados por Dios, por
q u i e n e s h a n
e x p e r i m e n t a d o s u
misericordia, y que por lo
tanto, al igual que el Señor,
también ellos perdonen de
corazón?
Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo
Año 13, nº 671 - 17 de septiembre de 2017
“El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda”
EL PÚLPITO
PARROQUIA DE NTRA. SRA. DE LA MEDALLA MILAGROSA
EL PUERTO DE SANTA MARÍA (CÁDIZ)
San Roberto Belarmino
Domingo 24º del Tiempo Ordinario
Un perdón desmedido
2. PRIMERA LECTURA
(Eclo 27, 33 - 28, 9)
“¿Cómo puede un hombre guardar
rencor a otro y pedir la salud
al Señor?”
El furor y la cólera son odiosos; el
pecador los posee. Del vengativo se
vengará el Señor y llevará estrecha
cuenta de sus culpas. Perdona la
ofensa a tu prójimo, y se te
perdonarán los pecados cuando lo
pidas. ¿Cómo puede un hombre
guardar rencor a otro y pedir la
salud al Señor? No tiene compasión
de su semejante, ¿y pide perdón de
sus pecados? Si él, que es carne,
conserva la ira, ¿quién expiará por
sus pecados? Piensa en tu fin, y cesa
en tu enojo; en la muerte y
c o r r u p c i ó n , y g u a r d a l o s
mandamientos. Recuerda los
mandamientos, y no te enojes con tu
prójimo; la alianza del Señor, y
perdona el error.
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 102, 1-4.9-12)
R: El Señor es compasivo y
misericordioso, lento a la ira y rico
en clemencia.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides su beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen
nuestros pecados
ni nos paga
según nuestras culpas. R.
Como se levanta el cielo
sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros
nuestros delitos. R.
SEGUNDA LECTURA
(Rm 14, 7-9)
“En la vida y en la muerte somos
del Señor”
Hermanos: Ninguno de nosotros vive
para sí mismo y ninguno muere para
sí mismo. Si vivimos, vivimos para el
Señor; si morimos, morimos para el
Señor; en la vida y en la muerte
somos del Señor. Para esto murió y
resucitó Cristo: para ser Señor de
vivos y muertos.
SANTO EVANGELIO
(Mt 18, 21-35)
“Señor, si mi hermano me ofende,
¿cuántas veces le tengo que
perdonar?”
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y
preguntó a Jesús: “Señor, si mi
hermano me ofende, ¿cuántas veces
le tengo que perdonar? ¿Hasta siete
veces?” Jesús le contesta: “No te
digo hasta siete veces, sino hasta
setenta veces siete. Y a propósito de
esto, el reino de los cielos se parece a
un rey que quiso ajustar las cuentas
con sus empleados. Al empezar a
ajustarlas, le presentaron uno que
debía diez mil talentos. Como no
tenía con qué pagar, el señor mandó
que lo vendieran a él con su mujer y
sus hijos y todas sus posesiones, y
que pagara así. El empleado,
arrojándose a sus pies, le suplicaba
diciendo: “Ten paciencia conmigo, y
te lo pagaré todo”. El señor tuvo
lástima de aquel empleado y lo dejó
marchar, perdonándole la deuda.
Pero, al salir, el empleado aquel
encontró a uno de sus compañeros
que le debía cien denarios y,
agarrándolo, lo estrangulaba,
diciendo: “Págame lo que me debes”.
El compañero, arrojándose a sus
pies, le rogaba diciendo: “Ten
paciencia conmigo, y te lo pagaré”.
Pero él se negó y fue y lo metió en la
cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido,
quedaron consternados y fueron a
contarle a su señor todo lo sucedido.
Entonces el señor lo llamó y le dijo:
“¡Siervo malvado! Toda aquella
deuda te la perdoné porque me lo
pediste. ¿No debías tú también tener
compasión de tu compañero, como
yo tuve compasión de ti?” Y el señor,
indignado, lo entregó a los verdugos
hasta que pagara toda la deuda. Lo
mismo hará con vosotros mi Padre
del cielo, si cada cual no perdona de
corazón a su hermano”.
“El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda”
Parroquia de Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa. C/Federico García Lorca, s/n. Apdo. de correos, 164. 11.500 El Puerto de Santa María. Tlfno: 956 85 65 61.
Tiempo de oración
Lecturas de la próxima semana
(4ª semana del salterio)
Lunes 18: San José de Cupertino
1Tim 2, 1-8; Sal 27, 2.7-9; Lc 7, 1-10
Martes 19: San Jenaro
1Tim 3, 1-13; Sal 100, 1-6; Lc 7, 11–17
Miércoles 20: San Andrés Kim
1Tim 3, 14-16; Sal 110, 1-6; Lc 7, 31-35
Jueves 21: Fiesta de San Mateo, apóstol
Ef 4, 1-7.11-13; Sal 18, 2-5; Mt 9, 9-13
Viernes 22: Santos Mauricio y Emérita
1Tim 6, 2c-12; Sal 48, 6-10.17-20; Lc 8, 1-3
Sábado 23: Santos Zacarías e Isabel
1Tim 6, 13-16; Sal 99, 2-5; Lc 8, 4-15
Domingo 24: Ntra. Sra. de la Merced
Is 55, 6-9; Sal 144, 2-3.8-9.17-18; Flp 1, 20c-24.27a;
Mt 20, 1-16
Envíe sus aportaciones a hojaparroquialmilagrosa@yahoo.es
Visita el blog de la parroquia:
http://www.parroquiadelamedallamilagrosa.blogspot.com.es
Dios, que por la boca de tu bendito Hijo llamaste a
Mateo del banco de los tributos, para que de
publicano se convirtiese en apóstol y evangelista,
danos gracia para renunciar a toda avaricia y
desordenado deseo de riquezas y para seguir al
mismo Jesucristo, tu Hijo, que en unidad del Espíritu
Santo, vive y reina contigo eternamente. Amén.